Redacción -
27/01/2005 El presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, expresó ayer su total respeto por las opiniones del
Papa, pero consideró "exagerado" decir que en España hay un problema de
libertad religiosa cuando vive "el momento de mayor libertad religiosa,
ideológica y política". Además, subrayó que el Gobierno ha cumplido y
cumple "escrupulosamente" los acuerdos que mantiene con la Santa Sede e
indicó que las políticas que plantean problemas a la Iglesia y al
Vaticano están en marcha porque "el Gobierno cumple su programa
electoral".
José Luis Rodríguez Zapatero manifestó ayer su "profundo respeto"
por el Papa Juan Pablo II pero consideró "exagerado" que en España haya
un problema de libertad religiosa. Para el presidente del Gobierno,
vivimos "el momento de mayor libertad religiosa, ideológica y política"
y es algo "constatable" no sólo porque "la Constitución así lo proclama
sino también porque en la práctica diaria se ejerce esa libertad con
pleno desarrollo, con plenas libertades", subrayó.
Juan Pablo II denunciaba el lunes ante los obispos españoles que en
España se está difundiendo un laicismo y un indiferentismo religioso que
está promoviendo un desprecio por la religión y que conduce a la
restricción de la libertad religiosa. El Papa aseguró que no pueden
arrancarse las “vivas raíces cristianas” españolas y que esta tendencia,
creciente en España, está promoviendo que las nuevas generaciones de
españoles estén creciendo influidas por el “indiferentismo religioso, la
ignorancia de la tradición cristiana y expuestos a la tentación de una
permisividad moral”.
Zapatero, que se encontraba ayer en Bueno Aires, en la tercera jornada
de su viaje por Iberoamérica, manifestó que el Papa "tiene todo el
derecho a expresar su opinión" sobre lo que hagan "los gobiernos de uno
o otro signo", pero puntualizó que "cualquier español puede considerar
que es, quizá, exagerado decir que hay algún problema en torno a la
libertad religiosa en España".
Además, subrayó que el Gobierno ha cumplido y cumple "escrupulosamente"
los acuerdos que mantiene con la Santa Sede e indicó que las políticas
que plantean problemas a la Iglesia y al Vaticano están en marcha porque
"el Gobierno cumple su programa electoral". Destacó que su Ejecutivo
tiene un programa de extensión de derechos del ciudadano" que ha sido
respaldado por la sociedad y que en algunos casos son leyes que
pretenden "acabar con discriminaciones como la que han vivido
históricamente la personas homosexuales" y en otros, normalizar procesos
como el divorcio que estaba sujeto "a una ley que databa de hace muchos
años".
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