ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 11 de julio de 2009


 

La campaña de recaudación de fondos de 2009 ha terminado.

Aún están llegando cheques, por lo que todavía no podemos comunicar el resultado final de la campaña. Les informaremos en cuanto el balance final esté listo.

Deseamos hacer llegar nuestro profundo agradecimiento a todos los lectores que han enviado su donativo, así como a todos los que nos han mandado mensajes de solidaridad asegurando sus oraciones por el éxito de la campaña.
Todo este apoyo nos da fuerzas y nos anima enormemente para seguir adelante en nuestro trabajo.

Puede encontrar el mapa de donativos 2009 en: http://www.zenit.org/donations/spanish/info/map

Todavía es posible mandar donativos a través de: http://www.zenit.org/spanish/donativos.html

 

¡ Muchas gracias de parte de todo el equipo de ZENIT !

 



ESPIRITUALIDAD
Evangelio del domingo: Discípulos en "prácticas"

DOCUMENTACIÓN
"Caritas in veritate": Una encíclica para América Latina
Carta abierta dirigida a Benedicto XVI en nombre de los pobres
"Caritas in veritate": Esperanza y realismo
Venezuela: El proyecto de igualdad de género atenta contra los derechos
Exhortación de los obispos de Venezuela ante la actualidad
Los obispos de Panamá ante la nueva etapa que comienza el país

 


Espiritualidad


Evangelio del domingo: Discípulos en "prácticas"

Por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca

 

HUESCA, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario al Evangelio de este domingo (Marcos 6,7-13) XV del tiempo ordinario, redactado por monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, obispo de Huesca y de Jaca.



 

* * *

 Los discípulos habían escuchado detenidamente al Maestro muchas veces. Le habían visto actuar. Seguramente que se sentían orgullosos de Jesús y hasta de ellos mismos: ¡no era nada pertenecer al grupo de seguidores del Maestro de moda! A un cierto punto Jesús les sorprende con una insólita decisión: enviarles misioneramente a Palestina.

Si en el tiempo de lo s preparativos ellos hubieran imaginado el desenlace o acaso la estrategia a seguir, posiblemente la hubieran organizado de un modo muy diferente. ¿Cómo se presentarían ante los demás precisamente ellos, los discípulos de Jesús? No sería de extrañar que hicieran cábalas arrogantonas y algo triunfalistas, quienes en otro momento aspiraban a ocupar un puesto a la derecha y a la izquierda de Jesús cuando éste llegase a la casa del Padre, quienes no dudaban en pedir que un ángel echase azufre a los que no pertenecían a su círculo estrecho, o quienes cortaban la oreja a todo guardia que se moviese en el trance del apresamiento de Jesús.

Jesús los equipó con otro tipo de ropaje y con otro estilo de misión: irían de dos en dos, lo suficiente para que se apoyen y sostengan en los contratiempos; con poder sobre los espíritus inmundos; y con un avituallamiento realmente pobre y humilde: un bastón, una túnica y sandalias, sin pan, ni bolsa, ni dinero en el cinturón.

Era como hacer las "prácticas" de discípulo tras haber vivido y convivido con el Maestro. Y al igual que sorprendería Él a quienes esperaban de su mesianismo otra cosa, como por ejemplo un mesías guerrillero, antirromano, celoso e intransigente con las prescripciones de la ley..., seguramente que también sorprendería este estilo misionero casi ingenuo y naïf de los discípulos de Jesús.

La tentación siempre es la misma: o nos escondemos en las sacristías y decimos que ya actuará el Señor, o nos armarnos hasta los dientes con las armas al uso (sean bélicas, o dialécticas, o de presión, o de intolerancia varia...), para imponer la Buena Noticia del Reino. Nunca ha sido ése el camino, ni siq uiera durante las "prácticas" de aquellos primerísimos cristianos. Hay que actuar, hay que sacar la fe a la plaza pública y proclamarla con el lenguaje de la vida. Pero como hicieron entonces los discípulos de Jesús, hay que ir en su Nombre y sabiéndonos por Él enviados: predicar el arrepentimiento y la conversión, la gozosa posibilidad de volver a empezar, de dirigir nuestra mirada a Dios y adherirnos a su Verdad sobre nosotros y sobre la historia toda, echar los mil demonios que nos endiablan dividiéndonos por dentro y enfrentándonos por fuera, y ungir a los dolientes de todos los sufrimientos con el dulce bálsamo de la paz y la esperanza.



 


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Documentación


"Caritas in veritate": Una encíclica para América Latina

Por Leonidas Ortiz, director del Observatorio Pastoral del CELAM

 

BOGOTÁ, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el análisis que ha escrito el sacerdote Leonidas Ortiz , director del Observatorio Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) sobre la recién publicada encíclica de Benedicto XVI "Caritas in veritate" (CIV).

* * *



 

Cuando se publicó la "Populorum Progressio", todos los pueblos en desarrollo, vieron en esta carta de Pablo VI una espléndida forma de apli car el Concilio Vaticano II, particularmente la Gaudium et Spes, a nuestra convulsionada realidad.

Lo mismo sucede ahora. En la Encíclica "Caritas in Veritate" vemos explícita la preocupación de Benedicto XVI por los países en desarrollo, y muy especialmente, por nuestra región latinoamericana y caribeña.

Veamos en qué forma responde la última Carta del Para a nuestra realidad.

1.   Frente al atraso de nuestros pueblos:

"la caridad en la verdad", impulsora de un auténtico desarrollo.

"La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad" (CIV 1).

2.   Frente a sistemas políticos endebles:

la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz.

Aunque no es necesario que el Estado tenga las mismas características en todos los sitios, Benedicto XVI, dentro de una visión articulada del desarrollo, pide, desde el punto de vista político, "la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz". (CIV 21).

Es urgente que el fortalecimiento de los sistemas constitucionales débiles vaya acompañado por el desarrollo de otras instancias políticas no estatales, de carácter cultural, social, territorial o religioso. (CIV 41)

3.   Frente a los conflictos internos y externos:

promover un diálogo sustentado en valores, escuchando la voz de las poblaciones interesadas.

Para que esos esfuerzos a favor de la paz produzcan efectos duraderos, "es necesario que se sustenten en valores fundamentados en la verdad de la vida. Es decir, es preciso escuchar la voz de las poblaciones interesadas y tener en cuenta su situación para poder interpretar de manera adecuada sus expectativas. Todo esto debe estar unido al esfuerzo anónimo de tantas personas que trabajan decididamente para fomentar el encuentro entre los pueblos y favorecer la promoción del desarrollo partiendo del amor y de la comprensión recíproca. Entre estas personas encontramos también fieles cristianos, implicados en la gran tarea de dar un sentido plenamente humano al desarrollo y la paz". (CIV 72)

4.   Frente una visión antropológica inadecuada:

una evangelización que promueva el desarrollo integral de la persona.

 "Toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre". "El auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones. (CIV 11)

5.   Frente a la crisis que viven nuestras comunidades:

una visión articulada del desarrollo y una nueva síntesis humanista.

Además de presentar la visión articulada del desarrollo que tenía Pablo VI (CIV 21), el Papa se refiere a la crisis por la que pasa el mundo de hoy, la cual requiere comprensión unitaria y una nueva síntesis humanista.

6.   Frente al desprecio por la vida humana:

la apertura a la vida, la cual está en el centro del verdadero desarrollo

"La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca. Fomentando la apertura a la vida, los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, evitar el empleo de ingentes recursos económicos e intelectuales para satisfacer deseos egoístas entre los propios ciudadanos y promover, por el contrario, buenas actuaciones en la perspectiva de una producción moralmente sana y solidaria, en el respeto del derecho fundamental de cada pueblo y cada persona a la vida". (CIV 28)

7.   Frente al ateísmo práctico, al fanatismo y al indiferentismo religioso:

afirmar la presencia de un Dios que es garante del verdadero desarrollo de la persona y de los pueblos.

"Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre en cuanto, habiéndolo creado a su imagen, funda también su dignidad trascendente y alimenta su anhelo constitutivo de «ser más»". (CIV 29)

"Aquí se hace indispensable la colaboración entre las diferentes religiones: "La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural, social, económica y, en particular, política. La doctrina social de la Iglesia ha nacido para reivindicar esa «carta de ciudadanía» de la religión cristiana" (CIV 56).

8.   Frente a un desarrollo sin alma:

estimular la vivencia de un amor rico en inteligencia y de una inteligencia llena de amor.

"Sin el saber, el hacer es ciego, y el saber es estéril sin el amor. En efecto, «el que está animado de una verdadera caridad es ingenioso para descubrir las causas de la miseria, para encontrar los medios de combatirla, para vencerla con intrepidez». (CIV 30)

9.   Frente a la inequidad social:

dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.

De América Latina se dice que es el subcontinente más inequitativo del planeta. Benedicto XVI afirma que "el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad" (CIV 34). "Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave" (CIV 35). Urge una "apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión" (CIV 39).

10.      Frente a las graves distorsiones de la economía:

una ética financiera internacional y responsabilidad social de la empresa

La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona (CIV 45). Las dinámicas económicas internacionales están afectadas por graves distorsiones y disfunciones, que requieren también cambios profundos en el modo de entender la empresa. La gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia. (CIV 40)

11.      Frente al creciente fenómeno del desempleo:

fortalecer una política de un empleo decente para todos y todas

"Pero ¿qué significa la palabra «decencia» aplicada al trabajo? Significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación". (CIV 63)

12.      Frente a una globalización de corte neoliberal:

favorecer una integración planetaria de orientación personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia

"Cuando se entiende la globalización de manera determinista, se pierden los criterios para valorarla y orientarla. Es una realidad humana y puede ser fruto de diversas corrientes culturales que han de ser sometidas a un discernimiento. La verdad de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien. Por tanto, hay que esforzarse incesantemente para favorecer una orientación cultural personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia, del proceso de integración planetaria". (CIV 42)

13.      Frente a la pobreza de los pueblos en desarrollo:

promover u na cooperación internacional que tenga en cuenta la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto

El Papa destaca la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados (CIV 49). La cooperación para el desarrollo no debe contemplar solamente la dimensión económica; ha de ser una gran ocasión para el encuentro cultural y humano. (CIV 59)

 "La cooperación internacional necesita personas que participen en el proceso del desarrollo económico y humano, mediante la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto. (CIV 47)

14.      Frente al deterioro de la ecología:

se hace necesaria una alianza entre e l ser humano y el medio ambiente

Eso comporta «el compromiso de decidir juntos después de haber ponderado responsablemente la vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos». (CIV 50)

15.      Frente al fenómeno de los desplazados y de los migrantes:

tener en cuenta su cultura, sus valores y su contribución al desarrollo del país que los acoge

"Como es sabido, es un fenómeno complejo de gestionar; sin embargo, está comprobado que los trabajadores extranjeros, no obstante las dificultades inherentes a su integración, contribuyen de manera significativa con su trabajo al desarrollo económico del país que los acoge, así como a s u país de origen a través de las remesas de dinero. Obviamente, estos trabajadores no pueden ser considerados como una mercancía o una mera fuerza laboral. Por tanto no deben ser tratados como cualquier otro factor de producción. Todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación". (CIV 62)

16.      Frente a los nuevos desafíos en la comunidad internacional:

promover la reforma la ONU y dar una voz eficaz a las naciones más pobres

"Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se d&e acute; una concreción real al concepto de familia de naciones. Y se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger y dar también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres". (CIV 67)



 


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Carta abierta dirigida a Benedicto XVI en nombre de los pobres

Del padre Joaquín Alliende ante la encíclica "Caritas in veritate"

 

KÖNIGSTEIN, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la carta abierta que ha enviado a Benedicto XVI tras la publicación de su encíclica "Caritas in veritate" el sacerdote chileno Joaquín Alliende, presidente internacional de la asociación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada y miembro del Consejo Pontificio "Cor Unum". 

 



 

CARTA ABIERTA 

Santo Padre, por mi trabajo, tengo el don de escuchar el clamor de los pobres de más de 140 países. Me permito hablarle en nombre de ellos. Gracias por su grito cont ra el escándalo de la injusticia. Gracias por mostrarnos el camino de la esperanza que no es otra ilusión más, otra aventura hacia un nuevo fracaso. Gracias por su encíclica "Caritas in veritate". Sus palabras proclaman que la pobreza y la desigualdad en el mundo no son un hecho fatal, una catástrofe de la naturaleza. Usted nos urge a tomar conciencia de nuestra libertad. Despierta nuestra responsabilidad para plasmar un siglo XXI en la paz que nacerá de la verdad y la justicia. Usted nos comunica la sabiduría de Cristo. Nos muestra el amor inteligente, racional y eficaz. Su carta abre el horizonte de la fraternidad práctica y sólida. En ella, resplandece la verdad esencial de la amistad humana. En su encíclica responde a nuestras preguntas claves: los habitantes de la tierra ¿pueden vivir como hermanos?; el más nec esitado ¿puede ocupar el primer lugar entre todos?; ¿cómo podríamos ser hermanos, sin ser cada uno, hijo del Dios vivo? Tras el descalabro de la crisis financiera, usted señala que la justicia solidaria no se establece sólo haciendo un ajuste monetario. Más allá del cambio de leyes y reglamentos, usted reclama una firme decisión ética, en la convivencia nacional y global. Usted se atreve a exigir, además, el espacio de la fraternidad gratuita y creativa. A los dirigentes del mundo, les propone el Evangelio como alma de la economía del tiempo futuro. Gracias, Santo Padre, por su crudo realismo y por la verdad del amor sin transacciones.

Respetuosamente,  

Padre Joaquín Alliende


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"Caritas in veritate": Esperanza y realismo

Por Giovanni Maria Vian, director de "L'Osservatore Romano"

 

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito Giovanni Maria Vian, director de "L'Osservatore Romano" ante la publicación de la encíclica "Caritas in veritate".



 

* * *



 

Realismo y esperanza, a pesar de la crisis económica mundial. En brevísima síntesis, o mejor, según una primera lectura sumaria de un texto tan importante y rico como ha sido larga su elaboración, eso es la tercera encíclica de Benedicto XVI. Continúa una tradición de documento s papales iniciada en 1891 con la célebre Rerum novarum de León XIII y luego desarrollada con vigor en 1931 por las dos encíclicas de Pío XI sucesivas a la gran depresión económica y financiera que se había manifestado dos años antes:  la Quadragesimo anno y la casi desconocida Nova impendet  sobre  la  gravedad de la crisis y sobre la locura de la carrera de armamentos, que ya entonces puso de manifiesto una percepción certera de un problema todavía actual, hasta llegar  a  las  enseñanzas  sociales  de Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.

En esta serie se inserta la Caritas in veritate, subrayando, también en este ámbito, la continuidad entre la tradición  anterior  y la sucesiva al Vaticano ii. Remitiéndose de modo particular a las encíclicas de su predecesor y sobre tod o a las dos últimas del Papa Montini, que cuarenta días antes de su muerte Pablo VI recordó como especialmente expresivas de su pontificado:  la Populorum progressio, punto de referencia continuo y casi sobreentendido de este documento de Benedicto XVI, y la Humanae vitae, cuya lectura social también se recoge explícitamente, como hace cuarenta años sucedió sobre todo en el tercer mundo frente al aluvión de críticas, incluso dentro de la Iglesia, que en las ricas sociedades occidentales se desencadenaron sobre la encíclica de Pablo VI y parecía que la iban a arrollar.

Lo que sostiene toda la estructura de la Caritas in veritate, dirigida de modo desacostumbrado a los católicos y "a todos los hombres de buena voluntad", es la relación entre los dos términos del título, unidos con tanta fuerza que de esa relación deriva la posib ilidad de un desarrollo integral de la persona y de la humanidad, el cual sólo queda asegurado por la "caridad en la verdad", es decir, por el amor de Cristo. Lo muestra claramente la introducción. Dentro de este marco teológico, la encíclica traza una summa socialis vigilante y actualizada, que desmiente -si fuera necesario aún- la imagen de un Papa sólo teólogo encerrado en sus aposentos y, en cambio, confirma que Benedicto XVI está atento, como teólogo y pastor, a la realidad contemporánea en todos sus aspectos.

Así pues, en el texto destaca a primera vista la atención a los fenómenos de la globalización y la tecnocracia, de por sí neutros, pero sujetos a degeneraciones a causa -"en términos de fe", aclara el Papa- del pecado de los orígenes. Sin embargo, una mirada menos fugaz capta la confianza en la posibilidad de un desa rrollo realmente humano, que ya Pablo VI veía encerrado en el plan de la divina Providencia, y signo, de algún modo, del camino progresivo de la ciudad del hombre hacia la de Dios. Por tanto, la actitud de Benedicto XVI no puede tacharse a priori de pesimista, como algunos quisieran, pero tampoco se puede definir un optimismo ingenuo e irresponsable, porque se funda más bien en la confianza típicamente católica en una razón abierta a la presencia de lo divino.

Así, las esferas económica y técnica pertenecen a la actividad humana y no se deben demonizar, pero tampoco hay que dejarlas sin regulación, porque deben estar vinculadas al bien común, es decir, gobernadas desde el punto de vista ético. Para limitarse a un solo ejemplo, el mero fenómeno de la globalización de por sí no hace a los hombres hermanos; por eso es evidente que son necesarias reglas y lógicas q ue la regulen.

Así pues, si la dimensión económica puede -más aún, debe- ser humana, y si el momento histórico es propicio para abandonar ideologías que, sobre todo en el siglo pasado, sólo dejaron ruinas tras de sí, entonces realmente ha llegado el momento de aprovechar la ocasión que brinda la crisis mundial para salir de ella todos juntos:  los creyentes juntamente con las mujeres y los hombres de buena voluntad. En efecto, a todos escribe el Papa que es necesario vivir como una familia, bajo la mirada del Creador.


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Venezuela: El proyecto de igualdad de género atenta contra los derechos

Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana

 

CARACAS, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el Comunicado que ha emitido la Conferencia Episcopal Venezolana ante el proyecto de ley orgánica para la equidad y la igualdad de género.

 

 

COMUNICADO DE LA CEV ANTE EL PROYECTO DE LEY ORGANICA

PARA LA EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO

 



 

Los Obispos y Arzobispos que conformamos la Conferencia Episcopal Venezolana, en nuestra condición de pastores de un pueblo mayoritariamente cristiano, deseosos de iluminar el delicado tema  de los valores y principios de la fe cristiana  hacemos public o nuestro interés en participar en el debate suscitado por el proyecto de Ley Orgánica para la equidad e igualdad de género presentado y discutido en  la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.

Aun cuando el Proyecto de Ley plantea entre sus objetivos desarrollar  principios de igualdad y solidaridad y fortalecer el respeto a los derechos humanos de hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes, tenemos fundadas razones para afirmar que en él se cometen graves violaciones y daños irreparables a derechos y estructuras fundamentales de la sociedad venezolana reconocidos y garantizados en nuestro texto Constitucional.

Frente a los graves daños que ya ha estado sufriendo el matrimonio y la familia por el deterioro económico,  social y moral y por el impacto de una cultura pan sexual que atenta contra su estructura social y jurídica,&n bsp; se suma este nuevo intento legislativo de la Asamblea Nacional, que la Iglesia católica, lo mismo que otras iglesias cristianas hermanas y otros credos, ve con suma preocupación.

El nuevo Proyecto legislativo de Igualdad y equidad de género atenta gravemente contra derechos consagrados y protegidos por nuestra Constitución Nacional: concretamente las instituciones del matrimonio y la familia y el interés superior de niños, niñas y adolescentes consagrados en los artículos 75, 76, 77 y 78 de la Carta Magna al legitimar uniones del mismo sexo, otorgándoles  los mismos efectos jurídicos y patrimoniales que a los del matrimonio; en el  proyecto de la nueva ley estos derechos quedan jurídicamente vulnerados. Igualmente desconoce la protección constitucional al derecho a la inviolabilidad de la vida humana, sea por medios anticonceptivos o por el aborto.

La Iglesia proclama, al igual que nuestra Constitución Nacional, la primacía y la inviolabilidad de los derechos humanos: la dignidad de la persona y el derecho inviolable a la vida humana. Ese derecho natural, superior a  cualquier ley humana, exige de los Estados la obligación de defender la vida humana. Este derecho fundamental y primero es consagrado en nuestra Constitución cuando dice que "la vida humana es inviolable y el Estado tiene la obligación de protegerla" (Art.43, 76).

La Institución natural del Matrimonio como institución de derecho natural, consagrado en nuestras leyes como unión de un hombre y una mujer; y la institución de la familia  como una comunión de amor, de respeto, de fidelidad y de auxilio mutuo, conformada por padre, madre, hijos e hijas, son  reconocidos y protegidos por el Estado de conformidad a los artículos 75 y 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Cuando la institución del Matrimonio y de la familia, que son los pilares de una sociedad, están amenazados por situaciones  sociales, económicas, ideológicas o jurídicas, las diversas instituciones de la sociedad deben ponerse en movimiento para su defensa. En consecuencia es legítima la reacción y el rechazo de la sociedad cuando se pone en peligro la dignidad de la persona humana y los derechos que le son inherentes, como el de gozar  de una estructura familiar constituida por un hombre y una mujer y sus hijos. 

Como responsables de la pastoral de la familia convocamos a todos los hombres y mujeres de Venezuela a una actitud vigilante de estudio y discusión de este nuevo proyecto de Ley  que de ser aprobado  comprometería gravemente  el  futuro  de nuestra sociedad; e invitamos a trabajar y hacer proposiciones que contribuyan  a la dignificación de la persona humana y  rechacen  cuanto contribuya al debilitamiento de derechos tan fundamentales como: dignidad y respeto a la persona humana y la estructura natural del matrimonio y la familia. Urge igualmente salvaguardar el derecho de todo niño, niña y adolescente a ser formados y educados en el seno de su familia natural.  El futuro de nuestra sociedad depende del respeto y protección que se garantice al matrimonio y la familia, instituciones consideradas fundamentales en todos los pueblos.

Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela. 

Caracas 10 de julio de 2009



 


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Exhortación de los obispos de Venezuela ante la actualidad

"Vivan en el amor de Cristo" (Cf. Efesios 4, 15)

 

CARACAS, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la exhortación de la Conferencia Episcopal Venezolana en la XCII asamblea plenaria ordinaria emitida el 10 de julio con el título "Vivan en el amor de Cristo" (Cf. Efesios 4, 15).



 

* * *



 

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela, al concluir nuestra nonagésima segunda Asamblea Plenaria Ordinaria, compartimos con toda la Iglesia en Venezuela la experiencia de habernos encontrado en el pasado mes de junio en el centro de la unidad católica, Roma, venerando los sepulcros de San Pedro y San Pablo, y reiterando nuestra comunión con el Vicario de C risto, el Papa Benedicto XVI; la culminación del Año Paulino, el comienzo del Año Sacerdotal en el contexto de la puesta en práctica del Concilio Plenario de Venezuela y la Misión Continental.

VISITA AD LIMINA APOSTOLORUM

Los Arzobispos y Obispos de Venezuela nos trasladamos a Roma donde permanecimos desde el 1° al 19 de junio, con el fin dar razón del trabajo pastoral que juntamente con los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, realizamos en nuestras iglesias particulares, cumplir con el mandato quinquenal de la Visita a los sepulcros de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, mostrar nuestra adhesión y comunión con el sucesor del apóstol Pedro, reconociendo de una manera palpable su jurisdicción universal, dando también cuenta de la disposición de las iglesias particulares  para recibir sugerencias y orientaciones.

Durante la visita, que vivimos como un acontecimiento de fe, tuvieron lugar celebraciones litúrgicas, encuentros con el Santo Padre y con 28 organismos de servicio pastoral de la Santa Sede. Celebramos la eucaristía en cada una de las Basílicas Mayores: San Pedro, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. En estas eucaristías concelebraron con nosotros los sacerdotes venezolanos que estudian en Roma y participaron religiosos y laicos de nuestra tierra. Cada uno de los Obispos tuvo un encuentro personal y privado con el Papa para hablar sobre el trabajo pastoral en la propia diócesis. Hemos constatado su cercanía y sencillez y quedamos gratamente impresionados por el conocimiento que el Santo Padre tiene de Venezuela y de cada una de nuestras iglesias particulares.

Uno de los momentos más significativos fue el encuentro con el Santo Padre. En la audiencia general el Presidente de la Conferencia Episcopal dirigió un saludo al Papa, presentándole la situación en la que la Iglesia en Venezuela desarrolla su tarea pastoral y los retos que debe enfrentar. El Santo Padre nos dirigió un discurso en el que alentó a todos los miembros de nuestra Iglesia y a nosotros como pastores a mirar el futuro con confianza en el Señor resucitado, que por medio de su Espíritu, nos fortalece y anima, indicándonos al mismo tiempo algunos aspectos importantes para la labor pastoral en Venezuela.

Somos portadores de la bendición y palabras de aliento de Su Santidad en las que nos invita a afrontar nuestra labor pastoral en medio de numerosos retos cada vez más difíciles. El Santo Padre nos animó a cultivar una más estrecha comunión afectiva y efectiva entre nosotros, a prestar una atención especial a los sacerdotes, a tener un particular interé ;s por los seminaristas, y a iluminar y promover la participación de los laicos, llamados a ordenar las realidades temporales de modo que respondan al designio amoroso de Dios. Asimismo nos confió de modo particular a quienes pasan necesidad, fomentando las múltiples iniciativas en servicio de los pobres.

La difusión de los más genuinos valores cristianos invita a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social. Finalmente, son un acicate a la labor de nuestra iglesia las palabras conclusivas del Papa: "contáis con mi apoyo, solicitud y cercanía espiritual. Y os pido que llevéis mi saludo afectuoso a todos los miembros de vuestras iglesias particulares". Esta Visita ad Limina nos ha fortalecido profundamente en nuestro ministerio episcopal, en la fraternidad episcopal, la comunión con el sucesor de Pedro y el servicio a nuest ro pueblo en la defensa y promoción de los derechos humanos fundamentales.

Durante esos días visitamos  la Cartuja de la Farneta, en Lucca, Italia, en donde ingresaron con el propósito de ser monjes, primero el Siervo de Dios Dr. José Gregorio Hernández y posteriormente Mons. Salvador Montes de Oca, caroreño y II Obispo de Valencia, fusilado por el ejército nazi. Fue una vivencia de profunda espiritualidad, que nos estimula a seguir promoviendo la causa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández y a iniciar la de nuestro obispo mártir.

     DEL AÑO PAULINO AL AÑO SACERDOTAL

Al terminar nuestra Visita ad Limina, tuvimos la oportunidad de participar en la apertura del Año Sacerdotal, cuyos límites fijó el Santo Padre entre el 19 de junio de 2009,  Solemnidad del Sagrado Coraz&oac ute;n de Jesús, y el 19 de junio de 2010. La ocasión de esta celebración es la conmemoración de los 150 Años de la muerte del sacerdote Juan María Vianney (1789-1859), nacido en Francia  y conocido en el mundo entero como el "Santo Cura de Ars". Es patrono de los párrocos y su memoria se celebra el 4 de agosto. El Año Sacerdotal nace bajo el signo de la continuidad del Año Paulino y de la necesaria profundización en la propia identidad sacerdotal y en la misión como urgencia de nuestro tiempo.

Son varios los motivos que presenta el Santo Padre para proclamar este Año: la continua llamada a la conversión que nos hace el Evangelio a los sacerdotes, y a todos los discípulos de Cristo; la necesidad de promover  la santidad sacerdotal; el llamado a toda la Iglesia a estimar a los sacerdotes, configurados con Jesucristo, Buen Pastor, continuador es de su misión salvadora; y la debida gratitud al Señor por su trabajo y testimonio de vida evangélica. Estos motivos identifican con las orientaciones pastorales del documento "Ministros ordenados" del Concilio Plenario, dedicado a los obispos, presbíteros y diáconos.

Este año es un tiempo para la renovación del don del sacerdocio que hemos recibido por la imposición de las manos (cf 2Tim 4,5) y para dar a conocer los ejemplos de fidelidad de la mayoría de los sacerdotes a lo largo de los siglos, tanto ayer como hoy. Al mismo tiempo, la Iglesia pide perdón al Señor y a la sociedad por los errores, escándalos e incluso delitos de algunos de sus ministros ordenados.

El Año Sacerdotal se orienta también a que todos los fieles tomen conciencia del valor del sacerdocio ministerial.  Entre nosotros tendrá un carácter marcadamente vocacional. El Cardenal Claudio Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero, explica que este año es "una ocasión para un periodo de intensa profundización de la identidad sacerdotal, de la teología sobre el sacerdocio católico y del sentido extraordinario de la vocación y de la misión de los Sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad. Para todo eso será necesario organizar encuentros de estudio, jornadas de reflexión, ejercicios espirituales específicos, conferencias y semanas teológicas en nuestras facultades eclesiásticas, además de estudios científicos y sus respectivas publicaciones".

EL HOY DE VENEZUELA

Durante  esta Asamblea, hemos orado, compartido y reflexionado mucho, conscientes de que la realidad de América Latina y de Venezuela es muy grave. Reafirmamos lo que hemos dicho e n ocasiones anteriores  en base a los graves problemas que nos afectan. 

Nos duele la crisis político social del hermano país de Honduras, pedimos al Señor que el pueblo hondureño encuentre la reconciliación a través del diálogo, la sanación de sus heridas y el camino del proceso democrático, "sin presiones unilaterales de cualquier tipo" (Cf Comunicado de la Conferencia Episcopal hondureña, Edificar desde la crisis), respetando la soberanía de ese país.

Después del referendo del 15 Febrero de 2009 se ha acelerado la imposición arbitraria y unilateral del proyecto de socialismo del siglo XXI, lo cual irrespeta la voluntad popular, lo señalado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y  la participación real y libre de los ciudadanos. El desconocimiento de las autorida des electas el año pasado, cercenándoles sus atribuciones con cambios legales que violan el texto constitucional, contraría la igualdad que debe reinar entre todos los electos,  quienes tienen los mismos derechos y obligaciones. 

Hacemos un llamado de alerta para que todos estemos atentos ante la discusión de leyes que afectan ampliamente el ejercicio responsable de la libertad de los ciudadanos, de sus familias, del recto desempeño social; en particular, la de educación, la de equidad e igualdad de género, la de la propiedad social y la que se refiere a la libertad de expresión e información. Para la elaboración de las leyes es necesario consultar a toda la sociedad sin exclusiones. El tema de la propiedad privada, la propiedad social y el papel del Estado en su reglamentación no puede ser objeto de una decisión unilateral. Nos preocupa mucho la celeridad en la discusión de estas leyes en tiempos de vacaciones.

Rogamos a la Santísima Virgen, cuya fiesta del Carmen comenzaron a celebrar muchas ciudades y pueblos del país, nos proteja a todos y nos conduzca a la reconciliación y al entendimiento como nación a fin de que podemos trabajar unidos en la verdad y el amor de Cristo.

Con nuestra bendición, los Arzobispos y Obispos de Venezuela

Caracas, 10 de julio de 2009


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Los obispos de Panamá ante la nueva etapa que comienza el país

Comunicado tras la asamblea plenaria

 

PANAMÁ, sábado, 11 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el Comunicado de la Conferencia Episcopal Panameña al termino de la asamblea plenaria ordinaria, realizada de 6 al 10 de julio del 2009.

* * *

 

Nos hemos reunido, del 6 al 10 de julio de 2009, todos los Obispos que integramos la Conferencia Episcopal de Panamá para celebrar nuestra segunda asamblea plenaria anual n° 187. Hemos acogido por primera vez en nuestra asamblea a S.E.R. Mons.  Andrés Carrascosa Coso, nuevo Nuncio Apostólico en Panamá.

Como Pastores, conscientes de nuestra responsabilidad, tratamos de aproximarnos a la realidad religiosa y pastoral del país y, por supuesto, a la rea lidad política, económica, social y cultural.

Al terminar esta Asamblea, queremos compartir algunas reflexiones con todos nuestros fieles y con quienes se preocupan por impulsar el progreso y crear mejores condiciones de vida para todos los ciudadanos.

            I.- AMBITO ECLESIAL

En el ámbito eclesial, mientras estamos insertos en la divulgación, conocimiento y aplicación del Documento de Aparecida y la Misión Continental, se ha clausurado el Año Paulino y se ha abierto el Año Sacerdotal.

 

1. Aparecida y Misión Continental:

El Documento de Aparecida, que nos pide entrar en un estado permanente de misión, debe seguir iluminando e impulsando nuestra vida y quehacer pastoral, ya que Aparecida no se puede aplicar sin la Misión Continental y la Misión Continental no se puede entender ni realizar sin Aparecida.

La Misión Continental no es una acción aislada para determinados momentos, lugares u ocasiones. Se trata de un proceso que se desarrolla por etapas dentro de un marco espacio-temporal, de tal manera que nuestra Iglesia tenga cristianos no sólo de nombre, devociones, objetos religiosos y procesiones, sino verdaderos discípulos que transformen sus vidas según el Evangelio y se vuelvan fermento de la sociedad.

Este proceso tiene que empezar por la motivación de todos nosotros, los agentes de pastoral. Aquí está el reto fundamental que afrontamos: "mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier: por desborde de  gratitud y alegría el don del encuentro con Jesucristo" (DA 14).

Tenemos que pasar de una pastoral de mera conservaci&oacut e;n a una pastoral misionera y servidora de la vida. Para una eficaz acción misionera, necesitamos la conversión personal, pastoral y eclesial y esto implica reformas espirituales, pastorales e institucionales (DA 367). Tenemos que revisar los planes, programas y metas pastorales a la luz de esta mística misionera a que nos invita Aparecida.

2. Año Sacerdotal:

Agradecemos a Dios la feliz iniciativa del Papa Benedicto XVI de convocar  un Año Sacerdotal con el objetivo de: « contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo », teniendo en cuenta que, como decía Pablo VI: « El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio &raqu o;.

Para este Año se ha asignado un lema: « Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote » y un modelo: "San Juan María Vianney". El Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Humes, nos invita a « movilizar todas las fuerzas de cada circunscripción eclesiástica y todos los componentes del pueblo de Dios » y a poner en práctica toda clase de iniciativas basadas en la Carta que el Santo Padre dirigió a todos los sacerdotes con motivo de este año, la cual « debería conocerse en forma capilar, asimilada y estudiada por los Sacerdotes y por todos los aspirantes al sacerdocio; ser también levadura para la pastoral vocacional y para un examen de conciencia con el fin de verificar el estado de la formación permanente y del estilo pastoral ».

Animamos  a todos a acoger y promover esta iniciativa del Santo Padre a fin de que produzca frutos de santidad en los sacerdotes y de aprecio, estima, oración y multiplicación de las vocaciones sacerdotales y de redescubrir la belleza y la importancia del sacerdocio y de cada sacerdote.

3. Encíclica Caritas in Veritate - La Caridad en la Verdad:

El Santo Padre Benedicto XVI acaba de regalarnos su tercera Encíclica "Caritas in Veritate", en la que profundiza la reflexión eclesial sobre importantes cuestiones sociales.

La Iglesia no pretende ofrecer soluciones técnicas a los problemas de nuestros días, sino recordar los grandes principios éticos sobre los que puede construirse el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca la atención a la vida humana, núcleo de cualquier progreso auténtico.

Debemos leer y profundizar esta Encíclica para que ilumine nuestro compromiso en la realización de un futuro mejor para todos.

II.- AMBITO NACIONAL

 

1. Nueva etapa en el país:

Nuestro país inicia una nueva etapa en su vida republicana con la instalación de un nuevo gobierno, luego de un proceso electoral caracterizado por una alta participación ciudadana, que, una vez más, demostró la madurez y civismo del pueblo panameño.

Sin embargo, aún persisten en el proceso electoral desafíos que superar como son el clientelismo político, una mayor transparencia en el financiamiento privado de las campañas, el largo período de las mismas, y la agresividad en la propaganda.

 

Las grandes expectativas de la población panameña sobre la capacidad de respuestas del nuevo gobierno para mejorar la calidad de vida de los panameños son muy altas y esto exige respuestas para qu e no se produzca una nueva decepción que afecte todavía más la confianza en las instituciones políticas, sociales y económicas del país.

No cabe duda de que tenemos todavía por delante muchos y grandes problemas: violencia, inseguridad, impunidad, ausencia de equidad, deterioro del sistema educativo, aumento del costo de la vida, además de los derivados de la crisis económica mundial.

Sin embargo, somos un pueblo con muchos recursos y muchas posibilidades y es necesario que todos y todas pongamos nuestras mejores capacidades y nuestros mayores esfuerzos para afrontar el futuro con éxito. Es la hora de la responsabilidad, del compromiso, del esfuerzo conjunto, sin pensar en espacios políticos ni en repartos de prebendas. Es la hora de pensar en el país por encima de grupos y partidos.

2. Fortalecer la gobernabilidad:

Es fundamental fortalecer la gobernabilidad con políticas públicas claras, consensuadas entre los sectores gubernamentales, las organizaciones sociales y los ciudadanos, basada en modelos económicos que hagan énfasis en el carácter distributivo de los recursos y con mecanismos que posibiliten la exigencia  a las nuevas autoridades de rendición de cuentas, acceso a la información  y la participación de las personas en la toma de decisiones que afectan su vida.

Exhortamos al seguimiento y cumplimiento de los acuerdos  de la Concertación Nacional y el Pacto de Estado por la Justicia,  dos esfuerzos realizados por amplios sectores de la sociedad panameña que aportaron voluntad, experiencias, conocimientos y entrega con el único propósito de  erradicar la pobreza, ampliar oportunidades  y mejorar la calidad  de vida de los panameños. 

3. Reivindicaciones de los Pueblos Indígenas:

En los últimos meses, se han suscitado reclamos de los pueblos indígenas Naso, Ngöbe y Buglé sobre sus derechos posesorios ancestrales de las tierras que habitan. El pueblo Naso aspira a lograr su Comarca y los pueblos Ngöbe y Buglé a que se respeten sus tierras afectadas por proyectos hidroeléctricos, ganaderos y turísticos.

Ante esta situación, pedimos al Gobierno Nacional que aborde esta problemática con carácter de urgencia para evitar situaciones de violencia en detrimento de la vida y de la dignidad de estos pueblos, que tienen los más altos índices de pobreza. También apelamos a la conciencia de los dirigentes de estos pueblos para que no antepongan sus intereses personales y acaben con las divisiones que fomentan enfrentamientos e impiden acuerdos comunes.

III.- AGRADECIMIENTO

Agradecemos a todos los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y laicos, que nos han acompañado con sus oraciones, aportes y trabajo. 

 

Que Santa María la Antigua interceda por nosotros para que su Hijo nos conceda la fuerza para trabajar por la unidad, el progreso y  el fortalecimiento de nuestra Patria.

Panamá, 9 de julio de 2009.



 


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