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23
de abril de 2005
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--ACTUALIDAD--
Los medios de comunicación ante el espíritu de Juan Pablo II
La nueva evangelización planetaria de Juan Pablo II
La muerte de Juan Pablo II, un acontecimiento mediático sin
precedentes
Los medios de comunicación ante el
espíritu de Juan Pablo II
Los observadores intentan acercarse a su vida interior
ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).-
En las últimas semanas, en incontables comentarios y entrevistas se ha intentado
analizar lo que Juan Pablo II ha hecho por la Iglesia y el mundo durante su
pontificado. La mayor parte de los análisis se han centrado en sus acciones
externas, aunque algunos han intentado entender la vida interior del Papa.
El cardenal Cormac Murphy-O’Connor tocó este tema en un artículo publicado el 3
de abril en el Telegraph de Londres. El cardenal describía al Santo Padre como
un «hombre de profunda oración» que «estaba convencido de la providencia de Dios
que actuaba en su vida».
Esta oración no sólo inspiró y sostuvo a Juan Pablo II durante los años de su
pontificado, sino que, cuando se vio afligido por las enfermedades en los
últimos años, le dio la fuerza para continuar, según el cardenal británico. Esta
intensa vida interior era también evidente en su relación con las multitudes de
peregrinos. Cuando predicaba con frecuencia ante una gran masa de entusiastas
peregrinos, «también les conducía al silencio y a la contemplación», observa el
cardenal Murphy-O’Connor. «Él era siempre el centro, que irradiaba la serenidad
que surge de una vida de oración».
Este aspecto se examinaba en una entrevista con el filósofo protestante alemán
Rüdiger Safranski, publicada el 11 de abril en la revista Der Spiegel. Safranski
observaba: «Lo especial de este Papa, su genio con los medios, es que conseguía
crear una conexión entre el misticismo y los medios, entre la postura espiritual
ante la vida y el embalaje social de los medios y la globalización de este
fenómeno. Es algo nuevo, incluso en la era de la televisión».
El columnista del Washington Post, E. J. Dionne Jr. también reconocía el papel
espiritual de Juan Pablo II. En una columna el 5 de abril, Dionne observaba que
«si Juan Pablo II se declaró por una sola idea central, ésta sería la primacía
de lo espiritual sobre lo material». Los comentaristas del Papa, observaba
Dionne, «inevitablemente debatirán el significado de su legado en términos
seculares que tanto dominan en nuestros tiempos. Deberíamos intentar recordar
que estos no fueron los términos en los que él vivió su vida».
Henryk Wozniakowski, presidente de la editorial polaca Znak, reflexionaba sobre
los motivos que sostuvieron a Juan Pablo II. Escribiendo el 7 de abril en el
Financial Times, observaba que el genio del Papa descansa en «su capacidad para
poner en evidencia las virtudes de la gente, sus deseos de bondad y verdad – en
ocasiones profundamente enterrados». Esta capacidad estaba acompañada de un
esfuerzo incansable en viajes, escritos y apariciones públicas, que, al
demostrar el interés del Papa por los demás, daba credibilidad a su mensaje.
El cardenal Francis George, escribiendo el 4 de abril en el Chicago Tribune,
comentaba: «Karol Wojtyla fue una persona que mantuvo el oficio del papado de
una manera que lo transformó». Al intentar explicar el impacto que Juan Pablo II
ha tenido en tanta gente, el cardenal George explicaba: «Fue un hombre empapado
en la tradición que nos une a Cristo; también fue uno hombre de su propio
tiempo, nuestro tiempo, que entendió la experiencia contemporánea incluso cuando
la sometía a críticas que recordaban las críticas de Jesús a su sociedad hace
2000 años».
Más allá de las etiquetas
Para entender al Papa desde dentro también es importante tener presente las
aportaciones de aquellos comentaristas que calificaron a Juan Pablo II como
«conservador». Y conservador es sólo el más suave de los adjetivos utilizados
por quienes fueron críticos con su pontificado.
Sin embargo, Christopher Caldwell, escribiendo el 2 de abril en el Financial
Times, defendía que el Papa desafiaba este tipo de clasificación ideológica.
Aunque mantuvo la doctrina en materias de moralidad sexual, Juan Pablo II
también se mostró activo en su oposición a la guerra. Y, así como reconocía los
aspectos positivos del capitalismo, también fue crítico con sus fallos y pidió
una mayor atención a las necesidades del pobre. En lugar de aplicar etiquetas a
Juan Pablo II, Caldwell recomendaba intentar entender las ideas filosóficas y
teológicas que proponía.
En este sentido George Weigel, escribiendo el 4 de abril en el Wall Street
Journal, decía que Juan Pablo II fue diferente de los demás «críticos
conservadores» de la cultura contemporánea. El Papa, observaba Weigel, propuso
«un humanismo más verdadero, más noble, construido sobre el fundamento de la
convicción bíblica de que Dios ha hecho a la criatura humana a su imagen y
semejanza, con inteligencia y voluntad libre, una criatura capaz de conocer el
bien y elegirlo libremente». La verdadera medida del hombre, según el Papa, es
«la capacidad humana, en cooperación con la gracia de Dios, de la virtud
heroica».
Ecumenismo y diálogo religioso
Una de las mayores preocupaciones de Juan Pablo II, observada por muchos en sus
reflexiones sobre su pontificado, fue el esfuerzo hecho por mejorar las
relaciones entre la Iglesia católica y otras iglesias cristianas. En un artículo
publicado en el Times de Londres el 11 de abril, Rowan Williams, arzobispo
anglicano de Canterbury, explicaba que incluso aunque sigue habiendo diferencias
entre los dos credos, «ha habido una reconciliación irreversible entre
anglicanos y católicos durante el reinado de Juan Pablo II para que su sucesor
construya sobre ella».
A esto, el obispo John Flack, representante del arzobispo de Canterbury en Roma,
añadía que el Papa ha sido «una figura clave para todos los cristianos, un
párroco para el mundo entero».
Mark Noll, historiador en el Wheaton College de Illinois, sopesaba el papel del
Papa en la mejora de las relaciones entre católicos y evangélicos en un artículo
publicado el 10 de abril en el Boston Globe. En la campaña presidencial de 1960,
los líderes evangélicos en Estados Unidos advertían a la gente del peligro de
elegir a un presidente católicos que se sometería a las órdenes de Roma.
Hoy la situación es radicalmente diferente. Noll citaba al evangélico Gary Bauer,
que el año pasado comentaba que «hoy los evangélicos y baptistas del sur
esperaban que el Vaticano les dijera que hacer a los políticos católicos».
Pero la política es sólo una parte de la reconciliación. Bajo Juan Pablo II, se
han multiplicado los contactos entre la Iglesia católica y los grupos
evangélicos. Noll citaba el caso de un encuentro en el Vaticano en el 2003, en
el que el Papa recibió en una recepción a los líderes del Alpha Course,
establecido por los evangélicos anglicanos en Gran Bretaña. El propósito del
encuentro, explicaba Noll, fue estimular la cooperación entre los líderes Alpha
y el personal del Vaticano para permitir la utilización de los materiales Alpha
por los católicos.
También se ha observado la mejora de relaciones de Juan Pablo II entre la
Iglesia y los judíos. Silvan Shalom, ministro israelí de asuntos exteriores,
observaba que Juan Pablo II ha conducido a la Iglesia católica a una relación
más estrecha con el pueblo judío. Entrevistado el 4 de abril en el diario
italiano Corriere della Sera, el ministro observaba que no el Papa no sólo hizo
que se llamara a los judíos «nuestros hermanos mayores durante la primera visita
de un Papa a una sinagoga, sino que también en su pontificado se establecieron
relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel».
Shalom también reflexionaba sobre cómo Juan Pablo II también había pedido perdón
por los errores cometidos por la Iglesia y sus miembros en sus relaciones con
los judíos y en su histórica visita a Israel dejó un manuscrito en el Muro
Occidental del Templo de Jerusalén a tal efecto. «Se atrevió a hacer lo que
ningún Papa antes de él había hecho», decía Shalom.
Algunos comentaristas apuntaban que la Iglesia había comenzado el proceso de
reconciliación con los judíos algo antes de que Juan Pablo II llegara a ser
Papa, especialmente con la declaración del Concilio Vaticano II, «Nostra Aetate».
Sin embargo, Dow Marmur, rabino emérito del Holy Blossom Temple de Toronto,
escribiendo el 5 de abril en el periódico canadiense Globe and Mail, observaba
que «lo que la Iglesia había decretado en el papel, el Papa Juan Pablo II lo
pasó a la acción».
Y en cuanto a las relaciones con el mundo islámico, Mohamed Sayed Tantawi, imán
de la mezquita Al-Azhar de El Cairo, comentaba que Juan Pablo II fue notable por
su paciencia y capacidad de comprender los problemas. En una entrevista
publicada el 4 de abril por Avvenire, Tantawi, considerada la figura más
autorizada de la escuela sunní del Islam, añadía que el legado dejado por Juan
Pablo II ha sido el del diálogo constructivo. Tantawi expresaba su esperanza de
que tanto cristianos como musulmanes continuaran haciendo un esfuerzo serio para
conocerse los unos a los otros mejor y superar los prejuicios que han sido
demasiado comunes.
ZSI05042301
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La nueva evangelización planetaria de
Juan Pablo II
ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).-
La enorme influencia de Juan Pablo II sobre la situación mundial ha sido un
lugar común en muchos comentarios. «El mayor evangelizador de nuestro tiempo»,
así describía a Juan Pablo II monseñor Cipriano Calderón, antiguo vice
presidente de la Comisión Potificia para América Latina. En el diario ABC del 7
de abril, monseñor Calderón escribía que el Papa, a través de sus escritos,
discursos y una «infinidad de documentos», junto a los 104 viajes
internacionales, da un incansable testimonio.
Justo hasta su muerte, Juan Pablo II ha llevado a cabo esta misión de
evangelización como heraldo del Evangelio, de la paz y del mensaje de
Jesucristo, explicaba monseñor Calderón. Jamás el mensaje evangélico se había
predicado tan ampliamente y tan intensamente, afirmaba. Los frutos de este
esfuerzo en términos de fe, de vida cristiana y dinamismo eclesial han sido
inmensos. Monseñor Calderón calificaba a Juan Pablo II como «Ángel de la nueva
evangelización, de la evangelización planetaria».
Este aspecto misionero también fue comentado por John O’Sullivan el 2 de abril
en National Post canadiense. Las inmensas concentraciones de creyentes que
rodearon al Santo Padre en sus viajes evidenciaban que la fe «no es una reliquia
del pasado», observaba O’Sullivan. También evidenciaban «la fe vibrante de
millones de jóvenes». También hacía notar que las visitas del Papa a los países
del Tercer Mundo han coincidido con un aumento del cristianismo en general en
estos países, hasta el punto de que los países europeos miran a los sacerdotes y
religiosos de estas regiones para llenar los vacíos de vocaciones debidos al
«materialismo poscristiano» de Europa.
Influencia política
Muchos han puesto en evidencia la influencia de Juan Pablo II en el mundo de la
política. En una entrevista en el periódico El País el 4 de abril, el cardenal
Stanislaw Nagy, que fue compañero de seminario de Karol Wojtyla, afirmaba que el
Papa ha desempeñado un papel importante para lograr el actual régimen de paz y
justicia en Europa. Desempeñó un importante papel en el desarrollo del
movimiento polaco Solidaridad y también en la subsiguiente caída del Muro de
Berlín.
Las afirmaciones del cardenal fueron respaldadas en un artículo publicado el
mismo día en el diario ABC del antiguo líder soviético Mikhail Gorbachev. Juan
Pablo II jugó un «enorme papel» en el fin de la Guerra Fría, indicaba.
Hans-Dietrich Genscher, ministro de asuntos exteriores y vice canciller de la
República Federal Alemana de 1974 a 1992 también reconocía el papel de Juan
Pablo II en la caída del Muro de Berlín. Escribiendo el 11 de abril en la
revista alemana Der Spiegel, Genscher declaraba: «Creo que podemos decir con
seguridad que el movimiento Solidarnosc, reforzado por el Papa y protegido como
resultado de su postura responsable y clara, han tenido un importante impacto en
la entera esfera de influencia soviética».
El escritor y filósofo francés Bernard-Henri Levi también reflexionaba sobre la
contribución del Papa a la unidad europea. El 5 de abril escribía en el Wall
Street Journal que el Papa «había sido uno de los líderes políticos y
espirituales que reconoció inmediatamente que era monstruosa la idea de que la
mitad de Europa se tenía que abandonar a la esclavitud». El continente europeo
le debe su unidad redescubierta a Juan Pablo II, afirmaba.
Timothy Garton Ash, escribiendo el 4 de abril en el periódico británico Guardian,
fijaba su atención en el impacto del Papa a nivel mundial. «El Papa Juan Pablo
II ha sido el primer líder mundial», en comparación con los líderes nacionales
que tienen un impacto mundial, defendía.
El Papa Juan Pablo II combinaba tres elementos, reconocía Garton Ash; fue la
cabeza de la organización supranacional de seres humanos más grande del mundo;
creyó con inquebrantable convicción que su mensaje era universal; y se aferró a
la oportunidad tecnológica de llevar dicho mensaje personalmente a casi todos
los países de la tierra.
Las contribuciones del Papa, continuaba Garton Ash, van desde su papel en el fin
de las divisiones de Europa hasta la defensa de los pobres en el Tercer Mundo.
Y, lejos de perder el toque en sus últimos años, nadie hizo más por evitar el
choque de civilizaciones que Juan Pablo II. Desde su propia posición como
«agnóstico liberal», Garton Ash indicaba: «Juan Pablo II ha sido, simplemente,
el mayor agente político del último cuarto de siglo».
Derechos Humanos
El teólogo Gino Concetti examinaba la aportación de Juan Pablo II al tema de los
derechos humanos en un artículo publicado el 11 de abril en el L’Osservatore
Romano. Concetti subrayaba la aportación hecha por el Papa en su encíclica de
1991 «Centessimus Annus». En este documento Juan Pablo II explicaba que una
auténtica democracia sólo es posible cuando se basa en un correcto concepto de
la persona humana.
Una de las consecuencias de esto es que la democracia, explica la encíclica,
debería sostener por el reconocimiento de los derechos humanos. Estos derechos
abarcan diversas categorías: individuales, sociales, políticas, culturales y
económicas. El primero de estos derechos es el derecho a la vida. Y pocos años
después, en 1995, Juan Pablo II afrontó este tema con mayor detalle en la
encíclica «Evangelium Vitae».
Concetti también sostenía que Juan Pablo II fue el responsable de formular un
nuevo derecho humano en el área internacional: el derecho a la intervención
humanitaria en una nación donde una comunidad étnica o una parte de la población
está amenazada de genocidio. Juan Pablo II, concluía Concetti, fue un verdadero
campeón de los derechos humanos.
Según el filósofo polaco Zygmunt Bauman, Juan Pablo II fue un «mensajero de la
libertad». En un artículo publicado el 7 de abril en Avvenire, el diario
católico italiano, Bauman explicaba que el Papa nunca se cansó de decir a los
grupos que encontraba que no deberían tener miedo y que deberían esforzarse por
vivir una libertad que les permita amar, libre de miedos.
Defensa de la mujer y del no nacido
En una entrevista con Wanda Poltawska, antigua profesora de la Academia de
Medicina de Varsovia y amiga de Juan Pablo II durante más de 50 años, se
examinaba el concepto del Papa de la mujer. En la entrevista del 7 de abril con
el periódico italiano La Stampa, Poltawska explicaba que desde sus primeros años
como sacerdote el futuro Papa en su labor con la juventud se preocupaba de
preservar la santidad del amor, especialmente entre las mujeres, que son más
vulnerables.
Una de las frases utilizadas por el Papa en sus escritos sobre las mujeres es la
idea del «genio femenino». Poltawska comentaba que el Papa estaba convencido de
que una característica fundamental de las mujeres es la capacidad de ser madres.
Para Juan Pablo II esta capacidad para la maternidad hace a las mujeres
merecedoras tanto de respeto como de amor.
La decidida defensa de la vida humana por parte del Papa fue subrayada por Paul
Johnson, escribiendo en el Wall Street Journal el 4 de abril. «Los seres
humanos, aunque falibles y con frecuencia absurdos, han sido hechos a imagen de
Dios, y quitar una vida, sin la justificación más fuerte posible, ha sido un
asalto a Dios», afirmaba Johnson respecto a los puntos de vista del Papa.
Esto, continuaba Johnson, llevó a Juan Pablo II a defender la vida, sea la
amenazada por el aborto, la pena de muerte, la guerra o la eutanasia. En cuanto
al aborto, Johnson observaba que «era una espada afilada en su corazón que le
llenaba de recta indignación ante el hecho de que, después de que el mundo se
haya visto azotado por más de 50 años de asesinatos en masa del totalitarismo,
los políticos contrarios a la vida, sobre todo en las democracias, hubieran
instaurado el holocausto de los no nacidos».
ZSI05042302
TOP
La muerte de Juan Pablo II, un
acontecimiento mediático sin precedentes
La reacción popular revela el resurgir de la religión
ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).-
La muerte de Juan Pablo II ha atraído un interés de los medios y de la población
en general a un nivel sin precedentes. La organización Global Language Monitor
ofrece los datos que prueban el gran interés de los medios.
Hasta el día del funeral del Papa, hubo 12 millones de citas en Internet, y
100.000 relaciones en los medios a lo largo del mundo. En comparación, durante
todo el año anterior sólo hubo 28.000 reportajes y un millón y medio de citas en
Internet sobre Juan Pablo II.
La cobertura, observaba el Global Language Monitor, superó con creces la
atención dada a otros eventos como el tsunami del sur de Asia, los ataques
terroristas del 11 de septiembre, y las muertes de Ronald Reagan y la princesa
Diana. En las primeras 72 horas tras la muerte del Papa hubo 10 veces más
reportajes de noticias sobre Juan Pablo II que los publicados en el mismo
periodo de tiempo sobre el presidente de Estados Unidos George Bush tras su
reelección del pasado noviembre.
Un análisis de la cobertura muestra que la palabra «histórico» se asoció el Papa
cerca de 3 millones de veces, mientras que «conservador» se asoció cerca de 1,75
millones de veces, y «amado» o «querido» unas 600.000 veces.
Entretanto, las páginas de internet católicas vieron un aumento de su uso. Los
sitios católicos registraron un 118% de subida en cuota de mercado de las
visitas online para la semana que terminó el 9 de abril, comparándola con una
semana seleccionada al azar que terminó el 6 de noviembre del año pasado, según
la compañía de seguimiento Hitwise USA Incorporated. Un análisis de los datos se
publicó el 14 de abril en DM News.
La muerte del Papa también cosechó una avalancha de búsquedas por internet. Para
la semana que terminó el 2 de abril, las búsquedas de las palabras clave «Papa
Juan Pablo» subieron un 3.161%, «Papa», un 2.801%, y «Papa Juan Pablo II», un
2.307%.
El más beneficiado de los buscadores de la palabra «papa», con un 11% de todas
las búsquedas, fue la página web del Vaticano (www.vatican.va).
Seguida por
www.catholic.net y Google News, con un 10% cada una.
Periódicos y televisión
La cobertura dada por los periódicos también ha sido abundante. El periódico
británico Independent presentaba algunos datos sobre la prensa en el Reino
Unido. Según un artículo del 10 de abril, el domingo siguiente a la muerte del
Papa el Daily Mirror dedicó 19 páginas al tema, el Independent, 13 páginas, y el
Times, 11 páginas. Otros periódicos tuvieron un nivel de cobertura similar,
excepto el Sun, que limitó su cobertura a sólo dos páginas.
La atención fue notable, según en análisis de la cobertura de los medios hecho
por el Independent. Gran Bretaña no es sólo un país muy secularizado, con poco
espacio para la religión en los medios, sino que la religión tradicional es la
anglicana.
De hecho, el periodista del Guardian, Martín Kettle, comentaba en un artículo el
5 de abril: «El funeral del Papa, nos debe quedar claro, nunca había sido hasta
ahora un acontecimiento que requiriera la atención del primer ministro británico
– o incluso del arzobispo de Canterbury».
También fue amplia la cobertura de la televisión. Associated Press informaba el
12 de abril de que más de 9 millones de personas en Estados Unidos o se
levantaron pronto o se acostaron tarde para ver el funeral del Papa (comenzaba a
las 4 a. m. en la Costa Este y a la 1 a. m. en la Oeste).
Los canales de televisión en el mundo árabe también dieron grandes espacio de
emisión al Papa. Un reportaje de Agence France-Presse el 3 de abril informaba de
que Al-Jazeera, con sede en Qatar, famosa por emitir los vídeos de Osama bin
Laden, estuvo entre las primeras en anunciar la muerte de Juan Pablo II.
En el Líbano, la televisión vía satélite Al-Manar del movimiento fundamentalista
Hezbollah interrumpió sus programas tras el anuncio de la muerte del Papa para
conectar en directo con el Vaticano. Otras cuatro emisoras privadas libanesas y
la pública Tele-Liban hicieron lo mismo.
El domingo siguiente a la muerte del Papa, Al-Jazeera siguió proporcionando una
extensa cobertura, al igual que hizo Al-Arabiya, con sede en Dubai. Estas dos
emisoras, junto con muchas otras del mundo árabe, también emitieron algunos
documentales sobre Juan Pablo II.
Suben las ventas de libros
Las ventas de libros también se vieron afectadas por la muerte del Papa. Un
reportaje del 10 de abril en Associated Press observaba que en los días
siguientes varios títulos alcanzaron rápidamente el top 20 en las librerías
online como Amazon y Barnes&Noble.
Los principales títulos incluyen cinco de Juan Pablo II: «El Camino hacia
Cristo»; «Memoria e Identidad»; «El Papa Juan Pablo II: Según mis Propias
Palabras»; «Levantaos, vamos»; y «Cruzando el Umbral de la Esperanza».
Otro popular libro ha sido «Testigo de Esperanza», una biografía de George
Weigel. Sólo unas horas después de la muerte del Papa, HarperCollins anunciaba
que un nuevo libro de George Weigel, todavía sin título, saldría a finales de
año y en el que examinará «la muerte del Papa y la Iglesia católica que ha
dejado, mientras también se ofrece un relato interno sin precedentes de la
elección del siguiente Papa».
El 14 de abril Associated Press informaba desde Italia que las ventas del último
libro de Juan Pablo II, «Memoria e Identidad», habían subido desde su muerte un
50%, con cerca de 12.000 ejemplares al día. Los datos los proporcionó la
editorial del libro, Rizzoli.
El poder de la gente
Un gran número de comentaristas han intentado explicar la popularidad de Juan
Pablo II, especialmente entre la gente joven. Gerard Baker, escribiendo en el
Times de Londres el 8 de abril, indicaba que Juan Pablo II ofrecía a las
multitudes de jóvenes «una personalidad y un liderazgo que muchos jóvenes
admiran y anhelan especialmente, incluso aunque encuentren sus exhortaciones
difíciles de seguir». Por otra parte, continuaba, «es el joven quien busca de
modo idealista la verdad y es puesto en ridículo por ello por parte de los más
ancianos cínicos».
Analizando las causas que mueven a una multitud de peregrinos a acercarse a Roma
para rendir homenaje a Juan Pablo II, un artículo de Matthew Schofield en el
Philadelphia Inquirer el 12 de abril comentaba que, incluso a pesar de las
discrepancias con algunas de las enseñanzas de la Iglesia, las raíces culturales
de la religión todavía son profundas.
El artículo citaba además a Johannes Christian Koecke, del centro de
investigación Konrad Adenauer Stiftung de Alemania, quien, haciendo un
comentario sobre Juan Pablo II, decía: «Creo, en última instancia, que
alimentaba un deseo latente en los europeos por la Iglesia y por la fe». Europa
ha carecido de orientación en los últimos años, añadía Koecke, y el Papa le ha
dado al continente lo que le faltaba.
Schofield también citaba a Grace Davie, directora del Centro de Estudios
Europeos de la Universidad de Exeter, Inglaterra. Afirmaba que la reacción ante
la muerte del Papa «presenta la fragilidad del secularismo europeo».
Davie dudaba de que los jóvenes que se reunían para ver al Papa pasaran por alto
su mensaje religioso. «El líder religioso más popular del mundo utiliza ahora
los medios de la modernidad para cuestionar los valores de la modernidad»,
afirmaba. «Era una postura con mucho éxito en el mundo, y él era muy bueno
haciéndolo».
E incluso el New York Times, en un artículo del 14 de abril, tenía que admitir
el éxito del Papa entre los jóvenes. «No importa quien sea el próximo Papa, Juan
Pablo II ha dejado tras de sí una generación de jóvenes católicos comprometidos
que ya están conformando la Iglesia con un molde más conservador que el que
hicieron sus padres», observaba el artículo.
El New York Times indicaba el aumento en los seminaristas que son fieles a las
enseñanzas papales, los grupos de jóvenes que promueven la adoración eucarística
y el rezo del rosario, y el interés de muchos en la teología y en el corpus
desarrollado por Juan Pablo II.
La evangelización de la juventud, comentaba el artículo, fue una prioridad de
Juan Pablo II, y esto, combinado con el crecimiento de los movimientos laicales,
ha proporcionado a la Iglesia una nueva generación de creyentes entusiastas. Un
don de Juan Pablo II a su sucesor, Benedicto XVI.
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