La claudicación de ZP ante los terroristas
 

José Castro
Vicepresidente de HazteOir.org


Según anuncia la Cadena COPE, el presidente del Gobierno podría trasladar esta misma semana al pleno del Congreso su intención de iniciar el diálogo con ETA. Rodríguez Zapatero pretende convertirse en el Presidente del Gobierno que declare que ETA ha dejado de matar definitivamente. A todos los españoles de bien nos gustaría que esta frase se pudiera hacer realidad pero surge una pregunta ¿a cualquier precio?

A todos nos gustaría vivir en paz, especialmente a los españoles que no pueden manifestar libremente lo que piensan sin temor a ser represaliados por ello. Sabemos además que la sociedad puede ser generosa, aunque no tenga el deber de serlo, si los asesinos se arrepienten y entregan las armas tras pedir perdón.

Muchos españoles, sin embargo, no tenemos más remedio que desconfiar del Presidente del Gobierno. El que prometió talante nos ha defraudado totalmente. Y debemos desconfiar porque hay razones para ello:

- está dispuesto a sentarse de tú a tú con unos terroristas mientras que abandona a las víctimas que hace poco han reunido a más de un millón de personas en las calles madrileñas;

- inicia un diálogo con la banda terrorista, realiza el acercamiento de presos y busca la legalización de Batasuna previo todo ello a la entrega de las armas y a la rendición sin condiciones de los terroristas;

- acusa a los familiares de las víctimas así como a toda la sociedad que les arropa de acudir por motivos partidistas a las convocatorias o manifestaciones, identificándonos con el partido de la oposición ¿No tiene el Presidente el más mínimo sentido del respeto y de la comprensión hacia los que han perdido esposos, hijos, hermanos, amigos… por causa del odio de la banda nacionalista?;

- ha permitido escenas bochornosas de sus colegas y correligionarios como la del aragonés Carod Rovira, “hombre solidario de izquierdas”, pidiendo a ETA que mate más al sur o más al oeste, pero que se fije en el mapa a la hora de matar. ¿Es posible menor catadura moral?;

- hemos asistido también el arrinconamiento de aquellos valientes socialistas que sin renunciar a su ideario no quieren claudicar contra ETA


Una de las pocas cosas que hizo bien el Partido Popular fue debilitar a ETA. ZP quiere colgarse una medalla que si ha sido posible ha sido gracias a la actitud enérgica de anteriores gobiernos que llevaron al arrinconamiento moral, legal, político, internacional y financiero de la banda de ultraizquierda mafiosa y asesina. ZP puede malgastar la herencia recibida, dando la posibilidad a unos asesinos de colocarse al nivel del Estado de Derecho y concediéndoles determinados logros políticos completamente inviables de una forma democrática.

Pese al intento del gobierno de ZP de claudicar ante los terroristas España, el noble pueblo español, resiste, se defiende y ataca. España no está dormida y ha apoyado una y otra vez a los damnificados por los asesinos, frente a la apatía del Gobierno. Hoy mismo un grupo de ciudadanos, que ha puesto en marcha la plataforma Rosas Blancas por la Dignidad (www.rosasblancas.org), se concentrará en la Plaza de Neptuno para mostrar su rechazo a las concesiones políticas a ETA y para mostrar, una vez más, la solidaridad a las víctimas ante el abandono del Gobierno.

El viernes 2 de junio de 2006, un ciudadano anónimo depositaba en el escaño de Zapatero, en el Congreso de los Diputados, una foto de una víctima de ETA -Miguel Ángel Blanco- y dos rosas blancas manchadas de mercromina, simulando sangre, para expresar así su rechazo a la claudicación del Gobierno de Zapatero ante la banda terrorista y su repulsa por la manipulación del símbolo de la rosa blanca.

La plataforma Rosas Blancas por la Dignidad nace para recoger el gesto de ese ciudadano anónimo y para intentar que todos tomemos conciencia de que, con nuestro compromiso personal y con nuestro testimonio individual, estamos también llamados a honrar la memoria y a defender la dignidad de las víctimas del terrorismo frente a quienes pretenden comerciar con su sangre, utilizándola como moneda de cambio en una negociación infame.

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