Ni son de origen egipcio ni se usaron para hacer cartomancia hasta el siglo XIX

El periodista Javier Cavanilles publica un libro que pone de relieve la falsedad de las cartas del Tarot

 

El libro «El Tarot ¡Vaya Timo!», del periodista y escritor valenciano Javier Cavanilles, desmonta los mitos que giran alrededor de esta práctica como su origen supuestamente egipcio o su introducción en Europa por los gitanos. Según este trabajo, la famosa baraja nació probablemente en Bolonia a principios del siglo XV, y era un simple juego de cartas hasta 1781. «En realidad -afirma el autor- en Egipto no tenían la tecnología ni para hacer cartas normales ya que el papiro, el material que usaban, era muy frágil y no hubiera servido para hacer cartas».

Publicado el 2009-11-15 09:24:00


 

(EP/InfoCatólica)  En 1781 el pastor protestante afincado en París Artur Court de Gébelin se inventó la teoría de que los llamados Arcanos Mayores (las cartas más famosas del mazo) provenían del antiguo Egipto, sostiene Cavanilles.

Aunque se desconoce exactamente dónde y cuándo aparecieron las primeras cartas en Europa (probablemente sobre el siglo XIV en España o la actual Italia), las primeras referencias a las 'cartas del triunfo', como se llamaban originariamente, son del año 1420". El término tarot (en francés tarraux, en plural) no comienza a utilizarse hasta casi un siglo más tarde y, aún hoy, nadie ha dado una explicación suficiente sobre su etimología.

En cuanto a la idea que asocia el tarot a los gitanos, Cavanilles resalta que "no existe un solo documento que lo pruebe, pero durante siglos se pensó que los gitanos eran descendientes de los egipcios y que fueron ellos los que difundieron la cartomancia por Europa".

Otro error común, según esta investigación, es asociar el tarot con la cartomancia. "El Tarot nace dentro de los círculos ocultistas, y ven en él una especie de libro que resume de manera simbólica el conocimiento de los egipcios, en una época en la que apenas nada se sabía sobre esta civilización", asegura. Su uso para leer el futuro data del siglo XIX y viene a sustituir otros elementos anteriores que se empleaban para adivinar el porvenir (como leer tripas de animales o interpretar las llamas de una hoguera). De hecho, explica que la primera pitonisa que logró cierta notoriedad, Madame LeNormand, ni siquiera utilizaba el tarot, sino una baraja convencional.

A pesar de no tener nada de mágica, el periodista y escritor recoge anécdotas divertidas en torno a esta actividad. Por ejemplo, la de Tarot de Dalí (que el pintor encargó a la cantante Amanda Lear y sólo tenía una finalidad comercial), el de Snoopy (el único del que se tiene constancia de que haya sido prohibido) o el mundialmente famoso Raider Waite, el primero diseñado específicamente para distinguirlo de los tarots lúdicos y que el satanista Aleister Crowley intentó, sin éxito, copiar. De las barajas españolas destaca la del pintor madrileño Carlos Pumariega.

'El Tarot ¡Vaya Timo!' forma parte de una colección auspiciada por la Sociedad del Avance del Pensamiento Crítico (ARPC) cuyo objetivo es combatir las creencias paranormales, utilizando el sentido del humor y principios científicos al alcance de todo el mundo.

El Catecismo prohíbe su uso

El artículo 2116 del Catecismo de la Iglesia Católica prohíbe el recurso a cualquier forma de adivinación:

"Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone ‘desvelan’ el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a ‘mediums’ encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios."