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Servicio diario - 12 de noviembre de 2009

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Benedicto XVI: la Universidad debe proporcionar “valores y motivaciones”
Audiencia a los miembros de la LUMSA en su 70° aniversario

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Desde siempre, y en particular en la situación actual, caracterizada por la emergencia educativa y pos las repercusiones de la crisis económica, la universidad debe proporcionar contenidos y saberes, sino también “valores y motivaciones profundas”.

Así lo afirmó hoy Benedicto XVI, al recibir en audiencia a los profesores y estudiantes de la Libera Università Maria Santissima Assunta (LUMSA), con ocasión del 70° aniversario de su fundación.

La LUMSA nació en 1939 por iniciativa de la sierva de Dios Madre Luigia Tincani, fundadora de la Unión Santa Catalina de Siena de las Misioneras de la Escuela, y del cardenal Giuseppe Pizzardo, entonces Prefecto de la Congregación de los Seminarios y de las Universidades de Estudios.

Con el objetivo de “promover de una adecuada formación universitaria para las religiosas destinadas a la enseñanza en las escuelas católicas”, esta institución “inició su actividad en el clima del compromiso educativo del mundo católico suscitado por la encíclica de Pío XI Divini illius Magistri", recordó el Papa.

En los pasados setenta años, la LUMSA “ha preparado a multitud de profesores y se desarrolló notablemente, especialmente tras la transformación, en 1989, en Universidad Libre, y la consiguiente creación de nuevas Facultades con la ampliación del caudal de usuarios”.

El Papa reconoció que hoy esta institución, con casi 9.000 estudiantes, “representa una referencia importante en el campo educativo”.

Emergencia educativa

En su discurso, Benedicto XVI explicó que el actual contexto se caracteriza por “una preocupante emergencia educativa”, en la que asume mayor relevancia “el deber de aquellos que están llamados a la enseñanza”.

“Se trata ante todo del papel de los profesores universitarios, pero también del propio iter formativo de los estudiantes que se preparan la llevar a cabo la profesión de profesores en los distintos órdenes y grados de la escuela, o también de profesionales en los diversos ámbitos de la sociedad”.

La profunda crisis económica, afirmó el Pontífice, “ha puesto de manifiesto la exigencia de una inversión más decidida y valiente en el campo del saber y de la educación, como vía para responder a las numerosos retos abiertos y para preparar a las jóvenes generaciones para que construyan un mundo mejor”

Para ello, es “cada vez más urgente la necesidad de recurrir a los valores fundamentales que hay que transmitir, como patrimonio indispensable, a las próximas generaciones y, por tanto, de preguntarse sobre cuáles son esos valores”.

Desafíos éticos

Así, prosiguió el Papa, “a las instituciones académicas se les plantean por tanto, de forma apremiante, cuestiones de carácter ético”.

“A las Universidades católicas se les ha confiado un papel relevante, en la fidelidad a su identidad específica y en el esfuerzo de prestar un servicio cualificado en la Iglesia y en la sociedad”.

En la compleja realidad social y cultural, explicó, “la Universidad católica está llamada a actuar con la inspiración cristiana de los individuos y de la comunidad universitaria como tal; con la incesante reflexión sapiencial, iluminada por la fe, y la investigación científica; con la fidelidad al mensaje cristiano tal como está presentado por la Iglesia; con el compromiso institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana, en su camino hacia la última meta”.

“Hoy, como en el pasado, la Universidad necesita verdaderos maestros, que transmiten, junto a contenidos y saberes científicos, un riguroso método de investigación y valores y motivaciones profundas”.

En la actual sociedad “fragmentada y relativista”, el Papa urgió a los presentes a “mantener siempre abiertos el corazón y la mente a la verdad”.

“Dedicaos a adquirir, de modo profundo, los conocimientos que concurren en la formación integral de vuestra personalidad, a afinar la capacidad de búsqueda de la verdad y del bien durante toda la vida, a prepararos profesionalmente para ser constructores de una sociedad más justa y solidaria”, concluyó.

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El Papa y el presidente croata impulsan el respeto a la identidad católica
Benedicto XVI recibe en audiencia a Stejpan Mesić

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI y el presidente de la República de Croacia, Stejpan Mesić mantuvieron un encuentro en el Vaticano este jueves, en el que “ha sido destacada la tradición católica de Croacia, antiquísima y siempre viva”.

Así lo indica un comunicado de la Oficina de Información de la Santa Sede, publicado después de la audiencia del Papa al jefe de Estado.

Durante las “conversaciones cordiales”, también se señaló la importancia de respetar esa identidad católica “y de promover el bien común a través de un diálogo constructivo entre las autoridades del Gobierno y el Episcopado y con todos los componentes de la sociedad”.

Benedicto XVI y Stejpan Mesić conversaron “sobre la situación de la región, sobre los principales desafíos que le esperan y sobre factores que favorecen la estabilidad y que refuerzan la paz”.

Después de ser recibido por el Papa, el presidente de la República de Croacia mantuvo una reunión con el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, que estaba acompañado por el Secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Dominique Mamberti.

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Santa Sede a la ONU: Defender la religión es promover dignidad y derechos
Intervención del observador vaticano monseñor Migliore


 

NUEVA YORK, jueves, 12 noviembre 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente vaticano ante Naciones Unidas, intervino en la 64 sesión de la Asamblea General de este organismo sobre el tema “Cultura de paz”. El prelado pidió defender la libertad religiosa, que es igual a promover la dignidad y los derechos humanos.

“El objetivo último de Naciones Unidas, en cuanto a buscar la comprensión y la cooperación interreligiosa, es saber comprometer a los estados y a todos los sectores de la sociedad humana a reconocer, respetar y promover la dignidad y los derechos de toda persona y de toda comunidad del mundo”, dijo el observador vaticano.

El prelado recordó que la cuestión de la religión y de la aportación de las religiones a la paz y al desarrollo se ha hecho en los últimos años “urgente e inevitable”, obteniendo por tanto nueva visibilidad en Naciones Unidas.

“Hace un siglo y medio, al principio de la revolución industrial, la religión se describía como el ‘opio de los pueblos’ –observó--; hoy, en el contexto de la globalización, es cada vez más considerada la ‘vitamina de los pobres’”.

La “aportación única” de las religiones y el diálogo y la cooperación entre ellas subyacen “en su misma razón de ser”, que es servir a la dimensión espiritual y trascendental de la naturaleza humana, explicó.

Del mismo modo, las religiones tienden a “elevar al espíritu humano, defender la vida, reforzar al débil, traducir los ideales en acciones, purificar las instituciones, contribuir a resolver desigualdades económicas y no económicas, inspirar a los líderes e ir más allá de la normal llamada al deber, permitir a las poblaciones alcanzar una realización más plena de su potencial natural y superar situaciones de conflicto, a través de la reconciliación, los procesos de construcción de paz y la curación de la memoria herida por la injusticia”.

Monseñor Migliore recordó que es muy sabido que en el curso de la historia individuos y líderes han “manipulado la religión”, y los movimientos ideológicos y nacionalistas han considerado las diferencias religiosas “una oportunidad para aliar un apoyo a la propia causa”.

Recientemente, “la manipulación y el uso incorrecto de la religión con fines políticos ha suscitado debates y deliberaciones de Naciones Unidas sobre el tema, poniéndolo en el contexto de los derechos humanos”.

En este panorama, el prelado recordó cómo es “profundamente sentida” la necesidad de “una visión coherente y un enfoque apropiado” de este fenómeno.

Por esto, ofreció algunas consideraciones para contribuir a “una interacción adecuada y eficaz de la religión y de las religiones con los objetivos y las actividades de Naciones Unidas”.

Como recordó el observador vaticano, “el diálogo interreligioso dirigido a indagar en las bases teológicas y espirituales de diversas religiones, con vistas a una comprensión y una cooperación recíproca, se está convirtiendo cada vez más en un imperativo, una convicción y un comportamiento efectivo entre las diferentes religiones”.

A este respecto, se mostró feliz de recordar el liderazgo asumido por la Iglesia Católica hace cuarenta años con la promulgación del documento conciliar Nostra Aetate para abrirse a las otras tradiciones religiosas.

Este empeño, reconoció, mira a “promover más respeto, comprensión y cooperación entre los creyentes de las diferentes denominaciones, impulsar el estudio de las religiones y favorecer la formación de personas dedicadas al diálogo”.

Un diálogo teológico y espiritual de este tipo, añadió, debe ser realizado “entre y por los creyentes”, adoptando “una metodología adecuada” y ofreciendo “la premisa y la base indispensable para aquella más amplia cultura del diálogo y de la cooperación que varias instituciones académicas, políticas, económicas e internacionales han lanzado en los últimos decenios”.

En este contexto, concluyó, la responsabilidad “específica y primaria” de las Naciones Unidas respecto a la religión es “debatir, dilucidar y ayudar a los estados a asegurar plenamente, a todo nivel, la implementación del derecho a la libertad religiosa”, como afirman muchos documentos de la ONU que incluyen “el pleno respeto y la promoción no sólo de la fundamental libertad de conciencia, sino de la expresión y de la práctica de la religión de cualquiera, sin restricciones”.

[Por Roberta Sciamplicotti, traducido del italiano por Nieves San Martín]

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El ser humano nunca debe reducirse a un mero cuerpo
Monsignor Zygmunt Zimowski abre el año académico del “Camillianum”

ROMA, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- “El cuerpo de un ser humano, desde los primeros estadios de su existencia, nunca es reducible al conjunto de sus células”. Así lo afirmó ayer 11 de noviembre monseñor Zygmunt Zimowski, Presidente del Consejo Pontificio para los Operadores Sanitarios, en el Instituto Internacional de Teología Pastoral Sanitaria Camillianum, en la apertura del nuevo año académico.

El Presidente del Consejo Pontificio subrayó que “a todo ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, debe reconocersele la dignidad de persona” y este principio de la dignidad es tan fundamental que debe reclamar un gran “Sí” a la vida humana.

Por tanto, el sí a la vida humana “debe ponerse en el centro de la reflexión ética sobre la investigación biomédica, que reviste una importancia cada vez mayor en el mundo de hoy”.

Monseñor Zimowski explicó que las ciencias médicas han desarrollado de modo considerable sus conocimientos sobre la vida humana en los estadios iniciales de su existencia, hasta conocer mejor las estructuras biológicas del hombre y el proceso de su generación.

“Estos desarrollos – afirmó – son ciertamente positivos y merecen ser apoyados, cuando sirven para superar o corregir patologías y contribuyen a restablecer el normal desarrollo de los procesos generativos”.

“Pero – añadió –, y hay que decirlo con claridad, son en cambio negativos, y por tanto no se pueden compartir, cuando implican la supresión de seres humanos o usan medios que dañan la libertad de la persona o que son adoptados para fines contrarios al bien integral del hombre”.

El presidente del Consejo Pontificio explicó que “el gran desafío de la vida humana tiene que ver ante todo y sobre a su inicio” y que existe un intento de trasladar al inicio de la vida de la concepción a la implantación, lo que supondría un “pleno nulla osta ético para el aborto, porque pasan 15 días desde el momento de la fecundación del óvulo hasta el momento del implante en el útero materno”.

Retomando las palabras de Juan Pablo II en la Novo millennio ineunte, monseñor Zimowski precisó que la Iglesia debe realizar una tarea de radicalidad evangélica sin temor a las críticas porque la defensa de ella vida “está en la agenda eclesial de la caridad” y responde al “deber de comprometerse en el respeto de cada ser humano desde la concepción hasta su ocaso natural”.

“De la misma forma – comentó – el servicio al hombre nos obliga a gritar, oportuna e inoportunamente, que cuantos se valen de las nuevas potencialidades de la ciencia, especialmente en el terreno de la biotecnología, no pueden desatender las exigencias fundamentales de la ética, apelando quizás a una discutible solidaridad que acaba por discriminar entre vida y vida, despreciando la realidad propia de cada ser humano”.

En este contexto, el prelado afirmó que la vida del hombre está en el corazón del mensaje de Cristo, porque “es el hombre, grande y maravillosa figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que toda la creación: el es Hom,bre, y para él existen el cielo y la tierra, el mar y la totalidad de la creación, y es a su salvación a la que Dios dio tanta importancia, que no ahorró siquiera a su Hijo Unigénito.

“En el plan de Dios-Creador – añadió – todo ha sido creado para el hombre, pero el hombre ha sido credo para servir a Dios y para ofrecerle toda la creación” y por esto la defensa de la vida entendida como caridad “está necesariamente al servicio de la cultura, de la política, de la economía, de la familia, para que en todas partes se respeten los principios fundamentales de los cuales depende el destino del ser humano y el futuro de la civilización”.

[Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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Mundo


Un 1% de la población mundial muere por suicidio
Simposio sobre prevención del suicidio y acompañamiento a los familiares

VALENCIA, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Actualmente, los suicidios provocan casi la mitad de todas las muertes violentas; en cifras, casi un millón de víctimas al año, según la asociación Viktor E. Frankl.

De hecho, se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras, y se calcula que un 1% de la población mundial fallece por esta causa, afirmó el psicólogo adjunto del Servicio de Hematología del hospital Universitario La Paz de Madrid, Javier Barbero.

Lo hizo durante su intervención, titulada “El afrontamiento del duelo por suicidio”, en el primer simposio del Observatorio del Duelo de la Asociación Viktor E. Frankl, que, bajo el título “Suicidio y Vida. Desde y contra la memoria… hacia el sentido”, se celebró en el Ateneo Mercantil de Valencia los días 6 y 7 de noviembre.

Ante el problema del suicidio, el doctor en medicina de la Fundación Vidal i Barraquer de Barcelona Jordi Font destacó en el mismo simposio la importancia de tomar en consideración los valores espirituales del ser humano como factor preventivo.

Dijo que “el psicoanálisis y la neurociencia, que hasta hace poco eran divergentes con la espiritualidad, están confluyendo en un mismo punto común: el ser humano es un ser destinado a transcenderse a sí mismo.

E insistió en la importancia de fomentar un cambio en nuestra sociedad hacia valores más profundos y espirituales tanto de la vida, como del propio ser humano.

Duelo por suicidio

Por su parte, Barbero afirmó que, tras el suicidio de un ser querido, se debe cambiar la común experiencia de culpa por el respeto.

El experto explicó que el objetivo del duelo es “despedirse de un tipo de relación que lastra a la persona para llegar a otro más creativo”

“Hemos de ayudar al doliente a no instalarse en la culpa”, afirmó, y para ello “hay que ayudar a reconciliarse con los propios límites”, dijo.

Según Barbero, resulta útil “hacer notar que no soy responsable de mi tristeza, pero sí de lo que hago con ella”, indicó, y añadió: “podemos elegir cómo vivir el duelo; y, por fin, sacar lo mejor de uno mismo”.

Sobre las actitudes que no ayudan, pidió no juzgar y aconsejó evitar frases hechas.

Abrazar la emoción

En opinión del experto, la persona que acompaña este tipo de duelos debe “sostener en el dolor, que supone acoger la experiencia del sufrimiento y gestionar el dolor”.

En este sentido, otro de los expertos que intervino en el simposio, el catedrático de psicobiología de la Universidad de Valencia Vicente Simón, presentó los beneficios de la meditación llamada mindfulness, tras la muerte de un ser querido.

“Las emociones que aparecen son tan dolorosas, que nuestra mente intenta huir de ellas -explicó-. Por el contrario, la meditación consiste en mantenernos presentes en la emoción, tomando conciencia de ella (···), igual que si tuviéramos un niño llorando en nuestros brazos abrazamos nuestra emoción hasta que se calme”.

El collar de perlas

También comparó la experiencia de la muerte de un ser querido con la imagen de un collar de perlas que se rompe.

“Igual que nos quedamos sin el hilo que las unía -explicó-, nos quedamos sin un sentido, con fragmentos sueltos que debemos volver a unir.

Simón destacó los pasos que tienen que darse en todo proceso de duelo: sentir el dolor, perdonar, aceptar y amar, agradecer y decir adiós.

El experto animó a no resistirse a lo que es la realidad, pasado el impacto inicial, y señaló como ejemplo de la actitud de aceptación la fase de Jesucristo en el momento de su muerte: “Hágase tu voluntad y no la mía”.

Simón destacó también la conveniencia de desarrollar la autocompasión, la capacidad de darse cariño y amor a uno mismo en cualquier circunstancia, “lo cual en el duelo por suicidio resulta de una grandísima ayuda”.

Vicente Simón también recordó a Viktor Frankl en su planteamiento del espacio de libertad humana que queda entre los estímulos (o acontecimientos) que experimentamos y la respuesta que damos.

El neurólogo y psiquiatra austriaco definió el duelo como una ocasión para la creatividad del ser humano, para volver a rehacer el collar de perlas con un nuevo sentido.

La Asociación “Viktor E. Frankl”, creada en 2001 en Valencia , se dedica a prestar ayuda en el sufrimiento, en la enfermedad y en el duelo, y su ideario se inspira en el humanismo cristiano y en el análisis existencial y la logoterapia de Viktor E. Frankl.

[Por Patricia Navas]

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Juan Manuel de Prada: “El profesor de Religión tiene que ser divertido”
III Congreso Regional sobre el Enseñanza de la Religión en la Escuela

ZAMORA, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- En estos momentos de asfixia de la presencia de la fe en la vida pública, los profesores de Religión deben ser originales y atrevidos para proponer su asignatura.

Así lo afirmó el escritor Juan Manuel de Prada en el marco del III Congreso Regional sobre la Enseñanza de Religión en la Escuela, que se acaba de celebra en Zamora (España), donde se debatió entre otras cosas sobre el sistema educativo actual, el modelo de ciudadano que se quiere y la misión del profesor de Religión.

Pedro Martín Lago, catedrático de Filosofía de la UNED e inspector jefe de la Dirección Provincial de Educación de Zamora, lamentó que “los partidos políticos han convertido la educación en un arma política”, algo preocupante cuando aumenta el fracaso escolar.

La catedrática de instituto Josefa de la Fuente hizo un repaso de cómo cada época histórica ha traído consigo sus leyes educativas respectivas. “De una manera increíble se llega a la burocratización de la enseñanza”, de la que describió algunos rasgos. Además, con unos cambios en la tecnología que hacen que los alumnos “consulten al profesor Google, que nunca falla”. Se ha dado, por lo tanto, “una bajada en la calidad de la enseñanza y un aumento del fracaso escolar”.

Roberto Caramazana, de la Secretaría General de la Fundación PROFORPA (para la Formación de Padres y Profesores), fue muy crítico con la actual ley educativa al decir que “degrada todo el sistema”. Una muestra: “¿cómo se pueden educar mis hijos si pueden repetir tantas veces?”.

Reconoció que “el sistema está fallando”. Porque, mirándolo bien, “el fracaso escolar no es sobre todo el que no termina la enseñanza, sino el que se queda en clase y no quiere hacer nada”. También mostró, preocupado, las cifras del poco interés que este asunto tiene entre los padres españoles.

El escritor y conferenciante José Ramón Ayllón afirmó: “Ustedes son unos auténticos héroes de la resistencia”. Entre otras cosas, afirmó que “si no se respeta lo sagrado, no hay nada sobre lo que se pueda edificar una conducta”. Señaló que “tampoco hay educación si no hay autoridad. El niño y el adolescente, por naturaleza, son insaciables”.

Manuel Martínez Ortega, profesor de Religión en la Escuela de Magisterio del Centro de Estudios Superiores Cardenal Spínola-CEU, constató la división en la sociedad española “en torno al modelo de ciudadano que queremos, enormes disensiones en el prototipo de familia, en el modelo de educación que pretende forjar desde la enseñanza un determinado modelo de hombre abierto o cerrado a la trascendencia, abierto o cerrado al concepto de vida. Una sociedad que relativiza la verdad y sus fundamentos desde los diversos órganos institucionales, especialmente lo que conciernen al campo de la educación en valores de nuestros hijos”.

Señaló que “lo peor está aún por decir: el deseo fervoroso de excluir y prescindir de Dios en el mundo y en la vida de los hombres”, por lo que “nuestro gran problema es la negación radical de Dios, incluso es más, el olvido, la carencia, la indiferencia ante el tema de Dios”. El ponente remarcó: “Dios, única esperanza posible del hombre, porque a pesar de todo y desde el mismo pensamiento que eclipsa a Dios y que proclama su ineficacia, hemos de decir que si no hay Dios no hay nada, no hay futuro ni esperanza. Si hay futuro y esperanza es porque hay Dios”.

Insistió en el tema de la esperanza, capital para los docentes de Religión, ya que “el alumno recibe muchas respuestas a sus interrogantes, mucha publicidad, muchos falsos referentes, y especialmente recibe el ataque continuo y mordaz del laicismo, de una antropología cerrada a la trascendencia y al Misterio”. Planteó la necesidad de emplear “la oración como aprendizaje de la esperanza”, aprovechando los tiempos litúrgicos o “la belleza de las oraciones cristianas”.

Religión “subversiva”

El escritor Juan Manuel de Prada pronunció la conferencia de clausura. Empezó aludiendo a la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre el crucifijo, indicando que los enemigos de la fe “están haciendo algo deliberadamente calculado”. Porque “ante el crucifijo, el conocimiento que se nos brinda desde una tarima, y que es una especie de pedrisco fragmentario, cobra sentido, formando un mosaico que nos muestra nuestra estirpe cultural, nuestra genealogía histórica. Ante un crucifijo, cobra sentido nuestra cultura. Porque las culturas las fundan las religiones, y donde no hay religión no hay cultura”.

Para el escritor, “Occidente hoy está embarcado en una especie de batalla suicida contra sí mismo, y al tratar de negar la religión que lo ha fundado, se está haciendo el harakiri”. Ante esta situación, “la clase de religión puede ser exactamente lo contrario. Porque toda educación debe transmitir una explicación congruente y unificadora de la realidad, que permita ascender desde los fenómenos hasta los principios”.

Afirmó que quienes quitan los crucifijos “quieren que la realidad sea incoherente, que no se pueda llegar a los principios mediante la cadena de la razón. La educación se convierte así en una forma de adoctrinamiento. Cuando se crea un conocimiento fragmentado, se crea confusión, pues las explicaciones serán contradictorias”.

Juan Manuel de Prada se dirigió a los profesores de religión diciéndoles: “tenéis una oportunidad extraordinaria para que, en lo poco que os dejan –y cada vez será menos lo que os dejen– podáis mostrar con la luminosidad de la verdad lo distinta que es una educación que sí tiene unas raíces de las cuales alimentarse de una educación desarraigada. Ése es el primer reto, valiosísimo, con el que se confronta la enseñanza de la religión en nuestro tiempo”.

De Prada explicó que “nuestra religión es la única religión cuya observancia no consiste en cumplir una serie de preceptos, sino que se funda en la adhesión a una persona, Jesucristo. Es lo primero que debe ver el alumno en el profesor: el que le ayuda a crecer es, a su vez, ayudado a crecer por Jesucristo”.

El problema actual de los creyentes es que “hemos renegado de esta característica distintiva del cristianismo, y la observancia de los preceptos nos ha convertido en personas tristes, sombrías, aburridas, previsibles”.

Explicó gráficamente su visión de cómo ha de ser el docente: “En una época tan asfixiada por unos nuevos formalismos, puritanismos, hipocresías… el profesor de religión tiene que ser una persona divertida, muy subversiva, tiene que hacer cosas muy raras, para que aquellos a los que está ayudando a crecer aprendan que la fe es ser muy raros en medio de un mundo gregario y robotizado”.

El objetivo ha de ser, señaló, “que los chavales descubran que en esa fe van a encontrar soluciones a los grandes retos de la vida. La fe que se les ofrece es como un artilugio multiusos, que ante cada problema y asunto candente de la vida ofrece siempre una solución absolutamente luminosa y congruente”.



 

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Chile: Urgente llamada de la Iglesia a restablecer servicios públicos
Pide superar los conflictos gremiales “por respeto a los más pobres”

SANTIAGO DE CHILE, jueves, 12 noviembre 2009 (ZENIT.org).- “No se puede jugar con la salud de los más pobres, las luchas gremiales tienen un límite”, manifestó el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Alejandro Goic, al demandar urgentes instancias de diálogo que permitan reanudar la atención en los servicios básicos, “por respeto a los más pobres”.

El obispo de Rancagua sostuvo –informa la Conferencia Episcopal de Chile--, ante las paralizaciones de actividades de los empleados públicos, debido a las peticiones de reajuste en sus salarios, que cuando las demandas que formulan los dirigentes gremiales son legítimas, merecen ser oídas y estudiadas por las autoridades, a las que corresponde tomar decisiones con realismo y cuidando el interés general y el bien común de la ciudadanía.

Lamentablemente, añadió el pastor, “la radicalización de los conflictos ha derivado en situaciones que afectan a la población y, de un modo muy grave, a los más pobres del país”.

Monseñor Goic afirmó que medidas de presión como el paro en postas, hospitales, consultorios, y morgues, generan inmensa aflicción en las familias más vulnerables: “No se puede jugar con la salud de los más pobres; las luchas gremiales tienen un límite y la comunidad merece respeto”.

También lamentó la paralización en jardines infantiles y otros servicios públicos, que obliga a las personas a postergar trámites indispensables, con serias consecuencias.

Respecto de la movilización de los profesores, el presidente de la Conferencia Episcopal sostuvo que este episodio ha provocado un daño en el sistema educativo y en los procesos de mejoramiento de la calidad de enseñanza: “Manifestaciones extremas de presión como huelgas de hambre que ponen en riesgo la vida y la salud de personas no tienen justificación moralmente válida”.

Finalmente, monseñor Alejandro Goic invitó a los dirigentes de los gremios en conflicto y a las autoridades pertinentes, a “hacer gestos urgentes y concretos de generosidad y amistad cívica que permitan reponer un diálogo con disposición real por ambas partes hacia el encuentro de posiciones. Y, ante todo, les imploramos retomar el funcionamiento normal de los servicios básicos para las familias más pobres”.

Ver texto completo de la declaración
 

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Comienza un ciclo en Roma sobre matrimonios santos
Promovido por el Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre matrimonio y familia

ROMA, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- “Perfiles de santidad conyugal” es el título del ciclo de conferencias organizado por el Instituto Pontificio Juan Pablo II de Estudios sobre matrimonio y familia que empieza en noviembre y acabará en mayo de 2010.

“¿Qué son las vidas de los santos, más que el Evangelio llevado a la práctica? Entre el Evangelio y la vida de los santos no hay mayores diferencias que las existentes entre una música escrita y una música cantada”, recuerdan los organizadores, citando una frase de san Francisco de Sales.

El ciclo de conferencias, coordinado por los cónyuges Stanisław y Ludmiła Grygiel, comienza este jueves 19 de noviembre a las 17 horas con un encuentro sobre el tema “Yu Jung-Chol (Juan) y Lee Sun-i (Rugalda). Esposos, vírgenes y mártires: una vocación excepcional al amor en tiempos de persecución”.

Esta primera sesión la preside monseñor Piergiuseppe Vacchelli, secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y tiene como ponente a monseñor Lazzaro You Heung Sik, obispo de Daejeon (Corea).

El segundo encuentro tendrá lugar el 26 de marzo de 2010, sobre el tema “Franz y Franziska Jaegerstaetter. El testimonio completo de la vocación: el abandono en Dios”.

Esa sesión estará presidida por monseñor Zygmunt Zimowski, presidente del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios, y tendrá como ponente al padre Antonio Sicari, O.C.D., del Estudio Teológico Carmelita de Brescia.

El ciclo continuará el 16 de abril de 2010 con una conferencia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y que pronunciará la profesora Paola Dal Toso, de la Universidad de Verona. El tema será: “Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi. La fecundidad del sacramento vivido”.

El 30 de abril de 2010, monseñor Jean Laffitte, secretario del Consejo Pontificio para la Familia, presidirá el encuentro sobre el tema “Louis Martin y Zèlie Guérin. Educar para la santidad en familia”.

La ponente será la doctora Dominique Menvielle, del Santuario di Lisieux, ya que Louis y Zélie Guérin eran los padres de Santa Teresita de Lisieux.

El último encuentro se celebrará el 21 de mayo de 2010, sobre el tema “Giovanni Gheddo e Rosetta Franzi. Testimonio heroico de padres 'normales'”.

La conferencia estará presidida por el cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, y el ponente será el padre Piero Gheddo, del Instituto Pontificio de Misiones Extranjeras (PIME).

En la homilía de la ceremonia de beatificación de Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi, el 21 de octubre de 2001, Juan Pablo II destacó la importancia de que los cónyuges crezcan juntos en santidad.

“Queridas familias -dijo-, hoy tenemos una singular confirmación de que el camino de santidad realizado juntos, como pareja, es posible, es bello, es extraordinariamente fecundo y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad”.



 

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Renovación de cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano
Ratificado como presidente monseñor Carlos Aguiar Retes
MÉXICO, jueves, 12 noviembre 2009 (ZENIT.org-El Observador).- Este jueves se hicieron públicos los nuevos nombramientos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para llevar los trabajos de este organismo que reúne a los obispos del segundo país con mayor número de católicos del mundo, durante el trienio 2009-2012.

Como parte de las deliberaciones de la LXXVIII Asamblea Plenaria de los obispos mexicanos, que se celebra en la sede de la CEM en Lago de Guadalupe y cuyo tema principal ha sido la contribución de la Iglesia católica ante la inseguridad que se vive en México, los prelados de este país decidieron ratificar a monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlanepantla, por tres años más al frente de la presidencia de la Conferencia.

Los obispos que formarán parte del Consejo de la Presidencia son monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, vicepresidente; monseñor Vicente René Rodríguez Gómez, obispo auxiliar de Texcoco como secretario general; monseñor Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, obispo de Tlapa, como tesorero y los monseñores José Luis Chávez Botellos, arzobispo de Antequera-Oaxaca y Faustino Armendáriz Jiménez, obispo de Matamoros, como primero y segundo vocales, respectivamente.

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Informe Especial


Examen de conciencia de la Iglesia en Europa sobre Internet
Encuentro en el Vaticano de la Comisión Episcopal Europea para los Medios
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 12 noviembre 2009 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia en Europa realizan del 12 al 15 de noviembre un examen de conciencia sobre su presencia en Internet, ayudados por representantes de proyectos como Wikipedia, Facebook, o YouTube.

El examen de conciencia ha sido alentado por el mismo Benedicto XVI, a través del mensaje inaugural, transmitido a través del cardenal Tarcisio Bertone S.D.B., secretario de Estado, en el que invita a examinar "esta nueva cultura y sus implicaciones para la misión de la Iglesia".

"Al igual que las primeras generaciones de cristianos se esforzaron por comprender el ambiente pagano del mundo griego y romano, de manera que el Evangelio pudiera tocar los corazones y las mentes de quienes les escuchaban, del mismo modo la proclamación de Cristo también requiere un profundo conocimiento de la nueva cultura tecnológica por parte de los maestros y evangelizadores de hoy", afirma el mensaje pontificio.

El simposio es promovido por la Comisión para los Medios de Comunicación del consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) en el Aula Antigua del Sínodo, en el Vaticano.

Internet es cultura

El encuentro fue presentado por el cardenal Josip Bozanic, arzobispo de Zagreb y vicepresidente de la CCEE, quien comenzó aclarando que "Internet no es sólo un recipiente que acoge a diferentes culturas. Internet es cultura".

El purpurado presentó preguntas apremiantes a los representantes del episcopado europeo: "¿qué implicaciones tiene la presencia de Internet, hoy, para la misión de la Iglesia? ¿Qué repercusiones tiene en la obra de evangelización de las culturas y de enculturación de la fe? ¿Cómo ha entrado Internet en la pastoral ordinaria de nuestras diócesis y de nuestras parroquias?".

En sus pistas de respuesta a estas preguntas, el cardenal Bozanic reconoció que muchos en la Iglesia ven Internet "más bien como un instrumento". Y añadió: "Esto lo podíamos pensar hace tres o cuatro años. Hoy hay que constatar que Internet es ante todo un mundo, al que alguno ha llamado incluso el 'séptimo continente'".

Para la mayor parte de las personas, en especial para los jóvenes, para esa web generation que ha crecido en Internet, este lugar virtual, el mundo de los nuevos medios, está convirtiéndose en un espacio principal en el que tiene lugar su formación humana, moral y cognoscitiva". "¡En Internet los jóvenes crean sus lazos sociales y aprenden a vivir!".

Según el purpurado, Internet no es ni bueno ni malo. "Como cualquier instrumento puesto en la mano del hombre, Internet se convierte en lo que el hombre mismo decide".

En este contexto, aseguró, para la Iglesia su presencia en Internet "más que una oportunidad es una necesidad", pues "sin esta presencia no lograría entrar en diálogo con miles de jóvenes, primeros actores de esta realidad, dado que se quedaría anticuada".

Por este motivo, el cardenal dejó estas preguntas para el examen de conciencia: "¿Qué visión tienen los demás de nosotros? ¿Hasta qué punto nuestros sitios son realmente la expresión de la riqueza del patrimonio cristiano y logran transmitir la buena noticia que el Señor nos ha pedido difundir?".

Diaconía de la cultura

A continuación tomó la palabra el arzobispo Claudio Maria Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, para constatar que la Iglesia ha tardado en comprender y más aún en aplicar las palabras que Juan Pablo II escribió en la encíclica "Redemptoris missio" (de 1990), cuando el Papa reconocía que en la Iglesia "se ha descuidado un poco este areópago" de la comunicación.

"Generalmente se privilegian otros instrumentos para el anuncio evangélico y para la formación cristiana, mientras los medios de comunicación social se dejan a la iniciativa de individuos o de pequeños grupos, y entran en la programación pastoral sólo a nivel secundario. El trabajo en estos medios, sin embargo, no tiene solamente el objetivo de multiplicar el anuncio. Se trata de un hecho más profundo, porque la evangelización misma de la cultura moderna depende en gran parte de su influjo", explicó monseñor Celli citando al Papa Karol Wojtyla.

También citó el nuevo impulso que ha dado Benedicto XVI a la presencia de la Iglesia en Internet, en particular con su discurso a la asamblea plenaria del Consejo Pontifico para las Comunicaciones Sociales, para que pueda ejercer "una 'diaconía de la cultura' en el actual 'continente digital', recorriendo sus caminos para anunciar el Evangelio, única Palabra que puede salvar al hombre".

Monseñor Celli hizo un llamamiento a despertar, constatando que el 70% de los sitios católicos todavía no han asumido los elementos que ofrece la Web 2.0, es decir, la producción interactiva y en ocasiones comunitaria

La lección de los evangélicos

Finalmente monseñor Jean-Michel di Falco Lérandri, obispo de Gap y Embrun (Francia), presidente de la Comisión Episcopal Europea para los Medios, terminó ofreciendo elementos para un examen de conciencia que permita a hijos de la Iglesia abandonar ese miedo que en ocasiones les impide remar libremente en el mar de Internet.

En particular, citó una investigación hecha en el mundo francés de Internet que muestra cómo los sitios evangélicos son más visitados que los católicos, a pesar de que la población católica es mucho más numerosa que la evangélica en ese país.

"¿Cómo se explica?", se preguntó el obispo. La primera razón que dio es que "los evangélicos escuchan y los católicos hablan".

Con esto, la investigación quiere decir que "los evangélicos salen de sí mismos para ponerse en la piel de los demás. Responden a necesidades". Por este motivo, se pregunto: "¿No habla quizá la Iglesia a partir de sí misma, sin tomar suficientemente en cuenta lo que vive la gente?"

La segunda razón del mayor éxito de los sitios evangélicos con respecto a los sitios católicos se debe al hecho de que "los sitios católicos se centran en sí mismos" y consideran los medios "como instrumentos y no como un mundo que hay que evangelizar".

El obispo quería decir que los sitios católicos en Internet son "duplicados de las hojas parroquiales, de los boletines diocesanos. Son para uso interno. Hablan un idioma para iniciados y para uso exclusivo de los iniciados. Los sitios evangélicos, por el contrario, quieren llegar a los internautas, utilizando Internet como instrumento y vector de evangelización".

"Estemos o no estemos de acuerdo con este análisis", concluyó el prelado francés, "está claro que tenemos que asumirnos las necesidades y escuchar al mundo para amarle más y para poder dirigirnos a él".

Este viernes, en este examen de conciencia, participarán desde un jovencísimo hacker (redimido) hasta exponentes de los grandes actores de Internet.

Por Jesús Colina

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Documentación


Benedicto XVI: “La educación, vía para responder a los retos actuales”
Audiencia a los miembros de la LUMSA

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 12 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa ha pronunciado hoy, al recibir a los profesores y estudiantes de la Libera Università Maria Santissima Assunta (LUMSA), con ocasión del 70° aniversario de su fundación.

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Señores cardenales,

señor presidente del Senado y distinguidas Autoridades,

Rector Magnífico y preclaros profesores,

queridas Misioneras de la Escuela,

queridos estudiantes y amigos todos,

Estoy contento de encontraros con ocasión del 70° aniversario de fundación de la Libre Universidad María Santísima Asunta. Saludo cordialmente el Rector de vuestra Universidad, profesor Giuseppe Dalla Torre, y le agradezco por las corteses palabras que me ha dirigido. Me es grato saludar al Presidente del Senado, honorable Renato Schifani, y a las demás Autoridades civiles y militares italianas, como también a las numerosas Personalidades, los Rectores y los Directores Administrativos presentes. A todos vosotros, que formáis la gran familia de la LUMSA, dirijo mi calurosa bienvenida.

Vuestro Ateneo, surgido en 1939 por iniciativa de la sierva de Dios Madre Luigia Tincani, fundadora de la Unión Santa Catalina de Siena de las Misioneras de la Escuela, y del cardenal Giuseppe Pizzardo, entonces Prefecto de la Congregación de los Seminarios y de las Universidades de Estudios, con el fin de promover de una adecuada formación universitaria para las religiosas destinadas a la enseñanza en las escuelas católicas, inició su actividad en el clima del compromiso educativo del mundo católico suscitado por la encíclica de Pío XI Divini illius Magistri. Vuestra Universidad nació por tanto con una identidad católica bien precisa, impulsada también por la Santa Sede, con la que conserva un estrecho vínculo. En los pasados setenta años, la LUMSA preparó a multitud de profesores y se desarrolló notablemente, especialmente tras la transformación, en 1989, en Universidad Libre, y la consiguiente creación de nuevas Facultades con la ampliación del caudal de usuarios. Sé que hoy cuenta con casi 9.000 estudiantes en las cuatro sedes del territorio nacional, y representa una referencia importante en el campo educativo. Mientras iba evolucionando profundamente la situación cultural y legislativa en Italia y en Europa, la LUMSA supo realizar un recorrido de crecimiento con una doble atención: permanecer fiel a la intuición original de Madre Tincani y, al mismo tiempo, responder a los nuevos desafíos de la sociedad.

En efecto, el contexto actual se caracteriza por una preocupante emergencia educativa, sobre la que he podido detenerme en varias ocasiones, en la que asume una relevancia del todo particular el deber de aquellos que están llamados a la enseñanza. Se trata ante todo del papel de los profesores universitarios, pero también del propio iter formativo de los estudiantes que se preparan la llevar a cabo la profesión de profesores en los distintos órdenes y grados de la escuela, o también de profesionales en los diversos ámbitos de la sociedad. De hecho, toda profesión se convierte en ocasión de dar testimonio y traducir a la práctica los valores interiorizados personalmente durante el periodo académico. La profunda crisis económica, difundida en todo el mundo, con las causas que están en su origen, han puesto de manifiesto la exigencia de una inversión más decidida y valiente en el campo del saber y de la educación, como vía para responder a las numerosos retos abiertos y para preparar a las jóvenes generaciones para que construyan un mundo mejor (cfr Enc. Caritas in veritate, 30-31; 61). Es por ello que se advierte la necesidad de crear en el ámbito educativo vínculos de pensamiento, enseñar a colaborar entre diferentes disciplinas y a aprender unos de otros. Ante los profundos cambios en curso, es cada vez más urgente la necesidad de recurrir a los valores fundamentales que hay que transmitir, como patrimonio indispensable , a las próximas generaciones y, por tanto, de preguntarse sobre cuáles son esos valores. A las instituciones académicas se les plantean por tanto, de forma apremiante, cuestiones de carácter ético.

En este contexto, a las Universidades católicas se les ha confiado un papel relevante, en la fidelidad a su identidad específica y en el esfuerzo de prestar un servicio cualificado en la Iglesia y en la sociedad. Resultan de lo más actuales, en este sentido, las indicaciones ofrecidas de mi venerado predecesor Juan Pablo II en la Constitución apostólica Ex corde Ecclesiae, cuando invitaba la Universidad católica a garantizar institucionalmente una presencia cristiana en el mundo académico. En la compleja realidad social y cultural, la Universidad católica está llamada a actuar con la inspiración cristiana de los individuos y de la comunidad universitaria como tal; con la incesante reflexión sapiencial, iluminada por la fe, y la investigación científica; con la fidelidad al mensaje cristiano tal como está presentado por la Iglesia; con el compromiso institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana, en su camino hacia la última meta (cfr n. 13).

Queridos amigos, la LUMSA es una Universidad católica, que tiene como elemento específico de su propia identidad esta inspiración cristiana. Como se lee en su Magna charta, se propone un trabajo científico orientado a la búsqueda de la verdad, en el diálogo entre fe y razón, en una tensión ideal hacia la integración de los conocimientos y de los valores. Se prefigura al mismo tiempo una actividad formativa que llevar a cabo con constante atención ética, elaborando síntesis positivas entre fe y cultura y entre ciencia y sabiduría, para el crecimiento pleno y armónico de la persona humana. Este escenario es para vosotros, queridos profesores, estimulantes y exigentes. De hecho, mientras os empeñáis a ser cada vez mejor cualificados en la enseñanza y en la investigación, os proponéis también cultivar la misión educativa. Hoy, como en el pasado, la Universidad necesita verdaderos maestros, que transmiten, junto a contenidos y saberes científicos, un riguroso método de investigación y valores y motivaciones profundas. Inmersos en una sociedad fragmentada y relativista, vosotros, queridos estudiantes, mantened siempre abiertos el corazón y la mente a la verdad. Dedicaos a adquirir, de modo profundo, los conocimientos que concurren en la formación integral de vuestra personalidad, a afinar la capacidad de búsqueda de la verdad y del bien durante toda la vida, a prepararos profesionalmente para ser constructores de una sociedad más justa y solidaria. Que el ejemplo de la Madre Tincani fomente en todos el compromiso de acompañar el riguroso trabajo académico con una intensa vida interior, sostenida por la oración. Que la Virgen María, Sedes Sapientiae, guíe este camino con la verdadera sabiduría que viene de Dios. Os doy las gracias por este agradable encuentro y os bendigo de todo corazón a cada uno de vosotros y a vuestro trabajo.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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México: “La Iglesia debe tener las puertas abiertas”
Carta del obispo de Querétaro a sus sacerdotes

SANTIAGO DE QUERÉTARO, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org - El Observador).- Mediante una carta dirigida a los sacerdotes de su diócesis, el obispo de Querétaro (México), monseñor Mario de Gasperín Gasperín ha instado a la comunidad sacerdotal y a los fieles en general, a hacer todo lo posible para que las puertas de los templos permanezcan abiertas la mayor parte del día.

Querétaro es una de las ciudades Patrimonio de la Humanidad y en su Centro Histórico se agolpan cientos de tesoros artísticos y de arquitectura religiosa que, justamente por el clima de violencia que se vive en el país, han optado por restringir la entrada de la gente salvo en las celebraciones litúrgicas.

Sin embargo, el obispo de esta diócesis mexicana ha instado a los sacerdotes y religiosos y al pueblo fiel a que, entre todos, abran las puertas de las iglesias, vigilen y den posibilidad a la adoración eucaristíca y a la reconciliación con el Señor mediante el sacramento de la confesión.

Por su importancia, reproducimos el documento completo.

 



 

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Iglesia de puertas abiertas

Saludo con afecto en el Señor a todos ustedes, hermanos Sacerdotes seculares y religiosos, y les deseo todo bien en su servicio a la santa Iglesia. Quiero, mediante esta carta, felicitarlos en este “Año Sacerdotal” por el don del sacerdocio en bien del pueblo santo de Dios y como “próvidos cooperadores del orden episcopal”.

Les agradezco esta colaboración y servicio generoso y pido al santo Párroco de Ars, san Juan María Vianney, su intercesión a favor de todos ustedes y de su ministerio. 

Es mi deseo también compartir con ustedes una preocupación de hace tiempo y que ahora he visto expresada con particular vehemencia por el cardenal Christoph Schönborn, OP, arzobispo de Viena, según un reporte de prensa (02/10/2009) que tengo a la vista. El señor Cardenal, durante un retiro predicado a sacerdotes en Ars, abordó el tema: “La oración y el combate espiritual”, y allí expresó lo siguiente: “El combate por excelencia es el combate de la oración y, por tanto, es también la cuestión del lugar de la oración. Es una grave herida en el Cuerpo de Cristo que las iglesias tengan las puertas cerradas”. 

Recordó también el señor Cardenal el testimonio del santo Párroco de Ars, quien instruía a sus feligreses de rodillas ante el Sagrario diciéndoles sencillamente: “¡Él está ahí, está ahí!”; y reconoció que “en Austria —dijo—, mantenemos una lucha constante para conservar nuestras iglesias abiertas, accesibles a los fieles y a otros que buscan a Dios, pues es una grave herida en el Cuerpo de Cristo que las iglesias tengan las puertas cerradas”; y añade el señor Cardenal: “¡No es malo que el sacerdote sea sorprendido en flagrante delito de oración ante el tabernáculo! ¡Dejemos nuestras iglesias abiertas! Haced todo lo posible, y lo imposible, para permitir a los fieles y a las personas que buscan a Dios —y que Dios espera—, tener acceso a Jesús en la Eucaristía: ¡No cerréis las puertas de vuestras iglesia, por favor!”.

Me permito, hermanos Sacerdotes y hermanos Religiosos, recoger este testimonio para manifestarles, ahora por escrito y con carácter de súplica urgente, esta misma inquietud que ya he manifestado en alguna de las reuniones con los sacerdotes de esta Ciudad episcopal y también a los señores Decanos. 

Si nos detenemos un momento a reflexionar, caeremos en la cuenta de la triste y desagradable impresión que causa un templo cerrado durante varias horas del día, tanto en el centro de la ciudad como en cualquier otro lugar. ¿Qué nos está pasando? ¿Estamos claudicando? Con toda buena intención pensamos defender así el patrimonio cultural y los bienes del templo o de la parroquia, pero, ¿será esto lo más conveniente? No siempre lo más práctico es lo mejor. Pensemos en el mensaje que damos a los fieles y a la ciudadanía en una sociedad agresiva y desacralizada. 

Al hacer estas reflexiones, mi intención no es minimizar el clima de inseguridad y a veces hasta de violencia que nos rodea, y que ha llegado a afectar a los templos católicos. Algunos de ustedes ya han sido víctimas. Tampoco quiero desconocer la responsabilidad que pesa sobre cada párroco, rector o capellán de cuidar el patrimonio religioso y de velar por la seguridad del santísimo Sacramento; y mucho menos pretendo negar el derecho al descanso del personal de ayuda y servicio del templo; soy consciente asimismo que muchos templos no tienen recursos para pagar el personal de vigilancia. Pero, nos debemos preguntar, ¿la solución pastoral más acertada es cerrar la puerta de la iglesia? ¿Y los que se quedan fuera? ¿Y el espacio de silencio y de paz que está necesitando ese hermano o hermana que pasa por allí en el momento más inoportuno para nosotros, pero que para él puede ser un momento de gracia? ¿Y la espera silenciosa de Jesús?  

El escribir estos renglones, me vienen a la memoria las palabras del salmista, unas de las más bellas del antiguo Testamento: “¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo… Dichosos los que viven en tu casa alabándote siempre” (Ps 83, 2-3.5); y las de otro salmista, éste atribulado y “con el corazón agrio”, que renegaba de la providencia divina al ver la prosperidad de los malvados, hasta que entró en el misterio (templo) de Dios y comprendió que el Señor estaba con él, que lo tenía asido de su mano derecha y que lo guiaba con amor a un destino glorioso; y al final, confiesa : “Si te tengo a ti en el cielo, contigo ¿qué me importa la tierra?” (Ps 72, 25 passim). Si este hombre acongojado no hubiera entrado en el templo del Señor, no tendríamos una de las oraciones más bellas del salterio. Por eso, me parece algo grave negar la oportunidad o limitar el tiempo disponible para que los hermanos, -y mucho más los atribulados, aunque sea uno-, puedan disfrutar también ellos de la presencia de Jesús en el tabernáculo y de la mirada compasiva de María y de los Santos, que nos contemplan desde el cielo valiéndose de sus imágenes sagradas. El espacio sagrado del templo es ya una invitación silenciosa pero poderosa para escuchar a Dios y encontrarse con él.   

Recordemos que la Puerta de un templo cristiano no es sencillamente un mueble utilitario, sino que es el signo del mismo Jesucristo, quien afirmó: “Yo soy la Puerta: quien entra por mí se salvará. El que entre por mi tendrá pastos” (Jo 10, 9). Cerrar la puerta comporta el riesgo de impedir a los fieles la oportunidad de encontrarse con Cristo. Así quizá comprendamos mejor las palabras del señor cardenal de Viena, que repito: “Es una grave herida en el Cuerpo de Cristo que las iglesias tengan las puertas cerradas”.  

Pido, pues, encarecidamente a ustedes hermanos Sacerdotes y hermanos Religiosos, que se mantengan abiertas las puertas de todas las iglesias el mayor tiempo posible, y que se tomen acuerdos a nivel de Decanato para ver la manera mejor de proteger los espacios sagrados; y también -porque es su deber-, hacer ver a las autoridades correspondientes la obligación que tienen de conservar el orden y defender el patrimonio común. Les sugiero que traten este asunto en alguna de sus reuniones, que busquen soluciones de común acuerdo y que involucren a la feligresía en la posible solución. Es un derecho de los fieles tener espacios disponibles de oración. El señor cardenal de Viena habla de una “lucha” que hay que sostener a favor los espacios necesarios para la oración en este mundo tan secularizado pero necesitado de Dios. 

Quiero también invitarlos a impulsar entre los fieles de su parroquia o de su comunidad la Adoración eucarística, como fuente de gracia y renovación especial para los fieles y para nosotros los presbíteros, sabiendo que toda renovación pastoral y sacerdotal comienza en la santa Eucaristía. Me permito citar el Directorio para el ministerio y vida de los presbíteros: “La Eucaristía... es el medio y el fin del ministerio sacerdotal, ya que ‘todos los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado están íntimamente trabados con la Eucaristía y a ella se ordenan’. El presbítero, consagrado para perpetuar el Santo Sacrificio, manifiesta así, del modo más evidente, su identidad”. Es, pues, del todo necesario que se incremente el culto eucarístico “no sólo por la digna y piadosa celebración del Sacrificio, sino aun más por la adoración habitual del Sacramento. El Presbítero debe mostrarse modelo de su grey también en el devoto cuidado del Señor en el sagrario y en la meditación asidua que hace ante Jesús Sacramentado” (n. 50). La aceptación que van teniendo los “templos expiatorios” nos habla del hambre eucarística que experimentan los fieles. 

Con la santa Eucaristía va aparejado el sacramento de la Reconciliación, que debemos ofrecer a los fieles con generosa frecuencia y facilidad. En algunos lugares los fieles experimentan cierta dificultad para acercarse al sacramento de la Penitencia y más para conseguir un sacerdote que auxilie espiritualmente a los enfermos y moribundos. El Papa Benedicto XVI nos pide a los Obispos “promover en la propia diócesis una firme recuperación de la pedagogía de la conversión que nace de la Eucaristía, y fomentar entre los fieles la confesión frecuente. Todos los sacerdotes deben dedicarse con generosidad, empeño y competencia a la administración del sacramento de la Reconciliación” (El Sacramento del Amor, No. 21). Reconocida ampliamente su generosidad y los esfuerzos hasta ahora realizados, les pido hermanos Sacerdotes y hermanos Religiosos, ofrecer con mayor abundancia este Sacramento de misericordia a los fieles, teniendo en cuenta los actuales horarios de trabajo. 

Durante este Año Sacerdotal el santo Padre el papa Benedicto XVI ha pedido a los fieles su oración,  aprecio y comprensión para nosotros, los sacerdotes; también lo ha hecho y hace su Pastor diocesano. Pienso que sería muy justo que nosotros los Presbíteros, seculares y religiosos, correspondiéramos al cariño de los fieles ofreciéndoles estos tres signos de gratitud: Los Templos abiertos, la Adoración ante el Santísimo Sacramento y el fácil acceso al Sacramento de la Reconciliación. 

La próxima promulgación del Plan Diocesano de Pastoral renovado, es una ocasión propicia para la “conversión pastoral” que reclaman de nosotros los documentos del Magisterio y nos exige nuestra identidad y misión sacerdotal. Estos puntos que aquí les señalo son como un complemento a algunos de nuestros muchos buenos deseos de servicio, y que quieren responder también a los anhelos de santidad de los fieles.  

Que la Virgen Santísima, a la que saludamos en las letanías lauretanas como “Puerta del cielo”, nos conceda ser en sentido pleno una Iglesia de puertas abiertas.  

Los saluda, felicita y bendice:

+ Mario de Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro



 

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