¿Nos mentía Juan Pablo II?
 

José Castro
Vicepresidente de HazteOir.org


En las pasadas semanas hemos oído distintos rumores sobre una posible declaración de los obispos españoles sobre la unidad de España y su bondad moral. Algunos esperaban de los obispos un respaldo a una determinada línea de actuación partidista en pro de la unidad, otros, que han presionado en este sentido, más bien la afirmación de que este asunto no responde a la esfera moral, lo que en definitiva es amparar las tesis de otros partidos políticos. Los fieles, al menos en alta proporción, deseaban y desean que sus Pastores actúen como tales, y les orienten pastoralmente en las materias de fe, moral y costumbres, valorando la situación política sin entrar en la lucha partidista.

Por esta razón fue bien acogida en su día la Instrucción Pastoral sobre la Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias. Y por esta razón muchos fieles esperábamos que nuestros Pastores nos orientasen en la búsqueda de la solidaridad, la subsidiariedad y el bien común, todos ellos principios de la Doctrina Social de la Iglesia, y por ello moralmente vinculantes, en la España real de hoy.

Juan Pablo II refiriéndose a las tensiones separatistas existentes en Italia escribía a los obispos italianos:

“Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada. Se trata de una solidaridad que debe vivirse no sólo dentro del país, sino también con respecto a toda Europa y al tercer mundo. El amor a la propia nación y la solidaridad con la humanidad entera no contradicen el vínculo del hombre con la región y con la comunidad local, en que ha nacido, y las obligaciones que tiene hacia ellas. La solidaridad, más bien, pasa a través de todas las comunidades en que el hombre vive: en primer lugar, la familia, la comunidad local y regional, la nación, el continente, la humanidad entera: la solidaridad las anima, vinculándolas entre sí según el principio de subsidiariedad, que atribuye a cada una de ellas el grado correcto de autonomía”.

Algunos católicos, ante la información que nos hacen llegar determinados medios de comunicación, nos preguntamos si esta doctrina que el Papa defendía hace tan solo 12 años ha dejado de estar vigente o si ha cambiado la esfera de la moral, de tal forma que la solidaridad y unidad nacionales ya no forman parte de ella.

Estoy seguro de que nuestros obispos sabrán dar al pueblo que pastorean lo que este necesita: un Magisterio valiente que señale en los temas importantes de nuestra actualidad política los principios de actuación del católico.


HazteOir.org se pronuncia a favor de la unidad de España

Juan Pablo II a los Obispos italianos

Jose Luis Restán y la unidad nacional


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