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Semana Internacional -
23 de abril de 2005


--ACTUALIDAD--
Los medios de comunicación ante el espíritu de Juan Pablo II
La nueva evangelización planetaria de Juan Pablo II
La muerte de Juan Pablo II, un acontecimiento mediático sin precedentes

 




 



Los medios de comunicación ante el espíritu de Juan Pablo II
Los observadores intentan acercarse a su vida interior

ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).- En las últimas semanas, en incontables comentarios y entrevistas se ha intentado analizar lo que Juan Pablo II ha hecho por la Iglesia y el mundo durante su pontificado. La mayor parte de los análisis se han centrado en sus acciones externas, aunque algunos han intentado entender la vida interior del Papa.

El cardenal Cormac Murphy-O’Connor tocó este tema en un artículo publicado el 3 de abril en el Telegraph de Londres. El cardenal describía al Santo Padre como un «hombre de profunda oración» que «estaba convencido de la providencia de Dios que actuaba en su vida».

Esta oración no sólo inspiró y sostuvo a Juan Pablo II durante los años de su pontificado, sino que, cuando se vio afligido por las enfermedades en los últimos años, le dio la fuerza para continuar, según el cardenal británico. Esta intensa vida interior era también evidente en su relación con las multitudes de peregrinos. Cuando predicaba con frecuencia ante una gran masa de entusiastas peregrinos, «también les conducía al silencio y a la contemplación», observa el cardenal Murphy-O’Connor. «Él era siempre el centro, que irradiaba la serenidad que surge de una vida de oración».

Este aspecto se examinaba en una entrevista con el filósofo protestante alemán Rüdiger Safranski, publicada el 11 de abril en la revista Der Spiegel. Safranski observaba: «Lo especial de este Papa, su genio con los medios, es que conseguía crear una conexión entre el misticismo y los medios, entre la postura espiritual ante la vida y el embalaje social de los medios y la globalización de este fenómeno. Es algo nuevo, incluso en la era de la televisión».

El columnista del Washington Post, E. J. Dionne Jr. también reconocía el papel espiritual de Juan Pablo II. En una columna el 5 de abril, Dionne observaba que «si Juan Pablo II se declaró por una sola idea central, ésta sería la primacía de lo espiritual sobre lo material». Los comentaristas del Papa, observaba Dionne, «inevitablemente debatirán el significado de su legado en términos seculares que tanto dominan en nuestros tiempos. Deberíamos intentar recordar que estos no fueron los términos en los que él vivió su vida».

Henryk Wozniakowski, presidente de la editorial polaca Znak, reflexionaba sobre los motivos que sostuvieron a Juan Pablo II. Escribiendo el 7 de abril en el Financial Times, observaba que el genio del Papa descansa en «su capacidad para poner en evidencia las virtudes de la gente, sus deseos de bondad y verdad – en ocasiones profundamente enterrados». Esta capacidad estaba acompañada de un esfuerzo incansable en viajes, escritos y apariciones públicas, que, al demostrar el interés del Papa por los demás, daba credibilidad a su mensaje.

El cardenal Francis George, escribiendo el 4 de abril en el Chicago Tribune, comentaba: «Karol Wojtyla fue una persona que mantuvo el oficio del papado de una manera que lo transformó». Al intentar explicar el impacto que Juan Pablo II ha tenido en tanta gente, el cardenal George explicaba: «Fue un hombre empapado en la tradición que nos une a Cristo; también fue uno hombre de su propio tiempo, nuestro tiempo, que entendió la experiencia contemporánea incluso cuando la sometía a críticas que recordaban las críticas de Jesús a su sociedad hace 2000 años».

Más allá de las etiquetas
Para entender al Papa desde dentro también es importante tener presente las aportaciones de aquellos comentaristas que calificaron a Juan Pablo II como «conservador». Y conservador es sólo el más suave de los adjetivos utilizados por quienes fueron críticos con su pontificado.

Sin embargo, Christopher Caldwell, escribiendo el 2 de abril en el Financial Times, defendía que el Papa desafiaba este tipo de clasificación ideológica. Aunque mantuvo la doctrina en materias de moralidad sexual, Juan Pablo II también se mostró activo en su oposición a la guerra. Y, así como reconocía los aspectos positivos del capitalismo, también fue crítico con sus fallos y pidió una mayor atención a las necesidades del pobre. En lugar de aplicar etiquetas a Juan Pablo II, Caldwell recomendaba intentar entender las ideas filosóficas y teológicas que proponía.

En este sentido George Weigel, escribiendo el 4 de abril en el Wall Street Journal, decía que Juan Pablo II fue diferente de los demás «críticos conservadores» de la cultura contemporánea. El Papa, observaba Weigel, propuso «un humanismo más verdadero, más noble, construido sobre el fundamento de la convicción bíblica de que Dios ha hecho a la criatura humana a su imagen y semejanza, con inteligencia y voluntad libre, una criatura capaz de conocer el bien y elegirlo libremente». La verdadera medida del hombre, según el Papa, es «la capacidad humana, en cooperación con la gracia de Dios, de la virtud heroica».

Ecumenismo y diálogo religioso
Una de las mayores preocupaciones de Juan Pablo II, observada por muchos en sus reflexiones sobre su pontificado, fue el esfuerzo hecho por mejorar las relaciones entre la Iglesia católica y otras iglesias cristianas. En un artículo publicado en el Times de Londres el 11 de abril, Rowan Williams, arzobispo anglicano de Canterbury, explicaba que incluso aunque sigue habiendo diferencias entre los dos credos, «ha habido una reconciliación irreversible entre anglicanos y católicos durante el reinado de Juan Pablo II para que su sucesor construya sobre ella».

A esto, el obispo John Flack, representante del arzobispo de Canterbury en Roma, añadía que el Papa ha sido «una figura clave para todos los cristianos, un párroco para el mundo entero».

Mark Noll, historiador en el Wheaton College de Illinois, sopesaba el papel del Papa en la mejora de las relaciones entre católicos y evangélicos en un artículo publicado el 10 de abril en el Boston Globe. En la campaña presidencial de 1960, los líderes evangélicos en Estados Unidos advertían a la gente del peligro de elegir a un presidente católicos que se sometería a las órdenes de Roma.

Hoy la situación es radicalmente diferente. Noll citaba al evangélico Gary Bauer, que el año pasado comentaba que «hoy los evangélicos y baptistas del sur esperaban que el Vaticano les dijera que hacer a los políticos católicos».

Pero la política es sólo una parte de la reconciliación. Bajo Juan Pablo II, se han multiplicado los contactos entre la Iglesia católica y los grupos evangélicos. Noll citaba el caso de un encuentro en el Vaticano en el 2003, en el que el Papa recibió en una recepción a los líderes del Alpha Course, establecido por los evangélicos anglicanos en Gran Bretaña. El propósito del encuentro, explicaba Noll, fue estimular la cooperación entre los líderes Alpha y el personal del Vaticano para permitir la utilización de los materiales Alpha por los católicos.

También se ha observado la mejora de relaciones de Juan Pablo II entre la Iglesia y los judíos. Silvan Shalom, ministro israelí de asuntos exteriores, observaba que Juan Pablo II ha conducido a la Iglesia católica a una relación más estrecha con el pueblo judío. Entrevistado el 4 de abril en el diario italiano Corriere della Sera, el ministro observaba que no el Papa no sólo hizo que se llamara a los judíos «nuestros hermanos mayores durante la primera visita de un Papa a una sinagoga, sino que también en su pontificado se establecieron relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel».

Shalom también reflexionaba sobre cómo Juan Pablo II también había pedido perdón por los errores cometidos por la Iglesia y sus miembros en sus relaciones con los judíos y en su histórica visita a Israel dejó un manuscrito en el Muro Occidental del Templo de Jerusalén a tal efecto. «Se atrevió a hacer lo que ningún Papa antes de él había hecho», decía Shalom.

Algunos comentaristas apuntaban que la Iglesia había comenzado el proceso de reconciliación con los judíos algo antes de que Juan Pablo II llegara a ser Papa, especialmente con la declaración del Concilio Vaticano II, «Nostra Aetate». Sin embargo, Dow Marmur, rabino emérito del Holy Blossom Temple de Toronto, escribiendo el 5 de abril en el periódico canadiense Globe and Mail, observaba que «lo que la Iglesia había decretado en el papel, el Papa Juan Pablo II lo pasó a la acción».

Y en cuanto a las relaciones con el mundo islámico, Mohamed Sayed Tantawi, imán de la mezquita Al-Azhar de El Cairo, comentaba que Juan Pablo II fue notable por su paciencia y capacidad de comprender los problemas. En una entrevista publicada el 4 de abril por Avvenire, Tantawi, considerada la figura más autorizada de la escuela sunní del Islam, añadía que el legado dejado por Juan Pablo II ha sido el del diálogo constructivo. Tantawi expresaba su esperanza de que tanto cristianos como musulmanes continuaran haciendo un esfuerzo serio para conocerse los unos a los otros mejor y superar los prejuicios que han sido demasiado comunes.
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La nueva evangelización planetaria de Juan Pablo II


ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).- La enorme influencia de Juan Pablo II sobre la situación mundial ha sido un lugar común en muchos comentarios. «El mayor evangelizador de nuestro tiempo», así describía a Juan Pablo II monseñor Cipriano Calderón, antiguo vice presidente de la Comisión Potificia para América Latina. En el diario ABC del 7 de abril, monseñor Calderón escribía que el Papa, a través de sus escritos, discursos y una «infinidad de documentos», junto a los 104 viajes internacionales, da un incansable testimonio.

Justo hasta su muerte, Juan Pablo II ha llevado a cabo esta misión de evangelización como heraldo del Evangelio, de la paz y del mensaje de Jesucristo, explicaba monseñor Calderón. Jamás el mensaje evangélico se había predicado tan ampliamente y tan intensamente, afirmaba. Los frutos de este esfuerzo en términos de fe, de vida cristiana y dinamismo eclesial han sido inmensos. Monseñor Calderón calificaba a Juan Pablo II como «Ángel de la nueva evangelización, de la evangelización planetaria».

Este aspecto misionero también fue comentado por John O’Sullivan el 2 de abril en National Post canadiense. Las inmensas concentraciones de creyentes que rodearon al Santo Padre en sus viajes evidenciaban que la fe «no es una reliquia del pasado», observaba O’Sullivan. También evidenciaban «la fe vibrante de millones de jóvenes». También hacía notar que las visitas del Papa a los países del Tercer Mundo han coincidido con un aumento del cristianismo en general en estos países, hasta el punto de que los países europeos miran a los sacerdotes y religiosos de estas regiones para llenar los vacíos de vocaciones debidos al «materialismo poscristiano» de Europa.

Influencia política
Muchos han puesto en evidencia la influencia de Juan Pablo II en el mundo de la política. En una entrevista en el periódico El País el 4 de abril, el cardenal Stanislaw Nagy, que fue compañero de seminario de Karol Wojtyla, afirmaba que el Papa ha desempeñado un papel importante para lograr el actual régimen de paz y justicia en Europa. Desempeñó un importante papel en el desarrollo del movimiento polaco Solidaridad y también en la subsiguiente caída del Muro de Berlín.

Las afirmaciones del cardenal fueron respaldadas en un artículo publicado el mismo día en el diario ABC del antiguo líder soviético Mikhail Gorbachev. Juan Pablo II jugó un «enorme papel» en el fin de la Guerra Fría, indicaba.

Hans-Dietrich Genscher, ministro de asuntos exteriores y vice canciller de la República Federal Alemana de 1974 a 1992 también reconocía el papel de Juan Pablo II en la caída del Muro de Berlín. Escribiendo el 11 de abril en la revista alemana Der Spiegel, Genscher declaraba: «Creo que podemos decir con seguridad que el movimiento Solidarnosc, reforzado por el Papa y protegido como resultado de su postura responsable y clara, han tenido un importante impacto en la entera esfera de influencia soviética».

El escritor y filósofo francés Bernard-Henri Levi también reflexionaba sobre la contribución del Papa a la unidad europea. El 5 de abril escribía en el Wall Street Journal que el Papa «había sido uno de los líderes políticos y espirituales que reconoció inmediatamente que era monstruosa la idea de que la mitad de Europa se tenía que abandonar a la esclavitud». El continente europeo le debe su unidad redescubierta a Juan Pablo II, afirmaba.

Timothy Garton Ash, escribiendo el 4 de abril en el periódico británico Guardian, fijaba su atención en el impacto del Papa a nivel mundial. «El Papa Juan Pablo II ha sido el primer líder mundial», en comparación con los líderes nacionales que tienen un impacto mundial, defendía.

El Papa Juan Pablo II combinaba tres elementos, reconocía Garton Ash; fue la cabeza de la organización supranacional de seres humanos más grande del mundo; creyó con inquebrantable convicción que su mensaje era universal; y se aferró a la oportunidad tecnológica de llevar dicho mensaje personalmente a casi todos los países de la tierra.

Las contribuciones del Papa, continuaba Garton Ash, van desde su papel en el fin de las divisiones de Europa hasta la defensa de los pobres en el Tercer Mundo. Y, lejos de perder el toque en sus últimos años, nadie hizo más por evitar el choque de civilizaciones que Juan Pablo II. Desde su propia posición como «agnóstico liberal», Garton Ash indicaba: «Juan Pablo II ha sido, simplemente, el mayor agente político del último cuarto de siglo».

Derechos Humanos
El teólogo Gino Concetti examinaba la aportación de Juan Pablo II al tema de los derechos humanos en un artículo publicado el 11 de abril en el L’Osservatore Romano. Concetti subrayaba la aportación hecha por el Papa en su encíclica de 1991 «Centessimus Annus». En este documento Juan Pablo II explicaba que una auténtica democracia sólo es posible cuando se basa en un correcto concepto de la persona humana.

Una de las consecuencias de esto es que la democracia, explica la encíclica, debería sostener por el reconocimiento de los derechos humanos. Estos derechos abarcan diversas categorías: individuales, sociales, políticas, culturales y económicas. El primero de estos derechos es el derecho a la vida. Y pocos años después, en 1995, Juan Pablo II afrontó este tema con mayor detalle en la encíclica «Evangelium Vitae».

Concetti también sostenía que Juan Pablo II fue el responsable de formular un nuevo derecho humano en el área internacional: el derecho a la intervención humanitaria en una nación donde una comunidad étnica o una parte de la población está amenazada de genocidio. Juan Pablo II, concluía Concetti, fue un verdadero campeón de los derechos humanos.

Según el filósofo polaco Zygmunt Bauman, Juan Pablo II fue un «mensajero de la libertad». En un artículo publicado el 7 de abril en Avvenire, el diario católico italiano, Bauman explicaba que el Papa nunca se cansó de decir a los grupos que encontraba que no deberían tener miedo y que deberían esforzarse por vivir una libertad que les permita amar, libre de miedos.

Defensa de la mujer y del no nacido
En una entrevista con Wanda Poltawska, antigua profesora de la Academia de Medicina de Varsovia y amiga de Juan Pablo II durante más de 50 años, se examinaba el concepto del Papa de la mujer. En la entrevista del 7 de abril con el periódico italiano La Stampa, Poltawska explicaba que desde sus primeros años como sacerdote el futuro Papa en su labor con la juventud se preocupaba de preservar la santidad del amor, especialmente entre las mujeres, que son más vulnerables.

Una de las frases utilizadas por el Papa en sus escritos sobre las mujeres es la idea del «genio femenino». Poltawska comentaba que el Papa estaba convencido de que una característica fundamental de las mujeres es la capacidad de ser madres. Para Juan Pablo II esta capacidad para la maternidad hace a las mujeres merecedoras tanto de respeto como de amor.

La decidida defensa de la vida humana por parte del Papa fue subrayada por Paul Johnson, escribiendo en el Wall Street Journal el 4 de abril. «Los seres humanos, aunque falibles y con frecuencia absurdos, han sido hechos a imagen de Dios, y quitar una vida, sin la justificación más fuerte posible, ha sido un asalto a Dios», afirmaba Johnson respecto a los puntos de vista del Papa.

Esto, continuaba Johnson, llevó a Juan Pablo II a defender la vida, sea la amenazada por el aborto, la pena de muerte, la guerra o la eutanasia. En cuanto al aborto, Johnson observaba que «era una espada afilada en su corazón que le llenaba de recta indignación ante el hecho de que, después de que el mundo se haya visto azotado por más de 50 años de asesinatos en masa del totalitarismo, los políticos contrarios a la vida, sobre todo en las democracias, hubieran instaurado el holocausto de los no nacidos».
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La muerte de Juan Pablo II, un acontecimiento mediático sin precedentes
La reacción popular revela el resurgir de la religión

ROMA, sábado, 23 abril 2005 (ZENIT.org).- La muerte de Juan Pablo II ha atraído un interés de los medios y de la población en general a un nivel sin precedentes. La organización Global Language Monitor ofrece los datos que prueban el gran interés de los medios.

Hasta el día del funeral del Papa, hubo 12 millones de citas en Internet, y 100.000 relaciones en los medios a lo largo del mundo. En comparación, durante todo el año anterior sólo hubo 28.000 reportajes y un millón y medio de citas en Internet sobre Juan Pablo II.

La cobertura, observaba el Global Language Monitor, superó con creces la atención dada a otros eventos como el tsunami del sur de Asia, los ataques terroristas del 11 de septiembre, y las muertes de Ronald Reagan y la princesa Diana. En las primeras 72 horas tras la muerte del Papa hubo 10 veces más reportajes de noticias sobre Juan Pablo II que los publicados en el mismo periodo de tiempo sobre el presidente de Estados Unidos George Bush tras su reelección del pasado noviembre.

Un análisis de la cobertura muestra que la palabra «histórico» se asoció el Papa cerca de 3 millones de veces, mientras que «conservador» se asoció cerca de 1,75 millones de veces, y «amado» o «querido» unas 600.000 veces.

Entretanto, las páginas de internet católicas vieron un aumento de su uso. Los sitios católicos registraron un 118% de subida en cuota de mercado de las visitas online para la semana que terminó el 9 de abril, comparándola con una semana seleccionada al azar que terminó el 6 de noviembre del año pasado, según la compañía de seguimiento Hitwise USA Incorporated. Un análisis de los datos se publicó el 14 de abril en DM News.

La muerte del Papa también cosechó una avalancha de búsquedas por internet. Para la semana que terminó el 2 de abril, las búsquedas de las palabras clave «Papa Juan Pablo» subieron un 3.161%, «Papa», un 2.801%, y «Papa Juan Pablo II», un 2.307%.

El más beneficiado de los buscadores de la palabra «papa», con un 11% de todas las búsquedas, fue la página web del Vaticano (www.vatican.va). Seguida por www.catholic.net y Google News, con un 10% cada una.

Periódicos y televisión
La cobertura dada por los periódicos también ha sido abundante. El periódico británico Independent presentaba algunos datos sobre la prensa en el Reino Unido. Según un artículo del 10 de abril, el domingo siguiente a la muerte del Papa el Daily Mirror dedicó 19 páginas al tema, el Independent, 13 páginas, y el Times, 11 páginas. Otros periódicos tuvieron un nivel de cobertura similar, excepto el Sun, que limitó su cobertura a sólo dos páginas.

La atención fue notable, según en análisis de la cobertura de los medios hecho por el Independent. Gran Bretaña no es sólo un país muy secularizado, con poco espacio para la religión en los medios, sino que la religión tradicional es la anglicana.

De hecho, el periodista del Guardian, Martín Kettle, comentaba en un artículo el 5 de abril: «El funeral del Papa, nos debe quedar claro, nunca había sido hasta ahora un acontecimiento que requiriera la atención del primer ministro británico – o incluso del arzobispo de Canterbury».

También fue amplia la cobertura de la televisión. Associated Press informaba el 12 de abril de que más de 9 millones de personas en Estados Unidos o se levantaron pronto o se acostaron tarde para ver el funeral del Papa (comenzaba a las 4 a. m. en la Costa Este y a la 1 a. m. en la Oeste).

Los canales de televisión en el mundo árabe también dieron grandes espacio de emisión al Papa. Un reportaje de Agence France-Presse el 3 de abril informaba de que Al-Jazeera, con sede en Qatar, famosa por emitir los vídeos de Osama bin Laden, estuvo entre las primeras en anunciar la muerte de Juan Pablo II.

En el Líbano, la televisión vía satélite Al-Manar del movimiento fundamentalista Hezbollah interrumpió sus programas tras el anuncio de la muerte del Papa para conectar en directo con el Vaticano. Otras cuatro emisoras privadas libanesas y la pública Tele-Liban hicieron lo mismo.

El domingo siguiente a la muerte del Papa, Al-Jazeera siguió proporcionando una extensa cobertura, al igual que hizo Al-Arabiya, con sede en Dubai. Estas dos emisoras, junto con muchas otras del mundo árabe, también emitieron algunos documentales sobre Juan Pablo II.

Suben las ventas de libros
Las ventas de libros también se vieron afectadas por la muerte del Papa. Un reportaje del 10 de abril en Associated Press observaba que en los días siguientes varios títulos alcanzaron rápidamente el top 20 en las librerías online como Amazon y Barnes&Noble.

Los principales títulos incluyen cinco de Juan Pablo II: «El Camino hacia Cristo»; «Memoria e Identidad»; «El Papa Juan Pablo II: Según mis Propias Palabras»; «Levantaos, vamos»; y «Cruzando el Umbral de la Esperanza».

Otro popular libro ha sido «Testigo de Esperanza», una biografía de George Weigel. Sólo unas horas después de la muerte del Papa, HarperCollins anunciaba que un nuevo libro de George Weigel, todavía sin título, saldría a finales de año y en el que examinará «la muerte del Papa y la Iglesia católica que ha dejado, mientras también se ofrece un relato interno sin precedentes de la elección del siguiente Papa».

El 14 de abril Associated Press informaba desde Italia que las ventas del último libro de Juan Pablo II, «Memoria e Identidad», habían subido desde su muerte un 50%, con cerca de 12.000 ejemplares al día. Los datos los proporcionó la editorial del libro, Rizzoli.

El poder de la gente
Un gran número de comentaristas han intentado explicar la popularidad de Juan Pablo II, especialmente entre la gente joven. Gerard Baker, escribiendo en el Times de Londres el 8 de abril, indicaba que Juan Pablo II ofrecía a las multitudes de jóvenes «una personalidad y un liderazgo que muchos jóvenes admiran y anhelan especialmente, incluso aunque encuentren sus exhortaciones difíciles de seguir». Por otra parte, continuaba, «es el joven quien busca de modo idealista la verdad y es puesto en ridículo por ello por parte de los más ancianos cínicos».

Analizando las causas que mueven a una multitud de peregrinos a acercarse a Roma para rendir homenaje a Juan Pablo II, un artículo de Matthew Schofield en el Philadelphia Inquirer el 12 de abril comentaba que, incluso a pesar de las discrepancias con algunas de las enseñanzas de la Iglesia, las raíces culturales de la religión todavía son profundas.

El artículo citaba además a Johannes Christian Koecke, del centro de investigación Konrad Adenauer Stiftung de Alemania, quien, haciendo un comentario sobre Juan Pablo II, decía: «Creo, en última instancia, que alimentaba un deseo latente en los europeos por la Iglesia y por la fe». Europa ha carecido de orientación en los últimos años, añadía Koecke, y el Papa le ha dado al continente lo que le faltaba.

Schofield también citaba a Grace Davie, directora del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Exeter, Inglaterra. Afirmaba que la reacción ante la muerte del Papa «presenta la fragilidad del secularismo europeo».

Davie dudaba de que los jóvenes que se reunían para ver al Papa pasaran por alto su mensaje religioso. «El líder religioso más popular del mundo utiliza ahora los medios de la modernidad para cuestionar los valores de la modernidad», afirmaba. «Era una postura con mucho éxito en el mundo, y él era muy bueno haciéndolo».

E incluso el New York Times, en un artículo del 14 de abril, tenía que admitir el éxito del Papa entre los jóvenes. «No importa quien sea el próximo Papa, Juan Pablo II ha dejado tras de sí una generación de jóvenes católicos comprometidos que ya están conformando la Iglesia con un molde más conservador que el que hicieron sus padres», observaba el artículo.

El New York Times indicaba el aumento en los seminaristas que son fieles a las enseñanzas papales, los grupos de jóvenes que promueven la adoración eucarística y el rezo del rosario, y el interés de muchos en la teología y en el corpus desarrollado por Juan Pablo II.

La evangelización de la juventud, comentaba el artículo, fue una prioridad de Juan Pablo II, y esto, combinado con el crecimiento de los movimientos laicales, ha proporcionado a la Iglesia una nueva generación de creyentes entusiastas. Un don de Juan Pablo II a su sucesor, Benedicto XVI.
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