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Servicio diario | - |
19
de enero de 2005
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Santa Sede
Sin oración y conversión no hay ecumenismo, advierte el Papa
La oración común impulsa y purifica el camino ecuménico
Juan Pablo II agradece la entrega a la nueva evangelización del
Camino Neocatecumenal
El Papa bendice una estatua de san Gregorio el Armenio colocada
en el Vaticano
Mundo
Proyecto de los obispos mexicanos para atender a personas con
sida
Matar a un moribundo no es compasión, advierten los obispos de
Inglaterra
La Iglesia busca frenar otro impacto de «tsunami», ahora
económico, en los pescadores
Más de 1.800 universitarios de misiones en zonas rurales de
Chile
Cardenal Rouco: La Iglesia nunca se ha referido al plan
Ibarretxe
Entrevista
Qué puede (y debe) hacer la psicología por un católico que
necesita su ayuda
Audiencia del miércoles
Juan Pablo II: Una Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos
Documentación
«No es cierto que haya cambiado la doctrina de la Iglesia sobre
el preservativo»
Secretariado para la Familia del episcopado argentino: «La
Iglesia no aprueba el preservativo»
Santa Sede
Sin oración y conversión no hay
ecumenismo, advierte el Papa
En la Semana de la Unidad de los Cristianos
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Sin oración y «conversión interior» no puede haber auténtico ecumenismo, aseguró
Juan Pablo II este miércoles en la audiencia general concedida durante la Semana
de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Este octavario reúne en momentos de encuentro y súplica en la mayoría de los
países del mundo del 18 al 25 de enero a los dos mil millones de cristianos del
planeta, divididos en diferentes confesiones.
«Se trata de días de reflexión y de oración sumamente oportunos para recordar a
los cristianos que el restablecimiento de la plena unidad entre ellos, según la
voluntad de Jesús, compromete a todo bautizado, tanto pastores como fieles»,
comenzó afirmando el pontífice.
Ante los siete mil peregrinos congregados en la Sala Pablo VI del Vaticano el
obispo de Roma recordó que en este año la Semana tiene lugar meses después del
cuadragésimo aniversario de la promulgación del decreto del Concilio Vaticano II
Unitatis Redintegratio, «texto clave que ha puesto a la Iglesia católica
firme e irrevocablemente en el surco del movimiento ecuménico».
El tema presentado para la meditación en este año por la Comisión «Fe y
Constitución» del Consejo Mundial de las Iglesias y por el Consejo Pontificio
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos es
«Cristo, fundamento único de la Iglesia», «una verdad básica para todo
compromiso ecuménico», según el Papa.
«Dado que la reconciliación de los cristianos supera las fuerzas y las
capacidades humanas», dijo citando al Vaticano II, «la oración es expresión de
la esperanza que no decepciona, de la confianza en el Señor que hace nuevas
todas las cosas».
«Pero la oración debe estar acompañada por la purificación de la mente, de los
sentimientos, de la memoria --agregó--. Se convierte de este modo en expresión
de esa "conversión interior" sin la que no hay auténtico ecumenismo».
«En definitiva --aseguró--, la unidad es un don de Dios, don que hay que
implorar sin cansarse con humildad y verdad».
El pontífice se mostró optimista ante el futuro, pues según constató «el deseo
de la unidad está extendiéndose y se profundiza hasta tocar nuevos ambientes y
contextos, suscitando fervor de obras, iniciativas, reflexiones».
«Recientemente el Señor también ha permitido que sus discípulos puedan tener
contactos de diálogo y colaboración --recordó--. El dolor de la separación se
siente cada vez con más intensidad, ante los desafíos de un mundo que espera un
testimonio evangélico claro y unánime por parte de todos los creyentes en
Cristo».
El Papa recordó que, al igual que en años pasados, en Roma la Semana concluirá
con la celebración de las Vísperas, el 25 de enero, en la basílica de San Pablo
Extramuros, presididas en esta ocasión por el cardenal Walter Kasper, presidente
del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con la
presencia de representantes de otras iglesias y confesiones cristianas.
«Yo me uniré espiritualmente y os pido también a vosotros que recéis para que
toda la familia de los creyentes pueda alcanzar cuanto antes la plena comunión
querida por Cristo», concluyó.
ZS05011904
TOP
La oración común impulsa y purifica el
camino ecuménico
Según el subsecretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de
los Cristianos
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Monseñor Eleuterio Fortino, subsecretario del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, subraya la importancia de la oración
privada y pública para el camino ecuménico al explicar la historia de la Semana
de Oración para la Unidad de los Cristianos, que en muchos países comenzó este
martes.
El representante vaticano, para dar una idea del avance de las últimas décadas,
recuerda el impulso del decreto del Concilio Vaticano II
Unitatis Redintegratio (1964), pues antes sólo se permitía «rezar el
Padrenuestro con los demás cristianos».
Monseñor Fortino ofrece una visión espiritual de este repaso histórico en un
folleto distribuido con motivo de esta semana por la
Librería Ecuménica, que se
encuentra en la Vía de la Conciliación, junto a la plaza de San Pedro del
Vaticano.
La oración pública y privada por la unidad forma parte del núcleo central de ese
decreto conciliar constituye el «alma de todo el movimiento ecuménico, y con
razón puede llamarse ecumenismo espiritual» (número 8).
Como un momento importante de este camino, Fortino recuerda que en la víspera de
la clausura del Concilio, el Papa Pablo VI quiso saludar a las observadores
delegados de las demás Iglesias y comunidades cristianas con una oración común
en la basílica de San Pablo Extramuros, el 4 de diciembre de 1965.
Era un encuentro importante, añade, pues los observadores habían estado
presentes en las sesiones conciliares sin poder intervenir. Con la oración común
«los católicos y los demás cristianos volvían a tomar la palabra para dirigirse
al único Señor».
En 1966, la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Mundial de las Iglesias y
el Secretariado para la Unidad de los Cristianos (actualmente Pontificio Consejo
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos) de la Iglesia católica
decidieron preparar un texto para la Semana de oración de cada año.
Según Fortino, «la oración orienta la búsqueda ecuménica en su auténtico
sentido. La asamblea común se presenta a Dios como una asamblea de hijos que
invocan a Nuestro Padre y, en obediencia de fe, piden que "se haga tu voluntad".
Someten la petición humana a la voluntad divina».
«De este modo, la oración común purifica el corazón de los creyentes y sus
intenciones, convierte a Dios, manifestando también la fraternidad eclesial en
los que se unen en asamblea. La oración común subraya los vínculos de fe
existentes y al mismo tiempo solicita la realización del objetivo último, la
plena unidad».
El subsecretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos concluye citando las palabras de Juan Pablo II en la encíclica
Ut Unum Sint de 1995 (número 22): «En el camino ecuménico hacia la unidad,
la primacía corresponde sin duda a la oración común, a la unión orante de
quienes se congregan en torno a Cristo mismo».
ZS05011903
TOP
Juan Pablo II agradece la entrega a la
nueva evangelización del Camino Neocatecumenal
Y le alienta a profundizar en la comunión con los pastores de las Iglesias
locales
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II agradeció este miércoles la entrega a la nueva evangelización de
sacerdotes, seminaristas y laicos del Camino Neocatecumenal al concluir la
audiencia general y les alentó a profundizar en la comunión con los pastores de
las Iglesias locales.
En el Aula Pablo VI del Vaticano participaban en el semanal encuentro de los
peregrinos con el pontífice unos seiscientos miembros de esta nueva realidad
eclesial, acompañados por sus iniciadores, Kiko Arguello, Carmen Hernández y el
padre Mario Pezzi, que se encuentran reunidos en Roma con motivo de un encuentro
internacional.
«Os agradezco vuestra entrega generosa a la nueva evangelización», comenzó
diciendo el Santo Padre en el saludo que les dirigió.
«Deseo que la reflexión de estos días os ayude a profundizar, con ánimo dócil,
en la comunión, sea con los pastores de las iglesias locales que con los
oportunos organismos de la Santa Sede», afirmó.
«Así podréis ofrecer una aportación cada vez más eficaz a la causa del
Evangelio», concluyó.
El Camino Neocatecumenal, cuyos estatutos fueron aprobados por la Santa Sede el
29 de junio de 2003, está «al servicio de los obispos diocesanos y de los
párrocos como una modalidad para redescubrir el sacramento del Bautismo, y de
educación permanente en la fe».
En estos momentos está presente en más de 900 diócesis del mundo, con unas
17.000 comunidades en 6.000 parroquias.
De sus comunidades han surgido en todo el mundo al menos 1.500 seminaristas y ya
se han ordenado más de 1.000 sacerdotes.
ZS05011905
TOP
El Papa bendice una estatua de san
Gregorio el Armenio colocada en el Vaticano
En uno de los nichos exteriores de la Basílica de San Pedro
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II bendijo este miércoles una estatua de san Gregorio el Iluminador
(o el Armenio), apóstol de Armenia y fundador de la Iglesia armenia, que ha sido
colocada en uno de los nichos exteriores de la Basílica de San Pedro del
Vaticano.
En la ceremonia, que tuvo lugar mientras el Santo Padre se dirigía a la Sala
Pablo VI para participar en la audiencia general, participó el patriarca de
Cilicia de los Armenios, Su Beatitud Nerses Bedros XIX, cuya sede se encuentra
el Líbano.
Nerses Bedros XIX guía en torno al 10% de los cristianos armenios que viven en
su patria y en la diáspora y que están en comunión con Roma.
En torno al 90% de los cristianos armenios obedece al Patriarcado Apostólico
Armenio, que se separó de Roma tras el Concilio de Calcedonia (año 451). Un paso
decisivo para superar esta división se dio en 1996, cuando el Papa y el anterior
patriarca Karekin I firmaron una declaración conjunta que superaba malentendidos
sobre la naturaleza de Jesús.
En la ceremonia estaban presentes representantes del Patriarcado Apostólico
Armenio y de la República Armenia.
La estatua de san Gregorio el Iluminador ha sido realizada por un artista
armenio, ciudadano francés, de origen libanés, Khatchik Kazandjian, quien ganó
un concurso convocado por el Vaticano y el Patriarcado Armenio Católico.
La estatua, de 5,64 metros de altura y de 18 toneladas, está realizada en mármol
de Carrara, y su costo global ha sido de 250.000 euros.
Con este gesto, el Papa ha querido culminar las celebraciones del 1700
aniversario de la conversión del pueblo armenio a la fe cristiana.
Según cuenta la tradición armenia, san Gregorio, que nació hacia el año 250-252,
curó milagrosamente al rey de Armenia, Tiridates III, quien se convirtió al
cristianismo junto a su corte, en el año 301, haciendo de Armenia la primera
nación cristiana.
Es la primera vez que la estatua de un santo de rito oriental se coloca entre
los santos fundadores que rodean el exterior de la Basílica de San Pedro,
explicó este miércoles el arcipreste de la Basílica vaticana, el cardenal
Francesco Marchisano.
Este gesto «expresa maravillosamente» la «natural variedad de las tradiciones y
de los ritos de la Iglesia, que contribuyen a su enriquecimiento espiritual».
ZS05011906
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Mundo
Proyecto de los obispos mexicanos para
atender a personas con sida
Realizarán una colecta nacional para África Central
CIUDAD DE MÉXICO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org-El
Observador).- Al reconocer que el sida no es sólo un problema biomédico,
sino un problema social que afecta a todos los seres humanos y que exige de
acciones eficaces y solidarias, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)
presentó este miércoles un ambicioso proyecto contra el sida.
El proyecto, avalado por Cáritas y la Comisión Episcopal de Pastoral Social de
la CEM, así como por la Universidad Iberoamericana de Puebla, lleva por nombre
«Esperanza de Vhida» y sugiere la presencia de la atención pastoral a personas
que viven con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida en México y en otros
lugares del mundo.
«Mucho más que las numerosas enfermedades infecciosas que la humanidad ha
sufrido a lo largo de la historia, el sida tiene profundas repercusiones de
naturaleza moral, social, económica, jurídica y organizativa, no sólo en las
familias y en las agrupaciones locales, sino también en las naciones y en todos
los pueblos», explica el episcopado mexicano en el comunicado con en el que da a
conocer el proyecto.
Desde la aparición de la epidemia del VIH-sida en los años ochenta, se han
registrado más de 22 millones de muertes por esta enfermedad. Actualmente 42
millones de personas la padecen, y entre ellas más de 260 mil viven en la
República Centro-Africana.
En México se tienen notificados 90 mil 43 casos de sida, de los cuáles 83.8 por
ciento corresponden a varones y 16.2 a mujeres. El grueso de la población que
padece el virus es mayor de 15 años (97.5 por ciento), pero ya existe un
preocupante 2.5 por ciento de niñas y niños infectados. Se calcula que hay en la
actualidad 160 mil personas viviendo con el VIH en el país.
Por esta razón, y en respuesta a la convocatoria que la Santa Sede ha hecho para
enfrentar al virus en el mundo, el proyecto: «Esperanza de VIHDA», la CEM se ha
planteado al menos cinco metas fundamentales:
--Organizar una colecta nacional en favor de los enfermos de VIH de la República
Centro Africana, el próximo domingo 13 de febrero del 2005.
--Diseñar una campaña de sensibilización sobre el VIH-sida en México
--Elaborar talleres y materiales de apoyo para enfermos de VIH-sida.
--Idear estrategias de apoyo para la adquisición de medicamentos.
--Generar materiales de apoyo contra la discriminación y estigmatización a
portadores o enfermos de SIDA.
«Debemos rechazar la doctrina falsa que el VIH-sida es un castigo de Dios, es
más bien una llamada a trabajar conjuntamente en la formación y sensibilización
de la humanidad para disminuir nuevas infecciones y la discriminación de
aquellos que son portadores de este virus», advirtieron los obispos mexicanos
quienes calificaron como «expectativa de falsas soluciones» contra la expansión
del sida al uso de preservativo.
ZS05011909
TOP
Matar a un moribundo no es compasión,
advierten los obispos de Inglaterra
Declaración en la Cámara de los Lores acerca del proyecto de ley de eutanasia
LONDRES, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Dar muerte a un moribundo, aunque éste lo pida, no es compasión, sino que ésta
supone acompañarle con amor, que es lo que verdaderamente da dignidad, alerta el
episcopado inglés.
En representación de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales y del
cardenal Cormac Murphy O’Connor –su presidente, y arzobispo de Westminster--, el
obispo Christopher Budd intervino el pasado 13 de enero ante la Cámara de los
Lores en vista del proyecto de ley «Joffe» de eutanasia, y manifestó su postura
contraria a la norma.
El comité que considera el proyecto de ley de Lord Joffe sobre Muerte Asistida
para los Enfermos Terminales oyó las declaraciones de miembros de diferentes
grupos religiosos como parte de una investigación de gran alcance.
Según informa una nota del organismo episcopal enviada a Zenit, ya se había
presentado de común acuerdo una declaración escrita por parte de la Conferencia
Episcopal de Inglaterra y Gales y el episcopado de la Iglesia de Inglaterra, con
una carta firmada por el cardenal Murphy O’Connor y el arzobispo de Canterbury
el pasado 3 de septiembre (Cf.
Zenit, 9
septiembre 2004).
«Todos partimos de la necesidad de compasión hacia los que están muriendo»,
inició su intervención oral el obispo Budd.
Pero «no creemos que matar a alguien, incluso cuando se nos pida hacerlo así,
sea el sello de la compasión», subrayó.
Aclaró el prelado que «compasión, como el término indica, es “padecer con”,
acompañando a alguien en un viaje cuya duración no está bajo nuestro control».
«Por supuesto» este viaje «no tiene plazo definido» y «como sabemos, la forma de
morir es muy variable», pero «es el amor lo que da dignidad a todos en este
camino, especialmente a la persona que muere», alertó.
A continuación explicó la perspectiva moral cristiana en el acompañamiento del
moribundo, la cual contempla en el amor la virtud global, no busca la muerte
intencional de nadie, no pretende el esfuerzo por mantener viva a una persona
tanto como técnicamente sea posible con tratamientos gravosos o vanos, y en
cambio siempre busca mantener el cuidado básico hasta el final –incluyendo la
alimentación e hidratación cuanto sea posible y en formas que no sean
gravosas--.
«La ley siempre debe buscar proteger al vulnerable», pero «el cambio propuesto
debilita esta protección --denunció--. Actuará además como una fuerza corrosiva
en nuestra sociedad y gradualmente debilitará la confianza que es vital para
pacientes, médicos», personal sanitario y familiares.
ZS05011907
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La Iglesia busca frenar otro impacto de
«tsunami», ahora económico, en los pescadores
Drástica caída en la demanda de pescado en la India e Sri Lanka
NUEVA DELHI/COLOMBO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
El Apostolado del Mar en el sudeste asiático ha alzado su voz en nombre de las
«traumatizadas comunidades pesqueras» del sur de la India y Sri Lanka golpeadas
por el «tsunami» lanzando una campaña a favor del consumo de pescado.
La iniciativa responde a la caída registrada en el precio del pescado desde que
el maremoto del pasado 26 de diciembre golpeó las costas de países del Océano
Índico, acabando con la vida de más de 175 mil personas y con los medios de
subsistencia de innumerables familias.
También está motivada en el temor que se ha atizado entre millones de
consumidores a que el pescado esté contaminado.
La campaña –de la que ha hecho eco el servicio informativo (ICNS)
de la Conferencia de los obispos católicos de la India-- dirigida por el
Apostolado del Mar --dependiente del Consejo Pontificio para los Emigrantes— en
la región se orienta a disipar estos temores, pues carecen de fundamento, y a
fomentar la compra de pescado como principal modo de ayuda a las poblaciones
afectadas por el «tsunami».
En un correo electrónico por la campaña, el padre Xavier Pinto, coordinador del
Apostolado del Mar del sudeste asiático, recalca: «Si has dejado de comer
pescado estos días tal vez no necesitas contribuir a ningún Fondo por el
tsunami».
«Si no comes pescado por miedo a la contaminación puede que estés en la
categoría de aquellos que están levantando fuerzas encaminadas a un “tsunami”
económico que llevará [a los afectados] a su condenación y muerte lenta»,
alerta.
Igualmente constata la existencia de una campaña que afirmaba que los peces
habían devorado a quienes perdieron su vida y de otra que difundió temor entre
los consumidores alertando de la existencia de peces muertos en las orillas de
otros países.
Tales campañas «van en detrimento del sustento de la gente a la que queréis
llegar», se lee en el mensaje del padre Pinto.
Subraya que los peces muertos en las costas de otros países no afectan al
pescado que se está vendiendo en la India y Sri Lanka estos días. Igualmente
afirma que el pescado que está llegando al mercado no proviene de las zonas
golpeadas por el tsunami, pues no se ha podido realizar una actividad pesquera
seria en estos dos países en las últimas dos semanas.
También las comunidades de pescadores en otras zonas, como Karnataka y
Maharashtra se ven afectados por la caída de precios, aunque sus regiones no
hayan padecido los efectos del «tsunami», advierte el texto.
No olvida el sacerdote criticar los argumentos relativos a que los peces
devoraron cadáveres humanos, pues esto sólo lo hacen tres especies que no son
comestibles. Estos peces «no se venden en los mercados y no llegan a vuestras
mesas», recalca.
Para finales de este mes de enero, la Santa Sede ha convocado en Roma una
reunión del Apostolado del Mar para asistir a los pescadores, que se encuentran
entre los sectores más afectados de las zonas flageladas por la catástrofe, pues
han perdido tanto su vivienda como su medio de trabajo.
Con esta inquietud, entre las iniciativas de organismos católicos los fondos
enviados a través del VIS (Voluntariado Internacional para el Desarrollo – ONG
salesiana) se están destinando a «reconstruir la normalidad».
En esta línea, el primer objetivo pensado por ejemplo en Sri Lanka es el «kit
del pescador», que permite a una familia de pescadores, formada por 6 u 8
personas, tener un alojamiento y comenzar a ganarse la vida. El coste de este «kit»
ronda los 10 mil euros y prevé una embarcación a motor, redes de pesca, una
pequeña casa de ladrillo con techo de uralita, utensilios domésticos, laborales
y escolares.
ZS05011901
TOP
Más de 1.800 universitarios de misiones
en zonas rurales de Chile
SANTIAGO DE CHILE, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
En cuarenta localidades rurales se han distribuido los más de 1.800
universitarios participantes de «Misión País», iniciativa de la Pastoral de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, y la Misión 2005, organizada por la
Vicaría de Pastoral Universitaria del arzobispado de Santiago.
La partida de los jóvenes de la segunda edición de «Misión País» (www.misionpais.cl),
un proyecto misionero, social y solidario, tuvo lugar el jueves 6 de enero tras
una Misa de envío que presidió el cardenal Francisco Javier Errázuriz en la
catedral metropolitana, informa la
Conferencia Episcopal de Chile.
«En comunión, construyamos con Cristo el alma de Chile» es el lema de la
iniciativa de la Pontificia Universidad Católica de Chile en la que participan
este mes jóvenes universitarios de distintas universidades, también de otros
países de América Latina.
Durante la Misa de envío, el cardenal Errázuriz llamó a los jóvenes a llevar con
entusiasmo y alegría la Palabra de Jesús «a tantas personas que la están
esperando».
«Jesús ha pasado por las universidades, por los movimientos, se ha acercado a
personas de este tiempo, y los ha llamado por su nombre, uno a uno, y les fue
diciendo: Ven y sígueme», añadió el arzobispo de Santiago.
Un sentido doble tiene la iniciativa, según explica María Jesús Quezada,
profesora recientemente titulada y coordinadora de «Misión País».
Por un lado el servicio de estos jóvenes a la Iglesia expresado en la
disponibilidad de visitar los lugares que los obispos de Chile mencionaron que
tienen una necesidad de misión, y el valor de conocer la diversidad de
realidades de los compatriotas para que, como laicos y futuros profesionales,
puedan construir el Chile del mañana desde sus profesiones.
Sobre estas bases, «Misión País» ideó tres maneras de servir: la Misión Familiar
--talleres de conversación y catequesis para adultos, jóvenes o niños--, la
Misión Solidaria --que utiliza las carreras y vocaciones como herramientas de
servicio y evangelización a través de talleres de Capacitación en Primeros
Auxilios, Microempresa, Psicología, Computación, etc.— y la Misión Social --se
visitan lugares que necesitan un trabajo especial: cárceles, hospitales, hogares
de ancianos y niños--.
Por otro lado, la Vicaría de Pastoral Universitaria del arzobispado de Santiago
está misionando por tercer año consecutivo en la localidad de Carahue, una de
las más pobres del país y con elevado porcentaje de población indígena.
En esta misión participan cerca de 200 jóvenes. Su labor se prolongará hasta el
24 de enero.
El espíritu que mueve la iniciativa es dar a conocer la persona de Jesucristo, y
para ello los participantes se han preparado durante todo el año, tanto en el
aspecto espiritual como cultural, explica Rosita Alvarado, encargada en esta
misión.
Los objetivos de la Misión Carahue 2005 son dos: acercar a la agente a la
parroquia de Carahue y fortalecer las distintas pastorales de la educación
superior.
También los seminaristas del Seminario Pontificio de Santiago participan en
misiones este verano: algunos acompañan a los universitarios en Carahue, otros
participan en la «Misión País», y otros colaboran con las misiones en
parroquias.
ZS05011920
TOP
Cardenal Rouco: La Iglesia nunca se ha
referido al plan Ibarretxe
Si los terroristas de ETA no se arrepienten de sus actuaciones están
excomulgados
MADRID, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
El cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal
Española, ha aclarado que la Iglesia en España no se ha pronunciado
específicamente sobre el plan Ibarretxe, proyecto de libre asociación al Estado
español aprobado por el Parlamento vasco.
En una entrevista concedida este miércoles al semanario «Fe y Razón», publicada
por el diario «La Razón», el arzobispo de Madrid afirma: «La Iglesia nunca se ha
referido específicamente al Plan Ibarretxe. En su día emitió el documento sobre
terrorismo y nacionalismo en el que, en su capítulo quinto, se refiere a la
situación actual de España. En general, la unidad de España es un bien que no se
debe perder, pero los obispos no entramos en fórmulas jurídicas, al igual que no
entramos a evaluar el Plan Ibarretxe».
El purpurado aclara en la entrevista una afirmación de una carta pastoral de
hace años en la que afirmaba que los terroristas de ETA «se autoexcomulgan».
«Un terrorista, desde el momento en que emprende sus prácticas asesinas, se
sitúa en el contexto de pecado mortal --indica--. Si no se arrepiente de sus
actuaciones está fuera de la comunión de la Iglesia. Siempre que se comete un
pecado gravísimo, como el terrorismo, se está fuera de la Iglesia, y en ese
sentido podemos decir que los terroristas de ETA, al no estar en comunión, están
excomulgados».
El cardenal Rouco no considera que se dé una persecución generalizada de medios
de comunicación contra los católicos. «Puntualmente puede haber algún caso que
se pueda calificar de persecución a los cristianos, pero no se puede hablar de
una persecución sistemática».
«En los campos del pensamiento y en los productos culturales populares más
radicales se dan estos casos, que no dejan de tener antecedentes. La cultura
española, en muchos de sus segmentos predominantes, no es precisamente
cristiana, a semejanza de lo que ocurre en otras sociedades europeas, que se
caracterizan de nuevo por formas doctrinales y éticas radicalmente
relativistas», explica.
Por lo que se refiere a la relación que mantiene con el primer ministro José
Luis Rodríguez Zapatero el cardenal considera que «ha sido respetuosa».
«Ahora bien, en el orden de diseñar las normas que rigen un Estado, ciertamente
hay puntos de vista diferentes. El paquete de medidas que ha anunciado el
Gobierno sobre matrimonio y familia va claramente en contra de la visión
católica, e incluso de la sostenida unánimemente por todas las culturas de la
Historia del hombre. Esto afecta gravemente a la conciencia de los católicos»,
reconoce.
«No es extraño, pues, que por medio de la opinión pública, libremente expresada
y socialmente articulada, traten de influir para salvaguardar el bien del
matrimonio y de la familia. Los cristianos contamos, además, con los recursos
sobrenaturales, que son, sin duda, los más eficaces», subraya.
Ante los tres millones de firmas recogidas a favor de la clase de Religión, el
cardenal espera que el Gobierno escuche la voz popular y mantenga el
reconocimiento académico de esta asignatura.
«Esta iniciativa ha recibido un apoyo extraordinario, porque es un tema que
afecta a la educación de los jóvenes. La asignatura de Religión está enmarcada
en los Acuerdos entre España y la Santa Sede, y la Iglesia sólo pide que se
respeten y que se tenga en cuenta, además, la voluntad de los padres de familia,
que piden clase de Religión para sus hijos», explica.
El cardenal considera que hay que transmitir a Cristo en nuestra sociedad «con
coherencia y testimonio. No hay que tener miedo en darse a conocer como
cristiano. Hay que vivir de tal manera que cuando te oigan hablar digan: "Aquí
hay un cristiano"».
«El católico debe llamar la atención por su comportamiento diario. La unidad de
profesión de fe y de conducta, inspirada por el Evangelio, es decir, la unidad
de vida cristiana, tiene una enorme capacidad de contagio personal y de
irradiación social», concluye.
ZS05011913
TOP
Entrevista
Qué puede (y debe) hacer la psicología
por un católico que necesita su ayuda
Entrevista con Gladys Sweeney, del «Institute for the Psychological Sciences»
WASHINGTON, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Una psicología enraizada en la visión católica de la persona humana está en
coherencia tanto con la ciencia como con Dios, afirma en esta entrevista
concedida a Zenit Gladys Sweeney, decana del
«Institute for the Psychological
Sciences».
En su campo, este centro universitario estadounidense se orienta a tender
puentes entre ciencia y fe.
--¿Qué soluciones propondría usted a los católicos que padecen depresión u
otros trastornos mentales?
--Gladys Sweeney: Frecuentemente la depresión u otras formas de trastorno mental
constituyen un obstáculo al libre albedrío. Un tratamiento psicológico eficaz es
muy útil, porque busca esencialmente liberar a la persona no sólo para que vea
el «bien» de forma más realista, sino también para que sea capaz de elegir el
«bien».
Tradicionalmente ha habido una desconfianza mutua entre las ciencias
psicológicas y los católicos. La psicología ha tendido a ver la fe como
comportamiento supersticioso, mientras que las personas de fe han tendido a ver
la psicología como una ciencia innecesaria para ellos. Una suficiente fe debería
bastar para ocuparse de todos los problemas, cualesquiera que sean.
Ninguna de las dos posturas refleja la verdad. Una psicología enraizada en la
comprensión católica de la persona humana no es sólo verdadera para la ciencia,
sino verdadera respecto a Dios. Las ciencias psicológicas tienen mucho que
ofrecer a personas cuyo libre albedrío está afectado.
Tomemos por ejemplo el caso de una persona excesivamente escrupulosa. Tal
persona podría de hecho padecer «neurosis obsesivo-compulsiva». Este desorden
psicológico puede llegar a ser tan grave, si no se trata adecuadamente, que
impida a la persona funcionar normalmente.
Personas católicas, buenas y fieles, podrían de hecho dejar la confesión para no
sentir que han hecho una confesión inválida por haber olvidado confesar «todos»
los pecados. Podrían dejar de comulgar por miedo a estar recibiendo indignamente
al Señor. Este desorden es fácilmente diagnosticado y tratado.
Las ciencias psicológicas están al servicio de la Iglesia. Ayudando a esta
persona a recuperar un funcionamiento normal, le liberan de la neurosis. Pero la
libertad no es sólo una «libertad desde», es también una «libertad para»: una
libertad para llegar a ser cristianos mejores y para poderse beneficiar de una
vida sacramental.
Planteada la cuestión en términos adecuados, entonces no existe ningún conflicto
entre una psicología fundada en una sana antropología y las enseñanzas de la
Iglesia. El desafío es encontrar psicólogos adecuadamente formados en esta
perspectiva, que respeten los valores religiosos de sus pacientes sin minarlos
de ningún modo.
--¿Cuáles son los errores más comunes hoy en el tratamiento de la depresión?
--Gladys Sweeney: Uno de los mayores errores en el tratamiento de la depresión
es la noción de que la depresión se alivia «únicamente» a través de la
medicación.
Si bien es cierto que el uso de antidepresivos ha ofrecido un tremendo alivio a
pacientes que padecen este trastorno, recurrir exclusivamente al tratamiento
farmacológico, excluyendo formas más tradicionales de psicoterapia, no es el
tratamiento mejor.
Uno de los tratamientos más eficaces contra la depresión es lo que los
psicólogos llaman «reestructuración cognitiva». Esta modalidad de tratamiento
tiende a reordenar las emociones de acuerdo con la razón.
A menudo, en los casos de depresión, la sensación de desesperanza e impotencia
toma control de toda la persona, y el paciente no es capaz de ver la realidad
objetivamente. Es como si viera el mundo a través de un cristal oscuro. Una
persona deprimida puede «interpretar» un acontecimiento neutro como algo
negativo o personalmente ofensivo, cuando en realidad no es así.
El tratamiento consiste en ayudar a la persona deprimida a reestructurar su
pensamiento, orientándola a reestructurar sus esquemas distorsionados y
negativos. Es entrenada a ordenar las emociones de acuerdo con la razón y a ver
las situaciones de forma más objetiva. Se ha demostrado extremadamente eficaz
para ayudar a las personas con este diagnóstico.
Es importante observar que a veces las personas deprimidas inicialmente no
responden bien a esta terapia. Sobre todo cuando la depresión es severa.
En estos casos el mejor tratamiento es una combinación de medicación y terapia
cognitiva. En cualquier caso, la medicación sola raramente es buena solución a
largo plazo para el problema.
--¿De qué forma una vida en Cristo --participando en los sacramentos,
teniendo oración y procurando dirección espiritual-- ayuda a curar las
patologías mentales?
--Gladys Sweeney: La participación en la vida sacramental, la oración y la
dirección espiritual son medios para recibir la gracia divina.
La espiritualidad cristiana es vivir en Cristo por la gracia del Espíritu Santo
que nos hace crecer en la fe; significa tener una esperanza fundada en la fe y
sobre todo en el amor como plenitud de la fe en el camino recto hacia la
comunidad de la Santísima Trinidad.
Como la gracia perfecciona la naturaleza, esta espiritualidad es totalmente
coherente con la salud psicológica. Pero la salud espiritual y la salud
psicológica no son idénticas ni siempre proporcionadas.
Una persona que padece neurosis obsesivo-compulsiva, que no es capaz de
confesarse y tal vez ni siquiera de comulgar, necesita tratamiento a fin de
poderse valer de los medios con los que recibir la gracia santificante. En
cualquier caso, la salud mental, como la salud física, no es una condición
necesaria para la santidad.
Una persona que padece ansiedad no necesita ser tratada primero de este desorden
para desarrollar las virtudes del valor y la fortaleza o crecer en su confianza
en Dios. Ciertamente ayuda, pero no es una condición sine qua non para el
crecimiento en las virtudes humanas. Las dificultades que se encuentran al
luchar con condiciones psicológicas pueden de hecho servir para favorecer
determinadas virtudes, o ser motivo de momentos de mayor gracia y de
profundización de la vida espiritual.
Por lo tanto, a menos que los problemas psicológicos de la persona dificulten su
participación en la vida sacramental, es de suma importancia que la persona
participe activamente e . ella, aunque esté en terapia. Es por esto que es tan
importante que el terapeuta se dé cuenta de esta necesidad y aliente a la
persona a realizarlo.
Los efectos de la acción de la gracia combinados con un sano tratamiento
psicológico son muy eficaces para lograr la curación. Cualquier católico que
sufra enfermedades mentales deberían seguir recibiendo los sacramentos con
frecuencia y respeto, además de mantener una vida de oración habitual y
equilibrada.
Un buen director espiritual puede ser muy útil al respecto, proporcionando guía
en el camino del crecimiento espiritual. Sea a través de la terapia o de la
espiritualidad, es siempre Cristo quien sana.
--¿Por qué es importante que los católicos con problemas de salud mental
recurran a terapeutas también católicos?
--Gladys Sweeney: Toda teoría psicológica contiene determinados postulados
relativos a la naturaleza y el destino de la persona humana. Hay teorías
seculares por naturaleza y a veces abiertamente antirreligiosas. A veces niegan
la existencia la libertad humana, las verdades morales, y por lo tanto la
realidad del pecado.
Es por lo que el Santo Padre dice en
«Reconciliatio et Paenitentia» (n. 18): «Se diluye este sentido del pecado
en la sociedad contemporánea también a causa de los equívocos en los que se cae
al aceptar ciertos resultados de la ciencia humana. Así, en base a determinadas
afirmaciones de la psicología, la preocupación por no culpar o por no poner
frenos a la libertad, lleva a no reconocer jamás una falta».
Así que los católicos deben estar muy atentos al recibir la asistencia
psicológica o al permitir a las modas psicológicas influir en la propia vida.
Además los psicólogos en general tienden a ver la religión de forma más bien
negativa, cosa que crea ulteriores dificultades a los católicos. Durante una
psicoterapia es posible que el terapeuta influya en el paciente de maneras
sutiles que lentamente minen sus convicciones religiosas.
Con un buen terapeuta católico, en cualquier caso, la fe y la práctica religiosa
de los pacientes sería alentada y hasta podrían hablar de cuestiones religiosas
durante las sesiones. Tal terapeuta trabaja desde una comprensión auténtica de
la persona humana basada en las enseñanzas de la Iglesia y reforzada por
elementos psicológicos sanos.
Este tipo de aproximación es absolutamente esencial para cualquier católico que
busque ayuda por un problema de salud mental.
--¿Qué recursos ofrece la Iglesia a los miembros de su rebaño que tengan que
ver con cuestiones de salud mental?
--Gladys Sweeney: La Iglesia nos ofrece a Cristo, que es la revelación del amor
del Padre y es la revelación del hombre al hombre.
Cristo nos revela el sentido de nuestra existencia y la respuesta al anhelo de
nuestro corazón. La Iglesia, al darnos a Cristo, nos da lo que más deseamos y en
última instancia lo único capaz de satisfacernos.
En este «valle de lágrimas» habrá inevitablemente desilusiones, tragedias y
sufrimientos, y todo el tiempo la Iglesia nos orienta más allá de este
horizonte, hacia el seno de la Trinidad, donde Cristo está preparado una morada
para nosotros. Cristo nos muestra por lo tanto el sentido redentor del
sufrimiento. A través de los sacramentos de la Iglesia, encontramos a Cristo y
nos renovamos y transformamos continuamente, en la medida en que crece nuestra
unión con Él.
En cualquier caso, la Iglesia necesita tener en cuenta la específica función que
la ciencia psicológica pueden desempeñar, especialmente si está en manos de
terapeutas bien formados y equilibrados que comprendan la enseñanza de la
Iglesia sobre la libertad y la dignidad humana.
La colaboración mutua de la ciencia humana y el trabajo pastoral es de suma
importancia, y si se realiza en armonía, puede llevar almas a Cristo y promover
el establecimiento del Reino de Dios en esta tierra.
ZS05011908
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Audiencia del miércoles
Juan Pablo II: Una Semana de Oración
por la Unidad de los Cristianos
Intervención durante la audiencia general del miércoles
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención de Juan Pablo II en la audiencia general de este
miércoles dedicada a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
* * *
1. Comenzó ayer la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Se trata
de días de reflexión y de oración sumamente oportunos para recordar a los
cristianos que el restablecimiento de la plena unidad entre ellos, según la
voluntad de Jesús, compromete a todo bautizado, tanto pastores como fieles (Cf.
Unitatis Redintegratio, 5).
La Semana tiene lugar meses después del cuadragésimo aniversario de la
promulgación del decreto del Concilio Vaticano II
Unitatis Redintegratio, texto clave que ha puesto a la Iglesia católica
firme e irrevocablemente en el surco del movimiento ecuménico.
2. Este año, el tema nos presenta una verdad básica para todo compromiso
ecuménico, es decir, que Cristo es el fundamento de la Iglesia. El Concilio
recomendó elocuentemente la oración por la unidad como alma de todo movimiento
ecuménico (Cf.
Unitatis Redintegratio, 8). Dado que la reconciliación de los cristianos
«supera las fuerzas y las capacidades humanas» (ibídem, 24), la oración es
expresión de la esperanza que no decepciona, de la confianza en el Señor que
hace nuevas todas las cosas (Cf. Romanos 5, 5; Apocalipsis 21, 5). Pero la
oración debe estar acompañada por la purificación de la mente, de los
sentimientos, de la memoria. Se convierte de este modo en expresión de esa
«conversión interior» sin la que no hay auténtico ecumenismo (Cf. ibídem., 7).
En definitiva, la unidad es un don de Dios, don que hay que implorar sin
cansarse con humildad y verdad.
3. El deseo de la unidad está extendiéndose y se profundiza hasta tocar nuevos
ambientes y contextos, suscitando fervor de obras, iniciativas, reflexiones.
Recientemente el Señor también ha permitido que sus discípulos puedan tener
contactos de diálogo y colaboración. El dolor de la separación se siente cada
vez con más intensidad, ante los desafíos de un mundo que espera un testimonio
evangélico claro y unánime por parte de todos los creyentes en Cristo.
4. Como es costumbre, en Roma, la Semana concluirá con la celebración de las
Vísperas, el 25 de enero, en la basílica de San Pablo Extramuros. Doy las
gracias al señor cardenal Walter Kasper, quien me representará en ese encuentro
litúrgico, en el que participarán representantes de otras iglesias y confesiones
cristianas. Yo me uniré espiritualmente y os pido también a vosotros que recéis
para que toda la familia de los creyentes pueda alcanzar cuanto antes la plena
comunión querida por Cristo.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final, uno de los
colaboradores del Papa leyó esta síntesis de su intervención en castellano:]
Queridos hermanos y hermanas:
La presente Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, a unos meses del
40º aniversario de la promulgación del Decreto «Unitatis redintegratio», --texto
clave para el movimiento ecuménico--, nos recuerda que el restablecimiento de la
unidad, querida por Jesús, compromete a todo bautizado. El lema nos sitúa ante
una verdad basilar: «Cristo, único fundamento de la Iglesia». La oración por la
unidad, don de Dios que hay que implorar sin descanso, debe ir acompañada de la
«conversión interior».
Ante los retos de un mundo que espera un testimonio evangélico claro y unánime,
el deseo de unidad va extendiéndose.
Me uniré espiritualmente al rezo de las Vísperas que, como clausura de la
Semana, tendrá lugar el 25 de enero en San Pablo Extramuros, en el que me
representará el cardenal Kasper y en el que participarán representantes de otras
Iglesias y Confesiones cristianas.
[A continuación, Juan Pablo II dirigió en castellano su saludo a los
peregrinos:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de España y América Latina, especialmente a
los de Aragón, a los de la Universidad La Salle de México y a la Scuola Italiana
de Montevideo ¡Rezad para que toda la familia de los creyentes pueda alcanzar
cuanto antes la plena comunión querida por Cristo!
¡Gracias!
ZS05011902
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Documentación
«No es cierto que haya cambiado la
doctrina de la Iglesia sobre el preservativo»
Nota de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española
MADRID, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos la «Nota de prensa sobre el sida y el preservativo» que publicó este
miércoles la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española.
Aclara las interpretaciones periodísticas de las declaraciones que hizo este
martes el padre Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la
Conferencia Episcopal Española (Cf.
Propuestas del
secretario del episcopado español al gobierno para prevenir el sida).
* * *
El Secretario General de la Conferencia Episcopal, P. Juan Antonio Martínez
Camino, visitó ayer a la Ministra de Sanidad y Consumo, Dña. Elena Salgado, con
el fin de conversar sobre el modo de colaborar del mejor modo posible en la
prevención de la pandemia del SIDA. Es un asunto que preocupa mucho a la
Iglesia, a los católicos y a las instituciones eclesiales que trabajan, de modo
destacado, en España y en todo el mundo, en la atención social y sanitaria a los
afectados por esta enfermedad.
El Secretario General comentó con la Sra. Ministra el programa de prevención
conocido como ABC y propuesto por prestigiosos científicos y especialistas de
rango internacional. (Véase la revista médica «The Lancet» de noviembre de
2004). El consejo de los especialistas es que las políticas de prevención de la
transmisión del SIDA por vía sexual, para ser completas y eficaces, han de
basarse en la recomendación - por este orden - de la abstención, la fidelidad y
el uso de preservativos. Lo mismo afirma también la Organización Mundial de la
Salud.
Se explicó, por tanto, a la Sra. Ministra que no son ciertas las afirmaciones
que aseguran que la Iglesia, cuando promueve el recto uso de la sexualidad
humana, encauzada por la virtud de la castidad, se sitúa en contra de las
recomendaciones científicas a la hora de prevenir el contagio de SIDA. Por el
contrario, la abstención de relaciones sexuales indebidas y la fidelidad mutua
entre los cónyuges, constituyen la única conducta segura generalizable frente al
peligro del SIDA. Las recomendaciones de los expertos en salud pública coinciden
en esto con la doctrina moral de la Iglesia.
El Secretario General respondió brevemente a los periodistas que le esperaban a
la salida del Ministerio de Sanidad que el uso del preservativo tiene un lugar
en ese programa llamado ABC, un plan integral técnico de prevención del SIDA.
Esta declaración ha de ser entendida en el sentido de la doctrina católica que
sostiene que el uso del preservativo implica una conducta sexual inmoral. Por
eso, la Iglesia colabora eficaz y racionalmente en la prevención del SIDA
promoviendo la educación de las personas para el amor conyugal fiel y abierto a
la vida, tratando de evitar de este modo las relaciones indebidas y promiscuas,
que dan lugar a las llamadas «situaciones de riesgo» sanitario. De acuerdo con
estos principios no es posible aconsejar el uso del preservativo, por ser
contrario a la moral de la persona. Lo único verdaderamente aconsejable es el
ejercicio responsable de la sexualidad, acorde con la norma moral.
En conclusión, a diferencia de lo afirmado desde diversas instancias, no es
cierto que haya cambiado la doctrina de la Iglesia sobre el preservativo.
ZS05011911
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Secretariado para la Familia del
episcopado argentino: «La Iglesia no aprueba el preservativo»
Aclaración ante interpretaciones periodísticas de las declaraciones del padre
Martínez Camino
BUENOS AIRES, miércoles, 19 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el comunicado que ha presentado este miércoles el Secretariado para
la Familia de la Conferencia Episcopal de Argentina, para aclarar las
interpretaciones periodísticas de las declaraciones que hizo este martes el
padre Juan Antonio Martínez Camino, secretario general de la Conferencia
Episcopal Española (Cf.
Propuestas del
secretario del episcopado español al gobierno para prevenir el sida).
La declaración está firmada por Carlos Camean Ariza, director de Comunicación
del Secretariado.
* * *
El Secretariado Nacional para la Familia de la Conferencia Episcopal Argentina
se ve obligado a aclarar:
- Que de ninguna manera la Iglesia ha aprobado ni justificado el uso del
preservativo.
- La posición de la Iglesia no ha cambiado en cuanto a que el único camino para
prevenir cualquier enfermedad de transmisión sexual es la fidelidad y la
abstinencia.
- Fomentar las relaciones promiscuas bajo el argumento del la protección, es al
menos temerario, considerando que la falla de este sistema oscila (dependiendo
de la enfermedad) de entre un 3 al 10%.
- Los estados tienen obligación de ser claros al momento de informar a la
población sobre estos aspectos, no engañando sobre beneficios que no son
ciertos.
- El católico, más allá de su adhesión a los principios de la Iglesia en su
accionar personal, tiene obligación de procurar que toda la sociedad viva
disfrutando de los beneficios que tales normas le proporcionan. Actuar de otra
manera sería necio y antisocial. Dentro del marco democrático, como ciudadano,
tiene el derecho y la obligación de peticionar a las autoridades en estos
aspectos y coadyuvar a que la verdad sea dicha y que el estado no engañe a los
conciudadanos.
- Separar en este aspecto lo público de lo privado sería como reconocer que no
le interesa el bienestar de los demás mientras no le afecten en lo personal.
Aceptar que las políticas públicas pueden ir en contra de sus principios sería
aceptar que los mismos no son más que normas autoimpuestas, antes que bienes que
propenden a la felicidad de todos los hombres.
- Hace pocos días hemos celebrado la Epifanía (comúnmente llamada Fiesta de
Reyes) por la que Dios manifiesta a todos los hombres, sin excepción, el camino
hacia la felicidad plena en su seno. Todo lo que cierre el camino a ese
encuentro amoroso con Dios, como lo es el uso indebido de las propias potencias,
seguirá siendo condenado por la moral católica y anunciado a todos los hombres
en busca de su bien y armonía.
ZS05011910.
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