UN GESTO. La vicepresidenta, en la rueda de prensa de ayer. / EFE
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La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega,
aseguró ayer que las relaciones del Ejecutivo con la Iglesia «ni han sido,
ni son, ni van a ser» de confrontación, pero que el Gobierno seguirá
trabajando «en la ampliación de derechos y libertades de todos los
ciudadanos». En la conferencia de prensa al término de la reunión del
Consejo de Ministros, Fernández de la Vega respondió así al ser preguntada
por las relaciones del Ejecutivo con la Iglesia tras la polémica creada por
el discurso del Papa y la posterior reunión del Nuncio con responsables del
Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Vaticano aseguró el pasado jueves que desea que las relaciones con el
Gobierno español sean fructíferas, pero mantuvo con firmeza que el discurso
del Papa a los obispos españoles se corresponde con la realidad e invitó al
Ejecutivo de Rodríguez Zapatero a que lo relea «todo» minuciosamente.
En respuesta, la vicepresidenta expresó el «respeto absoluto a las
posiciones y a las manifestaciones que se puedan hacer en el ámbito de la
Iglesia», pero subrayó que ello «no significa que el Gobierno no vaya a
seguir trabajando también, como lo ha hecho hasta ahora, en la ampliación de
derechos y libertades de todos los ciudadanos».
Explicó que las relaciones entre ambas instituciones están reguladas en el
Concordato de 1979 que sigue en vigor y subrayó que el Gobierno va a «seguir
trabajando en la misma línea de respeto» y de «fomentar, como nunca se había
hecho en este país, la libertad religiosa, la libertad de culto de todos y
cada uno de los ciudadanos en este país».
Muchísima libertad
En opinión del Ejecutivo, en España «hay muchísimo nivel de libertad
religiosa, de libertad de culto», afirmó De la Vega, quien precisó que la
reunión entre el Nuncio y el subsecretario de Asuntos Exteriores se produjo
a consecuencia de la «extrañeza» que causaron determinadas partes del
discurso de Juan Pablo II a los obispos españoles.
No obstante, la ministra subrayó que las relaciones que el Gobierno mantiene
«con la Iglesia ni han sido, ni son, ni van a ser, relaciones de
confrontación».
El arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez Plaza, rechazó que el Papa
haya atacado al Gobierno con las palabras que dirigió la pasada semana a un
grupo de prelados españoles en el Vaticano, ya que sólo se limitó a referir
las dificultades que tienen los cristianos para ejercer su fe.
Monseñor Rodríguez, en la Carta Pastoral del domingo, expresa su
«perplejidad» al leer lo que han dicho algunos medios, «como si el Papa
hubiera atacado duramente al Gobierno, con afirmaciones exageradas». «No se
qué significan esos titulares, si no se busca alimentar la idea de que la
Iglesia no admite la modernidad y está enfrentada con el Gobierno y la
sociedad». Recuerda que el Papa habló de las dificultades para la vivencia
de la fe en España, donde «parece obvio que existen», al hilo de los cambios
sociales, económicos y religiosos, «muchísimos de los cuales son realmente
positivos», pero entre los que también hay un «laicismo que no valora lo
religioso o lo ignora».
AUDIENCIA. Juan Pablo II con el obispo José Vilaplana.
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El Papa Juan Pablo II recibió en audiencia el pasado jueves al obispo de
Santander, monseñor José Vilaplana. Aunque EL DIARIO MONTAÑES dio en su
edición de ayer cuenta del contenido de ese encuentro, hoy se enriquece con
la imagen de esa entrevista. Cabe recordar que el sucesor de Pedro alentó al
prelado cántabro y escuchó atentamente las explicaciones de Vilaplana sobre
la diócesis.