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Los Corrales de Buelna
Una devoción con 400 años de historia
Este año se cumplen cuatro siglos de presencia de los dominicos en el Valle de Buelna, que custodian y veneran la imagen de la patrona del Besaya, la Virgen de Las Caldas
 
N. CAVIA LOS CORRALES/
 
ARTE Y RELIGIÓN. Retablo mayor que alberga la Virgen. / CAVIA
En el año 1605, el pueblo de Barros hizo entrega a los dominicos de Santillana del Mar de la ermita situada junto al manantial de aguas termales de Las Caldas de Besaya, ermita en la que se veneraba desde antiguo la bella imagen de Nuestra Señora de Las Caldas, patrona del Besaya.

Así relata el padre dominico Alberto González Fuente el origen de lo que será este año una celebración especial en uno de los santuarios más visitados en Cantabria, el 400 aniversario de la presencia de los dominicos en el Valle de Buelna.

En un año de tan destacadas celebraciones jubilares religiosas en Cantabria, «los dominicos hemos de aportar también una fecha importante de orden eclesial: los cuatro siglos de presencia en uno de los santuarios más emblemáticos de Cantabria, el de Nuestra Señora de Las Caldas» cuenta el padre Alberto.

La invasión napoleónica, la desamortización de Mendizábal, la Guerra Civil, son algunos de los eventos históricos que han sacudido un Santuario que sigue demostrando su importancia, «400 años de historia que aportan datos de mucho relieve, que justifican sentirnos gozosos de nuestra respuesta al pueblo de Barros cuando, con el noble deseo de proveer mejor al culto de la devoción a su bella y venerada imagen. Un día de 1605 hizo entrega de la ermita de la Virgen de Las Caldas a los dominicos de Santillana».

No fue fácil formalizar la cesión, según el padre Alberto, hubo de intervenir el arzobispo de Burgos y un notario del reino para soslayar las dificultades que suscitó esa decisión por parte de algunos eclesiásticos y determinados responsables civiles.

Como apuntes históricos recuerda que en el año 1611, la humilde comunidad de cuatro religiosos obtuvo ya la independencia jurídica de Santillana del Mar.

En 1663 llegó a Las Caldas, desde el Estudio de San Gregorio de Valladolid, el padre Juan Malfaz, accediendo a las súplicas de la «noble dama montañesa» Ana María Velarde. Y comienza así, «con la iniciativa y entusiasmo de ambos», una nueva época de esplendor que culmina con la idea de levantar un nuevo santuario en la falda de la montaña.

Fallecidos ambos promotores en plena tarea, el padre Alberto cuenta que la obra fue impulsada por el sucesor del padre Malfaz, el extremeño Alonso del Pozo, a quien se debe principalmente la construcción del actual santuario y su magnífico templo, inaugurado, no obstante, de forma definitiva el año 1712.

Desde entonces, «con importantes vicisitudes», los dominicos han estado al servicio de su misión en, y desde, el Santuario.

Eso sí, tuvieron que abandonarlo algunos años: primero en 1806, con la invasión napoleónica y, sobre todo, poco después, en 1836, con la desamortización de Mendizábal.

«Restituidos del largo exilio, y con gran penuria, a su convento en 1877 comienza un nuevo florecimiento de su labor de predicación y enseñanza, que se prolongará hasta la guerra de 1936».

Ese mismo año, en vísperas de la Navidad, «nueve religiosos de la comunidad fueron arrancados de su convento, llevados a Santander y, por el delito de ser religiosos, lanzados con un lastre al mar. Sellaron así, con el martirio, ahogados en las aguas de la bahía santanderina, su compromiso de servicio a Dios y a la Virgen de Las Caldas».

Nueve estrellas aparecen desde entonces en el escudo del Santuario, «emblema inspirado en una visión profética de su benefactora, Ana Velarde, como testimonio culminante del servicio de los dominicos a Dios y a María en Las Caldas de Besaya, a lo largo de estos 400 años».

A partir de ahí, según el padre Alberto, siguieron años de gran esplendor en Las Caldas, con la construcción de nuevos pabellones y la presencia en ellos, durante cerca de 30 años, de jóvenes estudiantes de Filosofía.

Trasladado el Instituto Pontificio a Valladolid el año 1970 se reemprendió con fuerza el ministerio tradicional de culto a la Virgen y atención pastoral. «Las perspectivas actuales de futuro son oscuras, ante la falta de vocaciones. Pero la historia nos cerciora de que las vicisitudes humanas, como las mareas del mar, bajan y suben regidas por la fuerza superior de lo alto». Pronto se organizarán y detallarán los actos que darán forma a una celebración que plasmará en la historia la presencia del Santuario en Cantabria.

 

Los Corrales de Buelna
Hoy, jornada electoral en el Santuario
 
 
N. C./LOS CORRALES
 
 
El Santuario de Las Caldas de Besaya, regido por dominicos, vive hoy una jornada de elecciones para determinar quien será el próximo prior de la Orden en ese convento. No hace demasiado tiempo, la decena de dominicos que residen en ese edificio ya tuvo que elegir nuevo prior, y parece ser enero el mes elegido para estos acontecimientos. En concreto fue el 21 de enero de 2002 cuando el dominico Francisco María García González tomaba posesión de su cargo como Padre Prior del Santuario. Ocupaba el puesto del fallecido Felipe María Castro, que fue prior en Las Caldas durante un largo periodo en el que se consolidó un mayor conocimiento del Santuario Mariano del Besaya. No pudo ver finalizar un proceso que había impulsado, la declaración del edificio como Bien de Interés Cultural.

Hoy, los ya menos de una decena de religiosos, se reunirán en conclave y, libremente, propondrán al sucesor del actual prior, a la espera de su ratificación por la dirección superior de la Orden de los Dominicos.