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Servicio diario | - |
27
de enero de 2005
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Santa Sede
Recordar Auschwitz para que no se repita, exige Juan Pablo II
Una Cuaresma para redescubrir la grandeza de los ancianos,
propone el Papa
La Santa Sede pide al gobierno español que lea atentamente el
discurso del Papa
Mundo
60 años de Auschwitz: Aún queda un largo camino de
purificación, según los obispos alemanes
Religiosas amenazadas tras sufrir una profanación en su
convento de Ambernath (la India)
El sacrificio (hasta la muerte) de católicos para salvar a
judíos en Italia
La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud en un campo de
concentración alemán
Flash
Retiro internacional para sacerdotes en Monterrey (México)
durante el mes de julio
Entrevista
Juan Pablo II testimonia en su vejez que toda vida es digna de
ser vivida
Un historiador protestante revela la influencia de la masonería
en la España actual
Documentación
Mensaje del Papa en el sexagésimo aniversario de la liberación
de Auschwitz-Birkenau
Mensaje del Papa para la Cuaresma 2005
Declaración vaticana de respuesta al gobierno español
Santa Sede
Recordar Auschwitz para que no se
repita, exige Juan Pablo II
En el sexagésimo aniversario de la liberación del campo de concentración
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II ha pedido recordar a las víctimas de Auschwitz y de la barbarie
nazi para que algo así no vuelva a repetirse, en un mensaje enviado este jueves
con motivo de la conmemoración del sexagésimo aniversario de la liberación de
los prisioneros en ese campo de concentración.
Líderes de todo el mundo se dieron cita en Auschwitz-Birkenau, el campo
establecido por la Alemania nazi en la Polonia, en donde se calcula que 1,5
millones de personas murieron en las cámaras de gas y los crematorios.
El Papa se hizo presente en el encuentro a través de su enviado especial, el
cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París, cuya madre murió en Auschwitz,
quien trajo consigo un emotivo mensaje escrito en polaco por este Papa con el
estilo inconfundible de Karol Wojtyla.
«Si recordamos el drama de las víctimas, no lo hacemos para volver a abrir
heridas dolorosas ni para suscitar sentimientos de odio y propósitos de
venganza, sino para rendir homenaje a aquellas personas, para sacar a la luz la
verdad histórica y, sobre todo, para que todos se den cuenta de que aquellas
vicisitudes tenebrosas tienen que ser un llamamiento para los hombres de hoy a
la responsabilidad en la construcción de nuestra historia», afirma el Papa en su
mensaje.
«¡Que nunca más se repita en ningún rincón de la tierra lo que experimentaron
los hombres y mujeres que lloramos desde hace sesenta años!», exclama.
El documento constituye un homenaje a los hombres y mujeres de todos los pueblos
que perdieron la vida en aquellas inhumanas condiciones.
Juan Pablo II se detiene espiritualmente ante las lápidas hebreas de Auschwitz-Birkenau,
donde estuvo siendo ya Papa en 1979, y afirma: «Nadie puede pasar de largo ante
la tragedia de la Shoah», el Holocausto.
«Aquel intento de acabar programadamente con todo un pueblo se extiende como una
sombra sobre Europa y el mundo entero; es un crimen que mancha para siempre la
historia de la humanidad», recalca.
El mensaje recuerda la participación «compleja» de la Unión Soviética en la
segunda guerra mundial para reconocer que «no es posible dejar de recordar que
en ella los rusos sufrieron el número más elevado de personas que perdieron
trágicamente la vida».
«También los gitanos, en las intenciones de Hitler, habían sido destinados al
exterminio total. No se puede infravalorar el sacrificio de la vida impuesto a
aquellos hermanos nuestros en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau»,
explica.
El Papa recuerda también a todos los polacos asesinados en ese campo de muerte,
lanzando «un nuevo grito por el derecho de ocupar su propio lugar en el mapa de
Europa: una nueva cuenta dolorosa con la conciencia de la humanidad».
Hoy, «a través del perseverante esfuerzo de mis compatriotas --escribe con
satisfacción--, Polonia ha encontrado su lugar adecuado en el mapa de Europa. Mi
deseo es que este histórico hecho traiga frutos de recíproco enriquecimiento
para todos los europeos».
Por último, el obispo de Roma explica que no sería objetivo hablar de Auschwitz
sin «recordar que, en medio de aquella acumulación de mal indescriptible, se
dieron manifestaciones heroicas de adhesión al bien».
«Hubo muchas personas que aceptaron con libertad de espíritu someterse al
sufrimiento, y demostraron amor no sólo hacia los compañeros prisioneros, sino
también a sus verdugos. Muchos lo hicieron por amor de Dios y del hombre, otros
en nombre de los valores espirituales más elevados», evoca.
«Gracias a su actitud, se hizo evidente una verdad, que con frecuencia aparece
en la Biblia: aunque el hombre es capaz de hacer el mal, a veces un mal enorme,
el mal no tendrá la última palabra. En el abismo mismo del sufrimiento, puede
vencer el amor», reconoce.
«El testimonio de un amor como el surgido en Auschwitz no puede caer en el
olvido. Debe alzar incesantemente las conciencias, extinguir los conflictos,
exhortar a la paz», concluye.
ZS05012712
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Una Cuaresma para redescubrir la
grandeza de los ancianos, propone el Papa
En su mensaje para el período litúrgico de preparación de la Pascua 2005
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II ha propuesto a los mil millones de católicos del mundo que en la
Cuaresma de este año manifiesten de manera particular su cariño a los ancianos y
reconozcan la grandeza de su dignidad, ante propuestas de introducción de la
eutanasia.
La propuesta del Santo Padre queda expuesta en el mensaje publicado este jueves
por la Santa Sede, dedicado al período litúrgico de cuarenta días de preparación
de la Pascua que comenzará el próximo 9 de febrero, Miércoles de Ceniza.
En el texto, que tiene por título una frase del libro bíblico del Deuteronomio
«En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días» (30, 20), el Santo
Padre expresa el deseo de que esta Cuaresma ayude a «a alcanzar una mayor
comprensión de la función que las personas ancianas están llamadas a ejercer en
la sociedad y en la Iglesia».
«El cuidado de las personas ancianas, sobre todo cuando atraviesan momentos
difíciles, debe estar en el centro de interés de todos los fieles, especialmente
de las comunidades eclesiales de las sociedades occidentales, donde dicha
realidad se encuentra presente en modo particular», exige el Santo Padre de 84
años de edad.
El mandamiento «No matarás», aclara, «no pierde su vigencia ante la presencia de
las enfermedades, y cuando el debilitamiento de las fuerzas reduce la autonomía
del ser humano».
«Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos
constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y
acogido», asegura el Santo Padre.
Por ello, el mensaje pontificio piden que se incrementen «las ayudas económicas
y las iniciativas legislativas que eviten su exclusión de la vida social».
Para el Papa «el anciano puede desarrollar una gran función en la sociedad»,
pues «la sabiduría y la experiencia de los ancianos pueden iluminar el camino
del hombre en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más
plena».
«¿Qué sucedería si el Pueblo de Dios cediera a una cierta mentalidad actual que
considera casi inútiles a estos hermanos nuestros, cuando merman sus capacidades
por los achaques de la edad o de la enfermedad?», se pregunta.
La misiva del Papa fue presentada a la prensa internacional en el Vaticano por
el arzobispo alemán Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor
Unum», y por monseñor André-Mutien Léonard, obispo de Namur (Bélgica).
Es posible leer el mensaje íntegro en la sección «Documentos» de la página web
de Zenit (http://www.zenit.org).
ZS05012705
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La Santa Sede pide al gobierno español
que lea atentamente el discurso del Papa
Garantiza su voluntad de diálogo con el ejecutivo de Rodríguez Zapatero
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
La Santa Sede ha pedido el gobierno español «una atenta lectura» del discurso
que Juan Pablo II dirigió este 24 de enero a obispos de ese país, después de que
el ejecutivo convocara por sorpresa al nuncio apostólico en Madrid.
Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina de Información de la Santa Sede,
entregó este jueves una declaración a la prensa internacional en la que, además,
garantiza la voluntad de diálogo de la Iglesia.
Un «Comunicado», emitido por la Dirección General para las Comunicaciones
Exteriores del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, revela que el
ejecutivo comunicó este miércoles al arzobispo Manuel Monteiro de Castro, nuncio
apostólico en España, su «extrañeza» por las palabras expresadas en el discurso
del Papa (Cf.
Zenit 24 de enero de 2005).
El subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, don Luis Calvo Merino,
manifestó su «extrañeza» «por la referencia explícita» del discurso papal «a un
supuesto laicismo restrictivo que pudiera limitar la libertad religiosa y que el
mismo pudiera ser atribuido a una actitud deliberada del Gobierno».
En el discurso del Papa no se hacía esta referencia explícita, pues decía «en el
ámbito social se va difundiendo también una mentalidad inspirada en el laicismo,
ideología que lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la
restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de
lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su
expresión pública».
Según el comunicado ministerial, el gobierno también manifestó «su extrañeza por
la mención que se hace en el discurso del deber que tienen los poderes públicos
de garantizar el derecho a la enseñanza religiosa y de asegurar las condiciones
reales de su ejercicio, dado que el régimen docente de la enseñanza religiosa
está regulado por el Acuerdo entre España y la Santa Sede sobre Enseñanza y
Asuntos Culturales de 1979».
Juan Pablo II había recordado en su intervención que los poderes públicos tienen
el deber de garantizar el derecho de los padres a la educación religiosa y a
«asegurar las condiciones reales de su efectivo ejercicio, como está recogido en
los Acuerdos Parciales entre España y la Santa Sede de 1979, actualmente en
vigor».
Una de las primeras medidas del ejecutivo del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), elegido en marzo pasado, fue el de congelar el aspecto de la reforma
educativa que preveía un reconocimiento efectivo de la asignatura de Religión en
las escuelas, aunque ésta mantenía su carácter facultativo.
El comunicado de Navarro Valls responde al gobierno español proponiendo «una
atenta lectura de todo el discurso pontificio, que bien puede ilustrar la
posición de la Iglesia».
El comunicado emitido por el gobierno español concluía afirmando «su deseo de
mantener un fructífero entendimiento con la Iglesia, mediante un diálogo
permanente basado en el respeto profundo del ámbito de competencias que los
Acuerdos entre España y la Santa Sede reconocen a ambas Partes».
Ante esta propuesta, el portavoz vaticano concluye su declaración afirmando: «Se
toma acto con satisfacción de la voluntad del gobierno español de mantener un
entendimiento fructuoso con la Iglesia a través de un diálogo permanente,
animado por el recíproco respeto, como se expresa en el mismo comunicado. Ésta
ha sido y será siempre la línea de la Santa Sede».
Los primeros meses de gobierno socialista, liderado por el primer ministro José
Luis Rodríguez Zapatero, han sido testigos del anuncio de medidas que han
provocado la oposición de los católicos y de sus pastores.
Además del congelamiento del reconocimiento efectivo de la enseñanza facultativa
de la Religión, el gobierno ha anunciado medidas como el anteproyecto de ley de
reconocimiento del matrimonio homosexual (incluida la adopción de niños), el
proyecto de ley para instaurar el divorcio por la vía rápida (bastan 90 días de
matrimonio), ha aprobado la investigación con embriones humanos.
La Confederación Católica de Asociaciones de Padres (CONCAPA) anunció hace una
semana el fin de la campaña a favor de la asignatura de Religión, en la que ha
recabado más de 3.120.000 firmas.
Más de doscientas asociaciones, que agrupan a millones de españoles, presentaron
este miércoles públicamente el «Manifiesto por los derechos y las libertades» en
el que reclaman al gobierno español «el respeto por la vía de los hechos a
nuestras creencias y valores y, en este sentido, exigimos se establezca una mesa
de diálogo con las organizaciones que representan» a los católicos, que
constituyen el 94% de la sociedad española.
ZS05012703
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Mundo
60 años de Auschwitz: Aún queda un
largo camino de purificación, según los obispos alemanes
MAGUNCIA, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Cuando se cumplen 60 años de la liberación de los campos de concentración, la
Conferencia Episcopal alemana reconoce que aún queda por delante «un largo
camino de purificación», y, recordando a las víctimas de la furia homicida nazi,
alerta sobre la aparición de nuevas tendencias antisemitas.
En una Declaración
difundida el pasado lunes, los prelados alemanes hacen memoria del 27 de enero
de 1945, cuando las tropas soviéticas liberaron los campos de concentración de
Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau.
«Como ningún otro lugar, Auschwitz representa el símbolo de la aniquilación del
judaísmo europeo», escriben los obispos recordando también a los «cientos de
miles de nómadas y gitanos», todos víctimas del «homicidio de masa en el signo
de la locura racial nacional-socialista» o de «experimentos pseudocientíficos».
A ello añaden la mención a muchos miles de soldados del Ejército rojo, obligados
a trabajar en el campo de Auschwitz-Bierkenau y después sistemáticamente
asesinados: «A todas estas víctimas, también a los testigos de la fe cristiana,
se dirige nuestro recuerdo», expresan.
La Declaración constata como el campo se imprimió de forma particular en el
«calvario» de una Polonia ocupada donde «fue asesinada toda la población judía y
gran parte de los intelectuales polacos».
Pero la fecha es también ocasión para recordar a «los innumerables soldados
aliados que dieron la vida para la liberación de Europa del sistema criminal del
nacional-socialismo» y en particular al «Ejército rojo, que liberó a las
víctimas aún vivas en el campo de Auschwitz».
«No ignoramos las terribles consecuencias de la conquista de gran parte de
Alemania por parte del Ejército rojo para las poblaciones locales
--puntualizan--. Animados por sus jefes para vengarse por los terribles crímenes
de los alemanes contra la población rusa, los soldados soviéticos no se
empeñaban sólo en una lucha justa contra Hitler, sino que estaban también al
servicio del criminal Stalin».
«El sufrimiento padecido, que repercutió sobre la población alemana bajo forma
de venganza por los crímenes alemanes no nos puede hacer ignorar sin embargo que
sin el terrible tributo de sangre derramada sobre todo por los soldados rusos,
bielorrusos y ucranianos, los asesinos de Auschwitz no se habrían detenido»,
subrayan.
«Nuestro pueblo ha empleado mucho tiempo para confrontarse con la
responsabilidad por el monstruoso crimen cometido por los alemanes y en nombre
de los alemanes. Aún hoy se usan mecanismos de alejamiento», y si bien es cierto
que «es justo rechazar la idea de una culpa colectiva», también es «igualmente
verdad que el número de alemanes personalmente culpables es superior al de las
personas dispuestas a confesar su corresponsabilidad», advierten los obispos.
Y es que «la culpa no es sólo de los protagonistas en los lugares y de los jefes
políticos --observan--. A distintos niveles son responsables también los
simpatizantes y todos aquellos que fingieron no ver».
Los prelados alemanes son conscientes «de la presión a la que fue sometida
entonces la población», «el grado de desinformación pública y la eficacia de los
métodos intimidatorios».
«No obstante --añaden--, de nuestro pueblo se espera la admisión de que
Auschwitz fue posible porque muy pocos tuvieron el valor de oponer resistencia».
Los obispos alemanes afirman que también la Iglesia católica se debe plantear un
interrogante sobre su presunta o no corresponsabilidad en los sucesos
acontecidos: «Nosotros tenemos que dar cuenta de una larga tradición de
antijudaísmo entre los cristianos y en nuestra Iglesia», escriben.
Al respecto la Declaración recuerda que el documento vaticano
«Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoah», del 16 de marzo de
1998, suscitó la conveniencia de preguntarse «si la persecución del nazismo con
respecto a los judíos no fue facilitada por los prejuicios antijudíos presentes
en la mente y en el corazón de algunos cristianos».
Asimismo señalan la admisión de culpa de la Iglesia católica ante todo el mundo
el 12 de marzo de 2000, pronunciada por Juan Pablo II: «Oremos por que, en el
recuerdo de los sufrimientos padecidos por el pueblo de Israel en la historia,
los cristianos sepan reconocer los pecados cometidos por no pocos de ellos
contra el pueblo de la alianza y de las bendiciones, y así purificar su
corazón».
Los prelados evocan además el gesto del Santo Padre en su visita a Tierra Santa
en 2000, cuando se detuvo largo tiempo en el memorial de Yad Vashem: «Este acto
del Papa se ha convertido en fuente de renovación. El Papa procede con decisión
en los esfuerzos por mejorar las relaciones con el judaísmo y alienta a toda la
Iglesia a encontrar caminos comunes con nuestros “hermanos mayores en la fe”».
«Por ello damos las gracias a todos aquellos que, frecuentemente con gran
compromiso, se esfuerzan por el diálogo entre judaísmo y cristianismo»,
prosiguen.
«El recuerdo de Auschwitz nos lleva a interrogarnos por cuánto tiempo Alemania y
Europa han aprendido de esta catástrofe que traspasa toda medida», escriben los
prelados, poniendo en guardia sobre las tendencias antisemitas que siguen aún
apareciendo.
Expresando su gratitud por el hecho de que «en los últimos años muchos judíos
hayan tenido el valor de venir a Alemania», los prelados reconocen que «tenemos
aún un largo camino de purificación» ante nosotros, pero «guiados por la
esperanza de que el encuentro en la fe nos enriquezca a todos y nos acerque al
Dios común de Abraham, de Isaac y de Jacob».
ZS05012706
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Religiosas amenazadas tras sufrir una
profanación en su convento de Ambernath (la India)
BOMBAY, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
El convento de las carmelitas teresianas en Ambernath, cerca de Bombay (la
India), sufrió el domingo la irrupción de unos asaltantes que profanaron la cruz
arrancándola y destrozándola y dejaron mensajes de contenido intimidatorio en el
lugar.
Al día siguiente, el vicepresidente de «All India Catholic Union» (AICU)
–representa a los 16 millones de católicos del país— y portavoz de «The Bombay
Catholic Sabha» (BCS) –asociación que defiende los derechos, libertades e
intereses de la comunidad cristiana—, Dolphy D’souza, condenó los hechos en un
comunicado –que difundió la Conferencia Episcopal del país-- y pidió la
intervención de las autoridades.
AICU y BCS «condena el injustificado ataque en el convento con la profanación de
la cruz y los mensajes intimidatorios que han dejado los culpables advirtiendo a
las religiosas de nefastas consecuencias si no se marchan», dice el texto.
Algunos de los mensajes encontrados, escritos a mano, dicen: «Huid; volveremos»;
«marchaos; este país es nuestro»; «ahora es la cruz, la próxima vez serán
vuestras cabezas».
«Urgimos a la policía y a las autoridades del gobierno para que proporcionen
protección y detengan a los culpables inmediatamente», expresa D’souza.
Subraya además que al lado del convento hay gente anciana. Y es que, con tres
religiosas y dos postulantes, el convento carmelita atiende una casa para
ancianos desde 2001; son doce las mujeres de edad que viven allí gracias a la
generosidad, entre otras personas, de los feligreses de la cercana iglesia de
Nuestra Señora de Fátima.
La hermana Diana, superiora del convento, confirmó a «Sar News» la irrupción de
los asaltantes, según pudieron ver las propias religiosas, y admitió que es la
primera vez que reciben amenazas así y que la comunidad está muy impresionada
por el suceso.
«No sabemos quienes son los criminales, excepto que reivindicaron pertenecer a
un grupo hindú», añadió.
«No estamos asustadas, puesto que hemos dedicado nuestras vidas al servicio de
los pobres y necesitados», puntualizó.
La religiosa, también coordinadota archidiocesana de Bombay para el ministerio
de prisiones, estaba de regreso a Ambernath desde Kerala; confirmó que había
presentado una denuncia por amenazas, profanación de la cruz y daños a la
propiedad privada en la comisaría de policía de Ambernath contra personas sin
identificar.
Añade que la policía ha prometido vigilar por la noche para prevenir cualquier
incidente.
«Hace dos años el padre Oscar Mendonca, párroco de la iglesia de San Juan
Bautista en Thane, fue gravemente atacado y la policía había prometido seguridad
a nuestros sacerdotes y religiosas», recuerda D’souza. Confirma que ha escrito
al gobernador de Maharashtra y al ministro en jefe para que intervengan a fin de
proporcionar protección y seguridad a la comunidad en minoría.
Las carmelitas teresianas atienden tres casas para ancianos en Bombay;
comenzaron su labor con la cuarta en Ambernath en 2001. Con 1.400 miembros en
varios Estados, Alemania, Italia y países africanos, es la primera congregación
femenina nativa india fundada en 1866 en Koonammavu, en la archidiócesis de
Kerala.
ZS05012708
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El sacrificio (hasta la muerte) de
católicos para salvar a judíos en Italia
Al menos 170 sacerdotes y seminaristas fueron asesinados por haber ayudado a
judíos y oponerse al nazismo
ROMA, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Muchos sacerdotes, religiosos y laicos perdieron la vida durante la persecución
nazi en Italia por salvar a los judíos y a los detractores del nazismo.
En su libro «Historia de los judíos italianos», publicado poco después de la
segunda guerra mundial gracias a una investigación de la Acción Católica
Italiana, Luciano Tas, subraya la contribución ofrecida incluso hasta el
derramamiento de sangre por parte de la Iglesia católica para ayudar y poner a
salvo a los judíos perseguidos.
De acuerdo con Luciano Tas, «si el porcentaje de judíos deportados no es en
Italia tan elevado como en otros países sin duda se debe a la ayuda activa que
se les dio por parte de la población italiana desde instituciones católicas».
«Cientos de conventos, tras la orden en tal sentido impartida desde el Vaticano,
acogieron a los judíos, miles de sacerdotes les ayudaron, otros prelados
organizaron una red clandestina para la distribución de documentos falsos»,
prosigue.
De acuerdo con el «Martirologio del clero italiano», 729 sacerdotes y
seminaristas perdieron la vida entre 1940 y 1946; de éstos, no menos de 170
fueron asesinados por haber ayudado a judíos y detractores del nazismo.
Este jueves, la edición en italiano del diario de la Santa Sede, «L'Osservatore
Romano» recuerda el testimonio de Giovanni Palatucci, policía que falleció el 10
de febrero de 1945 en el campo de concentración de Dacha, a los 36 años, donde
había sido internado por salvar a miles de judíos. Proclamado por Israel «justo
entre las Naciones», la fase diocesana (en la diócesis de Roma) de su proceso de
beatificación concluyó el año pasado.
Otro caso es el de un padre de familia, Odoardo Focherini (1907-1944). Comenzó a
interesarse por los judíos antes del 8 de septiembre de 1943, cuando ayudó a un
grupo de refugiados llegados de Varsovia. Salvó a 105 judíos de la deportación
nazi. Fue detenido e internado en el campo de Hersbruck, donde falleció. Está en
proceso de beatificación.
Activísimo en el mundo católico, a los 27 años Odoardo Focherini ya era
presidente de Acción Católica en Italia. En 1937 pasó a ser director
administrativo del diario «Avvenire», que entonces dirigía Raimondo Manzini,
autor de encendidas polémicas contra el fascismo.
En 1938, Focherini contrató en «Avvenire» al periodista judío Giacomo Lampronti,
despedido a causa de las leyes raciales, y en 1942, a petición de Manzini --a
quien el cardenal de Génova, Pietro Boetto, había enviado algunos judíos de
Polonia para defenderlos--, se encargó de proteger de la persecución a estos
refugiados en un tren de Cruz Roja Internacional.
Su labor para salvar a judíos de la deportación se convirtió desde octubre de
1943 en la principal ocupación de Focherini. Con la agudización de las leyes
anti-judías y el comienzo de las deportaciones raciales, en colaboración con
otras personas, organizó una eficaz red para la expatriación hacia Suiza de más
de un centenar de judíos.
Como alma de la organización, Focherini contactaba con las familias, conseguía
los documentos desde las sinagogas, buscaba financiación y proporcionaba
documentación falsa.
El 11 de marzo de 1944 Focherini fue detenido por los nazis en un hospital
mientas atendía a un judío enfermo.
Fue trasladado al mando de las SS en Bolonia y de ahí a las cárceles de San
Giovanni in Monte.
Durante una visita, su cuñado Bruno Marchesi le dijo: «Ten cuidado. Tal vez te
expones demasiado. ¿No piensas en tus hijos?». Odoardo le respondió: «Si
hubieras visto, como he visto yo en esta cárcel, lo que hacen padecer a los
judíos, no lamentarías más que no haber hecho lo bastante por ellos, no haber
salvado un número mayor».
Aislado en el «lager» de Flossenburg, fue trasladado al campo de Hersbruck donde
se trabajaba desde las tres y media de la mañana hasta la tarde. Quien no
resistía este ritmo, era marcado con una «K» en la frente e inmediatamente
enviado a los hornos crematorios.
Herido en una pierna y jamás atendido, Focherini murió de septicemia el 27 de
diciembre de ese mismo año. Tenía 37 años.
Antes de morir, dictó a su amigo Olivelli una carta-testamento: «Mis siete
hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor,
también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a
todos mis seres queridos».
«Declaro morir en la más pura fe católica apostólica romana y en la plena
sumisión a la voluntad de Dios --añadió--, ofreciendo mi vida en holocausto por
mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al
mundo».
«Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he
pensado en ella y que siempre la he amado intensamente», concluyó.
La noticia de su muerte llegó a Carpi, de donde era originario, en 1945, y desde
ese momento Odoardo Focherini fue recordado como una figura excepcional. El
padre Claudio Pontiroli, encargado de la fase diocesana de la causa de
beatificación, relata: «Hemos hallado más de 300 cartas de pésame, entre ellas
en 62 se habla de Odoardo como un mártir de la caridad. Por él hubo
celebraciones como por ninguna otra víctima de la guerra».
Una judía de Ferrara admitió ante la viuda de Odoardo: «Perdí a catorce de mis
familiares, sólo me quedó este hijo, pero hallé la fuerza de salvarme y de
sobrevivir por lo que me dijo su marido: “Ya habría cumplido con mi deber si
pensara sólo en mis siete hijos, pero siento que no puedo abandonaros, que Dios
no me lo permite”».
En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una
medalla de oro en 1955. Igualmente, el «Instituto conmemorativo de los mártires
y de los héroes Yad Vashem» de Jerusalén le proclamó «Justo entre las Naciones».
ZS05012704
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La Cruz de la Jornada Mundial de la
Juventud en un campo de concentración alemán
Después de su acogida en el parlamento del país
BERLÍN, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Este jueves, 60º aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de
Auschwitz-Birkenau, la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y el
Icono de María se han hecho presentes en el antiguo campo de concentración de
Ravensbrück, dentro de su peregrinación de reconciliación a través de las
diócesis alemanas.
Situado a 80 kilómetros de Berlín, Ravensbrück fue el mayor campo de
concentración nazi creado para mujeres. Fue construido en el invierno de 1938 a
1939 por presidiarios de Sachsenhausen en terrenos pantanosos. Planeado para 15
mil reclusos, más de 100 mil mujeres de una veintena de países llegaron a
hacinarse en sus barracones.
La Cruz de los jóvenes está considerada como el símbolo de la JMJ, un regalo de
Juan Pablo II a los jóvenes. Desde 1984 se lleva por todo el mundo como signo de
reconciliación.
Antes de iniciar su peregrinación por todas las diócesis alemanas, en
preparación espiritual a la XX JMJ del próximo agosto en Colonia –en la que el
Papa se encontrará con cientos de miles de jóvenes de todo el mundo--, ha
visitado 26 países europeos.
Su última etapa, antes de llegar a Ravensbrück, ha sido en el Bundestag alemán,
donde hizo su entrada el lunes pasado, confirma «Korazym».
Es la primera vez que la Cruz de la JMJ es recibida en un parlamento.
Antes de la entrega –que tuvo lugar en la tarde del lunes ante la puerta Este
del edificio del Reichstag, sede del parlamento--, la Cruz y el Icono de María
fueron llevados en procesión hasta la puerta de Brandeburgo por voluntarios
internacionales de la Oficina de la JMJ de Colonia, acompañados por numerosos
estudiantes de la Universidad Humboldt.
Tras una breve oración, la procesión atravesó Berlín hasta llegar al edificio
del Reichstag.
Junto al presidente del Bundestag, Wolfgang Thierse --miembro del Comité central
de los católicos alemanes (Zdk)--, el obispo Franz-Josef Hermann Bode, de
Osnabrück –presidente de la comisión para la juventud de la Conferencia
Episcopal alemana— y el padre Georg Austen, secretario de la XX JMJ por parte
del episcopado del país, acompañaron la entrega de la Cruz.
Ante el Reichstag estaban presentes unos 150 estudiantes alemanes y extranjeros,
miembros del parlamento y colaboradores de la Oficina de la JMJ de Colonia.
Thierse afirmó que con esta etapa «decimos públicamente que apoyamos como
parlamentarios el evento de la Jornada Mundial de la Juventud».
Durante la breve ceremonia de entrega, monseñor Bode afirmó que a primera vista,
ante el Bundestag y la Cruz, se «encuentran dos mundos»; pero donde el «Estado
aprovecha sus posibilidades positivas» y «la Cruz no es alejada», política y
religión «se encuentran de forma fecunda».
Mientras que el padre Austen subrayó el aspecto de unidad que la Cruz de la JMJ
siembra entre los jóvenes desde hace 20 años, afirmando que a través de su
parada en el Bundestag se convierte en un «signo de comunión» en un lugar de
acción política.
El presidente del Bundestag mostró su satisfacción el viernes pasado ante los
micrófonos de «Kölner domradio» por el hecho de que el símbolo de la JMJ hiciera
«etapa en el lugar central de la democracia».
Manifestó además que «la acción contagiosa de la Jornada Mundial de la Juventud
puede probablemente demostrar que el cristianismo no es algo que se extingue» y
que «no puede convertirse en una cuestión privada», sino que «la fe debe ser
vivida en la vida concreta».
Tras una Misa presidida por el obispo Heinrich Mussinghoff, de Aquisgrán
–presidente vicario de la Conferencia Episcopal alemana— en la Katholische
Akademie de Berlín, la Cruz de la JMJ y el Icono de María se trasladaron este
jueves al antiguo campo de concentración de Ravensbrück.
ZS05012709
TOP
Flash
Retiro internacional para sacerdotes en
Monterrey (México) durante el mes de julio
MONTERREY, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org-El
Observador).- Bajo el lema «María... tus sacerdotes queremos ver a Jesús»,
la archidiócesis de Monterrey, al norte de México, acogerá el quinto Retiro
Internacional de Sacerdotes.
Del 25 al 29 de julio de este año, en las instalaciones de Cintermex --uno de
los centros de convenciones más grandes del país-- se llevará a cabo este retiro
que pretende, según sus organizadores, sentar las bases de un nuevo sacerdocio,
un nuevo pentecostés y una nueva evangelización que respondan a los retos del
siglo XXI.
Entre los principales convocados al Retiro se encuentran confirmados tanto el
arzobispo Angelo Comastri, delegado pontificio para el Santuario de Loreto, en
Italia; presidente del Colegio Nacional de Santuarios Italianos, así como
Salvatore Martínez, Coordinador Nacional de la Renovación Carismática Católica
de Italia.
Los responsables de la organización --los equipos diocesano y nacional de
Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo, así como el Consejo
Carismático Católico Latinoamericano (Concclat)-- han manifestado, como razón de
este retiro, que "aquello que se pueda ofrecer como un auténtico servicio a los
sacerdotes» es la mejor aportación que el Movimiento puede hacer a la Iglesia
católica en su conjunto.
Este miércoles concluyó precisamente la visita a Monterrey de Salvatore
Martínez, seglar nacido en Sicilia y que coordina la Renovación Carismática
Católica en Italia. Durante su estancia en la arquidiócesis, además de anunciar
el Retiro, se ha reunido con el arzobispo de Monterrey, monseñor Francisco
Robles Ortega, y con el obispo de Linares, Ramón Calderón Batres, quienes serán
la representación jerárquica durante el encuentro.
Los informes, así como las posibilidades de ayuda en lo que respecta a
transportación y alojamiento, se pueden obtener en la dirección electrónica de
la Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo (http://www.renovacion.com.mx);
en International Catholic Charismatic Renewal Services (http://www.iccrs.org);
en la Archidiócesis de Monterrey (http://www.arquidiocesismty.org.mx)
o en la Comunidad Parroquial y Santuario de Nuestra Señora de Fátima (http://www.santuariofatima.org.mx).
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Entrevista
Juan Pablo II testimonia en su vejez
que toda vida es digna de ser vivida
Según explica el obispo Léonard, reconocido filósofo y teólogo belga
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Monseñor André-Mutien Léonard, obispo de Namur, reconocido filósofo y teólogo
belga, fue llamado este jueves a Roma para presentar a la prensa el mensaje
papal para esta Cuaresma en el que lanza un llamamiento al amor por la vida de
los ancianos.
En esta entrevista concedida a Zenit, monseñor Léonard, quien en una ocasión
predicó los ejercicios espirituales a Juan Pablo II y a la Curia Romana, explica
que el tema elegido --«En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días»
(Deuteronomio 30,20)-- tiene particular fuerza, pues quien escribe es un anciano
que muestra al mundo todos los días que toda vida es digna de ser vivida.
--Usted acaba de presentar, junto al arzobispo Josef Cordes, el mensaje de
Cuaresma 2005 de Juan Pablo II. El Consejo Pontificio «Cor Unum» llama la
atención de los católicos todos los años sobre la dimensión caritativa de la
Cuaresma. Este año, Juan Pablo II le ha llamado a usted, que es filósofo,
teólogo y pastor, para presentar este mensaje. ¿Cuál es la novedad?
--Monseñor Léonard: Lo característico de este mensaje es que llama la atención
sobre la condición de las personas ancianas. En los países de occidente, en los
que la demografía es generalmente catastrófica y que experimentarán un
envejecimiento de la población muy marcado, esta cuestión va a ser de gran
actualidad. Es importante, por tanto, tener en cuenta algunos puntos de
referencia.
Además, este Mensaje tiene otra característica sorprendente, está escrito por un
Papa anciano, profundamente marcado por el sufrimiento y la enfermedad. Cuando
Juan Pablo II recuerda que no se puede decir que una persona debilitada por la
enfermedad o la edad es inútil y no es más que un peso para la sociedad, su
palabra se encarna en el testimonio que ofrece al mundo.
Su reciente peregrinación a Lourdes fue, desde este punto de vista, de una
elocuencia excepcional. Enfermo entre los enfermos, al límite de sus fuerzas,
testimonió en nombre de todas las personas erosionadas por la edad o la
enfermedad, que siempre tienen un lugar importante en la sociedad. El testimonio
de la debilidad del Papa es quizá el más fuerte de todo su pontificado. Ya decía
san Pablo «mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza» (2 Corintios 12, 9).
--¿A quién se dirige el mensaje? ¿A especialistas? ¿A personas con capacidad
de decisión?
--Monseñor Léonard: Este mensaje, claro está, se dirige implícitamente a los
políticos y a los responsables de salud pública, alentándoles ante las
tentaciones que sugieren que la vida humana entrada en años, discapacitada o
terminal no merece verdaderamente todo el respeto debido a una persona humana.
Al mismo tiempo, al ver los lados positivos de la sociedad actual, el Papa
promueve con fuerza el progreso realizado en el acompañamiento de las personas
muy ancianas o enfermas, especialmente gracias al desarrollo de los cuidados
paliativos.
Pero, más allá de los responsables públicos o de los especialistas de la salud,
Juan Pablo II se dirige a cada uno de nosotros para que, allí donde estemos, y
ante todo en el ámbito familiar, testimoniemos el respeto y la estima hacia las
personas mayores.
--Juan Pablo II ha escrito la encíclica
«Evangelium Vitae» (25 de marzo de 1995) y antes se publicó la instrucción
de la Congregación para la Doctrina de la Fe
«Donum Vitae» (22 de febrero de 1987). ¿Han sido «recibidas» estas
enseñanzas por las comunidades cristianas? ¿Qué hay que hacer para que sean
transmitidas a las generaciones jóvenes? ¿Y vividas?
--Monseñor Léonard: «Evangelium Vitae» et «Donum Vitae» son tesoros demasiado
desconocidos y poco utilizados. A los pastores, obispos y sacerdotes, les
corresponde particularmente movilizarse para que sean conocidos, para que pasen
a través de los medios de comunicación y puedan llegar al corazón de los
jóvenes. Con frecuencia, estos textos son dejados a un lado porque son
presentados ante todo como una serie de prohibiciones.
De este modo se da la impresión de que la Iglesia siempre dice «no» a todo.
Ahora bien, la Iglesia dice «sí» ante todo a la dignidad de la persona humana,
lo que implica a continuación, claro está, decir «no» a todo lo que la daña.
Quien dice «no» a la dictadura, dice ante todo «sí» a las libertades
democráticas. Quien dice «no» al antisemitismo o al racismo dice ante todo «sí»
al respeto de la persona humana, independientemente de su raza o religión. Del
mismo modo, cuando la Iglesia dice «no» al aborto o a la eutanasia, está
diciendo «sí» a la dignidad personal de lo que antes hemos sido todos, un
embrión y un feto humano, y de lo que seremos quizás un día, es decir, una
persona económicamente no rentable y biológicamente poco dotada, pero en todo
momento es una persona humana digna de infinito respeto.
--Este mensaje sobre la vida es publicado en el aniversario de la
conmemoración del descubrimiento del campo de exterminio de Auschwitz, a donde
el Papa ha enviado como legado al cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de
París. Puede que sea una casualidad, pero, ¿no se trata en definitiva de
aprender a amar y respetar la vida humana para que esto no vuelva a repetirse?
¿No cree que al defender la vida estamos luchando contra los «demonios»
heredados del pasado?
--Monseñor Léonard: No creo que esta casualidad haya sido querida, y no sería
conveniente aprovecharla, asimilando problemáticas que son sumamente diferentes,
aunque tienen en común la cuestión crucial del respeto absoluto de la persona
humana inocente. De todos modos, es históricamente cierto que el nacional
socialismo se valió de tesis como las de Karl Binding y Alfred Hoche quienes, en
1922, y sin ninguna relación con el antisemitismo de Hitler, legitimaban
jurídica y médicamente «la destrucción de vidas que no valen la pena de ser
vividas». Quien abre la puerta a la eutanasia, debería saber cuáles son los
demonios a los que corre el riesgo de dar la bienvenida.
--Se trata de un mensaje de Cuaresma, ¿que consecuencias puede tener para la
vida de los creyentes en estos cuarenta días?
--Monseñor Léonard: En su mensaje, el Papa recuerda que las personas ancianas
tienen en general más tiempo para prestar más atención a las cuestiones más
profundas de la vida, de la muerte y de la eternidad. Es verdad. Pero sin
necesidad de esperar a que seamos ancianos o estemos enfermos (aunque puede ser
que nos encontremos ya en esta situación) podemos aprender de ellos. Pensar en
la vejez y en el fin de la vida sobre la tierra no es pensar en algo lúgubre y
macabro. Al contrario, arroja una luz resplandeciente sobre nuestra existencia
presente y nos lleva a valorar mejor cada instante de nuestra vida presente.
Desde este punto de vista, el mensaje de Juan Pablo II también es estimulante.
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Un historiador protestante revela la
influencia de la masonería en la España actual
Según César Vidal es incompatible con la religión cristiana
MADRID, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org-Veritas).-
Para comprender lo que está sucediendo en España hay que tener en cuenta la
historia y la realidad actual de la Masonería, concluye una investigación recién
publicada por el historiador protestante César Vidal.
Director del programa «La Linterna», de la cadena radiofónica COPE (de la
Conferencia Episcopal Española), Vidal acaba de escribir el libro «Los masones:
la historia de la sociedad secreta más poderosa» (Planeta).
El volumen afronta, entre otras cosas, la influencia masónica en los
acontecimientos más importantes de la historia reciente española, en particular
en los últimos meses, desde que en marzo pasado fue sido elegido el gobierno del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Vidal afirma que «la corriente laicista impulsada por el gobierno que preside
José Luis Rodríguez Zapatero comparte más que de sobra el rancio
anticlericalismo de la masonería».
Declara que los masones tienen un papel enorme en la Unión Europea, y como
ejemplo, recuerda que «el proyecto de Constitución europea ha sido impulsado por
un masón», Giscard D'Estaing, «que ha excluido la mención de las raíces
cristianas del continente y además ha insistido en la existencia de un artículo
que somete las iglesias a las distintas naciones pero libra de esa obligación a
las "organizaciones filosóficas"».
Vidal es doctor en Historia, doctor en Filosofía, doctor en Teología y
licenciado en Derecho. Es profesor de Historia en la Logos University de Estados
Unidos.
--¿Qué personalidades más destacadas en España eran y son masones y muy poca
gente lo sabe?
--Cesar Vidal: La lista sería demasiado amplia y algunos, solo algunos, aparecen
mencionados en mi libro «Los masones». Baste decir como meros botones de muestra
que el Gran Maestre del gran oriente español es el doctor Josep Corominas,
diputado del PSOE; que la comisión especial de cinco miembros que consolidó a
Felipe González como secretario general del PSOE contaba con tres masones entre
sus miembros (uno de ellos futuro presidente del senado) y que el abuelo de
Rodríguez Zapatero era masón.
--¿Se podría decir que está detrás la masonería de la corriente laicista que
se está dando en España?
--Cesar Vidal: Lo que se puede decir sin temor a exagerar es que la corriente
laicista impulsada por el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero
comparte más que de sobra el rancio anticlericalismo de la masonería.
--¿Qué papel tiene y puede tener en la Unión Europea?
--Cesar Vidal: Enorme si se tiene en cuenta que el proyecto de Constitución
europea ha sido impulsado por un masón que ha excluido la mención de las raíces
cristianas del continente y además ha insistido en la existencia de un artículo
que somete las iglesias a las distintas naciones pero libra de esa obligación a
las «organizaciones filosóficas».
--¿De qué manera ha estado presente en la historia de España del último
siglo?
--Cesar Vidal: Repetida y lamentable. A la masonería hay que atribuir un papel
muy relevante en los procesos independentistas de Cuba y Filipinas, en las
campañas anticlericales y laicistas, en la erosión de la monarquía parlamentaria
de la Restauración recurriendo incluso al terrorismo, en la proclamación de la
segunda república y, muy especialmente, en la redacción de una constitución
republicana que creó una fractura social que llevó a la guerra civil.
--¿Podría hablarnos sobre hechos concretos donde se compruebe su lucha contra
el catolicismo?
--Cesar Vidal: Esa es la historia de la masonería desde el siglo XVIII, pero
baste recordar, a título de ejemplo, que Rodolfo Llopis, masón y socialista
llegó a secretario general del PSOE- impulsó la legislación educativa
anticristiana de la segunda república o que escándalos como el de la Banca
Ambrosiana estuvieron vinculados directamente a la acción de masones.
--¿Cuáles fueron sus orígenes?
--Cesar Vidal: Los verdaderos orígenes de la masonería se encuentran a finales
del siglo XVII e inicios del XVIII cuando grupos de personas atraídas por la
gnosis ocultista fundan lugares de reunión en los que, supuestamente, se
transmite la misma. Por supuesto, ellos apelan a unos orígenes que llevan a las
religiones paganas, a la gnosis, a un inexistente personaje de la época de
Salomón e incluso a los druidas.
--¿Cuáles son sus rasgos más característicos, sus fines y su estructura
actual? ¿Es una religión?
--Cesar Vidal: Aunque los masones lo nieguen, lo cierto es que la cosmovisión
masónica no es la propia de una sociedad filantrópica como afirman a menudo,
sino la de una religión. Esa circunstancia explica, precisamente, las condenas
repetidas de la Santa Sede y las de otras confesiones cristianas que consideran
incompatible la pertenencia a la masonería con el cristianismo.
La masonería podría definirse como una sociedad secreta, con una estructura
iniciática, una cosmovisión gnóstica y un despliegue vivencial que facilita el
que sus miembros se ayuden a la hora de ocupar puestos de importancia en la
sociedad.
--¿De qué porcentaje de masones estamos hablando en la actualidad?
--Cesar Vidal: Sin duda, muy reducido. En Francia se afirma que no superan el
0,6 % de la población. Sin embargo, eso no ha impedido que controlen la
Internacional socialista o que se hayan extendido en la misma derecha a través
de personajes como Giscard D'Estaing.
--¿Dónde están presentes los masones en los puntos neurálgicos de nuestra
sociedad, sobre todo en círculos económico, políticos, intelectuales y en los
medios de comunicación?
--Cesar Vidal: Hay sectores que siempre han sido objeto de interés para los
masones. Por supuesto, la política donde controlan la internacional socialista y
han entrado poderosamente en partidos de la derecha. No es menor su peso en el
mundo de la comunicación y, muy especialmente, su interés en la enseñanza, la
justicia y las fuerzas armadas.
En Francia, por ejemplo, el «affaire des fiches» puso de manifiesto hasta qué
punto se ascendía a oficiales masones y, por el contrario, se bloqueaba la
promoción de los católicos.
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Documentación
Mensaje del Papa en el sexagésimo
aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el mensaje que Juan Pablo II ha enviado a través del cardenal
Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París, enviado especial a las celebraciones
del sexagésimo aniversario de la liberación del campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau (Polonia) que tuvieron lugar este jueves.
* * *
Se cumplen sesenta años de la liberación de los prisioneros del campo de
exterminio de Auschwitz-Birkenau. En esta circunstancia no podemos dejar de
regresar con la memoria al drama que allí tuvo lugar, trágico fruto de un odio
programado. En estos días es necesario recordar a los millones de personas que
sin culpa alguna soportaron sufrimientos inhumanos y fueron aniquilados en las
cámaras de gas y en los crematorios. Me inclino ante todos los que
experimentaron aquella manifestación del «mysterium iniquitatis».
Cuando, siendo Papa, visité como peregrino el campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau, en el año 1979, me detuve ante las lápidas dedicadas a las
víctimas. Había frases grabadas en diferentes idiomas: polaco, inglés, búlgaro,
rom, checo, danés, francés, griego, hebreo, yiddish, español, flamenco,
serbo-croata, alemán, noruego, ruso, rumano, húngaro e italiano. En todos estos
idiomas estaba escrito el recuerdo de las víctimas de Auschwitz, personas
concretas, a pesar de que con frecuencia eran totalmente desconocidas: hombres,
mujeres, y niños. Me detuve entonces durante algo más tiempo ante las lápidas
escritas en hebreo. Dije: «Esta inscripción recuerda al Pueblo, cuyos hijos e
hijas fueron destinados al exterminio total. Este pueblo tiene su origen en
Abraham, que es también nuestro padre en la fe (Cf. Romanos 4, 11-12), como
expresó Pablo de Tarso. Precisamente este pueblo, que recibió de Dios el
mandamiento "No matarás", ha experimentado en sí mismo de forma particular lo
que significa matar. Ante esta lápida nadie puede pasar de largo con
indiferencia».
Hoy repito aquellas palabras. Nadie puede pasar de largo ante la tragedia de la
Shoah. Aquel intento de acabar programadamente con todo un pueblo se extiende
como una sombra sobre Europa y el mundo entero; es un crimen que mancha para
siempre la historia de la humanidad. Que sirva de advertencia para nuestros días
y para el futuro: no hay que ceder ante las ideologías que justifican la
posibilidad de pisotear la dignidad humana basándose en la diversidad de raza,
del color de la piel, de lengua o de religión. Lanzo este llamamiento a todos y
en particular a aquellos que en nombre de la religión recurren al atropello y al
terrorismo.
Estas reflexiones me acompañaron especialmente cuando la Iglesia celebró la
solemne liturgia penitencial en la Basílica de San Pedro en el Gran Jubileo del
Año 2000 y también cuando peregriné a los Santos Lugares y subí a Jerusalén. En
Yad Vashem, el memorial de la Shoah, a los pies del Muro de las Lamentaciones,
recé en silencio, pidiendo el perdón y la conversión de los corazones.
Recuerdo que, en 1979, me detuve a reflexionar intensamente también ante otras
lápidas, escritas en ruso y en rom. La historia de la participación de la Unión
Soviética en aquella guerra fue compleja, pero no es posible dejar de recordar
que en ella los rusos sufrieron el número más elevado de personas que perdieron
trágicamente la vida. También los gitanos, en las intenciones de Hitler, habían
sido destinados al exterminio total. No se puede infravalorar el sacrificio de
la vida impuesto a aquellos hermanos nuestros en el campo de exterminio de
Auschwitz-Birkenau. Por eso, exhorto a no pasar con indiferencia ante aquellas
lápidas.
Me detuve, por último, ante la lápida escrita en polaco. Entonces dije que la
experiencia de Auschwitz constituía «una etapa ulterior en las luchas seculares
de esta nación, de mi nación, en defensa de sus derechos fundamentales entre los
pueblos de Europa. Era un nuevo grito por el derecho de ocupar su propio lugar
en el mapa de Europa: una nueva cuenta dolorosa con la conciencia de la
humanidad». La afirmación de esta verdad no era más que una invocación a la
justicia histórica para esta nación que había afrontado tantos sacrificios en la
liberación del continente europeo de la nefasta ideología nazi y había sido
vendida como esclava a otra ideología destructiva: el comunismo soviético. Hoy
recuerdo aquellas palabras para dar gracias a Dios --sin renegarlas-- porque a
través del perseverante esfuerzo de mis compatriotas, Polonia ha encontrado su
lugar adecuado en el mapa de Europa. Mi deseo es que este histórico hecho traiga
frutos de recíproco enriquecimiento para todos los europeos.
Durante la visita a Auschwitz-Birkenau dije que había que detenerse ante cada
lápida. Yo mismo lo hice, pasando en meditativa oración de una lápida a otra,
encomendando a la Misericordia Divina a todas las víctimas pertenecientes a las
naciones golpeadas por las atrocidades de la guerra. También recé para obtener,
por su intercesión, el don de la paz en el mundo. Sigo rezando sin cesar, con la
confianza de que, en toda circunstancia, al final venza el respeto de la
dignidad de la persona humana, de los derechos de todo hombre a una libre
búsqueda de la verdad, de la observancia de las normas de la moral, del
cumplimiento de la justicia, y del derecho de cada quien a condiciones de vida
dignas del hombre (Cf. Juan XXIII, carta encíclica
«Pacem in terris» .
Al hablar de las víctimas de Auschwitz, no puedo dejar de recordar que, en medio
de aquella acumulación de mal indescriptible, se dieron manifestaciones heroicas
de adhesión al bien. Ciertamente hubo muchas personas que aceptaron con libertad
de espíritu someterse al sufrimiento, y demostraron amor no sólo hacia los
compañeros prisioneros, sino también a sus verdugos. Muchos lo hicieron por amor
de Dios y del hombre, otros en nombre de los valores espirituales más elevados.
Gracias a su actitud, se hizo evidente una verdad, que con frecuencia aparece en
la Biblia: aunque el hombre es capaz de hacer el mal, a veces un mal enorme, el
mal no tendrá la última palabra. En el abismo mismo del sufrimiento, puede
vencer el amor. El testimonio de un amor como el surgido en Auschwitz no puede
caer en el olvido. Debe alzar incesantemente las conciencias, extinguir los
conflictos, exhortar a la paz.
Éste parece ser el sentido más profundo de la celebración de este aniversario.
Si recordamos el drama de las víctimas, no lo hacemos para volver a abrir
heridas dolorosas ni para suscitar sentimientos de odio y propósitos de
venganza, sino para rendir homenaje a aquellas personas, para sacar a la luz la
verdad histórica y, sobre todo, para que todos se den cuenta de que aquellas
vicisitudes tenebrosas tienen que ser un llamamiento para los hombres de hoy a
la responsabilidad en la construcción de nuestra historia. ¡Que nunca más se
repita en ningún rincón de la tierra lo que experimentaron los hombres y mujeres
que lloramos desde hace sesenta años!
Saludo a todos los que participan en las celebraciones del aniversario y para
todos pido a Dios el don de su bendición.
Vaticano, 15 de enero de 2005
IOANNES PAULUS II
[Traducción del original polaco realizada por Zenit]
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Mensaje del Papa para la Cuaresma 2005
«En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días»
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el Mensaje que ha publicado este jueves Juan Pablo II con motivo de
la Cuaresma 2005 con el tema «En Él está tu vida, así como la prolongación de
tus días» (Deuteronomio 30, 20)
MENSAJE DEL SANTO PADRE
JUAN PABLO II
PARA LA CUARESMA 2005
¡Queridos Hermanos y Hermanas!
1. Cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la
oración y la penitencia y para abrir el corazón a la acogida dócil de la
voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos
prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo,
ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más
intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor
generosidad al prójimo necesitado.
Es mi deseo proponer este año a vuestra atención, amados Hermanos y Hermanas, un
tema de gran actualidad, ilustrado apropiadamente por estos versículos del libro
del Deuteronomio: «En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días»
(30,20). Son palabras que Moisés dirige al pueblo invitándolo a estrechar la
alianza con el Señor en el país de Moab, «Escoge la vida, para que vivas, tú y
tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a
Él» (Dt 30, 19-20). La fidelidad a esta alianza divina, constituye para Israel
una garantía de futuro, «mientras habites en la tierra que el Señor juró dar a
tus padres Abrahán, Isaac y Jacob» (Dt 30,20). Llegar a la edad madura es, en la
visual bíblica, signo de la bendición y de la benevolencia del Altísimo. La
longevidad se presenta de este modo, como un especial don divino.
Desearía que durante la Cuaresma pudiéramos reflexionar sobre este tema. Ello
nos ayudará a alcanzar una mayor comprensión de la función que las personas
ancianas están llamadas a ejercer en la sociedad y en la Iglesia, y, de este
modo, disponer también nuestro espíritu a la afectuosa acogida que a éstos se
debe. En la sociedad moderna, gracias a la contribución de la ciencia y de la
medicina, estamos asistiendo a una prolongación de la vida humana y a un
consiguiente incremento del número de las personas ancianas. Todo ello solicita
una atención más específica al mundo de la llamada «tercera edad», con el fin de
ayudar a estas personas a vivir sus grandes potencialidades con mayor plenitud,
poniéndolas al servicio de toda la comunidad. El cuidado de las personas
ancianas, sobre todo cuando atraviesan momentos difíciles, debe estar en el
centro de interés de todos los fieles, especialmente de las comunidades
eclesiales de las sociedades occidentales, donde dicha realidad se encuentra
presente en modo particular.
2. La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada
fase. El mandamiento «No matarás», exige siempre el respeto y la promoción de la
vida, desde su principio hasta su ocaso natural. Es un mandamiento que no pierde
su vigencia ante la presencia de las enfermedades, y cuando el debilitamiento de
las fuerzas reduce la autonomía del ser humano. Si el envejecimiento, con sus
inevitables condicionamientos, es acogido serenamente a la luz de la fe, puede
convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el misterio de la
Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana.
Es en esta perspectiva que el anciano necesita ser comprendido y ayudado. Deseo
expresar mi estima a cuantos trabajan con denuedo por afrontar estas exigencias
y os exhorto a todos, amadísimos hermanos y hermanas, a aprovechar esta Cuaresma
para ofrecer también vuestra generosa contribución personal. Vuestra ayuda
permitirá a muchos ancianos que no se sientan un peso para la comunidad o,
incluso, para sus propias familias, y evitará que vivan en una situación de
soledad, que los expone fácilmente a la tentación de encerrarse en sí mismos y
al desánimo.
Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos
constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y
acogido. Deben ser incrementadas, por tanto, las ayudas económicas y las
iniciativas legislativas que eviten su exclusión de la vida social. Es justo
señalar que, en las últimas décadas, la sociedad está prestando mayor atención a
sus exigencias, y que la medicina ha desarrollado terapias paliativas que, con
una visión integral del ser humano, resultan particularmente beneficiosas para
los enfermos.
3. El mayor tiempo a disposición en esta fase de la existencia, brinda a las
personas ancianas la oportunidad de afrontar interrogantes existenciales, que
quizás habían sido descuidados anteriormente por la prioridad que se otorgaba a
cuestiones consideradas más apremiantes. La conciencia de la cercanía de la meta
final, induce al anciano a concentrarse en lo esencial, en aquello que el paso
de los años no destruye.
Es precisamente por esta condición, que el anciano puede desarrollar una gran
función en la sociedad. Si es cierto que el hombre vive de la herencia de quien
le ha precedido, y su futuro depende de manera determinante de cómo le han sido
transmitidos los valores de la cultura del pueblo al que pertenece, la sabiduría
y la experiencia de los ancianos pueden iluminar el camino del hombre en la vía
del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena.
¡Qué importante es descubrir este recíproco enriquecimiento entre las distintas
generaciones! La Cuaresma, con su fuerte llamada a la conversión y a la
solidaridad, nos ayuda este año a reflexionar sobre estos importantes temas que
atañen a todos. ¿Qué sucedería si el Pueblo de Dios cediera a una cierta
mentalidad actual que considera casi inútiles a estos hermanos nuestros, cuando
merman sus capacidades por los achaques de la edad o de la enfermedad? ¡Qué
diferentes serán nuestras comunidades si, a partir de la familia, trataremos de
mantenernos siempre con actitud abierta y acogedora hacia ellos!
4. Queridos hermanos y hermanas, durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de
Dios, meditemos cuán importante es que cada comunidad acompañe con comprensión y
con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen. Además, todos debemos
acostumbrarnos a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el
encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior, en la
certeza que nos acogerá Aquel «que me ha tejido en el vientre de mi madre»
(Salmo 139,13b), y nos ha creado «a su imagen y semejanza» (Génesis l, 26).
María, nuestra guía en el itinerario cuaresmal, conduzca a todos los creyentes,
especialmente a las personas ancianas, a un conocimiento cada vez más profundo
de Cristo muerto y resucitado, razón última de nuestra existencia. Ella, la fiel
sierva de su divino Hijo, junto a Santa Ana y a San Joaquín, intercedan por cada
uno de nosotros «ahora y en la hora de nuestra muerte».
Con afecto os imparto mi Bendición.
Vaticano, 8 de septiembre de 2004
IOANNES PAULUS PP II
[Traducción distribuida por la Sala de Prensa de la Santa Sede]
ZS05012702
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Declaración vaticana de respuesta al
gobierno español
Comunicado del director de la Oficina de Información de la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos la declaración que ofreció este jueves a los periodistas el director
de la Oficina de Información de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, sobre el
comunicado emitido este miércoles por el Ministerio de Asuntos Exteriores de
Madrid sobre el discurso de Juan Pablo II a los obispos españoles en visita «ad
limina apostolorum» (Cf.
Zenit 24 de
enero de 2005).
* * *
Se ha tenido conocimiento del comunicado emitido ayer por la Dirección General
para las Comunicaciones Exteriores del Ministerio de Asuntos Exteriores de
Madrid.
Por nuestra parte, remitimos a una atenta lectura de todo el discurso
pontificio, que bien puede ilustrar la posición de la Iglesia.
Se toma acto con satisfacción de la voluntad del gobierno español de mantener un
entendimiento fructuoso con la Iglesia a través de un diálogo permanente,
animado por el recíproco respeto, como se expresa en el mismo comunicado. Ésta
ha sido y será siempre la línea de la Santa Sede.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit.]
* * *
Para comprender el contexto, publicamos el «Comunicado» original emitido este
miércoles por la Dirección General para las Comunicaciones Exteriores del
Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
* * *
Madrid, 26 de Enero de 2005 19:00 h. - Número: 9.604
La Dirección General de Comunicación Exterior del Ministerio de Asuntos
Exteriores y de Cooperación hace público el siguiente comunicado:
A raíz del discurso pronunciado por el papa Juan Pablo II, el pasado 24 de
enero, con motivo de la visita «Ad limina» del primer grupo de obispos españoles
a Roma, el Subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, don Luis Calvo
Merino, ha convocado en el día de hoy en el Palacio de Santa Cruz al Excmo. y
Rvdmo. monseñor Manuel Monteiro de Castro, nuncio apostólico de Su Santidad en
España.
En el curso del encuentro, el subsecretario ha expuesto a su interlocutor lo
siguiente:
1. El Gobierno español expresa al señor Nuncio su extrañeza por la referencia
explícita que contiene el citado discurso, a un supuesto laicismo restrictivo
que pudiera limitar la libertad religiosa y que el mismo pudiera ser atribuido a
una actitud deliberada del Gobierno.
2. El Gobierno manifiesta también su extrañeza por la mención que se hace en el
discurso del deber que tienen los poderes públicos de garantizar el derecho a la
enseñanza religiosa y de asegurar las condiciones reales de su ejercicio, dado
que el régimen docente de la enseñanza religiosa está regulado por el Acuerdo
entre España y la Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales de 1979.
3. Por último, el Gobierno español reitera su deseo de mantener un fructífero
entendimiento con la Iglesia, mediante un diálogo permanente basado en el
respeto profundo del ámbito de competencias que los Acuerdos entre España y la
Santa Sede reconocen a ambas Partes.
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