El Arzobispado de Madrid pide a los empresarios que no duden en legalizar a sus trabajadores irregulares

Redacción - 14/01/2005 Ante el proceso de normalización que permitirá regularizar la situación legal de los trabajadores extranjeros que se encuentren en nuestro país, que entrará en vigor el próximo 7 de febrero, la Delegación Diocesana de Migraciones del Arzobispado de Madrid pide a los empresarios y empleadores "que no duden a la hora de firmar con los trabajadores inmigrantes un contrato de trabajo, cuyas condiciones deben ajustarse a las establecidas por la normativa vigente y darles de alta en la Seguridad Social".

La Delegación Diocesana de Migraciones del Arzobispado de Madrid afirmó ayer en una nota de prensa que los empresarios no deben dudar a la hora de regular la situación laboral de los trabajadores inmigrantes y que sus condiciones de trabajo deben ajustarse a las establecidas por la normativa vigente y darles de alta en la Seguridad Social, dentro del próximo proceso de legalización que abrirá el Gobierno el próximo 7 de febrero.

"Es responsabilidad de todos crear las condiciones aptas para la integración de los trabajadores inmigrantes, de modo que lleguen a ser miembros activos en la vida económica, social, cívica, cultural y espiritual en la sociedad y en la Iglesia", manifiesta la Delegación Diocesana de Migraciones. Además, recuerda que "cada vez que no se asumen responsablemente las obligaciones del contrato que se ha firmado, incumpliendo la palabra dada; cada vez que no se respetan los derechos socio-laborales de los trabajadores inmigrantes no pagándoles un salario digno, ni respetándoles un horario normalizado ni dándoles de alta en la Seguridad Social desde el primer día, se está imposibilitando que puedan obtener o renovar sus autorizaciones, abocándoles así a la irregularidad. Y se está faltando no sólo a elementales exigencias del derecho, sino también de la ética".

De la misma manera, solicita a los propios trabajadores inmigrantes que informen y dialoguen con sus empleadores de las posibilidades que abre este proceso y, en lo que a ellos respecta, cumplir sus deberes fiscales y de Seguridad Social y sus obligaciones contractuales. "Si no lo hacen, faltan gravemente a la justicia y a la solidaridad sobre las que se asientan todas las prestaciones sociales de nuestro ordenamiento y se están autocondenando a la irregularidad y a la exclusión", subraya la Delegación Diocesana de Migraciones.

Insiste además, en que "la talla ética y moral de una sociedad que quiere ser justa y solidaria la da la forma en que se protegen, de hecho y de derecho, todas las libertades fundamentales, se lucha para que desaparezcan las discriminaciones y desigualdades injustas, y se reconoce el derecho-deber al trabajo de los inmigrantes en paridad de condiciones con los trabajadores españoles". Para la delegación Diocesana de Migraciones las conductas de abuso hacia los inmigrantes "contradicen gravemente las exigencias más fundamentales de la conciencia cristiana y la autenticidad de su testimonio de amor a Cristo y a los hermanos".
 

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