En las pasadas semanas hemos oído distintos rumores sobre una posible
declaración de los obispos españoles sobre la unidad de España y su
bondad moral. Algunos esperaban de los obispos un respaldo a una
determinada línea de actuación partidista en pro de la unidad, otros,
que han presionado en este sentido, más bien la afirmación de que este
asunto no responde a la esfera moral, lo que en definitiva es amparar
las tesis de otros partidos políticos. Los fieles, al menos en alta
proporción, deseaban y desean que sus Pastores actúen como tales, y les
orienten pastoralmente en las materias de fe, moral y costumbres,
valorando la situación política sin entrar en la lucha partidista.
Por esta razón fue bien acogida en su día la Instrucción Pastoral sobre
la Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus
consecuencias. Y por esta razón muchos fieles esperábamos que
nuestros Pastores nos orientasen en la búsqueda de la solidaridad, la
subsidiariedad y el bien común, todos ellos principios de la Doctrina
Social de la Iglesia, y por ello moralmente vinculantes, en la España
real de hoy.
Juan Pablo II refiriéndose a las tensiones separatistas existentes en
Italia escribía a los obispos italianos:
“Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los
peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A
decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión
entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta
tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar
decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo
con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con
comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una
solidaridad que debe vivirse no sólo dentro del país, sino también con
respecto a toda Europa y al tercer mundo. El amor a la propia nación y
la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del
hombre con la región y con la comunidad local, en que ha nacido, y las
obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a
través de todas las comunidades en que el hombre vive: en primer lugar,
la familia, la comunidad local y regional, la nación, el continente, la
humanidad entera: la solidaridad las anima, vinculándolas entre sí según
el principio de subsidiariedad, que atribuye a cada una de ellas el
grado correcto de autonomía”.
Algunos católicos, ante la información que nos hacen llegar determinados
medios de comunicación, nos preguntamos si esta doctrina que el Papa
defendía hace tan solo 12 años ha dejado de estar vigente o si ha
cambiado la esfera de la moral, de tal forma que la solidaridad y unidad
nacionales ya no forman parte de ella.
Estoy seguro de que nuestros obispos sabrán dar al pueblo que pastorean
lo que este necesita: un Magisterio valiente que señale en los temas
importantes de nuestra actualidad política los principios de actuación
del católico.
HazteOir.org se pronuncia a favor de la unidad de España
Juan Pablo II a los Obispos italianos
Jose Luis Restán y la unidad nacional
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