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Servicio diario -
30 de junio de 2006


Especial
Arzobispo anfitrión del Encuentro Mundial de las Familias: La Iglesia, «abierta a todas las personas»

Santa Sede
La ayuda a la familia da cohesión social; explica el Papa
Benedicto XVI explica cómo hacer de la globalización una aliada contra la pobreza
El Papa entrega el palio a 27 arzobispos metropolitanos
Benedicto XVI pide a palestinos e israelíes una solución negociada para la crisis actual
El Papa quiere viajar a finales de noviembre a Turquía para impulsar el diálogo con los ortodoxos
El Santo Padre ora por la paz entre los grupos étnicos y religiosos en las tierras de misión

Mundo
Se impiden funerales solemnes al obispo «clandestino» emérito de Qiqihar (China)

«Angelus»
En la fiesta de los santos Pedro y Pablo

Espiritualidad
Predicador del Papa: «Qué triste es ver a los jóvenes... tristes»; «hay muchísimos»

Documentación
Benedicto XVI presenta los desafíos que afronta Uruguay
Discurso del Papa a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla
Argentina: La Iglesia ante el proyecto legal sobre Ligadura de Trompas y Vasectomía

 




 


Especial



Arzobispo anfitrión del Encuentro Mundial de las Familias: La Iglesia, «abierta a todas las personas»
Entrevista con monseñor Agustín García-Gasco

VALENCIA, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- En la víspera del inicio del Encuentro Mundial de las Familias (www.wmf2006.org), al que acudirá Benedicto XVI y que hará de la ciudad española de Valencia meta de cientos de miles de familias de todo el mundo, su arzobispo anfitrión, monseñor Agustín García-Gasco, ha compartido con Zenit los desafíos y expectativas de una cita de esta magnitud.

--Recientemente ha tenido oportunidad de reunirse con Benedicto XVI con vistas al ya inminente Encuentro Mundial de las Familias (EMF) ¿Cómo contempla el Papa esta gran cita?

--Monseñor García-Gasco: El Papa me ha transmitido mucha ilusión y alegría por este encuentro mundial en defensa de la familia. No soy portavoz del Papa y por tanto no puedo hablar por él, pero sí que puedo indicarle que he visto a Su Santidad muy interesado. El Encuentro Mundial en Valencia fue convocado por Juan Pablo II y ha sido un gran motivo de alegría comprobar que su sucesor Benedicto XVI lo confirmaba y anunciaba su presencia los días 8 y 9 de julio para concluir el EMF.

--Durante nueve días Valencia será la capital mundial de las familias. ¿Cuál es su mayor desafío y su mayor esperanza como pastor de la archidiócesis anfitriona?

--Monseñor García-Gasco: Todo Encuentro Mundial supone en sí un desafío en la organización de actos tan multitudinarios. Afortunadamente, además de la cooperación de todos los sacerdotes de la diócesis y miles de seglares y voluntarios, hemos contado con el apoyo institucional del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, del presidente de la Diputación, Fernando Giner, y de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, por lo que las instituciones, desde una sana cooperación, están ayudándonos en materias muy importantes como son las infraestructuras, comunicaciones, etc.

La mayor esperanza es que el Encuentro Mundial sea útil y eficaz para iluminar la grandeza insustituible del matrimonio y la familia, que está sufriendo auténticos malos tratos por parte de las leyes de algunos países. En España se ha llegado a una confusión absoluta en materia de matrimonio y familia. España está siendo el banco de experimentación de inventos legales en las que unas minorías echan por tierra el legado de la civilización sobre la complementariedad del hombre y la mujer y su especial dimensión en la sociedad.

--Se esperan cientos de miles de familias de todo el mundo en Valencia, y millones de personas se asomarán al encuentro a través de los medios de comunicación. ¿Qué se llevarán todas ellas de un acontecimiento así?

--Monseñor García-Gasco: Efectivamente esperamos a muchos peregrinos, hasta el extremo de que se ha ampliado el plazo de inscripción para asistir al evento y a los congresos que son gratuitos.

Esperamos que todos los peregrinos se lleven por una parte, la claridad del magisterio de la Iglesia. En esta época en que se fomenta la adulación de cualquier forma de vida, creo que es bueno resaltar que la Iglesia no vive a merced a las modas o intereses del momento. Hay quien dice que si la Iglesia aceptara el divorcio tendría más gente en los templos, pero eso sería faltar a la verdad de su misión. La Iglesia no es un partido político en busca de votos, o una secta en busca de adeptos mediante el halago.

De otro lado, los católicos hemos de profundizar en la familia como Iglesia doméstica. Dios ha querido que la fe se transmita fundamentalmente a través de personas y la familia, los padres, los abuelos y los mismos niños tienen una labor evangelizadora en su propia familia que es un caudal inagotable como transmisión y fortalecimiento de la fe. Ser misioneros de la fe en el propio matrimonio y en la propia familia fortalece y une a la familia.

Su Santidad, Benedicto XVI, es en muchos aspectos una bendición para la Iglesia. Su facilidad natural para divulgar los aspectos teológicos más complejos y para dar luz a las personas de toda condición intelectual es un gran bien que miles de personas vamos a poder vivir en directo.

--Usted es miembro del Pontificio Consejo para la Familia y desarrolla su ministerio episcopal en un país que se ha convertido en un laboratorio político y legislativo para corrientes que buscan sustituir la familia con otras formas de convivencia. ¿Qué camino sugiere seguir ante esta realidad? ¿Ve señales de esperanza?

--Monseñor García-Gasco: En primer lugar, no hay que tener miedo a tratar las cuestiones desde el respeto, aunque no sean «políticamente correctas», concepto usado por la nueva moral progresista con la intención de desautorizar a quien denuncia las falsedades que contiene.

Por otra parte, tampoco podemos caer en la injusticia de considerar a todas las personas homosexuales o divorciadas como si fueran enemigos de la Iglesia. Los grupos activistas radicales pretenden justamente un enfrentamiento y una quiebra total con la Iglesia. Hemos de resaltar que la Iglesia tiene la obligación de mostrar su magisterio a todas las personas sin excepción, cualquiera que sea su condición. Nadie está excluido de escuchar la llamada salvadora de Cristo resucitado que en la misma Cruz le aseguró la salvación a un delincuente condenado a muerte. La Iglesia está abierta a todas las personas. El magisterio y el amor de Dios que muestra la Iglesia no son incompatibles, sino que son las dos manos que se ponen al alcance de cualquier hombre y mujer que anhela la trascendencia divina.

El camino a seguir debe ser el del ejemplo personal de cada familia, de cada parroquia y también la claridad de la Iglesia en la difusión del mensaje. En no pocas ocasiones y por causas muy diversas, en España algunos medios de comunicación presentan una imagen de la Iglesia en la que los cristianos no se reconocen o que se prestan a todo tipo de equívocos. En dicho sentido quiero felicitar de corazón la magnífica labor que están desarrollando desde la Agencia de Noticias Zenit que es un gran bien para la Iglesia.

--Por nuestra parte, tenemos que unirnos a la felicitación del Santo Padre por sus recientes bodas de oro sacerdotales y le pedimos su bendición en nuestro trabajo.

--Monseñor García-Gasco: Doy gracias a Dios por cada día que me ha permitido servir a la Iglesia y así lo haré mientras lo estime oportuno el Santo Padre, al que no puedo sino agradecerle de corazón la confianza que viene depositando.

Me gustaría que supieran que cada día, desde que nació Zenit, en el Arzobispado de Valencia se imprimen sus noticias para que tanto los tres obispos auxiliares, los vicarios, como el personal de la curia estén al tanto de sus informaciones. El estilo claro y ameno de su agencia nos ha unido más a los cristianos en este mundo globalizado. En muchas ocasiones hemos rezado por los cristianos perseguidos en tantos lugares del mundo, de los que hemos tenido noticia gracias a la efectividad y profesionalidad de los periodistas de la Agencia Zenit, por ello sepan que cuentan con mis oraciones y bendiciones en la hermosa tarea que desempeñan como periodistas.

[Entrevista realizada por Marta Lago]
ZS06063003

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Santa Sede



La ayuda a la familia da cohesión social; explica el Papa
Al recibir al nuevo embajador de Uruguay

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este viernes al recibir al nuevo embajador de Uruguay ante la Santa Sede que fomentar la familia y defender la vida es dar cohesión social.

Las palabras del Papa se convirtieron en una defensa de esta «estructura esencial de la sociedad», basada en «la unión en matrimonio de un hombre y una mujer», frente a la ridiculización que sufre particularmente en algunos ambientes.

El nuevo representante de Montevideo ante la Santa Sede es Mario Juan Bosco Cayota Zappettini, nacido en 1936, antiguo presidente y actual vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano de Uruguay, director del Centro Franciscano de Documentación Histórica para América Latina, quien ha sido ministro de la Orden Franciscana Secular en Uruguay.

«Los valores más altos, arraigados en el corazón de las personas y en el tejido social, son como el alma de los pueblos, que los hace fuertes en la adversidad, generosos en la colaboración leal e ilusionados en la construcción de un futuro mejor y lleno de vida, en la que todos sin excepción tengan la oportunidad de desarrollar la plena dignidad del ser humano», explicó el Santo Padre.

Por eso, manifestó su preocupación ante «algunas tendencias que tratan de limitar el valor inviolable de la vida humana misma, desde su concepción hasta su ocaso natural, o de disociarla de su ambiente natural, como es el amor humano en el matrimonio y la familia».

«La Iglesia promueve ciertamente una "cultura de la vida", generosa y creadora de esperanza, y no sólo por motivos estrictamente confesionales». De hecho, reconoció hay muchas personas que «comparten preocupaciones similares por motivos éticos y racionales».

«No faltan quienes desde algunos medios de comunicación social denigran o ridiculizan el alto valor del matrimonio y la familia, favoreciendo así el egoísmo y la desorientación, en vez de la generosidad y el sacrificio necesarios para mantener vigorosa esta auténtica "célula primaria" de la comunidad humana», reconoció el Papa.

En este contexto, indicó, «fomentar la familia, ayudarla a cumplir sus cometidos indispensables, es ganar también cohesión social y, sobre todo, respetar sus propios derechos, que no pueden ser disipados ante otras formas de unión que pretendieran usurparlos».

Mario Cayota es doctor en Filosofía y ha sido durante muchos años profesor de Historia en la Universidad de la República, la Universidad Católica, el Instituto de Profesores y en el Seminario Sacerdotal.

Director del Instituto San Bernardino de Investigación Histórica, ha realizado publicaciones de su especialidad, en particular «Siembra entre Brumas», sobre el humanismo cristiano en el Renacimiento y la Conquista de América, que ha sido traducido a más de diez idiomas.

Fue Presidente de la Departamental de Montevideo en los años de dictadura y ha sido fundador del Encuentro Progresista.
ZS06063011

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Benedicto XVI explica cómo hacer de la globalización una aliada contra la pobreza
Tejer una red de solidaridad y comprensión entre los pueblos

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la solidaridad es la clave para que la globalización se convierta en una aliada (y no en un enemigo) de la lucha contra la pobreza.

Así lo explicó al nuevo embajador de Uruguay ante el Vaticano, Mario Juan Bosco Cayota Zappettini, quien es autor de numerosos estudios sobre doctrina social y conferenciante de fama internacional sobre el argumento.

«Hoy día, el vasto problema de la pobreza y la marginación es un desafío apremiante para los gobernantes y responsables de las instituciones públicas», constató el Papa en el discurso que le dirigió en la ceremonia de entrega de las cartas credenciales del nuevo representante de Montevideo en Roma.

Por otro lado, añadió, tras haber enviado su saludo al presidente de la República, Tabaré Vázquez Rosas, «el llamado proceso de globalización ha creado nuevas posibilidades y también nuevos riesgos, que es necesario afrontar en el concierto más amplio de las Naciones».

«Es una oportunidad para ir tejiendo como una red de comprensión y solidaridad entre los pueblos, sin reducir todo a intercambios meramente mercantiles o pragmáticos, y en la que tengan cabida también los problemas humanos de cada lugar y, en particular, de los emigrantes forzados a dejar su tierra en busca de mejores condiciones de vida, lo que a veces comporta graves secuelas en el ámbito personal, familiar y social», consideró.

En este contexto, explicó, «la Iglesia, al considerar el ejercicio de la caridad como una dimensión esencial de su ser y su misión, desarrolla de manera abnegada una valiosa atención a los necesitados de cualquier condición o proveniencia, y colabora en esta tarea con las diversas entidades e instituciones públicas con el fin de que a nadie en busca de apoyo le falte una mano amiga que le ayude a superar su dificultad».

«Para ello ofrece sus recursos personales y materiales, pero sobre todo la cercanía humana que trata de socorrer la pobreza más triste, la soledad y el abandono, sabiendo que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en que creemos y que nos impulsa a amar», afirmó.
ZS06063012

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El Papa entrega el palio a 27 arzobispos metropolitanos


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI entregó este jueves, en la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, el palio a 27 arzobispos metropolitanos.

Según explicó el Papa tras la misa, al rezar el Ángelus, esta «antigua insignia litúrgica» «expresa la especial comunión de estos pastores con el sucesor de Pedro».

Los arzobispos llevan esta banda blanca de lana sobre los hombros en representación del Buen Pastor que lleva a hombros el cordero hasta dar la vida, como lo recuerdan las seis cruces negras bordadas en el palio.

La lana de la que están hechos los palios, procede de corderos criados por monjes trapenses de la comunidad de las Tres Fuentes (en las afueras de Roma). Tras la bendición del Papa el día de santa Inés (21 de enero), los corderos son criados por las religiosas benedictinas de la comunidad romana de Santa Cecilia.

El Martes Santo los corderos son trasquilados y la lana, preparada por las religiosas, es utilizada para la confección del palio.

Publicamos la lista de los 27 arzobispos metropolitanos que recibieron el palio y que este viernes fueron recibidos en audiencia por Benedicto XVI, acompañados por sus familiares.

1. Card. Jorge Liberato UROSA SAVINO, arzobispo de Caracas (Venezuela).

2. Card. Crescenzio SEPE, arzobispo de Nápoles (Italia).

3. Mons. Louis CHAMNIERN SANTISUKNIRAN, arzobispo de Thare and Nonseng (Tailandia).

4. Mons. José Belisário DA SILVA, O.F.M., arzobispo de São Luís do Maranhão (Brasil).

5. Mons. Jabulani NXUMALO, O.M.I., arzobispo de Bloemfontein (Sudáfrica).

6. Mons. Jorge Enrique JIMÉNEZ CARVAJAL, C.I.M., arzobispo de Cartagena (Colombia).

7. Mons. Tommaso VALENTINETTI, arzobispo de Pescara-Penne (Italia).

8. Mons. Fabriciano SIGAMPA, arzobispo de Resistencia (Argentina).

9. Mons. Odon Marie Arsène RAZANAKOLONA, arzobispo de Antananarivo (Madagascar).

10. Mons. George Hugh NIEDERAUER, arzobispo de San Francisco (Estados Unidos).

11. Mons. José Luis MOLLAGHAN, arzobispo de Rosario (Argentina).

12. Mons. Cornelius Fontem ESUA, arzobispo de Bamenda (Camerún).

13. Mons. Daniel N. DiNARDO, arzobispo de Galveston-Houston (Estados Unidos).

14. Mons. Antonio Javellana LEDESMA, S.I., arzobispo de Cagayan de Oro (Filipinas).

15. Mons. José Serofia PALMA, arzobispo de Palo (Filipinas).

16. Mons. Sylvain LAVOIE, O.M.I., arzobispo de Keewatin-Le Pas (Canadá).

17. Mons. Joviano DE LIMA JÚNIOR, S.S.S., arzobispo de Ribeirão Preto (Brasil).

18. Mons. Luigi CONTI, arzobispo de Fermo (Italia).

19. Mons. Franc KRAMBERGER, arzobispo de Maribor (Eslovenia).

20. Mons. Ignazio SANNA, arzobispo de Oristano (Italia).

21. Mons. François-Xavier MAROY RUSENGO, arzobispo de Bukavu (República Democrática del Congo).

22. Mons. Jean-Pierre KUTWA, arzobispo de Abidjan (Costa de Marfil).

23. Mons. Andrea MUGIONE, arzobispo de Benevento (Italia).

24. Mons. Orlando BRANDES, arzobispo de Londrina (Brasil).

25. Mons. Georges PONTIER, arzobispo de Marseille (Francia).

26. Mons. Donald William WUERL, arzobispo de Washington (Estados Unidos).

27. Mons. Wojciech ZIEMBA, arzobispo de Warmia (Polonia).
ZS06063009

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Benedicto XVI pide a palestinos e israelíes una solución negociada para la crisis actual
Como único camino para alcanzar la paz

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha presentado la negociación como camino para solucionar la grave crisis que ha estallado en Oriente Medio, tras el secuestro de un soldado israelí y la incursión y bombardeos del ejército de Israel en Gaza.

«Sigo con aprensión cuanto sucede en Tierra Santa y rezo para que todas las personas secuestradas sean devueltas con prontitud a sus seres queridos», reconoció este jueves el Papa, tras rezar el Ángelus en la fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de la diócesis de Roma.

«Lanzo un llamamiento a los líderes israelíes y palestinos para que, con la contribución generosa de la comunidad internacional, busquen responsablemente la solución negociada del conflicto, único camino que puede garantizar la paz a la que aspiran sus pueblos», afirmó.

La actual crisis en el Medio Oriente empezó cuando militantes palestinos capturaron el domingo pasado a un soldado israelí.

Como respuesta, el Ejército israelí emprendió una gran incursión militar en Gaza, en la que detuvo a ministros y otros representantes del Gobierno palestino, que lidera el movimiento islámico Hamás.
ZS06063008

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El Papa quiere viajar a finales de noviembre a Turquía para impulsar el diálogo con los ortodoxos
En septiembre se reanudará el diálogo teológico católico-ortodoxo

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha confirmado su intención de viajar a Turquía a finales de noviembre para impulsar el diálogo con las Iglesias ortodoxas, que en los próximos meses emprenderá una nueva etapa.

Así lo confirmó el mismo este jueves al recibir a una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que había venido a Roma con motivo de la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos de la Iglesia de la ciudad eterna.

«Respondiendo a la invitación formulada por las autoridades del país, por el Patriarcado, y por la comunidad católica local, espero poder realizar una peregrinación apostólica a Turquía, país de antigua y rica cultura, país noble en el que vivieron muchos Santos Padres de nuestra tradición eclesial, teológica y espiritual», afirmó el obispo de Roma.

Como el mismo pontífice aclaró, la visita debería tener lugar con motivo de la fiesta de san Andrés, hermano de san Pedro, celebrada el 30 de noviembre.

El Papa explicó que con este gesto quiere devolver las últimas visitas realizadas a Roma por Su Santidad Bartolomé I, patriarca de Constantinopla.

«Estoy seguro de que este intercambio reforzará la fraternidad eclesial y facilitará la colaboración en nuestras iniciativas comunes --afirmó ante sus huéspedes ortodoxos--. Que el Señor nos ayude a avanzar con nueva confianza hacia el día en el que podamos celebrar juntos la santa Eucaristía del Señor, como signo de plena comunión».

En este camino, él mismo constató que los próximos meses pueden ser decisivos. En particular, recordó, del 18 al 25 de septiembre tendrá lugar en Belgrado la esperada reunión de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre Ortodoxos y Católicos.

Los trabajos de esta Comisión habían quedado estancados en la reunión celebrada en el año 2000, en Baltimore (Estados Unidos). El encuentro concluyó sin acuerdo, a causa de las discrepancias sobre el concepto teológico del «uniatismo», principio por el que Iglesias orientales, que comparten la liturgia y tradiciones de las Iglesias ortodoxas, se han unido a la Iglesia de Roma.

En la espera de esta «nueva etapa» en el diálogo, el Papa reconoció que «espontáneamente surge el deseo de rezar para que el Espíritu Santo ilumine y caliente nuestros corazones, refuerce la voluntad común para responder en la medida de nuestras posibilidades a la ardiente oración del Señor: «Ut unum sint» [«Que sean uno», ndr.] para que los discípulos de Cristo, unidos en la fe, anuncien juntos su Evangelio al mundo entero, para que creyendo en Él todos se salven».
ZS06063007

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El Santo Padre ora por la paz entre los grupos étnicos y religiosos en las tierras de misión
En sus intenciones para el mes de julio

CIUDAD DEL VATICANO/RANCHI, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- El próximo mes de julio Benedicto XVI orará especialmente «para que en las tierras de misión los varios grupos étnicos y religiosos vivan en paz y construyan juntos una sociedad inspirada en los valores humanos y espirituales».

Así lo anuncia el Apostolado de la Oración, una iniciativa –que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes-- a través de la cual laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del mundo entero ofrecen sus oraciones y sacrificios por las intenciones que el Papa indica cada mes a nivel universal.

La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos ha encargado en esta ocasión el comentario de la intención misionera al cardenal Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi --Estado indio de Bihar--.

Cuando Juan Pablo II le creó cardenal en el consistorio de 2003, el prelado indio se convirtió en el primer purpurado «adivasi» o de etnia tribal en la historia de la Iglesia en su país. Es un Oraon, de la tribu Kurukh.

El cardenal Toppo es actualmente presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI), organismo que representa e integra las tres tradiciones de rito de la Iglesia católica en la India: siro-malabar, siro-malankar y latino.

El rostro religioso de su país, de 1.095 millones de personas, está formado por un 80,5% de hindúes, un 13,4% de musulmanes, un 2,3% de cristianos (1,8% del total de habitantes es católico) y un 1% de budistas, entre otros credos.

Los 18 idiomas oficiales reflejan la diversidad cultural y étnica de la India. Las lenguas y dialectos se estiman en torno a los 4.000.

Éste es el contexto desde el que el cardenal Toppo, comentando la intención misionera del Papa, reconoce que «los territorios de misión deben difundir la actitud humana de la complementariedad recíproca entre las diversas comunidades étnicas, religiosas y sociales».

Y si algo debe dominar a «los misioneros cristianos» es «el espíritu excepcional de Jesús: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”"», indica.

De acuerdo con el purpurado indio, en tierras de misión «las tradiciones de fe y las otras ideologías y movimientos de sanos principios del área, deben ser animadas por un compromiso común de vivir en relación los unos con los otros y construir juntos una sociedad para un futuro mejor».

En su opinión, «este noble esfuerzo podría constituir ciertamente una celebración anticipada de una sociedad inspirada en los valores humanos y espirituales por excelencia».

Pero no es excepcional, sino que «la diversidad es el fenómeno fundamental que recorre toda la creación», «la sociedad humana de manera incomparable», si bien «el continente asiático vive esta realidad de manera muy significativa», admite.

Además, por la globalización, «la mayor parte de las ciudades grandes y pequeñas del mundo han asumido una naturaleza cosmopolita» con «diversos orígenes étnicos, convicciones religiosas, afiliaciones ideológicas, actividades profesionales, tradiciones sociales y otras diferencias» que «coexisten y se agregan», describe el cardenal Toppo.

En este sentido, «los territorios de misión son ejemplos vivientes de tales culturas compuestas», y en ellas no es posible el aislamiento: «la capacidad de construir relaciones sociales con los otros es el verdadero criterio para juzgar la madurez de sus culturas individuales», indica el purpurado.

A su vez --añade--, «un esfuerzo de colaboración para el progreso de la civilización humana es la prueba de la importancia de los valores individuales a los que dan la prioridad» y «el empeño por afrontar preocupaciones de nivel superior define el valor de su instrucción y su búsqueda espiritual».

Y es que «toda la raza humana tiene un origen común y una suerte común. El ser humano es imagen y semejanza de Dios. Todos los seres humanos forman juntos una única comunidad», recuerda el purpurado indio citando la declaración conciliar «Nostra Aetate».

«Construir una sociedad mejor es la solicitud común de todos los hombres y mujeres de buena voluntad --reconoce--. Una sociedad que se inspirada en los valores humanos y espirituales, equivale a decir una sociedad mejor, en el sentido propio del término».

Y papel de «las comunidades religiosas» es «suscitar una atención consolidada a los valores universales que son intrínsecos en todos ellos», concluye.

El Papa también reza todos los meses por una intención general, que para el mes de junio dice así: « Para que los encarcelados, sobre todo los jóvenes, reciban el debido apoyo por parte de la sociedad a fin de poder recuperar el sentido de la propia existencia».
ZS06063005

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Mundo



Se impiden funerales solemnes al obispo «clandestino» emérito de Qiqihar (China)
Las autoridades sólo le reconocen como sacerdote

QIQIHAR, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- La actitud de las autoridades chinas impide que se celebren funerales solemnes por el obispo emérito «clandestino» de Qiqihar, monseñor Guo Wenzhi, fallecido el jueves en su residencia tras una larga enfermedad.

El prelado tenía 88 años según el calendario juliano –89 según el chino, cuya cultura cuenta la edad de la persona desde el momento de la concepción--.

Había nacido en una familia católica de la ciudad de Qiqihar, capital de la provincia oriental china de Heilongjiang. Su ordenación sacerdotal se celebró en 1948.

Acusado de contrarrevolucionario por el gobierno comunista de su país, Guo Wenzhi fue arrestado en 1954 y condenado a una década de trabajos forzados en diversos campos de «reeducación» de China.

Fue consagrado obispo en 1989, y nuevamente detenido durante meses por haber participado durante una conferencia de prelados chinos «no oficiales».

Tras su liberación, a pesar de la dura oposición del gobierno, su celoso trabajo de evangelización revitalizó la Iglesia en Qiqihar.

Él mismo ordenó a su sucesor, monseñor Wei Jinyi, uno de los cuatro obispos chinos a quienes invitó Benedicto XVI al Sínodo de la Eucaristía, celebrado el pasado octubre en Roma. Y aunque Pekín obstaculizó los desplazamientos, tal invitación «fue una señal de gran honor y un reconocimiento para la Iglesia y el obispo en Qiqihar», subraya la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews».

Por los esfuerzos del prelado fallecido, en su diócesis se pusieron en marcha diversas organizaciones e instituciones católicas que hicieron florecer las vocaciones sacerdotales.

Hasta la fecha, el gobierno chino permite la práctica religiosa en el país sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la «Asociación Patriótica» (AP) --cuyo estatuto recoge la creación de una Iglesia nacional desgajada de la Santa Sede--.

De ahí que afirmen una diferencia entre una Iglesia «oficial» o «patriótica» y los fieles que tratan de salirse del citado control para ponerse en obediencia directa del Papa, formando la Iglesia «no oficial» o «clandestina».

Según fuentes de la agencia del PIME en China, el gobierno se ha opuesto a la celebración de los funerales solemnes que sacerdotes y fieles de la diócesis querían preparar por el obispo Guo Wenzhi, una de las figuras más amadas y respetadas en la Iglesia católica del país.

Inmediatamente después de su muerte, representantes de las autoridades locales declararon que por el prelado –a quien sólo reconocen como sacerdote, no como obispo— sólo se puede celebrar un funeral sencillo, no una gran ceremonia.

En cualquier caso, la Iglesia en Qiqijar, bajo la guía pastoral de monseñor Wei Jingyi, ha pedido a todos los sacerdotes, «oficiales» o «clandestinos», que celebren misas de sufragio por el alma del obispo desaparecido.
ZS06063002

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«Angelus»



En la fiesta de los santos Pedro y Pablo


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI antes y después de rezar el Ángelus este jueves, fiesta de los santos Pedro y Pablo.

 

* * *



Queridos hermanos y hermanas:
Hoy honramos solemnemente a los santos Pedro y Pablo, «columnas y fundamento de la ciudad de Dios», como canta la liturgia de este día. Los dos apóstoles dieron el testimonio supremo de su vida a poca distancia de tiempo y espacio: aquí, en Roma, fue crucificado san Pedro y sucesivamente fue decapitado san Pablo. Su sangre se fundió de este modo como en un único testimonio de Cristo, que llevó a san Ireneo, obispo de Lyón, a mediados del siglo II, a hablar de la «Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo» («Contra las herejías» 3, 3, 2). Poco tiempo después, desde el norte de África, Tertuliano exclamaba: «Esta Iglesia de Roma, cómo es afortunada. Los mismos apóstoles le derramaron, con su sangre, toda la doctrina» («Sobre la prescripción de los herejes», 36). Precisamente por este motivo el obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro, desempeña un ministerio particular al servicio de la unidad doctrinal y pastoral del Pueblo de Dios esparcido en todo el mundo.

En este contexto se comprende mejor también el significado del rito que hemos renovado esta mañana, durante la santa misa en la Basílica de San Pedro, es decir, la entrega a algunos arzobispos metropolitanos del Palio, antigua insignia litúrgica, que expresa la especial comunión de estos pastores con el sucesor de Pedro. A estos venerados hermanos arzobispos y a cuantos les han acompañado les dirijo mi saludo, mientras os invito a todos vosotros, queridos hermanos y hermanas, a rezar por ellos y por las Iglesias que se les han confiado.

Además, hay otro motivo que hace que nuestra alegría sea aún más grande: la presencia en Roma, con motivo de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, de una delegación especial, enviada por el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. A los miembros de esta delegación les doy de nuevo mi bienvenida y doy las gracias de corazón al Patriarca por haber manifestado más claramente, con este gesto, el lazo de fraternidad que existe entre nuestras iglesias.

Que María, reina de los apóstoles, alcance para los cristianos el don de la plena unidad, que invocamos con confianza. Que con su ayuda, y siguiendo las huellas de san Pedro y Pablo, la Iglesia que está en Roma y todo el pueblo de Dios ofrezcan al mundo un testimonio de unidad y de valiente entrega al Evangelio de Cristo.

[Después de rezar el Ángelus, el Papa añadió:]

Sigo con aprensión cuanto sucede en Tierra Santa y rezo para que todas las personas secuestradas sean devueltas con prontitud a sus seres queridos. Lanzo un llamamiento a los líderes israelíes y palestinos para que, con la contribución generosa de la comunidad internacional, busquen responsablemente la solución negociada del conflicto, único camino que puede garantizar la paz a la que aspiran sus pueblos.

[A continuación, el Papa saludó a los peregrinos en seis idiomas. En español, dijo:]

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española, en particular a los Arzobispos que hoy han recibido el Palio, así como a sus acompañantes de Argentina, Colombia y Venezuela. En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, invito a todos imitar su firmeza en fe, que ellos transmitieron fielmente hasta dar su vida por ella.

[Traducción del original italiano realizada por Zenit
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]

ZS06063006

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Espiritualidad



Predicador del Papa: «Qué triste es ver a los jóvenes... tristes»; «hay muchísimos»
Comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap., a la liturgia del próximo domingo

ROMA, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la liturgia del próximo domingo, XIII del tiempo ordinario.

 

* * *



 

Talitá kum, ¡muchacha, levántate!



 

XIII Domingo del tiempo ordinario (B)
Sabiduría 1, 13-15-2,23-25; 2 Corintios 8,7.9. 13-15; Marcos 5, 21-43



El pasaje del Evangelio de este domingo está hecho de escenas que se suceden rápidamente en lugares distintos. Está ante todo la escena a orillas del lago. Jesús está rodeado de un gran gentío cuando un hombre se arroja a sus pies y le dirige una súplica: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Jesús deja a la mitad su discurso y se pone en marcha con el hombre hacia su casa.

La segunda escena acontece en el camino. Una mujer que sufría hemorragias se acerca a escondidas a Jesús para tocar su manto, y se siente curada. Mientras Jesús hablaba con ella, de la casa de Jairo llegan a decirle: «Tu hija ha muerto. ¿A qué molestar ya al Maestro?». Jesús, que ha oído todo, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».

Y he aquí la escena crucial, en la casa de Jairo. Gran confusión, gente que llora y grita, como es comprensible ante el fallecimiento recién ocurrido de una adolescente. «Entra y les dice: “¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida”. [...] Él, después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: “Talitá kum”, que quiere decir: “Muchacha, a ti te digo, levántate”. La muchacha se levantó al instante y se puso a andar; tenía doce años. [...]. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer».

El pasaje del Evangelio sugiere una observación. Se vuelve a discutir continuamente sobre el grado de historicidad y fiabilidad de los Evangelios. Hemos asistido recientemente al intento de poner en el mismo nivel, como si tuvieran la misma autoridad, los cuatro evangelios canónicos y los evangelios apócrifos de los siglos II-III.

Pero este intento es sencillamente absurdo y demuestra también buena dosis de mala fe. Los evangelios apócrifos, sobre todo los de origen gnóstico, fueron escritos varias generaciones después por personas que habían perdido todo contacto con los hechos y que, por lo demás, no se preocupaban lo más mínimo de hacer historia, sino sólo de poner en labios de Cristo las enseñanzas propias de la escuela de ellas. Los evangelios canónicos, al contrario, fueron escritos por testigos oculares de los hechos o por personas que habían estado en contacto con los testigos oculares. Marcos, de quien leemos este año el Evangelio, estuvo en estrecha relación con el Apóstol Pedro, de quien refiere muchos episodios que le tuvieron como protagonista.

El pasaje de este domingo nos ofrece un ejemplo de este carácter histórico de los Evangelios. El nítido retrato de Jairo y su petición angustiosa de ayuda, el episodio de la mujer que se encuentran de camino a su casa, la actitud escéptica de los mensajeros hacia Jesús, la tenacidad de Cristo, el clima de la gente que llora a la niña muerta, el mandato de Jesús referido en la lengua original aramea, la conmovedora solicitud de Jesús de que se dé algo de comer a la niña resucitada. Todo hace pensar en un relato que remite a un testigo ocular del hecho.

Ahora, una breve aplicación del Evangelio del domingo a la vida. No existe sólo la muerte del cuerpo, también está la muerte del corazón. La muerte del corazón existe cuando se vive en la angustia, en el desaliento o en una tristeza crónica. Las palabras de Jesús: Talitá kum, ¡muchacha, levántate!, no se dirigen por tanto sólo a chicos y chicas muertos, sino también a chicos y chicas que viven.

Qué triste es ver a los jóvenes... tristes. Y hay muchísimos a nuestro alrededor. La tristeza, el pesimismo, el no deseo de vivir, son siempre cosas malas, pero cuando se ven o se las oye expresar a jóvenes oprimen el corazón todavía más.

En este sentido Jesús sigue resucitando también hoy a chicas y chicos muertos. Lo hace con su palabra y también enviándoles a sus discípulos, quienes, en Su nombre y con Su mismo amor, repiten a los jóvenes de hoy aquel grito Suyo: Talitá kum: ¡muchacho, levántate! Vuelve a vivir.

[Traducción del italiano y adaptación: Zenit.org]
ZS06063001

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Documentación



Benedicto XVI presenta los desafíos que afronta Uruguay
Discurso al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este viernes al nuevo embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Mario Juan Bosco Cayota Zappettino, en la ceremonia de entrega de las cartas credenciales.

 

* * *



Señor Embajador:
1. Me es grato darle cordialmente la bienvenida a este acto en que me hace entrega de las Cartas Credenciales de Embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Oriental del Uruguay ante la Santa Sede. Le agradezco las amables palabras que me ha dirigido, así como el atento saludo del Señor Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez Rosas, del que se ha hecho portador. Le ruego que le transmita mis mejores deseos de bienestar personal y familiar, así como mis mejores votos de prosperidad y convivencia pacífica y solidaria para esa noble Nación.

2. En su trayectoria histórica, Uruguay ha ido asumiendo los ideales cristianos de justicia y de paz. En su seno conviven pacíficamente y con mutuo respeto diversas concepciones del hombre y su destino, sin que ello menoscabe el aprecio sincero y real por la dimensión religiosa y, en particular, por la misión de la Iglesia. Una muestra del afecto de tantos uruguayos por la Sede Apostólica es, como ha dicho Vuestra Excelencia, el imperecedero recuerdo de las dos visitas a su País de mi venerado predecesor, Juan Pablo II, que ha quedado plasmado en un monumento en el lugar donde celebró su primera Misa en Montevideo.

Desde esta perspectiva, es de esperar que la visión cristiana del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, y llamado a un destino sobrenatural, se pueda manifestar abiertamente en la educación de las nuevas generaciones. En efecto, la tarea educativa no ha de limitarse a lo meramente técnico y profesional, sino que ha de comprender todos los aspectos de la persona, de su faceta social y de su anhelo de trascendencia, que se manifiesta en una de sus más nobles dimensiones, como es el amor.

3. Los valores más altos, arraigados en el corazón de las personas y en el tejido social, son como el alma de los pueblos, que los hace fuertes en la adversidad, generosos en la colaboración leal e ilusionados en la construcción de un futuro mejor y lleno de vida, en la que todos sin excepción tengan la oportunidad de desarrollar la plena dignidad del ser humano. Por eso se ven con preocupación algunas tendencias que tratan de limitar el valor inviolable de la vida humana misma, desde su concepción hasta su ocaso natural, o de disociarla de su ambiente natural, como es el amor humano en el matrimonio y la familia. La Iglesia promueve ciertamente una "cultura de la vida", generosa y creadora de esperanza, y no sólo por motivos estrictamente confesionales. Como bien sabe, Señor Embajador, hay muchas personas eminentes, también en su País, que comparten preocupaciones similares por motivos éticos y racionales.

Con ello se relaciona, por su propia naturaleza, la cuestión de la familia, estructura esencial de la sociedad, y de la unión en matrimonio de un hombre y una mujer, según el designio impreso por el Creador en la naturaleza humana. No faltan quienes desde algunos medios de comunicación social denigran o ridiculizan el alto valor del matrimonio y la familia, favoreciendo así el egoísmo y la desorientación, en vez de la generosidad y el sacrificio necesarios para mantener vigorosa esta auténtica "célula primaria" de la comunidad humana. Fomentar la familia, ayudarla a cumplir sus cometidos indispensables, es ganar también cohesión social y, sobre todo, respetar sus propios derechos, que no pueden ser disipados ante otras formas de unión que pretendieran usurparlos.

4. Hoy día, el vasto problema de la pobreza y la marginación es un desafío apremiante para los gobernantes y responsables de las instituciones públicas. Por otro lado, el llamado proceso de globalización ha creado nuevas posibilidades y también nuevos riesgos, que es necesario afrontar en el concierto más amplio de las Naciones. Es una oportunidad para ir tejiendo como una red de comprensión y solidaridad entre los pueblos, sin reducir todo a intercambios meramente mercantiles o pragmáticos, y en la que tengan cabida también los problemas humanos de cada lugar y, en particular, de los emigrantes forzados a dejar su tierra en busca de mejores condiciones de vida, lo que a veces comporta graves secuelas en el ámbito personal, familiar y social.

La Iglesia, al considerar el ejercicio de la caridad como una dimensión esencial de su ser y su misión, desarrolla de manera abnegada una valiosa atención a los necesitados de cualquier condición o proveniencia, y colabora en esta tarea con las diversas entidades e instituciones públicas con el fin de que a nadie en busca de apoyo le falte una mano amiga que le ayude a superar su dificultad. Para ello ofrece sus recursos personales y materiales, pero sobre todo la cercanía humana que trata de socorrer la pobreza más triste, la soledad y el abandono, sabiendo que «el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en que creemos y que nos impulsa a amar» (Encíclica Deus caritas est, 31, c).

5. Señor Embajador, antes de concluir este encuentro deseo expresarle mis mejores deseos para que la misión que comienza sea fecunda y contribuya a estrechar las relaciones diplomáticas de su País con la Santa Sede, haciéndolas al mismo tiempo fluidas y cordiales. Le ruego nuevamente que se haga intérprete de mis sentimientos y esperanzas ante el Excelentísimo Señor Presidente de la República y demás Autoridades de su País, a la vez que invoco la maternal protección de la Virgen de los Treinta y Tres sobre Vuestra Excelencia, su distinguida familia, sus colaboradores y los queridos hijos e hijas uruguayos.

[Original en español
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]

ZS06063010

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Discurso del Papa a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla


CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que Benedicto XVI dirigió este jueves a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que había venido a Roma con motivo de la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo. La delegación estaba presidida por el metropolitano de Pérgamo, Ioannis (Zizioulas).


 

* * *



Queridos hermanos en Cristo:
Con alegría y sincero afecto en el Señor doy la bienvenida hoy a Su Eminencia, el metropolitano Ioannis, y a los demás miembros de la delegación que Su Santidad Bartolomé I y el Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico han enviado cortésmente con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de la Iglesia de Roma. A cada uno de vosotros os dirijo mi cordial saludo. Con gusto os recibo con las palabras del apóstol Pedro: «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra. A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor» (2 Pedro 1, 1-2). Son palabras que nos invitan a la fe común y al misterio de la salvación recibida, don que tenemos que transmitir a los hombres de nuestro tiempo. El hecho de que católicos y ortodoxos celebren en el mismo día la fiesta de los santos Pedro y Pablo recuerda la sucesión apostólica compartida y la fraternidad eclesial. Me gusta recordar que los himnos bizantinos atribuyen a Pedro un título lleno de significado, el de «protocorifeo», el primero que en el coro tiene la tarea de mantener la armonía de las voces para la gloria de Dios y el servicio de los hombres. Por tanto, os doy las gracias por haber venido a unir vuestra oración con la nuestra, animados por el común compromiso de continuar por el camino que lleva a la progresiva eliminación de toda desafinación en el coro de la única Iglesia de Cristo.

En el futuro se darán importantes ocasiones de encuentro y de diálogo fraterno. Su presencia, Eminencia, como copresidente de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre Ortodoxos y Católicos, me recuerda la sesión plenaria de esa Comisión, que se celebrará en Belgrado, en el mes de septiembre, gracias a la acogida ofrecida por el Patriarcado Ortodoxo Serbio. El diálogo reanuda de este modo su camino con una nueva etapa. Espontáneamente surge el deseo de rezar para que el Espíritu Santo ilumine y caliente nuestros corazones, refuerce la voluntad común para responder en la medida de nuestras posibilidades a la ardiente oración del Señor: «Ut unum sint» [«Que sean uno», ndr.] para que los discípulos de Cristo, unidos en la fe, anuncien juntos su Evangelio al mundo entero, para que creyendo en Él todos se salven.

Además, respondiendo a la invitación formulada por las autoridades del país, por el Patriarcado, y por la comunidad católica local, espero poder realizar una peregrinación apostólica a Turquía, país de antigua y rica cultura, país noble en el que vivieron muchos Santos Padres de nuestra tradición eclesial, teológica y espiritual. Esto me permitirá participar en las celebraciones con motivo de la fiesta de san Andrés, hermano de san Pedro. Al repetir el gesto que realizaron mis predecesores de venerada memoria, Pablo VI y Juan Pablo II, con motivo de su visita a El Fanar, será para mi una alegría visitar a Su Santidad Bartolomé I, devolviendo de este modo las agradables visitas que ha tenido la bondad de realizar aquí, en Roma. Estoy seguro de que este recíproco intercambio reforzará la fraternidad eclesial y facilitará la colaboración en nuestras iniciativas comunes. Que el Señor nos ayude a avanzar con nueva confianza hacia el día en el que podamos celebrar juntos la santa Eucaristía del Señor, como signo de plena comunión.

Con estos sentimientos cordiales, le pido, Eminencia, y a quienes le acompañan, que lleve mi fraterno saludo al Patriarca Bartolomé I y al Santo Sínodo, mientras doy gracias al Señor, que nos concede la gracia de emprender un nuevo paso en la aplicación de su voluntad de unidad y de paz.

[Traducción del original inglés realizada por Zenit
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]

ZS06063004

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Argentina: La Iglesia ante el proyecto legal sobre Ligadura de Trompas y Vasectomía
Comunicado de la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina

BUENOS AIRES, viernes, 30 junio 2006 (ZENIT.org).- Una iniciativa que pone en el punto de mira a los más pobres: así es el proyecto de ley orientado a la esterilización quirúrgica, advierte el comunicado de la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina –difundido el miércoles— que reproducimos íntegramente a continuación:

 

* * *



 

Comunicado de Prensa

La Iglesia ante el proyecto de
Ligadura de Trompas y Vasectomía




Al ser de público conocimiento que en la Cámara de Diputados de la Nación tiene avanzado estado parlamentario un proyecto de ley que propone la legalización de la ligadura de trompas y la vasectomía, queremos fijar, con claridad, cuál es el pensamiento de la Iglesia respecto de un tema que causa un daño irreparable, ya que se trata de una verdadera mutilación, altamente irreversible, particularmente para la gente de bajos recursos.

En efecto, estas intervenciones son una mutilación que privan a la persona de las funciones de un órgano sano. Por esto mismo no son terapéuticas (pues no curan una enfermedad, sino que anulan el normal funcionamiento del cuerpo) y su legalización constituye una violación al derecho humano a la integridad corporal cayendo así en una insalvable inconstitucionalidad (Pacto de San José de Costa Rica, art. 5). De convertirse en ley, el referido proyecto podría aplicarse ante la solicitud de cualquier persona, sin necesidad de que medie indicación médica alguna, ni consentimiento del cónyuge, ni autorización judicial.

En el debate generado por estas iniciativas se dice que este proyecto busca responder a supuestas necesidades de los sectores más carenciados. Sin embargo cuando se analiza esta visión, se advierte que constituye una forma de discriminación hacia los más pobres, dado que la esterilización no soluciona la pobreza, limitándose a impedir nuevos nacimientos. Los problemas económico-sociales requieren soluciones económicas y sociales, no médicas.

Lamentablemente el referido proyecto repite las soluciones del liberalismo salvaje de la década pasada, ya utilizada en otros países de la región, como lo demuestra la dolorosa experiencia internacional, logrando que dentro del marco de planificadas estrategias sanitarias, las personas más pobres se vean forzadas o condicionadas en su libertad a realizarse prácticas que las limiten de por vida y de las que, en los hechos, no podrán arrepentirse.

La responsabilidad social del legislador ante esta decisión es muy grande, pues nos encontramos frente a una ley con efectos permanentes y duraderos. Como ciudadanos de esta nación y Pastores del Pueblo de Dios llamamos a cada uno de ellos y a la ciudadanía en general, a buscar soluciones no mutiladoras sino caminos de solidaridad y de promoción humana, que sean instrumentos útiles para trabajar por el bien común y el desarrollo de las personas y las familias, respetando la dignidad e integridad del ser humano.

Buenos Aires, 28 de junio de 2006

Oficina de Prensa
Conferencia Episcopal Argentina
ZS06063020

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