16.07.09
Por si alguien lo dudaba: la libertad religiosa y de conciencia serán restringidas
Hoy día pecar de inocente se puede pagar caro.
Por ejemplo, en el tema de la libertad religiosa, fundamental ella para muchas personas y, en general, para la humanidad toda, a lo mejor hay personas que creían que era posible que, estando en manos del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero la posibilidad de hacer algo bueno (es decir dejar las cosas como están) podía ser posible.
Pues ya pueden bajarse del guindo o de la higuera en la que estaban subidos y regresar de Babia donde habitaba su inocencia.
A la hora de la verdad siempre la cabra ha tirado al monte. Es su naturaleza.
El titular de la noticia era bastante claro y contundente: “El Ministro de Justicia anuncia que se limitará la libertad religiosa y de conciencia”
¡Venga ya!, habrá pensado más de un alma cándida. Eso no va a ser nunca. Sería lo último que podrían hacer.
Pues no. En todo caso, será lo penúltimo. Después siempre habrá algo más que el Mal se saque de la manga.
Pero el caso es que el toca comentar: de facto se va a limitar la libertad religiosa. También la de conciencia.
Puesto ante la verdad de las cosas, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, ha dicho lo que, por otra parte, era esperado oír.
“Hay que regular la libertad religiosa, pero también la de conciencia”
Yo, la verdad, no sé cómo se puede pretender regular, por ejemplo, la “Propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta”; o, también, el “Conocimiento interior del bien y del mal”; o el “Conocimiento reflexivo de las cosas”; o, por último, la “Actividad mental a la que sólo puede tener acceso el propio sujeto”
Yo creo que, en verdad, lo que se quiere es llegar a controlar las conciencias de las personas que damos forma a España. De otra forma no se puede entender que, siquiera, se intente hacer tal cosa.
Se ha de tratar, seguramente, de algún tipo de ingeniería social algo enfermiza y puesta en manos de simples chiquilicuatres de la política que se creen que, por haber llegado al poder (¡Y de qué forma!) tienen potestad para llevar a cabo cualquiera aberración.
¡Regular la conciencia! A eso se le puede llamar, a la perfección, nazismo.
“La libertad de conciencia no puede ser una excusa permanente para desobedecer la ley”.
Lo que quiere decir Caamaño es que, como el Ejecutivo socialista está algo cansado de que se protesten muchas de sus leyes por ser contrarias a la doctrina, por ejemplo, pero no sólo, católica (véase aborto, divorcio, imposibles matrimonios entre homosexuales, manipulaciones genéticas, Educación para la Ciudadanía, etc.) lo que van a hacer, democráticos que son ellos, es, simplemente, limitar la libertad de conciencia, como he dicho arriba.
Así de simple. Si se limita a lo que ellos entiendan válido… no habrá tantas protestas porque, de inmediato, colocarán a muchos millones de personas fuera de la ley.
Así de fascistoide.
Francamente, aún hay algo peor. Es lo siguiente:
“Sin negar el fenómenos religioso –apuntó Caamaño-, sí es necesario un proceso de adaptación de algunas prácticas religiosas, prohibiendo aquellas que sean contrarias al orden público”.
En este particular caso, el del orden público, bien podemos preguntarnos qué sentido le dará el Ejecutivo socialista. Puede, a la perfección, establecer uno que sea muy restrictivo del derecho de libertad religiosa, por ejemplo.
En tal caso, las prácticas religiosas acabarían siendo establecidas por el Estado.
Y esto, se diga lo que se diga, es puro y simple totalitarismo.
Aunque para este viaje socialista no hacía falta ningún tipo de alforja. Ya sabíamos lo que pasaría.