14.08.09

 

De pequeño, tras ser reprochado por su madre por una travesura, S. Maximiliano María Kolbe (1894-1941) le preguntó a la Virgen lo que sería de él. Se le apareció la Virgen, preguntándole si quería las dos coronas en sus manos (uno blanco, la pureza, y uno rojo, el martirio), las cuales aceptó. Se hizo franciscano y fundó “La Milicia de la Inmaculada” para promover el amor y el servicio a la Inmaculada, la conversión de las almas a Cristo, por medio del uso de todos los medios de comunicación que estuviese a su alcance.

En Niepokalanów, las ciudades de la Inmaculada que fundó (uno en Japón), se construye la capilla antes que nada. Recuerda a los que difunden el boletín de la organización:"No olviden, muchachos, no se trata de ganar suscritores, sino de salvar almas.“"Es muy importante que se imprima ‘El caballero’ en millones de ejemplares; pero es más importante que con él se envíe una oración, porque cada número ha de ser preparado con la oración, con el postrarnos de rodillas.” “Nuestro mayor trabajo debe ser la oración.”

En 1939 estuvo apresado con sus compañeros tres meses antes de ser liberados en la fiesta de la Inmaculada. En 1941 le llevaron a Auschwitz, donde ofreció su vida por la de un padre de familia condenado al azar al hambre y la sed. Tras tres semanas, le mataron por una inyección. Dando su vida por otro, imitó al Señor, que en el Evangelio del XIX Domingo de Tiempo Ordinario ofreció: “mi carne para la vida del mundo” (Jn. 6, 51).

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Los intereses de S. Maximiliano María me recuerdan al lector Bernardo, que como bastantes otros lectores vive en Japón. No sólo es un padre con una hija, sino también un converso. Hace poco me escribió sobre dos problemas que enfrenta debido a su conversión, su vuelta a la Iglesia Católica, dándome permiso para publicar su mensaje porque espera los consejos y las oraciones de los demás lectores.

“Disculpe que hace tiempo que no escribo [en el blog], tengo algunos problemas. Aunque soy católico bautizado dejé de ser practicante muy joven y hace unos meses que se puede decir que me convertí y soy un católico activo. Realmente nunca dejé de creer en Dios y en que Jesucristo es Dios mismo hecho hombre, pero hasta hace poco vivía al margen de esas creencias que a veces me avergonzaban. El problema es que a veces pienso que soy un farsante, es decir que mi conversión es una farsa y es una burla. Esto puede ser cosa del Diablo. Aunque rechazo estas ideas, hacen que me sienta mal y en ocasiones desconcertado y decidí dejar de escribir [sobre mi fe].

“El otro problema que tengo es que mi mujer no está bautizada y mi conversión ha sido después de casado. Me casé por la Iglesia y mi hija está bautizada. Soy uno de los católicos que nos casamos por la Iglesia por inercia o por tradición familiar. Es algo que me avergüenza. Conseguí convencer al párroco para casarme sin hacer los cursos previos y ahora veo que es algo que nos habría ayudado mucho.

“Ahora que comprendo la importancia que tiene que el mismo Jesucristo elevara el matrimonio a la categoría de sacramento, pienso que si la conversión me ha llegado como hombre casado, lo que me corresponde es seguir lo más fielmente a Jesucristo como hombre casado. Aunque mi mujer no me acompañe en este camino, debo quererla como quiere Jesucristo a su Iglesia. Ésta es seguramente la vía de santificacion que me tenía preparada Dios. Por otra parte es muy probable que si no me hubiera casado y cambiado de país no me habría convertido.

“El problema es que ahora a lo que más le temo es a pecar y surgen diferencias porque mi mujer no tiene un concepto de pecado ni de vida sobrenatural (más alla de los fantasmas de las películas), y por eso algunas cosas de la vida en común se complican y surgen dudas, por ejemplo: si mi mujer plantea dificultades para educar católicamente a mi hija, ¿es mejor no tener más descendencia?, y cosas así.

Surgen muchas diferencias en cuanto al sentido del matrimonio (que para nosotros es un sacramento), el uso de anticonceptivos, dedicar tiempo los domingos para ir a misa, etc. Cosas que antes no me planteaba y que no pensé al casarme. El sacerdote de aquí me dice que rezando y esperando todo se arregla, que tenga paciencia. Yo tengo paciencia y acudo a los sacramentos, pero no sé si mi mujer va a tener paciencia conmigo porque no puedo ser católico a medias y hay cosas fundamentales en las que no puedo ceder. Lo ideal es que convierta a mi mujer, pero de momento va a ser difícil porque ve a Dios como un intruso.

“…es verdad que al compartir con otros católicos se aclaran muchas cosas y se fortalece la fe, por eso creo que la solución no es dejar de escribir.

Muchas gracias por sus oraciones y sus consejos,

“Bernardo”

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Algunos consejos de S. Maximiliano María Kolbe:

En su reglamento de vida incluyó: “Serenidad con respecto al pasado. Repara con el fervor el tiempo que has perdido. Acción siempre tranquila, hecha con amor.” Profetizó en 1938: “Hijos míos, sepan que un atroz conflicto se avecina. Debemos alegrarnos de lo que va a suceder, porque en las pruebas nuestro celo se hará más ardiente, ¿Y qué? ¿No estamos acaso en las manos de la Virgen?“(Winowska, p160).

“[Ser santo] es lo más sencillo y fácil. ¿Tienen una tiza? Pues bien, aquí sobre el pizarrón voy a escribir la fórmula de la santidad. ¡Cómo es de simple! Escribe: v=V= S - Es apenas una ecuación. La ‘v’ minúscula es nuestra voluntad. La ‘V’ mayúscula es la voluntad de Dios. Cuando estas voluntades chocan, es el dolor, el sufrimiento. Cuando estas dos voluntades se identifican, cuando nuestra voluntad se identifica con la de Dios, es la santidad, es la paz del corazón. ¡Qué sencillo es! ¿Verdad?” (Winowska, p.153) “¡Todo esto se aprende de rodillas!” (Winowska, p.154).

“Si uno desplegara muchas actividades y no encontrase espacio para la oración, los resultados serían mínimos. Por esto, lo que se necesita es rezar mucho…”“A veces, quizá, quisiéramos que la oración terminase deprisa, porque estamos muy cargados de trabajo. Pero olvidamos que la oración es nuestra más importante acción. Es verdad que la Gracia de Dios nos engendra a la vida sobrenatural y, por esto, para obtener esta Gracia, la oración es imprescindible. También con la oración conocemos nuestro puesto en presencia de Dios, quién es Dios, y quiénes somos nosotros.


Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]
: ¿Qué consejos le puede dar a Bernardo? ¿Podría acordarse de él y de su familia en sus oraciones, por favor?

Mañana: La Asunción de la Ssma. Virgen María – “para que el hombre coma de él y no muera” (Jn. 6, 51)