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Servicio diario -
01 de enero de 2005


Santa Sede
Desvelo espiritual y material del Papa por las víctimas de los maremotos asiáticos
«Vencer al mal con las armas del amor», llamamiento del Papa al comenzar el año
Juan Pablo II concluye el año dando gracias a Dios y rezando por las víctimas en Asia
Dolor de Juan Pablo II por la muerte de 175 jóvenes en una discoteca de Buenos Aires
Muerte violenta de al menos 15 misioneros católicos en 2004
El Papa acogió en 2004 en el Vaticano a más de dos millones de peregrinos

Mundo
Cuarenta mil jóvenes reunidos por Taizé en Lisboa rezan por las víctimas en Asia

Entrevista
«El amor convierte el dolor en gozo»

«Ángelus»
Cristo, fundamento de los deseos de paz para el año que comienza

Documentación
Juan Pablo II: El desafío de la paz, «vencer al mal con las armas del amor»
Homilía del Papa en el «Te Deum» de acción de gracias por el año 2004

Mensaje a nuestros lectores
Zenit regresa el 6 de enero

 




 


Santa Sede



Desvelo espiritual y material del Papa por las víctimas de los maremotos asiáticos
La Iglesia se vuelca en la gigantesca tragedia, cuyos fallecidos podrían llegar a 600 mil

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Atención y oración constante está ofreciendo Juan Pablo II por la tragedia desencadenada por un terremoto y los sucesivos maremotos originados en el sureste asiático: la cifra de fallecidos aún es indeterminada (podría superar los 600 mil), igual que el número de desaparecidos, mientras que los heridos y desplazados se cuentan por millones.

Al amanecer del 26 de diciembre se registró un seísmo de magnitud 9 en la escala de Richter con epicentro en la costa oeste de Aceh, provincia septentrional de la isla indonesia de Sumatra, que desencadenó una serie de violentos maremotos (o «tsunamis» --olas gigantes y velocísimas--) que llegaron incluso al continente africano.

Las últimas cifras, provisionales, sitúan entre 130 mil y 150 mil el número de víctimas mortales –miles son turistas-- por estos fenómenos: en Indonesia rondan las 80 mil (principalmente en Aceh), en Tailandia podrían alcanzar las 10 mil, una cifra que se superaría en la India (el archipiélago de Andaman y Nicobar y el Estado de Tamil Nadu, las zonas más golpeadas), en Sri Lanka se habla de cerca de 30 mil; decenas de muertos ha habido también en Malasia, Myanmar (Birmania), Maldivas y Somalia, mientras que se van contabilizando algunos en Bangladesh, Tanzania y Kenia. Los desplazados superan los 5 millones, según recientes estimaciones.

La prensa internacional se hacía eco el viernes de las noticias catastróficas que llegan de Aceh, inaccesible desde hace más de dos años a causa de la guerra con los separatistas. De acuerdo con el embajador indonesio en Malasia, H. Rusdihardjo, sólo en Aceh los muertos podrían ser 400 mil, dada la densidad de poblaciones de las que no han vuelto a llegar señales de vida. De confirmarse esta hipótesis, se teme que la cifra de vidas perdidas supere las 600 mil.

Recogido en oración por las víctimas y sus familias, el Papa ha seguido constantemente la evolución de la tragedia manteniendo contacto con los nuncios apostólicos de las zonas afectadas, confirmaba «Radio Vaticano» el lunes pasado.

El mismo día de la catástrofe, tras rezar el Ángelus junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro en el Vaticano, Juan Pablo II expresaba su deseo de que «la comunidad internacional se afane para llevar alivio a las poblaciones afectadas», a la vez que aseguraba la oración y «nuestra solidaridad por cuantos sufren».

El Santo Padre dispuso el envío de una primera ayuda de su parte a las poblaciones de los países afectados por el terremoto y el maremoto. «Por encargo de Su Santidad, el Consejo Pontificio “Cor Unum”, a través de las respectivas representaciones pontificias, ha enviado ayuda de urgencia a Sri Lanka, India, Tailandia, Indonesia y Somalia», confirmó el martes un comunicado de este dicasterio, «brazo de la caridad» del Papa.

El Consejo Pontificio constató además que «en la Iglesia, como en todas partes del mundo, se ha alzado unánime un coro de solidaridad fraterna con respuestas concretas a los llamamientos de las poblaciones golpeadas», como es el caso de la Conferencia Episcopal Italiana, que ha destinado 3 millones de euros, o de la red de «Caritas» (www.caritas.org), que ya ha reunido más de 2 millones de dólares estadounidenses.

«“Cor Unum”, que en nombre del Papa sigue de cerca la evolución de los acontecimientos y la obra de las distintas organizaciones eclesiales, hace un llamamiento para que, individual y comunitariamente, apoyen con generosidad el compromiso de las respectivas Iglesias locales y de sus organizaciones caritativas a fin de que se pueda poner en marcha lo antes posible el programa de rehabilitación de las poblaciones tan duramente golpeadas por la devastadora calamidad», exhorta el comunicado.

Juan Pablo II renovaba el miércoles su petición de ayuda y oración por las víctimas al conocerse la dimensión que iba adquiriendo la tragedia.

«La comunidad internacional y muchas organizaciones humanitarias se han movilizado rápidamente para las ayudas –dijo en el Aula Pablo VI al concluir la audiencia general con miles de peregrinos de todo el mundo--. Así lo están haciendo también numerosas instituciones caritativas de la Iglesia».

«En el clima navideño de estos días invito a todos los creyentes y hombres de buena voluntad a contribuir generosamente con esta gran obra de solidaridad hacia la población ya duramente probada y expuesta ahora al riesgo de epidemias», prosiguió asegurando una vez más su oración y cercanía con todas las víctimas.

El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, confirmó que en la medianoche del 31 de diciembre Juan Pablo II celebraría la Santa Misa en su capilla privada por todas las víctimas del maremoto en el sudeste asiático, por sus familias y por cuantos colaboran en la ayuda de estas poblaciones.

Los efectos a largo plazo de las epidemias que amenazan las regiones arrasadas «pueden ser tan devastadores como el “tsunami” por sí mismo y multiplicar el número de víctimas», alertó el coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Jan Egeland

A esta circunstancia, al temor de la repetición de nuevos seísmos y a la falta de agua potable, alimentos y alojamiento se une el que enfrentan los desplazados cuando regresen a sus casas en Sri Lanka, donde las olas gigantes han desenterrado minas anti-persona.

Los 162 miembros de la Confederación internacional de Caritas están respondiendo juntos a la emergencia. La ayuda sobre el terreno tiene lugar gracias a la presencia de sus miembros locales y de la movilización de las Iglesias locales. En la India, en las zonas afectadas, las diócesis han abierto sus escuelas e iglesias para acoger las víctimas.

«Caritas India» y «Caritas Sri Lanka» hacen un llamamiento especial para que, pasados los primeros días de la emergencia, la situación en la que han quedado todos los países afectados no caiga en el olvido

El gobierno indio ha pedido la colaboración de «Caritas India» para atender a la población afectada por el maremoto en las regiones de Tamil Nadu, Andra Pradesh y las islas Nicobar. El organismo católico de ayuda en la India apoyará además a Sri Lanka –uno de los países más afectados, pues el «tsunami» barrió la isla-- en la atención de la emergencia.

Por su parte, «Catholic Relief Services» (CRS) –la agencia oficial internacional de la comunidad católica de los Estados Unidos para ayuda y desarrollo, que atiende a poblaciones de casi un centenar de países sin diferenciación de raza, credo o nacionalidad— se ha comprometido a una ayuda de 25 millones de dólares estadounidenses para la situación de emergencia y programas de rehabilitación a largo plazo de las poblaciones devastadas por el «tsunami» del 26 de diciembre, confirma un comunicado enviado a Zenit.

Los fondos –que podrían incrementarse según lleguen nuevas estimaciones de la gravedad de la situación-- se orientarán inicialmente a la India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia, pero también podrían extenderse a Birmania, Somalia y Madagascar. Más información en www.catholicrelief.org.

El apoyo a las víctimas del maremoto se puede canalizar, entre otras formas, a través del organismo de la caridad de Juan Pablo II haciendo llegar aportaciones a la Cuenta Corriente Postal n. 603035, a nombre de Pontificio Consiglio COR UNUM - 00120 Città del Vaticano, indicando el motivo: «emergencia Asia».
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«Vencer al mal con las armas del amor», llamamiento del Papa al comenzar el año
Invita a creyentes y no creyentes a construir la paz con el diálogo, la justicia y el perdón

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II lanzó un llamamiento al comenzar el año a los creyentes de todas las religiones y a los que se reconocen en la «ley moral universal» a promover la paz a través del diálogo, la justicia y el perdón.

La petición del pontífice resonó en la Basílica de San Pedro del Vaticano este sábado durante la misa que presidió en la trigésimo octava Jornada Mundial de la Paz, que en este año ha celebrado con el lema «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien».

«Ante las múltiples manifestaciones del mal, que por desgracia laceran a la familia humana, la exigencia prioritaria es promover la paz, utilizando medios coherentes, dando importancia al diálogo, a las obras de justicia, y educando en el perdón», afirmó el pontífice en su primera intervención pública de 2005.

«Vencer al mal con las armas del amor se convierte la manera en que cada quien puede contribuir a la paz de todos», subrayó el obispo de Roma, quien demostraba estar en discreta forma física.

«Por esta senda están llamados a caminar los cristianos y los creyentes de las diferentes religiones, junto con quienes se reconocen en la ley moral universal», añadió en la eucaristía que fue celebrada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, en un templo lleno de fieles.

En la celebración estaban presentes en las primeras filas los embajadores de los 174 países que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

Juan Pablo II dirigió un cordial saludo a los representantes diplomáticos de los países «particularmente golpeados en estos días por el enorme cataclismo que se ha abatido sobre ellos», provocando unos 150.000 muertos, según previsiones de la ONU.

Después de la misa, al rezar el Ángelus junto a 40.000 peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, volvió a asegurar su oración por las víctimas de la catástrofe y por sus familiares, y aplaudió «la carrera de solidaridad que se está desarrollando en todas las partes del mundo».

« Este sentido solidaridad humana, además de la ayuda de Dios, fundamenta la esperanza en días mejores durante el año que hoy comienza», reconoció.

En las oraciones de los fieles de la misa, que se pronunciaron en ruso, árabe, swahili, alemán, chino, italiano y portugués, se rezó para que los terroristas comprendan que «la violencia no resolverá nunca los problemas de la dignidad, de la vida y de la libertad de los seres humanos».

Los cantos de la liturgia corrieron a cargo del coro de la Capilla Sixtina, del coro alemán «Die Sternsinger» de Aachen (con 70 voces), del coro estadounidense Amarillo Diocesan Choir (con 133 voces), y del coro «Mater Ecclesiae» (con 100 voces).
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Juan Pablo II concluye el año dando gracias a Dios y rezando por las víctimas en Asia
Preside el «Te Deum» y ofrece una misa en la Noche Vieja

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II concluyó el año 2004 dando gracias a Dios por los dones recibidos al presidir el tradicional canto del «Te Deum» (A ti, Dios, te alabamos) y ofreciendo después una misa por las víctimas del catastrófico seísmo en Asia.

«Se cierra otro año. Con viva conciencia de la fugacidad del tiempo, nos encontramos reunidos esta tarde para dar gracias a Dios por todos los dones que nos ha ofrecido durante el año 2004», dijo en la breve homilía que pronunció durante el «Te Deum», celebrado en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

«Demos juntos gracias a Dios por las manifestaciones de bondad y de misericordia con las que ha acompañado, en estos meses, el camino de nuestra ciudad --añadió--. Que él lleve a cumplimiento todo proyecto apostólico y toda iniciativa de bien».

El Papa, que habló con voz más clara que en ocasiones pasadas, concluyó pidiendo a Dios por intercesión de María «el don de la paz para todo el mundo».

Horas después, en la medianoche, según anunció Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, el Papa celebró la misa en su capilla privada por todas las víctimas de maremoto en el sudeste asiático.

El Papa recordó «a todas las familias de las víctimas y a cuantos sufren en estos días las consecuencias de ese desastre, así como a todos los que se entregan para aliviar los inmensos sufrimientos de las poblaciones golpeadas», añadió el director de la Oficina de Información del Vaticano.
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Dolor de Juan Pablo II por la muerte de 175 jóvenes en una discoteca de Buenos Aires
El local, con el aforo ampliamente superado, se incendió durante un concierto de rock

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha expresado su pesar, cercanía y oración a los familiares de los 175 jóvenes que en la noche del jueves perecieron en una discoteca de Buenos Aires (Argentina) cuando se incendió el local.

En un telegrama enviado el viernes por el cardenal Angelo Sodano –secretario de Estado del Vaticano— al arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, se expresa el profundo dolor del Papa «al conocer la dolorosa noticia de las numerosas muertes, entre las cuales de tantos jóvenes, ocasionadas por un incendio acaecido en una discoteca» de la ciudad «que ha llenado de luto a muchas familias del querido pueblo argentino»

El Santo Padre «ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y eleva su oración para que el señor conceda consuelo y serenidad a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos», así como manifiesta su «cercanía a todos los heridos», afirma la misiva.

La mayor tragedia en la historia de la ciudad se originó por los artículos de pirotecnia que se lanzaron desde el público que presenciaba la actuación de la banda «Callejeros», cuyos componentes también han perdido a tres familiares en el suceso.

En cuanto se prendió el techo de la discoteca «República Cromagnon», las avalanchas humanas se formaron en segundos y cuando intentaron escapar encontraron la puerta principal cerrada; la única puerta de emergencia que fue localizada estaba bloqueada con alambres y candados, relata «La Nación».

Si no hubiera sido así «se habría evitado la muerte de mucha gente», aseguró el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Aníbal Ibarra. Advirtió –recoge «Efe»-- de que «casi con seguridad» la cantidad de asistentes al concierto «excedió la capacidad» del lugar, extremo confirmado por testigos: había unas 6.000 personas en un recinto con capacidad para 4.000.

175 muertos y 714 heridos son las cifras de la tragedia, pero podrían variar dada la gravedad del estado de algunas víctimas, según confirmó el gobierno del país y el municipio bonaerense.

La principal causa de fallecimiento --entre las víctimas mortales hay varios niños— fue la asfixia, así como el aplastamiento por el propio público en su intento de huir.

«Todas las víctimas eran jóvenes, el promedio es de 20 años», señaló el director médico del servicio de emergencias de la ciudad, Julio Salinas.

Las autoridades de Buenos Aires decretaron el viernes tres días de duelo en la ciudad. En ese tiempo no podrá haber «actividades festivas ni música» en ningún espacio público.
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Muerte violenta de al menos 15 misioneros católicos en 2004
El dicasterio misionero resume un año de «martirologio de la Iglesia contemporánea»

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Asesinados por salteadores o con deliberada intención de eliminarles, 15 misioneros --sacerdotes, religiosos y laicos-- perdieron la vida el año pasado.

La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos ha hecho públicas las cifras de 2004 relativas no sólo a los misioneros «ad gentes» en sentido estricto, sino a todo el personal eclesiástico asesinado o que sacrificó su vida con conciencia del riesgo que corría, sin abandonar su compromiso de testimonio y apostolado.

África --Burkina Faso, Uganda, Burundi, Sudáfrica, Kenia y Chad-- registra el mayor número de muertes: cinco sacerdotes, un religioso y una religiosa. En América murieron al menos tres sacerdotes --en México, Guatemala y Chile--, cifra a la que habría que añadir la muerte violenta de otro sacerdote en Colombia.

Asia «parece vivir de forma especial las tensiones fundamentalistas: son tres los jóvenes católicos pakistaníes heridos hasta la muerte bajo falsas acusaciones o para hacerles abjurar de su fe»; en la India «un sacerdote fue hallado muerto tras sufrir amenazas porque visitaba a familias hindúes, donde era bien recibido», apunta el dicasterio misionero.

Ellos pagaron «un generoso tributo de sangre de muchos hermanos y hermanas para el crecimiento de la Iglesia en el mundo», tributo que «raramente llega a las páginas» informativas, apunta el cardenal Crescenzio Sepe, prefecto de esta Congregación vaticana.

«No conocemos de todos los motivos que causaron su muerte» --añade el purpurado--, pero «de algunos de ellos están claras las causas de la fe, que determinaron su testimonio».

«Ni podemos olvidar --dice el dicasterio a través de la agencia «Fides»-- la larga lista de católicos asesinados en Irak o muchos “soldados desconocidos de la fe” en todo rincón del planeta, de los que tal vez jamás se tendrá noticia».

De 63 años de edad y origen español, el hermano Ignacio García Alonso, del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (de La Salle), murió el 6 de febrero a golpe de machete en su oficina de director del Colegio que el Instituto tiene en Bobo-Dioulasso, en Burkina Fasso. Había pasado 40 años de misión en Marruecos, Níger y sobre todo en el país donde cayó asesinado (Cf. Zenit, 10 febrero 2004).

Unas semanas después, un misionero comboniano italiano de 76 años corrió la misma suerte. El padre Luciano Fulvi fue encontrado la mañana del 31 de marzo en su casa de la misión de Layibi, en los alrededores de Gulu (Uganda), degollado. En el país africano se había ocupado principalmente de la educación y de la pastoral vocacional. De carácter sereno y afable con todos, el sacerdote era consciente de los riesgos que implica la vida misionera en esa región (Cf. Zenit, 1 abril 2004).

Sólo 19 años tenía un estudiante pakistaní originario de Quetta, Javed Anjum, cuando falleció el pasado 2 de mayo en el hospital de Faisalabad. Presentaba hasta 26 heridas en su cuerpo, provocadas por un maestro y algunos alumnos de una escuela islámica que querían convertirle al islam (Cf. Zenit, 19 mayo 2004).

Arrestado por presunta blasfemia en agosto de 2003, otro joven pakistaní, Samuel Masih, de 32 años, murió en el hospital el pasado 28 de mayo a manos de un policía musulmán fundamentalista. Masih, enfermo de tuberculosis, también había sufrido violencia en prisión (Cf. Zenit, 2 junio 2004).

El siguiente asesinato se registró en Ciudad Juárez, en México. En su residencia cerca de la parroquia donde desarrollaban su ministerio, el 6 de julio fue hallado muerto a cuchilladas un sacerdote mexicano de 58 años, el padre Ramón Navarrete Islas. La investigación policial apuntó al robo como móvil del crimen (Cf. Zenit, 8 julio 2004).

A los Siervos de María (servitas) pertenecía el padre Faustino Gazziero de Stefani, misionero italiano de 68 años presente en Chile desde 1960. Fue allí, en la catedral de Santiago, donde el 24 de julio, nada más celebrar la Misa, cayó acuchillado a manos de un joven próximo a grupos satánicos (Cf. Zenit, 26 julio 2004).

Muy comprometido en la promoción y desarrollo social estaba el sacerdote guatemalteco de 45 años Eusebio Manuel Sazo Urbina, párroco del «Divino Salvador del mundo», en los alrededores de Ciudad de Guatemala. El 31 de julio, cuando acudía a atender a una persona enferma, un hombre le atacó en la calle aparentemente para robarle y le disparó. Su predecesor al frente de la parroquia había tenido que dejar su puesto tras ser amenazado de muerte.

Pocos días después, el 16 de agosto, otro católico pakistaní, Nasir Masih, de 26 años, era secuestrado de su casa en el distrito de Baldia Siekhupoura, a 45 kilómetros de Lahore, y arrastrado a la fuerza por un grupo de musulmanes que le acusaban --falsamente-- de robo. En su linchamiento participaron policías. A los tres días llegó a la familia la noticia de su muerte. Numerosas heridas y hematomas se hallaron por todo el cuerpo del joven (Cf. Zenit, 9 septiembre 2004).

El Estado indio de Kerala fue escenario de la violencia fundamentalista cuando el padre Job Chittilappilly murió acuchillado. Tenía 71 años –45 llevaba atendiendo a la comunidad católica de rito siro-malabar--. Su cuerpo fue encontrado el 28 de agosto en su casa, junto a la parroquia «Nuestra Señora de Gracias» en el pueblo de Thuruthiparambu. El sacerdote estaba rezando el Rosario, antes de celebrar la Misa cuando fue asesinado. Había sido amenazado si no dejaba de hacer «proselitismo», pues solía visitar también a familias hindúes; en ellas era bien recibido, pero no llevaba a cabo actividad evangelizadora alguna (Cf. Zenit, 31 agosto 2004).

En la diócesis sudafricana de De Aar fue hallado muerto en su casa, junto a la iglesia de Santa María y San José en Colesberg, el sacerdote inglés de 63 años Gerard Fitzsimons. Siete años llevaba en Sudáfrica ocupándose sobre todo de los pobres y los enfermos de Sida.

Párroco en Jilotlan (México), Macrino Nájera Cisneros, de 42 años, fue asesinado el 18 de octubre durante la fiesta posterior a la celebración de una Misa de primera comunión. El sacerdote defendió a una joven de 15 años a quien molestaba un individuo. Éste volvió a la fiesta y disparó contra el párroco matando también a otras dos personas. Otra joven resultó herida.

Vicario episcopal en Bururi, Gerard Nzeyimana, de 65 años, murió el 19 de octubre cuando regresaba a dicha diócesis desde Bujumbura junto a otras personas. Algunos hombres armados detuvieron el automóvil en que viajaba, comprobaron la identidad del sacerdote y le asesinaron a tiros. De origen burundés, el padre Nzeyimana era muy conocido por su compromiso en la promoción de la paz y sus denuncias frente a los autores de violencia contra la población en los once años de guerra civil en el país africano (Cf. Zenit, 25 octubre 2004).

También fue brutalmente asesinado un misionero irlandés de 65 años, el padre John Francis Hannon, cuyo cuerpo se halló el 25 de noviembre en los locales del centro social en construcción en la parroquia de St. Barnabas en Matasia, diócesis keniana de Ngong, a una veintena de kilómetros de Nairobi. Se cree que el robo pudo ser la causa del crimen perpetrado por asaltantes. El padre Hannon había sido ordenado sacerdote en la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) en 1967 en su país. Desarrolló su labor en Nigeria y en Kenia (Cf. Zenit, 25 noviembre 2004).

Bosnia y Herzegovina fue el escenario de la única muerte violenta registrada en Europa. En la noche del 17 al 18 de noviembre, el párroco de Saint Roko, en Bosanska Gradiska --en el norte del país, en la diócesis de Banja Luka-- fue asesinado. Atado y ensangrentado, el cuerpo del padre Kazimir Viseticki, de 66 años, se halló en la casa anexa a la parroquia. Se cree que el robo estuvo en el origen del crimen.

Y en plenas navidades perdió la vida Sor Christiane Philipon, superiora general de la Congregación de Nuestra Señora de los Apóstoles. La religiosa francesa de 58 años fue asesinada en la noche del 25 al 26 de diciembre en Chad, en la carretera que une Ba Hilli con N’Djamena. Se dirigía a la capital junto a otras tres hermanas cuando el automóvil en el que viajaban fue asaltado por un grupo de bandidos. Acribillaron el vehículo. Murió Sor Christiane. Sus hermanas de comunidad resultaron heridas. Veinte años llevaba la religiosa fallecida en Chad, cinco de ellos en la diócesis de Sahr trabajando en la pastoral familiar. Un año atrás había sido elegida presidente de la asamblea diocesana de las religiosas.

En respuesta a la petición de «Fides», que agradece actualizaciones a los elencos que ofrece del año pasado o anteriores, Zenit recuerda que el obispo de la diócesis colombiana de Istmina-Tadó, monseñor Alonso Llano Ruiz, confirmó que el sacerdote de 45 años originario de Medellín Javier Francisco Montoya, desaparecido el pasado 8 de diciembre en Chocó, fue asesinado en fecha no determinada en las riberas del río Tamaná por una facción de las FARC («Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia») (Cf. Zenit, 24 diciembre 2004).
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El Papa acogió en 2004 en el Vaticano a más de dos millones de peregrinos
Sin contar a las personas que encontró en sus viajes

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se encontró durante el año 2004 con más de dos millones de fieles en el Vaticano, según se desprende de estadísticas publicadas por la Santa Sede.

Estos números no tienen en cuenta a los cientos de miles de personas que acudieron para ver al Papa en sus dos viajes internacionales de ese año, en particular a Lourdes (Francia), en mayo. En 2004 el Papa también tuvo la oportunidad de viajar a Berna (Suiza) para encontrarse con los jóvenes católicos de ese país.

Estas cifras tampoco consideran los 250.000 peregrinos, en buena parte de la Acción Católica, que participaron en septiembre en el viaje apostólico del Papa a Loreto (Italia).

Según ha informado a finales de año la prefectura de la Casa Pontificia en un comunicado, «en el curso del año solar 2004, más de 2.200.000 fieles y peregrinos participaron en los encuentros públicos con el Santo Padre».

Según las estadísticas ofrecidas por esta institución vaticana, en las 48 audiencias generales concedidas los miércoles por el Papa en 2004 participaron en total 504.600 personas.

Por otra parte, en las «audiencias especiales», concedidas a grupos de peregrinos de los cinco continentes, el obispo de Roma recibió en los últimos doce meses a 197.200 personas.

En las celebraciones litúrgicas que el Papa ha presidido en el último año, la participación de peregrinos ha sido de 523.000.

Por último, los peregrinos que en 2004 acudieron a la plaza de San Pedro del Vaticano en fiestas o domingos para rezar con el Papa la oración mariana del Ángelus fueron en total 1.007.000.
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Mundo



Cuarenta mil jóvenes reunidos por Taizé en Lisboa rezan por las víctimas en Asia


LISBOA, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- El encuentro de oración de cinco días, que ha congregado a 40.000 jóvenes cristianos en Lisboa, por iniciativa de la Comunidad ecuménica de Taizé, concluyó este sábado con la oración por las víctimas de los seísmos en Asia.

«Rezamos en comunión con las víctimas del desastre en Asia. Espíritu Santo, consuela a los pueblos de Asia en estos momentos de dura prueba», afirmó el hermano Roger, fundador de la Comunidad, al comenzar su meditación dirigida a los presentes en la noche del 31 de diciembre.

El hermano Roger pronunció asimismo un apremiante llamamiento a superar la separación de los seguidores de Jesús, divididos en confesiones diferentes, afirmando que «ya no es posible postergar sin cesar la comunión entre los cristianos».

«Una comunión entre cristianos puede contribuir a construir la paz allí donde está amenazada por los conflictos y las violencias. Una paz mundial es sumamente urgente para aliviar los sufrimientos, en particular, para que los niños que nacen no experimenten la angustia y la inseguridad», recalcó.

Estos encuentros de oración por la paz son organizados todos los años por la Comunidad de Taizé entre el 28 de diciembre y el 1 de enero en diferentes ciudades europeas.

Más información en http://www.taize.fr
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Entrevista



«El amor convierte el dolor en gozo»
Habla el obispo ganador del XXIV Premio Mundial de Poesía Mística

ABANCAY (PERÚ), sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- El conjunto de poemas «Vía Lucis» de monseñor Gilber Gómez González (Abancay, Perú) fue galardonado el pasado día 14 de diciembre con el XXIV Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística de la Fundación Rielo dotado con 6.000 euros y la publicación de la obra.

El ganador es gallego de nacimiento y obispo auxiliar de Abancay, en Perú y ha explicado a Zenit cómo cultiva la poesía desde los once años (tiene actualmente tiene 52).

--¡Qué agradable sorpresa que un obispo sea poeta...! No forma parte específica de su ministerio. ¿Es una vocación reciente?

--Monseñor Gómez: Ni soy el único obispo que hace poesía ni es una vocación reciente. La cultivo desde los once años, casi en secreto. A veces releo mis poesías. Y cada año escribo algo.

En mis actuales circunstancias, auxiliar de mi obispo, debo visitar continuamente los pueblos de esta imponente geografía andina --cuatro provincias--, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar. Los viajes duran horas y horas, en vehículos públicos muchas veces, y algunas a pie. Confieso durante horas, administro los sacramentos, comparto con los sacerdotes y con esas humildes gentes. Aprendo mucho... En tiempos libres --las más en los transportes--, voy tomando notas, apuntando frases poéticas... Es una afición que no estorba, un don de Dios.

--¿Qué le movió a escribir «Via Lucis»?

--Monseñor Gómez: El primer esbozo lo hice hace más de veinte años, cuando leí por vez primera el «Viacrucis» de San Josemaría Escrivá, que me entusiasmó.

En setiembre de este año, mis buenos amigos, los Misioneros Identes de Abancay, me hicieron llegar las bases el XXIV Premio Mundial «Fernando Rielo» de Poesía Mística, y caí el la tentación de participar. Entonces tomé mi pequeño «viacrucis» y lo transformé en «Via Lucis». Es un Cristo paciente y glorioso a la vez que dialoga con el Padre y con sus cristos, sus seguidores hasta el fin de los tiempos... Lo hace de una forma poética.

Entiendo que la poesía mística trata de expresar de forma bella la unión del hombre con Dios. La vocación de cada cristiano es identificarse con Cristo: ser «alter Christus», «Ipse Christus», vivir la misma vida de Cristo. Lo más maravilloso del Evangelio no es que contenga la vida de Cristo, sino también tu vida y la mía... Expresar esta identificación con palabras hermosas es la misión del poeta.

--«Via Lucis» le ha merecido el premio de poesía mística Rielo. ¿Cual es el rasgo esencial de la poesía mística, para usted?

--Monseñor Gómez: La llamada de Cristo es la misma hoy, ayer y siempre: «El que quiera venir en pos de Mí tome la Cruz...». San Pablo lo expresa bellamente: «Me alegro en mis padecimientos...y suplo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1,24).

No es que objetivamente falte algo al dolor de Cristo. Es que ha querido darnos la oportunidad de corredimir con él, asociar a él nuestros dolores en favor de la salvación de todos los hombres y de la nuestra propia.

Igual que a San Pablo, a los santos, sufrir por amor les producía gozo. Por ejemplo, San Josemaría escribió en sus «Apuntes íntimos» en el 1932: «Mi camino es de amar y sufrir. Pero el amor me hace gozar en el sufrimiento, hasta el punto de parecerme ahora imposible que yo pueda sufrir nunca». Lo mismo vemos en todos los místicos. Es así como el camino de Cruz se convierte en Camino de Luz. Igual que pasa en los amores humanos, el amor convierte el dolor en gozo.

Fernando Rielo, poeta místico, fundador de este prestigioso premio, que escribió el último verso de su vida el pasado 6 de diciembre, así lo cantó en «Dolor entre cristales» y así lo quiso vivir.

--¿Es más difícil hoy día que antaño escribir proponer la cruz y el dolor como vías de luz y gozo?

--Monseñor Gómez: Es cierto que en el mundo actual está en vigor la filosofía hedonista: la calidad de vida se mide por la cantidad de placer. Si así fuera, ¿qué decirle a estas nuestras pobres gentes del Perú y de este departamento de Apurímac, uno de los más marginados del país? Felizmente, estas humildes gentes lo entienden, y saben por dónde viene la verdadera liberación.

Tenemos que luchar por una mejor calidad de vida, sí, pero también debemos anunciar que sólo «por Cristo y en Cristo se ilumina el misterio del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad».
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«Ángelus»



Cristo, fundamento de los deseos de paz para el año que comienza
Palabras antes de rezar la oración mariana del Ángelus

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que Juan Pablo II pronunció este sábado a mediodía al rezar la oración mariana del Ángelus, Jornada Mundial de la Paz.


 

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1. Comenzamos el año nuevo celebrando la fiesta de María, madre de Dios, «Theotokos».

La Virgen santa ofrece al mundo el Mesías que es la bendición de Dios para cada hombre y para el mundo entero. En esta bendición se basan las felicitaciones que nos intercambiamos en este día: deseos de bien, pues en Cristo Dios nos ha colmado de todo bien; deseos de paz, pues «Él es nuestra paz» (Efesios 2,14).

2. En este contexto litúrgico se enmarca la Jornada Mundial de la Paz, que este año tiene por tema la exhortación del apóstol Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Romanos 12, 21).

«El mal pasa por la libertad humana» (Cf. <Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2005, 2) y es derrotado cuando esta, bajo el empuje de la gracia de orienta firmemente hacia el bien, es decir, en definitiva, hacia Dios.

3. Que María, reina de la paz, nos ayude a todos a construir juntos este bien fundamental de la convivencia humana. Sólo de este modo podrá avanzar por los caminos de la justicia y de la fraterna solidaridad.

¡Feliz año!

[Después de rezar el Ángelus, el Papa dirigió su saludo a los peregrinos en varios idiomas. Al hablar en italiano, entre otras cosas, dijo:]

Al asegurar mi oración por las víctimas de la catástrofe y por sus familiares, constato con favor la carrera de solidaridad que se está desarrollando en todas las partes del mundo. Este sentido solidaridad humana, además de la ayuda de Dios, fundamenta la esperanza en días mejores durante el año que hoy comienza.

[Al dirigirse a los peregrinos en castellano, el Santo Padre dijo]

Saludo a las personas de lengua española y les deseo un feliz Año Nuevo, lleno de paz.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
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Documentación



Juan Pablo II: El desafío de la paz, «vencer al mal con las armas del amor»
Homilía del Papa en la Jornada Mundial de la Paz

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que Juan Pablo II pronunció este sábado durante la misa que presidió en la solemnidad de María, Madre de Dios, XXXVIII Jornada Mundial de la Paz, que este año tiene por tema: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien».


 

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1. «Salve, Madre santa, tú has dado a luz el Rey que gobierna el cielo y la tierra por los siglos de los siglos» (Antífona de entrada).

En el primer día del año, la Iglesia se recoge en oración ante la imagen de la Madre de Dios y honra con alegría a quien dio al mundo el fruto de su seno, Jesús, el «príncipe de la paz» (Isaías 9, 5).

2. Es ya una tradición consolidada celebrar en este mismo día la Jornada Mundial de la Paz. Con este motivo, con alegría presento mis fervientes deseos a los ilustres embajadores del Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede. Dirijo un especial saludo a los embajadores de los países particularmente golpeados en estos días por el enorme cataclismo que se ha abatido sobre ellos.

Mi pensamiento se dirige también con gratitud a los miembros de la Secretaría de Estado, guiados por el cardenal Angelo Sodano, así como a los miembros del Consejo para la Justicia y la Paz, y en particular a su presidente, el cardenal Renato Martino.

3. La Jornada Mundial de la Paz constituye una invitación a los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad a renovar su decidido compromiso a construir la paz. Esto presupone la acogida de una exigencia moral fundamental, bien expresada en las palabras de san Pablo: «No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien» (Romanos 12, 21).

Ante las múltiples manifestaciones del mal, que por desgracia laceran a la familia humana, la exigencia prioritaria es promover la paz, utilizando medios coherentes, dando importancia al diálogo, a las obras de justicia, y educando en el perdón (Cf. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2005, 1).

4. Vencer al mal con las armas del amor se convierte la manera en que cada quien puede contribuir a la paz de todos. Por esta senda están llamados a caminar los cristianos y los creyentes de las diferentes religiones, junto con quienes se reconocen en la ley moral universal.

Queridos hermanos y hermanas, ¡promover la paz sobre la tierra es nuestra misión común!

Que la Virgen María nos ayude a realizar las palabras del Señor «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5, 9).

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
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Homilía del Papa en el «Te Deum» de acción de gracias por el año 2004


CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que Juan Pablo II pronunció en la tarde del 31 de diciembre al presidir las vísperas de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios y el «Te Deum» de acción de gracias al concluir el año 2004.


 

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1. Se cierra otro año. Con viva conciencia de la fugacidad del tiempo, nos encontramos reunidos esta tarde para dar gracias a Dios por todos los dones que nos ha ofrecido durante el año 2004. Lo hacemos con el canto tradicional del «Te Deum».

2. «Te Deum laudamus!»
Te damos gracias, Padre, porque en la plenitud de los tiempos, no mandaste a tu Hijo (Cf. Gálatas 4, 4) para juzgar al mundo, sino para salvarlo con inmenso amor (Cf. Juan 3, 17). Te damos gracias, señor Jesús, redentor nuestro, porque has querido asumir de María, madre siempre virgen, nuestra naturaleza humana. En este Año de la Eucaristía queremos darte gracias con fervor más intenso por el don de tu cuerpo y de tu sangre en el sacramento del altar.

Te alabamos y damos gracias, Espíritu Santo paráclito, porque nos haces conscientes de nuestra adopción filial (Cf. Romanos 8, 16) y nos enseñas a dirigirnos a Dios llamándole Padre, «Abbá» (Cf. Juan 4, 23-24; Gálatas 4, 6).

3. ¡Queridos hermanos y hermanas de la comunidad diocesana de Roma! Os dirijo ahora mi cordial saludo, en este encuentro de final de año. Saludo ante todo al cardenal vicario, a los obispos auxiliares, a los sacerdotes, a las personas consagradas y todo miembro del pueblo cristiano. Saludo con deferencia al presidente de la región, al alcalde de Roma, al presidente de la provincia, y a las autoridades civiles presentes.

Queridos hermanos y hermanas, demos juntos gracias a Dios por las manifestaciones de bondad y de misericordia con las que ha acompañado, en estos meses, el camino de nuestra ciudad. Que él lleve a cumplimiento todo proyecto apostólico y toda iniciativa de bien.

4. «Salvum fac populum tuum, Domine», «Salva a tu pueblo, Señor». Te lo pedimos esta tarde, por medio de María, celebrando las primeras vísperas de la fiesta de su divina maternidad.

Santa madre del redentor, acompáñanos en este paso al nuevo año. Alcanza para Roma y para todo el mundo el don de la paz. ¡Madre de Dios, reza por nosotros!

[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
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Mensaje a nuestros lectores



Zenit regresa el 6 de enero


CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 1 enero 2005 (ZENIT.org).- Como ya se había anunciado, la redacción de Zenit volverá a reanudar sus servicios informativos el próximo 6 de enero, día de los Reyes Magos.

Aprovechamos la oportunidad para desear a nuestros lectores y lectoras un feliz y santo año nuevo.
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