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Cartas al Director
¿Ya tenemos pobres y mendigos!
 
 
José Antonio Rucabado/
 
 
Señor director:

Las noticias de que unos inmigrantes rumanos en Castro Urdiales estaban implicados en la explotación de personas a través de la mendicidad, me remite preocupado a que también existen en la ciudad de Santander y en algunos pueblos importantes por su numeroso nivel de población y en la más absoluta impunidad.

Parece que hay una actitud de pasividad y permisibilidad ante el hecho de la mendicidad callejera de algunas personas extranjeras que lo único que hacen es crear un mal criterio hacia aquellos que de su mismo país vienen a nosotros para mejorar su nivel de vida por medio del digno trabajo de cada día, ya que los que se encuentran mendigando por las calles, entradas de grandes establecimientos, etc., vienen sin ánimo de trabajar, han sido «traídos simplemente para pedir», escogidos entre personas de bajo nivel económico y formativo, poco predispuestos a salir de la situación por sus propios medios, en dependencia de individuos que se benefician de ellos.

No puedo decir el número exacto, aunque no sería difícil saberlo, pero estimo que en la ciudad de Santander, como poco, habrá más de cuarenta personas en estas condiciones indignas e inhumanas, que con una «monedita» acallan nuestra conciencia (si la tenemos).

¿Qué hacer? Señores responsables de nuestra ciudad y de la comunidad, por haber sido elegidos, tienen la responsabilidad de cuidar de las personas que vivimos en esta ciudad y comunidad ¿no será posible hacer algo? Aunque estos señores no den votos. No soluciones bobaliconas como las que se pusieron hace unos años antes de que los extranjeros vinieran a nosotros en el número actual y que consistía en llevarlos a las dependencias de la Policía Local, recogerles el dinero conseguido y con la misma a la calle a seguir haciendo lo mismo.

Habría que buscar una solución seria, que posibilitara la integración de estas personas en nuestra sociedad. Ayudar a que se integren en el trabajo y en la vida social y cultural, llevando a cabo el esfuerzo que sea preciso. ¿No se hacen esfuerzos para iluminar la ciudad en Navidad?¿No se hacen esfuerzos para fiestas de barrios, carnavales, deportes, vida nocturna? Pues dejar algo para esto que también hay que atender. Escribiendo estas líneas, con la esperanza que nace de este Niño Dios en estas fechas entrañables y la ilusión puesta en tantas buenas personas que luchan por la paz y la justicia, no puedo dejar de denunciar la pasividad y permisibilidad existente en nuestros responsables públicos a los que parece agradar tener «nuestros» pobres. A ver los señores que hablan de justicia, aquí tienen un buen terreno para hacer justicia y dignificar a unos explotados, para crear paz en unos corazones desgarrados por la despreocupación.

DNI: 13.630.587