Redacción -
19/01/2005 El arzobispo de rito sirio católico
Basile Georges Casmoussa, secuestrado el pasado lunes en la localidad
norteña iraquí de Mosul, y liberado ayer, ha afirmado que no ha sido
maltratado por sus secuestradores y que cree que su secuestro fue una
“casualidad” porque, según declaró tras su liberación, “no me ha
parecido que pretendiesen atacar a la Iglesia como tal”.
Según anunció el arzobispo de rito caldeo de Mosul, Paulos Rahho, a
la agencia misionera MISNA, monseñor Casmoussa, secuestrado desde el
pasado lunes, ha sido liberado, aunque no se ha pagado ningún rescate a
pesar de que los secuestradores habían pedido 200.000 dólares para
liberarle. Monseñor Casmoussa ha asegurado que está “feliz por haber
vuelto al arzobispado. No he sido maltratado y creo que mi secuestro ha
sido una casualidad, ya que no me ha parecido que pretendiesen (los
secuestradores) atacar a la Iglesia en cuanto tal”. El prelado iraquí
aseguró que los secuestradores le trataron de manera amable y que nada
más saber que era un arzobispo sirio católico “cambiaron de
comportamiento”.
La opinión de que su secuestro fue fruto de la casualidad y no de un
ataque premeditado contra la Iglesia, la fundamenta el obispo en “base a
la comunicación que tuve con ellos, a los que hablé de manera muy
directa y a los que respondí a todas sus preguntas”. El arzobispo
explicó a los medios de comunicación que los secuestradores utilizaron
su móvil para llamar al padre Tetrus Mosei, vicario general de la
diócesis sirio-católica de Mosul, para que pudiese comunicarse con el
vicario, tranquilizándole sobre su estado de salud. Monseñor Georges
Casmoussa aseguró después de su liberación que los secuestradores le
trataron bien y le comunicaron que Su Santidad, Juan Pablo II, había
pedido su liberación. “Estoy muy contento por haber vuelto al obispado
–afirmó el obispo-, donde me estaban esperando tantos amigos y fieles”.
La noticia del secuestro del obispo sirio-católico de Mosul la daba la
tarde del lunes el Vaticano a través de una nota en la que “deploraba
firmemente este innoble acto terrorista” y se pedía que “este digno
pastor sea devuelto incólume a su ministerio”. El religioso, de 66 años
y patriarca en Mosul desde 1999, fue secuestrado por varios hombres
armados que le introdujeron en un coche mientras paseaba por la ciudad.
El nuncio apostólico en Bagdad, Fernando Filoni, antes de saber la
noticia de la petición del rescate y posterior liberación, denunciaba en
una entrevista en la Radio Vaticana que el secuestro de monseñor
Casmoussa “está relacionado con el clima de tensión pre-electoral que
vive Irak y representa una señal de una estrategia contra la iglesia
sirio-católica y caldea”.
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