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Servicio diario -
21 de enero de 2005


Santa Sede
Juan Pablo II: La Iglesia debe responder a los interrogantes que plantea la enfermedad
Una sala de proyección de cine en el Vaticano promueve el diálogo Iglesia-cine
Redescubrir el domingo, desafío para la Iglesia en Latinoamérica, asegura el Papa
Año de la Eucaristía: la vivencia del domingo, prioridad para la Iglesia en Latinoamérica

Mundo
Nuevas sombras para los cristianos ante la eventual confiscación de tierras en Jerusalén
Llega a la gran pantalla la vida de Pino Puglisi, sacerdote asesinado por la mafia

Entrevista
Nace «Flama», agencia de noticias católica de Cataluña
El portavoz del Vaticano afronta la polvareda levantada en torno al preservativo

Espiritualidad
El verdadero carisma de sanación, según el predicador del Papa

Documentación
«La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina»
«Quédate con nosotros, Señor»: mensaje de los episcopados de Centroamérica
Obispos del Perú: «La búsqueda del bien común: fuente de paz y de solidaridad»

 




 


Santa Sede



Juan Pablo II: La Iglesia debe responder a los interrogantes que plantea la enfermedad
Y salir en ayuda concreta a los enfermos, en particular a los marginados

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II considera que la Iglesia debe responder a las preguntas que plantea el sufrimiento y el dolor y al mismo tiempo salir concretamente en ayuda de los enfermos, en particular de los marginados.

Fue la propuesta que presentó a los a 60 miembros del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud que esta semana han celebrado su asamblea plenaria, en la que han celebrado los 20 años de vida de este dicasterio de la Santa Sede, actualmente presidido por el cardenal mexicano Javier Lozano Barragán.

«La Iglesia en su acción pastoral está llamada a afrontar las cuestiones más delicadas e ineludibles que surgen en el espíritu humano ante el sufrimiento, la enfermedad y la muerte», aseguró el Santo Padre en el encuentro.

«En la fe en Cristo muerto y resucitado estos interrogantes pueden encontrar el consuelo de la esperanza que no decepciona», añadió.

«El mundo actual, que con frecuencia no posee la luz de esta esperanza sugiere soluciones de muerte. De aquí se deriva la urgencia de promover una nueva evangelización y un intenso testimonio de fe operante en estas amplias áreas secularizadas», reconoció.

Por este motivo, el Papa alentó al Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud a continuar con su reflexión y sus programas sobre «la santificación del momento de la enfermedad y sobre el papel especial que tiene el enfermo en la Iglesia y en la familia, en virtud de la presencia viva de Cristo en toda persona que sufre».

En este Año de la Eucaristía (octubre 2004-octubre 2005), el Papa sugirió vivir «un compromiso pastoral más intenso en la administración tanto del Viático como de la Unción de los Enfermos», que «permiten al enfermo y a la comunidad de creyentes experimentar el consuelo que procede de la esperanza sobrenatural».

«Esto no debe, sin embargo, dispensar a los responsables de la Iglesia de una atención estimulante y operante a las estructuras en las que el enfermo sufre en ocasiones formas de marginación y de falta de apoyo social», siguió diciendo el Papa.

«Esta atención tiene que extenderse también a las áreas del mundo en las que los enfermos más necesitados, a pesar de los progresos de la medicina, siguen careciendo de medicinas y de asistencia adecuada», indicó.

«Además --reconoció--, la Iglesia debe prestar una atención particular a esas zonas del mundo en las que los enfermos de sida carecen de asistencia».

Con este objetivo, Juan Pablo II, a través del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, acaba de crear la Fundación «El Buen Samaritano», que busca «contribuir a ayudar a las poblaciones más afectadas con el necesario apoyo de ayudas terapéuticas» (Cf. Zenit, 17 de diciembre de 2004)

El Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, como estableció Juan Pablo II en el documento «Dolentium hominum» de 1985 tiene por objetivo orientar, apoyar y alentar la obra de las conferencias episcopales, de las organizaciones católicas en el campo de la salud, así como de los profesionales de la medicina.
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Una sala de proyección de cine en el Vaticano promueve el diálogo Iglesia-cine
En ella el Papa ha visto películas y ha encontrado a directores de cine

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Símbolo del diálogo entre la Iglesia y el cine, este jueves se presentó en el Vaticano la sala restaurada de proyecciones de la Filmoteca Vaticana.

En esta sala el Papa ha visto varias películas, en ocasiones junto a sus directores cinematográficos, como fue el caso de «La vida es bella» del italiano Roberto Benigni, según recordó en el acto de presentación el arzobispo John P. Foley, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

Con su interés por el cine, siguió diciendo el prelado estadounidense, y con los contactos que el Consejo Pontificio ha creado en este lugar con el mundo de la producción cinematográfica, la Iglesia subraya la importancia que tiene este lenguaje para presentar los valores del Evangelio.

La Sala, que se encuentra en la sede de ese Consejo (el Palacio de San Carlos, en el Vaticano), ha sido dedicada al cardenal Andrzej Maria Deskur, nacido en Polonia hace 80 años, gran amigo ya desde su juventud de Karol Wojtyla, subsecretario de la Comisión Pontificia para el Cine, la Radio y la Televisión de 1954 a 1965 y presidente de la Comisión Pontificia (hoy Consejo Pontificio) de las Comunicaciones desde 1973 hasta 1984.

El arzobispo Foley recordó que esa misma sala fue la sede de la Oficina de informaciones vaticana para los prisioneros de guerra que durante la segunda guerra mundial, que gracias a de las ondas de «Radio Vaticano» permitió que miles de personas pudieran encontrar a sus seres queridos dispersos por el planeta.

El pasado y el presente de esta sala, con capacidad para algo más de unas cuarenta personas, es una muestra del diálogo que la Iglesia entabla con el mundo de la expresión cinematográfica, subrayó en declaraciones a Zenit el delegado de la Filmoteca Vaticana, monseñor Enrique Planas.

En el acto de presentación de la sala, en el que participó Giuliano Urbani, ministro italiano de Bienes y Actividades Culturales, se presentaron dos películas custodiadas en la Filmoteca Vaticana decisivas para la historia del cine.

La primera fue «León XIII en los Jardines Vaticanos» (1896), breve secuencia en la que se ve al anciano pontífice bendiciendo a la cámara, como dando su auspicio a las potencialidades de este lenguaje.

A continuación, se proyectó el «El Infierno», obra, de 1910, inspirado en la «Divina Comedia» de Dante Alighieri, y que hasta hace poco tiempo se creía irremediablemente perdido. Para monseñor Planas «esta película tiene un valor excepcional, pues utilizó por primera vez los efectos especiales en clave moderna». La obra ha sido restaurada por la Filmoteca Vaticana.

Por último, se presentó «La mirada de Miguel Ángel», un cortometraje sobre el Moisés en presencia de su mismo autor, el italiano Michelangelo Antonioni, de 92 años, quien en 1995 recibió el Oscar a la carrera.

La película, con fuertes contrastes de luces y sombras, con planos increíblemente cercanos e intensos, expresa magistralmente la maravilla del artista ante la fuerza y la belleza expresiva plasmada en mármol por Miguel Ángel en la escultura que alberga la basílica de San Pedro en Vincoli de Roma.

La película de Antonioni, explica monseñor Planas, «subraya cómo a través de la imagen, y a través de la imagen que enfoca una escultura de Miguel Ángel, se puede transmitir una espiritualidad intensa».

La restauración de la sala «Cardenal Deskur» ha tenido lugar gracias al patrocinio del presidente del Instituto Luce, Andrea Piersanti, y del administrador delegado de Cinecittà Cinema, Dario Piazzi.

En la obra han colaborado, además, la arquitecta Antonella Vassena, y otras empresas italianas como Frau (ha donado las butacas), Cinemeccanica (instrumentos de última tecnología), y «One Team» (ha creado la ambientación o «rendering».
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Redescubrir el domingo, desafío para la Iglesia en Latinoamérica, asegura el Papa
Al encontrarse con la Comisión Pontificia para América Latina

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II está convencido de que uno de los desafíos de la nueva evangelización en América Latina consiste en «redescubrir y vivir plenamente el domingo como día del Señor y día de la Iglesia».

Así lo constató este viernes al encontrarse con los participantes en la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina, el organismo de la Santa Sede de asistencia para las iglesias locales del que el Papa llama «continente de la esperanza», reunida en Roma sobre el tema «La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina».

«Participar en la Misa dominical no es sólo una obligación importante, como señala claramente el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. 1389), sino, ante todo, una exigencia profunda de cada fiel», aclaró el pontífice.

«No se puede vivir la fe sin participar habitualmente en la Misa dominical, sacrificio de redención, banquete común de la Palabra de Dios y del Pan eucarístico, corazón de la vida cristiana», indicó al ofrecer orientaciones pastorales a cardenales y obispos para los 480 millones de bautizados latinoamericanos.

«Por ello es necesario concentrar los esfuerzos en una mejor y más cuidada instrucción y catequesis de los fieles sobre la Eucaristía, así como velar para que la celebración sea digna y decorosa, de modo que inspire respeto verdadero y piedad auténtica ante la grandeza del Misterio Eucarístico», pidió el Papa.

«La Misa dominical debe ser convenientemente preparada por el celebrante, con su disposición espiritual, traslucida después en los gestos y palabras y preparando convenientemente la homilía», añadió.

«Especial atención también hay que dedicar a la selección y preparación de los cantos, signos y otros recursos que enriquecen la liturgia, siempre dentro del respeto debido a la normas establecidas, valorando toda la riqueza espiritual y pastoral del Misal Romano y las disposiciones propuestas por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos», reconoció.

«No es una tarea fácil --constató por último el Santo Padre--, y por ello se requiere la colaboración de todos: presbíteros y diáconos, consagrados y fieles que están presentes en las parroquias o pertenecen a asociaciones o movimientos eclesiales».

«¡Aceptad la colaboración de todos, unid los esfuerzos y trabajad en comunión!», concluyó.

El presidente de la Comisión Pontificia para América Latina es siempre el prefecto de la Congregación para los Obispos, en estos momentos el cardenal italiano Giovanni Battista Re, y cuenta con un vicepresidente, el arzobispo mexicano Luis Robles Díaz.

Según estableció Juan Pablo II en la constitución apostólica Pastor Bonus (28 de junio de 1988) la Comisión tiene por función «aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina».

Además, añade el pontífice, le corresponde «estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones».

«También le corresponde favorecer las relaciones entre las instituciones eclesiástica internacionales y nacionales, que trabajan en favor de las regiones de América Latina. y los dicasterios de la Curia Romana», establece por último.
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Año de la Eucaristía: la vivencia del domingo, prioridad para la Iglesia en Latinoamérica
Propuesta del cardenal Giovanni Battista Re

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- El presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, el cardenal Giovanni Battista Re, ha propuesto que, en el contexto del Año de la Eucaristía, las diócesis de Latinoamérica se concentren durante un año o dos en la celebración de la misa en el domingo.

La propuesta del purpurado italiano, quien es también prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos, fue presentada a los miembros de la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina reunida hasta este vienes en Roma en torno al argumento «La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina».

«Para muchos cristianos en América Latina el único contacto con la Iglesia, la única fuente que alimenta su vida cristiana es la misa dominical», constató el cardenal en su discurso a la asamblea.

En los países latinoamericanos, donde viven 480 millones de católicos, el número de sacerdotes por católico es uno de los más bajos del mundo.

En Cuba hay 20.479 bautizados por sacerdote, en Honduras 13.026, en Nicaragua 10.823, en Brasil 8.761, en México 6.451. Se trata de cifras muy superiores a las de países como Estados Unidos (1.235), Alemania (1.422), España (1.394), Polonia (1.340) o Italia (1.028).

«Si faltamos a la misa dominical, no podemos llamarnos cristianos, pues poco a poco nos faltará Cristo: en la misa nos encontramos con Cristo vivo y presente en el misterio de su Cuerpo y de su Sangre, que se ofrece por nosotros», explicó.

El cardenal citó el ejemplo de los 49 mártires del año 303 de Abitinia, norte de África, quienes proclamaron: «No podemos vivir sin celebrar el domingo».

«¿Pero qué hay que hacer para que la gente vaya a misa el domingo? », preguntó el cardenal a los obispos y purpurados presentes. «Esta tarea Cristo nos la ha dejado a nosotros, pastores de la Iglesia de hoy. Es tarea de todos los obispos y de todos los sacerdotes».
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Mundo



Nuevas sombras para los cristianos ante la eventual confiscación de tierras en Jerusalén
Lamenta el Custodio de Tierra Santa, el padre Pizzaballa

JERUSALÉN, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Si el gobierno del primer ministro israelí Ariel Sharon ejecuta la decisión de confiscar las tierras de los palestinos ausentes, ello repercutirá gravemente también en los cristianos, alerta el Custodio franciscano de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa.

El jueves, el diario «Haaretz» daba noticia de la intención del gobierno de Sharon de transferir al Custodio correspondiente del Estado israelí --«Custodian for Absentee Property»-- los bienes situados en la zona de Jerusalén Este que sean propiedad de los palestinos «ausentes».

La intención responde a una ley aprobada en 1950 --«Absentee Property Law»--, pero fue el pasado julio cuando el gobierno israelí decidió poner por obra esta contestada norma, que permite a las autoridades administrativas de Jerusalén apropiarse de los territorios abandonados por los palestinos de Jerusalén Este, quienes en su mayoría se ven obligados a vivir actualmente en la franja de Gaza o en Cisjordania sin posibilidad de regresar.

De acuerdo con el padre Pizzaballa se trata de una iniciativa «que privará a muchísimos palestinos de los derechos sobre las propiedades que tenían en Jerusalén Este --aclaró al servicio informativo del episcopado italiano “Sir”--. No conozco el valor exacto, pero son propiedades inmensas».

Es «una decisión administrativa muy frustrante que si se lleva a cabo, y ésta me parece la intención del gobierno, tendrá una grave repercusión también sobre los cristianos», alertó.

Y es que --explicó-- «hay muchísimos, de hecho, que viven en los territorios ocupados o en el extranjero, que no pueden acceder a Jerusalén para reclamar sus derechos sobre estos bienes que se hallan sobre todo entre Belén y Jerusalén, donde pasa el muro».

«Actuando así, se agravan más las condiciones de vida de los palestinos, ya precarias», reconoció el religioso.
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Llega a la gran pantalla la vida de Pino Puglisi, sacerdote asesinado por la mafia
Se estrena «A la luz del sol» en los cines italianos

ROMA, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Este viernes se estrena en los cines de Italia «A la luz del sol», la película que narra la historia del sacerdote de Palermo Giuseppe Puglisi, asesinado por la mafia siciliana ante la iglesia de la que era párroco el 15 de septiembre de 1993 –día en que cumplía 56 años-- y cuya causa de beatificación como mártir está en estudio.

Don Pino Puglisi fue «culpable» de preocuparse por los niños del barrio Brancaccio de Palermo, un valor que entró en conflicto con los intereses del poder mafioso y que le costó la vida.

«A la luz del sol» muestra la vida del párroco de San Gaetano --de aquel barrio--, un hombre que, desarmado, había decidido cambiar la mentalidad de las personas con las que él mismo había crecido. Había abierto un centro de acogida que para muchos niños significó la salvación.

Su compromiso fue truncado por los «jefes» del barrio que, después de las amenazas, pasaron a los hechos. Su reacción ante los asesinos, acogidos con una sonrisa, turbó a uno de ellos, desde 1997 colaborador de la justicia.

Dirigida por Roberto Faenza, la cinta parte de la denuncia de un aislamiento que laceró los últimos meses de la vida del sacerdote, pero también de la esperanza, como muestran los encuadres iniciales dedicados a los niños.

A estos niños, que jugando a hacerse los duros acaban en la calle vendiendo heroína, don Pino logró regalarles una sonrisa, una esperanza y una vida que parecía perdida.

La intención del director no ha sido hacer una película política y menos aún sobre la mafia: «No quería dar a los mafiosos esa fascinación que les otorgan muchas películas, especialmente americanas, sino describir a estas personas por lo que son: miserables, homúnculos», afirma, según cita el portal juvenil «Giovani.org».

Y no fue fácil sacar adelante el proyecto, pues nadie quería producir la película, confirma Faenza. Finalmente, será «Mikado» quien distribuya «A la luz del sol».

De igual forma surgieron obstáculos para la grabación: sólo algunas escenas se han rodado en Brancaccio. «Se nos desaconsejó hacer demasiadas tomas y nos “advirtieron” que rodar una película sobre la vida de don Puglisi en Brancaccio reabriría heridas muy profundas. Pero creo que es justamente éste el papel de un director: reabrir las heridas para hacer reflexionar», dijo en declaraciones al noticiero televisivo «Tg3».

Luca Zingaretti, un conocido actor de televisión, encarna al sacerdote de Palermo. «La mafia no es un problema sólo de los sicilianos. Yo estoy informado de todos los problemas y cuestiones judiciales en nuestro país»; «es un deber para cualquiera informarse y no perder la memoria» de sucesos así, reconoció.

El mensaje que dejó don Puglisi --según reconoció a «Radio Vaticano» el cardenal Salvatore De Giorgi, arzobispo de Palermo— es que «no hay que detenerse jamás ante los obstáculos», «no hay que tener miedo de los que amenazan», sino «sólo de los que pueden destruir los valores espirituales».

En cuanto a la película sobre el sacerdote asesinado, lo que más ha impactado al purpurado es «la escena final, cuando todos los chavales acuden en torno a sus restos mortales». «En realidad, cuando el cuerpo del padre Puglisi fue llevado a la catedral me dijeron que toda la noche y por el día muchísimos niños estaban allí, para orar y llorar, pero con el signo de la esperanza», recuerda.

Mirando estos once años en Palermo, el prelado admite: «Particularmente en las parroquias he visto una toma de posición cada vez más coral y valiente y puede decir que he visto, por parte de las nuevas generaciones, una toma de conciencia también respecto a la mafia».
ZS05012106

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Entrevista



Nace «Flama», agencia de noticias católica de Cataluña
Habla su director, Agustí Gallart

BARCELONA, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Desde hoy ya está en red la Agencia de Noticias Cristianas Flama, una nueva iniciativa de comunicación impulsada por católicos de diferentes sensibilidades de Cataluña.

Su director, Agustí Gallart, en esta entrevista concedida a Zenit, explica la génesis de este órgano informativo que «quiere dar noticias de todo el mundo desde una óptica cristiana».

La lengua de «Flama» (llama) es el catalán, hablada por diez millones de personas en el mundo.

En vísperas de su lanzamiento, monseñor Enrique Planas, jefe de Servicio en el
Pontificio Consejo para las Comunicaciones sociales y delegado de la Filmoteca Vaticana, mantuvo un encuentro con la redacción en alentó a esta agencia a ser promotora de la unidad de la Iglesia en Cataluña y de la comunicación entre los pastores y el pueblo fiel, cada día más plural desde el punto de vista geográfico y cultural.

Tanto pastores como laicos están necesitados de un órgano de comunicación como éste, reconoció, subrayando la profesionalidad que pudo constatar en su visita a Barcelona.

--¿En qué sentido su agencia de noticias cristiana se inspira en Zenit? ¿En la forma o en los contenidos?

--Gallart: De Zenit hemos recibido el primer impulso. Jesús Colina intervino en Barcelona para hablarnos de Zenit, especialmente de las posibilidades que hoy ofrecen las nuevas tecnologías de la información. De Zenit nos gusta de una forma especial el nivel de sus noticias. Nosotros intentaremos buscar los niveles más representativos de la Iglesia catalana, sobre todo en aquellos temas que sean testimonio de vida o elementos clave de interpretación evangélica.

--¿Cree que con la agencia Flama mejorará la imagen de la Iglesia en los medios?

--Gallart: La Iglesia en general es la gran ausente de los medios. En los grandes medios solo es noticia en los temas frontera o en los grandes acontecimientos. La Iglesia es mucho más que todo eso y debe posicionarse muy claramente al lado de los problemas de cada día. Nosotros vamos a intentarlo.

--El hecho que la agencia nazca de una pluralidad de realidades laicales y religiosas es novedoso. ¿Cómo llegaron a la conclusión que era necesario unirse?

--Gallart: La archidiócesis de Barcelona por motivos ya conocidos ha vivido momentos muy duros que han dejado heridas. Desde el primer momento hemos rechazado las etiquetas de todo signo. En la diversidad y pluralidad radica la fuerza de la iglesia no su debilidad.

--Es sorprendente que hayan obtenido una ayuda del Gobierno, que no parecería a priori muy proclive a dar apoyo a iniciativas de la Iglesia...

--Gallart: El Gobierno de Cataluña ayuda a los proyectos de comunicación en catalán que aún no están presentes en la sociedad. Por otra parte, creo que deben gobernar pensando en todas las realidades religiosas presentes y, si los musulmanes reciben clases de catalán, ¿qué sentido tendría negar una ayuda a los católicos, máxime cuando las raíces culturales de los catalanes están impregnadas de valores religiosos?

La agencia Flama se encuentra en un proceso constituyente y desde hoy 21 de enero está en línea y envía ya sus boletines diarios.

La promoción del proyecto surgió de la Subfederación de los Equipos de Pastoral de la Política y de la Comunicación de la Federación de Cristianos de Cataluña, impulsados aquellos por el obispo auxiliar de Barcelona Joan Carrera en el año 1995 con la voluntad de contribuir a la aplicación del Concilio Provincial Tarraconense, y ha encontrado en ahora importantes ayudas en instituciones religiosas como la Abadía de Montserrat y los Claretianos. Colaboran otras comunidades religiosas, movimientos y laicos a título personal.

[Más información en http://www.flama.info]
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El portavoz del Vaticano afronta la polvareda levantada en torno al preservativo
Habla Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina de Información de la Santa Sede

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Esta es la entrevista que ha publicado este viernes el diario «La Vanguardia» concedida por Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, a María-Paz López, corresponsal en el Vaticano.


--La Iglesia católica en España ha vivido dos jornadas de vértigo.

--Navarro Valls: Diría al respecto dos cosas. Una: el tema ha sido ya aclarado por la Conferencia Episcopal Española en sólo 24 horas. Y dos: personalmente, cuando alguien me plantea ese asunto, tiendo a decirle: «Mire usted, ese artilugio me interesa poco». En cambio, podemos hablar en profundidad sobre antropología humana y antropología de la sexualidad humana. Por desgracia, el razonamiento sobre esos aspectos se ha depauperado tanto que, al final, se ve en ese artilugio la única solución, y eso no es abordar el problema en su origen. Yo trato de resolver un problema en el origen del problema, no en su conclusión.

--¿Cuál es para usted el tema de fondo, entonces?

--Navarro Valls: El tema de fondo es: ¿qué es el amor humano entre un hombre y una mujer? Hablemos de eso. Segundo: ¿qué sentido tiene la sexualidad humana? Hablemos de eso. Cuando la sexualidad humana se desvincula del amor humano y de la procreación, entonces queda la sexualidad humana como una variable independiente, y no se sabe qué hacer con ella, porque no está ligada a nada. La sexualidad humana tiene un sentido, y no estoy hablando como católico, sino con una visión antropológica precristiana. Hay que estudiar la sexualidad humana en el contexto de qué es un ser humano, y sobre todo, de qué ocurre cuando un ser humano se pone en relación con otro ser humano. Pero si se aborda la sexualidad humana como una variable independiente que no está ligada a nada: ni a la fidelidad, ni al amor, ni a la procreación, ... el resultado es un caos moral, y un caos antropológico.

--Pero, ¿qué ocurre cuando se introduce la variable enfermedad?

--Navarro Valls: Cuando ejercía como médico, se hablaba también de eso. En aquellos años se planteaba con otras características, pero viene a ser lo mismo: analicemos todo el problema, no solamente una parte. Si usted me dice que tiene dolor de cabeza, no voy a limitarme a darle un analgésico; trataré de ver de dónde viene ese dolor de cabeza. Quizá el paciente te pide que le des un analgésico, pero resulta que, en realidad, le está creciendo un tumor. Hay que estudiar los problemas en su conjunto. No censuro la discusión que se ha abierto estos días en España, pero el tema de fondo es de antropología, del sentido de la sexualidad. E, insisto, más que un tema moral, es un tema antropológico.

--En todo caso, esta veloz aclaración de los obispos españoles, después de que el cardenal Javier Lozano Barragán, responsable del dicasterio vaticano de Salud, condenara el uso del preservativo contra el sida, ¿no reafirma la creencia general de que la Iglesia católica en el mundo funciona siempre con el ordeno y mando del Vaticano?

--Navarro Valls: Sé que la hipótesis del telefonazo de Roma a Madrid circula, pero lo desmiento; nunca llamé. No ha habido ninguna llamada ni actuación por mi parte.

--Usted acaba de cumplir veinte años como director de esta oficina; en esos años se ha producido el gran salto en las telecomunicaciones, y ha nacido y crecido la globalización.

--Navarro Valls: A mí nunca me ha gustado la expresión: «La Iglesia tiene que utilizar los medios», porque es instrumentalista. La cuestión es si la Iglesia católica está dispuesta a participar como uno más en la dialéctica de los medios. Eso implica adoptar determinadas reglas del periodismo contemporáneo: la tempestividad (una noticia no puede esperar), el lenguaje, la semántica, las distintas dinámicas de prensa, radio, televisión, internet ... En el fondo, es un cambio de mentalidad. Además, no trabajamos con un solo uso horario; hay que tener en cuenta qué hora es en Tokio, Hong Kong y Manila, y qué hora es en Canadá y Argentina. Importan la hora y el lenguaje, porque nos dirigimos a un mercado multicultural ymultilingüístico. No se puede trabajar sólo con mentalidad europea, porque se trata de información sobre valores cristianos universales, que pueden interesar a un sintoísta japonés o a un animista de Camerún. Debo esforzarme para que ambos me entiendan.

--Cómo ha contribuido el Papa a ese despertar a las tecnologías?

--Navarro Valls: Atribuyo los éxitos que hayamos podido tener a la disponibilidad del Papa a entrar en la dinámica de los medios. Karol Wojtyla proviene de un contexto cultural, Polonia, donde en los años en que él creció no había opinión pública, pues la gente leía los periódicos oficiales y no se creía nada. Pero al convertirse en Papa, se manejó con soltura y autoridad en ese campo, y lo hemos visto en las informaciones sobre su salud. Hemos ido dando información, siempre con su consentimiento, sobre las ocasiones que ha estado en el hospital, como cuando se fracturó la cadera al caerse en el baño, o cuando me avisó de que pediría a los fieles en el ángelus que rezaran por él, pues los médicos le habían dicho que tenía que ir al hospital y podía tratarse de un tumor de colon... Esta estrategia forma parte de esa voluntad de transparencia del Papa. Recuérdese cuando François Mitterrand llevaba dos años enfermo de cáncer y no se dio a conocer hasta que murió; se sabía que estaba enfermo, pero no de qué. Lo mismo pasó en Italia con el presidente de Fiat, Gianni Agnelli.

--El Vaticano ha confirmado con casi ocho meses de antelación que el Papa viajará a Alemania en agosto. ¿Se encuentra mejor?

--Navarro Valls: Sí, el Papa está bien, y confirmé justamente ese viaje para la jornada de la juventud en Colonia, porque debía explicar que no va a Polonia en junio porque hay elecciones, ya que el Papa no viaja a un país en época preelectoral. Si digo sólo que el Papa no va a Polonia, ya se piensa que el Papa no puede viajar. Pues sí puede; en agosto irá a Alemania, y es casi seguro que hará algún otro viaje este año...
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Espiritualidad



El verdadero carisma de sanación, según el predicador del Papa
En su comentario al Evangelio del próximo domingo

ROMA, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- En su comentario al Evangelio de la liturgia del próximo domingo, 23 de enero (Mt 4,12-23), el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, aclara cuáles son los medios que tiene el hombre para intentar superar sus enfermedades --la naturaleza y la gracia--, advierte en qué consiste el verdadero carisma de sanación y recuerda el valor corredentor del sufrimiento.

 

* * *



Mateo (4,18-23)

Caminando [Jesús] por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.


El pasaje del Evangelio del tercer domingo del tiempo ordinario concluye así: «Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo». Aproximadamente un tercio del Evangelio está ocupado por las curaciones obradas por Jesús en el breve período de su vida pública. Es imposible eliminar estos milagros, o darles una explicación natural, sin descomponer todo el Evangelio y hacerlo incomprensible.

Los milagros del Evangelio presentan características inconfundibles. Nunca se realizan para sorprender o para encumbrar a quien los realiza. Algunos hoy se dejan encantar escuchando a ciertos personajes que aparentan poseer ciertos poderes de levitación, de hacer aparecer o desaparecer objetos y cosas por el estilo. ¿A quién sirve este tipo de milagros, suponiendo que sean tales? A ninguno, o sólo a sí mismos, para hacer discípulos o para hacer dinero. Jesús obra milagros por compasión, porque ama a la gente: obra milagros también para ayudarles a creer. Obra curaciones, en fin, para anunciar que Dios es el Dios de la vida y que al final, junto con la muerte, también la enfermedad será vencida y «ya no habrá luto ni llanto».

No sólo Jesús cura, sino que ordena a sus apóstoles hacer lo mismo detrás de él: «Les envió a anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos» (Lc 9,2); «Predicad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos» (Mt 10,7-8). Siembre encontramos las dos cosas juntas: predicar el Evangelio y curar a los enfermos. El hombre tiene dos medios para intentar superar sus enfermedades: la naturaleza y la gracia. Naturaleza indica la inteligencia, la ciencia, la medicina, la técnica; gracia indica el recurso directo a Dios, a través de la fe y la oración y los sacramentos. Estos últimos son los medios que la Iglesia tienen a disposición para «curar a los enfermos». El mal empieza cuando se intenta una tercera vía: la vía de la magia, la que hace presión sobre pretendidos poderes ocultos de la persona, que no se basan ni en la ciencia ni en la fe. En este caso, o estamos ante pura charlatanería y engaño o, peor, ante la acción del enemigo de Dios.

No es difícil distinguir cuándo se trata de un verdadero carisma de sanación y cuándo de su falsificación en la magia. En el primer caso, la persona no atribuye nunca a los propios poderes los resultados obtenidos, sino a Dios; en el segundo la gente no hace sino ostentar los propios pretendidos «poderes extraordinarios». Cuando por esto se leen anuncios del tipo: Mago de tal y cual «llega donde otros fracasan..., resuelve problemas de todo tipo..., reconocidos poderes extraordinarios..., expulsa demonios, aleja el mal de ojo», no hay que tener ni un instante de duda: se trata de tramposos. Jesús decía que los demonios se expulsan «con el ayuno y la oración», ¡no sacándole dinero a la gente!

Pero debemos plantearnos otra cuestión: ¿Qué pensar de quien, a pesar de todo, no sana? ¿Que no tiene fe, o que Dios no le ama? Si la persistencia de una enfermedad fuera señal de que una persona no tiene fe, o de que Dios no la ama, habría que concluir que los santos eran los más pobres de fe y los menos amados por Dios, porque algunos pasaron la vida en cama. La respuesta es otra. El poder de Dios no se manifiesta sólo de un modo –eliminando el mal, curando físicamente--, sino también dando la capacidad, y a veces hasta la alegría, de llevar la propia cruz con Cristo, completando lo que falta a sus padecimientos. Cristo ha redimido también el sufrimiento y la muerte. Esta ya no es signo del pecado, participación en la culpa de Adán, sino que es instrumento de redención.

[Original italiano publicado por «Famiglia Cristiana». Traducción realizada por Zenit]
ZS05012101

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Documentación



«La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina»
Discurso de Juan Pablo II a la Comisión Pontificia para América Latina

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que Juan Pablo II dirigió este viernes a los participantes en la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina.

 

* * *



Señores Cardenales,
Queridos hermanos en el episcopado:

1. Con inmenso gozo os saludo a todos, Consejeros y Miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, participantes en esta Reunión Plenaria, que tiene como tema: «La Misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina». Vuestro Continente ocupa un lugar muy especial en mi corazón, tanto por el gran número de católicos como por la vitalidad religiosa que caracteriza a los países que lo integran. Personalmente conservo un grato recuerdo de mis visitas pastorales a vuestras tierras.

Agradezco mucho al Cardenal Giovanni Battista Re las amables y expresivas palabras que me ha dirigido presentándome los trabajos de estos días.

2. Me complace que en ese año dedicado a la Eucaristía, hayáis querido reflexionar acerca de las diversas iniciativas para «redescubrir y vivir plenamente el domingo como día del Señor y día de la Iglesia» (Carta apostólica «Mane Nobiscum Domine», 23). No ha sido la Iglesia quien ha elegido este día, sino el mismo Cristo Resucitado, y por ello, los fieles deben acogerlo con gratitud, haciendo del domingo el signo de su fidelidad al Señor y un elemento irrenunciable de la vida cristiana.

3. Ya en mi carta apostólica «Dies Domini» escribí: «es de importancia capital que cada fiel esté convencido de que no puede vivir su fe, con la participación plena en la vida de la comunidad cristiana, sin tomar parte regularmente en la asamblea de la eucaristía dominical» (n. 81).

Participar en la Misa dominical no es sólo una obligación importante, como señala claramente el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. 1389), sino, ante todo, una exigencia profunda de cada fiel. No se puede vivir la fe sin participar habitualmente en la Misa dominical, sacrificio de redención, banquete común de la Palabra de Dios y del Pan eucarístico, corazón de la vida cristiana.

4. La importancia del tema exige de nosotros, Pastores de la Iglesia, un renovado esfuerzo por hacer descubrir la centralidad del domingo en la vida eclesial y social de los hombres y mujeres de hoy. Para todos los Obispos y sacerdotes es un reto convocar a los fieles a una constante participación en la Eucaristía dominical, encuentro con Cristo vivo.

Por ello es necesario concentrar los esfuerzos en una mejor y más cuidada instrucción y catequesis de los fieles sobre la Eucaristía, así como velar para que la celebración sea digna y decorosa, de modo que inspire respeto verdadero y piedad auténtica ante la grandeza del Misterio Eucarístico.
La Misa dominical debe ser convenientemente preparada por el celebrante, con su disposición espiritual, traslucida después en los gestos y palabras y preparando convenientemente la homilía. Especial atención también hay que dedicar a la selección y preparación de los cantos, signos y otros recursos que enriquecen la liturgia, siempre dentro del respeto debido a la normas establecidas, valorando toda la riqueza espiritual y pastoral del Misal Romano y las disposiciones propuestas por la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los Sacramentos.

5. Os invito, pues, a que, en unión con los sacerdotes, religiosos y fieles, pongáis el mayor empeño en reflexionar y profundizar en esta dimensión esencial de la vida sacramental de la Iglesia y trabajéis para despertar un amor cada vez más grande por el Misterio eucarístico en las diócesis. No es una tarea fácil, y por ello se requiere la colaboración de todos: presbíteros y diáconos, consagrados y fieles que están presentes en las parroquias o pertenecen a asociaciones o movimientos eclesiales. ¡Aceptad la colaboración de todos, unid los esfuerzos y trabajad en comunión!

6. Pongo todos estos deseos y los propósitos surgidos en esta Reunión Plenaria a los pies de la Santísima Virgen María, venerada en toda América con la advocación de Guadalupe. A Ella debemos imitar en su relación con este Santísimo Sacramento (cf. carta apostólica «Mane Nobiscum Domine», 31). Que Ella interceda por los frutos de las reflexiones de estos días, de modo que las conclusiones alcanzadas, se plasmen en una acción más decidida y firme por hacer que cada vez más los fieles amen a Jesús, presente en la Eucaristía, y aprovechen los frutos de incalculable valor que pueden obtener por su participación en este Misterio.
Con estos sentimientos, os imparto de corazón la Bendición Apostólica.

[Original en castellano]
ZS05012120

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«Quédate con nosotros, Señor»: mensaje de los episcopados de Centroamérica
Al termino de la Asamblea Estatutaria del SEDACA

ALAJUELA, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Publicamos íntegramente el mensaje redactado tras la celebración, el pasado noviembre, de la Asamblea Estatutaria del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC). El texto ha sido difundido recientemente por la Conferencia Episcopal de Costa Rica.

En él se reflexiona sobre la realidad de las naciones centroamericanas, con particular atención al ataque que sufre el don de la vida, y se enumeran los desafíos que se plantea el SEDAC.

La asamblea, que ha reunido a medio centenar de prelados procedentes de las Conferencias Episcopales que constituyen el SEDAC, anuncia además que ha elegido la ciudad de Tegucigalpa (Honduras) como sede del Centro de Animación Misionera, que estará al servicio de los agentes de pastoral de las seis naciones centroamericanas.

La iniciativa responde al seguimiento que hace el SEDAC de las conclusiones del II Congreso Americano Misionero (Cf. Zenit, 11 marzo 2004). Se espera que dicho centro mantenga vivo en las Iglesias locales el dinamismo impulsado por aquella cita misionera.

 

* * *



 

“QUÉDATE CON NOSOTROS, SEÑOR”



En un clima de comunión y esperanza, acogidos fraternalmente por la Iglesia de Jesús que peregrina en Costa Rica, nos hemos reunido en la diócesis de Alajuela, cincuenta obispos llegados de todos los países del istmo centroamericano, para realizar nuestra Asamblea Estatutaria y elegir a los hermanos que estarán al frente del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) durante los próximos cuatro años. Hemos compartido estas intensas jornadas de oración y trabajo en el “Año de la Eucaristía” (octubre 2004-octubre 2005), convocado por Su Santidad Juan Pablo II, unidos al pueblo centroamericano tan abrumado por graves problemas, pero que mantiene viva su fe en el Señor. Es un pueblo que necesita escuchar la palabra consoladora de Jesús, como sucedió con los discípulos de Emaús, y sentarse con él a la mesa.

No fue suficiente para los caminantes de Emaús escuchar la palabra del Maestro. “Es cierto que hizo arder sus corazones, pero el gesto definitivo para que pudieran reconocerle vivo y resucitado de entre los muertos fue el signo concreto de partir el pan” (Santo Domingo, Mensaje 23). En efecto, “la Iglesia vive del Cristo eucarístico, de El se alimenta y por El es iluminada… Cada vez que la Iglesia la celebra, los fieles pueden revivir de algún modo la experiencia de los discípulos de Emaús: ‘Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron’ (Lc 24, 31)” (Ecclesia de Eucaristía 6)

1. El encuentro con Jesucristo vivo: camino de conversión, comunión y solidaridad

El encuentro con Jesucristo vivo, realmente presente en la Eucaristía, es causa y camino de auténtica conversión, lo que quiere decir no seguir los criterios del mundo como nos enseña el Evangelio en el relato de las tentaciones del Señor (cfr. Mt 4, 1-10; Lc 4, 1-13); concretamente significa no postrarse ante la riqueza, el poder y el placer, que son los tres grandes y nefastos ídolos a causa de los cuales se han dado y se dan trágicas desigualdades sociales, injusticias y atropellos a la dignidad humana y a la soberanía de los pueblos.

Para los discípulos de Cristo, se trata de ir más allá del rechazo a los ídolos, pues “al participar del sacrificio eucarístico, fuente y cima de la vida cristiana, ofrecen a Dios la víctima divina y a sí mismos con ella” (LG 11).

La comunión con Cristo Jesús será también esencialmente comunión con los hermanos. Así lo expresa el rito de la comunión, el cual incluye:

-- Comunión filial con Dios Padre y fraternal con las personas hasta el perdón mutuo de las ofensas: Oración del Padre Nuestro.
-- Ser artesanos de la paz: “La violencia no es cristiana ni evangélica” (Pablo VI); “el cristiano es pacífico y no se ruboriza de ello; …. prefiere la paz a la guerra” (Medellín, Paz 15): Rito de la paz.
-- Ser instrumentos de unidad eclesial y legítimo ecumenismo: “profetizó que Jesús moriría por la nación. Y no sólo por la nación, sino para congregar a los hijos de Dios dispersos” (Jn 11, 51-52): Rito de la fracción del pan.
-- Unidos íntimamente al Señor: “Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí” (Jn 6, 56-57): Comunión del cuerpo y sangre del Señor.

El encuentro con Jesucristo vivo es también camino de testimonio eclesial y solidaridad. “Se levantaron al instante… contaron lo acaecido y cómo lo habían reconocido al partir el pan” (Lc 24, 33-35). “Cuando se ha tenido verdadera experiencia del Resucitado, alimentándose de su cuerpo y de su sangre, no se puede guardar la alegría sólo para uno mismo… Suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio… La despedida al finalizar la Misa es como una consigna que impulsa al cristiano a comprometerse en la propagación del Evangelio y en la animación cristiana de la sociedad” (Mane nobiscum Domine 24).

Somos invitados a “vivir la Eucaristía como una gran escuela de paz, donde se forman hombres y mujeres que, en los diversos ámbitos de responsabilidad de la vida social, cultural y política, sean artesanos de diálogo y comunión” (Ibid. 27).

2. Leyendo algunos “signos de los tiempos”

En la situación que vive Centro América en los primeros años del siglo veintiuno, encontramos no pocos signos en nuestra sociedad que nos obligan a mirarlos con atención y tomarlos en serio. Destacamos algunos de ellos:

-- Pese a las promesas sobre las ventajas de la globalización económica de que tanto se habla en nuestro istmo, los informes que hemos compartido son unánimes en señalar que la pobreza se ha incrementado, sumiendo en la angustia y la desesperación a capas cada vez más amplias de la población. Un síntoma de esa realidad dramática es el aumento del flujo migratorio hacia países que ofrecen mejores oportunidades de trabajo. Es obvio que la pobreza fácilmente conduce a la violencia.

-- En los últimos años las promesas se centran en los Tratados de Libre Comercio entre Centro América y los Estados Unidos. Sobre esta cuestión nos sentimos obligados a decir nuestra palabra de pastores, después de haber realizado un sereno discernimiento a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia. Nuestra posición es que los Tratados de Libre Comercio deben ser examinados teniendo como criterio supremo la dignidad de la persona humana. Por eso exigimos a nuestros respectivos Gobiernos que se proporcione al pueblo, información completa y veraz sobre los distintos elementos del Tratado, a fin de que se puedan ponderar objetivamente sus aspectos positivos y negativos, el impacto que tendrán en las mayorías empobrecidas y en los demás sectores de la sociedad que también resulten afectados, como los agricultores, los obreros, etc.

Un punto que nos preocupa de manera particular es el hecho de que dichos Tratados, una vez ratificados, tengan la posibilidad de lesionar la soberanía nacional y estén sobre la Carta Magna de cada uno de los países. Hacemos un llamado a los legisladores de cada país centroamericano para que examinen con responsabilidad y sentido de justicia todas estas cuestiones, antes de decidir si les otorgan o no su ratificación.

-- El fenómeno de la corrupción es una realidad activa muy fuerte y extendida en nuestros países. Es muy lamentable el concepto generalizado de que muchas de las personas con funciones políticas y públicas nombradas por los pueblos, hacen las paces con negocios turbios y enriquecimientos ilícitos; la consecuencia es la pérdida de credibilidad en personas y partidos políticos. La ausencia de valores que está tras ello preocupa y hasta alarma. Una democracia que no se base y sustente en valores éticos indiscutibles como la honestidad, la honradez, el respeto a los derechos de las personas, a las leyes y a la institucionalidad, se socava peligrosamente. El desarrollo de los pueblos ha de ir parejo con un fortalecimiento ético y espiritual. Hay una buena señal en la sociedad civil que anima la esperanza de que tal lesión ética vaya siendo desterrada de nuestro istmo: nos referimos al repudio general de la corrupción, una mayor sensibilidad entre la ciudadanía y las instituciones sobre lo intolerable de este hecho, enfrentado a través de la institucionalidad pública correspondiente al Estado de derecho.

-- Gracias a Dios, han quedado atrás los duros años de la guerra y de la violencia política. Sin embargo, la violencia común y la criminal, cobran todos los días la vida de centroamericanos en un derramamiento de sangre que no cesa y que toca todos los sectores sociales. Nunca como hoy el clamor de la ciudadanía ha sido tan grande al denunciar el fenómeno de la violencia que afecta su vida cotidiana.

En algunos países se centra la atención en la violencia que procede de las pandillas juveniles o maras. En general, se ponen en primer plano los efectos de esa violencia, pero no se analizan a fondo sus causas: desintegración familiar, pobreza extrema, marginación, falta de oportunidades de estudio y de trabajo, etc. Estamos convencidos de que el combate a la delincuencia sólo será eficaz si se da a este grave problema social, un tratamiento integral. Un enfoque puramente represivo sin duda generará más violencia.

--¿Cuánto vale, entonces, la vida humana? El panorama tan sombrío, de irrespeto a este don precioso del que sólo Dios puede disponer, se oscurece aún más debido a ciertas políticas que emanan de organismos internacionales. Realidades tan sagradas como la vida del niño aún no nacido, la santidad de la familia y del matrimonio, la dignidad de la mujer y la educación de la juventud, son objeto de agresiones brutales disfrazadas con frecuencia con ropajes aparentemente inofensivos. Ante tales atentados totalmente inadmisibles, reafirmamos nuestra opción por la vida y por la dignidad de la persona humana, porque, como enseña el Santo Padre, “el Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la Vida, son un solo Evangelio” (Evangelium Vitae 2).

No cabe duda: se han globalizado muchos males. El reto fundamental sería, entonces, globalizar la solidaridad para que renazca la esperanza. Puesto que no es simplemente la globalización la que ha creado las injusticias o las desigualdades, sino el manejo que de ella hacen los seres humanos, entonces no hay lugar para la resignación o el derrotismo. Por eso oramos con el Papa: “Ayúdanos a trabajar sin cesar para que venga ese mundo más justo y solidario que Tú, resucitando, has inaugurado” (Mensaje de Pascua 2004, 5). A las puertas del Adviento, urge la plegaria.

La imagen del Reino de Dios, del que nos hablan las Escrituras no es de una globalización excluyente y excavadora de fosas entre los hombres y pueblos, sino la de la universalidad del destino humano en la fraternidad eucarística, como la que describe San Pablo, para quien ya no hay ni griegos ni judíos; o la de Mateo describiéndonos cómo serán reunidas todas las nociones (Mt 25,31-46)

3. “Vayan por todo el mundo”

Jesús, antes de subir al cielo, dejó esta misión a la Iglesia: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación” (Mc l6, 15). Como respuesta al mandato del Señor, el SEDAC ha apoyado decididamente la organización y celebración del Segundo Congreso Americano Misionero (CAM II). Desde la ciudad de Guatemala hemos lanzado un grito al mundo entero: “Iglesia en América, tu vida es misión”. En el proceso de seguimiento de las Conclusiones de dicho Congreso, anunciamos ahora con gozo que en la presente Asamblea hemos elegido la ciudad de Tegucigalpa, en Honduras, como sede del Centro de Animación Misionera. Dicho Centro estará al servicio de los agentes de pastoral de nuestra seis naciones. Esperamos muchos frutos de esta institución que mantendrá vivo en nuestras Iglesias el dinamismo evangelizador impulsado por el CAM II, para que se sigan renovando nuestras comunidades y nuestros pueblos, mediante el encuentro personal con Jesús y el avivamiento de la fe en El. Así estamos preparados para que la Iglesia sea “casa y escuela de comunión” (NMI) y para dar respuesta creativa a los retos que nos presenta el cambio de época que estamos viviendo en América Central.

La Asamblea del SEDAC se ha fijado especialmente, entre otros, en estos desafíos:

-- El creciente secularismo que se observa en nuestros países, puesto que aumenta sensiblemente la cantidad de bautizados que viven como si Dios no existiese. Esto incluye con frecuencia opciones moralmente inaceptables y un estilo de vida marcado por valores contrarios al Evangelio.

-- Paralelamente se da otro proceso: el de una débil presencia de los laicos en la transformación de los distintos ambientes del mundo según los valores del Reino. Asumimos la parte de responsabilidad que nos corresponde por no haber proporcionado oportunamente la formación y el acompañamiento requeridos.

-- El abandono de la Iglesia por parte de bautizados que buscan en otros grupos religiosos la respuesta a sus preguntas más existenciales y que, al no encontrarla, caen en la indiferencia.

Todo lo anterior nos lleva a reafirmar nuestro compromiso evangelizador, en aspectos como los siguientes:

-- Impulsar con más decisión los caminos de la iniciación cristiana y su maduración a lo largo de la vida. En esta perspectiva debemos consolidar la catequesis familiar.

-- Seguir avanzando en el camino hacia la creación de comunidades misioneras, con un estilo más cercano a las distintas realidades, más personalizador y acogedor.

-- Vivificar el estilo de nuestras celebraciones para que sean más cálidas y fraternas: quienes se congregan para celebrar el Día del Señor a veces parecen masa anónima y no granos de trigo y uvas que ofrecen sus vidas al Señor y se comprometen en la construcción de su Reino.

-- Revivir el ardor misionero de nuestras comunidades de fe, fomentando la santidad y la creatividad propias de la Nueva Evangelización, imprescindibles para ser testigos del Señor resucitado en las nuevas situaciones que los cambios culturales y socioeconómicos exigen.

-- Una tarea particularmente importante corresponde a los medios de comunicación social de la Iglesia: nos alegramos de su crecimiento en número y calidad y los vemos como instrumentos providenciales para dar a conocer y animar las opciones y los procesos pastorales de nuestras Iglesias particulares.

“Anunciar la muerte del Señor ‘hasta que venga’ (l Cor 11, 26), comporta para los que participan en la Eucaristía el compromiso de transformar su vida, para que toda ella llegue a ser en cierto modo ‘eucarística’. Precisamente este fruto de transfiguración de la existencia y el compromiso de transformar el mundo según el Evangelio, hacen resplandecer la tensiòn escatológica de la celebración eucarística y de toda la vida cristiana. ‘¡Ven, Señor Jesús¡’ (Ap 22,20)” (EdE 20).

4. “Quédate con nosotros, Señor”

“Quédate con nosotros, Señor”, a lo largo del camino de los pueblos centroamericanos, en el que peregrinan multitudes inmensas de hermanos y hermanas, que en medio de sufrimientos cada vez mayores, siguen creyendo en Ti y esperan que se cumpla la promesa con que se inicia el tiempo del Adviento: “levanten la cabeza porque se acerca su liberación” (Lc 21, 28).

“Quédate con nosotros, Señor”, los pastores que Tú has puesto al frente de tu pueblo, para que nosotros los obispos y los sacerdotes, que son nuestros principales colaboradores, nos comprometamos en un esfuerzo constante de conversión para llegar a ser signos cada vez más claros de tu corazón misericordioso de Buen Pastor.

“Quédate con nosotros, Señor”, e ilumina nuestra mente para que sepamos leer los signos de los tiempos en el alba del nuevo milenio; y danos confianza y valentía para que asumamos los desafíos que nos presenta la realidad, tanto en el interior de la Iglesia como en su servicio al mundo por el que Tú entregaste la vida.

“Quédate con nosotros, Señor”, para que seamos una Iglesia cada vez más misionera, que en tu nombre sigue anunciando tu palabra y comunicando la vida divina, no sólo a quienes se congregan habitualmente en nuestros templos, sino también a tantos hermanos y hermanas que viven alejados de la fuente de la gracia o están tentados a abandonar la fe que profesaron desde su infancia.

“Quédate con nosotros, Señor”, para que como Tú nos enseñaste, tengamos entrañas de misericordia, ofrezcamos en tu nombre los tesoros del Evangelio y extendamos la mano fraterna y solidaria a quienes están a punto de caer en la desesperación ante los problemas económicos y sociales que los agobian.

“Quédate con nosotros, Señor”, para que amemos la vida, la defendamos y la celebremos en un mundo bombardeado por mensajes y acciones que van destruyendo sin compasión la familia, haciendo cada vez más difícil el cumplimiento de la misión que ha recibido de su Creador, de ser santuario de la vida y del amor, Iglesia doméstica y célula básica de la sociedad.

“Quédate con nosotros, Señor”, en el misterio de la Eucaristía, y ayuda a todos los bautizados a buscar el encuentro personal contigo en la misa de cada domingo, a fin de que, como los discípulos de Emaús, acojamos tu palabra en nuestro corazón y acudamos al banquete del pan de vida que Tú partes para nosotros.

“Quédate con nosotros, Señor”, para que sigamos comprometidos en la construcción de la Iglesia que Tú quieres: una Iglesia más fraternal y participativa, solidaria con los pobres y desde los pobres, más acogedora y misericordiosa, más esperanzada y creativa, más integralmente liberadora del ser humano y transformadora de la sociedad.

“Quédate con nosotros, Señor”. Te lo pedimos por intercesión de María, tu Santísima Madre, quien en Pentecostés cuidó con ternura a la Iglesia naciente. A Ella, en el aniversario ciento cincuenta de la proclamación de dogma de tu Inmaculada Concepción, la invocamos con el nombre bendito de Nuestra Señora de los Ángeles.

Alajuela, Costa Rica, 25 de noviembre de 2004, en el Año de la Eucaristía.

+ José Francisco Ulloa Rojas
Obispo de Limón
Presidente del SEDAC
ZS05012108

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Obispos del Perú: «La búsqueda del bien común: fuente de paz y de solidaridad»


LIMA, viernes, 21 enero 2005 (ZENIT.org).- Este es el mensaje que publicaron este viernes los obispos del Perú reunidos en asamblea general con el título «La búsqueda del bien común: fuente de paz y de solidaridad»

 

* * *




A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD

Los Obispos del Perú, reunidos en nuestra 85ª Asamblea General Ordinaria, en este año de la Eucaristía, les saludamos fraternalmente y les comunicamos que nuestra reflexión durante estos días ha estado centrada en la familia, reafirmando los signos de fidelidad y el esfuerzo por mantener viva la unidad familiar. Asimismo somos muy conscientes de los sufrimientos causados por la violencia familiar, la pobreza y la migración. Queremos también expresarles nuestra cercanía, aliento y preocupación ante la difícil y compleja situación que estamos atravesando en el Perú.

Conocemos de cerca los problemas que afectan a todos los peruanos. Vivimos en la actualidad una creciente falta de credibilidad en las personas e instituciones. Percibimos la violencia en la ciudad y en el campo; y a la que se recurre con frecuencia para exigir reivindicaciones que, aunque justas muchas de ellas, no pueden ser atendidas con prontitud. Nos preocupa especialmente la corrupción creciente y generalizada en el Perú. Esta lamentable realidad es el resultado de la búsqueda del interés personal, de grupo o de partido, cuando no se tiene en cuenta el bien integral de la sociedad peruana.

Como Pastores queremos iluminar la situación presente con la fuerza transformadora de Jesucristo para descubrir nuestras posibilidades y fortalecer la democracia con justicia y solidaridad para el País, evitando recurrir a medios violentos, que atentan contra la vida y el bien común. El mismo Jesús, crucificado y resucitado, nos invita a recuperar la confianza en nosotros y entre nosotros, apostando juntos por un futuro mejor. Con el apóstol Pablo decimos hay que «vencer el mal con el bien».

La política es «el arte de buscar y realizar el bien común». Es por tanto el bien común el que nos convoca a todos sin excepción a participar de manera activa y nos compromete más a los que nos identificamos con Jesucristo, que “pasó por el mundo haciendo el bien”.

Nos preguntamos con ustedes: ¿Qué estamos haciendo para crear un clima de diálogo y de concertación entre todos los peruanos?. ¿Cómo podemos ser capaces de descubrir que el bien del País se logra deponiendo actitudes egoístas y ambiciones desmedidas para encontrar juntos el desarrollo y el bienestar de nuestro pueblo?

En esta hora crucial de nuestra historia nos sentimos comprometidos como Iglesia a convocar a todos los peruanos para unir nuestras voluntades a fin de encontrar el camino de la concordia que nos lleve a la consecución de la anhelada paz.

Como Pastores nos unimos a los deseos y anhelos del pueblo peruano, recordando con gratitud las palabras que el Papa Juan Pablo II nos dirigiera hace veinte años en su visita a nuestra Patria:

 

«¡Construyan un Perú más fraterno y reconciliado.
Un Perú mucho más justo y sin violencia.
Un Perú donde reine la honestidad, la verdad, la paz!».




Lima, 21 de Enero de 2005

LOS OBISPOS DEL PERÚ
ZS05012110

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