Redacción -
09/01/2005 El Papa Juan Pablo II pidió ayer a las
autoridades cubanas que perseveren en el diálogo con todos los sectores
y reiteró su demanda de que cese el embargo para permitir el "libre
desarrollo" del país. En el acto de presentación de cartas credenciales
del nuevo embajador de Cuba ante la Santa Sede, Raúl Roa Kouri, el
Pontífice insistió en la necesidad de que se cree en Cuba un ambiente de
“genuina libertad religiosa”
El nuevo embajador de Cuba ante la Santa Sede, Raúl Roa Kouri,
presentó sus cartas credenciales ayer ante el Papa Juan Pablo II. En el
acto de presentación, el Papa pidió el cese del embargo a Cuba para que
pueda darse un auténtico desarrollo del país. “La Santa Sede desea
vivamente que se puedan superar cuanto antes los obstáculos que impiden
la libre comunicación e intercambio entre la Nación cubana y parte de la
comunidad internacional”, dijo Juan Pablo II. El Papa subrayó que sólo
de esta manera se podrán "afianzar, mediante un diálogo respetuoso y
abierto con todos, las condiciones necesarias para un auténtico
desarrollo”.
El Papa Juan Pablo II instó al Gobierno de Cuba a que siga perseverando
en su esfuerzo "para mantener y desarrollar las metas conseguidas con
esfuerzo en el campo de la atención sanitaria, de la instrucción en sus
diversos niveles y de la cultura en sus diferentes expresiones”. El
Vaticano considera, en palabras de Juan Pablo II, que asegurando esas
condiciones "se ponen algunos de los pilares del edificio de la paz, la
cual no es sólo la ausencia de guerra, sino el poder disfrutar de la
promoción humana integral”.
Tras destacar el espíritu de solidaridad demostrado por Cuba ante las
calamidades naturales y los conflictos, el Papa se refirió al papel que
juega la Iglesia católica en ese país caribeño en busca del bien común y
demandó que se potencie "el ambiente de genuina libertad religiosa". "En
toda sociedad pluralista la Iglesia presenta sus orientaciones y
propuestas que pueden llevar a puntos de vista diferentes entre quienes
comparten la fe y quienes no la profesan. Las divergencias en este
sentido no deben producir ninguna forma de conflictividad, sino
favorecer un diálogo constructivo y amplio", expresó Juan Pablo II.
El Papa dijo que hay "temas en los cuales la Iglesia en Cuba desea
iluminar la realidad social" y puso como ejemplo los problemas
suscitados por "la promoción de la dignidad humana". También incluyó en
esas demandas la consideración de la realidad familiar y la educación de
las nuevas generaciones en una cultura de la paz, la vida y la
esperanza.
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