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Servicio diario -
18 de enero de 2005


Santa Sede
Liberado el arzobispo secuestrado en Irak este lunes
Unos 160 rabinos agradecen al Papa su lucha contra el antisemitismo
«Un día histórico» para el diálogo entre judíos y católicos
Karol Wojtyla, joven sacerdote, no bautizó a un niño judío por respeto a su identidad
Un año para la apertura del Archivo Secreto Vaticano hasta 1939

Mundo
Los secuestradores del arzobispo iraquí cambiaron de actitud al saber quién era
Clamor de organismos católicos al mundo por mil millones de personas en la miseria
Propuestas del secretario del episcopado español al gobierno para prevenir el sida
Casa Juan Diego, acogida católica a los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Entrevista
La estrategia diplomática de Juan Pablo II

 




 


Santa Sede



Liberado el arzobispo secuestrado en Irak este lunes
Juan Pablo II da gracias a Dios

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- La Santa Sede manifestó este martes la «gran satisfacción» de Juan Pablo II por la liberación de monseñor Basile Georges Casmoussa, arzobispo siro-católico de Mosul (norte de Irak), que había sido secuestrado este lunes por hombres armados.

Así lo afirma un comunicado de prensa publicado por Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de Información del Vaticano, emitido poco después de que fuentes católicas iraquíes dieran la noticia.

«El Santo Padre fue informado inmediatamente y dio las gracias a Dios por el feliz resultado de esta vicisitud», afirma Navarro-Valls.

«No se ha pagado ningún rescate», añade, explicando que «el secuestro había suscitado una gran sorpresa, pues el arzobispo era muy querido tanto por cristianos como por musulmanes».

Monseñor Basile Georges Casmousa, de 66 años, es arzobispo siro-católico de Mosul desde 1999. La archidiócesis siro-católica de Mosul cuenta con unos 35.000 fieles.

El patriarca caldeo de Bagdad, Su Beatitud Emmanuel Delly, ha dado gracias a Dios por la liberación del prelado y aclara: «no ha sido un ataque contra los cristianos».

En declaraciones a la agencia misionera «Misna» añade: «No sabemos quién es el autor del secuestro, como de hecho no sabemos quiénes son los responsables del secuestro de un sacerdote caldeo en los días pasados, detenido durante 24 horas por hombres armados y después liberado».

«El verdadero problema es que Irak se encuentra en el caos», constata el patriarca, quien pide oraciones a los fieles del mundo para que «haya paz en nuestro martirizado país».
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Unos 160 rabinos agradecen al Papa su lucha contra el antisemitismo
En una audiencia en el Vaticano celebrada a los 40 años de «Nostra Aetate»

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió que se refuerce el compromiso a favor del diálogo entre judíos y católicos al recibir este martes a un grupo de unos 160 rabinos y cantores de Israel, Europa y Estados Unidos.

El encuentro sin precedentes --nunca habían venido al Vaticano tantos rabinos para una audiencia privada con el Papa-- fue solicitado por la «Pave the Way Foundation» para recordar los cuarenta años de la declaración del Concilio Vaticano II «Nostra Aetate» (28 de octubre de 1965), que marcó un giro decisivo en el diálogo judeocristiano.

Asimismo, Gary Krupp, presidente la Fundación, había propuesto el encuentro como una oportunidad para agradecer al Papa Karol Wojtyla el extraordinario esfuerzo realizado con su vida, y en particular con sus más de 26 años de pontificado, en la lucha contra el antisemitismo.

El Papa deseó que el aniversario «sea una ocasión para un renovado compromiso que fomente el entendimiento y la cooperación al servicio de la construcción de un mundo basado cada vez más firmemente en el respeto a la imagen divina en todos los seres humanos».

«Sobre todos vosotros, invocó las abundantes bendiciones del Todopoderoso y, en particular, el don de la paz» dijo en el breve discurso que dirigió en inglés y que concluyó en hebreo deseando: «Shalom aleichem».

En el saludo dirigido al obispo de Roma en nombre de los presentes, el señor Krupp hizo un repaso de todos los gestos de este pontificado que han dado un histórico impulso al diálogo entre católicos y judíos.

«Poco después de su llegada al trono de san Pedro, usted hizo un elocuente viaje a Auschwitz para rendir homenaje a las víctimas del Holocausto. Usted ha defendido al pueblo judío en cada momento, como sacerdote en Polonia y durante sus 26 años de pontificado».

«Usted ha denunciado el antisemitismo como "pecado contra Dios y la humanidad". Este tono de reconciliación ha sido la piedra angular de su papado y de sus relaciones con el pueblo judío», aseguró.

Como recordó el representante judío, este Papa ha sido el primero desde san Pedro en visitar una sinagoga, ha establecido relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado de Israel, y conmovió a judíos y católicos al visitar Tierra Santa, el 21 de marzo de 2000, cuando colocó una oración de petición de perdón en el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén.

«Por sus actos de amor a todo el género humano y por su implacable búsqueda de la paz y la reconciliación de todos los creyentes, Su Santidad es verdaderamente la personificación» del «espíritu de Aharón, el sumo sacerdote del antiguo Israel», afirmó el representante judío.

«Mi deseo orante es que judíos, cristianos y musulmanes, los tres hijos de Abraham, se unan cuanto antes en una causa común y que eleven su voz para defender a la humanidad de todos los que difaman a Dios cometiendo inútiles actos de violencia en su santo nombre», dijo para concluir pronunciando tres veces «gracias» y «Shalom».

En vísperas del encuentro, el señor Krupp anunció que el Vaticano ha dado permiso para prestar los manuscritos de Maimónides (1138-1204), gran filósofo y teólogo judío nacido en Córdoba (España), que serán expuestos por el Museo de Israel en la primavera de 2005.

La delegación entregó al Papa una escultura en cristal titulada «Los ideales de Aharón». A continuación, tres rabinos pronunciaron una bendición a Juan Pablo II.

La audiencia concluyó con un canto entonado por cantores judíos.
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«Un día histórico» para el diálogo entre judíos y católicos
Según el iniciador de la Fundación Raoul Wallenberg

ROMA, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- Para uno de los pioneros del diálogo entre judíos y católicos, Baruch Tenembaum, fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, este martes ha sido un día «histórico».

Por primera vez, un Papa, Juan Pablo II, recibía en audiencia privada a un grupo de unos 160 rabinos y representantes judíos, que llegaron a Roma para agradecerle su contribución a la reconciliación entre los hijos de Abraham y a la lucha contra el antisemitismo.

El encuentro ha querido celebrar los cuarenta años de la declaración del Concilio Vaticano del Concilio Vaticano II «Nostra Aetate» (28 de octubre de 1965), que marcó un giro decisivo en el diálogo judeocristiano.

En declaraciones telefónicas concedidas a Zenit, Tenembaum, nacido en un asentamiento de inmigrantes judíos en la provincia de Santa Fe (Argentina), que habían escapado de los «pogroms» de Rusia en 1880, confiesa su emoción al ver hasta donde han llegado las relaciones entre judíos y católicos que él impulsa desde que era estudiante del seminario rabínico argentino en los años cincuenta, junto con exponentes de la Iglesia católica en Argentina.

«El encuentro de hoy es conmovedor, pues hace ver cómo aquella idea lanzada hace más de cincuenta ha tenido mucho éxito», reconoce.

«Quien multiplicó geométricamente aquellos esfuerzos iniciales fue Angelo Roncalli, el "padre bueno"», quien convocaría el Concilio Vaticano II al ser elegido con el nombre de Juan XXIII, explica.

«Creo que es un día importante», subraya.

Para Tenembaum es también un gesto significativo el hecho de que el Vaticano haya decidido prestar manuscritos del rabino Maimónides (Moisés ben Maimón), gran filósofo y teólogo de origen español, fallecido en 1204 (se ha celebrado el octavo centenario de su fallecimiento), para que sean expuestos en el Museo de Israel en primavera de 2005.

«Desde Moisés (el Legislador) hasta Moisés (Ben Maimón) no surgió otro como Moisés», recuerda Tenembaum citando un dicho común entre los estudiosos judíos para dar una idea de su trascendencia histórica.

«Es una oportunidad para que muchas personas en el mundo descubran su legado», subraya.

Para revelar el espíritu con el que en este ya casi medio siglo ha promovido el diálogo con los cristianos, Tenembaum considera que la clave es «la amistad y el amor al prójimo».

«El prójimo es el "próximo", a quien sentimos cerca de nosotros. Creemos que cuando nos acercamos a alguien podemos dialogar con él y cambiar el conocimiento, la información que antes teníamos», explica.

«Al dialogar queremos observar lo mejor del otro. Queremos ratificar lo que quiso el Creador y los dones que a cada uno ha dado el Creador. El Creador nos hizo diferentes y no fue una casualidad. La armonía significa distintas voces, que se integran en una expresión», añade.

Tenembaum está convencido de que muchos de los prejuicios pueden superarse con la información, y el conocimiento mutuos. «El enemigo mayor que tenemos es la ignorancia y nuestro mayor amigo la verdad», aclara.

«Cuando logramos desarraigar las mentiras y el odio, e implantar la verdad, entonces nos aceptamos y entendemos», subraya.

Con este objetivo, la Fundación Raoul Wallenberg se dispone a lanzar en las próximas semanas en varios idiomas un boletín informativo. Los interesados pueden pedir una suscripción a la dirección irwf@irwf.org.ar (entre los que se suscriban se sorteará un viaje a Jerusalén).
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Karol Wojtyla, joven sacerdote, no bautizó a un niño judío por respeto a su identidad
Relato de la historia de Shachne Berger

ROMA, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- Siendo joven sacerdote, el futuro Juan Pablo II no quiso bautizar a un niño judío --confiado a una familia católica para salvarlo de la persecución nazi-- por respetar su identidad y el deseo de sus padres de que fuera educado en el judaísmo

De origen polaco, Shachne Berger sólo tenía dos años cuando en Cracovia, en otoño de 1942, sus padres Hellen y Moses Hiller decidieron confiárselo a un matrimonio católico sin hijos que vivía en la zona alemana de la ciudad de Dombrowa.

«Se llamaban Yachowitch y eran amigos íntimos de mis padres», explica el propio protagonista al «Corriere della Sera».

Tras la irrupción nazi del 28 de octubre en el ghetto de Cracovia, los Hiller decidieron actuar. «El 15 de noviembre mi madre logró sacarme del ghetto y entregarme a sus amigos cristianos junto a dos grandes carteras. Una contenía todos sus objetos de valor; la otra tres cartas», recuerda.

La primera iba dirigida a los señores Yachowitch, a quienes se les confiaba el niño pidiéndoles que le educaran como judío y lo devolvieran a su pueblo en caso de muerte de los padres, apunta el diario italiano.

La segunda carta estaba dirigida al propio Shachne: le decía que había sido un amor profundo el que hacía que su madre y su padre le pusieran a salvo con extraños y le revelaba sus orígenes, deseando que creciera orgulloso de ser judío.

La tercera contenía el testamento de Reizel Wurtzel, la madre de Helen, dirigido a la cuñada, Jenny Berger, en Washington.

«Nuestro nieto Shachne Hiller, nacido el 18 del mes de Av (el penúltimo mes del calendario judío. Ndr), el 22 de agosto de 1940, ha sido confiado a personas valientes --se lee en la tercera carta--. Si ninguno de nosotros vuelve, te ruego que lo tengas contigo y le eduques rectamente. Estas son mis últimas voluntades».

Antes de despedirse de los Yachowitch, Helen les dio los nombres y direcciones de parientes --los Aaron y los Berger-- que vivían en Montreal y en Washington. «Si no regresamos, cuando haya acabado esta locura --pidió a su amiga-- envíales estas cartas».

Las previsiones de la madre de Shachne se hicieron realidad: en marzo de 1943 el ghetto de Cracovia fue liquidado y los padres del niño fueron deportados a Auschwitz, de donde nunca volvieron.

Con todo, el chaval no estaba fuera de peligro: «De 1942 al 1945 estábamos siempre huyendo, de una casa a otra y de una ciudad a un nuevo lugar --recuerda--. Muchos polacos hostiles y antisemitas sospechaban por mi aspecto que fuera judío y si nos hubieran denunciado mis padres adoptivos habrían corrido peligro de muerte».

Terminada la guerra, los Yachowitch se encariñaron con Shachne y su «madre adoptiva», olvidando la promesa a Helen Hiller, quiso adoptar oficialmente al niño. Deseando bautizarle, se acercó a un joven sacerdote de su parroquia y le reveló la historia del pequeño, su identidad y qué había sido de sus padres.

Frente a la intención de la señora Yachowitch, el sacerdote le preguntó cuál había sido el deseo de los padres del niño cuando se lo habían confiado. En el momento en que aquella le reveló el contenido del testamento, el sacerdote rechazó bautizar a Shachne. El sacerdote era Karol Wojtyla, futuro Juan Pablo II.

Entonces Shachne partió hacia Norteamérica donde le esperaban sus parientes maternos. Las disposiciones legales dificultaron su encuentro con los Berger. El 19 de diciembre de 1950, tras los esfuerzos de Jenny Berger, el presidente Truman firmó un decreto especial que confiaba Shachne Hiller a los Berger.

Éste recuerda: «Habían pasado más de ocho años desde que, en el ghetto de Cracovia, mi abuela había escrito el testamento. Al final, su deseo se había realizado».

En octubre de 1978 la señora Yachowitch, con quien Shachne –--ahora judío observante, casado y padre de gemelos-- había mantenido contacto por carta, le narró los últimos detalles de su historia.

«Por primera vez me revelaba que había intentado bautizarme y educarme como católico. Pero que había sido detenida por un joven sacerdote, futuro cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, desde hacía poco elegido Papa», concluye.
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Un año para la apertura del Archivo Secreto Vaticano hasta 1939
Declaraciones de su prefecto, el padre Sergio Pagano

ROMA, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- El trabajo de una veintena de personas desde hace aproximadamente cuatro años hará posible la apertura de los Archivos Vaticanos relativos al pontificado de Pío XI (1922-1939) y con ello el acceso a un enorme campo de investigación histórica.

El período abarca desde las ruinas de la primera guerra mundial a las amenazas de la segunda, la llegada al poder de Mussolini, Hitler o Stalin, la crisis de 1929, las guerras coloniales, la de México, la de España y las leyes raciales alemanas e italianas, entre otros acontecimientos.

«Pío XI resolvió la cuestión romana con los Pactos Lateranenses (1929), protegió e incrementó la Acción Católica, celebró el Jubileo de 1925 y el extraordinario en 1933-1934, planeó un enorme proyecto misionero que llegó a China, desarrolló su acción hacia Oriente», «miró con ojos nuevos la ciencia, estableció relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y varios países del mundo», recordó el prefecto del Archivo Secreto Vaticano, el padre Sergio Pagano, a «Avvenire».

«Todo esto y mucho más reflejan los documentos de su pontificado que serán puestos al libre examen de los historiadores», confirmó.

El sacerdote barnabita subrayó además que ya en 2002 se comunicó oficialmente que, tras la apertura del pontificado de Pío XI, se trabajará para hacer accesible, con precedencia, las fuentes documentales vaticano-alemanas relativas al pontificado de Pío XII (1939-1958), en parte ya publicadas por voluntad de Pablo VI en los 12 volúmenes (1965-1981) de los «Actes et documents du Saint-Siège relatifs à la seconde guerre mondiale».

A esto se añade que ya está abierto, desde el pasado mayo, el fondo de la «Oficina de informaciones vaticana para los prisioneros de guerra», que comprende documentos de 1939 a 1947, cosa que llevó el trabajo de siete personas durante tres años.

Además, «desde hace más de un año se han abierto los archivos de las nunciaturas de Munich y de Berlín hasta 1939», recalcó el padre Pagano.

Más de 80 kilómetros lineales de documentación ocupa actualmente el Archivo Secreto Vaticano, cuyo nombre obedece exclusivamente a que es «el archivo privado del Pontífice».

Respecto a otros archivos, en materia de apertura el Archivo Vaticano está en un «punto óptimo --aclaró su prefecto--, porque en las distintas legislaciones se procede a diversos períodos de apertura, según el tipo de documento. Generalmente se va de un mínimo de 50 años, yendo marcha atrás, hasta un máximo de 100 años para los documentos más delicados o reservados».

Por ejemplo, «Italia abre sus archivos relativos a política exterior o interior 50 años después de su fecha, pero los reservados relativos a situaciones privadas de personas, o los documentos de los procesos penales, después de 70 años», apuntó.

En un año los Archivos Vaticanos se abrirán hasta 1939, y «la sucesiva apertura del pontificado de Pío XII» llevará a 1958, «pero el personal es limitado y el prolongado trabajo no permite contemplar como cercana la apertura de los documentos de Pío XII, para los cuales, como para todos los demás ya abiertos, no se tiene ningún temor de vuelcos historiográficos, absoluciones o condenas», declaró el padre Pagano.

«Una vez abierto el pontificado de Pío XI se pasará a preparar el de Pío XII» --insitió--; el desafío, como en los casos precedentes, está en la preparación del material archivístico, «como bien saben los estudiosos más serios, agravado» en el caso del Archivo Vaticano «por el hecho de que por costumbre y por necesidad de coherencia científica, cuando se procede a una apertura no se actúa, como en otros lugares, según períodos establecidos por ley, sino por pontificados enteros», y en el caso de Pío XI y Pío XII estamos ante pontificados de casi dos décadas.

«Preparar, inventariar, numerar y timbrar un número tan elevado de documentos para facilitarlos a una consulta implica, como todos comprenden, un trabajo de años y un número de fuerzas humanas, serias y cualificadas, considerable», constató.

«Es un trabajo minucioso, no fácil, largo» --dijo el prefecto del Archivo del Papa--, y aquí está «el motivo de la espera en las aperturas de la documentación vaticana».

En cuanto al acceso al Archivo Vaticano, el padre Pagano recalcó que no existe «ningún privilegio, consideración o favoritismo» hacia ningún «estudioso, eclesiástico o laico»: «todos están sometidos a las mismas reglas».

«Sólo los postuladores para las causas de los santos, como es obvio, tienen permiso de consultar documentos del período cerrado, previo consentimiento de la Secretaría de Estado, y deben mantener el secreto sobre los documentos que se les conceden, tanto durante los procesos canónicos como después», concluyó.
ZS05011805

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Mundo



Los secuestradores del arzobispo iraquí cambiaron de actitud al saber quién era
Según explica el mismo monseñor Basile Georges Casmoussa

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- El arzobispo siro-católico de Mosul (norte de Irak) liberado este martes después de un secuestro de unas horas considera que fue raptado por error, pues sus captores cambiaron de actitud al darse cuenta de quién era.

«Estoy feliz de haber vuelto al arzobispado, donde me esperaban muchos amigos y fieles. Doy gracias a Dios por esta experiencia, afirmó monseñor Basile Georges Casmoussa en declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticano» nada más quedar en libertad.

«En general, puedo decir que no he sido maltratado. Los secuestradores han sido muy gentiles conmigo. Nada más darse cuenta de que era un obispo su actitud cambió y me liberaron a mediodía --antes de la hora fijada-- sin rescate», añade.

Según reveló el arzobispo caldeo (católico) de Mosul, monseñor Paulos Faraj Rahho, a la agencia misionera «Misna», en un primer momento los secuestradores habían pedido un rescate de 200.000 dólares. Según la versión del arzobispo y de la Santa Sede, decidieron después renunciar a la suma y dejarle en libertad.

El prelado fue detenido por unos hombres armados que le obligaron a subirse a un coche después de haber visitado a una familia de su archidiócesis que se encontraba en luto.

Como afirmó el portavoz de la Santa Sede Joaquín Navarro-Valls, el prelado, de 66 años es «muy querido tanto por cristianos como por musulmanes».

«Fue mi directo con ellos, respondí a sus preguntas de manera ponderada. Y ellos se comportaron bien», revela.

El prelado afirma que sus secuestradores le dijeron en la mañana del martes que «incluso el Papa había pedido mi liberación. Yo respondí: "Gracias a Dios"», recuerda.

El arzobispo considera que su secuestro ha sido una «coincidencia», pues «en este período, los secuestros son muy numerosos por estas partes. Pero es sólo mi opinión personal. Por las conversaciones que tuve con ellos, no me pareció que quisieran atacar a la Iglesia en cuanto tal».

Por lo que se refiere a la oportunidad de celebrar las elecciones el 30 de enero en el ambiente de seguridad que se da en Irak, el prelado afirma: «desde mi punto de vista, no es el momento adaptado. Ante todo, tenemos necesidad de seguridad y reconciliación».

El sacerdote dominico de Mosul Mikhael Najib, en declaracones a «Radio Vaticano», considera que con el secuestro del obispo «quizá se ha querido presionar a los cristianos de Mosul», región en la que son particularmente numerosos.

«En la zona están presentes muchos kurdos y partidos favorables a Siria. Los árabes, los musulmanes, en particular los "muyahidín" quieren presionar a los cristianos para que expulsen a los kurdos».

Por su parte, el arzobispo Fernando Filoni, nuncio apostólico en Bagdad, reconoce que no sabe si el secuestro «ha sido un auténtico acto terrorista, de cara a las elecciones, o si ha sido un acto de criminalidad común, para pedir un rescate».

El secuestro del prelado se une a otros actos de violencia cometidos contra los católicos iraquíes y a los atentados contra varias iglesias en Mosul y Bagdad cometidos los pasados meses.
ZS05011803

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Clamor de organismos católicos al mundo por mil millones de personas en la miseria
Presentan la Campaña sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio

ROMA, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- Hacer oír su voz ante los gobiernos para que respeten los compromisos internacionales, ante todo la reducción de la pobreza a la mitad para el año 2015, es la finalidad de la Campaña sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio que promueve «Caritas» italiana y Voluntarios del mundo-FOCSIV.

Roma fue el lunes escenario de la presentación de esta iniciativa, que supone un «momento de gran movilización de varias realidades del mundo católico para reafirmar un compromiso unitario en la promoción y en la defensa de la dignidad de todo ser humano», explica un comunicado de «Caritas» italiana.

Según el organismo católico de ayuda, «la trágica emergencia provocada por el tsunami ha puesto los focos de todo el mundo en las carencias estructurales y la vulnerabilidad de poblaciones que son víctimas comunes de pobreza e injusticia».

Pero «una catástrofe aún más trágica golpea diariamente el sur del mundo --denuncia--: más mil millones de seres humanos viven en condiciones de miseria».

Ante estas cifras alerta de que «la generosidad humanitaria episódica no es suficiente», sino que «hay que adoptar soluciones a largo plazo que impliquen un compromiso más consistente por parte de la comunidad internacional y un nuevo impulso a la ayuda pública al desarrollo».

«A la luz de cuanto ha ocurrido en el sudeste asiático, la sociedad civil, organismos y asociaciones están llamadas a movilizarse --exhorta-- para recalcar a los Estados la necesidad de la consecución de esos objetivos considerados prioritarios en la lucha contra la pobreza».

Y ello con vistas a «tres importantes citas» de este año: el G8 previsto en Escocia en julio, en septiembre la LX sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Estado de la realización de los Objetivos y la Conferencia Interministerial de la Organización Mundial del Comercio prevista en diciembre en Hong Kong.

De acuerdo con «Caritas» italiana, hoy más que nunca se ve «claro que el verdadero instrumento para construir paz, seguridad y desarrollo, es una adecuada política de cooperación y solidaridad que permita garantizar derechos y oportunidades iguales para quienes viven en condiciones de pobreza y miseria».

La campaña se promueve en colaboración con ACLI, Acción Católica, CISL, CVX, MCL, la Comunidad Papa Juan XXIII y el Movimiento de Jóvenes Salesianos.

Reducir a la mitad la pobreza en el mundo costará 135 mil millones de dólares anuales, cantidad que irá creciendo hasta alcanzar los casi 200 mil millones en el año 2015, estima la ONU en el informe «Invirtiendo en el desarrollo: Un plan práctico para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio» --el informe del Proyecto del Milenio-- que presentó el lunes el secretario general del organismo, Kofi Annan.

Según un comunicado de prensa de la ONU, el documento, que ha tardado tres años en elaborarse, señala que se podrán conseguir importantes avances en la reducción de la pobreza si los países refuerzan su cooperación y avanzan en su compromiso.

El estudio añade que estas cifras no son significativas comparadas con el presupuesto militar de algunos gobiernos y con los elevados ingresos de muchos Estados.

Dirigido por el economista y profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, el Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas es un órgano asesor independiente cuya intención es reducir a la mitad la pobreza en el mundo.

Más de 1.200 millones de personas viven aún en condiciones de pobreza extrema, más de 850 millones padecen hambre crónica y más de cinco millones de niños mueren cada año por causas relacionadas directamente con la nutrición, según datos de la ONU.
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Propuestas del secretario del episcopado español al gobierno para prevenir el sida
Encuentro del padre Camino con la ministra de Sanidad

MADRID, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- El portavoz de la Conferencia Episcopal Española informó este martes a la ministra de Sanidad del gobierno español que la Iglesia, para prevenir el sida, está en contra de la generalización sistemática y unilateral del preservativo como única medida profiláctica, y sí considera más pertinente la «Estrategia ABC», siglas inglesas de abstinencia, fidelidad y preservativos.

Según informa Análisis Digital, publicación de la Fundación «García Morente», dependiente del arzobispado de Madrid, el padre Juan Antonio Martínez Camino y la ministra Elena Salgado se reunieron para tratar el tema de prevención y lucha contra el sida.

Dicha reunión, marcada por un diálogo, según el portavoz de los obispos, «muy distendido y muy amable», trató únicamente sobre la actualidad médica y social de la enfermedad.

El padre Martínez Camino aseguró que la Iglesia está «muy preocupada y muy interesada» por este «problema grave», y garantizó que la postura del Episcopado «está avalada también por propuestas científicas», como la llamada «Estrategia ABC», siglas inglesas de abstinencia («abstinence»), fidelidad («be faithfull») y preservativos («condoms»).

Esta estrategia, publicada en noviembre por la prestigiosa revista médica «The Lancet», persigue encontrar «una base común» para la prevención de la transmisión sexual del sida y está respaldada por más de 150 expertos de 36 países.

Tras indicar que el encuentro les permitió comprobar que existen «determinados prejuicios» sobre la postura de la Iglesia en la prevención del sida, el portavoz de la Conferencia Episcopal y la ministra de Sanidad aprovecharon la cita para destacar que la colaboración de «cada uno desde sus ámbitos y responsabilidades respectivas es lo adecuado para tratar de solucionar un problema tan grave como este en España y en todo el mundo».

El padre Martínez Camino explicó, además, que solicitó la entrevista «para poder comprender bien las posturas (del Gobierno) en cuestión», para poder así «entenderse» con la ministra y «colaborar». «Este es nuestro deseo --concluyó el portavoz-- y espero que en el futuro pueda avanzarse en este camino».

La ministra de Sanidad calificó el encuentro de «cordial» y manifestó al padre Martínez Camino su respeto hacia la acción pastoral que la Iglesia realiza con sus fieles.

Sin embargo, Salgado pidió a la Iglesia católica que no se cuestione la validez del preservativo en la prevención del sida, una validez, «que ha sido confirmada por numerosas investigaciones científicas y que está en la base de las políticas de lucha contra esta enfermedad avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Europea y otros organismos internacionales».

Ante la campaña lanzada por el Ministerio de Sanidad para fomentar el uso del preservativo entre los jóvenes como método de prevención del sida, el padre Martínez Camino había afirmado en una rueda de prensa concedida el 29 de noviembre que «el único ejercicio seguro de la sexualidad es el que se ejerce con responsabilidad y con fidelidad».

«No es cierto que el uso del preservativo sea sexo seguro, no es cierto, estadísticamente no es cierto, hay un alto grado de contagio incluso cuando se usa el preservativo, por tanto decir que el uso del preservativo es igual a sexo seguro es desinformar a la sociedad y es no decir toda la verdad», afirmó en el encuentro, según recogió la agencia Veritas.

Según Martínez Camino, la aportación de la Iglesia a la solución de problemas como el sida, «pandemias que están vinculadas indudablemente a la promiscuidad sexual» está «basada en la antropología cristiana y en el concepto integral de las relaciones humanas».

Para el portavoz de la CEE, el preservativo no es la solución al problema del sida: «usando estos instrumentos se puede evitar un mal mayor pero no se evita el mal; incluso hay estadísticas que afirman que el incitar al sexo promiscuo, a la multiplicación de relaciones sexuales, presuntamente seguras, en conjunto incrementa el peligro de contagio».

«Hay que decir toda la verdad y toda la verdad es que el ideal para que haya unas relaciones sexuales sanas es la fidelidad y el ejercicio responsable de la sexualidad integrado en las relaciones personales no mutiladas», dijo entonces.
ZS05011810

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Casa Juan Diego, acogida católica a los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos


HOUSTON, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org-El Observador).- Veinticinco años después d haber sido fundada, Casa Juan Diego se ha convertido en un punto de referencia sobre la acogida de los católicos a los más pobres entre los pobres, en este caso, los inmigrantes latinoamericanos a los Estados Unidos.

En la actualidad, la Casa se ha convertido en un conjunto de Casas de Hospitalidad que se extienden a los largo de la diócesis de Houston-Galveston, una de las zonas urbanas más extensas en territorio del mundo y centro de atracción de millones de trabajadores indocumentados procedentes de México y Centro América, principalmente.

A través de un cuarto de siglo --dicen Mark y Louise Zwick, animadores de esta experiencia y editores del «Trabajador Católico de Houston» que mantiene un tiraje de 65 mil ejemplares bimensuales-- «el secreto de Casa Juan Diego sigue siendo el mismo: nadie cobra salario; todo el que trabaja aquí da su tiempo como regalo, y todos los fondos se dedican en su totalidad a los pobres».

Básicamente, los servicios actuales de Casa Juan Diego se dirigen a proporcionar servicios a la comunidad inmigrante de origen hispano. Entre estos servicios está el de dar hospitalidad y apoyo a las mujeres inmigrantes, que incluyen mujeres maltratadas, embarazados y con hijos.

La Casa Padre Jack Davis para inmigrantes varones; la Casa Don Bosco para varones enfermos o heridos y la Casa Peter Maurin, también para enfermos y heridos.

Entre los servicios se encuentran las clases de inglés para los huéspedes de todas las casas de acogida, así como servicio social y centro médico instalado en Casa María. La Casa matriz ofrece servicios médicos y dentales y distribuye comida y ropa a 600 familias por semana.

Al mismo tiempo, en su centro de trabajo San José Obrero, procura empleo para trabajadores disponibles, protegiéndoles de cualquier tipo de explotación y estableciendo condiciones mínimas de dignidad ante los empleadores.

Los fondos que recibe Casa Juan Diego, iniciativa inspirada en el pensamiento de Dorothy Day, son estrictamente contribuciones voluntarias y están destinados a sostener una de las obras más importantes de solidaridad que existen en las diócesis del sur de Estados Unidos, a donde llegan cientos de miles de inmigrantes cada año.
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Entrevista



La estrategia diplomática de Juan Pablo II
Entrevista el director de la edición francesa de «L’Osservatore Romano»

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 enero 2005 (ZENIT.org).- En el discurso que dirigió el 10 de enero a los miembros del cuerpo diplomático acreditados ante la Santa Sede, Juan Pablo II presentó los principales desafíos de la humanidad en estos momentos: la vida, el pan, la paz, y la libertad.

Para comprender mejor el alcance de esta propuesta, central para comprender la «diplomacia» de Juan Pablo II, Zenit ha entrevistado a Jean-Michel Coulet, director de edición francesa de «L’Osservatore Romano», coautor junto a los cardenales Angelo Sodano, secretario de Estado, y Jean-Louis Tauran, antiguo secretario vaticano para las relaciones con los Estados, del libro «La diplomacia de Juan Pablo II» («La diplomatie de Jean-Paul II», Cerf).

--Los cuatro desafíos planteados por el Papa en su discurso, ¿son una constante en la diplomacia de Juan Pablo II?

--J. M. Coulet: Sí, es verdad. Los cuatro desafíos planteados por Juan Pablo II son constantes, diría incluso pilares de la diplomacia pontifica de hoy e incluso de su magisterio desde su elección. Se pueden encontrar como un «leitmotiv» en las grandes encíclicas que han marcado su pontificado: «Evangelium vitae», «Sollicitudo rei socialis», «Redemptor hominis»…, así como en todos sus discursos en el Vaticano y durante sus viajes. Estas palabras clave fundamentan toda la acción de los diplomáticos de la Santa Sede en el mundo.
La diplomacia pontificia confía en el derecho internacional, en constante evolución, y participa en su elaboración (por ejemplo, en los nuevos conceptos como el del derecho a la intervención humanitaria, o el derecho de las minorías). Hay que reconocer que el Papa lucha en todos los frentes: para defender la vida, combatir contra el hambre, en particular en el seno de las organizaciones internacionales, así como en las regionales, para promover la paz y la libertad, en las relaciones bilaterales con los Estados… No hay que olvidar que Juan Pablo II mantiene relaciones diplomáticas con 178 Estados.

Está convencido de que una aplicación rigurosa del derecho permitiría evitar que los más débiles sean víctimas de la violencia de los más fuertes. «La fuerza de la ley --dice-- debe prevalecer sobre la ley de la fuerza».

--En su discurso, el Papa recuerda que para promover la paz ha intervenido con frecuencia personalmente y con la intermediación de la diplomacia vaticana. Desde su punto de vista, ¿cuáles son los grandes éxitos que ha logrado la Santa Sede en este campo y cuáles son los fracasos?

--J. M. Coulet: El mayor «éxito» logrado por Juan Pablo II, sin duda, es el fruto de su «ostpolitik», su diplomacia con el Este de Europa en los años ochenta. El final de la guerra fría con la caída del muro de Berlín era un gran caballo de batalla de Juan Pablo II. Para él, el fundamento de los derechos del hombre implica el reconocimiento por parte de los Estados soberanos de una libertad, la libertad religiosa, concebida como la base de todos los derechos.

Se puede citar también el éxito de la mediación papal para solucionar las diferencias territoriales que oponían a Argentina y a Chile.

Ahora bien, toda guerra que estalla a pesar de los llamamientos repetidos del Papa es siempre percibida como un fracaso: pero él nunca se da por vencido y repite incansablemente, contra viento y marea, como lo hizo durante el conflicto del Golfo en 1991, que «la guerra es una aventura sin retorno», o en Kosovo, «que nunca es demasiado tarde para negociar».

Juan Pablo II utiliza todos los canales diplomáticos, ya sea las relaciones bilaterales con los Estados, ya sea la acción en el seno de las organizaciones internacionales, como la ONU o sus instituciones especializadas. No descansa. Basta recordar que en vísperas del conflicto en Irak jugó sus últimas cartas enviando dos emisarios a las dos partes…

--¿Cree que los llamamientos del Papa son escuchados por los jefes de Estado y de gobierno?

--J. M. Coulet: Sus llamamientos nunca se quedan en letra muerta, pues no sólo interpelan a los políticos, sino también a los medios de comunicación, que sirven de altavoz ante la opinión pública. Como buen estratega, Juan Pablo II siempre ha sabido servirse de los medios de comunicación para hacer pasar mensajes o para lanzar llamamientos. Sabe que los gobernantes prestan mucha atención a la opinión pública, que con frecuencia es espontánea. Utiliza la democracia que, según la enseñanza social de la Iglesia, significa la participación de los ciudadanos en las decisiones de la sociedad, la posibilidad para sancionar a los gobiernos, y solidaridad.

Por este motivo, ningún jefe de Estado o de gobierno es indiferente ante la palabra del Papa, ante sus pronunciamientos. Lo demuestra la multitud de audiencias que el Papa concede a los políticos, de todas las tendencias, que vienen al Vaticano, o con los que se encuentra en sus viajes. Entre los políticos que vienen a verle, se pueden constatar varias categorías.

En primer lugar, se encuentran quienes tienen buena voluntad y vienen a pedir consejo. Son más numerosos de lo que se puede creer y no siempre profesan la religión católica. Algunos, con el pasar del tiempo, se han convertido casi en íntimos del Papa, lo que les permite tener conversaciones francas, superando las barreras que impone la diplomacia.

También están los que vienen al Vaticano a exponer la situación de su país y a buscar el apoyo del Papa y de los católicos.

Por último, están los que buscan una cobertura mediática que, desde su punto de vista, tendrá consecuencias positivas en su país… ¡y la gente no es tonta!

En todos los casos, el Papa dispensa siempre la acogida que se merece la persona que quiere verle, sin distinción. No podemos saber cuál es el nivel de cordialidad de las conversaciones privadas, pero sabemos que Juan Pablo II ha hablado sin pelos en la lengua a sus interlocutores.

Si la palabra del Papa no tiene efecto inmediato, lo importante es que interviene. Los viajes apostólicos también sirven para eso. Encontrarse con la gente es un aspecto importante del magisterio, pero la palabra del Papa se dirige también a las autoridades políticas, que sacan siempre una enseñanza de las orientaciones propuestas. Basta pensar en los viajes a Polonia de inicio del pontificado, o en ciertas peregrinaciones apostólicas a África o al subcontinente latinoamericano.

--¿Tiene el Papa una concepción de los derechos humanos diferente a la de la opinión pública? El primer desafío de su discurso es el de la vida, pero se trata de un desafío que no parece compartido por muchos gobiernos...

--J. M. Coulet: Desde su llegada a la sede de Pedro, Juan Pablo II ha hecho de la defensa de los derechos humanos el programa de su pontificado. Fue el tema de su primera encíclica, «Redemptor Hominis». Ahora bien, hay diferentes maneras de hacer que sean respetados, promovidos y salvaguardados.

Existe una jerarquía de derechos. El Papa recuerda en su discurso al cuerpo diplomático el desafío de la vida porque no es respetado en numerosas sociedades y su papel de jefe espiritual consiste en recordar que la vida no nos pertenece, que no podemos someterla a nuestros caprichos. Piensa en el aborto, en la eutanasia, en la investigación científica. En definitiva, ha dado una señal de alarma.

Lo dice él, que viene de un país en el que la libertad era limitada. Sabe lo que vale y se ha hecho una idea clara del valor del respeto de los derechos del hombre.

Desde su punto de vista, cuando esta condición es respetada en el seno de los países, se puede pasar a otro nivel, que es el del respeto de la paz, en el sentido amplio del desarme. Cuando los derechos humanos son respetados, es más fácil lograr la paz.

Una vez establecida la paz, se dan las condiciones para trabajar en el desarrollo, cuya prioridad es la de acabar con el hambre. Derechos del hombre, desarme y desarrollo son las tres claves de la diplomacia pontificia bajo Juan Pablo II.
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