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Servicio diario | - |
17
de enero de 2005
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Santa Sede
Juan Pablo II subraya los valores del deporte al recibir a la
Ferrari
Ciento sesenta rabinos en el Vaticano para dar las gracias a
Juan Pablo II
El Papa invita a almorzar al presidente de Italia
Comienzan los encuentros de obispos españoles con el Papa
El Vaticano envía un mensaje de paz a los creyentes en las
religiones tribales
Las indulgencias, en la lógica del «exceso» de la misericordia
de Dios
Mundo
Miles de damnificados tras los temporales en Costa Rica y
Panamá, alerta «Caritas»
La Semana de Oración por la Unidad presenta un programa de vida
para todo cristiano
La catedral católica de Moscú estrena órgano, regalo de
protestantes suizos
La archidiócesis de Madrid pide a los empresarios regularizar a
los trabajadores inmigrantes
Entrevista
Para avanzar, América Latina debe movilizar su «ethos»
cristiano
La ley de la oferta y la demanda también explica el terrorismo
islámico
Santa Sede
Juan Pablo II subraya los valores del
deporte al recibir a la Ferrari
Michael Schumacher, campeón del mundo de Fórmula Uno, sumamente emocionado
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II subrayó el carácter educativo y solidario que puede tener el
deporte al recibir este lunes a los dirigentes, pilotos y técnicos de la
«Ferrari», equipo campeón del mundo de Fórmula Uno.
En la audiencia participaron sus dos pilotos estrella: el alemán Michael
Schumacher, siete veces campeón del mundo, y el brasileño Rubens Barrichello,
vestidos con traje oscuro y corbata de color rojo, como los coches del equipo de
carreras.
La Ferrari aprovechó la ocasión para regalar al Santo Padre una reproducción a
escala en miniatura del modelo F2004 con el que Schumacher ganó su séptimo
mundial.
Tras felicitar a sus huéspedes por esta victoria, el Santo Padre consideró que
estos «resultados deportivos e industriales» se deben sobre todo «al entusiasmo,
fruto del espíritu de comunidad».
El Papa envió un afectuoso saludo a todos los obreros que desde la planta de la
Ferrari, en Maranello (norte de Italia), seguían el encuentro en directo por
televisión. El Papa visitó la Ferrari en 1988 y dio una vuelta en uno de sus
coches.
«Vuestra presencia me ofrece la oportunidad de subrayar la importancia del
deporte también en la sociedad actual --reconoció a continuación el obispo de
Roma--. La Iglesia considera la actividad deportiva, en la que se respeten
totalmente las reglas, un válido instrumento educativo especialmente para las
jóvenes generaciones».
«Seguid cultivando este estilo de trabajo y haced del crecimiento constante en
la solidaridad uno de vuestros principales objetivos --dijo por último--. Así
difundiréis los valores del deporte y contribuiréis al mismo tiempo a construir
una sociedad más justa y solidaria».
El presidente de la Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, explicó al Papa que
los pilotos, mecánicos y dirigentes querían agradecerle con ese gesto la defensa
que en su pontificado ha hecho de los derechos humanos, poniéndose en «el primer
puesto de la parrilla de salida por la carretera de la humanidad».
Al final de la audiencia a Michael Schumacher confesó: «Es una emoción enorme,
es difícil explicar lo que se experimenta. Ha sido algo realmente especial
recibir el saludo del Papa. En particular, ha sido algo muy bello ver su
fuerza».
ZS05011704
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Ciento sesenta rabinos en el Vaticano
para dar las gracias a Juan Pablo II
Por su apoyo al pueblo judío, especialmente al denunciar el antisemitismo
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Unos ciento sesenta rabinos y cantores judíos provenientes de Israel, Estados
Unidos, y Europa serán recibidos este martes en audiencia por Juan Pablo II en
el Vaticano.
El encuentro ha sido solicitado para celebrar el cuadragésimo aniversario de la
declaración del Concilio Vaticano II
Nostra Aetate (28 de octubre de 1965), que su puso un giro decisivo en la
relación entre judíos y católicos.
Según un comunicado difundido por la fundación que ha pedido el encuentro, la
«Pave the Way Foundation», los
representantes judíos darán gracias a Juan Pablo II por lo que ha hecho a favor
de la reconciliación entre judíos y católicos. En este sentido, los rabinos
pretenden recitar una oración especial en honor del Papa.
Gary Krupp, presidente y fundador de la «Pave the Way Foundation», ha subrayado
que «su Santidad Juan Pablo II tiene una larga historia de apoyo al pueblo
judío, sobre todo a la hora de denunciar el antisemitismo y la discriminación de
todo grupo étnico».
En 1987, por ejemplo, el Papa invitó a todos los cristianos a promover junto a
la comunidad judía programas educativos comunes para enseñar a las futuras
generaciones esos valores que permitan el que se repita un horror como el del
Holocausto.
Krupp confirmó que el Santo Padre ha luchado contra el odio racial y a favor de
la paz durante décadas y por este motivo «le doy humildemente las gracias».
Por su parte, el rabino Jack Bemporad, director del
Centro para el Entendimiento Interreligioso (CIU, por sus siglas en inglés)
ha explicado que «es la primera vez en la historia que los rabinos, en
testimonio de todas las ramas del judaísmo, se encuentran juntos en Roma para
dar las gracias al pontífice Juan Pablo II y a la Iglesia, por lo que han hecho
para construir puentes y respeto recíproco entre judíos y católicos».
Bemporad considera que «en la historia del mundo, los últimos cuarenta años
serán vistos como los más revolucionarios y significativos en términos de
progresos en las relaciones judeocristianas».
El director del CIU recuerda que Juan Pablo II ha sido el primer Papa que ha
visitado la Sinagoga de Roma, el 13 de abril de 1986; con el que se ha publicado
el documento
«Nosotros recordamos: una reflexión sobre la "Shoah"» (16 de marzo de 1998);
quien ha establecido relaciones diplomáticas con Israel, y quien ha pedido
perdón por los actos de antijudaísmo cometidos por los católicos en la historia.
«Creo que Juan Pablo II tiene que ser considerado como el gran sanador de las
relaciones entre judíos y católicos», añadió Bemporad. «Al llegar al Vaticano de
todo el mundo, nosotros, los rabinos, decimos: "¡gracias!"».
Forman parte del grupo que se entrevistará con el Papa, entre otros, Oded Ben-Hur,
embajador israelí ante la Santa Sede; Amire Ofek, cónsul israelí para los Medios
en Nueva York; el rabino Adam Mintz, presidente del Colegio de Rabinos de Nueva
York; el rabino Shmuel Rene Sirot, ex rabino jefe en Europa y Francia; David
Lincoln, rabino jefe de la Sinagoga de Park Avenue en Nueva York; el rabino
Shlomo Riskin, rabino jefe de Efrat, Jerusalén; el rabino Joseph Arbib de la
Gran Sinagoga de Roma y Gadi Golan, ex director de Asuntos Religiosos del
Ministerio de Exteriores israelí.
De la delegación forman parte también doce cantores que, este lunes, han
ofrecido un concierto abierto al público en la Sinagoga Mayor de Roma, con la
participación de representantes de la Santa Sede.
ZS05011708
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El Papa invita a almorzar al presidente
de Italia
Desde que Ciampi fue primer ministro, ha nacido una amistad entre ambos
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II invitó este domingo a almorzar al presidente de Italia, Carlo
Azeglio Ciampi, y a su esposa, la señora Franca, después de haber rezado el
Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro
del Vaticano.
Lo confirmó en un comunicado de prensa Joaquín Navarro-Valls, director de la
Sala de Prensa de la Santa Sede, quien aclaró que «fue un encuentro de carácter
privado, muy cordial, con motivo del inicio del nuevo año».
El Papa quiso renovar con este gesto su felicitación al presidente italiano por
sus 84 años cumplidos en diciembre (ambos nacieron el mismo año), mientras se
encontraba en una visita de Estado en China.
En la última década, se ha creado una auténtica amistad entre Juan Pablo II y el
presidente italiano, como lo confirman los once encuentros que han mantenido en
los últimos once años. La primera vez que se encontraron fue el 24 de junio de
1993, cuando Ciampi era primer ministro.
La cordialidad entre el pontífice y Ciampi se manifiesta frecuentemente por
teléfono. Ambos se felicitan con motivo del día de su santo (los dos se llaman
Carlos en sus respectivos idiomas), el 4 de noviembre.
El Papa ha llamado por teléfono este año a Ciampi para manifestarle su cercanía
al experimentar problemas de salud: el 13 de marzo cuando tuvo una caída; y el
23 de octubre, cuando le pusieron un pace-maker.
En su primer Ángelus de este año, el 1 de enero, el Papa dio las gracias
«vivamente al señor presidente de la República Italiana por los auspicios» que
le dirigió en el mensaje de final de año a los italianos.
«Como todos los años, mi primer auspicio se dirige a Su Santidad Juan Pablo II,
que lanza cada día en el mundo, recogiendo todas sus fuerzas, mensajes de paz,
que tocan el corazón y que hacemos nuestros», había dicho el presidente el 31 de
diciembre.
ZS05011707
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Comienzan los encuentros de obispos
españoles con el Papa
En el contexto de la quinquenal visita «ad limina apostolorum»
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Han comenzado sus audiencias privadas con Juan Pablo II los obispos españoles
que desde este lunes desarrollan su quinquenal visita «ad limina apostolorum» al
Santo Padre y a sus colaboradores de la Curia Romana.
Un comunicado distribuido por la Sala de Prensa de la Santa Sede, revela que el
primero en encontrarse con el pontífice ha sido monseñor Francisco Gil Hellín,
arzobispo de Burgos.
Se han visto después cara a cara con el Santo Padre monseñor Ricardo Blázquez
Pérez, obispo de Bilbao; monseñor Carmelo Echenagusía Uríbe, obispo auxiliar de
Bilbao; monseñor Vicente Jiménez Zamora, obispo de Osma-Soria; y monseñor Rafael
Palmero Ramos, obispo de Palencia.
Un total de 74 obispos españoles --diocesanos y auxiliares-- y el administrador
diocesano de Jaén, realizarán este año la visita. Los obispos viajarán en cuatro
turnos organizados entre hasta el 6 de marzo, según informó la Oficina de
Información de la Conferencia Episcopal Española en un comunicado.
La última visita «ad limina» de los tuvo españoles tuvo lugar en el otoño de
1997 y en el invierno de 1998.
Desde el lunes 17 al miércoles 26 se encuentran en Roma los obispos de las
provincias eclesiásticas de Burgos, Pamplona, Valladolid y Zaragoza.
Del lunes 24 al domingo 30 de enero, realizarán la visita los prelados que
componen las provincias eclesiásticas de Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo y
Toledo; además del arzobispo castrense.
Del lunes 21 de febrero al miércoles 2 de marzo estarán en la ciudad eterna los
obispos de las provincias eclesiásticas de Barcelona, Tarragona y Santiago de
Compostela.
Por último, del lunes 27 de febrero al domingo 6 de marzo, les corresponde a los
obispos de las provincias eclesiásticas de Granada, Sevilla y Valencia, señalaba
la Conferencia Episcopal Española.
Los orígenes históricos de la visita «ad limina» datan del siglo IV, aunque fue
el Papa Sixto V en 1585 quien la institucionalizó y dispuso de modo más
sistemático. En la actualidad, la visita se define y precisa en los cánones 399
y 400 del Código de Derecho Canónico.
Según esta legislación de la Iglesia, los obispos diocesanos deben visitar las
tumbas de los apóstoles, encontrarse con el sucesor de Pedro y presentar un
informe o relación de sus respectivas diócesis cada cinco años, aproximadamente.
«Esta es la esencia de la visita "ad Limina", cuyo significado es el de
visibilizar la unidad y la comunión de los sucesores de los Apóstoles con el
sucesor de San Pedro y de las Iglesias locales con la Iglesia primada de Roma»,
explica la Conferencia Episcopal.
El momento principal de la Visita ad Limina queda constituido por la entrevista
personal que el Papa mantiene con cada uno de los obispos y la posterior
audiencia y discurso papal a los distintos grupos de obispos.
En estos discursos, el Papa subraya las urgencias pastorales de las distintas
Iglesias particulares. En el transcurso de la visita, los obispos han de visitar
también distintos dicasterios y organismos de la Curia Romana y peregrinar a las
tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.
ZS05011709
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El Vaticano envía un mensaje de paz a
los creyentes en las religiones tribales
Al concluir un congreso mundial celebrado en Roma
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
La Santa Sede ha enviado, a través de las Iglesias locales, un mensaje a los
creyentes en las religiones tradicionales o tribales para invitarles a
contribuir en la construcción de la paz.
Es la conclusión del congreso mundial clausurado este sábado en el Vaticano
sobre «Los recursos para la paz en las religiones tradicionales», convocado por
el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Se trata de las religiones étnicas o tribales, desarrolladas en un grupo étnico
específico particularmente en África, Asia, y América Latina, que común y
erróneamente se llaman «animistas».
Los participantes en el encuentro eran en su totalidad católicos, pues es
difícil contar con representantes institucionales de este tipo de religiones
--no suelen tener este tipo de organización-- y en ocasiones no se sienten con
confianza para hablar de sus «secretos», explicaron fuentes del Consejo
Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Según ha revelado el arzobispo Michael Fitzgerald, presidente del dicasterio
vaticano organizador a los micrófonos de «Radio Vaticano», «enviaremos nuestro
mensaje a las Iglesias locales y a las comisiones para el diálogo. A ellas les
corresponderá retomar la cuestión y seguir adelante en la dirección del diálogo
para que todas las tradiciones religiosas puedan contribuir a la paz».
El padre Theodore Mudiji, director del Centro de Estudios de Religiones
Africanas y profesor en la Universidad Católica de Kinshasa, en la República
Democrática del Congo, reveló que el diálogo entre católicos y exponentes de
estas religiones en África (sesenta millones) ha experimentado en los últimos
años un «gran esfuerzo».
«Se da un diálogo con el que se buscan los valores comunes para caminar en la
fraternidad humana», aclara.
ZS05011705
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Las indulgencias, en la lógica del
«exceso» de la misericordia de Dios
Declaraciones del teólogo italiano monseñor Bruno Forte
ROMA, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Lejos de responder con una actitud «fiscalista» de hacer algo para obtener otra
cosa a cambio, el tiempo de gracia que propone el Año de la Eucaristía es un
«camino de conversión» que debe vivirse con una actitud de apertura al «exceso
de misericordia con que Dios supera siempre todos nuestros pecados».
Así explica el arzobispo Bruno Forte, miembro de la Comisión Teológica
Internacional, el sentido de las indulgencias en la Iglesia y la razón por la
que Juan Pablo II ha dispuesto que durante el Año de la Eucaristía --hasta el
próximo octubre-- se pueda alcanzar la indulgencia plenaria participando en
actos de culto y veneración al Santísimo Sacramento, así como rezando ante el
sagrario Vísperas y Completas del Oficio Divino (Cf.
Zenit, 14
enero 2005).
Entender el significado de las indulgencias requiere antes comprender que «la
culpa, el pecado», es «el acto consciente y libre con el que se desobedece la
voluntad de Dios», mientras que la pena «es la consecuencia debida a la culpa»,
puntualiza el arzobispo de Chieti-Vasto en los micrófonos de «Radio Vaticano».
«La culpa se perdona por la misericordia de Dios, a través del don del perdón
que, mediante el ministerio de la Iglesia, se da», de forma que «cada vez que
nos confesamos se nos perdonan nuestras culpas si estamos sinceramente
arrepentidos», aclara.
Pero es necesario --añade-- «superar» la pena, «esto es, aquella consecuencia
que el mal ha tenido en nuestra plena realización de hijos de Dios».
Y «también aquí la Iglesia viene en ayuda. Ante todo indicándonos senderos
penitenciales después de cada confesión. Pero precisamente porque ninguno de
nosotros se salva solo y estamos en comunión con la Iglesia» ésta «además de
podernos dar, a través del ministerio de la Reconciliación, el perdón de las
culpas, nos da también una ayuda para superar el peso de la pena»: «la
indulgencia», recuerda monseñor Forte.
Para poder alcanzar la indulgencia plenaria es necesario respetar las
condiciones habituales --confesión sacramental, comunión eucarística y oración
por las intenciones del Sumo Pontífice, con el alma totalmente desprendida del
afecto a cualquier pecado--, pero no se «trata de algo mecánico, sino de una
ayuda que es dada a una conciencia arrepentida del pecado y abierta sinceramente
a la acción misericordiosa de Dios», subraya el prelado.
De aquí que «la penitencia tenga un valor importantísimo como camino de vida y
no sólo como un simple momento»: «es una conversión del corazón». Y por ello
--prosigue-- «la Eucaristía es de tanta ayuda en este camino»: es «pan de vida,
pan de los peregrinos, es aquella que nutriendo la sed sostiene el compromiso de
conversión, y por lo tanto también ese camino que es precisamente el camino de
la indulgencia, el camino de la conversión».
De acuerdo con el arzobispo Bruno Forte, el momento de gracia y purificación que
ofrece el Año de la Eucaristía se debe vivir con «la actitud de quien quiere
amar a Dios con todo el corazón, de quien quiere crecer, tanto purificándose del
no amor que como pecado ha pesado en el pasado, como abriéndose a una superación
de todas las consecuencias negativas del pecado».
Ello implica «evitar del todo la idea casi fiscalista de que se haga algo y se
obtenga a cambio otra cosa», porque el «do ut des» (doy para que me des) «no
forma parte de la relación entre el hombre y Dios, no forma parte del exceso de
misericordia con que Dios supera siempre nuestros pecados si nosotros,
arrepentidos, volvemos a Él».
ZS05011703
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Mundo
Miles de damnificados tras los
temporales en Costa Rica y Panamá, alerta «Caritas»
SAN JOSÉ, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Las lluvias torrenciales registradas entre el 8 y el 11 de enero han dejado tras
su paso por Costa Rica y Panamá miles de daminificados, según alerta la
organización católica internacional de ayuda
«Caritas».
8.000 personas damnificadas y 196 comunidades devastadas es el balance de las
inundaciones provocadas por las fuertes lluvias que azotaron la zona norte y la
costa atlántica de Costa Rica, de acuerdo con la información facilitada por
Helmuth Angulo, técnico de «Caritas» de Costa Rica.
Talamanca, Limón, Matina, Siquirres, Guácimo y Pococí han sido las principales
poblaciones afectadas.
Un comunicado enviado por «Caritas» el viernes pasado señala que el
desbordamiento de los ríos provocó inundaciones que han supuesto la ruina de
miles de viviendas, plantaciones de banano y piña, infraestructuras públicas,
puentes y carreteras.
Como consecuencia de las inundaciones, numerosas comunidades rurales han quedado
incomunicadas.
En la provincia de Limón se han abierto albergues para brindar asistencia
inmediata a los damnificados, que necesitan sobre todo agua potable y alimentos.
La ayuda no se ha hecho esperar y la población costarricense ha mostrado su
solidaridad con las comunidades.
Por su parte en Panamá la zona más afectada ha sido Bocas del Toro, en la
frontera caribeña con Costa Rica.
Hasta el momento se han contabilizado 1.400 viviendas dañadas por las
inundaciones en 34 comunidades, con 7.500 damnificados y más de 5.000 evacuados
a 19 albergues temporales (escuelas y centros religiosos), donde se les está
brindando ayuda de emergencia.
Lentamente la situación está volviendo a la normalidad, pero se inicia una
difícil etapa de reconstrucción, cuyo alcance ya ha comenzado a ser analizado
por las «Caritas» de Costa Rica y Panamá.
ZS05011721
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La Semana de Oración por la Unidad
presenta un programa de vida para todo cristiano
Comentario del grupo ecuménico al tema de este año, «Cristo, único fundamento de
la Iglesia»
ROMA, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).- El
tema de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos, que en buena
parte del mundo comienza este martes, constituye un programa de vida para todo
cristiano, afirma un grupo ecuménico italiano.
El octavario se celebra en numerosos países del 18 al 25 de enero de 2005 en
torno al lema «Cristo, único fundamento de la Iglesia» (1 Corintios 3, 1-23).
Para presentar la semana, han escrito un comentario a seis manos el obispo
Vincenzo Paglia, presidente del Secretariado de la Conferencia Episcopal
Italiana para el ecumenismo y el diálogo, el arcipreste Traina Valdman del
Vicariato Ortodoxo Rumeno de Italia, y el doctor Gianni Long, presidente de la
Federación de las Iglesias Evangélicas en Italia.
Para los tres representantes de las iglesias cristianas el tema propuesto
«brinda la oportunidad de reflexionar sobre los modos en que Cristo es percibido
como fundamento de su Iglesia».
Haciendo referencia a la situación actual, se sugiere que «sería quizás oportuno
que las Iglesias en su interior y cada cristiano en su misma comunidad,
meditaran sobre lo que ocurre cuando perdemos de vista que Dios --y no
nosotros-- debe ser puesto en el centro de nuestro universo como creador y dador
de dones».
Citando la carta de san Pablo a los Corintios, los tres autores subrayan que «la
competición entre rivales a menudo conduce a la envidia y a los celos. Pablo
exhorta, por tanto, a sus discípulos a competir en la caridad».
«Esto exige humildad, reconocer que sólo Dios es el dador de dones y la única
condición que nos impide enorgullecernos, convertirnos en narcisistas y pensar
sólo en nosotros mismos. Cualquier otra actitud ofusca el fundamento verdadero y
único Jesucristo», se lee en el documento.
«Las Iglesias y todos los cristianos están llamados a imitar Cristo en todo, a
entrar en el plan de Cristo y seguir sus pasos, a vivir en obediencia perfecta a
la voluntad de Dios y, por tanto, a estar unidos con el Padre».
Después de preguntarse si «hemos testimoniado juntos nuestra fe común en la
afirmación que somos el pueblo de Dios», los tres autores subrayan que san Pablo
nos desafía «a aprender a ser esos "necios" que rechazan la sabiduría humana
para acoger la sabiduría de Dios».
«Vivir según la sabiduría de Dios significa aceptar lo que las Iglesias tienen
en común, es decir Dios, Jesucristo, el Pantocrátor que une en sí a todos los
bautizados», continúa.
La presentación se concluye con la afirmación de que «por amor del Evangelio los
cristianos tienen que aprender la “locura” rechazando continuamente el pecado de
la división, testimoniando su pertenencia a Cristo, único fundamento sobre el
que se apoya la Iglesia».
ZS05011702
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La catedral católica de Moscú estrena
órgano, regalo de protestantes suizos
«Nos acompañará en el camino a la unidad», afirma el arzobispo Kondrusiewicz
MOSCÚ, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).- Un
instrumento también de ecumenismo demuestra ser el nuevo órgano de la catedral
católica de Moscú, cuya bendición tuvo lugar el domingo en la Eucaristía que
allí presidió el presidente del episcopado católico ruso, el arzobispo Tadeusz
Kondrusiewicz.
Miles de fieles participaron en la Misa que concelebró el nuncio apostólico en
Moscú, el arzobispo Antonio Mennini, junto a numerosos sacerdotes, entre ellos
el padre Rolf Schonenberger, a cuyas gestiones se debe este regalo de los
protestantes de Basilea (Suiza), su transporte e instalación.
Fue el propio monseñor Kondrusiewicz, al frente de la archidiócesis católica de
la Madre de Dios de Moscú, quien pidió un órgano para la catedral al sacerdote
de origen suizo, quien desde hace años lleva ayuda a Rusia de distintas partes
del mundo.
Considerando otras necesidades, el padre Schonenberger era contrario a la
petición de un órgano, según el mismo reconoció a «Korazym». «En cualquier caso
--relata--, aunque yo dijera “no”, el arzobispo cada vez que me veía repetía:
“¿Has encontrado el órgano?”».
«Empecé a orar y comprendí que Dios quería algo de mí. Invoqué en mi oración a
la Virgen pidiendo: “Si tú lo quieres, me lo debes hacer entender”», reconoce.
«Entendí que un órgano en la catedral de Moscú podía ser un bellísimo
instrumento de reconciliación entre la Iglesia ortodoxa y la Iglesia católica
--añadió el padre Rolf Schonenberger--.Y así será. En adelante podrá haber en
Moscú conciertos de órgano a los que acudirán ortodoxos, evangélicos, católicos
y fieles de otras religiones».
De regreso a Suiza, el sacerdote contactó con una empresa fabricante de órganos
y pidió alguno que costara poco. Le respondieron: «Padre, es usted
verdaderamente afortunado. Hay un órgano en la iglesia de los evangélicos en
Basilea que no costará mucho». Con todo, la suma era excesiva para él e indicó
que no podía pagarla.
«Entonces decidieron poner un anuncio en Internet indicando también el precio,
pero sin hallar ningún adquirente --explicó el padre Schonenberger--. Ya me
había olvidado del órgano cuando un día me llamaron desde Basilea diciendo:
“Puede hacerse con el órgano gratuitamente: es nuestro regalo para los católicos
de Moscú. Sólo debe pagar los gastos de transporte e instalación”».
«Acepté inmediatamente: ésta era la respuesta de mi súplica a la Virgen.
Encontré también quien pagara los gastos de transporte; quedaba sólo el montaje»
y «me dirigí nuevamente a la Virgen», admitió.
«Pocos días después, gracias a Ella --estoy seguro de ello--, recibí una llamada
de Alemania de un maestro organista» que había sabido «de mi dificultad
económica y se ofrecía para montar el órgano gratuitamente», apuntó el sacerdote
suizo. Sólo pidió que le mandaran el billete de avión y durante meses trabajó en
la instalación. Tras su fallecimiento en septiembre, el hijo de este maestro
concluyó la tarea.
El nuevo órgano de la catedral católica de Moscú servirá «en primer lugar como
instrumento durante las celebraciones litúrgicas», aclaró el monseñor
Kondrusiewicz a «Korazym» en vísperas de la bendición.
«En segundo lugar --constató-- tiene un gran significado porque es un regalo de
los protestantes de Basilea».
«En tercer lugar, aumentará la calidad de los conciertos de órgano que desde
hace algunos años se celebran en la catedral» y a los que acuden «católicos,
protestantes, ortodoxos, fieles de otras religiones y no creyentes --observó--.
La bendición del órgano nuevo marca el día del inicio del concierto
internacional de órgano Música Catedral del Mundo».
El padre Rolf Schonenberger «nos ha traído el nuevo órgano que con seguridad nos
acompañará en el camino de la unidad», agradeció el prelado ruso.
El representante de la Iglesia ortodoxa rusa --el diácono Aleksander Wasiutin--
y el representantes de la Iglesia luterano-evangélica --el pastor Ditrich von
Brullow-- se unieron a personalidades del mundo diplomático y de la cultura en
la celebración de la inauguración.
En vísperas del inicio de la semana de oración por la unidad de los cristianos,
el arzobispo Kondrusiewicz reconoció: «Nosotros empezamos de alguna forma
especial ya hoy. El nuevo órgano lleva su sonido a toda persona, católica u
ortodoxa, y también a los que aún no creen» --en referencia al ciclo de
conciertos--.
«La música abre las puertas del paraíso, une a todos. Oremos al Señor Dios
nuestro y a su Madre para que podamos verdaderamente unirnos más y entender que
la unión es nuestra misión y el camino seguro de nuestra fe», añadió en su
homilía durante la Eucaristía de bendición del órgano.
El domingo comenzaron los conciertos en la catedral de Moscú con el nuevo
órgano, una iniciativa que ya lleva tres años en marcha --si bien el órgano era
eléctrico--.
Sor Walentyna Nowakowska, creadora de la asociación cultural «Obra Bella» que
organiza los conciertos, explicó que, en cada uno esos actos, «la catedral
estaba llena».
«Esperamos mucho en esta misión cultural y ecuménica. En enero y febrero los
conciertos serán interpretados por los más famosos organistas de las capitales
europeas. Llegarán también organistas del Vaticano y de los Estados Unidos.
Tememos no tener suficientes lugares, dado que las peticiones de participación
ya son muchísimas», confirmó.
ZS05011706
TOP
La archidiócesis de Madrid pide a los
empresarios regularizar a los trabajadores inmigrantes
MADRID, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org-Veritas).-
La Delegación de Migraciones de la archidiócesis de Madrid, ante la próxima
apertura del proceso de normalización que permite regularizar la situación legal
de los trabajadores inmigrantes que se encuentre en España y reúnan unos
requisitos, ha recordado la semana pasada que «es responsabilidad de todos crear
las condiciones aptas para la integración de los trabajadores inmigrantes».
Anima también a que «empresarios y empleadores no deben dudar a la hora de
firmar con los trabajadores inmigrantes un contrato de trabajo, cuyas
condiciones deben ajustarse a las establecidas por la normativa vigente y darles
de alta en la Seguridad Social».
La apertura del proceso de normalización de trabajadores inmigrantes tendrá
lugar el 7 de febrero.
La delegación recuerda que se falta al derecho y a la ética cada vez que «no se
asumen responsablemente las obligaciones del contrato que se ha firmado,
incumpliendo la palabra dada», cuando no se respetan sus derechos
socio-laborales, no pagándoles un salario digno, no respetándoles un horario
normalizado o cuando no se les da de alta en la Seguridad Social.
También llama la atención sobre la responsabilidad de los inmigrantes, a los que
piden que cumplan sus deberes fiscales, de Seguridad Social y obligaciones
contractuales, a la vez de que informen y dialoguen con sus empleadores sobre
las posibilidades que abre este proceso de normalización.
Por otra parte, denuncia que se intente «dar apariencia de legalidad a
situaciones que no se corresponden con la realidad firmando contratos sin tener
auténtica voluntad de cumplirlos».
«Hemos de evitar todos el fraude, que no debe darse ni por favor, caridad mal
entendida, ni por supuesto contra precio alguno», añade. Estas conductas,
declara, «contradicen gravemente las exigencias más fundamentales de la
conciencia cristiana y la autenticidad de su testimonio de amor a Cristo y a los
hermanos».
Al Estado le piden «equilibrar bienes y conjugar factores imprescindibles con
sentido de justicia y equidad» para encontrar una «solución justa, solidaria y
respetuosa de la dignidad de la persona» en la inmigración. A la sociedad, les
piden en este sentido «al menos, el cumplimiento de la norma».
Por último, recuerda que el plazo para el proceso es de tres meses y no existe
un número limitado de concesiones.
ZS05011710
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Entrevista
Para avanzar, América Latina debe
movilizar su «ethos» cristiano
Entrevista con Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para los
Laicos
ROMA, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).- La
América Latina católica debe demostrar que está a la altura de los desafíos
actuales, constata Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para
los Laicos, en esta entrevista concedida a Zenit.
Hace algo más de dos meses se ha publicado en São Paolo (Brasil) el libro del
que es autor: «Una apuesta por América Latina. Memoria y destino histórico de un
continente», editado por «Paulus».
En el volumen, Carriquiry ofrece no sólo una recapitulación de la memoria
histórica de América Latina y una visión interdisciplinaria y sintética de su
situación y tendencias en la realidad actual, sino que también traza las
propuestas de su próximo futuro.
La edición en portugués es una versión revisada y actualizada de las precedentes
en español --«Globalización e identidad católica de América Latina» (Ed. Plaza y
Janés, México 2002)-- y en italiano --«Una scommessa per l’America Latina» (Ed.
Le Lettere, Florencia 2003).
Carriquiry, uruguayo, uno de los laicos en un cargo de mayor responsabilidad en
el Vaticano, es doctor en Derecho y Ciencias Sociales y padre de familia.
--¿Cuál es el objetivo de su libro?
--Guzmán Carriquiry: Pretende llenar un vacío. Desde los años sesenta a los
ochenta ha habido una avalancha de publicaciones orientadas a la «teoría de la
dependencia», la «teología de la liberación», las «estrategias revolucionarias»,
pero con la caída de los regímenes comunistas en los años 1989-1992 estas
macro-visiones se han quedado desconcertadas, calladas o condenadas a la
repetición de esquemas que han pasado a ser bastante anacrónicos, inadecuados
para la nueva realidad emergente, tanto latinoamericana como mundial.
Por otro lado, abundan los estudios especializados, sobre todo de análisis
económico, pero sin una visión «global», sintética, con perspectiva. Han
cambiado los escenarios, sujetos, agendas y esquemas. En América Latina hay que
repensar todo de nuevo, con realismo y esperanza.
De nada sirven los victimismos o las letanías de denuncias sin salida, ni los
moralismos políticos exasperantes, ni la inercia de ideologías que ya
demostraron su mentira y violencia. Hay que apostar por la propuesta de vías
plausibles de mayor dignidad y desarrollo, de mayor justicia, de contenidos
ideales y estratégicos para el bien de los pueblos latinoamericanos. Y esto
buscando las mayores convergencias posibles.
--¿Por qué ha querido publicar este libro en Brasil?
--Guzmán Carriquiry: Porque, como escribo en el libro, «sin Brasil nada sería
posible en América Latina. América Latina se puede articular sólo partiendo de
Brasil. Y América Latina no es sólo una opción diplomática para Brasil, sino
todo su contexto y su futuro».
Lo que suceda con la experiencia de gobierno de Lula tendrá grandes
consecuencias para el conjunto latinoamericano. Brasil, en cualquier caso, es
sólo una de las dos caras de América Latina: por sí solo es impotente. Cualquier
esperanza en este sentido se resuelve en un fracaso. Debe asumir con lucidez y
determinación un liderato sudamericano, siempre que no pretenda imponer, sino
compartir con especial solidaridad.
--¿Qué tendencias advierte en la realidad latinoamericana al inicio del
tercer milenio?
--Guzmán Carriquiry: Actualmente se está constituyendo un poder intrínseco
regional a través del Mercosur (Mercado Común del Sur. Ndr) y su vínculo con la
Comunidad Andina, que conduce hacia la constitución de la Unión Sudamericana o
de los Estados Unidos de Sudamérica, en relación fraterna con México y
Centroamérica.
Dispersos, separados, no vamos a ningún lado. Hay que acelerar, profundizar y
ampliar la integración, implicando mucho más a los pueblos; es un camino arduo y
zigzagueante, pero no hay otro.
Esto, sin embargo, no basta. América Latina está a la búsqueda de un nuevo
paradigma de desarrollo en medio de escaso márgenes de maniobra y fuertes
desequilibrios y urgencias. El derrumbe del socialismo real ha arrastrado
consigo las estrategias revolucionarias y las rarefacciones ideológicas, pero se
ha agotado el empuje propulsor de las estrategias neoliberales de los comienzos
de los años noventa, según las recetas del «Consenso de Washington», dejando un
creciente malestar.
Hay necesidad de promover un fuerte y persistente crecimiento económico
auto-sostenido, junto a la incorporación al mercado, a la educación y formación
y a la vida nacional de vastos sectores de «excluidos», afrontando escandalosas
situaciones de pobreza y de desigualdad social (¡las mayores del planeta!).
--En el libro usted sostiene que para su desarrollo América Latina no puede
arriesgarse al aislacionismo estrechando vínculos solamente con los Estados
Unidos, como está previsto en el proyecto --respecto del cual frecuentemente la
Iglesia se ha mostrado adversamente-- denominado «Área de Libre Comercio de las
Américas» (www.ftaa-alca.org), que busca
de hacer de todo el continente americano una zona de libre intercambio
comercial, sino que también hay que trenzar relaciones con la Unión Europea,
China, la India y Sudáfrica.
--Guzmán Carriquiry: En efecto, hay que saber jugar a todo campo. Replegados y
marginados se pierde. Se pierde también tanto en la pura contraposición
ideológica con los «grandes» como en una actitud de asimilación y servilismo.
No existe otro camino que el de saber negociar unidos y conscientes de los
propios intereses. Necesitados de los Estados Unidos, necesitamos de la Unión
Europea, necesitamos intensificar los vínculos con China, la India, Sudáfrica y
otros países emergentes, pero tenemos necesidad de relaciones dignas, serias,
planteadas hacia una auténtica solidaridad, cooperación y concordia de intereses
a menudo opuestos.
--Usted subraya el papel fundamental que podría desempeñar la Iglesia
católica.
--Guzmán Carriquiry: No se pueden afrontar nuestros gravísimos problemas ni
emprender un auténtico desarrollo si todo se confía a los planes y a los
alicientes del Estado o se confía a la «mano invisible» del mercado.
Hay que lograr suscitar grandes consensos nacionales y populares en torno a
objetivos ideales y estratégicos, con una sinergia de fuerzas y de recursos.
Ante todo es necesario tocar las fibras íntimas de los pueblos en su dignidad y
libertad, laboriosidad y capacidad de iniciativa, creatividad y solidaridad,
sacrificio y esperanza: movilizar, esto es, su «ethos» cristiano.
Y esto no es posible sin una nueva evangelización: Cristo es la piedra angular
de toda auténtica construcción humana en la vida de la persona y de la sociedad.
No por casualidad, la Iglesia católica es, según los sondeos realizados en
muchos países latinoamericanos, la institución que suscita mayor consenso,
credibilidad y confianza por parte de los pueblos. Es conciencia moral y
religiosa, morada, y custodio de la esperanza de ellos. Y todo ello a pesar a
los capilares procesos de descristianización en marcha.
El desafío es el de evitar la erosión de este patrimonio ideal e invertir en los
talentos. En la misión de la Iglesia se juega el destino de los pueblos
latinoamericanos y, al mismo tiempo, en un continente en el que vive el 50% de
los católicos de todo el planeta, mientras Europa parece ceder a la apostasía de
masa, está en juego el destino de la catolicidad.
La América Latina católica debe demostrar que está a la altura de estas tareas y
desafíos.
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La ley de la oferta y la demanda
también explica el terrorismo islámico
Entrevista al director del Centro de Estudios sobre las Nuevas Religiones
TURÍN, lunes, 17 enero 2005 (ZENIT.org).-
Massimo Introvigne, fundador y director del Centro de Estudios sobre las Nuevas
Religiones (CENSUR), sostiene que el terrorista que se autoinmola no es un
mártir, en particular desde el punto de vista islámico.
«Las organizaciones terroristas no cumplen atentados por el gusto de hacerlos o
porque están movidas por una voluntad de destrucción apocalíptica. Obran como
"industrias" del terrorismo según la normal lógica empresarial
coste-beneficios», expone a Zenit.
Introvigne es coautor con Lawrence R. Iannaccone del libro «El Mercado de los
mártires. La industria del terrorismo suicida» («Il Mercato dei Martiri.
L’industria del terrorismo suicida») publicado en Italia por la editorial
Lindau.
El libro analiza el fenómeno del terrorismo suicida desde el punto de vista de
la llamada «economía religiosa», es decir, un mercado en el que entran en juego
la demanda y la oferta.
--Entonces, ¿un terrorista no es un mártir?
--Introvigne: «Martyres non facit poena sed causa», dijeron los Padres de la
Iglesia: son mártires no por el modo de morir, sino no por la causa por la que
se muere. Dado que, como enseña el magisterio de la Iglesia católica y como
confirman también solemnes declaraciones de las Naciones Unidas suscritas por
casi todos los países del mundo, el terrorismo es un medio siempre ilícito
--prescindiendo del objetivo del terrorista--, es una mala causa y quién la
sirve no es un mártir.
Incluso desde el punto de vista islámico es en realidad muy dudoso que el
terrorista suicida tenga derecho al título de «shahid», mártir. En «El mercado
de los mártires» hemos publicado como apéndice una «fatwa» (edicto religioso) de
entornos saudíes vecinos a Osama Bin Laden en la que se trata de decir que se
trata de martirio, pero en el libro hemos destacado que para llegar a esta
conclusión es necesario forzar las fuentes del Corán y de la Sunna.
--¿Y por qué se suicidan?
--Introvigne: Si bien objetivamente, por las razones que apenas he expuesto, el
terrorismo suicida no es un martirio, subjetivamente para el terrorista sí que
lo es.
Es más, entrevistando hace años a exponentes de Hamás en Cisjordania, noté que
su principal preocupación era la de estar realmente seguros de que lo que se
proponen hacer no es un suicidio, pues sería un gesto prohibido por el islam y
los mandaría al infierno.
Y sus dirigentes les alientan con argumentaciones teológicas que les convencen.
Aunque sean dudosas y derivadas de fuentes originariamente chiíes y trasladadas
no sin dificultad al entorno doctrinal suní.
Así pues el «mártir», que no es tal para nosotros, piensa realmente que está
cumpliendo un acto meritorio desde el punto de vista religioso.
--Si la pobreza o la desesperación no son las causas que les llevan a
autoinmolarse. ¿Qué les mueve, entonces?
--Introvigne: En el libro decimos que las explicaciones fundadas sobre la
pobreza y sobre la desesperación socioeconómica no tienen sentido: muchos
terroristas suicidas son acomodados.
Ciertamente, se puede hablar de «desesperación cultural», pero es una categoría
tan vaga que lo explica todo y no explica nada. Otros hablan de «lavado» de
cerebro y manipulación mental, categorías que generalmente yo no comparto, como
explico en mi libro «El lavado del cerebro, realidad o mito?», y que es difícil
aplicar a uno como Mohammed Atta, el jefe del comando del 11 de septiembre de
2001, estudiante universitario, licenciado con mención de honor a Hamburgo, que
no ha vivido nunca en un campo de adiestramiento o en un entorno fundamentalista
islámico. ¿Le lavaron el cerebro sólo con los sermones del viernes en mezquita?
Iannaccone y yo estamos convencidos de que todas estas «explicaciones» son fruto
de un prejuicio antirreligioso y de un reduccionismo político o psicológico por
el cual los fenómenos que se presentan como religiosos no pueden tener causas
religiosas. Según esta visión, la religión, como dijo Marx, sólo es
«superestructura» de la verdadera estructura, que es económica para el mismo
Marx y para Freud es psicológica.
Ciertamente, ningún fenómeno debe ser reducido a una sola causa, y pretender que
las motivaciones del terrorista suicida sean solamente religiosas también sería
una caricatura. Pero la religión desempeña un gran papel.
--¿Existe una «industria del terrorismo suicida», como usted indica?
--Introvigne Sí. Nosotros distinguimos entre las motivaciones de los individuos,
de las que he hablado, y las motivaciones de las organizaciones. En muchas
culturas hay personas a las que el modo de interpretar la religión --en
particular el islam-- les predispone a actos violencia hasta llegar al
terrorismo suicida. Pero no hay en todos los sitios «empresas», «industrias»,
que responden a posible deseo ofreciendo un reclutamiento y la posibilidad de
convertirse en auténticos terroristas.,
No se da el terrorismo islámico en Senegal o en Mali, que son países con muchos
musulmanes fervientes y también pobres. Se da, aunque poco, en Turquía, donde
golpean sobre todo los terroristas islámicos extranjeros o terroristas de matriz
comunista o separatista kurda, cuyas motivaciones no son religiosas.
Hay terrorismo en Arabia Saudí, país rico, en Egipto, en Indonesia, en Pakistán,
en la diáspora italiana, española, francesa, alemana, porque en estos países hay
organizaciones capaces de reclutar a los potenciales terroristas.
Naturalmente también hay terrorismo en Chechenia, Palestina, Cachemira…, pero Al
Qaida recluta a casi todos sus miembros en Arabia Saudí, Egipto y en la
emigración islámica en Europa, así pues no en zonas de guerra.
--Usted afirma que es mejor afrontar la «oferta» de terrorismo que la
«demanda». ¿Puede explicarse?
--Introvigne Quien piensa que el terrorismo suicida nazca de la pobreza cree que
planes «Marshall» para eliminar la pobreza en Palestina o en otro lugar
solucionarían el problema. Dejando claro que estos planes son útiles y precisos
--pero por otras razones-- nuestra hipótesis es que tienen poco que ver con la
solución del problema terrorismo.
Como hemos señalado, la mayor parte de los terroristas, no todos, naturalmente,
proceden de familias acomodadas o también de países ricos.
En realidad, las soluciones que ha menudo se proponen se limitan a sacar de la
cabeza del terrorista la idea de convertirse en un «mártir» suicida. Y es
posible hacer algo a este nivel, pero muy lentamente y con resultados que habrá
que evaluar a largo plazo.
Nuestra hipótesis es que durante muchos años seguirán naciendo jóvenes que
interpretan el islam de manera que en su mente y corazón nazca una demanda de
extremismo, que puede llevar hasta el terrorismo. Esto ocurrirá aún en las
mejores condiciones socio-económicas y en zonas en la que no hay guerra y en las
que no se dan reivindicaciones territoriales u ocupaciones occidentales como
Arabia Saudí o Indonesia --no hablo aquí de las islas o áreas separatistas del
archipiélago indonesio, donde muchos terroristas proceden de Yakarta--. Lo que
es posible conseguir en tiempos más rápidos es que esta demanda no encuentre una
oferta, es decir, es posible desarraigar las organizaciones que ofrecen
formación y adiestramiento a los terroristas.
Éstas pueden ser bloqueadas a nivel militar, elemento que no puede ser
descuidado, como querrían algunas «almas bonitas» del pacifismo.
Y es obligatorio limitarlas a nivel financiero, pues siguen recibiendo sumas de
dinero demasiado fácilmente, generalmente de organizaciones «humanitarias» que
sirven de cobertura para los terroristas.
El libro trata de demostrar, en particular, que las organizaciones terroristas
no organizan atentados por el gusto de hacerlos o porque están movidas por una
voluntad de destrucción apocalíptica. Obran como «industrias» del terrorismo,
según la típica lógica empresarial de coste-beneficios.
Se proponen beneficios políticos y a veces los consiguen: Hamás ha hecho
fracasar más de un plan de paz en Palestina; el atentado del 11 de marzo ha
influido en las elecciones españolas, etcétera. En el momento en que se percatan
de que los atentados suicidas no son «convenientes» y no dan resultados sino que
más bien son contraproducentes, las organizaciones terroristas cambian
estrategia.
Ahora bien, la respuesta al terrorismo suicida a nivel de la oferta es, en
último sentido, un problema político.
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