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Servicio diario | - |
21
de junio de 2006
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Santa Sede
Benedicto XVI presenta la lección del
apóstol Santiago: la gloria está en la Cruz, no en el poder
Dedica la audiencia general a recordar la figura del primer mártir de los doce
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
El apóstol Santiago el Mayor enseña a los cristianos de todos los tiempos que la
gloria está en la Cruz de Cristo y no en el poder, constató Benedicto XVI este
miércoles.
El pontífice dedicó su intervención en la audiencia general a recordar la figura
del hermano del apóstol Juan, los «hijos del trueno», como les llamaba Jesús,
que, a través de su madre pidieron al Señor un lugar de preferencia en su Reino.
Santiago se convertiría en el primero de los apóstoles en «beber del cáliz de la
pasión» a través del martirio en Jerusalén, a inicios de los años 40 del siglo
I.
De este modo, ante los más de 30 mil peregrinos congregados en la plaza de San
Pedro del Vaticano, el Santo Padre continuó con la serie de meditaciones sobre
la Iglesia y sus orígenes, en las que está repasando las figuras de los doce
apóstoles. Hasta ahora ha presentado las figuras de Pedro y Andrés.
La plaza de San Pedro se encontraba bajo un tremendo sol y temperaturas muy
elevadas. El Papa, compadecido de los fieles, abrevió su intervención,
concentrándose en los dos momentos decisivos de la vida de Jesús que Santiago
vivió de cerca junto a Pedro y a Juan: la transfiguración en el monte Tabor y la
agonía, en el Huerto de Getsemaní.
Esta última experiencia, explicó Benedicto XVI, «constituyó para él una
oportunidad para madurar en la fe, para corregir la interpretación unilateral,
triunfalista de la primera: tuvo que atisbar cómo el Mesías, esperado por el
pueblo judío como un triunfador, en realidad no sólo estaba rodeado de honor y
gloria, sino también de sufrimientos y debilidad».
«La gloria de Cristo se realiza precisamente en la Cruz, en la participación en
nuestros sufrimientos», añadió.
«Esta maduración de la fe fue llevada a cumplimiento por el Espíritu Santo en
Pentecostés», preparando a Santiago para aceptar el martirio a manos del rey
Herodes Agripa.
El Papa recordó también las sendas tradiciones en las que se narra el ministerio
de Santiago como evangelizador de España, ya sea antes de morir, o después de su
muerte, con el traslado de su cuerpo a Compostela.
La intervención del Papa concluyó sacando las lecciones que los cristianos
pueden aprender hoy de Santiago: en particular, «la prontitud para acoger la
llamada del Señor, incluso cuando nos pide que dejemos la “barca” de nuestras
seguridades humanas».
Del hijo de Zebedeo es posible imitar, añadió, «el entusiasmo» para seguir a
Jesús «por los caminos que Él nos indica más allá de nuestra presunción
ilusoria; la disponibilidad para dar testimonio de Él con valentía y, si es
necesario, con el sacrificio supremo de la vida».
«De este modo, Santiago el Mayor se nos presenta como ejemplo elocuente de
generosa adhesión a Cristo», concluyó, viendo en su vida terrena «un símbolo de
la peregrinación de la vida cristiana, entre las persecuciones del mundo y los
consuelos de Dios».
«Siguiendo a Jesús, como Santiago, sabemos, incluso en las dificultades, que
vamos por el buen camino», aseguró.
ZS06062103
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El cardenal Poupard pide que Saddam
Hussein no sea condenado a muerte
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
El cardenal Paul Poupard, presidente de los Consejos Pontificios para el Diálogo
Interreligiosos y de la Cultura lanzó este miércoles un llamado para que el ex
presidente iraquí Saddam Hussein no sea condenado a muerte, recordando que «la
vida humana es siempre inviolable».
«El “Catecismo de la Iglesia católica” y el Papa reiteran que toda persona es
criatura de Dios, y que nadie puede considerarse dueño de la vida y la muerte de
otro, excepto el Creador», afirmó este miércoles el purpurado en declaraciones a
la agencia italiana ANSA.
Poupard se pronunció tras la requisitoria del ministerio público que hace dos
días pidió la pena de muerte para el ex presidente. «La vida es un don, y esto
--afirmó-- es un principio universal y no hay excepciones. Toda criatura,
incluso la más desgraciada, fue creada a imagen y semejanza del Señor. Dios es
maestro de la vida y de la muerte».
La sentencia del tribunal iraquí que juzga al anterior dictador iraquí podría
hacerse pública en los primeros días de agosto, según fuentes de prensa.
ZS06062106
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«Nos volveremos a ver en Ratisbona»,
afirma el Papa
Al recibir el título de ciudadano honorario de esa ciudad que visitará en
septiembre
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
«Nos volveremos a ver en Ratisbona». Con estas palabras se despidió Benedicto
XVI de la delegación de esta ciudad tras recibir este miércoles el título de
ciudadano honorario. En septiembre próximo tiene previsto visitar la localidad
bávara.
La delegación de Regensburg (nombre en alemán), estaba guiada por el alcalde,
Hans Schaidinger, y por el obispo de la diócesis, monseñor Gerhard Ludwig Müller,
teólogo de prestigio internacional.
En el encuentro, que tuvo lugar en una de las salas del Aula Pablo VI, tras la
audiencia general, el Papa dio las gracias a esta ciudad en cuya universidad fue
profesor de Dogmática e Historia de los Dogmas a partir de 1969, llegando a ser
vicepresidente de la misma.
«Ratisbona --dijo, según informó «Radio Vaticano»-- es una de las ciudades más
antiguas de Alemania, pero es también una ciudad joven, llena e vitalidad», y la
presentó como «un ejemplo de resistencia en los tiempos oscuros de la historia».
En su discurso no dejó de recordar el célebre Coro de los Pequeños Cantores de
Ratisbona (el «Regensburger Domspatzen»), que durante años fue dirigido por su
hermano sacerdote, monseñor Georg Ratzinger.
El Papa confesó que está deseando emprender al viaje apostólico a Alemania, el
próximo mes de septiembre, en el que visitará esta ciudad, y se despidió
diciendo: «Nos volvemos a ver en Ratisbona, nos volvemos a ver en la ciudad del
Danubio».
ZS06062105
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El Papa nombra a dos físicos miembros
de la Academia Pontificia de las Ciencias
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI ha nombrado a dos prestigiosos profesores de física miembros
ordinarios de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Uno de ellos es el alemán Theodor Wolfgang Hänsch, Premio Nobel para la Física
en el año 2005, profesor de Física en la Universidad Ludwig-Maximilians, en
Munich, y director del Max-Planck-Institut-für Quantenoptik, en Garching.
El otro nuevo académico es el estadounidense Edward Witten, profesor de Física
en el Institute for Advanced Study de Princeton, Nueva Jersey.
La noticia fue confirmada este miércoles por la Oficina de Prensa de la Santa
Sede.
La Academia Pontificia de las Ciencias fue fundada en Roma en 1603 con el nombre
de Academia de los Linces (Galileo Galilei fue miembro), y está compuesta por
ochenta «académicos pontificios» nombrados por el Papa a propuesta del Cuerpo
Académico, sin discriminación de ningún tipo.
Tiene como fin honrar la ciencia pura dondequiera que se encuentre, asegurar su
libertad y favorecer las investigaciones, que constituyen la base indispensable
para el progreso de las ciencias.
La Academia se encuentra bajo la dependencia del Santo Padre. Su presidente,
elegido por cuatro años, es desde 1993 Nicola Cabibbo, profesor de Física en la
Universidad La Sapienza de Roma, y ex presidente del Instituto Nacional Italiano
de Física Nuclear. El director de la Cancillería es el obispo argentino Marcelo
Sánchez Sorondo.
ZS06062107
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Mundo
La Iglesia en Venezuela solicita
establecer la diferencia entre educación laica y atea
Solicita al gobierno «el respeto a los valores trascendentes y espirituales»
CARACAS, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
El Cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, y el presidente de la
Comisión Episcopal de Educación, monseñor Angel Divassón, hicieron entrega al
diputado Luis Acuña, de un documento en el que indican los cambios que solicitan
en la redacción de la Nueva Ley Orgánica de Educación, con los que la Iglesia
católica venezolana quiere garantizar los derechos básicos de los alumnos y
alumnas en el campo educativo.
En la entrega, que tuvo lugar el 15 de junio, participaron además el Hermano
Antón Marquiegui, presidente de la AVEC, y el profesor Constantino Noé,
coordinador nacional del Programa de Educación Religiosa Escolar (ERE).
La propuesta cuenta con el apoyo de las instituciones educativas católicas y se
inspira en las conclusiones del documento «Iglesia y Educación» del Concilio
Plenario de Venezuela.
Las modificaciones que se solicitan se refieren a la concepción de educación
laica para que se diferencie de la educación atea, añadiendo «el respeto a los
valores trascendentes y espirituales» y garantizando a las familias el
cumplimiento del derecho humano y constitucional de que sus hijos reciban
educación religiosa como parte del curriculum escolar.
También se pidió a los diputados, según explica un comunicado de la Conferencia
Episcopal de Venezuela:
--rectificar el concepto de Estado Docente dándole a la familia el lugar
prioritario en la educación de los hijos,
--garantizar la libertad de enseñanza y de elección de centro educativo que
incluye el subsidio del Estado a la educación de calidad,
--definir con exactitud el papel de las comunidades organizadas dentro de las
comunidades educativas,
--eliminar la República Escolar como propuesta única de organización de los
alumnos en todos los niveles y modalidades, y
--darle mayor valor a las misiones educativas si se incluyen en un subsistema de
Educación Alternativa.
«Como Iglesia confiamos en la receptividad de los diputados, ya que este es solo
un paso más en las conversaciones que se han adelantado con el presidente de la
Asamblea Nacional y el ministro de Educación y Deportes, aparte del gran apoyo
que ha brindado el Santo Padre Benedicto XVI en su reciente diálogo con el
presidente Hugo Chávez, solicitándole que garantice el derecho de los niños a
recibir educación religiosa en los planteles», concluye el comunicado en el que
se anuncia esta propuesta.
ZS06062122
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La Conferencia Episcopal Española
publica un libro sobre «Moral Política»
En el marco de la Plenaria Extraordinaria con lo más destacado del magisterio
entre 1972 y 2002
MADRID, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org-Veritas).-
La Conferencia Episcopal Española (CEE) acaba de publicar «Moral Política», un
libro que recoge nueve documentos del Magisterio de la CEE sobre esta cuestión
aparecidos entre 1972 y 2002, y que se presenta en el marco de la Asamblea
Plenaria Extraordinaria convocada entre el miércoles y el jueves para
reflexionar sobre la situación actual.
Según explicó este miércoles el padre Juan Antonio Martínez Camino, secretario
general y portavoz de la CEE, el volumen recoge pronunciamientos de los obispos
sobre algunos temas que también serán objeto de reflexión en la Plenaria
Extraordinaria.
El portavoz subrayó, según recoge la agencia
Veritas, que «la CEE ya ha hablado
de estos temas y que posiblemente haya que seguir hablando», porque si bien la
«responsabilidad pastoral de los obispos» no les lleva a «hablar de política o
inmiscuirse en ámbitos que no les son propios, sí que deben iluminar los ámbitos
donde los ciudadanos viven y tienen que ejercer su responsabilidad moral».
Los temas son fácilmente localizables en “Moral Política”, a través de un índice
analítico, en el que se encuentran entradas como: autoridad civil, bien común,
consenso, corrupción política, democracia, derechos humanos, educación,
elecciones, estado, Europa, guerra, libertad religiosa, nación-nacionalismos,
partidos, secularización, terrorismo, etc.
Martínez Camino comentó que aunque los obispos ya conocer estos contenidos,
«Moral Política» se les entregará durante la Plenaria como «instrumento de
trabajo», porque puede ayudar a tener una «perspectiva histórica» de las
cuestiones que se van a tratar.
Según explicó el portavoz, el libro se ha hecho de acuerdo con la comisión de la
ponencia de la Asamblea Plenaria Extraordinaria, integrada por monseñor Fernando
Sebastián, arzobispo de Pamplona; monseñor Adolfo González Montes, obispo de
Almería; monseñor Eugenio Romero Pose, obispo auxiliar de Madrid; y el propio
secretario de la CEE, padre Juan Antonio Martínez Camino.
El secretario de la CEE escribe en el prólogo a «Moral Católica»: «Este libro
sale a la luz cuando se va a reunir una Asamblea Plenaria Extraordinaria de la
Conferencia Episcopal Española con un único tema en el orden del día: la
situación social, cultural, religiosa y política de España. En sus cuarenta años
de historia, es la primera vez que la Conferencia Episcopal cree necesaria una
convocatoria de este tipo, que ofrecerá a los obispos la oportunidad de examinar
a fondo durante dos días, una coyuntura eclesial y nacional que presenta muchos
flancos complicados y preocupantes».
«Pero no es, ni mucho menos, la primera vez que los obispos reflexionan sobre la
situación de España desde el punto de vista de su responsabilidad pastoral. Por
eso ha parecido conveniente recoger en un sólo volumen algunos de los documentos
más importantes de la Conferencia Episcopal que versan, de uno u otro modo,
sobre el tema que se abordará en la mencionada Plenaria Extraordinaria».
ZS06061923
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«LibrosLibres» lanza «Memorias
confesables de un embajador en el Vaticano»
Carlos Abella y Ramallo: más de siete años al frente de la Embajada más antigua
del mundo
MADRID, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
Carlos Abella y Ramallo, antiguo embajador de España en el Vaticano, acaba de
plasmar en un volumen recién publicado por «LibrosLibres» (www.libroslibres.info)
sus «Memorias confesables» como representante del gobierno español ante la Santa
Sede.
Madrid acogió el 1 de junio la presentación del libro, que contó con el cardenal
Antonio Cañizares Llovera, primado de España y arzobispo de Toledo.
El nacimiento de la pronta vocación diplomática del autor es el punto de partida
de sus memorias: «Descubrí que frente a [quienes] hacían la guerra para buscar
un pretendido bien para su país, había embajadores, diplomáticos dedicados a
buscar lo mismo por medios pacíficos».
«La “determinación vaticana” llegó un poco más tarde», escribe en sus páginas.
Abella y Ramallo percibió que «el Papa Pío XII era el que hablaba continuamente
en la radio sobre la paz».
«Uní inmediatamente la idea de ser diplomático, llegar a embajador y servir la
paz ante el Papa. El camino estaba trazado --relata--. No sabía cuán larga sería
esa peregrinación diplomática hasta llegar al Vaticano».
De ella tratan estas «Memorias confesables», y en especial de su larga embajada
ante la Santa Sede –casi un tercio del pontificado de Juan Pablo II--, de 1997 a
2004, años desgranados uno por uno a lo largo de sus páginas.
Reconoce como un «grandísimo privilegio» haber vivido en la Ciudad Eterna --por
razones de su «larguísimo puesto de embajador ante la Santa Sede y la Soberana
Orden de Malta»-- «nada menos que en el secular y resplandeciente Palacio de
España, la Embajada más antigua del mundo».
Originario de La Coruña, donde nació en 1934, Carlos Abella y Ramallo ocupó
varios puestos del escalafón diplomático durante cuatro décadas de servicio
ininterrumpido a España, desarrollados en cuatro continentes.
Entre otros cargos, fue cónsul general en Río de Janeiro, ministro para Asuntos
Culturales en la embajada en Washington, embajador en Kenia, embajador para el V
Centenario del Descubrimiento de América, inspector general de servicios y
cónsul general en Miami antes de alcanzar por fin la Embajada de España ante la
Santa Sede, cargo que cubrió durante siete años y medio prácticamente en el
tramo final del pontificado del Papa Karol Wojtyla.
Las particulares relaciones de España con el Vaticano y las propias vivencias
personales del autor recorren estas páginas. Abella y Ramallo hace un balance de
su vida diplomática en la Santa Sede, traza sus encuentros –entre otros-- con la
Familia Real española, José María Aznar (anterior presidente de España), el gran
Rabino de Roma, el entonces cardenal Joseph Ratzinger y los cardenales Rouco
Varela (arzobispo de Madrid) y Cañizares, así como su trato con las grandes
Casas Dinásticas y Jefes de Estado.
Igualmente ofrece una visión sobre asuntos como las relaciones internacionales
con un partido socialista actualmente en el gobierno de España, las
reivindicaciones de los nacionalismos catalán y vasco ante la Santa Sede, y el
no resuelto problema de la asignatura de Religión.
Aunque ya jubilado, actualmente Carlos Abella y Ramallo sigue desempeñando las
funciones de gentilhombre del Papa, tal y como deseaba Su Santidad.
Más información o pedidos a través de la web
www.libroslibres.info (teléfono 00
34 91 594 09 22) o enviando un correo electrónico a
miguel@libroslibres.info.
ZS06062121
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La India: Aumenta el número de
católicos pese a la ley anticonversión
KÖNIGSTEIN, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
«En 1978, Arunachal Pradesh fue el primer Estado indio que promulgó una ley
contraria a las conversiones. Hasta el día de hoy, los bautizos están
prohibidos», revela monseñor John Thomas Kattrukudiyil, nuevo obispo de Itanagar
(nordeste de India)
El prelado constata: «a pesar de todos los obstáculos, la Diócesis de Itanagar
cuenta hoy con cerca de 100.000 católicos, y su número va en aumento, por lo que
los cristianos han llegado incluso a convertirse en un grupo al que los
políticos deben tomar en consideración».
En relación con los retos y prioridades de la Iglesia en su diócesis, monseñor
Kattrukudiyil ha indicado al visitar la sede de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN):
«Lo más importante es formar a más catequistas para enviarlos a pueblos remotos
donde puedan ayudar a la gente a mantener viva la fe. De otra manera, los
católicos podrían ser captados por unas sectas que son cada vez más poderosas e
intentan ‘dispersar el rebaño’. En los próximos 3 ó 4 años, todos los pueblos de
mi diócesis deberían entrar en contacto con la Iglesia, y para alcanzar esta
meta, me he propuesto formar a unos 150 nuevos catequistas».
Una segunda prioridad del obispo es la formación de los futuros sacerdotes: «La
diócesis necesita un buen seminario preparatorio en Itanagar donde formar a los
jóvenes del sur, concretamente, de Tamil Nadu y Kerala, para el sacerdocio. El
mayor problema es el celibato, dado que la poligamia está muy extendida entre
nuestra gente. Por esta razón, habrá que esperar largo tiempo antes de poder
ordenar a sacerdotes nativos», explica.
Asimismo, insiste en la necesidad de construir edificios eclesiales, incluidas
capillas y «centros de ayuno», y añadie: «Para nuestra gente, el ayuno y la
oración son muy importantes, y los ‘centros de ayuno’ deben ser auténticos
lugares de culto».
La Diócesis de Itanagar, erigida en 2003, cuenta con unos 660.000 habitantes. En
la actualidad, 50 sacerdotes, tanto diocesanos como regulares, asisten a los
creyentes de las 17 parroquias.
ZS06062102
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Flash
Las peticiones de perdón por parte de
la Iglesia han logrado el efecto esperado
Opinión de los visitantes a la encuesta de
Periodismocatolico.com
ROMA/QUERÉTARO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org-El
Observador).- Los participantes en la octava encuesta que ha lanzado el
portal Periodismocatolico.com,
creen en su mayoría que las peticiones de perdón por las culpas de sus hijos
pronunciadas por la Iglesia católica han dado el efecto esperado.
A la pregunta «¿Debe la Iglesia seguir pidiendo perdón por los errores cometidos
por sus hijos en el pasado, o la cuenta con Galileo, la Inquisición, etcétera,
ya está saldada?» han respondido 253 opinantes.
El 70.8 por ciento consideró que «la cuenta ya está saldada», mientras el 29.2
por ciento opinó que «debe seguir pidiendo perdón».
El tema ha sido ampliamente debatido en la sección de «Comentarios a las
Encuestas» que incluye la página principal del portal electrónico.
Quienes piensan que la cuenta ya ha sido pagada con creces por la Iglesia,
destacan la labor de Juan Pablo II para purificar la memoria por los errores de
los hijos de la Iglesia; quienes opinan que hay que seguir pidiendo perdón,
basan su propuesta en la Palabra de Jesús de perdonar hasta 70 veces siete los
errores cometidos.
La encuesta número nueve del portal que reúne a periodistas, comunicadores y
visitantes de prácticamente todos los países de habla española y portuguesa, ya
está en la página y trata sobre las relaciones entre el islam y el cristianismo.
Ante la nota constante de que cristianos en países musulmanes son arrestados por
el mero hecho de rezar, el estudio pregunta: «¿cuál debe ser la reacción de los
católicos? ».
La encuesta tiene tres variantes:
a) denunciar ante la opinión pública;
b) lanzar una campaña internacional para exigir reciprocidad en el respeto a los
derechos humanos de los cristianos en países de mayoría islámica;
c) no hacer nada para no agravar la situación de los cristianos en países de
mayoría islámica.
En esta encuesta y en las siguientes,
Periodismocatolico.com va a
incluir un vínculo hacia artículos y fuentes tanto periodísticas como
eclesiásticas que ayuden a los visitantes a formarse un criterio más profundo
sobre el tema debatido en la encuesta.
[Más información en
www.periodismocatolico.com]
ZS06061925
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Entrevista
Confidencias del cardenal Karl Lehmann
sobre su experiencia de fe
«Sin la fe, la vida sería en el fondo insatisfactoria y privada de toda
fortaleza»
MAGUNCIA, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
«La fe me da confianza», declara el cardenal Karl Lehmann, obispo de Maguncia y
presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, en una entrevista concedida a
Zenit.
El purpurado afirma obtener energía de la oración, de la celebración de la
Eucaristía, del encuentro con los demás, y de las preocupaciones o necesidades
de nuestro tiempo. Sus raíces teológicas se hunden en el Concilio Vaticano II,
en el Sínodo Común de las diócesis alemanas, y en el pensamiento de Karl Rahner.
--¿Cómo concibe su ministerio pastoral?
--Cardenal Lehmann: A este respecto, pienso como el apóstol Pablo: «No es que
pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino que contribuimos a vuestro gozo, pues
os mantenéis firmes en la fe» (2 Cor 1, 24), que armoniza bien con mi lema
episcopal, sacado de la primera Carta a los Corintios: «Sed fuertes en la fe» (1
Cor 16,1 3). Además, encuentro la conciencia que tengo de mí mismo en el decreto
conciliar «Christus Dominus» sobre el ministerio pastoral de los obispos. Esto
se expresa exactamente en la primera frase: « Cristo Señor, Hijo de Dios vivo,
que vino a salvar del pecado a su pueblo y a santificar a todos los hombres,
como El fue enviado por el Padre, así también envió a sus Apóstoles, a quienes
santificó, comunicándoles el Espíritu Santo, para que también ellos glorificaran
al Padre sobre la tierra y salvaran a los hombres "para la edificación del
Cuerpo de Cristo" (Ef., 4,12), que es la Iglesia». En este sentido, mi deseo es
el de animar a confiar en la fe.
--Una pregunta más personal: ¿nos podría contar algo sobre su decisión de ser
sacerdote y en general sobre su itinerario de fe? ¿Quién o qué le ha acompañado
en este camino?
--Cardenal Lehmann: El primer contacto con la fe lo tuve a través de mi familia.
Allí pude vivir y experimentar la fe casi naturalmente. Después vinieron los
profesores, en el tiempo de la escuela y en la universidad, por quienes conservo
mucha gratitud, en especial por el profesor Karl Rahner, de quien tuve la
posibilidad de ser su asistente. Un itinerario de fe sería impensable sin todos
aquellos compañeros de viaje, dispuestos siempre a animar y a infundir
confianza.
--¿Tiene algo así como una patria espiritual o un «background» teológico?
--Cardenal Lehmann: Viví los preparativos y las primeras sesiones del Concilio
Vaticano II, como estudiante en Roma y tuve también experiencia directa del
Sínodo de las diócesis en la República Federal Alemana, participando activamente
y colaborando en su organización. El periodo en el que fui asistente de Karl
Rahner me formó más que cualquier otro profesor de Teología. En este contexto,
encuentro mis raíces teológicas, que luego claramente en el curso de los años
han podido desarrollarse ulteriormente, pero sin estos tres pilares --Concilio,
Sínodo y Rahner-- en mi vida, no se habrían dado los mismos resultados.
--¿De dónde saca su vida interior? ¿Tiene algún manantial especial de fuerza?
--Cardenal Lehmann: La fe me da confianza. Encuentro manantiales de fuerza en la
oración, en la celebración de la Eucaristía, pero también en salir al encuentro
de las personas y de las preocupaciones y necesidades de nuestro tiempo. Se
trata de interpretar los signos de los tiempos a partir de la fe, y como
mortales de tender hacia las cosas celestiales, sin dejar de tener los pies en
la tierra.
--El Sínodo de los Obispos de todo el mundo, celebrado el pasado octubre, se
centró en el tema de la Eucaristía, como fuente y centro de la vida cristiana.
¿Qué significado tiene para usted la Eucaristía?
--Cardenal Lehmann: En el título oficial del Sínodo de los Obispos ya se expresa
todo: ella es «Fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia». Ella es
el secreto de nuestra fe. En la redención realizada por Cristo se hace visible a
todos los seres humanos la voluntad de salvación de Dios. Esta se actualiza en
la celebración de la Eucaristía. De aquí obtiene su fundamento la Iglesia.
--¿Qué quiere decir creer? ¿Y cuál es su repercusión?
--Cardenal Lehmann: He hablado anteriormente de la confianza que deriva de la
fe. Sin la fe, la vida sería en el fondo insatisfactoria y carecería de toda
fortaleza. Incluso quienes quieren abandonar o distanciarse de Dios sienten sin
embargo nostalgia de una respuesta a la gran demanda de sentido. Al final, esto
se convierte en el criterio: ¿cómo tiene significado mi vida? Y es aquí donde la
fe intenta ofrecer respuestas. Porque Dios ama al hombre, lo ha llamado a la
existencia y está a su lado a lo largo de todos los tiempos. Quien cree no está
nunca solo.
--Jesús ha resucitado. ¿En qué logra vislumbrarlo, y cómo se comunica con Él?
--Cardenal Lehmann: Una vez más es de la fe de donde extraigo mi confianza. El
Resucitado no esta sentado a mi lado y tampoco he tenido la suerte de darle una
palmada en la espalda. Sin embargo, ahí está la promesa: «Yo estoy con vosotros
todos los días» (Mateo 28, 20). Nosotros vivimos la fuerza de esta presencia
cada día, si permanecemos abiertos a la escucha y sensibles hacia nuestros
semejantes, a las preocupaciones y a las necesidades de nuestro tiempo, y ante
nuestra misma vida. Esto puede suceder cuando se encuentran personas pero
también en la oración y en los momentos de silencio y recogimiento. Allí Dios
nos habla y está cercano a nosotros. Las Sagradas Escrituras y la Eucaristía
son, como revela el relato de Emaús, los mejores puntos de acceso a Jesucristo.
--¿Qué es lo que más le preocupa?
--Cardenal Lehmann: La máxima «Dios es más grande que nuestro corazón» nos da en
todas las situaciones humanas un fundamento verdaderamente inquebrantable,
aunque a veces reconozcamos que estamos hundiéndonos bajo tierra. Por esto
agradecemos también esta extrema certeza de nuestra conciencia. ¡Bendito sea el
hombre que puede poner su confianza en un Dios de este tipo! Lo que necesitamos,
justo en el momento de los cambios, cuando nos debemos ocupar de algunas
cuestiones estructurales de la pastoral, es acordarnos de la profunda y a menudo
escondida fuerza de la fe, de manera que sepamos en el fondo de qué se trata.
Para esto quiero dar yo mi aportación.
--¿Dónde ve los grandes desafíos de nuestro tiempo?
--Cardenal Lehmann: Como presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, con
motivo de la Asamblea General de otoño de 2005, hice un introducción sobre este
tema, que está también documentada en mi nuevo libro. El título era «Nuevos
signos del tiempo. Criterios de distinción para diagnóstica la situación de la
Iglesia en la sociedad y para la acción eclesial hoy». Todo lo que fue puesto de
relieve durante el Concilio, sobre los «signos de los tiempos», exige una
ulterior interpretación, aplicada al proceso de la diagnosis («Cairología») así
como al contenido. Entre cambio y estabilidad, necesitamos actitudes de fondo
que puedan ser puntos a partir de los cuales oponer una reacción, sin retroceder
frente a una actualidad siempre inagotable.
--¿Qué nos dice del Papa Benedicto XVI y qué esperanza tiene en él?
--Cardenal Lehmann: Conozco a Joseph Ratzinger desde hace ya más de cuarenta
años y me he encontrado con él en varias ocasiones. El Santo Padre está al
servicio de toda la Iglesia. Y por esto es equivocado ver en él un «Papa
alemán». El Papa pertenece a la Iglesia universal. En su primer año de
pontificado, para muchos sorprendente, ha propuesto acentos personales en gran
continuidad con su predecesor. Muchos tenían también una imagen distorsionada de
Ratzinger. Hay que darle tiempo porque este Papa es capaz de sorprendernos. Lo
dije ya a la prensa inmediatamente después de su elección, y lo puedo repetir y
subrayar con fuerza una vez más desde mi punto de vista actual.
ZS06062101
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Informe Especial
México renueva la consagración al
Sagrado Corazón de Jesús
La montaña de Cristo Rey será testigo del acto.
LEÓN, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org-El
Observador) Con motivo de la visita a México de las reliquias de Santa
Margarita María Alacoque, confidente y apóstol del Corazón de Jesús, la
Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) en su 81ª Asamblea Ordinaria (24 a 28
de abril de 2006) aprobó la Renovación de la Consagración de la Nación Mexicana
al Sagrado Corazón de Cristo Rey.
La Consagración ya había sido adoptada el 11 de octubre de 1924, durante el
Primer Congreso Eucarístico Nacional, por los obispos mexicanos en pleno en la
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, justamente cuando iniciaba el
período más violento de la persecución religiosa en el país.
La renovación tendrá lugar en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el
viernes 23 de junio de 2006, en el Monumento Nacional a Cristo Rey, «El
Cubilete», en Guanajuato, en el marco de una concelebración eucarística de los
obispos de México, presidida por monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo
de León y presidente de la CEM, con la presencia de sacerdotes y laicos de todo
el país.
La Consagración implica renovar, de raíz, la invocación de la protección a las
familias, la sociedad y el pueblo de México al Sagrado Corazón de Jesús.
«El Cubilete», considerado el centro geográfico del país, es conocido como la
Montaña de Cristo Rey, faro de quienes sufrieron la persecución religiosa en el
país entre 1924 y 1940.
Posteriormente se convertiría en centro de reunión del catolicismo mexicano para
recordar las invocaciones de «Viva Cristo Rey» y «Santa María de Guadalupe» con
las que muchos combatientes «cristeros» entregaron su vida.
Los obispos que no puedan estar presentes en este acto solemne, que se efectúa
una semana antes de las elecciones más reñidas de la historia de México, van a
hacer la renovación en cada una de sus diócesis el domingo 25 de junio.
Publicamos el texto de la nueva Consagración
Conferencia del Episcopado Mexicano
RENOVACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN DE LA NACIÓN MEXICANA
AL SAGRADO CORAZÓN DE CRISTO REY
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CRISTO REY DE LA PAZ, llenos de júbilo venimos hoy a
postrarnos ante Ti y gozosos te proclamamos, una vez más, Rey Eterno de la
Nación Mexicana. Coronamos tu frente con una diadema de corazones mexicanos,
para que rijas a tu pueblo amado. Eres Rey, así lo afirmaste en tu Pasión; eres
Salvador, así te manifestaste en tu Resurrección; eres el Hijo del Padre, así te
reconocemos en tu divinidad; eres la Fuente del Amor, así lo expresaste al morir
por nosotros en la Cruz. México, siempre fiel, desea volver a entronizar tu
Corazón en todos los hogares e implantarlo en la sociedad, para rendirte el
homenaje que mereces como Rey y Señor del Universo.
Consagramos a tu Corazón esta Iglesia que peregrina en México, con sus Obispos,
Presbíteros y Diáconos, Religiosos y Religiosas y Fieles laicos, y a las nuevas
vocaciones sacerdotales y de vida consagrada, para que tengan una sólida
formación en el seguimiento radical de tu Evangelio y en una generosa entrega
para la salvación de sus hermanos, impulsados por una profunda vida espiritual.
Consagramos a tu Corazón amoroso esta Patria querida: a los Gobernantes, para
que trabajen siempre por el bien común; a las Familias, para que forjen en las
virtudes humanas y cristianas el corazón de las nuevas generaciones; a los
indígenas y campesinos, obreros e inmigrantes, para que alcancen un mejor nivel
de vida y un pleno respeto de su dignidad y sus derechos; a los Legisladores y a
los profesionales de la salud, para que respeten y defiendan la vida desde su
inicio en el seno materno hasta su conclusión natural; a los que se dedican a la
educación, la cultura, el arte y los medios de comunicación social, para que
contribuyan a un mejor y más armónico desarrollo de la sociedad difundiendo
valores auténticos; a quienes logran avances científicos y tecnológicos, para
que haciendo un uso responsable protejan la naturaleza que has creado y
contribuyan al desarrollo integral de la persona y el fin trascendente del
hombre; a los distintos constructores de la sociedad, para que promuevan los
principios básicos para la convivencia: amor, verdad, justicia, libertad, paz,
respeto, solidaridad; a los amigos y a los enemigos, para que reines en todos
los habitantes de esta Nación. Te adoramos como fieles tuyos, te pertenecemos y
estamos resueltos a defender tu Reino hasta que triunfe y sea exaltado,
reverenciado y amado tu Sacratísimo Corazón, ofreciéndote gloria, amor y
reparación.
CRISTO REY, desde la montaña consagrada a Ti, cura las heridas y enjuga las
lágrimas de esta Patria, consagrada a nuestra Madre, Santa María de Guadalupe,
estrella de la evangelización. Reina con el suavísimo cetro de tu misericordia y
míranos con ojos benignos, extendiendo tus manos poderosas para bendecirnos y
protegernos de las asechanzas del mal.
Y Tú, Redentor amoroso de la humanidad, atrae a tu Corazón a los pecadores, a
los desorientados, especialmente a los jóvenes, engañados con falsas doctrinas
que los alejan de Ti. Conserva la fe que hemos recibido de nuestros padres y que
ha sido sellada con la sangre de nuestros Mártires y el ejemplo de nuestros
Santos. Que tu Iglesia Santa y Católica pueda trabajar en auténtica libertad,
para salvaguardar la dignidad humana de todos y ser un testimonio gozoso y
humilde de tu resurrección y salvación.
Danos, por fin, una santa muerte e introdúcenos en la herida preciosa de tu
Corazón para resucitar en Ti a la vida eterna del cielo.
Corazón Santo, Tú reinas ya. México tuyo, siempre será. ¡VIVA CRISTO REY y SANTA
MARÍA DE GUADALUPE!
El Cubilete, viernes 23 de junio, 2006.
Por los Obispos de México:
+ José Guadalupe Martín Rábago, Obispo de León y Presidente de la
Conferencia
del Episcopado Mexicano.
+ Carlos Aguiar Retes, Obispo de Texcoco, Secretario General de la CEM.
+ Rogelio Esquivel Medina, Obispo Auxiliar de México, Presidente del
Comité
Organizador de la Consagración y de la Visita de las Reliquias de Santa
Margarita María
Alacoque a México.
ZS06061924
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Audiencia del miércoles
Benedicto XVI presenta la figura de
Santiago el Mayor
Intervención durante la audiencia general del miércoles
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención de Benedicto XVI en la audiencia general de este
miércoles dedicada a presentar la figura de «Santiago, el mayor».
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Continuamos con la serie de retratos de los apóstoles escogidos directamente por
Jesús durante su vida. Hemos hablado de san Pedro, de su hermano Andrés. Hoy,
nos encontramos con la figura de Santiago. Las listas bíblicas de los Doce
mencionan a dos personas con este nombre: Santiago, hijo de Zebedeo, y Santiago,
hijo de Alfeo (Cf. Marcos 3, 17.18; Mateo 10,2-3), que son comúnmente
distinguidos con los apelativos de Santiago el Mayor y de Santiago el Menor.
Estas designaciones no quieren medir su santidad, sino simplemente constatar la
diferente relevancia que reciben en los escritos del Nuevo Testamento y, en
particular, en el marco de la vida terrena de Jesús. Hoy dedicamos nuestra
atención al primero de estos dos personajes del mismo nombre.
El nombre de Santiago [Jacobo, ndt.] es la traducción de «Iákobos», variación
bajo la influencia griega del nombre del famoso patriarca Jacob. El apóstol de
este nombre es hermano de Juan, y en las listas mencionadas ocupa el segundo
lugar después de Pedro, como sucede en Marcos (3, 17), o el tercer lugar después
de Pedro y Andrés, como en los Evangelios de Mateo (10, 2) y de Lucas (6, 14),
mientras en los Hechos de los Apóstoles aparece después de Pedro y de Juan (1,
13). Este Santiago pertenece, junto a Pedro y Juan, al grupo de los tres
discípulos privilegiados que han sido admitidos por Jesús a momentos importantes
de su vida.
Dado que hace mucho calor, quisiera abreviar y mencionar ahora sólo dos de estas
ocasiones. Pudo participar, junto a Pedro y Juan, en el momento de la agonía de
Jesús, en el Huerto de Getsemaní, y en el momento de la Transfiguración de
Jesús. Se trata, por tanto, de situaciones muy diferentes entre sí: en un caso,
Santiago, con los otros dos apóstoles, experimenta la gloria del Señor, le ve
hablando con Moisés y Elías, ve traslucir el esplendor divino en Jesús; en el
otro, se encuentra ante el sufrimiento y la humillación, ve con sus propios ojos
cómo el Hijo de Dios se humilla, haciéndose obediente hasta la muerte.
Ciertamente la segunda experiencia constituyó para él una oportunidad para
madurar en la fe, para corregir la interpretación unilateral, triunfalista de la
primera: tuvo que atisbar cómo el Mesías, esperado por el pueblo judío como un
triunfador, en realidad no sólo estaba rodeado de honor y gloria, sino también
de sufrimientos y debilidad. La gloria de Cristo se realiza precisamente en la
Cruz, en la participación en nuestros sufrimientos.
Esta maduración de la fe fue llevada a cumplimiento por el Espíritu Santo en
Pentecostés, de manera que Santiago, cuando llegó el momento del supremo
testimonio, no se echó para atrás. Al inicio de los años 40 del siglo I, el rey
Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande, como nos informa Lucas: «echó mano a
algunos de la Iglesia para maltratarlos. Hizo morir por la espada a Santiago, el
hermano de Juan» (Hechos 12, 1-2). La concisión de la noticia, carente de todo
detalle narrativo, revela, por una parte, cómo era normal para los cristianos
testimoniar al Señor con la propia vida y, por otra, que Santiago tenía una
posición de relevancia en la Iglesia de Jerusalén, en parte a causa del papel
desempeñado durante la existencia terrena de Jesús.
Una tradición sucesiva, que se remonta al menos hasta Isidoro de Sevilla, cuenta
que estuvo en España para evangelizar esa importante región del imperio romano.
Según otra tradición, su cuerpo habría sido trasladado a España, a la ciudad de
Santiago de Compostela. Como todos sabemos, aquel lugar se convirtió en objeto
de gran veneración y todavía hoy es meta de numerosas peregrinaciones, no sólo
desde Europa, sino desde todo el mundo. De este modo se explica la
representación iconográfica de Santiago con el bastón del peregrino, y el rollo
del Evangelio, características del apóstol itinerante, entregado al anuncio de
la «buena noticia», características de la peregrinación de la vida cristiana.
Por tanto, de Santiago podemos aprender mucho: la prontitud para acoger la
llamada del Señor, incluso cuando nos pide que dejemos la «barca» de nuestras
seguridades humanas; el entusiasmo para seguirle por los caminos que Él nos
indica más allá de nuestra presunción ilusoria; la disponibilidad para dar
testimonio de Él con valentía y, si es necesario, con el sacrificio supremo de
la vida. De este modo, Santiago el Mayor se nos presenta como ejemplo elocuente
de generosa adhesión a Cristo. Él, que inicialmente había pedido, a través de su
madre, sentarse con el hermano junto al Maestro en su Reino, fue precisamente el
primero en beber del cáliz de la pasión, en compartir con los apóstoles el
martirio.
Y, al final, resumiendo todo, podemos decir que su camino no sólo exterior sino
sobre todo interior, desde el monte de la Transfiguración hasta el monte de la
agonía, es un símbolo de la peregrinación de la vida cristiana, entre las
persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, como dice el Concilio Vaticano
II. Siguiendo a Jesús, como Santiago, sabemos, incluso en las dificultades, que
vamos por el buen camino.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Al final de la
audiencia, el Santo Padre saludó a los peregrinos en varios idiomas. Estas
fueron sus palabras en lengua española:]
Queridos hermanos y hermanas:
Santiago el Mayor, hermano de Juan, es uno de los tres discípulos que participan
de cerca en momentos importantes de la vida de Jesús. La experiencia del
sufrimiento de Cristo en el huerto de los Olivos, en contraste con la gloria
manifestada en el Tabor, le ayudaría a madurar su fe, corrigiendo la posible
imagen errónea de Jesús como un Mesías temporal. Después de Pentecostés, una
tradición nos habla de su evangelización en España, así como del traslado de su
cuerpo a la ciudad de Santiago de Compostela, que desde entonces es meta de
numerosos peregrinos de todo el mundo.
Del Apóstol Santiago podemos aprender la prontitud en responder a la llamada del
Señor; el entusiasmo en seguirlo por los caminos que Él nos indica; la
disponibilidad para dar testimonio de Él con valentía. Así, Santiago se presenta
como ejemplo elocuente de generosa adhesión a Cristo, siendo el primero de los
apóstoles en sufrir el martirio.
Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española, en especial a la
Federación Española de Belenistas, a las asociaciones y grupos escolares
españoles, a los peregrinos de México, de Argentina y de otros Países
latinoamericanos. Os animo a responder siempre con prontitud a la llamada de
Cristo, como el Apóstol Santiago, dando un testimonio coherente de fe y de amor
en la familia y en la sociedad. ¡Gracias por vuestra atención!
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
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