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07
de enero de 2005
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¡Muchas gracias!
Santa Sede
Se intensifica la ayuda de la Santa Sede a las víctimas del
sudeste asiático
Oriente Medio, en el corazón de la oración de Juan Pablo II en
el mes de enero
Mundo
Nueva detención injustificada en China del obispo de Zheng Ding
La fuerza de Caritas, la presencia de la Iglesia en el sudeste
asiático
Encuentro de obispos europeos y americanos con ordinarios
católicos de Tierra Santa
Cuarto congreso latinoamericano de médicos católicos
Colombia: La solución del problema de la droga traerá la paz
Un DVD con experiencias de jóvenes y confesión
Entrevista
Los motivos de la oposición a la beatificación de Carlos de
Austria
Espiritualidad
Un padre debe decir a su hijo que le quiere, sugiere el
predicador del Papa
Documentación
La Conferencia Episcopal Española sobre «nación y
nacionalismos»
Santa Sede
Se intensifica la ayuda de la Santa
Sede a las víctimas del sudeste asiático
La Iglesia evita la burocracia en sus instituciones de ayuda
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
El brazo de la caridad de Juan Pablo II, el Consejo Pontificio «Cor Unum», está
intensificando sus esfuerzos para ofrecer ayuda directa a los damnificados del
maremoto en el sudeste asiático y para alentar la generosidad de los católicos.
Según ha podido constatar este viernes Zenit, el Consejo, cuyo presidente es el
arzobispo Paul Josef Cordes, «sigue de cerca la evolución de los acontecimientos
y la acción de las diferentes organizaciones eclesiales» sobre el terreno.
El Consejo Pontificio renueva su llamamiento «a los fieles para que, de manera
individual o comunitaria, apoyen con generosidad el compromiso de sus
respectivas iglesias locales y de sus organizaciones caritativas».
«El Santo Padre sigue con atención la evolución de la situación», han confirmado
también a Zenit este viernes fuentes vaticanas.
Por encargo del Papa, el Consejo Pontificio «Cor Unum», a través de las
representaciones pontificias, ha enviado ayudas de urgencia a Sri Lanka, India,
Tailandia, Indonesia y Somalia, país que también ha quedado afectado por el
seísmo.
El arzobispo Cordes constata también la enorme generosidad con que los católicos
de todas las partes del mundo están respondiendo.
«El llamamiento de Juan Pablo II ha puesto en movimiento a conferencias
episcopales, Cáritas nacionales, diócesis y otras realidades de nuestra Iglesia.
Esto ha permitido evitar toda burocratización y promueve una participación
directa de los donantes», explica en una entrevista publicada por «Avvenire».
Según el arzobispo alemán, esta generosidad con las instituciones católicas
tiene también un motivo práctico: «muchos voluntarios en las parroquias, muchos
sacerdotes y laicos, muchas congregaciones religiosas trabajan gratuitamente».
«De este modo --añade--, los costes administrativos que afectan a las ayudas,
por ejemplo en el caso de “Cor Unum”, se reducen a menos del 1 por ciento.
Mientras que en algunas organizaciones humanitarias, que pagan elevadas
remuneraciones a sus empleados, se elevan hasta el 25 por ciento».
Quienes quieren confiar al Papa su ayuda para asistir a los golpeados por la
tragedia del sudeste asiático, pueden enviar directamente su ayuda al Consejo
Pontificio «Cor Unum».
Los donativos en euros desde los países europeos pueden hacerse a:
Consejo Pontificio «Cor Unum»
Cuenta número: 603035
Banco: Banco Posta, Poste Italiane S.p.A.
Dirección: Viale Europa, 175
I-00144 Rome, Italy
Código internacional bancario (IBAN): IT20 S 07601 03200 000000 603035
Causa: "Emergency in Asia"
El Consejo pide que por favor especifique claramente su nombre y dirección.
Los donativos en otras monedas pueden hacerse a:
Consejo Pontificio «Cor Unum»
Cuenta número: 101010
Banco: Banca di Roma
Código internacional bancario: (IBAN): IT93 J 03002 05008 000000 101010
SWIFT Code: BROMITR1204
Causa: "Emergency in Asia"
ZS05010707
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Oriente Medio, en el corazón de la
oración de Juan Pablo II en el mes de enero
Pide para que los que actúan en la región se esfuercen por conseguir la paz
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II reza este mes de enero «por cuantos actúan en Oriente Medio, para
que se esfuercen cada vez más por conseguir la paz».
Así lo anuncia la intención general del
Apostolado de la Oración, que
el Santo Padre asume como propia para ofrecer sus oraciones y sacrificios junto
a miles de laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo
entero.
La preocupación del Papa por la conflictiva situación en la tierra de Jesús se
recogió nuevamente, pocos días atrás, en su mensaje para la Jornada Mundial de
la Paz (Cf.
Zenit, 16 diciembre 2004), cuyo tema es «No te dejes vencer por el mal;
antes bien, vence al mal con el bien» (Rm 12,21).
En el texto, Juan Pablo II recordó «la “gramática” de la ley moral universal»,
que «une a los hombres entre sí inspirando valores y principios comunes, si bien
en la diversidad de culturas, y es inmutable: “subsiste bajo el flujo de las
ideas y costumbres y sostiene su progreso [...]. Incluso cuando se llega a
renegar de sus principios, no se la puede destruir ni arrancar del corazón del
hombre. Resurge siempre en la vida de individuos y sociedades”».
Añadía que «esta común gramática de la ley moral exige un compromiso constante y
responsable para que se respete y promueva la vida de las personas y los
pueblos» y que «a su luz no se puede dejar de reprobar con vigor los males de
carácter social y político que afligen al mundo, sobre todo los provocados por
los brotes de violencia».
Éste es el contexto en que aludió a «la peligrosa situación de Palestina».
En la «tierra de Jesús» --constató-- «no se consigue asegurar, en la verdad y en
la justicia, las vías de la mutua comprensión, truncadas a causa de un conflicto
alimentado cada día de manera preocupante por atentados y venganzas».
«Para conseguir el bien de la paz --recordó-- es preciso afirmar con lúcida
convicción que la violencia es un mal inaceptable y que nunca soluciona los
problemas», «la violencia es una mentira, porque va contra la verdad de nuestra
fe, la verdad de nuestra humanidad» y «destruye lo que pretende defender: la
dignidad, la vida, la libertad del ser humano».
Igualmente alertó de que «para promover la paz, venciendo al mal con el bien,
hay que tener muy en cuenta el bien común y sus consecuencias sociales y
políticas». «En efecto, cuando se promueve el bien común en todas sus
dimensiones, se promueve la paz», puntualizó el Papa.
Las tímidas esperanzas de paz que están surgiendo en varios rincones del planeta
se convirtieron en la intención que Juan Pablo II puso a los pies del Niño Jesús
en su mensaje de esta Navidad, unas palabras que siguieron millones de personas
gracias a su transmisión a más de 70 países (Cf.
Zenit, 25
diciembre 2004).
«Niño de Belén, Profeta de paz, alienta las iniciativas de diálogo y de
reconciliación, apoya los esfuerzos de paz que aunque tímidos, pero llenos de
esperanza, se están haciendo actualmente por un presente y un futuro más sereno
para tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo», imploró el pontífice en
su mensaje.
En particular, mencionó los rincones del planeta en los que se derrama sangre y
por los que él mismo se ha movilizado en los últimos meses o años.
«Y ¿cómo no mirar con ansia compartida, pero también con inquebrantable
confianza, a la tierra de la que Tú eres Hijo?», preguntó en referencia a Israel
y a los territorios de la Autoridad palestina.
«¡Por doquier se ve la necesidad de paz!», exclamó con voz algo quebrantada.
«Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz, ayúdanos a comprender que la
única vía para construirla es huir horrorizados del mal y buscar siempre y con
valentía el bien».
Todos los meses, el Papa también ofrece sus oraciones por una intención
misionera: en enero reza «para que en los países de misión surjan apóstoles
santos y generosos, dispuestos a anunciar a todos el Evangelio de Cristo».
ZS05010702
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Mundo
Nueva detención injustificada en China
del obispo de Zheng Ding
Monseñor Julius Jia Zhiguo ha pasado casi todo su ministerio episcopal bajo
arresto
ZHENG DING/STAMFORD, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
El pasado 5 de enero el obispo Julius Jia Zhiguo, de la Iglesia católica
«clandestina» --que reconoce la autoridad del Papa, pero no está oficialmente
aprobada por Pekín-- fue arrestado en una iglesia situada en el pueblo de Wu Qiu
por tres miembros de la Oficina de Asuntos Religiosos.
La detención por parte de las autoridades chinas se produjo a las 17.30 horas
–de Pekín--. El prelado podría estar retenido en algún lugar de Shijiazhung (Hebei),
según la información de que dispone «The Cardinal Kung Foundation» y que ha
remitido este viernes a Zenit.
Al frente de la diócesis de Zheng Ding --una de las más vivas de Hebei, la zona
de mayor concentración de católicos con aproximadamente un millón y medio--,
monseñor Jia Zhiguo, de 69 años, fue consagrado obispo en 1980.
Ha vivido casi todo su ministerio episcopal bajo arresto domiciliario y ya ha
pasado 20 años en prisión. En su propia casa se ocupa del cuidado de un centenar
de huérfanos discapacitados
Esta es la sexta detención que sufre en nueve meses. El pasado 5 de abril
monseñor Jia Zhiguo fue arrestado por cuatro miembros de seguridad del gobierno,
quienes se lo llevaron de su residencia sin explicaciones.
Inmediatamente después de una detención que se prolongó hasta el 14 de abril, la
Santa Sede --a través del director de la Oficina de Prensa, Joaquín Navarro-Valls--
no dudó en calificar el arresto –producido sin que mediaran explicaciones ni
motivaciones jurídicas-- de inadmisible en un Estado de Derecho.
Otros cinco días pasó retenido desde que fue arrestado nuevamente por dos
policías el 13 de junio en la provincia de Hebei (noreste de China) junto a un
sacerdote trapense, Placid Pei Ronggui.
El 9 de septiembre de 2004 el prelado chino fue obligado por dos miembros de las
fuerzas de seguridad a hacer un recorrido de tres días por Wengtang, en Pingshan.
Le hicieron además pagar los gastos de alojamiento y manutención, incluidos los
de los oficiales. El día 30 del mismo mes, fue secuestrado por personal de
seguridad del distrito de Shijiazhung.
El pasado 14 de diciembre, el obispo Jia Zhiguo fue detenido junto a once
sacerdotes. Todos fueron puestos el libertad horas después.
Para Joseph Kung, presidente de «The Cardinal Kung Foundation», puesto que China
«tiene el honor de acoger los Juegos Olímpicos del 2008», «el Comité Olímpico o
los gobiernos del mundo no deberían tolerar estas atroces persecuciones sin
protesta alguna y no deberían apartarse de víctimas inocentes e indefensas».
«De lo contrario --añade--, el noble nombre de “Olímpico” podría mancharse con
su asociación a persecuciones y violaciones de los derechos humanos».
Con sede en Stamford (Connecticut, Estados Unidos), «The Cardinal Kung
Foundation» (www.cardinalkungfoundation.org)
se dedica a la promoción de la libertad religiosa de la Iglesia católica en
China. La fundación fue creada por el cardenal Ignatius Kung Pinmei, fallecido
en marzo de 2000, obispo de Shanghai que tuvo que exiliarse en los Estados
Unidos.
A veces, en ocasiones de importantes reuniones del Partido o de visitas de jefes
de Estado y personalidades extranjeras, el obispo de Zheng Ding es detenido y
aislado en lugares desconocidos.
El prelado, antes de momentos litúrgicos señalados --Navidad, Epifanía, Pascua,
Pentecostés, la Asunción--, también es secuestrado y sometido a adoctrinamiento
para prevenir celebraciones y reuniones de cristianos «clandestinos», recuerda «AsiaNews».
En 1999, para evitar su actividad evangelizadora, la policía prohibió al obispo
mantener abierto un orfanato para niños abandonados y discapacitados, pero
posteriormente tuvo que autorizarlo a causa de las presiones internacionales.
Los chavales son mantenidos por el propio prelado en su casa, recuerda la
agencia del PIME..
Ésta recuerda que en China se permite el culto católico sólo en los lugares y
con el personal reconocido por el gobierno, o sea, una especie de Iglesia
católica «oficial». Obispos, sacerdotes y laicos de la Iglesia «no oficial»
sufren continuas violencias y detenciones.
Pero desde el año 2000 el control gubernamental ha aumentado también hacia la
Iglesia oficialmente reconocida. Más del 80% de los obispos nombrados por Pekín
han pedido en estos años, secretamente, reconocimiento y reconciliación con la
Santa Sede, haciendo inútil el intento del partido comunista de construir una
Iglesia nacional en China.
Seminaristas, sacerdotes y obispos de la Iglesia «oficial», en diversos momentos
del año, son sometidos a meses enteros de «puesta al día» sobre la política
religiosa del gobierno, sesiones en las que se imparten lecciones de marxismo y
se incide en la importancia del liderato del partido comunista chino.
ZS05010704
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La fuerza de Caritas, la presencia de
la Iglesia en el sudeste asiático
Utiliza una red de estructuras ya presentes sobre el terreno
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).- La
presencia de las instituciones de la Iglesia católica y de sus obras misioneras
en el sudeste asiático constituyen el medio más eficaz con el que cuenta la red
internacional de Cáritas para responder a la tragedia del maremoto.
«A pesar de las dificultades de la emergencia, la red de la Iglesia está activa
desde el primer momento. Gracias a los comités locales, logra distribuir bienes
de primera necesidad», explica Terry Dutto, de Caritas Italiana, que acaba de
llegar a Tamil Nadu (la India) para unirse a sus compañeros de las Cáritas de
India, Alemania, Austria y Estados Unidos.
Dutto se dirige en estos días al sur de la India, hacia Kanyakumari y Cape
Comorin, para visitar todas las aldeas y campos de la zona, en la que se han
acogido a 25.000 personas. Al mismo tiempo, los demás miembros del equipo de
Cáritas internacional se han dirigido a la zona de Pondicherry, en la costa de
Tamil Nadu, informa Cáritas Italiana.
Cáritas India ofrece en su conjunto alimentos, ropa y medicinas a 125.000
personas y ha logrado ponerse en contacto con las islas Nicobare para ofrecer
las primeras ayudas.
El coordinador de Cáritas Asia, el padre Yvon Ambroise, continúa con su misión
en los demás países golpeados por el «tsunami»: Sri Lanka, Indonesia, Tailandia.
Dutto constata dos problemas fundamentales: «la falta de agua, que ya antes del
desastre era distribuida en depósitos» y «la prohibición de pesca por motivos
sanitarios, por el momento durante un mes, que agrava la situación de los
pescadores y sus familias».
En Sri Lanka, a causa de las dificultades logísticas, la red internacional de
Cáritas ha organizado grupos regionales de apoyo a la Caritas local: Colombo y
Galle, Jaffna y Vanni, Batticaloa y Trincomalee.
En Indonesia, la red de Cáritas trabaja en íntima colaboración con la diócesis
de Medan. Varios equipos operativos están garantizando ya la distribución de las
ayudas.
Las Cáritas locales piden que por el momento las ayudas del extranjero sólo se
envíen en dinero, pues es muy complicado burocráticamente hacer pasen las
aduanas la ropa, alimentos, etc. Además, las compras sobre el terreno son mucho
más baratas, como ha confirmado el director de Cáritas Sri Lanka.
La red internacional de Cáritas ha confirmado este viernes a Zenit que hasta la
fecha ha recogido más de 42.5 millones de dólares estadounidenses para ayudar a
las víctimas del maremoto.
ZS05010705
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Encuentro de obispos europeos y
americanos con ordinarios católicos de Tierra Santa
Del 8 al 13 de enero en Jerusalén
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Del 8 al 13 de enero se celebrará en Jerusalén el encuentro anual entre obispos
de conferencias episcopales de varios países del mundo con la Asamblea de los
ordinarios católicos de Tierra Santa.
El objetivo de este encuentro, presido por el patriarca latino de Jerusalén, Su
Beatitud Michel Sabbah y el delegado apostólico en Jerusalén, el arzobispo
Pietro Sambi, es fomentar la solidaridad con la comunidad cristiana en Tierra
Santa y compartir la vida pastoral de la Iglesia local, que vive bajo una
intensa presión política y socio-económica.
Entre otros países, los obispos que participarán en el encuentro proceden de
Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y Gales, Francia, Alemania, España, Italia, y
de la comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE) en representación
de estos países.
Estarán también representantes de las instituciones de ayuda católicas, como las
Obras Pontificias Misioneras, Cáritas y sus miembros nacionales.
Los Obispos participarán el sábado 8 de enero en una celebración de Navidad
ecuménica con niños en la Basílica del Nacimiento en Belén, según ha confirmado
la Conferencia Episcopal Española. Desde los pueblos de la zona oriental se
desplazarán un millar de niños, de entre 7 y 13 años, para participar en esta
jornada festiva. Para muchos de estos pequeños será su primera visita a Belén.
El domingo, día 9 de enero, se han programado una serie de visitas pastorales a
las parroquias de Jerusalén y la zona oriental, como Ramallah, en las que los
participantes en el encuentro compartirán la celebración eucarística con las
comunidades locales.
El lunes, 10 de enero, comenzarán propiamente los trabajos que se prolongarán
hasta el jueves 13. En las primeras sesiones se informará sobre la situación en
Israel y Palestina con expertos y políticos de ambas comunidades. También está
previsto un encuentro en Belén con estudiantes de la Universidad Católica de
Belén, que rigen los Hermanos de La Salle.
El martes, día 11, los obispos examinarán el trabajo que vienen realizando las
conferencias episcopales de manera coordinada a raíz de estos encuentros. A lo
largo de la jornada habrá visitas a la Autoridad Palestina, a escuelas locales
cristianas y a distintas instituciones, como por ejemplo Cáritas.
En la tercera sesión de trabajo, el miércoles 12 de enero, se celebrarán
encuentros con las autoridades israelíes y palestinas. Por la tarde seguirán
revisando la labor que se ha realizado en este tiempo de trabajo conjunto. La
jornada concluirá con una reunión ecuménica con representantes de las iglesias
ortodoxas y protestantes presentes en Tierra Santa.
El último día, jueves 13 de enero, finalizará la Asamblea con la redacción del
Mensaje final.
ZS05010701
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Cuarto congreso latinoamericano de
médicos católicos
Del 29 al 30 de abril en Santiago de Chile
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).- En
Santiago de Chile los días 29 y 30 de abril de 2005, se celebrará el IV Congreso
Latinoamericano de Médicos Católicos.
Las inscripciones al congreso estarán abiertas durante todo el mes de marzo. Las
delegaciones extranjeras hasta un cierto cupo de participantes disponen de
alojamiento en el mismo lugar del Congreso.
El Congreso Latinoamericano se reúne cada 4 años y es primera vez que se hace en
Chile.
Un comunicado Federación de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas
Católicas (FIAMC) enviado a Zenit explica que «pretendemos dar fuerza a la
Evangelización de nuestro mundo sanitario regional e inspirados en los
principios de la doctrina católica y firme adhesión al Magisterio de la
Iglesia».
«Para este efecto, el Congreso facilita el intercambio de experiencias y la
puesta al día para los profesionales de la salud en conocimientos tanto en el
ámbito científico como en el de los retos éticos que conlleva la investigación y
la práctica de la medicina de hoy, mediante sesiones académicas, conferencias,
sesiones de trabajo y simposios paralelos, en les que los invitamos a
participar, de acuerdo al temario que agrupamos bajo el titulo de “Nacer, Vivir
y Morir con Dignidad”», añade el comunicado.
Las conferencias se recorrerán el camino «antes de nacer», «al nacimiento», «en
la infancia», «en la adolescencia», «en la vida adulta» y «en la ancianidad».
Han confirmado su asistencia el arzobispo de Santiago y presidente del Consejo
Episcopal Latinoamericano (CELAM), el cardenal Francisco Javier Errázuriz, el
cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la
Pastoral de la Salud, así como el doctor Juan de Dios Vial, de la Academia
Pontificia para la Vida, y el doctor Gian Luigi Gigli Presidente de FIAMC.
Más información en www.fiam.org
ZS05010710
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Colombia: La solución del problema de
la droga traerá la paz
Según el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo de Bogotá
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
«Mientras no se resuelva el problema de las drogas, no habrá paz en Colombia»,
considera el cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo de Bogotá y presidente de
la Conferencia Episcopal de Colombia.
Quien siembra drogas recoge muerte, ha añadido en una entrevista concedida a la
asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
«El tráfico de drogas no es sólo un problema para Colombia, por lo que también
los países ricos deben hacer todo lo posible para luchar eficazmente contra él»,
asegura el purpurado.
En cuanto al conflicto entre el Gobierno, las guerrillas de izquierdas y los
grupos paramilitares de derechas, el cardenal Rubiano insiste en la importancia
de alcanzar una reconciliación nacional.
«La condición indispensable para cualquier tipo de reconciliación es la
honestidad y la voluntad de apoyar la verdad. Tan sólo así es posible superar el
odio y los sentimientos de venganza», concluye.
ZS05010706
TOP
Un DVD con experiencias de jóvenes y
confesión
Fruto de las confesiones multitudinarias durante el Jubileo en Roma
SASSUOLO, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Quien piense que la confesión no está de moda quedará sorprendido con el DVD
«Jóvenes y reconciliación en Catania», en el que se muestran centenares de
muchachos italianos preparándose para este sacramento.
El disco recoge momentos del día de Pentecostés de este año, en el que chicos y
chicas de distintas parroquias italianas se concentraron en Catania (Sicilia)
para prepararse a la confesión junto a sus coetáneos. Eran los mismos chicos que
en agosto del Jubileo 2000 acompañaron a los jóvenes de todo el mundo que
deseaban recibir el sacramento del perdón y que desbordaron el Circo Massimo de
Roma.
El DVD es una iniciativa de la
Fundación Incendo y de
Jóvenes y Reconciliación y es «la continuación de la buena acogida de las
confesiones para jóvenes durante el Jubileo 2000», ha dicho a Zenit Rita Casali,
una de las organizadoras.
El disco incluye la visita que los jóvenes hicieron a una cárcel de menores para
explicar y vivir el sacramento del perdón con los detenidos. El compacto inicia
con una serie de fotografías con fondo de música moderna, en las que se observan
chicos rezando y varios sacerdotes acompañándolos. Una enorme cruz hace de hilo
conductor de todo el disco.
Rita Casali, de la Fundación Incendo, ha explicado a Zenit que «los jóvenes
también se confiesan» y «es importante que sean los mismos jóvenes los que les
contagien las ganas de reconciliarse, ya que así lo viven como una gran fiesta
del perdón».
ZS05010703
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Entrevista
Los motivos de la oposición a la
beatificación de Carlos de Austria
Entrevista a Giuseppe Dalla Torre, rector de la Libre Universidad Maria Ss.
Assunta - Lumsa de Roma
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Según el professor Giuseppe Dalla Torre, las polémicas suscitadas por la
beatificación de Carlos I de Austria (1887-1922) son fruto de una época
caracterizada por la secularización, que mira con miedo a una Iglesia «madre de
santos».
Dalla Torre, rector de la Universidad Lumsa de Roma, presenta el perfil humano,
familiar y espiritual del emperador, proclamado beato por Juan Pablo II el
pasado tres de octubre en medio de polémicas que, según Dalla Torre,
respondieron a un desconocimiento de su figura.
Dalla Torre es catedrático de derecho eclesiástico y ha escrito libros sobre
aspectos histórico-jurídicos de la santidad.
Su último libro es «Carlos de Austria. Retrato Espiritual» («Carlo d’Austria.
Ritratto spirituale»), de la Editorial
Ancora, en el que profundiza estos aspectos.
--Carlos de Austria ya es beato: ¿por qué originó tanta polémica esta
beatificación?
--Dalla Torre: Creo que las razones de las polémicas han sido diferentes, pero
querría observar ante todo que estas polémicas han surgido no sólo con ocasión
de la beatificación. También se dieron en el pasado, comenzando por los años
posteriores a la muerte de Carlos, cuando se empezó a hablar de introducir la
causa de beatificación.
Por cuanto atañe al pasado, no hay duda de que las polémicas sobre la causa
canónica fueron alimentadas por una opinión pública laicista y anticlerical,
difundida en muchos países europeos; una opinión pública que fue sustancialmente
la misma que impidió a Carlos llevar a cabo sus proyectos de paz al exterior y
de reformas dentro del imperio austrohúngaro, y que lo condujo a la pérdida del
trono, al destierro, hasta su precoz muerte en tierra extranjera.
Muerte que también ocurrió a causa de las condiciones de extrema dificultad
económica, y de abandono de todos, por las que atravesaron Carlos y su familia.
Se trató de una página que no hizo honor a las potencias europeas y que queda
así en el libro de la historia.
En definitiva, se lanzaron contra Carlos las flechas de todas aquellas fuerzas
ideológicas, masonería incluida, que quisieron el fin de Austria en cuánto
Estado católico y que vieron en el joven emperador una especie de encarnación
del modelo detestado de soberano católico.
En estas polémicas entraron en juego también motivos de más bajo calibre, como
una actitud cultural hostil de una parte influyente de la opinión pública
italiana, que mantuvo por mucho tiempo impresos en la memoria el recuerdo de
Austria como enemigo histórico de Italia.
--Pero se han dado también objeciones más recientes.
--Dalla Torre: Sí, ha habido también objeciones más recientes, que han aparecido
con particular viveza con ocasión de la beatificación. Entre estas, la
hostilidad a la «política» de las canonizaciones que caracteriza al pontificado
de Juan Pablo II, mal soportada por algunos que ven en ella, en estos tiempos de
secularización, una especie de despertar de la Iglesia «madre» de santos, como
diría el escritor italiano Alessandro Manzoni. Se da también la acusación contra
Carlos de haber sido políticamente incapaz, casi como si el juicio de la Iglesia
concerniera la capacidad política y no la heroicidad de las virtudes y la
ejemplaridad de la vida cristiana.
Pero se ha llegado hasta a la infundada e infamante acusación de haber tenido
una vida disoluta. Quiero desear que esta acusación haya venido por simple
ignorancia histórica. Una ignorancia que ha llevado a confundir a Carlos con su
padre, el archiduque Otón Francisco, cuya vida conoció experiencias moralmente
censurables. En todo caso, este hecho demuestra, una vez más, que también pueden
nacer santos de personas que no sean tan recomendables.
--¿En qué aspectos la vida espiritual de Carlos se salió de lo común?
--Dalla Torre: Pienso sobre todo en el hecho de que concebía toda su vida
cotidiana --tanto la privada como la familiar y pública-- en una perspectiva de
fe. Gracias a ella Carlos tradujo cada acción en oración y cada determinación en
constante sumisión a la voluntad del Dios.
Su sensibilidad ante el mal que atraviesa el mundo lo indujo a ofrecer cada
prueba --de las más pequeñas hasta aquellas más graves y extremas-- por las
culpas no sólo propias, sino también de los demás.
Tuvo una particular devoción por el Santísimo Sacramento, como demostró hasta
los últimos días de su vida. Su vida también manifiesta el desarrollo de una
espiritualidad conyugal y familiar fuera de lo común, de extraordinaria
actualidad en un tiempo como el nuestro, que ha reducido matrimonio y familia a
meros lugares de utilidades personales.
--El milagro que ha hecho posible la beatificación ha ocurrido en Brasil,
tierra lejana del contexto en el que vivió Carlos de Austria, ¿hay allí una
particular devoción al beato?
--Dalla Torre: No estoy capacitado para responder al respeto, pero no me
maravilla una difusión en otros continentes de la devoción por el beato.
Como ocurre con cada fiel que ha tocado las cumbres de la perfección espiritual
y ha dado ejemplo de santidad, el testimonio de Carlos no está vinculado a un
lugar, a una comunidad, a una realidad cultural, sino que tiene alcance
universal.
A través del ejercicio de las virtudes y de un itinerario espiritual de
conformación con Cristo, el último emperador de Austria mostró a todos
--europeos o no europeos-- que es posible emanciparse de los condicionamientos,
de las debilidades y de los vicios, realizar completamente la propia humanidad y
aspirar a las cumbres de la santidad.
--¿Por qué le parece positivo el que se beatifique a políticos?
--Dalla Torre: El Concilio Vaticano II ha llamado la atención claramente sobre
la vocación de todos los fieles a la santidad: así pues no sólo de los
sacerdotes o de los religiosos, sino también de los laicos.
Y si los beatos y los santos son propuestos por la Iglesia como modelos a
imitar, me parece completamente normal, más bien necesario, que también haya
beatos y santos laicos, modelos de una perfección espiritual conquistados en la
vida ordinaria: en familia, en el trabajo, en la cultura, en el tiempo libre, y
por lo tanto también en el compromiso social y político. ¿No definió acaso Pablo
VI el compromiso político como una forma más alta de caridad?
ZS05010709
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Espiritualidad
Un padre debe decir a su hijo que le
quiere, sugiere el predicador del Papa
Comenta el Evangelio de la fiesta del Bautismo del Señor
ROMA, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa
Pontificia, al Evangelio de la liturgia del próximo domingo, 9 de enero (Mt
3,13-17), fiesta del Bautismo del Señor.
* * *
Mateo (3,13-17)
Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser
bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que
necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame
ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó.
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en eso se abrieron los cielos y vio al
Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él Y una voz que
salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo predilecto, en quien me complazco».
Cuando se escribe la vida de los grandes artistas y poetas, siempre se intenta
descubrir la persona (en general la mujer) que ha sido, para el genio, la fuente
de inspiración, la musa frecuentemente escondida. También en la vida de Cristo
hallamos un amor secreto que ha sido el motivo inspirador de todo lo que hizo:
su amor por el Padre celestial. Ahora, con ocasión del Bautismo en el Jordán,
descubrimos que este amor es recíproco. El Padre proclama a Jesús su «Hijo
predilecto» y le manifiesta toda su complacencia enviando sobre él el Espíritu
Santo, que es su mismo amor personificado.
Según la Escritura, como la relación hombre-mujer tiene su modelo en la relación
Cristo-Iglesia, así la relación padre-hijo tiene su modelo en la relación entre
Dios Padre y su Hijo Jesús. De Dios padre «toda paternidad en los cielos y en la
tierra toma nombre» (Ef 3,15), esto es, saca existencia, sentido y valor. Es una
ocasión para reflexionar sobre este delicado tema. Quién sabe por qué la
literatura, el arte, el espectáculo, la publicidad explotan una sola relación
humana: la de fondo sexual entre el hombre y la mujer, entre el marido y la
esposa. Dejamos en cambio casi del todo inexplorada otra relación humana
igualmente universal y vital, otra de las grandes fuentes de gozo de la vida: la
relación padres-hijos, la alegría de la paternidad.
Igual que el cáncer ataca habitualmente los órganos más delicados en el hombre y
en la mujer, así el poder destructor del pecado y del mal ataca los ganglios más
vitales de la existencia humana. No hay nada que sea sometido al abuso, a la
explotación y a la violencia como la relación hombre-mujer, y no hay nada que
esté tan expuesto a la deformación como la relación padre-hijo: autoritarismo,
paternalismo, rebelión, rechazo, incomunicación... El sufrimiento es recíproco.
Hay padres cuyo sufrimiento más profundo en la vida es ser rechazados o
directamente despreciados por los hijos, por los cuales han hecho cuanto han
podido. Y hay hijos cuyo más profundo y no confesado sufrimiento es sentirse
incomprendidos o rechazados por el padre, y que en un momento de irritación, tal
vez han oído decir del propio padre: «¡Tú no eres mi hijo!». ¿Qué hacer? Ante
todo creer. Reencontrar la confianza en la paternidad. Pedir a Dios el don de
saber ser padre. Después esforzarse también en imitar al Padre celeste.
San Pablo traza así la relación padres-hijos: «Hijos, obedeced en todo a
vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor. Padres, no exasperéis
a vuestros hijos, no sea que se desanimen» (Col 3,20-21). A los hijos recomienda
la obediencia, pero una obediencia filial, no de esclavos o de militares; a los
padres que «no exasperen» a los hijos; esto es, en sentido positivo, tener
paciencia, comprensión, no exigir todo inmediatamente, saber esperar a que los
hijos maduren, saber disculpar sus errores. Se trata de no desalentar con
continuos reproches y observaciones negativas, sino más bien animar cada pequeño
esfuerzo. Comunicar sentido de libertad, de protección, de confianza en sí
mismos, de seguridad.
Como hace Dios, que dice querer ser siempre para nosotros una «roca de defensa»
y una «ayuda siempre cercada en las angustias» (Sal 46). No tengáis miedo de
imitar alguna vez, a la letra, a Dios Padre y de decir al propio hijo o hija:
«¡Tú eres mi hijo amado! ¡Tú eres mi hija amada! ¡Estoy orgulloso de ti, de ser
tu padre!». Si sale del corazón en el momento adecuado, esta palabra hace
milagros, da alas al corazón del chaval o de la joven. Y para el padre es como
generar una segunda vez, más conscientemente, al propio hijo.
[Original italiano publicado por «Famiglia Cristiana». Traducción realizada
por Zenit]
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Documentación
La Conferencia Episcopal Española sobre
«nación y nacionalismos»
Nota de prensa
MADRID, viernes, 7 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos la nota de prensa presentada este viernes por la Conferencia
Episcopal Española sobre «nación y nacionalismos».
* * *
El pasado día 30 de diciembre el Parlamento Vasco aprobó una “Propuesta de
Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi”. Tanto el acontecimiento mismo de
la aprobación como el contenido de lo aprobado han suscitado un fuerte debate
social y político. En este contexto se recuerda la doctrina moral de la Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal Española acerca de las relaciones entre
nación y nacionalismos en España, tal y como se desprende de la Instrucción
Pastoral Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus
consecuencias, de noviembre de 2002. De esta Instrucción son las siguientes
afirmaciones:
27. “La nación – dice Juan Pablo II - es la gran comunidad de los hombres que
están unidos por diversos vínculos, pero sobre todo, precisamente, por la
cultura”. Ahora bien, las culturas no son nunca de por sí compartimentos
estancos, y deben ser capaces de abrirse unas a otras. Están constituidas ya de
antemano a base del rico intercambio del diálogo histórico entre ellas. Todas
necesitan dejarse impregnar por el Evangelio.
28. Las naciones, en cuanto ámbitos culturales del desarrollo de las personas,
están dotadas de una “soberanía” espiritual propia y, por tanto, no se les puede
impedir el ejercicio y cultivo de los valores que conforman su identidad. Esta
“soberanía” espiritual de las naciones puede expresarse también en la soberanía
política, pero ésta no es una implicación necesaria. Cuando determinadas
naciones o realidades nacionales se hallan legítimamente vinculadas por lazos
históricos, familiares, religiosos, culturales y políticos a otras naciones
dentro de un mismo Estado no puede decirse que dichas naciones gocen
necesariamente de un derecho a la soberanía política.
29. Las naciones, aisladamente consideradas, no gozan de un derecho absoluto a
decidir sobre su propio destino. Esta concepción significaría, en el caso de las
personas, un individualismo insolidario. De modo análogo, resulta moralmente
inaceptable que las naciones pretendan unilateralmente una configuración
política de la propia realidad y, en concreto, la reclamación de la
independencia en virtud de su sola voluntad. La “virtud” política de la
solidaridad, o, si se quiere, la caridad social, exige a los pueblos la atención
al bien común de la comunidad cultural y política de la que forman parte. La
Doctrina Social de la Iglesia reconoce un derecho real y originario de
autodeterminación política en el caso de una colonización o de una invasión
injusta, pero no en el de una secesión.
30. En consecuencia, no es moral cualquier modo de propugnar la independencia de
cualquier grupo y la creación de un nuevo Estado, y en esto la Iglesia siente la
obligación de pronunciarse ante los fieles cristianos y los hombres de buena
voluntad. Cuando la voluntad de independencia se convierte en principio absoluto
de la acción política y es impuesta a toda costa y por cualquier medio, es
equiparable a una idolatría de la propia nación que pervierte gravemente el
orden moral y la vida social. Tal forma inmoderada de “culto” a la nación es un
riesgo especialmente grave cuando se pierde el sentido cristiano de la vida y se
alimenta una concepción nihilista de la sociedad y de su articulación política.
(...)
31. Por nacionalismo se entiende una determinada opción política que hace de la
defensa y del desarrollo de la identidad de una nación el eje de sus
actividades. La Iglesia, madre y maestra de todos los pueblos, acepta las
opciones políticas de tipo nacionalista que se ajusten a la norma moral y a las
exigencias del bien común. Se trata de una opción que, en ocasiones, puede
mostrarse especialmente conveniente. El amor a la propia nación o a la patria,
que es necesario cultivar, puede manifestarse como una opción política
nacionalista.
La opción nacionalista, sin embargo, como cualquier opción política, no puede
ser absoluta. Para ser legítima debe mantenerse en los límites de la moral y de
la justicia, y debe evitar un doble peligro: el primero, considerarse a sí misma
como la única forma coherente de proponer el amor a la nación; el segundo,
defender los propios valores nacionales excluyendo y menospreciando los de otras
realidades nacionales o estatales.
Los nacionalismos, al igual que las demás opciones políticas, deben estar
ordenados al bien común de todos los ciudadanos, apoyándose en argumentos
verdaderos y teniendo en cuenta los derechos de los demás y los valores nacidos
de la convivencia.
32. Cuando las condiciones señaladas no se respetan, el nacionalismo degenera en
una ideología y un proyecto político excluyente, incapaz de reconocer y proteger
los derechos de los ciudadanos, tentado de las aspiraciones totalitarias que
afectan a cualquier opción política que absolutiza sus propios objetivos. De la
naturaleza perniciosa de este nacionalismo ha advertido el Magisterio de la
Iglesia en numerosas ocasiones. (...)
33. (...) Todo proyecto político, para merecer un juicio moral positivo, ha de
ponerse al servicio de las personas y no a la inversa. Es decir, que la justa
ordenación de las naciones y de los Estados nunca puede constreñir ni vulnerar
los derechos humanos fundamentales, sino que los tutela y los promueve. De modo
que no es moralmente aceptable ninguna concepción para la cual la nación, el
Estado o las relaciones entre ambos se pongan por encima del ejercicio integral
de los derechos básicos de las personas.
La pretensión de que a toda nación, por el hecho de serlo, le corresponda el
derecho de constituirse en Estado, ignorando las múltiples relaciones
históricamente establecidas entre los pueblos y sometiendo los derechos de las
personas a proyectos nacionales o estatales impuestos de una u otra manera por
la fuerza, dan lugar a un nacionalismo totalitario, que es incompatible con la
doctrina católica.
34. Por ser la nación un hecho, en primer lugar, cultural, el Magisterio de la
Iglesia lo ha distinguido cuidadosamente del Estado. A diferencia de la nación,
el Estado es una realidad primariamente política; pero puede coincidir con una
sola nación o bien albergar en su seno varias naciones o entidades nacionales.
La configuración propia de cada Estado es normalmente fruto de largos y
complejos procesos históricos. Estos procesos no pueden ser ignorados ni, menos
aún, distorsionados o falsificados al servicio de intereses particulares.
35. España es fruto de uno de estos complejos procesos históricos. Poner en
peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de
España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear,
no sería prudente ni moralmente aceptable.
La Constitución es hoy el marco jurídico ineludible de referencia para la
convivencia. Recientemente, los obispos españoles afirmábamos: “La Constitución
de 1978 no es perfecta, como toda obra humana, pero la vemos como el fruto
maduro de una voluntad sincera de entendimiento y como instrumento y primicia de
un futuro de convivencia armónica entre todos”. Se trata, por tanto, de una
norma modificable, pero todo proceso de cambio debe hacerse según lo previsto en
el ordenamiento jurídico.
Pretender unilateralmente alterar este ordenamiento jurídico en función de una
determinada voluntad de poder, local o de cualquier otro tipo, es inadmisible.
Es necesario respetar y tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria.
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