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26
de junio de 2006
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Santa Sede
La actualización de la música sacra se
dará si tiene en cuenta la tradición, afirma el Papa
Palabras tras el Concierto en la Capilla Sixtina de la Fundación Domenico
Bartolucci
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
La actualización de la música sacra se dará si se tiene en cuenta la
extraordinaria riqueza de la tradición de la Iglesia, constató el pasado día 24
de junio Benedicto XVI al finalizar un Concierto en la Capilla Sixtina, ofrecido
en su honor por la Fundación Domenico Bartolucci.
Tras las notas escuchadas ante los frescos de Miguel Ángel, dirigidas por el
mismo monseñor Bartolucci, según reconoció el obispo de Roma en su discurso de
agradecimiento, «el espíritu advierte espontáneamente la necesidad de alabar,
bendecir, dar gracias» al Señor «suma belleza y armonía, que ha dado al hombre
la capacidad de expresarse con el lenguaje de la música y del canto».
El Concierto ofreció una selección de motetes compuestos por monseñor Bartolucci,
de 89 años, director perpetuo de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, desde
1956 por decisión del Papa Pío XII, alternados con composiciones de Giovanni
Pierluigi de Palestrina (1525-1594).
En especial, el maestro Bartolucci dirigió la pieza «Oremus pro Pontifice nostro
Benedicto» («Oremos por nuestro pontífice Benedicto»), escrita en abril de 2005,
como oración al Señor por el ministerio petrino, con el que el Papa dijo
sentirse especialmente honrado.
En recuerdo de la reciente visita de Benedicto XVI a Auschwitz, el «Super
fulmina», escrito en los años juveniles de Bartolucci en el seminario, permitió
revivir la desolación de los judíos que lloran en su exilio en Babilonia,
mientras piensan con nostalgia en Jerusalén, patria espiritual perdida.
«La polifonía sacra, en especial la llamada "escuela romana", es una herencia
que hay que conservar con cuidado, mantener viva y hacer conocer», observó el
Papa en el discurso que pronunció tras las palabras que le había dirigido el
maestro Bartolucci.
Servirá de «beneficio no sólo de los estudiosos y de los aficionados, sino de la
comunidad eclesial en su conjunto, para la cual representa un inestimable
patrimonio espiritual, artístico y cultural», aclaró.
«Una auténtica actualización de la música sacra no puede producirse sino en el
surco de la gran tradición del pasado, del canto gregoriano y de la polifonía
sacra», subrayó.
«Por este motivo --recordó--, en el campo musical, como también en los de otras
formas artísticas, la comunidad eclesial ha promovido siempre y apoyado a
cuantos investigan nuevas vías expresivas sin renegar del pasado, la historia
del espíritu humano, que es también historia de su diálogo con Dios».
La Fundación Domenico Bartolucci nació en Roma en junio de 2003, recibiendo
desde el inicio el apoyo de una Comisión de Honor, presidida por el cardenal
Sergio Sebastiani, presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa
Sede.
Monseñor Domenico Bartolucci dirigió la Capilla Musical Pontificia durante las
liturgias papales y en los numerosísimos conciertos dados en todos los
continentes en los que la Sixtina realizó una misión de evangelización,
testimoniando el arte y la fe de la Iglesia católica y manteniendo vivo el
inestimable patrimonio del canto gregoriano y de la polifonía sacra.
Con este objetivo, la Fundación ha creado un Coro de profesionales comprometidos
en la profundización del repertorio polifónico que, bajo la dirección del
maestro Bartolucci, fue protagonista, en 2004 y 2005, de la Reseña «La Polifonía
de la Escuela Romana», dedicada a defender la tradición clásica y contemporánea
de esta célebre Escuela, que siempre se ha distinguido por la especial
programación centrada en el puro canto, sin acompañamiento de instrumentos.
La Fundación Bartolucci tiene también el objeto de hacer conocer las
composiciones del maestro cuya vasta producción comprende, además del repertorio
escrito para la liturgia, música de cámara, de órgano, madrigales y monumentales
oratorios sacros para solos, coro y orquesta.
ZS06062605
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Hacer realidad los derechos humanos,
misión del nuevo Consejo de la ONU; según la Santa Sede
El arzobispo Lajolo hace un llamamiento al derecho a la vida y a la libertad de
conciencia
GINEBRA, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
La misión del nuevo Consejo de los Derechos del Hombre de las Naciones Unidas
consiste en hacer que éstos dejen de ser pura teoría para que se conviertan en
una realidad concreta, considera la Santa Sede.
Así lo expuso el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario de la Santa Sede para las
Relaciones con los Estados, al intervenir el 20 de junio ante la primera sesión
de esta realidad que sustituye la debilitada Comisión de los Derechos del Hombre
después de sesenta años de existencia.
«El nuevo Consejo de los Derechos del Hombre está llamado a cerrar la brecha
entre el conjunto de los enunciados del sistema de convenciones de los derechos
humanos y la realidad de su aplicación en las diferentes partes del mundo»,
afirmó el prelado.
El representante papal trazó «una visión panorámica» del estado de los derechos
humanos «preocupante».
Si se tienen en cuenta los derechos proclamados por las Naciones Unidas en sus
tratados y declaraciones, constató, «no hay ninguno que no sea gravemente
violado en numerosos países, por desgracia también en algunos de los miembros
del nuevo Consejo».
«Es más, hay gobiernos que continúan pensado que el poder determina, en última
instancia, el contenido de los derechos humanos y, por tanto, se consideran
autorizados a recurrir a prácticas aberrantes», denunció.
Entre las violaciones más frecuentes, mencionó «imponer el control de los
nacimientos, negar en ciertas circunstancias el derecho a la vida, pretender
controlar la conciencia de los ciudadanos y el acceso a la información, negar el
acceso a un proceso judicial público y al derecho a la propia defensa, reprimir
a los disidentes políticos, limitar la inmigración sin distinciones».
Otras de las prácticas extendidas que atentan contra la dignidad humana
denunciadas por monseñor Lajolo son: «permitir el trabajo en condiciones
degradantes, aceptar la discriminación de la mujer, restringir el derecho de
asociación, son algunos ejemplos de los derechos más violados».
Ante esta situación, el arzobispo hizo un llamamiento, en nombre de la Santa
Sede, al respeto de dos derechos fundamentales: el derecho a la vida y a la
libertad de conciencia.
El derecho a la vida, dijo, debe tener lugar «desde el primer momento de la
existencia humana, es decir, desde la concepción hasta su final natural: el
hombre y la mujer son personas por el simple hecho de que existen, y no por su
capacidad más o menos desarrollada de expresarse, de entrar en relación o de
hacer valer sus derechos».
El segundo llamamiento lanzado por el prelado «afecta a los derechos a la
libertad de conciencia y a la libertad religiosa, pues el ser humano tiene una
dimensión interior y trascendente, que es parte integrante de su mismo ser».
«Negar una dimensión así es atentar gravemente contra la dignidad humana;
significa negar la libertad de espíritu; diría incluso: es atentar contra la
existencia humana misma, pues implica transformar al hombre en un simple
engranaje de un proyecto de organización social», afirmó.
Antes de despedirse, monseñor Lajolo se dirigió a los países ricos para pedirles
que comprendan que «los derechos humanos de todos los habitantes de un país,
incluidos los inmigrantes, no se oponen al mantenimiento y al crecimiento del
bienestar general ni a la preservación de los valores culturales».
Y luego dirigió la palabra a las naciones en vías de desarrollo para invitarles
a comprender que «los procesos de desarrollo económico y la promoción de la
justicia y de la igualdad social serán mucho más eficaces y rápidos si se
reconocen plenamente los derechos humanos, en vez de no respetarlos por motivos
utilitaristas».
«La Santa Sede cree en el hombre. La fe y la confianza en cada hombre, en cada
mujer, no defraudará nunca», concluyó el arzobispo, que a partir del 15 de
septiembre será presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad
del Vaticano y presidente de la Gobernación del mismo Estado.
ZS06062607
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Benedicto XVI reconoce 149 mártires de
la persecución religiosa española asesinados entre 1936 y 1937
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI autorizó este lunes la promulgación de decretos por los que se
reconoce el martirio de otros 148 religiosas, religiosos y una laica asesinados
en España entre 1936 y 1937, en plena persecución religiosa.
Los futuros santos son:
-- Buenaventura García Paredes, español, sacerdote profeso de la Orden de los
Frailes Predicadores (1866-1936); Miguel Léibar Garay, español, sacerdote
profeso de la Sociedad de María (1885-1936) y cuarenta compañeros asesinados en
1936.
--Simón Reynés Solivellas, español, (1901-1936) y cinco compañeros de la
Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María y de
la Congregación de las Religiosas Franciscanas Hijas de la Misericordia, junto
con Prudencia Canyelles i Ginestá, española, laica, asesinados en 1936.
--Celestino José Alonso Villar, español (1862-1936) y 9 compañeros de la Orden
de los Frailes Predicadores, asesinados en 1936.
--Ángel María Prat Hostench, español (1896-1936) y 16 compañeros de la Orden de
los Frailes de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, asesinados en
1936.
--Enrique Sáiz Aparicio, español, (1889-1936) y 62 compañeros, de la Sociedad
Salesiana de San Juan Bosco, asesinados en 1936 y 1937.
--Mariano de San José Altolaguirre y Altolaguirre (en el siglo Santiago)
(1857-1936), español, y 9 compañeros, de la Orden de la Santísima Trinidad,
asesinados en 1936 y 1937.
Monseñor Antonio Montero, arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, publicó en 1961
en la Biblioteca de Autores Cristianos una «Historia de la persecución religiosa
en España, 1936 a 1939», la primera gran obra sobre el tema en el que se
calculaba que los representants de la Iglesia asesinados en esa persecución
fueron 6.832, de las que 4.184 eran sacerdotes diocesanos, incluidos
seminaristas, 2.365 eran religiosos y 283 religiosas.
Este mismo lunes la editorial Edibesa ha publicado el libro «El hábito y la
cruz» en el que su autor Gregorio Rodríguez Fernández establece con el nuevo
material que se ha podido recoger en estos años que en total fueron asesinadas
296 religiosas de 62 congregaciones. De ellas, 80 han sido ya beatificadas entre
marzo de 1987 y octubre de 2005.
Por otra parte, según ha anunciado la Santa Sede, también será beatificada María
del Monte Carmelo del Niño Jesús González Ramos García Prieto (en el siglo María
Carmela), española, fundadora de la Congregación de las Terciarias Franciscanas
de los Sagrados Corazones de Jesús y María (1834-1899). El Papa ha aprobado la
publicación de un decreto que reconoce un milagro atribuido a su intercesión.
Por lo que se refiere a españoles, la Santa Sede ha reconocido por último con un
decreto las virtudes heroicas de la religiosa Isabel Lete Landa, (en el siglo
Regina), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas Mercedarias de la
Caridad nacida el 7 de septiembre de 1913 en Osintxu-Bergara y fallecida el 13
de octubre de 1941 en Eibar.
ZS06062610
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Decretos de reconocimiento de milagros,
martirio y virtudes heroicas
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
Este lunes, durante una audiencia privada al cardenal José Saraiva Martins,
prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Benedicto autorizó a
ese dicasterio que se promulgasen los siguientes decretos concernientes a estas
causas, presentadas de este modo por el Vatican Information Service (VIS).
Milagros
--Venerable Siervo de Dios Paolo Giuseppe Nardini, sacerdote diocesano y
fundador de las Religiosas Franciscanas de la Sagrada Familia (1821-1862).
--Venerable Sierva de Dios María del Monte Carmelo del Niño Jesús González Ramos
García Prieto (en el siglo María Carmela), española, fundadora de la
Congregación de las Terciarias Franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y
María (1834-1899).
--Venerable Sierva de Dios María Maddalena della Passione Starace (en el siglo
Costanza), italiana, fundadora de las Religiosas Compasionistas Siervas de María
(1845-1921).
--Venerable Sierva de Dios Eufrasia del Sagrado Corazón de Jesús Eluvathingal
(en el siglo Rosa), india, religiosa profesa de la Congregación de las
Religiosas de la Madre del Carmelo (1877-1952).
--Venerable Sierva de Dios María Rosa Pellesi (en el siglo Bruna), italiana,
religiosa profesa de la Congregación de las Religiosas Franciscanas Misioneras
de Cristo (1917-1972).
Martirio
--Siervos de Dios Buenaventura García Paredes, español, sacerdote profeso de la
Orden de los Frailes Predicadores (1866-1936); Miguel Léibar Garay, español,
sacerdote profeso de la Sociedad de María (1885-1936) y cuarenta compañeros
asesinados en 1936.
--Siervos de Dios Simón Reynés Solivellas, español, (1901-1936) y cinco
compañeros de la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de
Jesús y María y de la Congregación de las Religiosas Franciscanas Hijas de la
Misericordia, junto con Prudencia Canyelles i Ginestá, española, laica,
asesinados en 1936.
--Siervos de Dios Celestino José Alonso Villar, español (1862-1936) y 9
compañeros de la Orden de los Frailes Predicadores, asesinados en 1936.
--Siervos de Dios Ángel María Prat Hostench, español (1896-1936) y 16 compañeros
de la Orden de los Frailes de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo,
asesinados en 1936.
--Siervos de Dios Enrique Sáiz Aparicio, español, (1889-1936) y 62 compañeros,
de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, asesinados en 1936 y 1937.
--Siervos de Dios Mariano de San José Altolaguirre y Altolaguirre (en el siglo
Santiago) (1857-1936), español, y 9 compañeros, de la Orden de la Santísima
Trinidad, asesinados en 1936 y 1937.
--Siervo de Dios Francesco Spoto, italiano, sacerdote de la Congregación de los
Misioneros Siervos de los Pobres (1924-1964).
Virtudes heroicas
--Siervo de Dios Marco Morelli, italiano, sacerdote diocesano y fundador de la
Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante (1834-
1912).
--Siervo de Dios Francesco Pianzola, italiano, sacerdote diocesano y fundador de
la Congregación de las Misioneras de la Inmaculada Reina de la Paz (1881- 1943).
--Siervo de Dios Antonio Rosmini, italiano, sacerdote y fundador del Instituto
de la Caridad y de las Hermanas de la Providencia (1797-1855).
--Sierva de Dios Luisa Margherita Claret de la Touche, francesa, (en el siglo
Maria Luisa), fundadora del Instituto de las Hermanas de Betania y del Sagrado
Corazón de Jesús (1868-1915).
--Sierva de Dios Isabel Lete Landa, española, (en el siglo Regina), religiosa
profesa de la Congregación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad (1913-
1941).
--Sierva de Dios Wanda Justina Nepomucena Malczewska, laica, polaca (1822-
1896).
--Siervo de Dios Jerónimo Jaegen, laico, alemán (1841-1919).
ZS06062609
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La presidenta de Filipinas presenta al
Papa la abolición de la pena de muerte
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
En la audiencia que le concedió este lunes Benedicto XVI a Gloria Macapagal
Arroyo, la presidenta de la República de Filipinas, presentó la abolición de la
pena de muerte.
Así lo confirma una nota publicada por el director de la Oficina de Prensa de la
Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, emitida tras el encuentro en la biblioteca
del Papa, adonde la presidenta llegó acompañada por su familia y séquito.
«En el transcurso del cordial coloquio la presidenta ha explicado al Santo Padre
la nueva ley de abolición de la pena de muerte, firmada precisamente el sábado
pasado, festividad de San Juan Bautista», informa el portavoz vaticano.
«La señora Macapagal-Arroyo también ha presentado al Papa el proyecto de reforma
de la Constitución --añade la nota vaticana--, cuyo objetivo es el desarrollo
más armonioso del país, reservando una atención privilegiada a los sectores más
pobres de la población».
«Durante el coloquio se ha hecho referencia, además, a las favorables
perspectivas de diálogo con la población musulmana del país y a la esperanza de
una pacificación nacional», subraya.
«La presidenta --concluye--, ha observado, en fin, cómo los valores cristianos,
en los que se reconoce la mayoría de los filipinos, encuentren también expresión
y apoyo en la legislación del Estado».
ZS06062608
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Mundo
Campaña de oración en Malasia por una
conversa al cristianismo
Normativa en vigor en el país no reconoce su decisión de abandonar el islam
KUALA LUMPUR, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
Las Iglesias cristianas de Malasia están en campaña de oración por los derechos
de Lina Joy, cuya conversión al cristianismo no reconocen las autoridades del
país.
Fue en 1998 cuando Lina Joy se convirtió al cristianismo (tiempo atrás su nombre
era Azlina Jailani). De su caso se hizo portavoz el viernes pasado la agencia
del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews».
La conversa pidió que se suprimiera la palabra «Islam» de su documento de
identidad, que expresa la religión de pertenencia. Tanto el Departamento de
Registro Nacional como posteriormente la Corte de Apelación rechazaron su
solicitud.
Y es que, al ser de etnia malaya, está considerada «oficialmente» musulmana y
«no puede cambiar de religión». El hecho es que las cuestiones religiosas de los
malayos –incluida su conversión a otros credos— deben ser juzgadas por la corte
islámica, y no por las leyes generales del país, según aclara la agencia del
PIME.
Advierte además que si Lina Joy no es reconocida como cristiana, será obligada a
contraer matrimonio con un musulmán, según el rito musulmán, y deberá someterse
a las leyes islámicas sobre matrimonio y herencia.
De los más de 24 millones de habitantes de Malasia se estima que, por su origen
étnico, más de la mitad son malayos, más del 23% chinos, más del 11% indígenas,
más del 7% indios.
En el país coexisten dos legislaciones, la islámica y la constitucional; a
menudo entran en conflicto, como es el caso de Lina Joy: la Constitución
garantiza la libertad de religión, pero la ley islámica prohíbe la conversión a
otra religión, señala «AsiaNews».
Ante la seriedad de la situación, el presidente dela Federación de los
cristianos de Malasia, el obispo católico de Melaka-Johor –monseñor Paul Tan
Chee Ing, S.J.— ha hecho un llamamiento a los cristianos para que apoyen con la
oración a Lina Joy, confirma la agencia del PIME.
En el texto preparado para la oración se pide a Dios que sostenga a Lina Joy,
cualquiera que sea la decisión que tomen los jueces; se pide también «sabiduría»
para los jueces llamados a dar su parecer sobre el caso, y también «fortaleza»
para Abdullah bin Ahamad Badawi --primer ministro malayo--, a fin de que ponga
por obra la Constitución.
Se espera que esta semana la Corte Federal decida si la ley puede o no reconocer
esta conversión.
ZS06062602
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Voz de alarma desde la Iglesia en la
India por la tendencia suicida ante el desempleo
BOMBAY, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
El director del Centro de Acción Social de la archidiócesis india de Bombay –el
padre Rocky Banz— ha expresado la preocupación de la Iglesia católica por el
creciente problema del desempleo, que está llevando a depresiones agudas y
tendencias suicidas.
La Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI,
www.cbcisite.com) se hizo eco el jueves,
en su web, del último intento de suicidio de un joven padre de familia.
Difundió su alarma según el relato de «SAR News» del suceso: residente en un
suburbio de Bombay, Kishor Bonde, un desempleado, se cortó las venas el martes
ante el ministro principal del estado de Maharashtra, Vilasrao Deshmukh.
Bonde, junto a su esposa y una veintena de solicitantes pertenecientes a la
«clase atrasada», en busca de empleos del gobierno, fueron recibidos en la
oficina del ministro.
Tras entregar su carta de solicitud de tal empleo bajo la cuota de «clase
atrasada», Bonde atentó contra su propia vida, entre los gritos de socorro de su
esposa. Deshmukh –cuyo escritorio quedó bañado en sangre-- ordenó el inmediato
traslado al hospital del suicida.
«Se evidenció la desesperación de este hombre casado, de 35 años, que se había
registrado en la central de empleo hace años, pero no recibió ninguna llamada de
trabajo», apuntó el padre Banz, también al frente del Foro de Servicio Social de
la Región Occidental del Consejo episcopal de esa parte del país –comprende 15
diócesis católicas en Maharashtra, Gujarat y Goa--.
Recuperándose en el hospital de St. George, el propio Bonde reconoció: «Había
solicitado un puesto de conductor bajo la cuota de reserva [para «clase
atrasada»] hace algunos años, pero no lo conseguí».
De acuerdo con la nota que difunde la CBCI, también hace un mes un hombre se
intentó quitar la vida, por envenenamiento, ante la oficina del ministro
principal Deshmukh.
Advierte el padre Benz de los cientos de personas que llegan diariamente de toda
la India a Bombay en busca de un trabajo decente en la ciudad, intención que
pronto se transforma en depresión al no encontrarlo.
Igualmente subraya que las agencias de ayuda de la Iglesia no pueden enfrentar
solas este gran problema.
«Recibimos muchas llamadas desesperadas de hombres y mujeres desempleados en
busca de trabajo, y procuramos ayudarles todo lo posible con el apoyo de las
agencias de la Iglesia», confirma, lanzando un llamamiento para que el gobierno
desarrolle algún tipo de programa que alivie el desempleo.
Preocupado por el aumento de suicidios entre granjeros deprimidos en este
estado, el primer ministro indio, Manmohan Singh, visitará los próximos días la
región de Vidarbha; allí examinará los pasos que ha dado el gobierno local para
prevenir el suicidio entre los granjeros y mejorar las condiciones
socioeconómicas en la zona algodonera.
1.095 millones de habitantes tiene la India, hindúes en un 80,5% y musulmanes en
un 13,4%. Los cristianos sólo representan el 2,3% de la población (1,8% del
total de habitantes del país es católico).
Más de 220 millones de personas siguen viviendo bajo el umbral de pobreza en la
India.
ZS06062604
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Encuentro europeo sobre el papel de la
comunidad cristiana en el nacimiento de vocaciones
Convocado en Bélgica por el Servicio Europeo para las Vocaciones
LOVAINA/SAN GALLO, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
Los responsables de las 34 Conferencias episcopales de Europa encargados del
tema de las vocaciones centrarán su próximo encuentro en el papel y
responsabilidad de la comunidad cristiana dentro de la cual nace cada vocación.
Por ello, en esta cita anual del Servicio Europeo para las Vocaciones (SEV) se
ha elegido como tema «Cuando la comunidad cristiana se convierte en comunidad
que llama».
La ciudad belga de Lovaina (en el Centro de Congresos Franciscano «La Foresta»
de Vaalbek) acogerá esta reunión del 29 de junio al 2 de julio; ya han
confirmado su presencia unos 70 participantes de 24 países.
Se han encargado de la preparación del encuentro el arzobispo Alois Kothgasser
de Salzburgo –presidente del SEV y prelado delegado del CCEE (Consejo de las
Conferencias Episcopales de Europa) para las vocaciones— y el actual
coordinador, el padre Kevin Doran –párroco de Glendalough (Irlanda)--.
Siguiendo el tema propuesto, la cita se desarrollará en torno a tres puntos: «La
parroquia vocacional. ¿Qué pedagogía de la vocación en la comunidad cristiana?»,
«Candidatos al sacerdocio: “jóvenes de nuestro tiempo”. Consecuencias para la
formación sacerdotal» y «Cómo crear una cultura vocacional en la Iglesia».
Cada aspecto se introducirá con una intervención magistral seguida de amplios
momentos de debate por grupos lingüísticos.
Igualmente se prevé espacio para aportaciones de experiencias particularmente
significativas que saquen a la luz la riqueza y las dificultades de las
comunidades cristianas en Europa.
El programa del encuentro contempla que el 30 de junio se presente a los
participantes el servicio de pastoral universitaria de Bélgica.
Al día siguiente tendrán la posibilidad de reunirse con el cardenal Godfried
Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas y presidente del episcopado católico
belga.
Presidido por el obispo de Chur, monseñor Amédée Grab, el CCEE (www.ccee.ch)
reúne a los presidentes de las actuales 34 Conferencias Episcopales de Europa.
La sede de su secretariado está en San Gallo (Suiza).
Tiene tres ámbitos de trabajo: «Diálogos con las otras Iglesias y religiones»
(ecumenismo, Comité para las relaciones con los musulmanes en Europa, budismo,
religión alternativa), «Evangelización» (catequesis, evangelización, pastoral de
las vocaciones) y «Las Iglesias y la cultura/sociedad moderna» (Comisión
episcopal europea para los medios --CEEM--, migraciones, pastoral social,
salvaguarda de la creación, escuela y universidad).
Bajo el patrocinio del CCEE, el Servicio Europeo para las Vocaciones es una
federación de servicios vocacionales nacionales de países europeos. Se
estableció formalmente en Lubljana (Eslovenia) en 1999, pero tiene sus orígenes
en reuniones de servicios vocacionales nacionales de Francia, Bélgica, Suiza y
Alemania, iniciadas a principios de los ’90.
Más información y programa detallado del encuentro 2006 de Lovaina en
www.vocations.eu.
ZS06062606
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Flash
Videoconferencia mundial: «Raza y
cultura: encuentro o choque de civilizaciones»
Organizada por la Congregación vaticana para el Clero
ROMA, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
«Raza y cultura: encuentro o choque de civilizaciones» es el título de la 48ª
videoconferencia mundial que ha organizado para el martes, 27 de junio, la
Congregación vaticana para el Clero.
La cita mensual reúne, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, a
teólogos de Roma, Nueva York, Moscú, Bogotá, Madrid, Taiwán, Sydney, Manila,
Johannesburgo y Ratisbona.
La conferencia podrá seguirse en directo a partir de las 12.00 horas (de Roma) y
en diferido a través de la página web del mencionado dicasterio (www.clerus.org),
cuyo prefecto es el cardenal Darío Castrillón Hoyos.
Posteriormente --desde dicha página-- se podrán leer, descargar e imprimir los
textos originales pronunciados por los teólogos en diferentes idiomas.
Para seguir el evento con imágenes y audio es necesario tener instalado en el
propio ordenador «Real Player». La página web del dicasterio organizador ofrece
el enlace para su descarga.
A continuación, ofrecemos la relación de los teólogos que participarán y los
temas de sus intervenciones, siguiendo el orden del programa difundido por la
Congregación vaticana para el Clero:
- Profesor Antonio Miralles (Roma): «Los esfuerzos del Magisterio pontificio a
favor de la civilización del amor».
- Profesor Louis Aldrich (Taiwán): «China: ¿qué recursos y qué peligros para la
paz en el mundo?».
- Profesor Rodney Moss (Johannesburgo): «¿Cómo ha afrontado la Iglesia en
África, en su historia, la cuestión racial?».
- Profesor Igor Kowalewsky (Moscú): «Rusia – encrucijada de pueblos».
- Profesor Gary Devery (Sydney): «La Iglesia en Oceanía ante el fenómeno de la
inmigración».
- Profesor Michael Hull (Nueva York): «¿Sobre qué fundamentos se construye la
democracia?».
- Profesor José Vidamor Yu (Manila): «¿Cómo ayuda la fe al hombre a descubrir
sus raíces?».
- Obispo Gerhard Ludwig Müller (Ratisbona): «Peligros de integrismos y
fanatismos en la sociedad actual».
- Profesor Silvio Cajiao (Bogotá): «La contribución de las apariciones de
Guadalupe al encuentro de civilizaciones».
- Profesor Alfonso Carrasco Rouco (Madrid): «La Iglesia y la laicidad».
- Profesor Paolo Scarafoni (Roma): «La parroquia como lugar de encuentro y de
convivencia».
ZS06062601
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Documentación
Intervención de la Santa Sede ante el
nuevo Consejo de los Derechos del Hombre de la ONU
Presentada por el arzobispo Lajolo, secretario para las Relaciones con los
Estados
GINEBRA, lunes, 26 junio 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención del arzobispo Giovanni Lajolo, secretario de la Santa
Sede para las Relaciones con los Estados, pronunciada el 20 de junio ante el
nuevo Consejo de las Naciones Unidas para los Derechos del Hombre.
* * *
El estado de los derechos humanos
Señor presidente:
Ante todo, deseo felicitarle por haber sido elegido para la dirección de la
actual sesión del Consejo de los Derechos del Hombre, en un momento
particularmente significativo para la vida de la Organización de las Naciones
Unidas, cuya finalidad está directamente ligada al respeto y a la salvaguarda de
los derechos humanos.
El nuevo Consejo de los Derechos del Hombre constituye una etapa en el
importante combate orientado a poner al hombre en el centro de toda actividad
política, nacional e internacional. Hemos llegado a un momento clave: las normas
internacionales de los derechos humanos, que ya reconocen los elementos
esenciales de la dignidad del hombre, así como cada uno de los derechos
fundamentales que de ella se derivan, buscan ahora crear procedimientos que
garanticen el poder gozar efectivamente de esos derechos.
La Santa Sede desea contribuir al debate actual, según su naturaleza y sus
perspectivas específicas, siempre con la intención de ofrecer una reflexión
esencialmente ética, que ayude a las decisiones de orden político que tienen que
tomarse aquí.
En el derecho y en la conciencia de la comunidad internacional de hoy, la
dignidad del hombre se manifiesta como la semilla de la que nacen todos los
derechos y se sustituye a la voluntad soberana y autónoma de los Estados como
fundamento último de todo sistema jurídico, incluido el sistema jurídico
internacional. Se trata de una evolución irreversible pero, al mismo tiempo, es
fácil constatar que en muchos países la realización de este principio supremo no
ha sido acompañada de un respeto efectivo de los derechos humanos.
Por el contrario, una visión panorámica del mundo nos muestra que la situación
de los derechos humanos es preocupante. Si consideramos el conjunto de derechos
enunciados en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, en los
tratados internacionales relativos a los derechos económicos, sociales y
culturales, en los derechos civiles y políticos, así como en otros instrumentos,
no hay ninguno que no sea gravemente violado en numerosos países, por desgracia
también en algunos de los miembros del nuevo Consejo. Es más, hay gobiernos que
continúan pensado que el poder determina, en última instancia, el contenido de
los derechos humanos y, por tanto, se consideran autorizados a recurrir a
prácticas aberrantes. Imponer el control de los nacimientos, negar en ciertas
circunstancias el derecho a la vida, pretender controlar la conciencia de los
ciudadanos y el acceso a la información, negar el acceso a un proceso judicial
público y al derecho a la propia defensa, reprimir a los disidentes políticos,
limitar la inmigración sin distinciones, permitir el trabajo en condiciones
degradantes, aceptar la discriminación de la mujer, restringir el derecho de
asociación, son algunos ejemplos de los derechos más violados.
Importancia del nuevo Consejo
El nuevo Consejo de los Derechos del Hombre está llamado a cerrar la brecha
entre el conjunto de los enunciados del sistema de convenciones de los derechos
humanos y la realidad de su aplicación en las diferentes partes del mundo. Todos
los estados miembros de este Consejo deberían asumir individual y colectivamente
la responsabilidad de su defensa y promoción.
Al mismo tiempo, la organización jerárquica de los organismos más importantes de
las Naciones Unidas manifiesta claramente el deseo de la organización de renovar
su credibilidad ante los ojos de la opinión pública mundial. En efecto, el
Consejo puede y deber ser el instrumento que oriente todas las políticas
internacionales y nacionales hacia lo que, según el deseo de un Papa que siempre
apoyó la gran causa de las Naciones Unidas, constituye su razón de ser: «el
servicio al hombre, la asunción, llena de solicitud y responsabilidad, de los
problemas y tareas esenciales de su existencia terrena, en su dimensión y
alcance social, de la cual depende a la vez el bien de cada persona» (Cf.
Discurso de Juan Pablo II a la Asamblea General de las Naciones Unidas, 2 de
octubre de 1979, n. 6).
Derecho a la vida, a la libertad de conciencia y de religión
Señor presidente:
Si el principio del valor inalienable de la persona humana es --como creemos--
la fuente de todos los derechos humanos y de todo el orden social, permítame
subrayar dos corolarios esenciales:
El primero es la afirmación del derecho a la vida desde el primer momento de la
existencia humana, es decir, desde la concepción hasta su final natural: el
hombre y la mujer son personas por el simple hecho de que existen, y no por su
capacidad más o menos desarrollada de expresarse, de entrar en relación o de
hacer valer sus derechos. Un gobierno, un grupo o un individuo nunca puede
arrogarse el derecho de decidir sobre la vida de un ser humano, como si éste no
fuera una persona; de lo contrario lo rebaja a la condición de objeto para
servir a otros fines, por más grandes y nobles que sean.
El segundo corolario afecta a los derechos a la libertad de conciencia y a la
libertad religiosa, pues el ser humano tiene una dimensión interior y
trascendente, que es parte integrante de su mismo ser. Negar una dimensión así
es atentar gravemente contra la dignidad humana; significa negar la libertad de
espíritu; diría incluso: es atentar contra la existencia humana misma, pues
implica transformar al hombre en un simple engranaje de un proyecto de
organización social. Sólo gracias a la libertad de conciencia el hombre es capaz
reconocerse a sí mismo y de reconocer a su prójimo en su dimensión trascendente,
transformándose de este modo en un elemento vivo de la vida social.
Por su parte, la libertad religiosa, en sus dimensiones personal y comunitaria,
privada y pública, permite al hombre vivir la relación más importante de su
vida: la relación con Dios, de manera pura y sin hipocresías que son indignas de
él y aún más indignas de Dios. Este es el espacio íntimo y fundamental de la
libertad que las autoridades del Estado tienen que salvaguardar y no pisotear,
respetar y no violar. En este campo, cada violación por la fuerza es una
violación del dominio reservado a Dios.
Claro está, al igual que pasa con cualquier otra libertad, la libertad religiosa
debe integrarse armoniosamente en el contexto de todas las libertades humanas.
No puede convertirse en arbitraria: debe desarrollarse también de manera
armoniosa, en particular, respetando atentamente la libertad religiosa del otro,
en el marco de las leyes válidas para todos. El Estado debe ser al mismo tiempo
el promotor y el garante de este clima general de libertad responsable.
La actitud que se espera del Consejo de los Derechos del Hombre
Ningún país, independientemente de las circunstancias o del nivel de desarrollo
económico, puede sustraerse a la obligación estricta de respetar todos los
derechos humanos. Estos últimos no pueden ser más amplios en ciertas culturas
que en otras, pues no hay países en los que los hombres y las mujeres tienen un
grado de dignidad humana inferior al de los hombres y mujeres de otros países.
La Santa Sede lanza un llamamiento a todos los países llamados a formar parte
por primera vez del Consejo de los Derechos Humanos. En primer lugar, espera de
ellos una actitud ejemplar, que se concretiza con un examen sincero y profundo
de los límites injustamente impuestos a los derechos humanos --ante todo en el
interior del propio territorio--, y les pide que se comprometan a restablecer
estos derechos en su integridad, siguiendo las orientaciones imparciales de la
comunidad internacional.
Los países ricos tienen que comprender que los derechos humanos de todos los
habitantes de un país, incluidos los inmigrantes, no se oponen al mantenimiento
y al crecimiento del bienestar general ni a la preservación de los valores
culturales. Los países en vías de desarrollo tienen que comprender que los
procesos de desarrollo económico y la promoción de la justicia y de la igualdad
social serán mucho más eficaces y rápidos si se reconocen plenamente los
derechos humanos, en vez de no respetarlos por motivos utilitaristas. La Santa
Sede cree en el hombre. La fe y la confianza en cada hombre, en cada mujer, no
defraudará nunca.
Conclusión
Señor presidente:
La respuesta que el Consejo de los Derechos del Hombre ofrezca a los desafíos de
la libertad en numerosos países del mundo --comenzando por los mismos miembros
del Consejo-- pone en juego la credibilidad de las Naciones Unidas y de todo el
sistema jurídico internacional. La Santa Sede seguirá con atención y simpatía su
trabajo. Desde su posición de observadora ante las Naciones Unidas, la Santa
Sede está dispuesta a ofrecer su colaboración total para que la acción del
Consejo de los Derechos del Hombre permita el respeto efectivo de la dignidad de
todo hombre y de toda mujer.
Muchas gracias por su atención.
[Traducción del original francés realizada por Zenit]
ZS06062603
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