ZENIT
El mundo visto desde Roma
Servicio diario - 17 de agosto de 2009
SANTA SEDE
Fundación papal para Latinoamérica aprueba 193 proyectos
Nuevo "viceministro de Exteriores" vaticano
"Viceministro de Exteriores" vaticano, nuncio en Venezuela
Publicado el programa del congreso mundial de sacerdotes en Roma
Fundador de los Heraldos del Evangelio recibe condecoración del Papa
MUNDO
Tres obispos de Nicaragua amenazados de muerte
El sacerdote, llamado a ser hermano, padre y esposo
Cáritas atiende en Chad a los refugiados junto a la frontera con Sudán
Delegación del episcopado estadounidense en Cuba
FLASH
Un CD con voz de Benedicto XVI y música saldrá a la venta en otoño
ENTREVISTAS
Benedicto XVI y Obama: La religión de factor de conflicto a factor de paz
ANGELUS
Benedicto XVI: El "sí" de María y el "sí" de cada hombre y mujer
Benedicto XVI: La santidad, respuesta a un mundo en crisis
AUDIENCIA DEL MIÉRCOLES
Benedicto XVI: María y el sacerdote
DOCUMENTACIÓN
Uruguay: "Es grave aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales"
Santa Sede
Fundación papal para Latinoamérica aprueba 193 proyectos
"Populorum Progressio" aprobó 193 proyectos para América Latina
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- El Consejo de Administración de la Fundación "Populorum Progressio" ha aprobado en la reunión que mantuvo del 27 al 31 de julio, en la localidad alemana de Paderborn, 193 proyectos de ayuda al desarrollo integral a favor de comunidades indígenas, mestizas, afroamericanas y campesinas de América Latina y del Caribe.
Un comunicado firmado por monseñor Segundo Tejado Muñoz, oficial del Consejo Pontificio "Cor Unum", informa que los fondos destinados para la financiación de los proyectos superan los dos millones de dólares.
La mayor parte de las iniciativas aprobadas por la fundación se realizará en Brasil con 39 proyectos, Colombia con 35, Perú 27 y Ecuador con 18.
Los proyectos presentados a la fundación en el año 2008 fueron 203 por parte de diversas comunidades católicas y grupos pastorales de las diócesis. Cuentan con la aprobación del obispo del lugar. Sólo diez no han podido ser aceptados por el Consejo de Administración de la Fundación.
Los fondos que distribuye la fundación serán financiados casi totalmente por el Comité para la ayuda al Tercer Mundo de la Conferencia Episcopal Italiana.
Los proyectos afectan a diferentes aspectos del desarrollo integral de las comunidades, como salud, vivienda, agua potable, educación, infraestructuras municipales, producción, alimentación, formación religiosa y cívica.
En la reunión se aprovechó para presentar d iversas situaciones sociopolíticas y eclesiales de las naciones representadas, en el contexto pastoral de todo el continente, con especial atención por la situación que atraviesan Honduras y otros países que están viviendo situaciones de tensión social y política.
La reunión contó con la presencia del cardenal Paul Joseph Cordes, presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum" y, como tal, también presidente de la "Populorum Progressio".Entre los presentes, se encontraban el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara (México) y presidente del Consejo Administrativo; el arzobispo de La Paz (Bolivia), monseñor Edmundo Abastoflor Montero, vicepresidente del Consejo; el arzobispo de Palmas (Brasil), monseñor Alberto Taveira Corrêa; el arzobispo de Guayaquil (Ecuador), monseñor Antonio Arregui Yarza; el pbispo del vicariato apostólico de Yurimaguas (Perú), monseñor José Luis Astigarraga Lizarralde; monseñor Tejado Muñoz, y Juan Vicente Isaza Ocampo, secretario del Consejo.
La Fundación "Populorum Progressio" fue creada por Juan Pablo II en 1992 con la finalidad de promover el desarrollo integral de las comunidades de campesinos más pobres de América Latina y ser signo y testimonio del anhelo cristiano fraternidad y auténtica solidaridad.
Nuevo "viceministro de Exteriores" vaticano
Monseñor Ettore Balestrero
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado al sacerdote monseñor Ettore Balestrero, consejero de Nunciatura en esa misma Sección. El cargo es comúnmente conocido como "viceministro de Exteriores" vaticano.
Sustituye en el cargo a monseñor Pietro Parolin, nombrado por el Papa nuncio apostólico en Venezuela, según informa este lunes de la Oficina de Información de la Santa Sede.
El secretario para las Relaciones con los Estados es el arzobispo Dominique Mamberti, nacido hace 57 años en Marruecos, de nacionalidad francesa.
Monseñor Ettore Balestrero, nacido en Gé nova, el 21 de diciembre de 1966, después de haber estudiado Jurisprudencia, entró en el seminario de la diócesis de Roma y fue ordenado sacerdote en 1993.
Tras licenciarse en Teología y recibir un doctorado en Derecho Canónico, entró al servicio diplomático de la Santa Sede, en 1996, ejerciendo su ministerio en las nunciaturas apostólicas de Corea y Mongolia (1996-1998) y en los Países Bajos (1998-2001).Desde el año 2001 prestaba su servicio en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, donde hasta ahora era consejero de Nunciatura.
Además del italiano, habla inglés, francés, español, alemán y holandés.
"Viceministro de Exteriores" vaticano, nuncio en Venezuela
Monseñor Pietro Parolin, hasta ahora cercano colaborador del Papa
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado nuncio apostólico en Venezuela a monseñor Pietro Parolin, quien hasta ahora era subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, cargo comúnmente conocido como "viceministro de Exteriores" vaticano.
Monseñor Parolin, que ha sido elegido por el Papa arzobispo titular de Acquapendente, sustituye a monseñor Giacinto Berloco, nombrado el 18 de junio nuncio apostólico en Bélgica.
El nombramiento de monseñor Parolin, anunciado este lunes por la Oficina de Información de la Santa Sede, tiene lugar en momentos dif&iacut e;ciles en la relación entre la Iglesia y el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Esta última semana, en plenas vacaciones escolares, la Asamblea Nacional, donde el apoyo a Chávez es mayoritario, ha aprobado una nueva Ley Orgánica de Educación, que ha contado con la oposición de la Conferencia Episcopal.
Este organismo emitió el 6 de agosto un comunicado en el que criticaba la manera precipitada con la que se ha promovido esta ley.
"La aprobación en primera discusión, de un día para otro, de un proyecto de Ley Orgánica de Educación, sin la necesaria consulta y sin tomar en cuenta el aporte realizado con anterioridad por diversas organizaciones de la sociedad civil, atenta contra la participación ciudadana serena y dialogante, y obstaculiza la búsqueda del bien común de la sociedad", decía el documento.
En la arquidiócesis de Caracas, a petición del cardenal Urosa Savino, se ha leído en todas las iglesias este fin de semana un mensaje en el que se constata que la nueva ley elimina la enseñanza religiosa y afirma: "¡No se puede sacar a Dios de las escuelas!".
El comunicado de la Conferencia Episcopal también criticó la decisión del gobierno, tomada el 31 de julio, de ordenar el cierre de 34 emisoras de radio críticas con la política del presidente.
"El cierre de emisoras pone en tela de juicio el pluralismo y la libertad de expresión que consagran nuestras leyes. A su vez, afecta a centenares de venezolanos y venezolanas que pueden quedar sin empleo y sin un futuro cierto para sus familias", afirmaba el comunicado.
El documento del episcopado pedía también al gobierno no agud izar y superar las tensiones "generadas por los conflictos internacionales con Honduras y Colombia".
Monseñor Pietro Parolin, nacido en Schiavon (Vicenza, Italia), el 17 de enero de 1955, fue ordenado sacerdote en esa diócesis el 27 de abril de 1980.
Tras licenciarse en Derecho Canónico, entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1986, ejerciendo su ministerio en las representaciones pontificias de Nigeria y México, y en la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.Fue nombrado subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, el 30 de noviembre de 2002.
Además del italiano, habla francés, inglés y español.
Como subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, sustituye a monseñor Parolin monseñor Ettore Balestrero, consejero de Nunciatura en la misma sección para las Relaciones con los Estados, nacido en Génova en 1966.
Publicado el programa del congreso mundial de sacerdotes en Roma
La Congregación para el Clero anuncia detalles del encuentro de junio
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Testimonios sacerdotales, momentos de oración, confesiones y adoración, música, conferencias y una Misa presidida por el Papa forman parte del gran encuentro de sacerdotes de todo el mundo que se celebrará en Roma del 9 al 11 de junio de 2010 para clausurar el Año Sacerdotal.
La Congregación para el Clero ha anunciado el programa del congreso, titulado "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote", en una carta enviada el 14 de agosto, según informó Radio Vaticano.
La primera jornada del encuentro sacerdotal, el 9 de junio, se celebrará en la Basílica de San Pablo Extramuro s, con una oración y una conferencia sobre el tema "Conversión y Misión".
También habrá exposición del Santísimo Sacramento, espacio para la confesión y la celebración de la misa.
Al día siguiente, los sacerdotes se reunirán en la Basílica de Santa María la Mayor durante la mañana, en torno al tema "Cenáculo: invocación al Espíritu Santo con María, en comunión fraterna".
Al final de la tarde, los asistentes se trasladarán a la Basílica de San Pedro para celebrar una vigilia sacerdotal, con testimonios y momentos musicales y de adoración.
Benedicto XVI estará presente en este acto y ofrecerá su palabra a los asistentes.
El viernes 11 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús tendrá como lema "Con Pedr o, en comunión eclesial".
Ese día, el Papa presidirá la misa en la Basílica de San Pedro con la que se clausurará el Año Sacerdotal convocado en conmemoración del 150 aniversario del fallecimiento del santo cura de Ars, patrón de los párrocos.
La Congregación para el Clero ha confiado la organización logística del congreso internacional de presbíteros a la Obra Romana de Peregrinaciones, institución dependiente de la Santa Sede a través del vicario del Papa para la ciudad eterna.
El encuentro se celebrará en continuidad con los encuentros internacionales del clero que han tenido lugar entre el 1996 y el 2004 en Fátima (Portugal), Yamusukro (Costa de Marfil), Guadalupe (México), Tierra Santa, Roma (con ocasión del Jubileo del 2000) y Malta.
Todos aquellos que quieran participar en esta cita deben registrarse a través de la Obra Romana para las Peregrinaciones, por ejemplo a través de la página web www.orpnet.org (por el momento en italiano).El Año Sacerdotal busca "contribuir a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo", como explica la carta con la que Benedicto XVI lo convocó.
También lo señaló el pasado 2 de agosto durante el rezo del Ángelus en Castel Gandolfo, cuando afirmó que el Año Sacerdotal "constituye una preciosa ocasión para profundizar en el valor de la misión de los presbíteros en la Iglesia y en el mundo".
Ese día, el Santo Padre, recordó algunos "modelos de espiritualidad y de dedicación sacerdotal" cuyas festividades se celebran este mes de agosto, como los santos Alfonso María de Liguori, Francisco de Asís, Juan María Vianney, Cayetano de Thiene, Domingo y el Papa Pablo VI.
El pasado 5 de agosto, en la audiencia general en Castel Gandolfo, el Papa invitó a todos, en este año "a acompañar a los ministros del Señor con la oración, la solidaridad espiritual y la colaboración, para que sean fieles a su vocación y vivan gozosamente su misión en la Iglesia, siguiendo en todo a Cristo, Buen Pastor, a ejemplo de San Juan María Vianney".
También deseó "que la Virgen María interceda para que el Pueblo de Dios se enriquezca con santos y abnegados sacerdotes".
Fundador de los Heraldos del Evangelio recibe condecoración del Papa
A monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias la “Pro Ecclesia et Pontifice”
SAO PAULO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Durante una solemne y emotiva eucaristía en la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción, celebrada en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Fátima, el Cardenal Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica entregó el 15 de agosto, en nombre del Papa Benedicto XVI, la Cruz "Pro Ecclesia et Pontífice", a monseñor Joao Scognamiglio Clá Dias, fundador y presidente general de los Heraldos del Evangelio.
Al hacer en trega de la condecoración, según informa la Oficina de Información de el cardenal Rodé presentó los objetivos de esta reciente asociación internacional de fieles de Derecho Pontificio inspirada en "un nuevo ideal de santidad y un heroico empeño por la Iglesia".
"En esta iniciativa nacida en su noble corazón, no podemos dejar de ver una gracia particular concedida a la Iglesia, un acto de la Divina Providencia, ante las necesidades del mundo de hoy", reconoció el cardenal esloveno dirigiéndose al fundador.
Según el purpurado, el ideal que propone monseñor Joao Scognamiglio "es el de seguir a Cristo en el gran movimiento de los Heraldos del Evangelio, con radicalismo evangélico, combatiendo sin tregua, como dice San Bernardo una doble la batalla, sea contra la carne y la sangre; sea contra los espíritus malignos del mundo invisible".
"Gracias monseñor por su noble empeño, gracias por su santa audacia, gracias por su amor apasionado por la Iglesia, gracias por el espléndido ejemplo de su vida. Usted es de la estirpe de los héroes y de los santos", añadió el cardenal.
Por su parte, Monseñor Joao Scognamiglio Clá, al dirigirse al cardenal Rodé agradeció a Benedicto XVI esta condecoración.
"Yo fui criado, fui formado, fui beneficiado, por un líder católico de aquí, de Brasil, llamado Plinio Correa de Oliveira que me enseñó a amar el Papa, entre otras cosas. Plinio Correa tiene un pronunciamiento de 1944, en el semanario 'O Legionário', órgano oficioso de la archidiócesis de Sao Paulo, donde dice algo que está en mi corazón y en el corazón de todos los Heraldos, con respecto al Papa: ' Todo cuanto hay en la Iglesia de santidad, de autoridad, de virtud sobrenatural, todo esto, absolutamente todo sin excepción, ni condición, ni restricción, está subordinado, condicionado, dependiente de la unión a la Cátedra de Pedro'".
"Las instituciones más sagradas, las obras más venerables, las tradiciones más santas, las personas más conspicuas, todo en fin, que más genuina y altamente pueda expresar el catolicismo y ornar la Iglesia de Dios, todo eso se torna nulo, estéril, digno del fuego eterno, de la ira de Dios, si es separado del Sumo Pontífice", añadió el fundador.
"Conocemos la parábola de la vid y de los sarmientos. En esa parábola la vid es nuestro Señor Jesucristo, los sarmientos son los fieles, pero como nuestro Señor se unió de modo indisoluble a la Cátedra Romana, se pue de decir con toda seguridad que la parábola sería verdadera entendiéndose como la vid a la Santa Sede, y los sarmientos como las varias diócesis, las parroquias, órdenes religiosas, familias, pueblos y las personas que constituyen la Iglesia y la cristiandad".
"Todo esto será totalmente fecundo en la medida en que esté en íntima, calurosa, incondicional unión con la Cátedra de San Pedro. Incondicional, y lo decimos con razón, en moral no hay condicionalismos legítimos", subrayó.
"Todo está subordinado a la gran y esencial condición de servir a Dios pero, dado que el Santo Padre es infalible, la unión a su infalible magisterio sólo puede ser incondicional".
"Después del amor a Dios, es este el más alto de los amores que la religión nos enseña, uno y otro amor se confu nden. Hasta cuando santa Juana de Arco fue interrogada por sus perseguidores que querían matarla y que para esto querían hacerle caer en algún error teológico, por medio de preguntas capciosas, ella respondió 'Cuanto a Cristo y la Iglesia para mí son una única cosa'. Nosotros podemos afirmar que entre el Papa y Jesucristo no hay diferencia, todo lo que dice respecto al Papa está directa, íntima e indisolublemente unido a Jesucristo".
La condecoración "Pro Ecclesia et Pontifice" fue instituida por el Papa León XIII, en 1888 para distinguir sacerdotes o laicos por sus cualidades, virtudes o méritos, especialmente por su amor a la Santa Iglesia y al Romano Pontífice.
Los Heraldos del Evangelio fueron reconocidos como asociación internacional de fieles de Derecho Pontificio erigida por la Santa Sede 22 de febrero de 2001.
Mayoritariamente integrada por jóvenes (consagrados en el celibato o "cooperadores"), la asociación actualmente se haya presente en 57 países.
Mundo
Tres obispos de Nicaragua amenazados de muerte
Tras la condena de la violencia de supuestos sandinistas en la catedral
MANAGUA, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- El presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Leopoldo Brenes, ha declarado que los obispos seguirán denunciando los problemas del país como parte de su misión pastoral, a pesar de las amenazas de muerte que han recibido tres obispos.
La amenaza "no nos preocupa, nosotros seguimos trabajando, estamos muy comprometidos con el año sacerdotal", aseguró monseñor Brenes, arzobispo de Managua, en declaraciones publicadas este lunes por la prensa local.
El vicepresidente de la Conferencia y arzobispo de Estelí, monseñor Abelardo Mata; el obi spo de Granada, monseñor Bernardo Hombach, y el obispo de Chontales, monseñor René Sándigo, denunciaron la semana pasada haber recibido correos electrónicos con amenazas de muerte.
Según los obispos, las amenazas han tenido lugar después de que el arzobispado de Managua condenara las agresiones que sufrieron miembros de la Coordinadora Civil en la catedral metropolitana de parte de supuestos simpatizantes del Frente Sandinista.
El 9 de agosto los participantes en un "acto cultural", realizado con permiso expreso de la curia arquidiocesana, fueron atacados por supuestos sandinistas armados de piedras y palos, en los predios de la catedral de Managua.
En un comunicado leído por el obispo auxiliar y vicario general, monseñor Silvio José Báez, la curia arzobispal expresó la semana pasada que "alarma que éste no sea un hecho aislado, sino expresión de un a política de intolerancia y de total irrespeto a la libertad de expresión y de movilización al que todo ciudadano tiene derecho".
"Como creyentes consideramos tales acciones como una agresión a la sacralidad de la persona humana creada a imagen de Dios y templo del Espíritu Santo y una profanación al espacio sagrado de nuestra Iglesia Catedral", afirmó el prelado en el comunicado, firmado también por el vicario episcopal, el canciller y el portavoz de la arquidiócesis.
El documento señala que en Nicaragua "nos urge la paz, que para los cristianos significa ausencia de todo tipo de violencia y compromiso sincero por el bienestar del otro, independientemente de su ideología, filiación política y condición social".
"Esta paz se construye con la autenticidad y la coherencia entre el discurso y los hechos concretos, dester rando el cinismo de los eslóganes que manipulan los valores religiosos y polarizan y confrontan a la familia nicaragüense".
El mensaje de la arquidiócesis exhorta al pueblo "a practicar la tolerancia y la paz; el uso de la razón para exponer y defender las propias ideas y a no sucumbir ante la tentación de la violencia, pues como dijo Jesús: los que empuñen la espada, a espada morirán".
El sacerdote, llamado a ser hermano, padre y esposo
Lo explica el obispo Dominique Rey en su libro sobre el sacerdocio
PARÍS, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- El sacerdote está llamado a encarnar tres figuras, "hermano, padre y esposo", señala el obispo de Fréjus-Toulon, monseñor Dominque Rey, en su libro "Le prêtre" (El sacerdote), publicado en el marco del Año Sacerdotal.
Lo explica monseñor Rey en una entrevista con el portavoz de la conferencia de obispos de Francia monseñor Bernard Podvin, publicada en la web de dicha conferencia.
Sobre estas tres dimensiones del sacerdote, el obispo considera que "la figura del hermano funda las otras dos".
"¿Cómo se puede ejercer una paternidad sino en el interior de una frate rnidad común? --se pregunta--. Como cristianos, nosotros la recibimos en el bautismo".
En cuanto a la dimensión esponsal, el obispo francés señala que el sacerdote "toma el lugar de Cristo esposo", aunque advierte que "la dimensión esponsal es actualmente la más incomprendida".
"A partir de ella, toman sentido el celibato del sacerdote y su compromiso inquebrantable con la Iglesia, de la que él es un ministro", añade.
Respecto al aspecto paternal del sacerdote, monseñor Rey indica: "La dimensión de la paternidad me parece una urgencia y un desafío en un contexto en el que la figura paterna se pone en juego en los modelos sociales debido a la desintegración de la familia y a la dimisión de la autoridad".
Citando a algunos psicólogos, el obispo afirma que "una sociedad sin padre es una sociedad sin referencia".
"Es dando su vida a ejemplo de Cristo y perdiéndola, como se puede dar la vida -asegura-. La paternidad cristiana es sacrificada, pero es fuente de gozo".
Monseñor Rey publica un libro titulado "Le Pretre" (El sacerdote), de ediciones Tempora. En el contexto del año sacerdotal. Responde al portavoz dela conferencia de obispos de Francia,.
El libro, de 130 páginas, está publicado por ediciones Tempora. Trata de suscitar la reflexión y la oración.
Fidelidad en lo pequeño y en lo grande
Entre los diversos aspectos que trata, se encuentra también el de la fidelidad cristiana que, en opinión del autor, "debe basarse en la de Cristo hacia su Iglesia, por la que Él mismo se entregó hasta dar la vida".
El obispo indica que "hay unos modelos de fidelidad qu e apoyan y estimulan la nuestra", como el de sus propios padres, "cuyo testimonio de 70 años de vida en común me ha demostrado que la palabra amor tiene relación con la palabra siempre".
"La fidelidad se construye en el día a día --explica--. La fidelidad en lo grande se despliega a partir de la fidelidad en lo pequeño vivida día a día: fidelidad a la oración, a las amistades, a los compromisos".
"Paradójicamente, mientras nuestra cultura preconiza "la infidelidad" siempre en busca de nuevas experiencias, el zapping perpetuo y sus relaciones sucesivas y por contrato, el hombre actual se encuentra en búsqueda de arraigo profundo y duradero, de un amor que no falle", añade.
En opinión de monseñor Rey, "toda fidelidad es un arte de vivir con el tiempo: más allá de lo efímero".
"Buscamos construir sobre lo invariable, sobre lo permanente --indica--. Y es ahí donde podemos reencontrar a Cristo: "El cielo y la tierra pasarán; mis palabras no pasarán".
En el libro, el obispo reconoce que "enfrentando las propias dificultades y los obstáculos del camino, algunos sacerdotes desconfían de su ministerio".
"Ellos no ven los frutos de su apostolado se enfrentan a la indiferencia e incluso al desprecio -explica-. No podemos llevar solos "la carga de la esperanza".
Vinculación con los laicos y apoyo de los sacerdotes
En este sentido, destaca: "La vinculación con los laicos y el apoyo de los hermanos sacerdotes me parecen indispensables para mantenernos en una esperanza firme y evitar que el ministerio emprenda una carrera perpetua en la búsqueda de consuelos que nos desvíen de la misión que la Iglesia nos ha confiado".
Monseñor Rey también subraya que "la esperanza cristiana se nutre de la oración". "Ésta es confianza en la presencia de Dios que se sirve de nuestros talentos, pero también de nuestras fragilidades", indica.
"La esperanza es un don y una responsabilidad -añade. Para el sacerdote, ésta consiste también en llevarla a quien la ha perdido; ésta es, en definitiva, certeza de que, a través de los combates, el Resucitado se encuentra al final del camino".
Los beneficios de la venta del libro se dedican íntegramente al seminario diocesano de La Castille.
Cáritas atiende en Chad a los refugiados junto a la frontera con Sudán
Responsabilidad atribuida por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados
MADRID, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Cáritas Española con el fin de mantener su estrecha colaboración con Cáritas Chad ha enviado 100.000 euros para la gestión de los campos de refugiados de Farchana, Kounungou y Milé, en la frontera con Sudán.
La responsabilidad de estos campos ha sido atribuida directamente a Cáritas Chad por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Cáritas Chad lleva cinco años en esta guerra ayudando a los refugiados en estas zonas.
Con esta colaboración se pretende beneficiar a 57.000 refugiados y 12.000 desplazados internos.
La ayuda consistirá en garan tizar el acceso al agua limpia y potable a la población desplazada y refugiada que vive en esto campos, crear la infraestructura necesaria para proporcionar un servicio de saneamiento adecuado, asegurar la escolarización a la población en edad escolar, facilitar a los refugiados actividades sociales y culturales y distribuir complementos para mejorar el nivel de vida de los refugiados y desplazados.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para el refugiado, en el Chad hay en la actualidad, 250.050 refugiados y 180.000 personas desplazadas que han debido huir de sus pueblos en la frontera con Sudán, durante el año 2007 a causa de los enfrentamientos en la zona.
Esta situación humanitaria , que se mantiene desde 2003, no experimenta los progresos necesarios para facilitar unas condiciones de vida dignas y seguras a su población, a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional por resol verlos que son, si duda, insuficientes.
La Cáritas Chad lleva involucrada en este trabajo desde el año 2003, colaborando en la ayuda a los desplazados internos y gestionando varios campos que, después de cinco años de guerra y violencia, se han convertido en la vivienda habitual y permanente de cientos de miles de personas la vivienda habitual de muchas personas en este territorio.
Delegación del episcopado estadounidense en Cuba
Analiza la colaboración pastoral y la ayuda a la isla tras los huracanes
LA HABANA, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org-El Observador).- A partir de este lunes y hasta el próximo jueves, se llevará a cabo una visita de tres obispos y dos sacerdotes de Estados Unidos a esta isla del Caribe con el objetivo de fomentar las relaciones pastorales entre ambos episcopados y revisar los daños que dejaron a su paso los tres huracanes que devastaron Cuba el año pasado.
La información de la visita fue dada a conocer por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, a través de su secretario, el sacerdote José Félix Pérez. Según el presbítero, la visita "quiere continuar esa relación que se mantiene desde hace ya muchos años de colaboración, de intercambio, donde no sólo el aspecto de ayuda es el importante".
La delegación estadounidense forma parte del secretariado para América Latina de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos y es encabezada por el arzobispo de Boston, el cardenal Sean O'Maileu; el obispo de Orlando, monseñor Thomas Wenski; y el obispo auxiliar de San Antonio, monseñor Oscar Cantú.
El anterior viaje de una delegación episcopal estadounidense a Cuba tuvo lugar en agosto de 2008, justamente en el momento que acababa de pasar el primer huracán de la temporada. Desde ese momento, y luego con los dos posteriores que arrasaron la isla del Caribe, el episcopado de Estados Unidos, a través de Cáritas-Cuba ha canalizado una importante ayuda económica a los damnificados.
El padre José Félix Pérez precisó que el episcopado de Estados Unidos "también sostiene otros proyectos que no tienen que ver con los huracanes. Son proyectos --dijo-- para ayudar a la pastoral, para ayudar a distintas iniciativas en sus diócesis".
La Iglesia católica en Cuba ha tenido una difícil relación con el gobierno comunista, que ha empezado a cambiar favorablemente desde que Juan Pablo II visitó Cuba hace poco más de una década.
Flash
Un CD con voz de Benedicto XVI y música saldrá a la venta en otoño
Con oraciones y fragmentos de discursos
LONDRES, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Un CD musical del grupo católico Multimedia San Paolo, en cooperación con la discográfica Geffen-Universal, con la voz de Benedicto XVI saldrá a la venta el próximo otoño.
La producción se ha realizado con grabaciones de fragmentos de discursos y de oraciones en diversas lenguas pronunciadas por el Papa, que Radio Vaticano ha puesto a disposición de la productora inglesa.
Entre las grabaciones, se encuentra una en la que el Papa canta el Regina Caeli, ha confirmado Radio Vaticano.
Durante el pontificado del Papa Juan Pablo II, se realizó un CD similar titul ado "Abba Pater", con la voz del Santo Padre polaco.
Entrevistas
Benedicto XVI y Obama: La religión de factor de conflicto a factor de paz
Entrevista con el filósofo francés Henri Hude
PARÍS, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- En el último número de revista HUMANITAS, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, puede leerse un ensayo del filósofo francés Henri Hude, miembro del Consejo de Colaboradores de esa publicación chilena que circula en el norte y sur del continente americano, en el cual analiza, desde la perspectiva de la filosofía moral política, los discursos del Papa Benedicto XVI y del presidente Barack Obama en Oriente Medio.
Antiguo profesor del Instituto Juan Pablo II para la Familia, en su sede romana de la Pontificia Universidad Lateranense y actual director del Centro de Investigaciones Éticas en la Escuela Saint-Cyr para oficiales militares en Francia, Hude conversó con ZENIT sobre este ensayo que puede ya verse in extenso en el sitio web de HUMANITAS (www.humanitas.cl)
--¿Por qué semejante paralelo entre los discursos de Benedicto XVI y los de Barack Obama?
--Henri Hude: La humanidad necesita emprender "un nuevo inicio", no sólo en Oriente Medio. Benedicto XVI y Barack Obama lo afirman y emplean la misma expresión. Es la primera y la última palabra de ellos. La meta hacia la cual apunta este "nuevo inicio" es la paz universal. Los dos desean apuntar sin utopía hacia esa dirección. Este "nuevo inicio" sólo es posible, según ambos, si se toma seriamente en cuenta la religión. Los dos prestan, por consiguiente, especial atención a las condiciones culturales y espirituales de la paz universal. Sus perspectivas sobre el porvenir --distintas, pero cruzadas-- sugieren una posible recomposición positiva del panorama global, espiritual y temporal.
--¿Cuál es, en su opinión, el aporte esencial de sus intervenciones paralelas?
--Henri Hude: Decir que la religión puede ser un factor de paz. Barack Obama piensa que las religiones pueden convivir armoniosamente sometiéndose a la norma de una filosofía que asegure la igualdad y la libertad de las opiniones y las tradiciones en el seno de una constitución política dirigida a agrupar toda la pluralidad en la unidad, sin anularla. "E pluribus Unum". Y dada esta condición es muy positivo su aporte a la sociedad. En mi opinión, Benedicto XVI expresa de mejor manera cómo puede operar este modelo teórico sin degradarse en la utopía o la manipulación. Benedicto XVI habla menos de la religión en general, abordando en cambio metódicamente, con realismo y respeto, las diversas relaciones particulares presentes: entre el cristianismo y la Ilustración; entre la Ilustración y el Islam; entre el cristianismo y el Islam. Ciertamente, considera también el judaísmo.
--¿Incluye usted la Ilustración o las Luces, entre las religiones?
--Henri Hude: Por supuesto. Eso es verdad también para la Ilustración en su etapa actual, enteramente relativista. Nos decimos que sería más sencillo reconocer mutuamente nuestras "opiniones" sin buscar una "verdad absoluta"... pero no es tan simple, ya que si no hay verdad absoluta, eso mismo viene a ser la verdad absoluta y entonces sigue habiendo una verdad absoluta. Y esta última "verdad absoluta" no es puramente una regla práctica útil para la tolerancia, sino una creencia metafísica determinada, ligada a todo un sistema de autorizaciones y prohibiciones. Si de cada espíritu individual puede surgir una verdad absoluta, estamos en pleno politeísmo o panteísmo. Por consiguiente, es del todo razonable que la Ilustración planteen a las religiones problemas sobre la tolerancia, la libertad religiosa y las guerras de religión, pero únicamente si se incluye ella mismas y en condiciones de igualdad en el dispositivo problemático que plantean, por cuanto la Razón de las Luces, cuando profundizamos en ella, es también una de las ideas posibles de lo Absoluto, de la Divinidad, junto con todas las demás.
--¿Qué interés pueden tener esos "perfiles paralelos" en relación con el trabajo de evangelización?
--Henri Hude: La evangelización s&oa cute;lo es posible si los cristianos están orgullosos de su fe y no se sienten culpabilizados a causa de la misma. Benedicto XVI desculpabiliza a los cristianos, pero también a los musulmanes y judíos. Un alma culpabilizada no se atreve a hablar públicamente sobre su fe. ¿Por qué? Benedicto XVI lo dice: "Hay quienes sostienen que la religión es necesariamente causa de división en nuestro mundo, y pretenden que mientras menos atención se preste a la religión en el ámbito público, tanto mejor será" (Discurso en la Mezquita Al-Hussein). Y el argumento para probar eso es la existencia de las guerras de religión, que serían inevitables. Barack Obama y Benedicto XVI enfrentan este problema con franqueza y profundidad. De aquí se desprenden dos ideas muy distintas, pero en parte convergentes, de la religión como factor fundamental de la paz. Eso tiende a desculpabilizar al cristiano en relación con este tipo de reproche y también le evita exponerse al mismo.
--¿Cuál es la diferencia más grande entre los dos planteamientos?
--Henri Hude: El del presidente norteamericano enfoca políticamente las religiones a pesar de no estar desprovisto de sensibilidad religiosa, y ayuda a progresar la reflexión pública haciendo sentir que discierne claramente la complejidad del problema. Con todo, difícilmente se eleva por encima de una retórica pacifista interreligiosa, cálida, pero algo vaga, cuya eficacia en los espíritus religiosos se mitigará en su alcance y será a menudo función de su grado de secularización. Ciertamente, la disolución de las religiones en el ambiente secularista y relativista, que Obama no desea, sería automáticamente la solución de los problemas que su existencia plantea; pero en este caso la disolución del secularismo sería también una posible solución de los problemas por él planteados a las religiones... ¿Cómo ir más allá de estas seudo soluciones?
El Papa, por su parte, aborda religiosamente las religiones y considera la dificultad relativa de su coexistencia política (que es un hecho innegable) en primer lugar como un problema religioso, que para cada uno se presenta seriamente en el interior de la conciencia religiosa. No parte de las exigencias de la política democrática o la paz mundial planteadas como absolutos, sino de la búsqueda de la voluntad de Dios en cada situación. Es también por este motivo que su filosofía política es más profunda y penetra en mayor medida en lo concreto de las condiciones efectivas de la paz.
- -Pero, ¿qué significa entonces el llamado a la paz interreligiosa si éste no se lanza únicamente en nombre del espíritu de las Luces?
--Henri Hude: Es una buena pregunta. Es necesario que este llamado no encierre en sí mismo nada contrario a la convicción fundamental de cada una de las partes. De otro modo, parecería como un llamado a la apostasía. Por ello es necesario un diálogo de una total franqueza.
Suponga usted, por ejemplo, que Dios hubiese revelado que la guerra santa sería un deber religioso --no me pronuncio aquí sobre el fondo de la cuestión; es una simple hipótesis de trabajo-- ¿qué querría usted que produzca a un "verdadero creyente", en esa hipótesis, el hecho de reprocharle que Dios no sería políticamente correcto? El llamado a la paz, formulado a l estilo occidental sería incomprensible. En cambio, podría ser eficaz y no desleal hacerle notar a ese tipo de creyente que, en las nuevas condiciones del mundo, una guerra santa, sobre todo empleando medios espantosos, tendría por esa causa un carácter totalmente contraproducente, que sólo conduciría al debilitamiento de la religión en beneficio de una concepción a sus ojos irreligiosa de la libertad y la paz. Así fue la experiencia amarga de la cristiandad europea en los siglos XVI y XVII. Esto, por supuesto, no es sino un ejemplo.
Un llamado a la "tolerancia" es por tanto del todo superficial si consiste en dar a los teístas la lección desde el punto de vista politeísta o panteísta. Suponga usted que se pida a los musulmanes que acepten considerar a Alá como uno de los dioses del Panteón relativista: sería una b roma de mal gusto y ellos la tomarían muy mal. Lo mismo le ocurriría a un cristiano, por lo demás. ¿Porque qué es un descendiente de Abraham según la fe? Alguien que piensa haber sido llamado por Dios a una ruptura decisiva con el panteísmo y el politeísmo. Por este motivo, la prédica secularista sobre una vaga tolerancia relativista no promueve diálogo serio y profundo alguno. Sólo tiende a disolver las religiones, reduciéndolas al silencio por culpabilización, o hacerlas sublevarse con violencia contra la idea misma de tolerancia. Para establecer un diálogo serio y pacificador, una persona con esas ideas tendría que empezar por decir: "Soy politeísta -o panteísta- y considero que mi creencia es la verdadera. Discutámoslo si usted lo desea". El llamado a un diálogo profundo supone la verdad y acepta lo trágico del disentimiento sobre l o esencial.
--Pero, ¿cómo podemos vivir juntos en paz si nos separan disentimientos en cuanto a lo esencial que rehusamos relativizar?
--Henri Hude: Lo que permite la coexistencia es la estimación y la amistad mediante el carácter común de lo moralmente serio de una vida virtuosa. De este modo se edificó el consenso de los Estados Unidos, entre filósofos y creyentes, a partir de la Independencia. Precisamente este consenso se hizo astillas a partir de la decisión sobre el aborto. Barack Obama desearía reconstruirlo. ¿Pero cómo?
Si el espíritu ilustrado abandona el deber kantiano en beneficio del hedonismo y el relativismo ético, la democracia "iluminada" ya no se estructura en torno a la libertad que sube, sino en torno a la que baja, y entonces ya no hay un lugar común entre ella y las religiones ni ta mpoco con una Ilustración seria. En este aspecto, los problemas morales de la vida son cruciales. Si el espíritu de las Luces renuncia a la exigencia rigurosa del deber, se degrada en un laxismo intolerante que lleva al choque de las civilizaciones.
--¿Por qué hay guerras de religión?
--Henri Hude: Es preciso comprender esta expresión en el sentido más amplio. Las guerras entre ideologías provenientes del espíritu de las Luces o entre una religión y una determinada ideología son también guerras de religión en sentido amplio. El Papa advierte que las guerras de religión existen en sentido amplio, pero no son necesariamente muy religiosas. "La manipulación ideológica de la religión, a veces con fines políticos, es a menudo el verdadero catalizador de las tensiones y las divisiones" (Discurso en la Mezquita Al-Hussein ). Se podría invocar aquí el testimonio del filósofo Montaigne en sus "Ensayos", quién vivió en Francia en los tiempos de las guerras de religión. Si con la acción del General Petraeus, en Irak, mejoraron tanto allí los asuntos de Estados Unidos, es porque esa acción se cimentó justamente sobre la base de un análisis mucho más fino del carácter de un conflicto que implica una dimensión religiosa, como lo explica el Profesor Ahmed S. Hachim. Además, Benedicto XVI elogia a los dirigentes jordanos por "cerciorarse de que la vertiente pública de la religión refleje su verdadera naturaleza" (ibid).
Angelus
Benedicto XVI: El "sí" de María y el "sí" de cada hombre y mujer
Intervención con motivo del Ángelus, el 16 de agosto
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI el domingo, 16 de agosto, al rezar el Ángelus junto a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
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Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos ayer la gran fiesta de la Asunción de María al Cielo y hoy leemos en el Evangelio estas palabras de Jesús: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo" (Juan 6, 51). No podemos permanecer indiferentes ante esta correspondenc ia, que gira en torno al símbolo del "cielo": María ha sido "elevada" al lugar del que su Hijo había "bajado".
Naturalmente este lenguaje, que es bíblico, expresa con términos figurativos algo que no entra completamente en el mundo de nuestros conceptos e imágenes. Pero, ¡detengámonos un momento a reflexionar! Jesús se presenta como el "pan vivo", es decir, el alimento que contiene la vida misma de Dios y es capaz de darla a quien come de Él, el verdadero alimento que da vida, que alimenta profundamente. Jesús dice: "si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo" (Juan 6, 51).
Pues bien, ¿de quién ha tomado el Hijo de Dios su "carne", su humanidad concreta y terrenal? La tomó de la Virgen María. Dios tomó de Ella el cuerpo humano para entrar en nuestra condición mortal. A su vez, al final de la existencia terrena, el cuerpo de la Virgen fue llevado al cielo por parte de Dios e hizo que entrara en la condición celestial. Es una especie de intercambio en el que Dios siempre toma la iniciativa, pero en cierto sentido, como hemos visto en otras ocasiones, tiene también necesidad de María, del "sí" de la criatura, de su carne, de su existencia concreta, para preparar la materia de su sacrificio: el cuerpo y la sangre para ofrecerla en la Cruz como instrumento de vida eterna y, en el sacramento de la Eucaristía, como alimento y bebida espirituales.
Queridos hermanos y hermanas: lo que le sucedió a María es válido también, de manera diferente aunque real, para todo hombre y mujer, porque Dios nos pide a cada uno de nosotros que le acojamos, q ue pongamos a disposición nuestro corazón y nuestro cuerpo, toda nuestra existencia, nuestra carne --dice la Biblia--, para que Él pueda habitar en el mundo.
Nos llama a unirnos a Él en el sacramento de la Eucaristía, Pan partido para la vida del mundo, para formar juntos la Iglesia, su Cuerpo histórico. Y si nosotros decimos "sí", como María, en la misma medida de este nuestro "sí" tiene lugar también para nosotros y en nosotros este misterioso intercambio: quedamos asumidos en la dignidad de Aquél que ha asumido nuestra humanidad.
La Eucaristía es el medio, el instrumento de esta transformación recíproca, que tiene siempre a Dios como fin y como actor principal: Él es la Cabeza y nosotros los miembros; Él es la Vid, y nosotros los sarmientos, quien come de este Pan y vive en comunión con Jesús , dejándose transformar por Él y en Él, queda salvado de la muerte eterna: ciertamente muere como todos, participando también en el misterio de la pasión y de la Cruz de Cristo, pero ya no es esclavo de la muerte y resucitará el último día para gozar de la fiesta eterna con María y todos los santos.
Este misterio, esta fiesta de Dios comienza aquí abajo: es misterio de fe, de esperanza y de amor, que se celebra en la liturgia, especialmente eucarística, y se expresa en la comunión fraterna y en el servicio al prójimo. Pidamos a la Virgen santa que nos ayude a alimentarnos siempre con fe del Pan de vida eterna para experimentar ya en la tierra la alegría de Cielo.
[Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengu a española presentes en esta oración mariana y a quienes se unen a ella a través de la radio y la televisión. Que la contemplación continua del misterio de Cristo acreciente en nosotros el amor a sus preceptos y la esperanza en sus promesas, para que nuestro corazón no se deje vencer por las dificultades cotidianas sino que esté anclado en la fe en el Hijo de Dios que tiene "palabras de vida eterna". Muchas gracias y feliz domingo.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Benedicto XVI: La santidad, respuesta a un mundo en crisis
Intervención con motivo del Ángelus del 9 de agosto
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI el domingo 9 de agosto, al rezar la oración mariana del Ángelus junto a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
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Queridos hermanos y hermanas:
Como el domingo pasado, también hoy --en el contexto del Año sacerdotal que estamos celebrando-- nos detenemos a meditar sobre algunos santos y santas que la liturgia recuerda estos días. Excepto la virgen santa Clara de Asís, ardiente de amor divino en la oblación di aria de la oración y de la vida comunitaria, los demás son mártires, dos de los cuales fueron asesinados en el campo de concentración de Auschwitz: santa Teresa Benedicta de la Cruz -Edith Stein-, quien, nacida en la fe judía y conquistada por Cristo en edad adulta, se hizo monja carmelita y selló su existencia con el martirio; y san Maximiliano Kolbe, hijo de Polonia y de san Francisco de Asís, gran apóstol de María Inmaculada.
Encontraremos también otras figuras espléndidas de mártires de la Iglesia de Roma, como san Ponciano Papa, san Hipólito sacerdote y san Lorenzo diácono. ¡Qué admirables modelos de santidad nos propone la Iglesia! Estos santos son testigos de la caridad que ama "hasta el extremo" y no tiene en cuenta el mal recibido, sino que lo combate con el bien (cf. 1 Co 13, 4-8). De ellos podemos aprender, especialmente los sacerdotes, el heroísmo evangélico que nos impulsa a dar la vida por la salvación de las almas, sin temer nada. ¡El amor vence a la muerte!
Todos los santos, pero especialmente los mártires, son testigos de Dios, que es Amor: Deus caritas est. Los lager nazis, como todo campo de exterminio, se pueden considerar símbolos extremos del mal, del infierno que se abre en la tierra cuando el hombre se olvida de Dios y se pone en su lugar, usurpándole el derecho de decidir lo que es bueno y lo que es malo, de dar la vida y la muerte. Por desgracia, este triste fenómeno no se circunscribe a los campos de concentración. Estos son, más bien, el ápice de una realidad amplia y difundida, a menudo con confines poco claros. Los santos que he recordado brevemente nos hacen reflexionar sobre las profundas divergencias que existen entre el humanismo ateo y el humanismo cristiano; una antítesis que atraviesa toda la historia, pero que al final del segundo milenio, con el nihilismo contemporáneo, ha llegado a un punto crucial, como grandes literatos y pensadores han percibido, y como los acontecimientos han demostrado ampliamente.Por una parte, hay filosofías e ideologías, pero también cada vez más modos de pensar y de actuar que exaltan la libertad como único principio del hombre, en alternativa a Dios, y de ese modo transforman al hombre en un dios, pero es un dios equivocado, que hace de la arbitrariedad su sistema de conducta. Por otra parte, tenemos precisamente a los santos, que, practicando el Evangelio de la caridad, dan razón de su esperanza; muestran el verdadero rostro de Dios, que es Amor, y, al mismo tiempo, el auténtico rostro del hombre, creado a imagen y semejanza divina.
Qu eridos hermanos y hermanas, pidamos a la Virgen María que nos ayude a todos -en primer lugar a los sacerdotes- a ser santos como estos heroicos testigos de la fe y de la entrega hasta el martirio. Este es el único modo para ofrecer a las instancias humanas y espirituales, que suscita la crisis profunda del mundo contemporáneo, una respuesta creíble y exhaustiva: la de la caridad en la verdad.
[Tras rezar el Ángelus, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que se unen a esta oración del Ángelus. En particular al grupo de la pastoral juvenil de Toledo, acompañado de su arzobispo. Especialmente en el Día del Señor, invito a todos a buscar en la Eucaristía el pan bajado del cielo, el alimento que perdura y da la vida ete rna. Que la Santísima Virgen María interceda para que nunca falte este sustento de nuestra esperanza y nuestros esfuerzos por la paz. Feliz domingo.
[© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Audiencia del miércoles
Benedicto XVI: María y el sacerdote
Intervención en la audiencia general del 12 de agosto
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI el 12 de agosto durante la audiencia general que concedió a los peregrinos en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
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Queridos hermanos y hermanas:
Es inminente la celebración de la solemnidad de la Asunción de la santísima Virgen, el sábado próximo, y estamos en el contexto del Año sacerdotal; por eso deseo hablar del nexo entre la Virgen y el sacerdocio. Es un nexo profundamente enraizad o en el misterio de la Encarnación. Cuando Dios decidió hacerse hombre en su Hijo, necesitaba el "sí" libre de una criatura suya. Dios no actúa contra nuestra libertad. Y sucede algo realmente extraordinario: Dios se hace dependiente de la libertad, del "sí" de una criatura suya; espera este "sí". San Bernardo de Claraval, en una de sus homilías, explicó de modo dramático este momento decisivo de la historia universal, donde el cielo, la tierra y Dios mismo esperan lo que dirá esta criatura.
El "sí" de María es, por consiguiente, la puerta por la que Dios pudo entrar en el mundo, hacerse hombre. Así María está real y profundamente involucrada en el misterio de la Encarnación, de nuestra salvación. Y la Encarnación, el hacerse hombre del Hijo, desde el inicio estaba orientada al don de sí ; mismo, a entregarse con mucho amor en la cruz a fin de convertirse en pan para la vida del mundo. De este modo sacrificio, sacerdocio y Encarnación van unidos, y María se encuentra en el centro de este misterio.
Pasemos ahora a la cruz. Jesús, antes de morir, ve a su Madre al pie de la cruz y ve al hijo amado; y este hijo amado ciertamente es una persona, un individuo muy importante; pero es más: es un ejemplo, una prefiguración de todos los discípulos amados, de todas las personas llamadas por el Señor a ser "discípulo amado" y, en consecuencia, de modo particular también de los sacerdotes.
Jesús dice a María: "Madre, ahí tienes a tu hijo" (Jn 19, 26). Es una especie de testamento: encomienda a su Madre al cuidado del hijo, del discípulo. Pero también dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 27). El Evangelio nos dice que desde ese momento san Juan, el hijo predilecto, acogió a la madre María "en su casa". Así dice la traducción italiana, pero el texto griego es mucho más profundo, mucho más rico. Podríamos traducir: acogió a María en lo íntimo de su vida, de su ser, "eis tà ìdia", en la profundidad de su ser.
Acoger a María significa introducirla en el dinamismo de toda la propia existencia -no es algo exterior- y en todo lo que constituye el horizonte del propio apostolado. Me parece que se comprende, por lo tanto, que la peculiar relación de maternidad que existe entre María y los presbíteros es la fuente primaria, el motivo fundamental de la predilección que alberga por cada uno de ellos. De hecho, son dos las razones de la predilecci&oacut e;n que María siente por ellos: porque se asemejan más a Jesús, amor supremo de su corazón, y porque también ellos, como ella, están comprometidos en la misión de proclamar, testimoniar y dar a Cristo al mundo. Por su identificación y conformación sacramental a Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, todo sacerdote puede y debe sentirse verdaderamente hijo predilecto de esta altísima y humildísima Madre.
El Concilio Vaticano II invita a los sacerdotes a contemplar a María como el modelo perfecto de su propia existencia, invocándola como "Madre del sumo y eterno Sacerdote, Reina de los Apóstoles, Auxilio de los presbíteros en su ministerio". Y los presbíteros -prosigue el Concilio- "han de venerarla y amarla con devoción y culto filial" (cf. Presbyterorum ordinis, 18).
El santo cur a de Ars, en quien pensamos de modo particular este año, solía repetir: "Jesucristo, cuando nos dio todo lo que nos podía dar, quiso hacernos herederos de lo más precioso que tenía, es decir, de su santa Madre" (B. Nodet, Il pensiero e l'anima del Curato d'Ars, Turín 1967, p. 305). Esto vale para todo cristiano, para todos nosotros, pero de modo especial para los sacerdotes.
Queridos hermanos y hermanas, oremos para que María haga a todos los sacerdotes, en todos los problemas del mundo de hoy, conformes a la imagen de su Hijo Jesús, dispensadores del tesoro inestimable de su amor de Pastor bueno.
¡María, Madre de los sacerdotes, ruega por nosotros![Al final de la audiencia, el Santo Padre saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Queridos peregrinos de lengua española. Agr adezco vuestra visita y os saludo muy cordialmente, en particular a los jóvenes de la Comunidad Misionera de Villaregia, venidos de Perú y México. Pido al Señor que la estancia en la sede de Pedro sea una ocasión para alentar el compromiso de ser verdaderos testigos del Evangelio en el mundo de hoy, como lo fueron los primeros Apóstoles que nos transmitieron con su palabra y su ejemplo de vida el mensaje salvador de Jesucristo.
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Documentación
Uruguay: "Es grave aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales"
Intervención del arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno
MONTEVIDEO, lunes 17 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el documento que ha escrito monseñor Nicolás Cotugno, S.D.B., arzobispo de Montevideo Y Presidente de la Comisión para la Familia de la Conferencia Episcopal del Uruguay con el título: "Es grave aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales".
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1. El tema de la adopción de niños por parte de uniones homosexuales no es un tema de religión, de filosof&iacu te;a o de sociología. Es algo que refiere esencialmente al respeto de la misma naturaleza humana. Aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales es ir contra la misma naturaleza humana, y consiguientemente es ir contra los derechos fundamentales del ser humano en cuanto persona.
A propósito de esta problemática, se expidió la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, en el año 2003, afirmando: "La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimo nio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad. Los intentos de posibilitar legalmente la adopción de niños en el contexto de las relaciones homosexuales añade un elemento de gran peligrosidad.
No puede constituir una verdadera familia el vínculo de dos hombres o de dos mujeres, y mucho menos se puede a esa unión atribuir el derecho de adoptar niños privados de familia».
2. La Convención sobre los Derechos del Niño (ley 16137) dispuso que "en todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privad as de bienestar social, se atenderá el interés superior del niño" (art 3). En otra norma se dice que incumbirá a los padres o en su caso a los representantes legales la responsabilidad de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental será el interés superior del niño" (Art. 18).
No se respeta el interés superior del niño cuando lo que se prioriza es el interés del que adopta, pues en estos casos se "instrumentaliza" o "cosifica" al niño en función del deseo o el querer de otros y no se atiende realmente lo que éste necesita.
En definitiva, los niños no pueden ser utilizados como instrumento para la reivindicación de derechos de unas personas, de un grupo; ni la adopción es una institución que pueda regirse por criterios de conveniencia política. Además, realmente se les discrimina causándoles serios daños, ya que pueden ser adoptados por padres naturales.
Deberíamos más bien ocuparnos y preocuparnos por una ley de adopción que agilice los trámites de adopción por padres naturales. En efecto, existen muchas parejas naturales que estarían en condiciones de adoptar y es por este lado, entre otros, por donde debe y puede venir la solución. Los niños no necesitan sólo alimento y cariño, sino y especialmente, formación y proyección como personas en una familia natural. Los niños naturalmente necesitan del referente como padre y como madre y no se tiene el derecho de suplirle esta necesidad natural. La naturaleza humana exige para un correcto desarrollo de su personalidad que los niños cuenten con modelos de identidad masculina y femenina.
3. Quienes libremente optaron por una vida de relación homosexual asumieron tener un estilo de vida ajeno a la procreación y al poder ser padres. Quien desecha la causa no puede pretender el efecto natural de la misma. No obstante, aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales, otorgaría a quienes decidieron por su estilo de vida no ser padres el derecho de serlo, priorizando así sus intereses a los de los niños. Y esto no es admisible desde ningún punto de vista.
Corresponde aclarar que este cuestionamiento no está referido a los homosexuales como personas, quienes - como tales - merecen el máximo respeto. En el Catecismo de la Iglesia Católica se ha dispuesto (Art. 2358) que los homosexuales "deben ser recibidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto de ellos, todo signo de discriminación injusta". Con no menor claridad se ha afirmado que ello no obstante, "reconocerles los derechos como persona no supone legitimarlos o asimilarlos a que constituyan una familia" o que se atribuyan la función de padres.
No permitir la adopción a los homosexuales no supone ninguna forma de discriminación. Si no conformo una relación natural de hombre y mujer no puedo pretender engendrar, educar y formar a un hijo. Y esto no es discriminación, pues no se trata desigual a los iguales sino que se marcan diferencias entre desiguales. Nadie puede ser injustamente discriminado, pero sí diferenciado en atención a su situación real. La discriminación es trato desigual no justificado, pero si existe justificación no hay discriminación. Aquí hay plena justificación para denegar la función de padres a quienes naturalmente lo han desestimado por su opci&o acute;n y estilo de vida.
Los niños son las personas más vulnerables, son los más pobres y necesitados de nuestra sociedad, dignos de cuidados y protecciones especiales. Es deber de la familia humana y de la misma sociedad, defenderlos y promoverlos en sintonía con sus derechos fundamentales y en armonía con las exigencias propias de la naturaleza humana.
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