CURIA ROMANA. Los obispos muestran sus respetos al Papa en la
Audiencia General del miércoles pasado. / EFE
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El Vaticano intervino ayer puntualmente en su turno de réplica en el último
episodio del enfrentamiento a distancia que mantiene con el Gobierno
español. El motivo, la decisión del Ejecutivo de convocar el miércoles por
la tarde al nuncio de la Santa Sede para transmitirle su «extrañeza» por las
recientes palabras del Papa sobre la situación religiosa en España. En una
nota de la oficina de prensa, lacónica como de costumbre, el portavoz
vaticano, Joaquín Navarro Valls, se limitó a remitirse al discurso de Juan
Pablo II: «Por nuestra parte, emplazamos a una atenta lectura de todo el
discurso pontificio, que puede ilustrar bien la posición de la Iglesia».
Wojtyla, en la recepción a los obispos españoles del lunes, alertó de la
difusión de «una mentalidad inspirada en el laicismo» que conduce «a la
restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o
ignorancia de lo religioso».
Dentro de los roces con la Iglesia que han dominado el inicio de la
legislatura socialista, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se dio
directamente por aludido, pero fuentes eclesiásticas subrayan que el
discurso del Papa no contiene ninguna crítica expresa al Ejecutivo español.
Éste sería, por tanto, el sentido del comentario de Navarro Valls, que más o
menos viene a decir que se ha malinterpretado la reflexión de Juan Pablo II.
Por otro lado, de todas formas, también es una reafirmación del análisis del
pontífice. En cualquier caso, el comunicado vaticano acogió ayer «con
satisfacción» la voluntad del Gobierno de mantener «acuerdos fructíferos» y
un «diálogo permanente» con la Iglesia presidido por el «respeto recíproco».
«Esta ha sido y será siempre la línea de la Santa Sede», concluye la nota.
«Un problema técnico»
En este ritmo pendular de tensión y distensión entre Roma y Madrid, ayer
tocaba el retorno a la serenidad. Si bien la convocatoria del nuncio, el
'embajador' del Vaticano en cada país, es un hecho poco habitual, tampoco es
la primera vez en la historia reciente. Después de muchos años, fue el
Gobierno de José María Aznar quien llamó al nuncio en junio de 2002, molesto
por la pastoral de los obispos vascos. Las muestras de buena disposición
manifestadas ayer desde el Ejecutivo coincidieron con las primeras
declaraciones sobre el asunto del presidente de la Conferencia Episcopal
española, Antonio María Rouco Varela, que habló en términos conciliadores.
En una entrevista a una cadena católica italiana, resumida ayer por 'Avvenire',
el diario de los obispos italianos, la máxima autoridad de la Iglesia
española aseguró que las palabras del Papa «fueron expresadas con fuerza,
pero no diría que fueron severas». El arzobispo de Madrid opinó que las
consideraciones de Juan Pablo II se pueden extender a cualquier país
europeo, «La situación, desde luego, es más o menos igual en todas partes»,
indicó. «Decir que la Iglesia española se siente bajo asedio sería un
diagnóstico que no responde a la realidad».
El cardenal reconoció que la Iglesia española tiene «un problema técnico»
con los acuerdos sobre «cuestiones académicas como la enseñanza de la
religión», pero sobre el resto de asuntos afirmó que «no hay contenciosos
abiertos». Ante el avance del laicismo, Rouco Varela pidió a los católicos
que «redescubran la dimensión pública de su vida cristiana».
La Santa Sede condena la eutanasia y el cine que la
promueve
El Vaticano reiteró ayer, una vez más, su condena de la eutanasia en la
presentación del mensaje del Papa para la próxima cuaresma, que versa
sobre la condición del anciano en la sociedad actual y fue expuesto en
líneas generales por dos prelados. En opinión de monseñor Paul Josef
Cordes, se está imponiendo una «cultura de la muerte» a través de
decisiones políticas, instrumentos científicos, movimientos asociativos y
también, por medio «del cine que intenta causar emotivamente agresiones
contra la legislación vigente». Si no es una alusión directa a la película
española 'Mar adentro', premiada en Venecia, se parece bastante.
En oposición a esta corriente, el mensaje de Juan Pablo II, titulado 'Él
en tu vida y tu longevidad', defiende que «la sabiduría de los ancianos
puede iluminar el camino del progreso». Según Cordes, la eutanasia es el
resultado de una visión negativa de la vejez: «Los ancianos cuestan
demasiado, ocupan espacio, limitan el tiempo libre, recuerdan el propio
futuro... ¿Por qué no eliminarlos?».
Wojtyla, de 84 años, aconseja ayudar a los ancianos para que no se sientan
una carga y no se encierren en sí mismos. «La vida es un don precioso que
hay que amar y defender en cada fase. El mandamiento 'No matarás' exige
respeto de la vida desde su principio hasta su ocaso natural», insistió.
El secretario de Organización y Coordinación del PSOE, José Blanco, pidió
ayer a la Iglesia que respete las decisiones del Gobierno, y advirtió de que
esta institución no puede pretender «imponer sus opiniones a quienes no
profesan su credo». El dirigente socialista aseguró que «quien le escribió
el guión» el pasado lunes a Juan Pablo II para su reunión con los obispos
españoles lanzó mensajes que no se corresponden «para nada con lo que está
sucediendo». Blanco reiteró que el Ejecutivo «nunca ha cuestionado» los
acuerdos Iglesia-Estado y que lo único que desea es mantener «una buena
relación» con esa institución.
Tras subrayar que el Gabinete de Zapatero es «respetuoso» con la postura de
la Iglesia y abogar por unas relaciones basadas «en el respeto a la verdad»,
el miembro de la ejecutiva del PSOE afirmó que desde el Gobierno se está
atendiendo el mandato ciudadano, «que es lo mismo que cumplir con nuestro
programa electoral». Blanco añadió que comprende que los católicos no puedan
casarse con personas del mismo sexo, pero rechazó que haya una «imposición»
de la jerarquía eclesiástica a los españoles que no lo son. Se trata, en su
opinión, de respetar a los ciudadanos que quieran acogerse a ese derecho.
Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, trató
de trasladar un punto de sosiego al debate y apostó por utilizar «los marcos
de diálogo» para dar «la serenidad que existe y que siempre ha presidido»
las relaciones entre la Santa Sede y España. En declaraciones a RNE,
Moratinos expresó su «extrañeza» por «algunos elementos» pronunciados por el
Papa en su discurso, aunque subrayó que «nosotros respetamos los discursos y
manifestaciones» del Pontífice.
La educación
«El tema de la libertad religiosa y de todo el tema educativo, cuando hay
unos acuerdos vigentes y hay una voluntad política de mantener el diálogo y
de reforzar ese diálogo constructivo en temas que son sensibles, pues nos ha
extrañado», recalcó. Moratinos dijo que se convocó al nuncio del Vaticano
para que explicara «el trasfondo y las razones» de la intervención de Juan
Pablo II ante la delegación de la Conferencia Episcopal Española.