La crisis aumenta la solidaridad familiar
Por Jesús BastanteRDLunes, 20 de julio 2009

Como todos los años, y coincidiendo con la celebración del Día de los Abuelos (26 de julio), la asociación Edad Dorada-Mensajeros de la Paz ha hecho pública una encuesta sobre el mundo de las personas mayores. En esta ocasión, la organización ha querido conocer de primera mano las consecuencias que la crisis económica produce en la interacción abuelos-hijos-nietos en España, y sobre todo, cuáles son los mecanismos de solidaridad familiar puestos en marcha para afrontar la crisis. Unos resultados, pese a todo, esperanzadores.
Lo más relevante que se desprende de la información obtenida es que se pone de manifiesto la solidaridad intergeneracional existe en el seno de las familias españolas, siendo esta reconocida por el 78,20% de los encuestados. La crisis ha provocado un aumento de esta solidaridad familiar en el 79,14% de los hogares.
Los más jóvenes, entre 25 y 35 años -grupo que coincide con la población más afectada por el paro y la precariedad laboral- son los que más perciben dicho aumento de ayuda intergeneracional.
También cabe destacar que se valora muy positivamente esta ayuda familiar, reconociendo un 91,30% de los encuestados que facilita mucho la vida de quien la recibe.
Los abuelos, los más solidarios ante la crisis
Todos los grupos de edad consultados reconocen que reciben más ayuda de los abuelos que las que ellos les prestan, aunque la ayuda prestada por los hijos y nietos a los abuelos va aumentando con la edad, debido al incremento de la dependencia de los abuelos más mayores.
Las mujeres son más conscientes de la ayuda que reciben de los abuelos, lo que puede deberse al carácter preferentemente doméstico de la misma.
Apoyo versus dinero
La ayuda intergeneracional de las familias españolas, tanto en dirección ascendente como descendente, es mayor en el terreno doméstico o emocional que en el estrictamente económico, aún en tiempos de crisis.
Los abuelos, a pesar de la edad de las bajas pensiones que tienen en muchos casos, también ayudan económicamente a los hijos. Un 28’90% de los encuestados dice recibir apoyo material de sus padres, a lo que habría que sumar el 21’61% que manifiesta que recibe ambos tipos de ayuda.
También consideramos significativo el dato desprendido de la encuesta que dice que esta ayuda económica directa que los abuelos ofrecen a sus hijos/nietos ha aumentado a consecuencia de la crisis en un 47’02%. Este aumento se refleja en todos los grupos de edad de las familias, siendo los padres de entre 36 y 46 años en los que más incidencia ha tenido este aumento.
La ayuda económica que los abuelos prestan a sus hijos/nietos se materializa en primer lugar en apoyo “para llegar a fin de mes” (34’93%), seguido de ayudas para el pago de prestamos hipotecarios o al consumo (17,96%), y de compra de alimentación o vestido (16,57% y 12,57%, respectivamente).
De todo ello se constata que además de la tradicional figura de “abuelos-canguros”, aparece el “abuelo-banquero sin interés”, ante la ausencia de otras fuentes de financiación de las familias.
Dado que los abuelos, generalmente perciben pensiones poco holgadas, hemos de pensar necesariamente que en estos momentos de crisis los abuelos están recurriendo a los ahorros propios para ayudar a sus hijos y nietos, empleando el dinero guardado durante años para “imprevistos” o para complementar su pensión.
Las ayudas no materiales de los abuelos también nos ahorran muchos gastos Las ayudas de tipo no dinerario siguen ocupando el primer puesto dentro de la colaboración de los abuelos (49,23%). El cuidado de los nietos y las tareas domésticas suman casi un 80 % de esta colaboración no material que las familias dicen recibir de los abuelos. De cualquier modo, esta ayuda prestada en tareas del hogar y cuidado de los nietos supone un gran ahorro en las economías familiares al poder evitar el pago de servicios tales como guardería, canguros, transporte escolar, comedor, servicio doméstico, campamentos de vacaciones, pequeñas reparaciones domésticas, etc. Se incluye también en este apartado de ayudas no materiales el irse a vivir con los abuelos debido principalmente a no poder pagar alquileres o hipotecas; un recurso extremo al que han recurrido el 2’45% de los encuestados.
Asímismo merece destacarse el apoyo emocional y los consejos que las familias reciben por parte de los abuelos, que juntos suponen un 22,70% de las ayudas no materiales que nuestros mayores prestan a sus hijos y/o nietos y que también son especialmente valiosos en épocas difíciles como las que las familias españolas atraviesan.Una ayuda que produce confianza aunque preferiríamos no tener que recibir
La solidaridad de los abuelos, es muy agradecida y valorada por sus destinatarios; provoca en la mayor parte de las familias sentimientos positivos: tranquilidad o confianza en un 43,40%, o satisfacción en un 21,43%.No obstante, para otra parte importante de las familias es algo a lo que les gustaría no tener que recurrir. Las familias que reciben la solidaridad de los abuelos preferirían que éstos gastasen su tiempo o sus recursos en otros usos que les reportasen satisfacción o que mejorasen su vida. Un 12,43% de los encuestados la acepta con resignación, y a un 19, 89% esta ayuda les resulta frustrante, especialmente a medida que avanza la edad de los padres de familia.
Los abuelos también nos enseñan en tiempos de crisis
Otro aspecto positivo de la influencia de los abuelos en la situación de crisis económica son las enseñanzas, que también en estas circunstancias, reciben de ellos las familias españolas. Muchos de los abuelos españoles han vivido otras crisis económicas anteriores, y en general, crecieron en tiempos de mayor austeridad y carencias. Las familias españolas manifiestan que la experiencia de los abuelos les ayuda a ser menos consumistas o a practicar hábitos de consumo responsable (27,4%) así como a rentabilizar mejor sus recursos (22’75%).Los abuelos están transmitiendo a sus hijos y a sus nietos nuevos valores: la posibilidad de disfrutar con lo que se tiene o de ser felices con menos cosas.
Pero quizá el aspecto más positivo de la crisis sea el indudable fortalecimiento de los vínculos entre los distintos miembros de la familia. Los entrevistados han manifestado también que de esta situación han aprendido a valorar más a la familia en un 13’73%.