Redacción -
11/01/2005 La ministra de Sanidad y Consumo, Elena
Salgado, ha asegurado que la Iglesia Católica ha planteado “un falso
problema” en la sociedad española en relación con la eutanasia y que
está “provocando una preocupación y una angustia innecesarias entre la
población, especialmente entre las personas mayores”. El documento de la
CEE, “La eutanasia es inmoral y antisocial”, asegura que “no se puede
negar la existencia de una batalla jurídica y publicitaria con el fin de
obtener el reconocimiento del llamado derecho a la muerte digna”.
En una entrevista publicada en la revista “Escritura Pública”, la
titular de Sanidad asegura que “la Iglesia ha planteado un falso
problema ante la sociedad y está provocando una preocupación y una
angustia innecesarias entre la población, especialmente entre las
personas mayores a las que este tema puede preocupar
extraordinariamente”. A juicio de la ministra Salgado “es enormemente
injusto hacer sufrir de este modo a los ancianos, especialmente cuando
el Gobierno ha dicho claramente en varias ocasiones que no tiene
intención de regular la eutanasia”.
La ministra agrega en la citada entrevista que “otra cosa” es hablar de
la extensión de los cuidados paliativos a los enfermos que padecen
grandes dolores o de evitar el llamado “encarnizamiento terapéutico2
cuando no hay posibilidades de recuperación. Según Salgado, “esto ni
tiene nada que ver con la eutanasia ni está reñido con la propia
doctrina de la Iglesia Católica”. Por último, Salgado le pide a la
Iglesia que en esta cuestión, así como en otras que generan “mucho
debate social”, el mismo respeto “a la acción de gobierno del Ejecutivo
de José Luis Rodríguez Zapatero, que el propio Gobierno manifiesta con
la labor pastoral que realiza la Iglesia”.
En el documento “La eutanasia es inmoral y antisocial”, elaborado por la
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal en 1998 y que está
adjunto a esta noticia, se especifica que la Iglesia respeta
“sinceramente la conciencia de las personas, santuario en el que cada
uno se encuentra con la voz suave y exigente del amor de Dios” y que
comprende “determinados condicionamientos psicológicos, culturales y
sociales pueden llevar a realizar acciones que contradicen radicalmente
la inclinación innata de cada uno a la vida atenuando o anulando la
responsabilidad subjetiva”. Pero, dice el documento, “no se puede negar
la existencia de una batalla jurídica y publicitaria con el fin de
obtener el reconocimiento del llamado derecho a la muerte digna”.
Es esta postura pública la que “tenemos que enjuiciar y denunciar como
equivocada en sí misma y peligrosa para la convivencia social”. El
documento asegura que “una cosa son la conciencia y las decisiones
personales y otra lo que se propone como criterio ético y legal para
regular las relaciones entre los ciudadanos”.
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