Redacción -
24/01/2005 La Jornada de la Infancia Misionera ha
revelado que cada 14 segundos un niño en el mundo pierde a sus padres a
causa del sida, mil millones de menores sufren los estragos de la
pobreza y dos de cada diez niños no cuenta con agua potable. Estos
datos, facilitados por las Obras Misionales Pontificias (OMP),
responsable del Domund, favorecen el objetivo de la Jornada de la
Infancia Misionera: que los niños de países desarrollados descubran la
situación de los menores más desfavorecidos y les ayuden económicamente.
La Iglesia celebraba ayer la Jornada de la Infancia Misionera, que
este año alcanza su 162 edición, con el objetivo de poner el acento en
la situación de pobreza que padecen mil millones de infantes en el
mundo. El año pasado las Obras Misioneras Pontificias (OMP), organismo
del Vaticano encargado de recaudar las limosnas destinadas a la
infancia, logró reunir más de 1.700.000 euros en España. El director de
la institución, monseñor Francisco Pérez, ha indicado que esta Jornada
“sirve para que los niños descubran la grandeza de vivir en
fraternidad”. El arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco,
ha remitido una carta a los más jóvenes, en la que les pide “no tener
miedo de abrir bien los ojos y mirar a vuestros hermanos los hombres
para llevarles a Jesús, especialmente a los más pobres y necesitados, y
también a los que tienen muchas cosas, como aquel joven rico del que nos
hablan los evangelios, pero les falta lo más indispensable para vivir y
ser felices, que es la compañía de Jesús”.
La Iglesia española destinará todas las colectas de las misas celebradas
ayer a la Infancia Misionera, y ha pedido además a los niños que “oren
continuamente por las misiones y que ofrezcan sus oraciones y
sacrificios”. Dos de cada diez niños en el mundo carecen de agua potable
o tienen que caminar al menos quince minutos para obtenerla.
Son muchos los datos revelados por la OMP que muestran la situación de
pobreza y precariedad que padecen millones de niños en el mundo. Tal es
el caso de países como Angola, donde sólo el 38 por ciento de la
población disfruta del líquido elemento. Además, por cada mil nacidos
vivos, sólo seis niños corren el riesgo de morir antes de los cinco años
en España, frente a los 260 de Angola.
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