Señor director:
Las noticias de que unos inmigrantes rumanos en Castro Urdiales estaban
implicados en la explotación de personas a través de la mendicidad, me
remite preocupado a que también existen en la ciudad de Santander y en
algunos pueblos importantes por su numeroso nivel de población y en la más
absoluta impunidad.
Parece que hay una actitud de pasividad y permisibilidad ante el hecho de la
mendicidad callejera de algunas personas extranjeras que lo único que hacen
es crear un mal criterio hacia aquellos que de su mismo país vienen a
nosotros para mejorar su nivel de vida por medio del digno trabajo de cada
día, ya que los que se encuentran mendigando por las calles, entradas de
grandes establecimientos, etc., vienen sin ánimo de trabajar, han sido
«traídos simplemente para pedir», escogidos entre personas de bajo nivel
económico y formativo, poco predispuestos a salir de la situación por sus
propios medios, en dependencia de individuos que se benefician de ellos.
No puedo decir el número exacto, aunque no sería difícil saberlo, pero
estimo que en la ciudad de Santander, como poco, habrá más de cuarenta
personas en estas condiciones indignas e inhumanas, que con una «monedita»
acallan nuestra conciencia (si la tenemos).
¿Qué hacer? Señores responsables de nuestra ciudad y de la comunidad, por
haber sido elegidos, tienen la responsabilidad de cuidar de las personas que
vivimos en esta ciudad y comunidad ¿no será posible hacer algo? Aunque estos
señores no den votos. No soluciones bobaliconas como las que se pusieron
hace unos años antes de que los extranjeros vinieran a nosotros en el número
actual y que consistía en llevarlos a las dependencias de la Policía Local,
recogerles el dinero conseguido y con la misma a la calle a seguir haciendo
lo mismo.
Habría que buscar una solución seria, que posibilitara la integración de
estas personas en nuestra sociedad. Ayudar a que se integren en el trabajo y
en la vida social y cultural, llevando a cabo el esfuerzo que sea preciso.
¿No se hacen esfuerzos para iluminar la ciudad en Navidad?¿No se hacen
esfuerzos para fiestas de barrios, carnavales, deportes, vida nocturna? Pues
dejar algo para esto que también hay que atender. Escribiendo estas líneas,
con la esperanza que nace de este Niño Dios en estas fechas entrañables y la
ilusión puesta en tantas buenas personas que luchan por la paz y la
justicia, no puedo dejar de denunciar la pasividad y permisibilidad
existente en nuestros responsables públicos a los que parece agradar tener
«nuestros» pobres. A ver los señores que hablan de justicia, aquí tienen un
buen terreno para hacer justicia y dignificar a unos explotados, para crear
paz en unos corazones desgarrados por la despreocupación.
DNI: 13.630.587