“Aborto selectivo”

Permalink 28.08.07 @ 23:34:41. Archivado en Cultura de la vida

Las palabras describen el mundo; no son exactamente pinturas de la realidad, pero ayudan, como signos, a referirse a ella. La realidad siempre excede al lenguaje; la realidad es más compleja, más matizada, más difícil de comprender y de calibrar.

A veces las palabras se juntan y pasan a designar aspectos nuevos de lo que existe: “amor materno”; “confianza ciega”; “fe inquebrantable”; “atracción fatal”; “corrupción endémica”, etc. Estos combinados abarcan todas las posibilidades de la lógica; hasta las contradicciones y las aserciones absurdas.

“Aborto selectivo” une, en una misma expresión, dos cosas, no necesariamente antagónicas. La interrupción del embarazo, por causas deliberadamente provocadas, puede obedecer a una selección; a una elección; a una separación y preferencia.

Supongamos un embarazo múltiple; por ejemplo, de gemelos. La selección, a la hora de abortar, equivale a optar por la desaparición de uno de ellos, sustituyéndolo por otro que se estima dotado de condiciones superiores.

El darwinismo de fondo puede complacer la mirada de un ganadero, que busca mejorar la raza. ¿Puede resultar aceptable para unos padres? ¿Para unos médicos? ¿Cabe hacer selección entre humanos? ¿Cuáles serían los criterios para escoger? ¿La belleza, la fortaleza, la salud, el color de los ojos, el tamaño?

Hoy nuestros hospitales parecen granjas. A los niños se los selecciona. Unos, están destinados a nacer. Otros, a la cubeta de los desperdicios. Nada impide esta discriminación, esta exclusión, esta postergación. Las leyes, en determinados supuestos, la amparan. Las costumbres, también. Y el silencio de una sociedad adormecida calla, como buen silencio.

¿Con qué derecho se subleva uno frente a un trato vejatorio destinado a los de otra raza, a los de otra religión, o a los de otra tendencia política? ¿Por qué frenarse ante el “otro”, si admitimos que, según qué otro, podemos librarnos de él sin complicaciones legales ni de conciencia?

Todo aborto provocado es “selectivo”. El criterio es, en el fondo, siempre el mismo: el yo frente al tú, la fuerza frente a la debilidad, el egoísmo frente al amor. Y toda discriminación injusta, si es debidamente orquestada, termina por ser tolerada, asumida, vista incluso como buena. Hasta se llega a defender, profanando la justicia, el derecho a discriminar, a preferir. Eso sí, muy selectivamente.

Guillermo Juan Morado.