Los seguidores de Hut abarrotaron un estadio de fútbol.
Las mujeres y los niños, muchos, separadas de los hombres.
/ EFE
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Cerca de cien mil voces se unieron ayer en Yakarta en un clamor
que pedía el establecimiento del Califato, un macroestado musulmán
regido por la ley sharía que unificaría los territorios islámicos
bajo el imperio del sagrado Corán y que abarcaría España.
Miles de musulmanes entonaban al unísono consignas como 'Alahu
Akbar'(Alá es grande) y '¿Califato ! ¿ Califato !', en un estadio
de fútbol lleno hasta los topes de fervor islámico con motivo de
la Conferencia Internacional del Califato .
La reunión fue organizada por Hibz ut Tahrir (HuT, Partido de la
Liberación), organización islamista ilegalizada en varios países
europeos, norteafricanos y de Oriente Medio por sus posturas
extremistas.
Los entusiasmados asistentes hacían la ola como si de un partido
de fútbol se tratase, se adornaban con pañuelos palestinos o
fulares verdes con citas del Corán y ondeaban banderas blancas y
negras en una fecha que consideran marca el aniversario de la
destrucción del Califato, el día 28 rajab de 1428 del calendario
islámico, en el que el sultanato otomano llegó a su fin en la
actual Turquía.
Según los organizadores, esta es la conferencia con mayor número
de asistentes de las celebradas por la HuT en distintas partes del
mundo para reclamar el restablecimiento del Califato, un sistema
que colocaría a todos los musulmanes bajo un único mandato de un
Califa, que gobernaría en base a las leyes islámicas.
También España
«El Califato es un sistema político islámico para establecer la
sharía no sólo para los musulmanes, sino para todo el mundo»,
declaró a Efe Ismail Suyanto, portavoz de HuT en Indonesia.
Según él, «España también debería estar dentro del Califato: es un
país que ha estado más de 700 años bajo un Gobierno islámico y, en
ese período, los habitantes vivían con prosperidad y convivían
pacíficamente tres religiones».
Aunque reconoce que en la actualidad en España la población
musulmana es minoritaria, entiende que el objetivo es «establecer
el Califato, explicar a los españoles lo que es la sharía y
convencerles de que se conviertan al Islam. Este cambio llevará
tiempo, pero puede hacerse».
Suyanto insistió en que su organización busca un cambio en el
sistema de gobierno de multitud de países pero de forma pacífica y
aseguró que HuT «condena el terrorismo, pero depende de qué tipo».
«Condenamos atentados como los de Bali, llevados a cabo por grupos
radicales, pero estamos de acuerdo con los ataques que se llevan a
cabo en países como Palestina o Irak: eso no es terrorismo, es la
Yihad», explicó Suyanto, y añadió que «el Islam nos permite
vengarnos de los ataques de potencias que ocupan nuestros
territorios».
Normalidad en la jornada
La jornada transcurrió con normalidad y las fuerzas policiales se
dedicaron básicamente a organizar el tráfico, colapsado por las
docenas de autobuses que esperaban a la salida del estadio de
Senayan, en la capital indonesia.
Suyanto y los demás ponentes arrancaron gritos entusiasmados a los
miles de asistentes con consignas islámicas y duras críticas a
Occidente, el capitalismo, el secularismo, la falta de ética, el
imperialismo y la represión que a sus ojos sufre el mundo
musulmán.
Decenas de jóvenes y niños desfilaron por el césped del estadio
portando banderas con escrituras árabes y carteles con los nombres
de los 57 países de mayoría musulmana con los que HuT entiende que
se debería iniciar un Califato que, posteriormente, se extendería
por todo el mundo.
A la Conferencia faltaron tres de los ponentes invitados: el
australiano Syeikh Al Wah-Wah y el británico Imran Waheed,
miembros de HuT a los que las autoridades denegaron la entrada al
país y deportaron según aterrizaron en Yakarta, y el controvertido
clérigo Abu Bakar Baasyir, al que la Policía le prohibió
participar por temor a que su violento discurso enardeciese
demasiado al público.
«El capitalismo estropea el mundo. El califato es la solución»,
rezaban algunos carteles, mientras que en otros se leía «Ha
llegado el momento de que gobierne el califato» y frases instando
a la unidad de todos los musulmanes.
Entre el apasionado público abundaban las mujeres, sentadas con
sus hijos en secciones separadas de las de los hombres y cubiertas
todas con la versión del velo islámico típica de Indonesia, que
deja a la vista únicamente el círculo del rostro y tapa el pelo,
cuello, brazos y pecho.
¿Dónde está España?
A la salida, muchos reconocían no tener claro donde estaba España,
aunque hablaban con pasión del Califato de Córdoba como medio para
solucionar los problemas que acosan a los musulmanes en el mundo.
«No se si has oído hablar de Córdoba», dijo a Efe el joven Iswando,
que aseguró que Al Andalus era «un Califato de paz y prosperidad,
donde nadie era pobre y todos vivían en armonía. Tenemos que
restaurarlo».