16.11.09

Leonardo Boff tiene un sentido raro de la Iglesia y la democracia

Permalink 00:14:15, por Eleuterio, 643 palabras
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
 

En aplicación del dicho “Donde irá el buey que no are”, ha dado en arar el teólogo Leonardo Boff.

Ya sé que en este blog suele ser personaje habitual pero, qué quieren que les diga, a quien no se calla nada se le debe ocultar.

En su reciente visita a España (en la que visitó la Parroquia de Entrevías en Madrid para sentar cátedra de idiosincrasia y disidencia) concedió una entrevista en la que dice cosas como las que siguen. No son nada nuevo pero que no podemos olvidar como si se convirtiera en costumbre lo aberrante.

Se ceba, especialmente, en la Iglesia católica y, por tanto, en determinados pontífices que no son de su agrado.

Siguen la tesis de la única religión verdadera y eso, en una perspectiva de globalización y encuentro de pueblos, no es viable ni inteligente

Al parecer, para Leonardo Boff tanto da una religión como la otra. Incluso tampoco parecer dar ninguna relevancia a la suya propia, la católica porque, dice, no es “inteligente” defender que la católica sea la verdadera sino, como mucho, una más del montón de los muchos dioses que, seguramente, debe pensar que existen.

Y esto no es muy católico que digamos.

Es una Iglesia de conversos, de élites, no es una Iglesia para la humanidad”.

Al parecer, Leonardo Boff no es capaz de entender algo muy sencillo de entender: Jesús nombró a 12 apóstoles y los demás eran, digamos, discípulos que, junto a los designados especialmente por el Maestro, formaban la Iglesia (luego llamada católica) Pero que todos no somos iguales en cuanto a posibilidades sino en cuanto a hijos de Dios; que ha de existir un grupo de personas, como lo fueron los apóstoles, que lleven la barca de la Iglesia católica; que la llamada jerarquía es necesaria y conveniente y que no supone tergiversar el mensaje de Cristo sino, exactamente, cumplirlo.

Y eso no es muy católico que digamos.

Da la sensación, además, de que mientras Roma es implacable con los teólogos ‘progresistas’, es más condescendiente con los grupos más tradicionales”.

Al parecer, Leonardo Boff no entiende que lo que él llama “progresista” no es más que la manifestación de una disidencia que siempre se manifiesta, como tal, en contra de todo lo que hace la Iglesia católica. Por eso no supone progreso alguno actuar contra la doctrina establecida sino, como mucho, la manifestación de un pensamiento distinto, contrario que solo puede ocasionar problemas y malentendidos.

Y eso no es muy católico que digamos.

Y, claro, al respecto de lo dicho arriba sobre lo que es progreso y lo que es conservación no podía faltar la siguiente alusión: “Se está viendo con la vuelta de los anglicanos o el diálogo con los seguidores de Lefebvre…

Al parecer, Leonardo Boff no entiende que es progreso, precisamente, avanzar hacia la unidad de los cristianos y que eso es, por eso mismo, un ir hacia delante y no hacia atrás.

Esto se entiende, sin embargo, cuando se parte del presupuesto que la unidad de los cristianos no es buena porque mientras se pretende admitir, en la misma, a los disidentes, no se quiere hacer lo mismo con los que se denomina “conservadores”.

Y eso no es muy católico que digamos.

Pero lo mejor (pero peor) de todo es cuando, al ser preguntado por la diferencia entre él mismo y el Hans Küng, dice que “yo simplemente me fui, sin irme”.

Pues eso es, precisamente, lo malo de la cosa: que se fue sin irse.

Mejor sería que se fuera de verdad. Así no tendríamos que soportarlo como católico no siéndolo.