La Gaceta de los Negocios
Jorge Trías Sagnier
13-06-2006
Ayer el cardenal Rouco Varela ofrecía respuestas muy sabias en una
entrevista al diario Abc. El cardenal, sinceramente, ha dado
titulares para que se hable de ellos toda una semana y más, nada menos,
que en esta semana en la que se perpetrará la mayor tropelía contra la
Constitución de 1978, como es el referéndum del próximo domingo sobre el
nuevo —lo de “reforma” es un eufemismo— Estatuto de Cataluña. Un
auténtico golpe al Estado democrático. Éstos hubiesen sido, pues, mis
titulares: “Defiendo la unidad de España” y, a continuación, en
subtítulo hubiese compuesto la página del siguiente modo: “Creo que la
realidad y la unidad de España son un valor previo al ordenamiento
jurídico positivo”. Y éstos son los titulares que ofrezco a mis nuevos
lectores de LA GACETA ya que es tan importante el mantenimiento
de la unidad de España, si queremos proseguir disfrutando de libertad,
que hay momentos en la vida de los pueblos que la unidad es un valor que
debe primar sobre cualquier otro.
El otro gran titular de la entrevista, a mi juicio, lo da el cardenal
con el tema del terrorismo, sobre todo después de la millonaria
manifestación del pasado sábado y ante el desprecio que sufren las
víctimas desde el Gobierno. De cómo se afronte esta cuestión dependerá
el futuro de nuestra nación y la dignidad de los españoles. El cardenal
se manifiesta con rotunda claridad: “Si no se resuelve bien el problema
del terrorismo desde un punto de vista ético y moral, tampoco se
resolverá políticamente”. En la presentación de la obra Terrorismo y
nacionalismo (BAC, 2005), que recoge diversos comentarios sobre la
instrucción pastoral Valoración moral del terrorismo en España, de sus
causas y de sus consecuencias, Rouco Varela afirmaba: “Los execrables
atentados del 11 de marzo de 2004, al tiempo que han mostrado la
monstruosidad de toda forma de terrorismo —sea cual sea su pretendida
justificación— han evidenciado, una vez más, la necesidad urgente de una
reflexión profunda y serena del fenómeno terrorista que escape a las
consideraciones circunstanciales rápidas y busque sus raíces últimas”.
Pues bien, esa búsqueda no permite atajos, siempre engañosos, que sólo
nos conducirían a la claudicación y al desastre.
Y en esa búsqueda de las raíces profundas, en la que el cardenal Rouco
Varela está empeñado desde hace tanto tiempo, acaba de publicar una obra
trascendental para comprender nuestra reciente historia. En España y la
Iglesia Católica nuestro arzobispo capitalino analiza desde temas de
raíz política, como la Constitución española, el futuro de España, la
paz y el terrorismo, o el papel de la Iglesia incardinada en un Estado
democrático, hasta otros como el laicismo o temas de profundo
significado teológico. Pone, asimismo, sobre el tapete, y se moja con su
opinión clara y contundente, cuestiones como las del derecho fundamental
a la enseñanza religiosa o el tema de las relaciones Iglesia-Estado.
Otero Novas, que fue ministro de la UCD, prologa la obra y recuerda que
“el libro que tenemos entre las manos relata con algún detalle cómo la
Iglesia ha sido siempre un elemento constitutivo del ser y de la
evolución de la nación española”. Ésta es otra idea central de Rouco que
enlaza con el pensamiento de buena parte de nuestra intelectualidad:
España o será católica o no será.
Al cardenal Ratzinger se le acusó, durante todo el pontificado de Juan
Pablo II, de ser el gran inquisidor del siglo XX. De repente, ya Papa,
se descubrió en él unas “virtudes” que parecían escondidas. Sólo con que
nos hubiésemos entretenido leyendo sus libros, nos habríamos dado cuenta
de que el Papa era la misma persona que el cardenal, y que las ideas que
manifestaba entonces eran esencialmente iguales a las de ahora. Lo único
que había cambiado era su lugar en el mundo. Al cardenal Rouco se le
rodea, desde el laicismo militante, de los mismos improperios,
esencialmente de intransigencia. Por ello es tan importante leerle. Sí,
sí, leerle. Y no sólo los titulares, que esos se manipulan fácilmente,
sino la realidad de lo que un guía espiritual de su talla, dice o
escribe.
La Iglesia española cuenta, desde hace unos meses, con un nuevo
cardenal, Antonio Cañizares, cuya sede arzobispal es, además, primada de
España. Es quizás el apoyo más firme a las opiniones que Rouco Varela
viene manifestando desde hace tantos años. No es casualidad que el Papa
haya hecho cardenal precisamente al arzobispo de Toledo. Por esa razón,
por su permanente defensa de España y de su unidad, de su historia y de
su tradición, nuestro arzobispo de Madrid ostenta el título de cardenal
de España por derecho propio. Ahí están sus escritos, sus conferencias,
sus homilías que ahora pueden leerse juntas en esta obra que ha
publicado la editorial Planeta, que nos ayudarán a entender nuestras
raíces. Y, si se dignan leerlo, también puede servir para que tantos y
tantos intelectuales laicistas acaben enterándose de lo que piensa el
cardenal Rouco sobre España y la libertad.