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Servicio diario -
23 de junio de 2006


Santa Sede
Benedicto XVI se hace presente en la renovación de la Consagración de México al Sagrado Corazón
Hoy es una prioridad la defensa de la familia y la vida, asegura Benedicto XVI
El Papa explica por qué ha escogido al cardenal Bertone como secretario de Estado
El secretario de Estado, primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal
El Papa recibe al gran maestro de la Soberana Orden Militar de Malta
Una religiosa húngara dio su vida por proteger a judíos
Un boliviano, por primera vez en la Curia Romana
Será beato monseñor Mosé Tovini, apasionado del catecismo
Se abre en Roma el proceso de beatificación del cardenal argentino Eduardo F. Pironio

Mundo
Es «obligación» de la Iglesia pronunciarse sobre las «implicaciones morales» de la política
La Santa Sede exige una moratoria para la utilización de bombas de racimo

Entrevista
Tolerancia y discriminación de los cristianos

Informe Especial
Encuentro de la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu

Espiritualidad
La confianza en Dios, auténtica fuerza en las tempestades; explica el predicador del Papa

 




 


Santa Sede



Benedicto XVI se hace presente en la renovación de la Consagración de México al Sagrado Corazón


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org-El Observador).- Benedicto XVI se ha hecho presente con un mensaje en la renovación de la consagración de la Nación Mexicana al Sagrado Corazón de Cristo Rey, que tuvo lugar este viernes.

La iniciativa, adoptada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ha tenido lugar con motivo de la visita a México de las reliquias de Santa Margarita María Alacoque, confidente y apóstol del Corazón de Jesús.

El acto tuvo lugar en el Monumento Nacional a Cristo Rey, «El Cubilete», en Guanajuato, durante una concelebración eucarística de los obispos de México, presidida por monseñor José Guadalupe Martín Rábago, obispo de León y presidente de la CEM, con la presencia de sacerdotes y laicos de todo el país.

Un mensaje enviado por Benedicto XVI a través del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, alienta a los católicos mexicanos «a abrir sus vidas al misterio del amor de Dios para que se instaure en todos los corazones su reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz».

En el texto, «el Papa les invita a que, alimentándose del pan eucarístico y unidos íntimamente a Cristo, realmente presente en el Santísimo Sacramento, colaboren en la construcción de una sociedad cada vez más impregnada de los auténticos valores evangélicos».

Tras invocar «la maternal protección de Nuestra Señora de Guadalupe», Benedicto XVI «imparte a todos los hijos de esa amada Nación la implorada Bendición Apostólica».

La Consagración ya había sido proclamada el 11 de octubre de 1924, durante el Primer Congreso Eucarístico Nacional, por los obispos mexicanos en pleno en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, justamente cuando iniciaba el período más violento de la persecución religiosa en el país.


En la fórmula de consagración se encomendó al Sagrado Corazón «esta Patria querida: a los gobernantes, para que trabajen siempre por el bien común; a las familias, para que forjen en las virtudes humanas y cristianas el corazón de las nuevas generaciones; a los indígenas y campesinos, obreros e inmigrantes, para que alcancen un mejor nivel de vida y un pleno respeto de su dignidad y sus derechos».

En el acto, se encomendó entre otros a «los legisladores y a los profesionales de la salud, para que respeten y defiendan la vida desde su inicio en el seno materno hasta su conclusión natural; a los que se dedican a la educación, la cultura, el arte y los medios de comunicación social, para que contribuyan a un mejor y más armónico desarrollo de la sociedad difundiendo valores auténticos».
ZS06062308

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Hoy es una prioridad la defensa de la familia y la vida, asegura Benedicto XVI
Al recibir a los obispos de Lituania, Letonia y Estonia

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- La defensa de la vida y la familia fue una de las consignas centrales que dejó este viernes Benedicto XVI a los obispos de Lituania, Letonia y Estonia.

Entre los muchos temas que el Papa, como él mismo reconoció, quería tratar con estos prelados, que concluían su quinquenal visita «ad limina apostolorum», se detuvo «en uno de gran actualidad», «la familia».

«Junto a núcleos familiares ejemplares, con frecuencia hay otros caracterizados, por desgracia, por la fragilidad de los lazos conyugales, por la plaga del aborto y la crisis demográfica», afirmó el Papa, tras haberse entrevistado personalmente con cada uno de los obispos y tras leer los informes que le han preparado.

Motivo de preocupación para el obispo de Roma son también «la falta de atención a la transmisión de valores auténticos a los hijos», «la precariedad del trabajo», «la movilidad social que debilita los lazos entre las generaciones» y «un creciente sentido de vacío interior de los jóvenes».

«Una modernidad que no está arraigada en auténticos valores humanos está destinada a ser dominada por la tiranía de la instabilidad y la pérdida de puntos de referencia», aseguró

«Por este motivo --siguió diciendo--, toda comunidad eclesial, con su propia fe y apoyada por la gracia de Dios, está llamada a ser un punto de referencia y a dialogar con la sociedad en la que está integrada», afirmó.

«La Iglesia, maestra de vida, saca de la ley natural y de la Palabra de Dios esos principios que presentan las bases irrenunciables para edificar la familia, según el designio del Creador», subrayó.

El Papa alentó a los obispos a ser «siempre valientes defensores de la familia y la vida», y a continuar con los esfuerzos emprendidos «a favor de la formación humana y religiosa de los novios y las familias jóvenes».

«Se trata de una obra sumamente meritoria, que espero sea apreciada y apoyada también por las instituciones de la sociedad civil», reconoció.
ZS06062309

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El Papa explica por qué ha escogido al cardenal Bertone como secretario de Estado
Por su capacidad para «conjugar atención pastoral y preparación doctrinal»

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- La capacidad para «conjugar atención pastoral y preparación doctrinal» son los motivos que han llevado a Benedicto XVI a escoger al cardenal Tarcisio Bertone, S.D.B, como secretario de Estado.

Así lo explica el mismo pontífice en una carta que ha dirigido a los fieles de la archidiócesis de Génova, de la que el purpurado es pastor, publicada este viernes por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

El cardenal Bertone se convertirá en el primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal el 15 de septiembre de 2006, en sustitución del cardenal Angelo Sodano, quien había presentado su renuncia por motivos de edad.

Dirigiéndose a los genoveses, el Santo Padre explica que «en estos tres años, en los que ha guiado la Iglesia que está en Génova, habéis aprendido a apreciar las cualidades que hacen de él un pastor fiel, particularmente capaz de conjugar atención pastoral con preparación doctrinal», explica el Papa.

«Estas características, unidas al recíproco conocimiento y confianza, madurados en los años de común servicio en la Congregación para la Doctrina de la Fe, me han llevado a escogerle para la alta y delicada tarea al servicio de la Iglesia universal, en la Santa Sede», añade.

Por su parte, el cardenal Bertone reconoce en un mensaje enviado a los fieles de Génova que este nombramiento es para él «una revolución copernicana».

Pero añade, «como salesiano y como hombre de Iglesia, estoy acostumbrado a la obediencia».

«He amado a esta Iglesia y le he dedicado mi corazón y mi cansancio durante tres años --la agenda semanal del arzobispo lo demuestra--. Ahora se me llama a Roma: como siempre, obedezco y doy las gracias al Papa Benedicto por la confianza que vuelve a ofrecer a su antiguo colaborador», añade.

«Le pido al Señor ser fiel y acompañar al Papa en esta prometedora estación de nueva evangelización», concluye.
ZS06062305

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El secretario de Estado, primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal
La organización de la Secretaría de Estado

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- El secretario de Estado, que a partir del próximo 15 de septiembre será el cardenal Tarcisio Bertone, S.D.B., es el «primer colaborador del Papa en el gobierno de la Iglesia universal».

Esta es la descripción que hace de la figura la página web del Vaticano (www.vatican.va) al describir la historia y organización de la Secretaría de Estado.

El cardenal Secretario de Estado, aclara, «puede considerarse como el máximo exponente de la actividad diplomática y política de la Santa Sede, representando, en circunstancias particulares, a la persona misma del Sumo Pontífice».

El origen histórico de la Secretaría de Estado se remonta al siglo XV. Con la Constitución Apostólica «Non debet reprehensibile», del 31 de diciembre de 1487, fue instituida la Secretaria Apostolica, compuesta por 24 Secretarios Apostólicos, de los que uno, llamado «Secretarius domesticus», ocupaba un puesto preeminente.

León X estableció otro organismo, el «Secretarius intimus», para ayudar al Cardenal responsable de la dirección de los asuntos de Estado y para la correspondencia en lengua vulgar, principalmente con los Nuncios Apostólicos (que en esa época se iban instituyendo con competencias diplomáticas de forma estable). La Secretaría de Estado se fue desarrollando así, especialmente durante el período del Concilio de Trento.

El «Secretarius intimus», llamado también «Secretarius Papae» o «maior», fue durante mucho tiempo casi siempre un Prelado, que con frecuencia recibía la dignidad episcopal. Solamente desde el inicio del pontificado de Inocencio X fue llamado para ocupar su puesto un cardenal que no pertenecía a su parentela.

Juan Pablo II promulgó, el 28 de junio de 1988, la Constitución Apostólica «Pastor Bonus» mediante la cual, reformando la Curia Romana, dividió la Secretaría de Estado en dos secciones: la «Sección para los Asuntos Generales» y la «Sección para las Relaciones con los Estados».

Sección para los Asuntos Generales
De acuerdo con los artículos 41-44 de la «Pastor Bonus», corresponde a la Sección para los Asuntos Generales o Primera Sección despachar los asuntos concernientes al servicio cotidiano del Sumo Pontífice, tanto en la solicitud por la Iglesia universal como en las relaciones con los Dicasterios de la Curia Romana.

Además, se encarga de la redacción de los documentos que el Santo Padre le confía. Tramita los actos relativos a los nombramientos de la Curia Romana y custodia el sello de plomo y el anillo del Pescador. Regula la función y la actividad de los Representantes de la Santa Sede, especialmente en su relación con las Iglesias particulares. Atiende a todo lo relativo a las Embajadas ante la Santa Sede. Ejerce la vigilancia sobre los organismos oficiales de comunicación de la Santa Sede y se ocupa de la publicación del «Acta Apostolicae Sedis» y del «Annuario Pontificio».

La Primera Sección de la Secretaría de Estado está dirigida por un Arzobispo, el Sustituto para los Asuntos Generales, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, ayudado por un Prelado, el Asesor para los Asuntos Generales.
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La Sección para las Relaciones con los Estados
La Sección para las Relaciones con los Estados o Segunda Sección tiene como cometido propio, de acuerdo con los artículos 45-47 de la «Pastor Bonus», atender los asuntos que deben ser tratados con los gobiernos civiles.

Son de su competencia: las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con los Estados, incluida la estipulación de Concordatos o acuerdos similares; la representación de la Santa Sede ante los Organismos y las Conferencias internacionales; en circunstancias particulares, por encargo del Sumo Pontífice y consultados los Dicasterios competentes de la Curia, la provisión de las Iglesias particulares, así como su constitución o modificación; en estrecha colaboración con la Congregación para los Obispos, se ocupa del nombramiento de Obispos en los Países que han establecido tratados o acuerdos de derecho internacional con la Santa Sede.

La Segunda Sección de la Secretaría de Estado está dirigida por un Arzobispo, el Secretario para las Relaciones con los Estados, que hasta el 15 de septiembre es monseñor Giovanni Lajolo, ayudado por un Prelado, el Subsecretario para las Relaciones con los Estados, y asistido por Cardenales y Obispos.
ZS06062306

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El Papa recibe al gran maestro de la Soberana Orden Militar de Malta


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió este viernes en audiencia privada a Su Alteza Eminentísima Fra Andrew Bertie, príncipe y gran maestro de la Soberana Orden Militar de Malta.

Como suele suceder en este tipo de encuentros, la Santa Sede no divulgó detalles sobre los argumentos tratados en el encuentro.

Fra Andrew Willoughby Ninian Bertie nació el 15 de mayo de 1929 en Londres. Está emparentado con el conde de Lindsey, (antiguo reino anglosajón del norte de Inglaterra) y Abingdon. Se educó en el colegio benedictino de Ampleforth, en Yorkshire, y se licenció en Historia Moderna en el Christ Church College de Oxford. Así mismo estudió en el Instituto de Estudios Africanos y Orientales de la Universidad de Londres.

De 1948 a 1950 prestó servicio militar en los «Scots Guards», obteniendo en 1949 el rango de oficial.

Tras un breve periodo en el sector privado, impartió clases de Lengua Moderna (principalmente de francés y español) en el Worth School, un instituto benedictino en Sussex.

En 1956 ingresó en la Soberana Orden Militar de Malta; a continuación pronunció los votos perpetuos y, en 1981, pasó a ser miembro religioso. Después de participar en el gobierno de la Orden desde 1981 como miembro del Soberano Consejo, en abril de 1988 fue elegido septuagésimo octavo gran maestre. También desempeña el papel de Hospitalario del Santuario de Lourdes.


La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como la Soberana Orden de Malta, tiene un carácter doble: es una de las más antiguas órdenes religiosas católicas, siendo fundada en Jerusalén alrededor del año 1050 (celebró el noveno centenario de su fundación oficial en 1999); al mismo tiempo, siempre ha sido reconocida por las naciones como un ente independiente de Derecho Internacional.

La misión de la Orden está definida en su lema «Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum», la defensa de la Fe y el servicio a los pobres.

Esta comunidad, que fue creada por comerciantes amalfitanos alrededor de 1050, administraba una hospedería para cuidar y albergar a los peregrinos que iban a Tierra Santa. En 1113 fue reconocida formalmente como orden religiosa por el Papa Pascual II. Antes de la pérdida de la Isla de Malta (1798), la mayor parte de los miembros eran religiosos, habiendo profesado los tres votos de pobreza, castidad y obediencia.

Hoy en día, todavía algunos miembros de la Orden son caballeros profesos; otros han pronunciado solamente la promesa de obediencia. La mayor parte de los 11.500 Caballeros y Damas de la Orden son miembros laicos.

Aunque no hayan profesado ningún voto religioso, todos están dedicados al ejercicio de las virtudes y caridad cristianas, comprometidos a desarrollar su espiritualidad en el ámbito de la Iglesia y dedicar sus energías a servir al prójimo.

La Orden tuvo que convertirse en militar para proteger a los peregrinos y a los enfermos y para defender los territorios cristianos en Tierra Santa. Después de la pérdida de Malta (1798) la Orden dejó de ejercer esta función. Hoy en día la Orden mantiene solamente las tradiciones militares.

La Orden de Malta trabaja en el campo de la asistencia médica y social y de la ayuda humanitaria, en más de 120 países, apoyada por las relaciones diplomáticas que mantiene actualmente con 93 estados.

La Orden tiene hospitales, centros médicos, ambulatorios, residencias para ancianos y minusválidos, y centros para enfermos terminales. En muchos países, voluntarios de la Orden prestan primeros auxilios, servicios sociales, e intervienen en acciones humanitarias en emergencias.

El ECOM (Emergency Corps of the Order of Malta) es un cuerpo especial que actúa en primera línea en catástrofes naturales y conflictos bélicos.

Desde hace más de 40 años, la Orden, a través de su fundación CIOMAL (Comité Internacional de la Orden de Malta), trabaja activamente en el tratamiento de la lepra, una enfermedad que sigue afectando a diversas zonas del mundo. CIOMAL también interviene en la lucha contra otros tipos de enfermedades y discapacidades y ha iniciado programas para madres y niños en el tercer mundo que padecen de SIDA.

[Más información en www.orderofmalta.org]
ZS06062307

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Una religiosa húngara dio su vida por proteger a judíos
Será beatificada en septiembre en Budapest

ROMA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha aprobado el rito de beatificación de una religiosa húngara asesinada porque protegió a judíos durante la segunda guerra mundial.

En Budapest, Hungría, el 17 de septiembre, en el atrio de la basílica de San Esteban, a las 11 horas, será beatificada la sierva de Dios Sára Salkaházi (cf. http://www.magyarkurir.hu), asesinada el 27 de diciembre de 1944, cuando escondía a un centenar de judíos perseguidos por los ocupantes nazis.

Benedicto XVI recibió, el 28 de abril de 2006, en audiencia privada al cardenal prefecto de la congregación para las Causas de los Santos, cardenal José Saraiva Martins.

Durante el encuentro, el Papa autorizó a la congregación a promulgar, entre otros, el decreto relativo «al martirio de la sierva de Dios Sára Salkaházi, del instituto de Hermanas de la Asistencia, nacida el 11 de mayo de 1899 en Kassa (Kosice, actualmente en Eslovaquia) y muerta en diciembre de 1944 en Budapest, Hungría».

Su proceso de beatificación había sido introducido en 1997.

El cardenal Peter Erdö, primado húngaro, ha acogido la decisión diciendo: «Yo creo que en el año de renovación espiritual de la nación, el Santo Padre no podía hacer un regalo más hermoso a la Iglesia, e incluso a toda la sociedad húngara».
ZS06062301

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Un boliviano, por primera vez en la Curia Romana
El joven sacerdote y comunicador Justo Ariel Beramendi

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- El padre Justo Ariel Beramendi (Bolivia, 1975) es el primer sacerdote boliviano que trabajará en la Curia Vaticana.

En una carta, dirigida al arzobispo John P. Foley, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, la Secretaría de Estado ha aceptado el nombramiento del padre Beramendi como nuevo «oficial» de este dicasterio romano para la sección latinoamericana y asuntos de lengua española que actualmente cuenta con la presencia de Leticia Soberón, nueva coordinadora general de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).

El padre Ariel Beramendi es sacerdote diocesano de Cochabamba y licenciado en Ciencias de las Comunicaciones Sociales por la Pontificia Universidad Salesiana y en Teología por el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum». Entra en el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales después de la marcha de monseñor Enrique Planas, que ha dirigido la Filmoteca Vaticana, que dio origen a la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).

El hecho de pertenecer al Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales y ser el primer sacerdote boliviano trabajando en el Vaticano lo toma como «un gran desafío, es un servicio a la Iglesia universal que se me pidió inesperadamente y que lo asumo, sabiendo que significa un gran responsabilidad», explica a Zenit.

El padre Ariel comenta que «una tarde cualquiera – el pasado mes de enero – conducía el coche junto al señor arzobispo monseñor Tito Solari, quien me señaló: el Consejo Pontificio para la Comunicaciones Sociales ha indicado tu nombre para trabajar con ellos, ¿tú aceptas? De esta manera me llegó la noticia a la cual dije que sí».

Justo Ariel Beramendi inició su formación al sacerdocio en el año 1994, el propedéutico lo realizó en el seminario San Cristóbal de Sucre (Bolivia) para luego pasar al seminario arquidiocesano San Luís de Cochabamba.

En el 1999 fue enviado a Roma por monseñor René Fernández, entonces arzobispo de Cochabamba, donde permaneció hasta el año 2003.

Los dos primeros años de diácono fue estudiante en Roma, al retornar a su país natal ejerció como diácono en la Parroquia rural «San Bartolomé de Arani» en el Valle Alto de Cochabamba.

Después de su ordenación sacerdotal reactivó la Pastoral de la Comunicación y refundó la Delegación Arquidiocesana de Comunicación Social en Cochabamba, además de ser profesor de ética y pastoral de las comunicaciones sociales en la Universidad Católica de Cochabamba.

Con la ayuda del equipo de la Delegación de Comunicación de Cochabamba, lleva adelante el sitio www.iglesiacbba.org, con una pequeña agencia de noticias local y la revista semanal «Mensajero» en la diócesis.

También fue encargado de la organización de la IX Reunión Continental de la RIIAL en Cochabamba el año 2005, ocasión en la que publicó su tesis de licenciatura en comunicación bajo el título «La informatización de la Iglesia en América Latina».

Durante su formación en Roma trabajó en «Radio Vaticano», en el Consejo para las Comunicaciones Sociales, como encargado de prensa del cardenal Julio Terrazas y realizó sus prácticas profesionales en la Delegación de Comunicación de Madrid. Además del español, habla el inglés y el italiano.

Conversando con Zenit cuenta que «cuando entré al seminario hubo un profesor que marcó la vocación mía y la de mis compañeros y nos dijo que todo lo que hagamos o donde lleguemos fuera para la gloria de Dios y así tomo este servicio que se me ha pedido y el cual lo empiezo a asumir».
ZS06062320

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Será beato monseñor Mosé Tovini, apasionado del catecismo
Curado un sacerdote por su intercesión

ROMA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha aprobado el rito de beatificación de un sacerdote italiano para quien el catecismo fue una pasión, monseñor Mosé Tovini (1877-1930).

La beatificación tendrá lugar el 17 de septiembre en la catedral de Brescia (Italia).

Su intercesión ha obtenido la curación extraordinaria de un sacerdote italiano, Giovanni Flocchini, antiguo párroco de Comero.

Desde noviembre de 1904 hasta su muerte, fue profesor del Seminario de Brescia, enseñando matemática, filosofía, sociología, apologética y teología dogmática.

Durante las vacaciones, organizaba cursos de religión para los profesores de las escuelas, y semanas catequísticas en diferentes centros.

En 1917, durante la epidemia de gripe asiática, permanecía a la cabecera de los enfermos sin preocuparse de su propia seguridad.

Al final de la guerra, recibió la misión de ayudar a los clérigos que habían sido capellanes en el frente para que terminaran sus estudios de teología y su formación sacerdotal.

«El catecismo fue la pasión de toda su vida», afirma un biógrafo. De hecho, una de sus pasiones, era organizar concursos de catecismo.

A partir de 1919, fue también vicepresidente de la comisión diocesana de Catecismo.

En 1926, creó en Brescia una escuela de magisterio de catecismo, de la que llegó a ser director y profesor apreciado hasta su muerte.
ZS06062302

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Se abre en Roma el proceso de beatificación del cardenal argentino Eduardo F. Pironio


ROMA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- El cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, abrió este viernes la fase diocesana del proceso de beatificación del cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, fallecido hace ocho años.

El purpurado trazó con tres rasgos característicos la fe contagiante de quien se convirtió, junto con Juan Pablo II, en el creador de las Jornadas Mundiales de la Juventud: Dios Padre, la Virgen y la Cruz.

Estos tres amores, explicó en el Palacio Apostólico Lateranense, sede del vicariato de Roma, le dieron la valentía a Pironio para no retroceder ni siquiera cuando recibió amenazas de muerte en su país.

La apertura de la fase diocesana se realiza en Roma por ser ésta la diócesis en la que vivió sus últimos años y en la que falleció el 5 de febrero de 1998.

El cardenal Pironio, nacido el 3 de diciembre de 1920, tuvo un destacado papel en la historia de la Iglesia del último cuarto del siglo XX.

Juan Pablo II le nombró presidente del Consejo Pontificio para los Laicos el 8 de abril de 1984 y desde ese dicasterio vaticano se convirtió en la mano derecha del pontífice en su labor pastoral entre los jóvenes del mundo.

Anteriormente, había sido prefecto para la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada, dicasterio vaticano que se encuentra al frente de los más de un millón de religiosos y consagrados esparcidos en todo el mundo. Mantuvo cercanía espiritual con sor Lucía, la vidente de Fátima.

En el cónclave de 1978 en el que fue elegido Papa Karol Wojtyla, el cardenal Pironio fue uno de los llamados «papables».

Pablo VI lo creó cardenal el 24 de mayo de 1976, después de haber trabajado durante muchos años en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) primero como secretario y después como presidente. En Argentina, fue obispo de Mar de Plata. Era el menor de una familia de inmigrantes italianos de 22 hijos.

En su homilía de su funeral, el 7 de febrero de 1998, Juan Pablo II recordó que «aprendió su fe en las rodillas de su madre, mujer de formación cristiana sólida, aunque sencilla, que supo imprimir en el corazón de sus hijos el genuino sentido evangélico de la vida».

«En la historia de mi familia --dijo en una entrevista a Zenit el cardenal-- hay algo de milagroso. Cuando nació su primer hijo, mi madre tan sólo tenía 18 años y se enfermó gravemente. Cuando se recuperó, los médicos le dijeron que no podría tener más hijos, pues, de lo contrario, su vida correría un grave riesgo. Fue entonces a consultar al obispo auxiliar de La Plata, que le dijo: "Los médicos pueden equivocarse. Usted póngase en las manos de Dios y cumpla sus deberes de esposa". Mi madre desde entonces dio a luz a otros 21 hijos —yo soy el último—, y vivió hasta los 82 años. Pero lo mejor no acaba aquí, pues después fui nombrado obispo auxiliar de La Plata, precisamente en el cargo de aquel que había bendecido a mi madre».

El día de mi ordenación episcopal --continuó diciendo el cardenal Pironio-- el arzobispo me regaló la cruz pectoral de aquel obispo, sin saber la historia que había detrás. Cuando le revelé que debía la vida al propietario de aquella cruz, lloró».
ZS06062123

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Mundo



Es «obligación» de la Iglesia pronunciarse sobre las «implicaciones morales» de la política
Afirma el portavoz de la Conferencia Episcopal Española

MADRID, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org-Veritas).- El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), padre Juan Antonio Martínez Camino, compareció este viernes en rueda de prensa para informar sobre la Asamblea Plenaria Extraordinaria, que finalizó el 22 de junio, y en la que se ha abordado por primera vez un sólo tema: los retos pastorales que plantea la situación actual de España.

Además de algunas acciones ya previstas en el Plan Pastoral 2006 2010, a las que los obispos han decidido dar prioridad (iniciación cristiana, cuidado del domingo, y matrimonio y familia) se ha acordado también iniciar los trabajos de una futura Instrucción Pastoral «sobre la misión de la Iglesia en la actual situación».

Según recoge Veritas, el portavoz reveló que 50 de los 64 obispos presentes en la Plenaria apoyaron la elaboración del documento, mientras 9 votaron en contra, 3 se abstuvieron y 2 votos fueron declarados nulos.

El portavoz quitó importancia a los votos negativos y dijo que el documento «La Iglesia y la comunidad política» (de 1972) tuvo más votos en contra (20) y «nadie lo pone en cuestión». En este contexto, consideró necesario insistir en «la unidad de los obispos», porque «cunde la idea en la opinión pública de que hay división».

Martínez Camino explicó que la Instrucción «abordará todas las cuestiones que preocupan» de modo similar a como se ha hecho en otras ocasiones (el portavoz hizo referidas alusiones en este sentido al libro «Moral Política», que recoge 9 documentos del magisterio de la CEE, aparecidos entre 1972 y 2002).

En este marco, el tema de «la unidad de España» podría también estar presente si se viera que «hay implicaciones morales». El portavoz defendió la «obligación» de los obispos de iluminar las realidad humanas y afirmó que «cuando no se ha hecho (y a veces no se ha hecho suficientemente) se les ha pedido cuentas», aunque reconoció que es «delicado» abordar estas cuestiones.

En cualquier caso, Martínez Camino dio por seguro que la Instrucción no será exclusivamente «sobre la unidad de España», aunque reconoció que este tema es uno de los asuntos «que está entre las preocupaciones de la sociedad actual y de los obispos».

Asimismo, dijo que «la unidad» tiene muchos aspectos, pero que la intención de los obispos no es abordarla desde el punto de vista político, sino desde las «implicaciones morales». «Otra cosa son las interpretaciones», añadió.

Junto al tema de «la unidad de España», la Instrucción abordará otras cuestiones que preocupan a los obispos, algunas de las cuales ya han recibido pronunciamientos por parte de la CEE (Ley Orgánica de Educación, Ley de Reproducción Asistida, Educación para la Ciudadanía, etc.)

El secretario y portavoz de la CEE dijo que aún no hay una agenda de trabajo para la elaboración de la Instrucción y que ni siquiera se ha fijado fecha para la primera ponencia.
ZS06062324

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La Santa Sede exige una moratoria para la utilización de bombas de racimo
Petición del arzobispo Silvano Maria Tomasi en Ginebra

GINEBRA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Según la Santa Sede, la humanidad no puede seguir siendo testigo de la muerte de miles de personas a causa de armas de efectos indiscriminados, como son las bombas de racimo.

La voz de la Iglesia resonó por boca del arzobispo Silvano Maria Tomasi, observador permanente ante la Oficina de las Naciones Unidas de Ginebra, durante la reunión del grupo de expertos gubernamentales sobre la Convención para la prohibición o restricción del uso de armas convencionales con efectos indiscriminados, celebrada en esa ciudad de 19 al 23 de junio 2006.

En particular, el representante vaticano reiteró «su llamamiento urgente a favor de una moratoria sobre la utilización de bombas de racimo hasta que se alcance un acuerdo sobre la cuestión».

Las bombas de racimo («cluster munitions», en inglés) son un tipo de arma que ha matado a gran cantidad de civiles, con efectos frecuentemente indiscriminados, y que se encuentra almacenada en grandes cantidades en más de 70 países.

Las bombas de racimo contienen un dispositivo que, al abrirse, libera un gran número de pequeñas bombas. Estas «sub-municiones» causan diferentes daños, como la perforación de vehículos blindados con su carga explosiva, hieren o matan al mayor número de personas posible con sus fragmentos de metralla, o provocan incendios…

«El impacto humanitario desastroso de las bombas de racimo ya no tiene necesidad de ser demostrado --explicó monseñor Tomasi a la asamblea--. Después de sesenta años de su utilización, sus consecuencias son más que visibles».

«Las víctimas son millares, las regiones afectadas quedan prohibidas durante años después de los conflictos, siendo inutilizables por sus habitantes».

«En lugar de discutir sobre algo evidente, habría que preocuparse más bien de la respuesta adecuada que tiene que ofrecer la comunidad internacional».

«Mientras no se aplique esta respuesta, no es normal continuar como si el problema no existiera. Aunque sea largo alcanzar un consenso, las víctimas actuales y potenciales no pueden esperar», aseguró.

En este contexto, la Santa Sede, anunció, «está dispuesta a trabajar con otras delegaciones, con las agencias de las Naciones Unidas y con las organizaciones no gubernamentales, en particular con la "Cluster Munition Coalition", para que avance la causa de las víctimas de las bombas de racimo e impedir que otras personas sufran la misma suerte».

«El objetivo último debería ser la adopción de un instrumento jurídicamente vinculante que ponga fin a una situación humanamente insostenible», afirmó.

«Un mayor respeto de la dignidad humana y del derecho humanitario internacional, una mayor justicia y desarrollo son, a corto y a largo plazo, la mejor garantía para la seguridad de los Estados», aseguró el arzobispo.
ZS06062304

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Entrevista



Tolerancia y discriminación de los cristianos
Entrevista al profesor Rocha Scarpetta

ROMA, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- La intolerancia religiosa no existe sólo en regimenes dictatoriales, sino de manera más sutil en las sociedades libres y democráticas, según explica un profesor de teología de las religiones y ecumenismo.

Joan-Andreu Rocha Scarpetta, docente en el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum» y en la Universidad Europea de Roma ha intervenido con una ponencia en la cumbre promovida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre aplicación de la tolerancia cuyo tema ha sido: «Promover el entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico», celebrada en Almaty (Kazajstán) del 12 al 13 de junio (Cf. Zenit, 13 de junio de 2006).

En esta entrevista, Rocha Scarpetta informa sobre la nueva forma de intolerancia religiosa, presente en países de la OSCE, que ridiculiza públicamente a los cristianos, particularmente en los medios de comunicación.

--¿Cuál era el objetivo del encuentro de la OSCE en Almaty?

--Rocha: Tenía el propósito de evaluar y proponer nuevas vías en la promoción del entendimiento intercultural, interreligioso e interétnico.

Este encuentro estaba condicionado por los recientes acontecimientos relacionados con la publicación de las caricaturas sobre el profeta Mahoma y la grave ofensa a otras sensibilidades religiosas causadas a raíz de ello.

Recordemos que esos hechos provocaron el asesinato de un sacerdote católico en Turquía, las agresiones y amenazas a otros cristianos, y episodios de violencia en otras partes del mundo. No implican pues un efecto único sino una reacción en cadena que incide en personas de otros credos.

Este contexto ofrecía entonces un momento oportuno para enfocar el problema de la identidad religiosa y su lugar en la sociedad, en el contexto de libertad de expresión y la diferenciación religiosa.

--¿El tema de la discriminación de los cristianos tuvo un lugar central en esta reunión?

--Rocha: La OSCE está esforzándose por luchar contra la discriminación y la intolerancia, particularmente en los problemas de antisemitismo y de islamofobia, con programas específicos y amplios.

Pero con respecto a la discriminación de los cristianos todavía hay camino por recorrer. La discriminación de minorías religiosas está adquiriendo importancia en la agenda de las organizaciones, pero la discriminación de los cristianos parece ser vista todavía con un perfil bajo.

--¿Cómo se manifiestan la discriminación y la intolerancia contra los cristianos?

--Rocha: No sólo son evidentes en países que todavía son incapaces de asegurar la libertad religiosa sino también en el ambiente cultural general. Se caricaturizan, bajo la fórmula de burla de los símbolos, prácticas e instituciones cristianas.

La reciente producción de dibujos animados «Popetown», que ridiculizó aspectos específicos de la fe cristiana y presentó a las autoridades de la Iglesia católica como delincuentes involucrados en todo tipo de actividades malévolas, es un claro ejemplo.

Varias páginas en Internet han sido recientemente cerradas por usar un lenguaje anticristiano. Hay numerosas obras de arte moderno y de teatro que se mofan de los símbolos y prácticas cristianas. Incluso hay políticos que se permiten bromear con los símbolos cristianos en público.

El número creciente de ofensas contra cristianos bajo este aspecto del humor, el arte o una concepción distorsionada de la libertad de expresión demuestran que algo debería hacerse.

--¿Cómo explica usted esta situación?

--Rocha: En países donde el cristianismo constituye el fondo cultural básico y donde se ha reducido la religión a un asunto personal nos hemos acostumbrado a una fe subjetiva, donde creemos sin pertenecer («believing without belonging»).

Esto crea una situación nebulosa en la que la burla de los símbolos de lo que creemos parece como una cosa normal que no nos afecta.

La ausencia de reacciones promueve la difusión de estas ofensas que, al final son la semilla de discriminación e intolerancia.

--¿Qué pueden hacer los cristianos para luchar contra este tipo de discriminación que atañe a su fe?

--Rocha: La primera cosa es reconocer esta realidad de discriminación velada. El equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto de la sensibilidad religiosa específica es un desafío imponente.

Los cristianos tienen que aprender a reaccionar ante estas situaciones, obviamente sin violencia, pero demostrando su descontento a los medios de comunicación que las producen y a las instituciones civiles que las permiten. Esto crearía poco a poco una nueva sensibilidad sobre el mal uso de símbolos cristianos en la esfera pública.

Las Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) también podrían desempeñar un papel importante. Algunas de ellas trabajan activamente contra la discriminación de grupos étnicos y religiones. Quizá ha llegado el momento para ellas de subrayar la discriminación pública de símbolos, prácticas e instituciones cristianas, y no sólo la persecución real de los cristianos.

Estas tendencias abrirían el camino a acciones más específicas, como la creación de un Código de Deontología sobre la Libertad de Expresión y el respeto hacia las Religiones que podrían prevenir el aumento de discriminaciones de la fe cristiana y sus símbolos.
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Informe Especial



Encuentro de la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu
Celebrado en Buenos Aires con la participación de 7.000 personas

BUENOS AIRES, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Unos 7000 católicos y evangélicos se reunieron el lunes 19 de junio en el estadio Luna Park de la ciudad de Buenos Aires para orar por la unidad de los cristianos.

Se trató del III Encuentro Fraterno de la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu (CRECES), al que sumó su apoyo el primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, quien recibió de rodillas la bendición con imposición de manos por parte de los oradores y los organizadores del encuentro, entre ellos, el padre Raniero Cantalamessa, OFM, predicador de la Casa Pontificia, el pastor Giovanni Traettino, obispo de la Iglesia Evangélica de la Reconciliación en Italia y Mateo Calisi, presidente de la Fraternidad Católica de Asociaciones y Comunidades Carismáticas de Alianza, de Derecho Pontificio.

Comenzó cerca de las 9 y toda la jornada fue un testimonio de unidad. Una veintena de pastores, laicos y sacerdotes, músicos y oradores, compartieron escenario par invitar a la gente a orar y a cantar a Jesús. En la multitud no había divisiones entre católicos y evangélicos. Todos se sentaron juntos y compartieron como hermanos las alabanzas y las predicaciones.

Un poco de historia
El pastor Norberto Saracco tuvo a su cargo la presentación de CRECES. Relató la historia de las diferencias entre los cristianos a lo largo de los siglos, hasta el siglo XX, que Dios intervino, «con un deseo de unirnos como un único pueblo del Señor».

Recordó la primera visita del laico Matteo Calisi en 2003. El primer encuentro de este tipo se realizó al año siguiente: «Lo nuevo que el Señor estaba haciendo era lo viejo que el Señor estaba haciendo», dijo en relación con el deseo de Dios de lograr la unidad de todos los hijos.
«Aunque nos cueste creerlo –señaló- Él sigue teniendo los hilos de la historia. Y aunque nos cueste aceptarlo, sigue siendo la cabeza de la Iglesia».

A continuación fue presentado el pastor Miguel Angel Petrecca, uno de los pioneros del diálogo entre católicos y evangélicos, quien dirigió una oración ante los 7000 asistentes.
Lo propio hicieron luego Matteo Calisi, Giovanni Traettino y el padre Cantalamessa.

Los primeros encuentros
Posteriormente hizo su presentación el laico italiano, Matteo Calisi. Contó cómo ingresó al Movimiento de la Renovación Carismática, en la Pontificia Universidad Gregoriana. Allí se reunían los carismáticos, que ya contaban con la aprobación del papa Paulo VI. Después de un tiempo el pastor Traettino lo invitó a una reunión en su iglesia, a la que asistió como el único católico.
Allí comenzó la relación entre la Comunidad de Jesús, de Bari, y la iglesia evangélica de Giovanni Traettino, que fue creciendo y convirtió en realidad el encuentro entre ambas iglesias en todas partes del mundo.

También el pastor de la Iglesia Evangélica de la Reconciliación, Giovanni Traettino, se refirió a la unidad: «Dios sembró en mi corazón el sueño de la unidad del pueblo cristiano». Y agregó: «El Cuerpo de Cristo será uno y nosotros somos sólo una profecía de algo que va a suceder».

El amor como clave de la unidad
El encuentro continuó con más cantos y oraciones. Y, después de la colecta (cuya recaudación será entregada al hospital Garrahan), llegó el turno del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia desde 1980.

El franciscano capuchino fue aclamado por todo el auditorio, que siguió atentamente su exposición por más de 45 minutos.

Tras recordar que el estadio Luna Park fue construido para la realización de encuentros de boxeo y de lucha, destacó el clima de paz y fraternidad que convocó a este encuentro, aunque aclaró que éste puede ser un encuentro de lucha «todos juntos contra un enemigo común, el diablo».
Al referirse a la unidad, explicó que «la unidad que buscamos ya existe porque fue conquistada por Cristo y se hace operante en la iglesia por el Espíritu Santo. Pero todavía queda mucho por hacer.»
El Espíritu Santo conduce a los creyentes a la unidad y a la verdad a través de dos caminos: uno, la unidad carismática y pentecostal y la otra es la unidad jerárquica e institucional: «El Espíritu precede -aseveró-, la institución no puede más que seguirlo».

Relató cómo fueron sus comienzos en el diálogo con los pentecostales. Subrayó que aunque las diferencias doctrinales eran muy marcadas, el sentimiento que nació fue de amistad y de concordia.
El religioso señaló que por sí sola, la vía del ecumenismo oficial y teológico no alcanzaría nunca la unidad de los cristianos. Es necesario sostener el ecumenismo doctrinal con el espiritual. Y, como ambos proceden del mismo Espíritu, no puede haber conflicto.

El padre Cantalamessa se refirió al fenómeno pentecostal, evangélico y carismático como «un signo de los tiempos», porque es el único movimiento eclesial verdaderamente interconfesional. «Fue suscitado al mismo tiempo, por el mismo espíritu, en distintas iglesias».

A lo largo de la presentación, el sacerdote hizo hincapié en el amor: «Nuestra contribución a la unidad es el amor recíproco». Otros quieren construir la unidad desde las verdades de fe, apuntó, y «nosotros queremos hacerlo partiendo del corazón».

«Lo que ya nos une es infinitamente más importante que lo que ya nos divide». El amor de Dios es la raíz de la unidad entre los creyentes.

La presentación concluyó con emotiva oración, que fue guiada por el sacerdote y obtuvo una muy efusiva respuesta por parte de toda la asamblea, que lo despidió con aplausos y ovaciones.

Transmisión en vivo
El III Encuentro Fraterno puede ser escuchado en vivo a través de la frecuencia de FM Parroquial, la emisora perteneciente al arzobispado de Buenos Aires. La señal se transmitirá a todo el mundo, a través del sitio de Internet www.fmparroquial.com.ar

Por la tarde, el invitado de lujo fue el cantante mexicano Marcos Witt. Todo el Luna Park coreó al unísono sus canciones, acompañando con las palmas y movimientos corporales.

El siguiente orador fue el pastor italiano, Giovanni Traettino.

«El bautismo del Espíritu Santo -aseguró- no puede ser una experiencia individual sino comunitaria. El Pentecostés es un espíritu de frontera que acerca y une a católicos y evangélicos. La cruz es el principio de nuestra reconciliación».

El predicador propuso el ejemplo de la Trinidad, donde «vemos lo que puede llegar a ser para nosotros convertirnos en elementos de la reconciliación: un movimiento de amor que da y toma la iniciativa».

«La unidad no es una opción porque Dios es unidad», exclamó. Y advirtió que «habrá mucha resistencia, pero Dios vencerá. Esto que ocurrió hoy es una sorpresa para mí, pero no para Dios porque ya lo había planeado hace mucho tiempo».

Un cardenal entre la gente
«¡Qué lindo ver que no nos tiramos piedras, que no nos sacamos el cuero! ¡Qué lindo ver que nadie negocia en el camino de la fe!», afirmaba el cardenal Bergoglio, con verdadero fervor de padre, ante la multitud reunida en el Luna Park.

Pero su gesto de humildad fue más allá: además de haber permanecido durante la tarde compartiendo las gradas entre el público, luego de dirigirse a la asamblea, recibió, de rodillas, la imposición de manos de los pastores, sacerdotes y laicos que animaron este encuentro ecuménico.

«Abrazo, llaga y viento», fueron los conceptos centrales de su alocución.

Entre ovaciones y cariñosos aplausos, explicó: «Que el Padre nos tape la boca con el abrazo y nos una más y más». «Si soy pecador, veo la llaga» con la que Cristo nos ha salvado», y agregó «apropiémonos de la llaga de Cristo. Y con respecto al viento afirmó: «nos amasa en la unidad, nos arremolina como iglesias reconciliadas en la diversidad».

Conferencia de prensa
De la conferencia de prensa participaron Matteo Calisi, el pastor Giovanni Traettino, el padre Raniero Cantalamessa y el pastor y músico mexicano Marcos Witt. Ambos pastores coincidieron en que este encuentro no sólo trascenderá las puertas del Luna Park, sino que también va a resonar en toda América Latina.

E padre Raniero, aclaró que vino a la Argentina para el retiro que predicará para los obispos argentinos y al encuentro con todo el presbiterio en Córdoba. «Yo pensaba que el encuentro de CRECES iba a ser un detalle secundario de mi viaje, sin embargo creo va a ser lo principal».

Marcos Witt se refirió a la historia de la relación entre las confesiones cristianas. «Conocemos perfectamente bien el resultado del distanciamiento, del aislamiento, de la polarización», porque tenemos siglos de historia. Este encuentro es un «camino nuevo, peligroso, difícil», aseguró, que nos puede llevar «a una nueva historia» y afirmó convencido: «quiero caminar por esta vereda diferente, porque conozco la otra».

El final
Luego de un momento de alabanza y adoración, regresó al escenario el músico mexicano, quien compartió más canciones con el público, que lo ovacionaba.

A continuación, el pastor Jorge Himitian dio a conocer el valor de lo recaudado en la colecta de la mañana: $29.010, que serán destinados íntegramente al hospital infantil Juan P. Garrahan.

La última participación del padre Raniero se centró en la historia de su vida espiritual.

Se autodefinió como un intelectual, que se convirtió en «verdadero hijo de San Francisco», después de haber recibido el bautismo en el Espíritu Santo».

El predicador de la Casa Pontificia recordó su nombramiento, en 1980, por el papa Juan Pablo II, y relató graciosas y emotivas experiencias.

Por último, el pastor Carlos Mraida leyó la declaración del Tercer Encuentro de Evangélicos y Católicos:

 

DECLARACION CONJUNTA

TESTIMONIO Y COMPROMISO



Miles de católicos y evangélicos nos hemos reunido en el estadio Luna Park de Buenos Aires, para celebrar la presencia viva de nuestro Dios, para declarar nuestra fe común y para renovar nuestro compromiso de acción y oración por nuestra amada Argentina.

Vinimos a celebrar el amor de Dios Padre, que nos hizo sus hijos, recreando nuestras vidas y dándoles sentido y propósito. Declaramos que nuestra patria necesita a Dios como Pater, de manera tal que su amor y la dirección de su palabra restauren los fundamentos de nuestra nación. Por eso nos comprometemos a misionar juntos para que los valores del Reino de Dios sean las bases de nuestro país.

Vinimos a celebrar la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que nos hizo nuevas criaturas. Y al pensar que el vocablo nación viene del verbo nacer, no podemos dejar de declarar que nuestra nación necesita del nuevo nacimiento que Jesús propone. Por esta razón es que nos comprometemos a continuar trabajando juntos para que las tinieblas y la muerte retrocedan en nuestra sociedad.

Vinimos a celebrar la presencia en nuestras vidas del Espíritu Santo que nos ayuda, consuela y fortalece. Después de tantas décadas de dolor, injusticia y devastación, declaramos que los argentinos necesitamos de su asistencia para construir el país que todos queremos y que precisamos de su consuelo sanador para cicatrizar las heridas que hay en nosotros. Por eso es que nos comprometemos a servir juntos para que un avivamiento del Espíritu Santo venga sobre nuestro país.

Vinimos a celebrar que hay una sola iglesia, formada por todos aquellos que confiesan que JESUS es el SEÑOR y han sido bautizados. Al hacerlo no podemos menos que declarar con dolor y arrepentimiento que nuestras divisiones han impedido mostrar adecuadamente al mundo el propósito de Dios de conformar una humanidad diversa pero unida. Y en este tiempo en que nuestra Argentina necesita una reconciliación definitiva, al tiempo que pedimos perdón, humildemente ofrecemos este encuentro de unidad como signo y semilla profética de lo que Dios quiere hacer, no sólo en su única iglesia sino en la Nación. Por eso nos comprometemos a hacer todo lo que esté de nuestra parte para que sea realidad la oración de Jesús: «Padre, que sean uno para que el mundo crea».

Vinimos a celebrar la bendición de vivir en la República Argentina. Declaramos que Dios nos proveyó generosamente de recursos naturales y humanos. Lamentablemente, nuestros pecados personales y colectivos no hay permitido que vivamos de acuerdo a estas posibilidades y al deseo divino. Nos comprometemos a orar y a trabajar juntos con todos los que se esfuerzan para que en nuestra sociedad se encarnen los valores de amor, justicia, equidad y verdad del Evangelio.

Vinimos a celebrar la gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Declaramos que su gloria está presente y llenará toda la tierra. Nos comprometemos a servir para que esa gloria se manifieste más abundantemente en nuestra nación. A él sea la gloria por siempre y para siempre. Amén.

Buenos Aires, 19 de junio de 2006.
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Espiritualidad



La confianza en Dios, auténtica fuerza en las tempestades; explica el predicador del Papa
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., al pasaje evangélico del próximo domingo

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la liturgia del 25 de junio de 2006, XII Domingo del Tiempo Ordinario.

 

Se levantó una gran tempestad
XII Domingo del Tiempo Ordinario
Job 38, 8-11; 2 Corintios 5, 14-17; Marcos 4, 35-41



El Evangelio de este Domingo es el de la tempestad calmada. Al atardecer, después de una jornada de intenso trabajo, Jesús sube a una barca y les dice a los apóstoles que vayan a la otra orilla. Agotado por el cansancio, se duerme en popa. Mientras tanto se levanta una gran tempestad que anega la barca. Asustados, los apóstoles, despiertan a Jesús, gritándole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Tras levantarse, Jesús ordena al mar que se calme: «¡Calla, enmudece». El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Después, les dijo: « ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?».

Vamos a tratar de comprender el mensaje que nos dirige hoy esta página del Evangelio. La travesía del mar de Galilea indica la travesía de la vida. El mar es mi familia, mi comunidad, mi corazón mismo. Pequeños mares, en los que se pueden desencadenar, como sabemos, tempestades grandes e imprevistas. ¿Quién no ha conocido algunas de estas tempestades, cuando todo se oscurece y la barquita de nuestra vida comienza a hacer agua por todas las partes, mientras Dios parece que está ausente o duerme? Un diagnóstico alarmante del médico, y nos encontramos de repente en plena tempestad. Un hijo que emprende un mal camino dando de qué hablar y ya tenemos a los padres en plena tempestad. Un revés financiero, la pérdida del trabajo, el amor de novio, del cónyuge, y nos encontramos en plena tempestad. ¿Qué hacer? ¿A qué podemos agarrarnos y hacia qué lado podemos tirar el ancla? Jesús no nos da la receta mágica para escapar de todas las tempestades. No nos ha prometido que evitaremos todas las dificultades; nos ha prometido, sin embargo, la fuerza para superarlas, si se lo pedimos.

San Pablo nos habla de un problema serio que tuvo que afrontar en su vida y que llama «un aguijón en mi carne». «Tres veces» (es decir, infinitas veces), dice, rogó al Señor que le liberarse de él y ¿que le respondió? Leámoslo juntos: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Desde aquel día, nos dice, comenzó incluso a gloriarse de sus debilidades, persecuciones y angustias, hasta el punto de poder decir: «cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte» (2 Corintios 12, 7-10).

La confianza en Dios: este es el mensaje del Evangelio. En aquel día, lo que les salvó a los discípulos del naufragio fue el hecho de llevar a Jesús en la barca, antes de comenzar la travesía. Esta es también para nosotros la mejor garantía contra las tempestades de la vida. Llevar con nosotros a Jesús. El medio para llevar a Jesús en la barca de la propia vida y de la propia familia es la fe, la oración y la observancia de los mandamientos.

Cuando se desencadena en el mar la tempestad, al menos en el pasado, los marinos solían echar aceite sobre las olas para calmarlas. Nosotros echamos sobre las olas del miedo y de la angustia la confianza en Dios. San Pedro exhortaba a los primeros cristianos a tener confianza en Dios en las persecuciones, diciendo: «confiadle todas vuestras preocupaciones, pues Él cuida de vosotros» (1 Pedro 5, 7). La falta de fe que reprochó Jesús en esa ocasión a los discípulos se debe al hecho de poner en duda el que le «importe» su vida e incolumidad: «¿no te importa que perezcamos?».

Dios nos cuida, le importa nuestra vida, ¡y de qué manera! Una anécdota citada con frecuencia habla de un hombre que tuvo un sueño. Veía dos pares de huellas que se habían quedado grabadas en la arena del desierto y comprendía que una par de huellas eran las de sus pies y el otro par las de los pies de Jesús, que caminaba a su lado. En un cierto momento, un par de huellas desaparece, y comprende que esto sucedió precisamente en un momento difícil de su vida. Entonces se lamenta con Cristo, que le dejó sólo en el momento de la prueba. «Pero, ¡yo estaba contigo!», responde Jesús. «Cómo es posible que estuvieras conmigo, si en la arena sólo se ven las huellas de dos pies?». «Eran las mías --responde Jesús--. En esos momentos, te había cargado a hombros».

Recordémoslo cuando también nosotros sintamos la tentación de quejarnos con el Señor porque nos deja solos.

[Traducción del italiano realizada por Zenit]
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