Izquierda a derecha, Cuesta, Martín, Pagazaurtundúa,
Rodríguez e Iribar. / CELEDONIO
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Mujeres víctimas del terrorismo y pertenecientes a cuatro
organizaciones diferentes han reclamado ayer en la UIMP «la unidad
de los demócratas« para derrotar a ETA. Ana Iribar, Cristina
Cuesta, Concepción Martín y Natividad Rodríguez, moderadas por
Maite Pagazaurtundúa, hicieron oir su voz en un aula del Palacio
de la Magdalena para «no olvidar a los asesinados» y criticaron
las medidas de los Gobiernos central y vasco, especialmente de
este último y de los nacionalistas, que «siguen sin reconocer a
las víctimas». Exigieron un pacto de Estado contra el terrorismo.
Pagazaurtundúa rechazó, en su presentación de las ponentes, «los
intentos de hacer desaparecer a las víctimas cuando buscan su
legitimación, ya que si no hay víctimas, no hay asesinos».
La primera en intervenir fue Ana Iribar, de la Fundación que lleva
el nombre de su esposo asesinado, Gregorio Ordóñez. Recordó el
momento de su muerte, «que no fue un hecho casual« y cómo, aún
después de asesinado, se sucedieron las pintadas acusadoras en San
Sebastián e incluso la profanación de su tumba. «Han tenido que
pasar años -añadió- para que tenga una placa en el ayuntamiento
del que fue concejal y todavía la estamos pidiendo en el
Parlamento vasco, casi 13 años después». En su opinión «el
consuelo debe llegar cercano al dolor porque ahora el tiempo ha
pasado».
Cristina Cuesta, del Colectivo Víctimas del Terrorismo del País
Vasco, afirmó que «la voz de las víctimas existe y es un logro de
la democracia, que en otros países no se ha producido». Explicó
las dificultades de vivir en el País Vasco para las víctimas y
reconoció que tanto ella como otra portavoz de su organización
viven fuera. «Hacemos lo que podemos -dijo-, pero el miedo
existe». De otro lado, pidió que se estudien con rigor las
consecuencias del terrorismo y que se tenga claro que lo que ETA
está defendiendo es un proyecto político totalitario.
Cuesta destacó todas las 'luces' de las asociaciones de víctimas,
aunque en el capítulo de 'sombras' se refirió a la desunión de las
organizaciones de las víctimas. Además, anunció el proyecto de ley
que prepara el Gobierno vasco para la atención y reconocimiento de
las víctimas, al que criticó por su «falta de concreción».
Concepción Martín , de la Asociación Víctimas del Terrorismo, AVT,
y esposa de un militar -la primera victima mortal tras la
anteúltima tregua- reivindicó la memoria para no olvidar a los
asesinados y recordó que cuando murió su marido se deshizo de sus
uniformes, pero no así de su recuerdo. «Necesitamos la memoria
para derrotar a ETA. Es el cincel para golpear la ignominia».
Criticó la manipulación que se hace de las víctimas y en especial
de algunas organizaciones como la suya. «Nos llaman peperos y
fascistas», apuntó. En su opinión, las víctimas «no nos merecemos
el castigo que nos imponen».
Por último, Natividad Rodríguez Lajo, viuda de Fernando Buesa y de
la Fundación con el nombre de su esposo, reclamó «la unidad de los
demócratas para acabar con ETA» y rechazó las calificaciones
políticas de las organizaciones de victimas. «Queremos la paz y la
libertad de expresión, pero también en el País Vasco, que es donde
nacimos mi marido y yo y donde viven nuestros hijos y nietos»,
comentó. Deseo lograr que «nadie sufra más por el terrorismo».
Filosofía para un tiempo global. Ética y política
La portavoz del Colectivo de Víctimas del terrorismo (COVITE),
Cristina Cuesta, acusó ayer al obispo de San Sebastián, Juan María
Uriarte, de «humillar» a las víctimas del terrorismo por su
discurso de ayer en una misa en el municipio de Azpeitia. En
respuesta a las preguntas del público al término de la mesa
redonda «La voz de las víctimas» del seminario ' 'Terrorismo y
seguridad: amenazas y respuestas' Cuesta criticó que Monseñor
Uriarte se refiriera al «sufrimiento por la confrontación». «¿Qué
confrontación? Yo no me he confrontado con nadie, no he sacado una
pistola en mi vida», dijo, recordando que «tampoco se confrontó»
su padre, que falleció en un atentado.
De otro lado, Cristina Cuesta lamentó el uso del término
«exiliados» por parte del obispo. «Es un discurso legitimador del
nacionalismo, porque para él los 'exiliados' son los huidos de la
Justicia, son ellos en los que está pensando», consideró.
Para la portavoz de Covite, monseñor Uriarte «es un obispo con
mucho predicamento en la comunidad y poder real». «El obispo tiene
posibilidad real de consolar a las víctimas y a la mayoría de las
víctimas no las consuela», lamentó.
Para Cristina Cuesta lo sucedido ayer en Azpeitia es una
«dramatización del drama vasco», con las familias de los presos a
la puerta de la iglesia, el lehendakari «aplaudiendo al obispo» y
el alcalde del pueblo, de ANV, «presentándole la propuesta de ETA-Batasuna
al lehendakari», mientras a las víctimas «casi ni se les
menciona».