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Servicio diario | - |
30
de enero de 2005
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Santa Sede
La paz no se improvisa, exige educación desde la infancia,
asegura el Papa
Juan Pablo II exige el compromiso internacional para acabar
finalmente con la lepra
Los matrimonios fracasados no son automáticamente nulos,
advierte el Papa
Obispos estadounidenses y representantes vaticanos afrontan las
normas ante los escándalos
Mundo
Enviado del Papa alienta la reconstrucción del sudeste asiático
tras el «tsunami»
España: El número de religiosos de vida activa desciende en
casi un 22% respecto al año 2000
Representante de los obispos estadounidenses apoya propuestas
de condonación de la deuda exterior
Entrevista
Pistas para detectar el empuje laicista en un Estado
democrático
«Ángelus»
Juan Pablo II: Educar a los niños en la paz
Documentación
Mensaje del Papa a las poblaciones del Sudeste Asiático
afectadas por el «tsunami»
Santa Sede
La paz no se improvisa, exige educación
desde la infancia, asegura el Papa
Al saludar a niños y jóvenes de la Acción Católica
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II alentó este domingo el esfuerzo por la educación de los niños y
jóvenes en la paz pues ésta no se improvisa.
El Papa dejó esta consigna poco antes de que una niña y un niño, Sofía y Víctor,
de la Acción Católica lanzaran desde la ventana de su estudio en el Vaticano dos
palomas al concluir el mes de enero, que para los pequeños y jóvenes de este
movimiento eclesial es el «mes de la paz».
En un primer momento, las palomas no quisieron abandonar los apartamentos
papales, por lo que el Santo Padre tuvo que agitar las manos con una divertida
sonrisa para obligarles a alzar el vuelo.
Entre los muchachos de la Acción Católica presentes en la plaza de San Pedro se
encontraban niños de 23 países en guerra.
Al saludar a los muchachos, congregados como todos los años en el último domingo
de enero, con motivo del Ángelus, el obispo de Roma recordó una de las
bienaventuranzas que proponía el pasaje evangélico de la liturgia de ese
domingo: «Bienaventurados los que trabajan por la paz».
«¡También los pequeños pueden hacerlo! También ellos tienen que entrenarse en el
diálogo y aprender a "vencer al mal con el bien"», aseguró citando la propuesta
central del mensaje que dirigió este año con motivo de la
Jornada
Mundial de la Paz.
«Es necesario vencer la injusticia con la justicia, la mentira con la verdad, la
venganza con el perdón, el odio con el amor», aclaró hablando con dificultad.
«Este estilo de vida no se improvisa, sino que exige educación desde la infancia
--continuó diciendo--. Una educación hecha de sabias enseñanzas y sobre todo de
válidos modelos en la familia, en la escuela y en todos los ámbitos de la
sociedad».
«Las parroquias, con sus centros de actividades, las asociaciones, los
movimientos y los grupos eclesiales deben ser cada vez más lugares privilegiados
de esta pedagogía de la paz y del amor, en la que tienen que aprender a vivir
juntos», indicó.
El Santo Padre concluyó pidiendo a María, «Reina de la Paz», que «ayude a los
jóvenes, que tanto desean la paz, a convertirse en sus valientes y tenaces
constructores».
Los niños que habían subido a los apartamentos pontificios para lanzar las
palomas y tomaron el micrófono para dirigirse al Santo Padre, para pedirle
perdón «si hemos hecho mucho jaleo, pero nuestras ganas de paz son muy grandes».
«Todos juntos queremos decirte: "Eres grande, Juan Pablo"», añadieron provocando
un gran aplauso entre los miles de peregrinos presentes.
ZS05013002
TOP
Juan Pablo II exige el compromiso
internacional para acabar finalmente con la lepra
En la Jornada Mundial dedicada a los Enfermos de la enfermedad de Hansen
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II saludó este domingo a todos los enfermos de lepra del mundo y
alentó el compromiso de la comunidad internacional para acabar completamente con
esta plaga.
El pontífice lanzó su llamamiento después de rezar la oración mariana del
Ángelus junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del
Vaticano en el día en que se celebraba la Jornada Mundial de los Enfermos de
Lepra.
«En las áreas más pobres del mundo, esta enfermedad, si bien es curable, sigue
golpeando a millones de personas, entre las que se encuentran muchos niños»,
constató el Papa.
Una carta del cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio
para la Pastoral de la Salud, escrita para esta jornada, constata que la
enfermedad de Hansen «todavía está presente y es dramáticamente letal en al
menos nueve países».
«A todos estos hermanos y hermanas les dirijo un saludo especial, asegurándoles
mi oración, que extiendo también a quienes les asisten», afirmó el pontífice.
«Deseo que el compromiso de la comunidad internacional logre eliminar
completamente esta plaga social», indicó.
Antes de despedirse de los presentes, el pontífice saludó a la
Asociación Italiana Amigos de Raoul Follereau.
La vida de Raoul Follereau (1903-1977), escritor y periodista francés, quedó
totalmente transformada al encontrarse en Costa de Marfil con una aldea de
leprosos mientras seguía por motivos periodísticos las huellas del futuro beato
Charles de Foucauld.
Con el resto de su vida dio un impulso decisivo a acabar con esta enfermedad. En
1954 instituyó la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra.
ZS05013006
TOP
Los matrimonios fracasados no son
automáticamente nulos, advierte el PapaPapa
Al recibir a los jueces de la Rota Romana
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II ha alertado ante la tentación, que también pueden experimentar los
jueces eclesiásticos, de considerar por presiones externas que matrimonios
fracasados son automáticamente matrimonios nulos.
El pontífice expuso con sinceridad esta advertencia el sábado al recibir en
audiencia a los jueces y abogados del Tribunal de la Rota Romana que en general
juzga en segunda instancia las causas ya sentenciadas por tribunales
eclesiásticos ordinarios de primera instancia y remitidas a la Santa Sede por
legitima apelación.
El mayor número de estas causas son peticiones de declaración de nulidad de
matrimonios. La Iglesia católica, que considera que el matrimonio es indisoluble
(razón por la que no acepta el divorcio), reconoce --en situaciones muy
concretas recogidas por el Código de Derecho Canónico-- que la celebración de un
matrimonio ha sido nula, por ejemplo, cuando ha tenido lugar bajo amenazas.
En su discurso, el Papa afrontó la «dimensión moral» de todos los implicados en
estos procesos jurídicos eclesiásticos, que al igual que en los civiles, podrían
estar influenciados por «intereses individuales y colectivos», induciendo «a las
partes a recurrir a formas de falsedad o incluso a la corrupción».
Estas presiones podrían tener como objetivo, reconoció con claridad el obispo de
Roma, «alcanzar una sentencia favorable», es decir, que los tribunales
eclesiásticos declaren la nulidad de un matrimonio, por ejemplo.
«De este riesgo no quedan exentos ni siquiera los procesos canónicos, en los que
se trata de conocer la verdad sobre la existencia o no existencia de un
matrimonio», advirtió.
«En nombre de pretendidas exigencias pastorales, alguna voz se ha alzado para
proponer que se declaren nulas uniones totalmente fracasadas. Para obtener este
resultado se sugiere recurrir al expediente de mantener las apariencias
procesales».
Estas propuestas o presiones, aseguró el Papa, están en contra de «los más
elementales principios de la normativa y del magisterio de la Iglesia».
El Papa se dirigió en particular a los obispos --que nombran a los jueces
eclesiásticos-- y a los mismos jueces para recordar que «la deontología del juez
tiene su criterio inspirador en el amor por la verdad».
«Por tanto --añadió--, debe estar convencido ante todo de que la verdad existe».
«Hay que resistir al miedo de la verdad, que a veces puede nacer del temor de
herir a las personas. La verdad, que es el mismo Cristo, nos libera de toda
forma de compromiso con las mentiras interesadas».
ZS05013007
TOP
Obispos estadounidenses y
representantes vaticanos afrontan las normas ante los escándalos
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Representantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos y de la
Santa Sede se reunirán en los próximos días en Roma para analizar la aplicación
de las normas ante acusaciones a sacerdotes de abusos de menores de edad.
Lo anunció este sábado en Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina de
Información de la Santa Sede.
«El 31 de enero y el 1 de febrero, como previsto, se encontrará en el Vaticano
la Comisión mixta para el examen de las normas de los casos de acusación de
abuso sexual de menores», afirmaba un comunicado emitido por el portavoz
vaticano.
«La Comisión está compuesta por delegados de la Conferencia de Obispos Católicos
de Estados Unidos (USCCB) y representantes de los dicasterios de la Curia
Romana», añade.
«La Comisión tiene como objetivo estudiar la aplicación de las normas, aprobadas
el 8 de diciembre de 2002, "ad experimentum" durante dos años, y de evaluar las
líneas orientadoras para el futuro, en el contexto del derecho universal de la
Iglesia».
ZS05013003
TOP
Mundo
Enviado del Papa alienta la
reconstrucción del sudeste asiático tras el «tsunami»
Monseñor Cordes mantiene encuentros en Indonesia y Sri Lanka
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II ha entregado un mensaje a su enviado espacial a poblaciones del
sudeste asiático flageladas por el «tsunami» para transmitir su cercanía
espiritual y seguir promoviendo la solidaridad.
Este sábado, en nombre del Papa, el arzobispo Paul Josef Cordes, presidente del
Consejo Pontificio «Cor Unum», salió de Roma rumbo a Indonesia, país en el que
el maremoto del 26 de diciembre ha dejado más de doscientos mil muertos, según
previsiones todavía parciales.
Monseñor Cordes está visitando en particular una de las ciudades más afectadas,
Banda Aceh, y este domingo presidió una eucaristía en sufragio de los
fallecidos.
Entre sus encuentros, cabe destacar la visita al presidente de Indonesia, Susilo
Bambang Yudhoyono, una reunión de coordinación con las organizaciones católicas
de ayuda, así como una reunión con líderes religiosos par impulsar el compromiso
común a favor de la reconstrucción.
El prelado alemán visitará después del 2 al 4 de febrero Sri Lanka para
encontrarse con autoridades civiles, obispos, líderes religiosos, personas
comprometidas en los auxilios, los católicos, así como las personas
damnificadas.
En la carta que ha entregado a monseñor Cordes, el Papa agradece la
extraordinaria ola de solidaridad que ha suscitado el «tsunami» en todo el
mundo, en particular entre los católicos, esperando que sea «un motivo de
aliento, perseverancia y esperanza para cada quien en la gran obra de
reconstrucción».
El Santo Padre apremia, en la misiva, «a los seguidores de las diferentes
religiones a trabajar juntos a la hora de ofrecer consuelo y asistencia a los
necesitados».
«Que con la gracia de Dios esta catástrofe lleve a un futuro de más generosidad,
de cooperación y unidad en el servicio del bien común por parte de los
individuos, los pueblos y las naciones», desea la carta que monseñor Cordes está
transmitiendo a las poblaciones afectadas.
ZS05013005
TOP
España: El número de religiosos de vida
activa desciende en casi un 22% respecto al año 2000
El próximo 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada
Madrid
MADRID, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org-
Veritas).- La Conferencia Española
de Religiosos (CONFER) ha hecho públicos, con motivo de la Jornada Mundial de la
Vida Consagrada, los datos sobre los religiosos y religiosas españolas, que
demuestran que respecto al año 2000, en el 2004 descendió el número de
religiosos en un 21,7 % (de 16.618 a 13.010) y el de religiosas un 4,42% (de
50.831 a 48.585).
En conjunto, han disminuido 5.856 efectivos, el 8,68% del total. Y las
comunidades religiosas han bajado de 7.527 a 7.100, es decir, 427 comunidades
menos, que representan el 5,68% del total.
En España hay 399 congregaciones religiosas, 295 femeninas y 104 masculinas; que
albergan en total a 61.595 religiosos y religiosas. El total de religiosas es de
48.585, de las cuales 45.998 tienen votos perpetuos, 1.843 votos temporales y
744 son novicias; mientras que los religiosos son 13.010, y de ellos 7.755 son
sacerdotes, 4.486 con votos perpetuos, 567 con votos temporales y 195 son
novicios. Fuera de España se encuentran 11.500 religiosas y religiosos
misioneros y el número de comunidades religiosas asciende a 7.100 casas.
Según declaró al respecto a «Veritas» el secretario adjunto de CONFER, el
terciario capuchino José Oltra, estos datos «tienen varias lecturas: por un
lado, la gran mayoría de las bajas es por defunciones, ya que la edad media de
los religiosos ha subido, y no por abandono».
Para Oltra, es cierto que «existe una crisis de la vida religiosa, pero no solo
por el descenso de vocaciones, sino en sentido amplio, de revisión, de
renovación, y de refundación incluso de la vida religiosa como tal» y añadió que
junto a esta disminución «hay también una mayor identidad de la vida religiosa».
En cuanto a las cifras, Oltra explicó que a los datos publicados, que se
refieren sólo a los religiosos españoles de vida activa, habría que añadir «el
aumento de religiosos que vienen de fuera de España, y otro dato muy importante,
que es el de los laicos que, unidos a las congregaciones religiosas, participan
de sus carismas y de su espiritualidad».
Explicó también que en las cifras «no están incluidos los cerca de 13.000
religiosos de vida contemplativa», que celebran su día en la Jornada Pro
Orantibus, después de Pentecostés.
ZS05013009
TOP
Representante de los obispos
estadounidenses apoya propuestas de condonación de la deuda exterior
WASHINGTON, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
El presidente de la Comisión para Asuntos Internacionales de la Conferencia de
Obispos de Estados Unidos ha manifestado su apoyo a las propuestas de
cancelación de la deuda exterior de los países más pobres y ha felicitado al
secretario del Tesoro, John Snow, por promover la remisión de la deuda entre el
Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados.
«Un acuerdo sobre la cancelación de la deuda multilateral sería un complemento
sumamente importante al reciente consenso que, según parece, se ha logrado para
ofrecer nueva asistencia a través de la Asociación Internacional para el
Desarrollo exclusivamente en forma de subvenciones al mayor número de los países
más pobres», afirma el obispo John H. Ricard, SSJ, en una carta dirigida a Snow.
«Le felicitamos por la manera en que conduce esta cuestión».
Monseñor Ricard confía en que el secretario del Tesoro y el resto de las partes
del G-7 tomen «acciones decisivas para acabar con la inacabable agenda de la
condonación de la deuda de los países más pobres» cuando se encuentren en
Londres el próximo mes.
«Reiteramos nuestra esperanza en que la condonación multilateral de la deuda no
sustituya a otras ayudas, sino que ofrezca recursos adicionales» a esos países,
afirma monseñor Ricard.
«Se trata de una preocupación particular, pues la condonación de la deuda no
debería ser un ajuste de cuentas, sino un medio de lucha contra la pobreza»,
concluye.
ZS05013004
TOP
Entrevista
Pistas para detectar el empuje laicista
en un Estado democrático
Entrevista con el profesor Rafael Navarro-Valls
MADRID, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
A raíz del discurso que Juan Pablo II dirigió el lunes pasado a obispos
españoles en visita «Ad Limina», y de las interpretaciones inexactas que durante
la semana se han hecho de sus palabras, Rafael Navarro-Valls --catedrático de
Derecho en la Universidad Complutense de Madrid-- ha accedido a aclarar para
Zenit algunos puntos –como la distinción entre laicidad y laicismo-- cuya
consideración es necesaria en el análisis de las relaciones Iglesia-Estado.
Rafael Navarro-Valls es también secretario general de la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación de España (rajyl.insde.es)
y presidente de su sección de Derecho Canónico y Eclesiástico del Estado. La
institución, cuyo origen se remonta a 1730, tiene como fines la investigación y
la práctica del Derecho y de sus ciencias auxiliares, debiendo, además,
contribuir a las reformas y progresos de la legislación española.
--En su discurso a los obispos españoles (Cf.
Zenit, 24
enero 2005), Juan Pablo II no aludió al gobierno, pero advirtió «en el
ámbito social» de España la difusión de «una mentalidad inspirada en el
laicismo» y alertó de que esta ideología «lleva gradualmente» «a la restricción
de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo
religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su
expresión pública». Hace un año, ante el cuerpo diplomático, el Papa distinguía
el laicismo de la legítima laicidad, entendida como la «distinción entre la
comunidad política y las religiones» (Cf.
Zenit, 12
enero 2004). ¿Qué rasgos caracterizan una «sana» laicidad en un Estado
democrático?
--Rafael Navarro-Valls: Hoy se observa el renacer de la noción de laicidad en
los textos legislativos e incluso en la jurisprudencia. Este renacer va unido a
un cambio de ritmo del propio concepto de laicidad, en el que la arcaica visión
del laicismo como mecanismo de defensa frente a las religiones viene sustituido
por una «laicidad positiva». Así ocurre, por ejemplo, en una serie de recientes
sentencias del Tribunal Constitucional italiano, del Tribunal Constitucional
español y del Tribunal Supremo Federal norteamericano. Por ejemplo, el Tribunal
Constitucional español ha recalcado que la aconfesionalidad (laicidad) del
Estado no implica que las creencias y sentimientos religiosos no puedan ser
objeto de protección, sino que, antes al contrario, el respeto de esas
convicciones se encuentra en la base de la convivencia democrática.
El laicismo negativo, por el contrario, quisiera volver a meter a Jonás en el
oscuro vientre de la ballena, es decir, relegar los sentimientos religiosos al
plano privado, vetando su presencia en la plaza pública. Como recientemente ha
precisado el arzobispo Giovanni Lajolo [secretario de las relaciones de la Santa
Sede con los Estados. Ndr], «cuando la laicidad de los Estados es, como tiene
que ser, expresión de auténtica libertad, favorece el diálogo y, por tanto, la
cooperación transparente y regular entre la sociedad civil y la religiosa, al
servicio del bien común, y contribuye en la edificación de la comunidad
internacional sobre la participación y no sobre la exclusión o el desprecio». A
su vez el cardenal Joseph Ratzinger [prefecto de la Congregación vaticana para
la Doctrina de la Fe. Ndr] acusa al laicismo de no constituir ya la garantía de
las múltiples convicciones, sino que se establece como una ideología «que impone
lo que se debe pensar y decir». Es decir, lo que antes podría aparecer como
garantía de una libertad común, «se está transformando en una ideología que
empieza a hacerse dogmatismo», poniendo en peligro la libertad religiosa.
Lo que se critica hoy no es que el Estado rechace legítimamente cualquier
intento de convertirse en el brazo secular de tal o cual Iglesia; lo que se
rechaza es que el Estado olvide el humus histórico al que se debe su propia
existencia, o como autorizadamente se ha dicho, que se olvide el patrimonio de
verdades que no están sometidas al consenso, sino que precede al Estado y lo
hace posible.
--Usted fue miembro en 1996 de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del
Ministerio de Justicia. ¿En qué se detecta que un Estado democrático está
promoviendo medidas laicistas, al fin y al cabo restrictivas de la libertad
religiosa?
--Rafael Navarro-Valls: En una reciente sentencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos se lee que «Europa está amenazada por una ola de intolerancia».
Intolerancia de doble signo. Por una lado, el fundamentalismo, que es una
perversión de la religión. Por otra, la ideocracia laicista, que es una
perversión de la verdadera laicidad. Quizá el rasgo más preocupante de esta
ideocracia estatal es el intento de sustitución de las convicciones sociales por
la ideología oficial. La belleza de la laicidad es que garantiza un espacio de
neutralidad en el que germina el principio de libertad de conciencia y de
libertad religiosa. Si deja de ser "neutral" y trata de imponer una "filosofía"
por un camino legislativo, entonces ya no es lo que dice ser.
El tejido social comienza a debilitarse ante las arremetidas de lo
«políticamente correcto» y entre las personas religiosas comienza a insinuarse
lo que se ha llamado el «antimercantilismo moral». Una especie de temor, por
parte de las Iglesias y sus adeptos, a entrar en el juego de la libre
concurrencia de las ideas y los valores morales, que suele decidirse más allá de
los refugios de la decencia moral. Miedo que esconde una desesperanza con
respecto a la fuerza atractiva de los valores, de lo que cada uno tiene por
bueno. Al convertirse en una premisa del Estado o, mejor, del aparato ideológico
que lo soporta, la idea de que sólo es presentable en la sociedad una
religiosidad light, dispuesta a transigir en sus creencias, las personas
que mantienen convicciones religiosas profundamente arraigadas inmediatamente
son marcadas con la sospecha de la intolerancia, es decir, con el estigma de un
latente peligro social. Sospecha que les lleva con demasiada frecuencia a esa
posición, que Tocqueville llamaba la «enfermedad del absentismo», por la que el
hombre se repliega sobre sí mismo encerrándose en su torre de marfil, ajeno e
indiferente a las ambiciones, incertidumbres y perplejidades de sus
contemporáneos, mientras la gran sociedad sigue su curso.
Charles Taylor señala como una de las tres formas de malestar de la cultura
contemporánea ese despotismo blando del Estado que convierte parte de los
ciudadanos, en un tipo de individuos encerrados en sus propios corazones; con lo
cual el propio Estado pierde el concurso de un estrato de población,
empobreciéndose en su propia entidad. Aquellos ciudadanos sólidamente religiosos
que podrían aportar muchas cosas al torrente circulatorio de la sociedad quedan
marginados.
--El Papa recordó además a los obispos españoles el deber de los poderes
públicos de garantizar el derecho de los padres --si así lo piden-- a que sus
hijos reciban enseñanza religiosa en las escuelas --con una valoración académica
acorde con su importancia-- y «asegurar las condiciones reales de su efectivo
ejercicio, como está recogido en los Acuerdos Parciales entre España y la Santa
Sede de 1979, actualmente en vigor». ¿Cómo debería articularse la enseñanza de
la religión católica en España para que se cumplan los Acuerdos?
--Rafael Navarro-Valls: El respeto en un Estado de Derecho a las leyes, sobre
todo si son del más alto nivel, como ocurre con los Tratados Internacionales, es
un principio fundamental de la democracia. De ahí que convenga recordar lo que
dice textualmente el Acuerdo de 3 de enero de 1979, entre el Estado español y la
Santa Sede sobre Enseñanza y Asuntos Culturales: «Los planes educativos en los
niveles de educación preescolar, de Educación General Básica y de Bachillerato y
Grados de Formación Profesional (…), incluirán la enseñanza de la Religión
Católica en todos los Centros de Educación, en condiciones equiparables a las
demás disciplinas fundamentales. Por respeto a la libertad de conciencia, dicha
enseñanza no tendrá carácter obligatorio para los alumnos. Se garantiza, sin
embargo, el derecho a recibirla».
Repárese que se habla de «disciplina fundamental», lo que exige que puntúe en
los curricula de los alumnos e influya a la hora de obtener beneficios y becas
por parte de los estudiantes. Esto no es una novedad. Acaba de hacerse público
un amplio estudio de la Oficina Internacional de Educación (OIE) de la UNESCO
sobre el tiempo previsto para la religión en los planes de estudio de 140
Estados. Según ese estudio, durante los nueve primeros años de la escolaridad,
la enseñanza de la religión figura como materia obligatoria (al menos una vez)
en los planes de estudio de 73 países de los estudiados. En 54 de ellos, el
tiempo de docencia dedicado a la religión es el 8.1 % del tiempo total. Estas
cifras, según la UNESCO, indican una inversión de la tendencia al declive de la
enseñanza de la religión, que había caracterizado la mayor parte del pasado
siglo XX.
--Varios miembros del gobierno de España se lanzaron a descalificar, al día
siguiente de su difusión, el mensaje que Juan Pablo II dirigió a los obispos
católicos del país. Además, en el comunicado difundido por el Ministerio de
Exteriores (Cf.
Zenit, 27
enero 2005) se hace una relectura de las palabras del Papa de forma
irregular e inexacta. ¿Pierde el Estado su neutralidad con estas reacciones?
--Rafael Navarro-Valls: Como ocurre frecuentemente en los debates públicos,
algunas veces se acaba por discutir sobre cosas no dichas en las fuentes, es
decir, de cosas que no decía el discurso original. En el mundo académico lo
sabemos muy bien: la fidelidad a las fuentes es condición imprescindible para
entender los acontecimientos y enjuiciarlos adecuadamente. Esa autodisciplina es
necesaria para evitar el caos dialéctico en donde se introduce el elemento
ideológico a costa de la verdad. Por eso la Santa Sede, ante esas reacciones no
estrictamente correctas, sólo recomendó "una lectura atenta de todo el discurso
Pontificio, que bien puede ilustrar la posición de la Iglesia". De otro modo más
que la neutralidad, lo que se conculca es la verdad. La Santa Sede manifestó [el
27 de enero] que "un acuerdo fructuoso con la Iglesia mediante un diálogo
permanente animado por un recíproco respeto, así como se ha manifestado en el
comunicado (del Ministerio de Exteriores tras el encuentro con el Nuncio), ha
sido y será siempre la línea de la Santa Sede". No puede olvidarse, sin embargo,
que el tono de las relaciones entre un determinado Gobierno y la Santa Sede
siempre es reflejo del tono que existe entre ese mismo Gobierno y los católicos
de ese país representados en su Jerarquía. No puede ser de otra manera.
--Aparte de la citada cuestión de la enseñanza de la Religión, las medidas
del gobierno español se orientan a introducir el «matrimonio» homosexual
--incluida la adopción de niños--, facilitar la disolución del matrimonio con la
agilización del divorcio y la supresión de la separación previa y la
legalización de una especie de repudio, ha aprobado la investigación con
embriones humanos... No son cuestiones directamente relacionadas con el respeto
a la religión, pero afectan a los valores compartidos por la Iglesia católica, a
la que pertenece la gran mayoría de los españoles. Un gobierno que legisla
prescindiendo del diálogo con la mayoría creyente y de espaldas a su tradición,
¿no se está dirigiendo contra su identidad religiosa?
--Rafael Navarro-Valls: Efectivamente, el problema del matrimonio entre personas
del mismo sexo es un problema más antropológico que religioso. Esto explica que,
en España, las reacciones más contrarias han surgido en los ambientes jurídicos.
La Asociación de Abogados de Familia, el Consejo de Estado, el Consejo General
del Poder Judicial y un buen número de juristas ilustres han manifestado su
disconformidad.
Lo que este importante sector social viene a decir es que si las instituciones
(entre ellas el matrimonio) pueden ser adaptadas al espíritu de los tiempos,
esta adecuación no puede hacerse en términos que las hagan irreconocibles por la
conciencia social de cada tiempo y lugar. Así ocurriría si el Gobierno optara
por reconocer «un derecho al matrimonio» de las parejas homosexuales. Este no es
un problema exclusivamente español: Australia está a punto de aprobar una ley
reafirmando el principio heterosexual; Clinton, durante su presidencia, firmó la
ley de defensa del matrimonio que sólo considera tal, a efectos federales, la
«unión legal entre un hombre y una mujer»; y más recientemente 11 estados
norteamericanos, a través de consultas populares, han recalcado el carácter
«bipolar», heterosexual, del matrimonio frente a ciertos intentos orientados al
matrimonio entre homosexuales.
En realidad, la Iglesia --por más que pueda sorprender esta afirmación-- no
tiene una concepción propia del matrimonio. Lo que tiene es una visión propia
del hombre. De ahí que insista una y otra vez en que su modelo matrimonial es
tal porque se adecua a la propia naturaleza del hombre, es decir, al orden real
de las cosas. Por eso se alinea con los defensores del carácter heterosexual del
matrimonio. El que alerte al Estado acerca de los efectos antisociales de una
legislación contraria a esos principios es muestra de lealtad, no de
intolerancia.
ZS05013008
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«Ángelus»
Juan Pablo II: Educar a los niños en la
paz
Palabras antes y después de rezar la oración mariana del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos las palabras que dirigió Juan Pablo II este domingo antes y después
de rezar la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos
congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
* * *
1. La plaza de San Pedro se regocija hoy por la presencia de muchos muchachos de
la Acción Católica que concluyen el «mes de la paz». ¡Os saludo con cariño,
queridos niños y muchachos de la Acción Católica! En el Evangelio del día, Jesús
proclama: «Bienaventurados los que trabajan por la paz» (Mateo 5, 9). ¡También
los pequeños pueden hacerlo! También ellos tienen que entrenarse en el diálogo y
aprender a «vencer al mal con el bien» (Cf. Romanos 12, 21), como recordé a
todos en el reciente Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz. Es necesario
vencer la injusticia con la justicia, la mentira con la verdad, la venganza con
el perdón, el odio con el amor.
2. Este estilo de vida no se improvisa, sino que exige educación desde la
infancia. Una educación hecha de sabias enseñanzas y sobre todo de válidos
modelos en la familia, en la escuela y en todos los ámbitos de la sociedad. Las
parroquias, con sus centros de actividades, las asociaciones, los movimientos y
los grupos eclesiales deben ser cada vez más lugares privilegiados de esta
pedagogía de la paz y del amor, en la que tienen que aprender a vivir juntos.
3. Pidamos a María, Reina de la Paz, que ayude a los jóvenes, que tanto desean
la paz, a convertirse en sus valientes y tenaces constructores.
[Después de rezar el Ángelus, el Papa dirigió estas palabras a los
peregrinos:]
Se celebra hoy la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra. En las áreas más
pobres del mundo, esta enfermedad, si bien es curable, sigue golpeando a
millones de personas, entre las que se encuentran muchos niños. A todos estos
hermanos y hermanas les dirijo un saludo especial, asegurándoles mi oración, que
extiendo también a quienes les asisten. Deseo que el compromiso de la comunidad
internacional logre eliminar completamente esta plaga social.
Saludo a los peregrinos presentes, en particular a la Asociación Italiana Amigos
de Raoul Follereau, y deseo a todos un feliz domingo.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
ZS05013001
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Documentación
Mensaje del Papa a las poblaciones del
Sudeste Asiático afectadas por el «tsunami»
Monseñor Cordes visitará Indonesia y Sri Lanka
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 enero 2005 (ZENIT.org).-
Publicamos el mensaje que Juan Pablo II ha enviado a las poblaciones del Sudeste
asiático afectadas por el «tsunami». El pontífice ha escrito su misiva al enviar
al presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», el arzobispo Paul Josef Cordes,
para que visite a estas poblaciones en su nombre.
En particular el prelado alemán está visitando Indonesia y Sri Lanka.
Al reverendo arzobispo Paul Josef Cordes,
presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum»
A la enorme devastación y pérdida de vidas provocada por el reciente terremoto y
maremoto en el sudeste asiático le ha seguido una extraordinaria respuesta de
simpatía a través del mundo, junto con una masiva movilización de ayuda
humanitaria.
Agradezco profundamente los esfuerzos del Consejo Pontificio «Cor Unum» y de las
numerosas agencias caritativas católicas internacionales para contribuir al
alivio de los pueblos golpeados por este inmenso desastre natural.
Al partir para cumplir con una visita a la región, quisiera pedirle que
garantice mi preocupación y cercanía en la oración a todos los afectados por la
tragedia y sus consecuencias posteriores.
En particular, me uno a los católicos a todos los creyentes al encomendar las
víctimas de esta terrible calamidad a la infinita misericordia del Dios
todopoderoso y al implorar el divino consuelo para los heridos, los que lloran a
sus seres queridos, y los que se han quedado sin casa.
Rezo para que la solidaridad demostrada por nuestros hermanos y hermanas del
mundo sea un motivo de aliento, perseverancia y esperanza para cada quien en la
gran obra de reconstrucción que queda por delante.
Asimismo, quiero apremiar a los seguidores de las diferentes religiones a
trabajar juntos a la hora de ofrecer consuelo y asistencia a los necesitados.
Que con la gracia de Dios esta catástrofe lleve a un futuro de más generosidad,
de cooperación y unidad en el servicio del bien común por parte de los
individuos, los pueblos y las naciones.
A la luz del Evangelio, expreso mi ferviente esperanza de que la comunidad
cristiana profundice en la confianza en el misterio de la providencia de Dios y
en una unión más íntima con el Señor Jesús, en el misterio de su sufrimiento y
resurrección.
Invoco los divinos dones de la sabiduría y la fuerza sobre las autoridades
civiles y sobre todos los comprometidos en las labores de auxilio.
A ti, querido hermano, y a todo el clero, a los religiosos y a los fieles de las
comunidades que visitarás, imparto cordialmente mi bendición apostólica como
prenda de gracia y de paz en el Señor.
Vaticano, 22 de enero de 2005
IOANNES PAULUS II
[Traducción del original inglés realizada por Zenit]
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