17.11.09

Apoyar el aborto y comulgar no es posible: ¿Qué es lo que no se entiende?

Permalink 00:28:12, por Eleuterio, 646 palabras
Categorías : Derechos Humanos
 

En un orden normal de pensamiento y entendimiento de las cosas que pasan, nadie puede escandalizarse cuando se recuerda la verdad sobre determinado asunto.

Además es propio de una persona con dos dedos de frente que, ante tal situación, lo que se muestre, más que cerrazón, sea comprensión y aceptación. Es el normal desenvolvimiento de un ser humano con su masa gris intacta.

Pero no todo el mundo está en disposición de hacer tal cosa o, por lo menos, la denominada casta política muestra una sospechosa tendencia a no hacer lo que haría cualquiera: aunque no se esté de acuerdo, reconocer la verdad.

Cuando el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el jesuita, Juan Antonio Martínez Camino, a la sazón Monseñor de la Iglesia católica, se dispuso a decir lo obvio debía pensar, con toda seguridad, que más de uno y de una iba a saltar sobre su persona y, sobre todo, sobre la doctrina que defiende y transmite.

Ha sido esto:

“Los católicos que respalden la ley del aborto estarán en situación de pecado público”

“Cualquier católico que mantenga la afirmación de que es legítimo quitar la vida a un ser humano incurrirá en herejía, y por tanto, estará excomulgado”

De lo dicho por el portavoz de la CEE todo parece fácil de entender pues no se trata, en el fondo, de ningún tratado de teología sino de la misma fe llevada a la vida diaria:

-Apoyar la muerte del nasciturus supone la comisión de un pecado.

-Quien defiende la idea según la cual está bien matar a un ser de la misma especie es, en el fondo, un hereje.

No parece que sea difícil comulgar con esto:

1.- El canon 1398 del Código de Derecho Canónico dice que “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”.

2.-Herejía: “Error en materia de fe, sostenido con pertinacia”.

Canon 751 Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos”.

Y todo esto se refiere, claro, a los políticos que sean católicos porque a los demás ya les pueden ir dando palos dialécticos y espirituales porque les importará bien poco. Pero vale, sobre todo, para los que se dicen católicos y demuestran, en la práctica, que lo son poco o, más bien, nada (Bono, Blanco et alii católicos de ocasión)

A pesar de todo, aún dijo Martínez Camino algo que retrataba, a la perfección, a unos y a otros: “El derecho fundamental a la vida no es negociable".

Y esto, dicho para unos (PSOE y adláteres políticos) muy partidarios de la muerte del nasciturus según convengan al que manda, no está muy bien dicho; y dicho para los otros (Partido Popular) acostumbrados a arrimarse a lo políticamente correcto (aborto incluido) tampoco está muy bien dicho. Ambas dos ideologías se han visto retratadas en una realidad, la espiritual, con la que no pueden sus componendas políticas y relativistas.

Además, según lo dicho arriba, a los políticos que aprueban el aborto qué más les da. Ya están excomulgados.

Entonces no debería extrañarles nada que se les prohíba comulgar porque su comunión con la Iglesia católica se resume, exactamente, en esto: en nada.

¿Tampoco eso entienden?