Redacción -
29/01/2005 La vicepresidenta primera del Gobierno,
María Teresa Fernández de la Vega, aseguró ayer que las relaciones con
la Iglesia "ni han sido, ni son, ni van a ser" de confrontación, pero
que el Gobierno seguirá trabajando "en la ampliación de derechos y
libertades de todos los ciudadanos". De la Vega sentenció además que "en
este país hay muchísimo nivel de libertad religiosa".
En la conferencia de prensa al término de la reunión del Consejo de
Ministros de ayer, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa
Fernández de la Vega, fue preguntada por las relaciones del Ejecutivo
con la Iglesia tras la polémica creada por el discurso del Papa y la
posterior reunión del Nuncio con el subsecretario de Asuntos Exteriores,
Luis Calvo. A pesar de que éste dijo el jueves que daba el tema por
"zanjado", la vicepresidenta volvía ayer sobre la cuestión manifestando
que las relaciones del gobierno con la Iglesia "ni han sido, ni son, ni
van a ser de confrontación".
De la Vega expresó el "respeto absoluto a las posiciones y a las
manifestaciones que se puedan hacer en el ámbito de la Iglesia", pero
subrayó que ello "no significa que el Gobierno no vaya a seguir
trabajando también, como lo ha hecho hasta ahora, en la ampliación de
derechos y libertades de todos los ciudadanos". Explicó que las
relaciones entre ambas instituciones están reguladas en el Concordato de
1979 que sigue en vigor y subrayó que el Gobierno va a "seguir
trabajando en la misma línea de respeto" y de "fomentar, como nunca se
había hecho en este país, la libertad religiosa, la liberta de culto de
todos y cada uno de los ciudadanos".
"En este país hay muchísimo nivel de libertad religiosa, de libertad de
culto" afirmó De la Vega, quien precisó que la reunión entre el Nuncio y
el subsecretario de Asuntos Exteriores se produjo a consecuencia de la
"extrañeza" que causaron determinadas partes del discurso de Juan Pablo
II a los obispos españoles.
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