Redacción -
31/01/2005 Con el fin de que la aconfesionalidad
del Estado sea una realidad en todas las instituciones públicas, la
educación y los medios de comunicación, el Intergrupo por el Laicismo,
integrado por representantes de todos los grupos parlamentarios
exceptuando al Partido Popular, volverá a reunirse en febrero. El
objetivo es ultimar su propuesta de crear una comisión de estudio en el
Congreso que, durante un año, se encargue de proponer medidas para
profundizar en la laicidad del Estado.
La diputada de Izquierda Verde (IU-ICV) Carme García explicó a la
Agencia Europa Press que estos grupos comparten la idea de que el
Parlamento debe sentarse a analizar “con seriedad” cómo se puede avanzar
hacia un verdadero Estado aconfesional y que ha llegado el momento de
“dejar de marear la perdiz” con el debate y la aprobación cada cierto
tiempo de iniciativas inconexas destinadas a este fin. El debate sobre
la aconfesionalidad del Estado se ha disparado a raíz del discurso del
Papa de la semana pasada en el que aseguraba que el Gobierno español
actúa con “desprecio a lo religioso” y que fomenta el laicismo. Estas
palabras, según la diputada Carme García, ha generado mucha
“preocupación” entre los promotores de esta iniciativa, que consideran
que con esas críticas se busca “dividir a la población” y “destruir más
que construir”. En este sentido, García insiste en que el laicismo lo
que persigue es el “respeto y la convivencia” entre la distintas
opciones religiosas. Así, ha querido explicar que este intergrupo no
pretende dirigirse contra una confesión religiosa ni tiene nada que ver
con el ateismo o el agnosticismo, sino que concibe la religiosidad como
una opción “privada”, defiende que el Estado debe estar al margen de la
religión y viceversa, y entiende la laicidad como un pacto de
convivencia en la pluralidad y la tolerancia.
Los impulsores de esta iniciativa consideran oportuno que el Congreso
aborde este asunto ahora que están llegando a España inmigrantes que
practican distintas religiones. García destaca que ante esta variedad
religiosa, el Estado no puede “decantarse” por apoyar a unas confesiones
frente a otras porque ese favoritismo sería, además de
“inconstitucional”, discriminatorio. La revisión de los acuerdos con la
Santa Sede, prevista para este año, también debería analizarse, según
García, en esa comisión parlamentaria no permanente que, a su juicio,
debería sentar las bases para poner fin a la financiación estatal de la
Iglesia Católica.
En su próxima reunión, el Intergrupo por el Laicismo diseñará su
calendario de actuaciones para este año, en el que las cuestiones
relacionadas con la educación centrarán gran parte de sus trabajos.
Aunque sus promotores insisten en que el intergrupo no se crea “contra
nada”, admiten que podría servir ahora para contrarrestar desde la
sociedad civil la creciente implicación de la Iglesia católica en la
vida política, con su frontal rechazo a medidas legislativas de marcado
carácter progresista como el reconocimiento del matrimonio entre
homosexuales.
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