El obispo de Mondoñedo-Ferrol contesta a la ministra de Sanidad y aclara lo que la Iglesia hace por los enfermos

Redacción - 12/01/2005 El obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor José Gea Escolano, ha contestado a las declaraciones del pasado lunes de la ministra de Sanidad, Elena Salgado en las que afirmaba que la Iglesia provoca “angustia” entre los ancianos al plantear la eutanasia como un “falso problema” ante la sociedad. El prelado se ha referido a las controvertidas declaraciones de Ramona Maneiro sobre su asistencia en el suicido de Ramón Sampedro recordando las palabras de Juan Pablo II sobre la vida, un “bien supremo que hay que respetar”.

Monseñor José Gea Escolando, obispo de Mondoñedo-Ferrol ha asegurado que no comprende las afirmaciones de la ministra Salgado sobre la supuesta “angustia” que, según ella, provoca la Iglesia en los enfermos por el tema de la eutanasia. Según ha afirmado el prelado, la Iglesia “se preocupa por la vida de los enfermos y ancianos”, como, a su entender, debería hacer también el Gobierno, y sin embargo, las declaraciones de la ministra sobre la eutanasia “han suscitado una serie de actitudes negativas”.

Monseñor Gea Escolano considera que “hay que ver la vida como la libertad que no puede venderse y no se puede hacer un contrato de esclavitud ya que –insistió- la vida es un bien primario y hay que mantenerlo”. El obispo de Mondoñedo-Ferrol, a este respecto, ha contestado a las declaraciones de Ramona Maneiro en las que afirmó haber ayudado a morir a Ramón Sampedro “por amor”, ya que considera “no es el amor lo que prima cuando se suprime o ayuda a suprimir la vida de otra persona sino al contrario: hay que darle cariño y ayudarle”.

En declaraciones a Europa Press TV, monseñor Gea Escolano consideró que el verdadero amor radica en hacer que la vida del enfermo “tenga un sentido reconocido para él”. Así, apuntó que aunque no entra a valorar la conciencia de cada cual, ya que “cada uno entiende el amor a su manera”, no existen motivos suficientes “para suprimir una vida”. Sobre la posibilidad de que lo sucedido pueda incitar a otras personas a ayudar a aquellos enfermos que se enfrenten a una situación parecida, el obispo advirtió que “una cosa es que sea posible y otra que la Iglesia pueda dar por bueno, normal o lícito, suprimir una vida, bien sea la propia o la ajena”. Por ello, recalcó que “más que fijarnos en la conducta de Ramona Maneiro, lo que debíamos es fijarnos en que quizá los enfermos no reciben el cariño y la atención necesaria”.

Al respecto de que se pueda generar un debate sobre la eutanasia a raíz de las polémicas declaraciones de Maneiro, el prelado ha asegurado que la Iglesia defenderá sus principios “no en plan de lucha o tensión o de inmiscuirse en cosas que no le pertenecen sino por defender ante los católicos la verdadera fe y la vida”. De esta forma, recordó que el Papa Juan Pablo II subrayó el pasado lunes que “la vida es el bien supremo que hay que respetar”.
 

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