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El mundo visto desde Roma
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Servicio diario | - |
20
de enero de 2005
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Santa Sede
El mundo tiene más necesidad que nunca de familias sanas,
constata el Papa
Relanzar el diálogo teológico, desafío para las relaciones
entre católicos y ortodoxos
Mundo
Organismos católicos reúnen 500 millones de dólares para las
víctimas del «tsunami»
¿Dónde estaba Dios durante el «tsunami»?
Condenas para los responsables del asesinato del arzobispo de
Cali
Colombia: Las FARC impiden la recuperación del cuerpo del
sacerdote a quien asesinaron
Dos misioneras denuncian el tráfico de niños en la India y
Guinea Ecuatorial
Obispos de EE. UU. a Condoleezza Rice: Israel debe cumplir sus
acuerdos con la Santa Sede
España: Más de tres millones de firmas en apoyo a la asignatura
de Religión
Muere en Kenia un sacerdote dominico víctima de un asalto a su
comunidad
Entrevista
Las indicaciones de Pío XII pudieron salvar del nazismo a miles
de judíos en Roma
Documentación
Palabras del Papa a la Federación Internacional de la Familias
de Schönstatt
Santa Sede
El mundo tiene más necesidad que nunca
de familias sanas, constata el Papa
Al recibir a al capítulo de la Federación Internacional de las Familias de
Schönstatt
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
El mundo tiene más necesidad que nunca de familias sanas capaces de defender
valores comunes, aseguró Juan Pablo II este jueves al recibir en audiencia al
congreso general de la Federación Internacional de las Familias de Schönstatt.
«¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!», reconoció el pontífice en
el discurso que dirigió a sus huéspedes en alemán, recordando que la familia es
el carisma de esta Unión.
«La familia es una escuela de amor --añadió. ¡Transmitid a la gente vuestro
entusiasmo por el matrimonio y la familia!».
«La sociedad tiene en estos momentos más necesidad que nunca de familias sanas
que sean capaces de defender los valores comunes. ¡Si fortalecemos la sacra
institución del matrimonio y la familia en armonía con el designio divino, el
amor y la solidaridad crecerán entre los pueblos!», aseguró.
En este Año de la Eucaristía, el Papa invitó a los miembros de Schönstatt a a
encontrar «en el supremo sacramento del amor el manantial de toda comunión».
«De este modo seréis capaces de vivir plenamente la belleza y la misión de la
familia», concluyó.
El Movimiento de Schönstatt, cuyo fundador es el sacerdote alemán Josef
Kentenich (1885–1968), reúne a varios millones de personas en más de ochenta
países en los cinco continentes.
Cuenta con más de 160 centros, cuyo eje principal es un Santuario, réplica del
pequeño santuario original que se encuentra en el valle alemán de Schönstatt.
ZS05012006
TOP
Relanzar el diálogo teológico, desafío
para las relaciones entre católicos y ortodoxos
Según constata un artículo de monseñor Eleuterio F. Fortino en «L'Osservatore
Romano»
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
Para avanzar en el camino hacia la unidad entre católicos y ortodoxos tanto Juan
Pablo II como el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, están
tratando de relanzar el interrumpido diálogo teológico.
Es la constatación que hace en la edición italiana de «L'Osservatore Romano»
fechada este jueves monseñor Eleuterio F. Fortino, subsecretario del Consejo
Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en balance sobre
las relaciones entre el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y la Santa Sede.
Estas relaciones, comienza señalando, en el último año han experimentado un
«cambio intenso», gracias a las dos visitas a Roma de Bartolomé I (el 29 de
junio y el 27 de noviembre, cuando recibió del Papa las reliquias de los santos
Juan Crisóstomo y Gregorio Nacianceno).
Este último acontecimiento ha sido considerado por Bartolomé I en una entrevista
a «Radio Vaticano» como el más importante de su servicio como patriarca.
Asimismo ha favorecido este clima de buen entendimiento la visita que realizó a
la sede de ese Patriarcado una delegación vaticana en nombre del Papa, presidida
por el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, el 30 de noviembre.
Estos contactos, aclara monseñor Fortino, han servido para calmar las tensiones
que habían surgido con el patriarcado ortodoxo de Moscú y luego con el de
Constantinopla, después de que la Iglesia greco-católica de Ucrania pidiera a la
Santa Sede ser reconocida como un nuevo patriarcado. Por el momento, el Papa no
ha accedido a esta petición.
Para dar pasos hacia la superación del cisma que separa a la Iglesia católica de
las ortodoxas desde el año 1054, el representante vaticano considera que uno de
los próximos pasos necesarios es el del restablecimiento del diálogo teológico
entre católicos y ortodoxos.
Este dialogo se realiza a través de una Comisión Mixta de la que forman parte
representantes de la Iglesia católica y de diferentes Iglesias ortodoxas. El
trabajo de la Comisión está bloqueado desde la reunión celebrada el año 2000 en
Baltimore (Estados Unidos), pues surgieron claras divisiones al afrontar el
argumento previsto para esa ocasión: «Implicaciones teológicas y canónicas del
uniatismo».
La cuestión del «uniatismo» --los ortodoxos llaman «uniatas» a los cristianos de
rito oriental que mantienen su espiritualidad y liturgia estando unidos al
Papa-- se ha hecho particularmente aguda, en particular con el patriarcado de
Moscú, que ve con recelo el resurgimiento de las comunidades greco-católicas que
habían sido duramente perseguidas por los regímenes comunistas en países del
Este de Europa.
Durante la visita que Bartolomé I hizo a Juan Pablo II el 29 de junio pasado,
ambos firmaron una declaración conjunta en la que se comprometen a reactivar el
trabajo de esta Comisión.
El patriarca, que para las cuestiones pan-ortodoxas tiene el derecho de
iniciativa y coordinación, necesita ahora lograr el apoyo en este sentido de las
demás Iglesias ortodoxas que tienen representantes en la Comisión Mixta.
ZS05012004
TOP
Mundo
Organismos católicos reúnen 500
millones de dólares para las víctimas del «tsunami»
Representante vaticano pide ante la ONU que no se descuide la ayuda a largo
plazo
NUEVA YORK, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
Respondiendo a la catástrofe provocada por el «tsunami» y al inmediato
llamamiento de Juan Pablo II, la rápida acción de organismos católicos permitió
llevar ayuda urgente a los afectados y reunir unos 500 millones de dólares que
ya se están empleando también en programas de recuperación a largo plazo.
Éste último es un punto sobre el que el observador permanente de la Santa Sede
ante la ONU, el arzobispo Celestino Migliore, quiso incidir en su intervención
del martes pasado ante la 59ª Asamblea General del organismo sobre el tema 39:
«Reforzar la coordinación de ayuda y socorro humanitario de las Naciones Unidas
en situaciones de catástrofe, incluida la ayuda económica especial».
«Está claro que ésta es una emergencia cuyas consecuencias se prolongarán a
medio y largo plazo, por lo que es necesario confiar en que la solidaridad de
los ciudadanos y de los gobiernos no decaerá cuando el mundo se haya recuperado
del impacto inicial por esta calamidad», alertó el prelado, cuyo discurso
difundió este jueves la Santa Sede.
«Desde el principio de la emergencia, Su Santidad Juan Pablo II manifestó su
profundo interés, solicitando a los organismos de la Iglesia Católica que fueran
solidarios con todas las personas, sin excepción alguna, en cada una de las
naciones afectadas por esta enorme tragedia», recordó monseñor Migliore.
«Las instituciones de la Iglesia Católica y los representantes pontificios
presentes en los países afectados entraron inmediatamente en acción
--constató--. Antes de nada facilitaron alimentos, ropa y alojamiento a las
poblaciones afectadas».
Los niños constituyen el grupo más afectado por la tragedia: 50 mil han
fallecido y decenas de miles se han quedado huérfanos, por lo que «estamos
haciendo especial hincapié en las formas de ayudar a los niños supervivientes en
las zonas más afectadas», reconoció.
En colaboración con el Pontificio Consejo «Cor Unum» --el brazo de la caridad
del Papa--, «una larga lista de organismos católicos ya está utilizando fondos
procedentes de todo el mundo que rozan los 500 millones de dólares, parte de los
cuales se destina a ayuda de emergencia y el resto a proyectos a largo plazo a
través de nuestras redes locales», confirmó ante la ONU.
Quiso subrayar también la necesidad de que se permita a las ONG y organizaciones
confesionales en el terreno trabajar directamente con la población.
Igualmente apuntó que «la ayuda de fondos multilaterales debe ser distribuida
equitativamente entre las regiones afectadas, sin prejuicios políticos, étnicos
o religiosos».
Monseñor Migliore admitió que «el extraordinario impacto del poder de la
naturaleza» ha provocado «una respuesta igualmente extraordinaria de las
poblaciones y de los gobiernos del mundo entero en una efusión de compasión y
solidaridad raramente vista en los últimos tiempos».
«Una expresión de la solidaridad global tan rápida y práctica» muestra la
existencia de «un profundo sentido de nuestra humanidad y fragilidad compartida
frente a eventos terribles de este tipo», añadió.
Además de «reforzar la ayuda de emergencia, la rehabilitación y la
reconstrucción», «las naciones del mundo deberían aprovechar esta oportunidad y
la buena voluntad generada por la población mundial para lograr objetivos
humanitarios decisivos» también en otras zonas del planeta, exhortó.
«Mi delegación espera seriamente que éste sea un año en que la solidaridad
constituya la característica de la agenda política de forma que ayude a todas
las naciones a centrarse en cómo alcanzar los objetivos de desarrollo acordados
al inicio del milenio», concluyó el representante vaticano ante la ONU.
ZS05012007
TOP
¿Dónde estaba Dios durante el
«tsunami»?
Tres lecciones para las conciencias, según la «Civiltà Cattolica»
ROMA, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).- La
tragedia causada por el «tsunami» en el sudeste asiático y África arroja tres
lecciones: la precariedad del ser humano, la exigencia solidaridad, la necesidad
de conversión, considera el editorial del último número de la revista
La Civiltà Cattolica.
En última instancia, estas tres lecciones son la consecuencia de la respuesta a
la pregunta que muchos se han hecho ante la catástrofe: «Y Dios, ¿dónde está en
todo esto?», escribe la revista de la Compañía de Jesús cuyos borradores son
revisados por la Secretaría de Estado vaticana.
«Ante todo hay que decir que ver un castigo divino en las catástrofes naturales
por los pecados de los hombres es un error, que pone en cuestión a Dios tal y
como ha sido revelado por Jesús en el Evangelio», afirma.
«Dios es un Padre que cuida providencialmente a todos sus hijos, que perdona sus
pecados, en particular, cuida a los pobres, a los pequeños, y no abandona a
quienes sufren», reconoce.
«Su providencia consiste en el hecho de que Dios sabe sacar el bien para los
hombres incluso de las situaciones más dolorosas y trágicas en que le colocan
los acontecimientos desastrosos de la naturaleza, así como su maldad y falta de
sabiduría», indica.
«La manera en que esto tiene lugar es para nosotros un gran misterio», reconoce
el editorial, «pero precisamente porque Dios es bueno tenemos que pensar que no
permitiría que estos hechos dolorosos y trágicos, si no fuera capaz y no tuviese
la intención de sacar del mal el bien para los hombres», asegura.
«Precisamente porque Dios es justo tenemos que pensar que la providencia amorosa
de Dios es más grande para los humildes, los pobres y los niños inocentes»,
añade.
«Dios, en su ternura paterna, estaba cerca de cada uno de esos niños y los salvó
en su Reino», asegura.
Esta consideración lleva a la revista a sacar tres lecciones para los hombres y
mujeres contemporáneos.
En primer lugar, esta tragedia «debe recordarnos la condición de precariedad en
la que se desarrolla la vida del hombre sobre la tierra».
Esta constatación, sugiere, debe llevar a evitar la tentación que plantea «el
orgulloso sentido de omnipotencia que algunos cultivan en el mundo de hoy,
seguros de que el hombre, con los impresionantes poderes del progreso
científico, podrá derrotar las fuerzas del mal que pueden acabar con su
bienestar, a su salud y a su vida».
En segundo lugar, la tragedia del sudeste asiático «debe ser un llamamiento a la
solidaridad», sugiere la revista más antigua de las que se publican en Italia.
«El verdadero problema de los países golpeados por el "tsunami" es el de la
reconstrucción».
Pero, «por desgracia --añade--, no se mueven en esta dirección la ciencia y la
técnica», denuncia.
«Basta pensar en las inmensas sumas de dinero que podrían servir para dar comida
y educación a los millones de personas que mueren de hambre y para curar
enfermedades, como el sida, que corre el riesgo de destruir todo un continente
como África, y que sin embargo son derrochadas por la búsqueda y la construcción
de armas cada vez más terribles y mortíferas, como si no fueran suficientes los
inmensos arsenales de armas nucleares que ya existen y que podrían destruir
muchas veces el planeta».
Por eso, en tercer lugar, este desastre constituye un llamamiento a la
«conversión», explica citando a Jesús en el Evangelio (el accidente de la torre
de Siloé).
ZS05012003
TOP
Condenas para los responsables del
asesinato del arzobispo de Cali
Monseñor Duarte Cancino fue tiroteado el 16 de marzo de 2002
CALI, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).- A
más de 35 años de cárcel han sido condenados, cada uno, dos acusados por el
asesinato del que fue arzobispo de Cali (Colombia), monseñor Isaías Duarte
Cancino, quien se había alzado con firmeza contra el narcotráfico, la guerrilla
y los paramilitares.
El prelado fue tiroteado el 16 de marzo de 2002 al salir de la iglesia del Buen
Pastor, en uno de los barrios más pobres de Cali --la segunda ciudad más poblada
de Colombia--, donde había presidido la celebración del matrimonio de un
centenar de parejas.
Su muerte conmovió al país y al mundo católico porque, en su calidad de
arzobispo, se convirtió en el representante de mayor jerarquía de la Iglesia
asesinado en el país.
En el mismo suceso, el párroco Joaquín Córtez, quien acompañaba al arzobispo,
resultó herido pero salvó la vida.
El lunes pasado, el juez de lo Penal Rubén Darío Plazas condenó a Alexander de
Jesús Zapata Ríos –alias «Cortico»-- a 36 años y 7 meses de prisión como
«coautor de homicidio agravado, lesiones personales y porte ilegal de armas»,
mientras que sentenció a 35 años y 7 meses de prisión a John Freddy Jiménez
--«Basilio»-- como «coautor determinador (servir de contacto) del homicidio en
concurso con porte ilegal de armas», informa el diario colombiano «El Tiempo».
«Me alegro como ciudadano, como colombiano, que este crimen no quede en la
impunidad como tantos otros magnicidios», manifestó el arzobispo de Cali,
monseñor Juan Francisco Sarasti.
Más de medio centenar de testigos han intervenido en el proceso, dos de los
cuales pidieron protección y fueron la clave, según el juez Plazas, para aclarar
el crimen.
Según uno de esos testimonios, Zapata secundó el ataque al lado de Carlos
Augusto Ramírez --«Calvo»--, quien fue asesinado el 10 de mayo del 2002 en la
cárcel de Palmira.
Zapata Ríos y Ramírez Castro fueron vinculados al proceso el 15 y 16 de abril
del 2002. Otro testigo, un hombre que ocho días antes de su declaración había
ingresado al programa de reinserción, implicó a John Freddy Jiménez como
supuesto enlace de las «Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia» (FARC) para
contratar a los sicarios.
De acuerdo con el diario, la decisión del juez Plazas no vincula de manera
directa a la guerrilla de las FARC en la autoría intelectual, pero para la
Fiscalía este grupo fue quien ordenó la muerte del religioso. Otras versiones
vinculan a narcotraficantes en el crimen.
Desde la archidiócesis de Cali la condena se ha acogido con una «impresión
positiva», según explicó el responsable de comunicaciones, el padre José
González, en declaraciones al diario colombiano «El País».
«Es una condena de acuerdo con lo que ellos hicieron. Para nosotros los
católicos y para Cali en general fue muy grave --reconoció--, pero cuando
ocurren este tipo de sacrificios lo que espera la comunidad, la ciudad, es que
por lo menos se vea a la persona responsable y la condena por lo que hizo».
En su opinión, por lo menos queda clara «la autoría material» del crimen. «La
Fiscalía, particularmente la de Derechos Humanos, ha hecho un estudio
exhaustivo, ha sido muy delicada y muy consecuente con la archidiócesis de
Cali», apuntó.
En cuanto a los condenados, manifestó: «Para ellos hay que repetir la palabra
que estaba preparando» monseñor Duarte Cancino «antes de que lo asesinaran:
“Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”».
ZS05012012
TOP
Colombia: Las FARC impiden la
recuperación del cuerpo del sacerdote a quien asesinaron
El padre Francisco Montoya, párroco en Istmina Tadó, tenía 33 años
QUIBDÓ, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
Guerrilleros de las «Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia» (FARC) activos
en el departamento noroccidental de Chocó persisten en su negativa de entregar
el cuerpo de un sacerdote católico, el padre Francisco Montoya, a quien
secuestraron, dispararon y enterraron el mes pasado.
La desaparición del párroco de Istmina Tadó, de 33 años, se registró el pasado 8
de diciembre cuando viajaba de Quibdó (capital de Chocó) a Nóvita para celebrar
la solemnidad de la Inmaculada Concepción (Cf.
Zenit, 24
diciembre 2004).
«Había entrado en la zona [controlada por las FARC] sin la autorización» de
éstas, le secuestraron y «le acusaron de ser un informador del ejército» sólo
porque venía de otra región, afirmó el vicario general de la diócesis de Quibdó,
el padre Manuel García, según citó el miércoles
Compass Direct, una organización que
documenta la persecución religiosa.
Durante días las FARC mantuvieron retenido al padre Montoya, llevándole de un
lugar a otro y finalmente a una base en la montaña, en otra región. Sospechando
del sacerdote, «sin pruebas, sin investigación seria», le dispararon, declaró el
vicario.
Con la preocupación por su paradero, una comisión eclesial se trasladó a
buscarle. Entonces el frente «Aurelio Rodríguez» de las FARC reivindicó el
asesinato.
Un portavoz de la guerrilla confirmó que le habían enterrado en la montaña donde
fue asesinado, pero rehusó a permitir la exhumación de sus restos aduciendo
razones de «seguridad».
«La Iglesia puede entrar, pero sólo con su autorización [de las FARC]», explicó
el padre García. «Es una situación muy dolorosa».
El sacerdote asesinado «era un hombre muy humilde, con un alma muy alegre»,
recordó.
Originario de Medellín, el padre Montoya había pedido ser enviado a ejercer su
ministerio en las comunidades indígenas y afro-colombianas en Chocó; abrazó su
cultura y recorría a pié toda la región.
ZS05012009
TOP
Dos misioneras denuncian el tráfico de
niños en la India y Guinea Ecuatorial
MADRID, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org--Veritas).-
Durante la presentación en Madrid --por parte de las Obras Misionales
Pontificias-- de la campaña por la Jornada Mundial de la Infancia Misionera, dos
religiosas, misioneras en la India y Guinea Ecuatorial, han dado testimonio de
primera mano del tráfico y explotación a la que se ve sometida la infancia en
esos dos países.
La hermana Antolina Martínez, Hija de la Caridad, trabaja desde hace 38 años en
la India; acababa de llegar a España cuando se produjo el maremoto en el sudeste
asiático, una catástrofe que marca este año la Jornada.
La misionera explicó el problema del «tráfico de órganos» existente en la India:
«Muchos niños desaparecen en los pueblos y en las capitales, y sabemos que es
para traficar con sus órganos; otros niños son llevados a las naciones árabes
donde se los utilizan en las carreras de camellos; el gobierno indio ha
intentado frenar esta situación, pero aún no lo ha conseguido».
En este contexto, se explica la dificultad que el gobierno de la India ha puesto
en los últimos años para las adopciones internacionales: «Se ha descubierto que
en muchos casos no se trataba de adopciones, sino de un mercadeo o venta de
niños».
Ésta es también una de las causas, prosiguió la religiosa, por las que el
gobierno ha decidido controlar mucho a la gente que ha llegado a la India a
brindar su ayuda por el maremoto, y difícilmente pueden hacerlo si no presentan
alguna documentación de «Cáritas», del gobierno o avalada por los obispos.
Las Hijas de la Caridad que trabajan en la India han visto muchos niños
huérfanos, pues «cada año hay un ciclón, un seísmo, o alguna catástrofe», pero
reconocen sorprendidas que la cifra de huérfanos por el maremoto es un «caso
como nunca habíamos visto».
Además, en un país donde los niños «ni siquiera están censados», las víctimas
son muy difíciles de contar.
La situación de los niños en la India era ya muy difícil, pues «muchas familias
mandan a sus hijos a trabajar en pequeños hoteles para lavar tazas y traer así
algo de comida a la familia, pero la mayoría de ellos son alcanzados por mafias
y entran en la prostitución o en la droga», explica.
La situación no es mejor en Guinea Ecuatorial, donde la salesiana Loreto
Campanet trabaja desde hace tres años: «La mayoría de los niños explotados son
extranjeros, no guineanos», por eso a veces hasta el propio gobierno se
desentiende de ellos diciendo “No es nuestro problema”», apunta.
«La mayoría de esos niños ni siquiera conoce su origen, dan vueltas por
distintos países africanos», y según la religiosa «algunos países fomentan la
explotación y otros reciben a los niños vendidos».
Esta salesiana denuncia que «en Malabo, los niños son uno más entre otros
productos de las mujeres comerciantes».
Los padres son engañados y los niños son llevados a otros países donde «están en
la calle todo el día, no van a la escuela, llevan enormes y pesadas bandejas en
sus cabezas con productos cosméticos; si al regresar por la noche no entregan la
cantidad exigida por esas mujeres comerciantes, son castigados».
Las religiosas, que han sufrido incluso la cárcel por estas denuncias, han
llegado a un acuerdo con el gobierno de Guinea para trabajar de forma conjunta
porque «nosotras solas no podemos solucionarlo».
En opinión de la salesiana, a nivel internacional se debería presionar más al
gobierno de Guinea, porque es «firmante de acuerdos contra el tráfico y la
explotación de niños; Occidente debería presionar más cuando se trata de estos
temas en los que ya hay leyes internacionales y ante los que no basta el trabajo
de los misioneros».
Y ejemplifica la pasividad internacional con una anécdota: «En un encuentro
organizado por UNICEF en Dakar se discutía cambiar el término "tráfico" por
"trata"; qué importan los términos --dice la hermana Loreto-- cuando los niños
siguen ahí y esas personas se pasean por las calles».
ZS05012008
TOP
Obispos de EE. UU. a Condoleezza Rice:
Israel debe cumplir sus acuerdos con la Santa Sede
Carta del presidente del episcopado a la secretaria de Estado designada
WASHINGTON, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
El presidente del episcopado de Estados Unidos ha enviado una carta a
Condoleezza Rice, secretaria de Estado designada, para pedirle que haga presión
sobre el Estado de Israel para que cumpla los acuerdos firmados con la Santa
Sede.
«Estamos profundamente consternados por la falta de progresos y tememos una
falta de compromiso por parte del gobierno israelí en las negociaciones con la
Santa Sede sobre cuestiones económicas y sobre otras preocupaciones vitales para
la Iglesia católica y, más en general, para la comunidad cristiana en Tierra
Santa», afirma en la misiva monseñor William S. Skylstad, obispo de Spokane,
presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
Los prelados se refieren a la aplicación del Tratado Fundamental de 1993 entre
la Santa Sede e Israel, firmado cuando el Vaticano entabló relaciones
diplomáticas con ese Estado.
«Nuestras preocupaciones no minimizan el sufrimiento de judíos y musulmanes,
pero las cuestiones entre el gobierno de Israel y la Santa Sede son también de
gran importancia para la libertad religiosa, no sólo para la Iglesia católica,
sino para la vitalidad de todas las comunidades cristianas en Israel»», afirma
monseñor Skylstad.
«Pedimos a la Administración que afronte estas cuestiones con el gobierno de
Israel y que empuje este proceso de manera rápida y eficaz».
«En el Acuerdo Fundamental, la Santa Sede reconoció formalmente y estableció
relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, un acto en acuerdo con los
deseos de las sucesivas administraciones estadounidenses», recuerda el obispo.
«Este reconocimiento tuvo lugar a pesar de que no se había logrado una solución
plena de las cuestiones de mayor preocupación para la Iglesia, pero con la
promesa del gobierno de Israel de que se afrontarían en negociaciones
sucesivas», añade.
«Las bases de acuerdo para estas futuras negociaciones fueron los derechos
alcanzados por la Iglesia antes del mandato de las Naciones Unidas para el
establecimiento del Estado de Israel. Estos derechos fueron reafirmados durante
el mandato de las Naciones Unidas que establecieron el Estado de Israel y en la
declaración israelí de independencia».
«Entre las cuestiones más críticas que afronta la Iglesia en Israel es la
capacidad de mantener los derechos de las propiedades de la Iglesia. El poder
mantener estas propiedades es decisivo para la misión y el ministerio de la
Iglesia en Tierra Santa y para su libertad religiosa», indica.
«Las políticas arbitrarias de imposición fiscal del gobierno israelí contra las
propiedades de la Iglesia y el rechazo del gobierno a poder recurrir a las
cortes israelíes para solucionar las disputas de propiedad viola la ley
internacional y la historia de los derechos precedentes de la Iglesia»,
denuncia.
«Mientras estas negociaciones han experimentado titubeos en el pasado, sólo
pudieron revivir con el fuerte aliento de Estados Unidos en julio de 2004. Por
desgracia, la reanudación de estas negociaciones ha sido titubeante e
irregular», constata.
«Además, se nos ha dicho que los negociadores no tienen pleno poder para
negociar con el grado y la seriedad necesarios. El fracaso para aprobar e
implementar el Tratado Fundamental, incluyendo la falta de progresos en las
negociaciones sobre cuestiones económicas, suscita serias preguntas sobre la
capacidad para respetar los compromisos fundamentales adoptados por el gobierno
Israelí», añade.
«La intervención de Estados Unidos en esta cuestión es crítica. Le pedimos que
inste al gobierno de Israel a reanudar sus negociaciones con la Santa Sede sin
más dilación», concluye.
El Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos aprobó este
miércoles el nombramiento de Condoleezza Rice como nueva secretaria de Estado,
en sustitución de Colin Powell, por 16 votos contra 2.
ZS05012011
TOP
España: Más de tres millones de firmas
en apoyo a la asignatura de Religión
Anuncia la Confederación Católica de Asociaciones de Padres
MADRID, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org-Veritas).-
La Confederación Católica de Asociaciones de Padres (CONCAPA) anunció este
jueves el fin definitivo de la campaña de recogida de firmas a favor de la
asignatura de religión, en la que ha recabado más de tres millones de firmas,
aunque el conteo «aún no ha terminado».
Para CONCAPA, esta campaña «supone un hito histórico de participación social sin
precedentes en toda la historia de nuestra democracia», y los resultados
expresan «sin dudas la voluntad de la mayor parte de las familias españolas» de
que la asignatura «no sea devaluada con "alternativas-trampa" o sacándola del
horario escolar».
La institución, que había anunciado el fin de la campaña el pasado 20 de
diciembre y que prorrogó la fecha término, según informó entonces, por «haberse
superado las previsiones» de participación, tiene previsto entregar en mano las
firmas junto con las otras instituciones que han apoyado la campaña, aunque no
definió aún el modo en que se llevará a cabo.
CONCAPA, por otro lado, expresó su confianza en que «el Presidente del Gobierno
no cometa los mismos errores que atribuyó al anterior --prepotencia e ignorancia
del sentir mayoritario de la ciudadanía-- y, en consecuencia, no desprecie la
voluntad mayoritaria de tantas familias que defienden su derecho a la libertad
de enseñanza».
ZS05012010
TOP
Muere en Kenia un sacerdote dominico
víctima de un asalto a su comunidad
Predicador, profesor y director espiritual muy estimado, el padre Heath tenía 84
años
NAIROBI, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
El martes pasado se celebraron en la iglesia de Kibuye (norte de Kenia) los
funerales por el padre Thomas Richard Heath OP, fallecido tras una larga agonía
a causa de las heridas que recibió durante un atraco a la casa religiosa de
Kisumu, a 350 kilómetros al noroeste de Nairobi.
Originario de los Estados unidos, el dominico murió el 13 de enero en el
Hospital Aga Khan de Kisumu. Había sido agredido el 4 de enero durante el asalto
que sufrió la comunidad en la zona por parte de hombres armados.
«El padre Thomas era un fiel siervo de Dios», recordó el padre Benedict Croell,
sacerdote en Kisumu. «Hombres y mueres, tanto religiosos como laicos, le
consideraban el más prudente de los consejeros espirituales. Sus hermanos
dominicos le estimaban como un ejemplo de fidelidad en su vida contemplativa y
como el miembro más alegre de la comunidad, siempre atento a las necesidades de
los demás».
El 19 de junio de 1920 había nacido el padre Heath. Su profesión religiosa tuvo
lugar el 28 de mayo de 1944 y fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1950.
Llevaba en Kenia trece años, tras diez de ministerio en Sudáfrica y Lesotho.
Predicador y profesor muy estimado, fue formador de una generación entera de
jóvenes sacerdotes en Kenia que estudiaron en el seminario nacional de San
Matías Mulumba en Tindinyo en los últimos años.
Los funerales estuvieron precedidos por una vigilia de oración en la comunidad
dominica de San Martín de Porres, en Mkendwa.
Con esta desaparición, el país africano vuelve a ser noticia en poco tiempo por
la muerte violenta de un sacerdote.
A finales del pasado noviembre, el padre John Francis Hannon, sacerdote irlandés
de 65 años perteneciente a la Sociedad de Misiones Africanas (SMA), fue
brutalmente asesinado durante un atraco perpetrado por una veintena personas. Su
cuerpo mutilado fue hallado en el centro social aún en construcción en el
complejo parroquial de St. Barnabas, en Matasia –diócesis de Ngong, cerca de
Nairobi-- (Cf.
Zenit, 25 noviembre 2004).
Había desarrollado su labor en Nigeria y en Kenia. En este país llevaba diez
años, y hacía cuatro que se había trasladado a Matasia para poner en marcha un
proyecto de formación profesional en una zona sobre todo poblada por campesinos.
La educación y la escolarización eran los principales sectores en los que se
había ocupado en su comunidad religiosa.
En el momento de su asesinato estaba llevando a término la realización de un
proyecto para preparar el centro parroquial como escuela de formación. También
había desarrollado recientemente su labor con los Masai.
ZS05012002
TOP
Entrevista
Las indicaciones de Pío XII pudieron
salvar del nazismo a miles de judíos en Roma
Entrevista a sor Grazia Loparco fma, profesora de Historia de la Iglesia en el «Auxilium»
ROMA, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
Testimonios y documentación reflejan las indicaciones de Pío XII a las
instituciones eclesiales que proporcionaron refugio y asistencia a los judíos
cuando estalló la persecución nazi en Roma.
Nadie sabe exactamente cuántos judíos fueron ocultados y salvados por la Iglesia
católica en Europa. Según el historiador judío Emilio Pinchas Lapide, entonces
cónsul general en Milán, «la Santa Sede, los nuncios y la Iglesia católica
salvaron de una muerte segura entre 740.000 y 850.000 judíos» (Cf. E.P. Lapide,
«Three Popes and the jews», Londres, 1967).
Se calcula que en Italia más del 80% de los judíos escapó del genocidio de los
nazis. Sólo en Roma la comunidad judía ha certificado que la Iglesia salvó de la
Shoah a 4.447 judíos.
Para reconstruir estos sucesos y documentar una página de la historia que en
pocos años se perdería, a causa de la escasez de documentación escrita y por la
rápida desaparición de sus protagonistas, la asociación cultural «Coordinamento
Storici Religiosi» (www.storicireligiosi.it)
está llevando a cabo una investigación sobre los judíos acogidos en las casas
religiosas de Roma entre el otoño de 1943 y junio de 1944.
Entrevistada por Zenit, sor Grazia Loparco fma., profesora de Historia de la
Iglesia en la Pontificia Facultad «Auxilium» (Roma) y vicepresidente de la
asociación, explica que tal investigación «constituye un punto de partida con
vistas a una reconstrucción más amplia que abraza el mismo fenómeno en el
centro-norte de Italia, donde la emergencia asumió connotaciones propias y más
prolongadas, y al mismo tiempo se refirió a números localmente más reducidos
respecto a la gran comunidad romana».
--¿Cuántos judíos fueron salvados por la Iglesia católica en Roma? ¿Quién los
salvó en particular?
--Sor Grazia Loparco: La comunidad judía en 1943 estaba formada por
10.000-12.000 judíos. Según los estudiosos es difícil precisar el número, pues
durante el conflicto otros judíos llegaron a la capital, procedentes de otros
Estados europeos, esperando encontrar mayor seguridad.
La investigación iniciada en 2002-2003 permite asegurar un número mínimo
aproximado de 4.300 judíos, alojados en las casas religiosas. Con certeza se
trata de una cifra por defecto, basándose en el primer estudio publicado por De
Felice en 1961, que retomaba un artículo de Civiltà Cattolica del mismo
año, firmado por el padre Robert Leiber.
Ante la incertidumbre, he considerado el número inferior. No será posible llegar
a cifras precisas, tanto porque no todos los testigos sabían distinguir entre
los huéspedes quién era judío o no (había muchas personas que se oponían a ser
reclutadas o perseguidos políticos) como porque faltan elencos nominativos, con
rarísimas excepciones. Se suma que a veces los judíos no revelaban la propia
identidad, o la conocían sólo los superiores de las comunidades religiosas.
Otro motivo de imprecisión se debe al hecho de que nuestra investigación
concierne a las casas religiosas y a las parroquias encomendadas a religiosos,
no a las parroquias confiadas al clero diocesano.
Se puede suponer con fundamento que al menos la mitad de los judíos romanos
encontraron refugio en instituciones eclesiales. Poco más de mil fueron
arrestados la mañana del 16 de octubre de 1943 y algunos otros cientos después,
sobre todo a causa de las delaciones, dado que por cada judío señalado se
ganaban 5.000 liras, si eran hombres, y 3.000 liras si eran mujeres y niños.
Los judíos que corrían un extremo peligro, a partir del 16 de octubre de 1943,
hallaron refugio inmediato con conocidos, amigos, a veces personal de servicio o
comerciantes católicos, casas religiosas masculinas y femeninas, incluso
monasterios de clausura que no habrían podido acogerlos sin una dispensa papal,
parroquias, seminarios.
No siempre se quedaron en el mismo lugar. Era difícil permanecer escondidos en
casas de familias privadas, por lo que en muchos casos buscaron refugio en las
casas religiosas.
Tras el ocultamiento inmediato en los lugares más céntricos de la ciudad, varios
intentaron ir a zonas más periféricas, potencialmente más tranquilas. Con
frecuencia, religiosas y religiosos escondieron a judíos a pocos metros de los
ojos de los nazis.
--¿De qué forma estaba organizada la red de asistencia a los perseguidos, y
en qué medida el Papa Pío XII intervino para sostenerla?
--Sor Grazia Loparco: Varios testigos recuerdan las directivas procedentes
oralmente de eclesiásticos vaticanos sobre la oportunidad de abrir conventos e
institutos porque era «la hora de la caridad». Y la mayoría lo hizo consciente
de no realizar más que el propio deber, estando en juego la vida de personas
injustamente perseguidas.
Existía la Delasem, una organización que prestó ayuda económica a los judíos en
dificultad, y estaba el famosísimo «padre Benoit», capuchino, que junto a otros
trabajó cerca de la estación de trenes de Roma (Termini) para proporcionar
documentos de identidad falsos y otros papeles, con la colaboración de
religiosos y religiosas, además de personal municipal y de jóvenes de Acción
Católica. Cerca de las catacumbas de Priscila se encontraba otro nudo de la red
de documentos falsos.
Algunas casas religiosas recuerdan haber recibido víveres del Vaticano para
alimentar a los judíos, que con frecuencia aumentaban en decenas el número de
miembros de las comunidades. Pero muchas otras veces, sobre todo los testimonios
de las religiosas hablan de grandes sacrificios para compartir lo poco que
tenían, racionado por las cartillas, el recurso a la colecta y al mercado negro
para poder adquirir lo necesario.
A veces los judíos podían pagar una pensión o proveer directamente a la
manutención, y muchas otras veces no. Entre estos miles de personas, casi nunca
fueron rechazadas por no haber tenido con qué pagar para mantenerse. Se añade
que la hospitalidad se ofrecía de formas diferentes según el tipo de obra: a
veces se podían alojar familias enteras, otras veces sólo mujeres y niños, u
hombres y muchachos, o sólo niños sin adultos. Era importante poder camuflar a
estas personas entre los huéspedes habituales de las casas.
En varios casos sin embargo los judíos fueron escondidos en bodegas, refugios
subterráneos, habitaciones ocultas, desvanes, trasteros, trampillas... pudiendo
salir a estirar las piernas y tomar el aire sólo después del horario escolar.
Tratándose de hospitales y clínicas en cambio eran mimetizados entre los
enfermos.
En algunas ciudades como Florencia, el cardenal Elia Dalla Costa proporcionó un
elenco de las casas religiosas a las que los judíos podían dirigirse. En Roma,
sin embargo, da la impresión que la rapidez de las operaciones estuvo marcada
por el carácter de emergencia, creándose una red capilar de colaboración. Por
ejemplo, el la basílica del Sagrado Corazón de los Salesianos, cerca de la
estación Termini, se convirtió en un centro de clasificación de gente que
colocar, y no fue el único.
De la documentación y de los testimonios surge el pleno apoyo, e incluso la
invitación de Pío XII, que, aún sólo oral, en la época se interpretaba como una
orden autorizadísima. Muchos hechos concretos lo prueban, como la apertura de
monasterios de clausura y conventos, el hecho de que muchos judíos fueran
alojados por interés directo del Vaticano, alimentos y otras actividades
asistenciales proporcionadas por el mismo.
No podría decir más, dado que no está permitido el acceso tanto al Archivo
histórico del vicariato de Roma para ese período como al Archivo Secreto
vaticano, donde ciertamente hay documentación al respecto, como dejan entrever
algunos indicios encontrados en los archivos de los institutos religiosos.
--En las últimas semanas ha habido polémicas sobre la cuestión de los niños
judíos arrancados por la Iglesia católica de la furia nazi, y después en algunos
casos bautizados. ¿Puede explicar cuáles eran las directrices vaticanas al
respecto y cuál fue la incidencia de este fenómeno en Roma?
--Sor Grazia Loparco: En la ciudad de Roma se verificaron casos de petición de
bautismo por parte de adultos y a veces de jóvenes. Poquísimos casos (un solo
instituto entre cientos) hablan de bautismos a niños.
Un ejemplo puede dar una idea de la mentalidad de aquel tiempo: una religiosa
cuenta que llevaba consigo la botella de agua cuando sonaban las sirenas y
tenían que esconderse en los refugios, porque en caso de peligro extremo habría
bautizado a los pequeños huérfanos que le estaban confiados. Era la mentalidad
del extra Ecclesia nulla salus [fuera de la Iglesia no hay salvación].
No hubo necesidad. En cambio hay testimonios de judíos, que entonces eran
jóvenes o chavales, que se sintieron totalmente respetados en su fe, y que les
ayudaron y alentaron para que rezaran según sus propias costumbres judías, a
veces compartieron la oración de algún salmo con las religiosas, en los casos de
peligro y temor.
Otras veces se constató una cierta insistencia para que los huéspedes se
interesaran en la fe católica, y la manifestación de la pena de que no pudieran
acceder a la salvación, o la esperanza en una conversión futura. Pero quien
defendía las propias convicciones era respetado y con frecuencia admirado por su
coherencia.
Alguna vez se rechazó el bautismo de quien lo pedía con el objetivo de evitarse
problemas y no por verdadera convicción religiosa. Se dieron casos de huéspedes
de casas religiosas, en concreto de algunos chavales, que no sabían a dónde ir
al acabar la guerra, y que se quedaron en ellas hasta acabar la formación
profesional. Obviamente sin pasar por el bautismo.
Es cierto que el contacto directo eliminó los prejuicios residuales, recíprocos,
en muchos casos: religiosas y religiosos estaban dispuestos a reconocer
cualidades humanas y morales de los judíos que alojaban. Largas amistades
mantenidas a través de los años prueban que la estima y la participación real de
las razones de la vida no estuvieron condicionadas por la pertenencia religiosa.
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Documentación
Palabras del Papa a la Federación
Internacional de la Familias de Schönstatt
Al recibir a su congreso general
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 20 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que dirigió Juan Pablo II este jueves a los participantes
en el congreso general de la Federación Internacional de la Familias de
Schönstatt.
* * *
Queridos hermanos y hermanas de la Federación Internacional de las Familias de
Schönstatt
1. Al concluir vuestro capítulo general, habéis venido en peregrinación a Roma
para rezar ante las tumbas de los apóstoles y renovar ante el sucesor de Pedro
vuestra fidelidad a la Iglesia. Me alegra mucho vuestra visita y os acojo de
corazón aquí, en la casa del Papa. ¡Que estos días en la Ciudad Eterna sean un
tiempo de Gracia, en los que todos podáis experimentar la cercanía de Dios y sus
santos!
2. «¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!» (carta apostólica «Familiaris
consortio», 86). Os habéis dedicado hasta ahora a comprender de manera profunda
el matrimonio y la familia a la luz de la fe. Es bueno que la familia sea el
carisma de vuestra unión. La familia es una «escuela de amor». ¡Transmitid a la
gente vuestro entusiasmo por el matrimonio y la familia! La sociedad tiene en
estos momentos más necesidad que nunca de familias sanas que sean capaces de
defender los valores comunes. ¡Si fortalecemos la sacra institución del
matrimonio y la familia en armonía con el designio divino, el amor y la
solidaridad crecerán entre los pueblos!
3. ¡Queridos hermanos y hermanas! El Año de la Eucaristía es una apremiante
invitación para todos vosotros a encontrar «en el supremo sacramento del amor el
manantial de toda comunión» (mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 2005).
¡Redescubrid el don increíblemente grande de la Eucaristía! De este modo seréis
capaces de «vivir plenamente la belleza y la misión de la familia» (carta
apostólica «Mane nobiscum Domine», 30). Por intercesión de la «Mater Ter
Admirabilis» os imparto de corazón la bendición apostólica.
[Traducción del original alemán realizada por Zenit]
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