18.11.09

¿El suicidio de Europa?

Permalink 22:39:34, por Luis Fernando, 997 palabras
Categorías : Actualidad

El vídeo que hemos puesto en portada de InfoCatólica y que encabeza este post fue emitido en el programa de César Vidal en Es.radio hace algo más de un mes. Resumiendo, el reportaje asegura que con la actual tasa de natalidad, la civilización europea desaparecerá en la segunda mitad de este siglo, para ser sustituida por la civilización musulmana, debido a que los inmigrantes que profesan esa religión cuadriplican el número de hijos que tienen en comparación con los europeos “nativos".

Es evidente que las cifras dadas sobre la situación futura se basan en la teoría de que la tasa de natalidad en la comunidad musulmana se mantendrá en los niveles actuales. Yo pienso que tal cosa no ocurrirá. Es decir, el musulmán europeo se “europeizará” en ese ámbito y mientras que las familias musulmanas en Alemania tienen hoy una media de ocho hijos, probablemente se reduzcan a la mitad en la próxima generación. Incluso puede que esa tasa descienda aún más. En todo caso, eso sólo servirá para retrasar lo que ya parece un hecho innegable: la Europa que hoy conocemos será mayoritariamente musulmanas antes o después. Y no será gracias al proselitismo musulmán o al fundamentalismo islámico. Será una cuestión meramente demográfica. Las mujeres musulmanas tienen muchísimos más hijos que las “cristianas".

Hace unos días dije que en España el futuro del cristianismo sería mejor dado el hecho de que las únicas familias numerosas que surgen ahora proceden de matrimonios católicos practicantes. En el caso de los neocatecumenales, eso es especialmente cierto. Y también conozco bastantes familias filo-opus que no se conforman con “la parejita". Con todo, dudo que puedan competir con la inmigración magrebí, sobre todo si la misma sigue aumentando.

Se pueden alegar muchas razones para explicar lo que está sucediendo. En mi opinión, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo de forma masiva, y su alejamiento del rol tradicional de “ama de casa cuidadora de los hijos” es una de las principales razones del descenso de la natalidad. Ojo que no digo que el acceso de la mujer a dicho mercado de trabajo sea negativo. Simplemente es y produce, entre otras cosas, que las mujeres tengan menos hijos, aunque ejemplos hay de madres de familias numerosas que tienen una vida profesional esplendorosa. Si el marido ayuda en las tareas del hogar y del cuidado y educación de los hijos, las familias numerosas en las que los dos cónyuges trabajan salen adelante. Pero de hecho, lo que hoy hay que preguntar no es si la mujer debe “realizarse” llevando una vida profesional como la de cualquier hombre. No, la pregunta es si en Occidente, y más concretamente en Europa, vivimos en un sistema que permita a una mujer realizarse cumpliendo, por decisión propia, ni más ni menos que el papel de ama de casa. ¿Pueden unos jóvenes que se casen hoy optar porque la mujer decida ser “simplemente” madre y esposa? Yo creo que no. La mujer, que buscó la liberación para poder ser una trabajadora más fuera del hogar, hoy no es libre para decidir quedarse en su casa y trabajar de forma exclusiva en las tareas que hicieron nuestras madres y nuestras abuelas.

Existe además otros factores que influye decisivamente en el descenso del número de nacimientos. Por ejemplo, el que yo llamaría la “monetarización” de las conciencias. Tanto tienes, tanto vales. Y tener hijos afecta a la cuenta corriente. Por no hablar del hecho de que hoy los padres no se plantean vivir en casas donde las habitaciones sean compartidas por 3-4 hermanos. Como mucho se admite que haya dos por habitación. Las literas no están de moda. Y claro, no se puede estar comprando una casa más grande cada 5-6 años. Todo esto parecerá muy simplista, pero conozco casos de parejas que no quieren tener más hijos precisamente por esa causa.

La cosificación de la sexualidad, incluso dentro del matrimonio, es otro elemento decisivo en la baja natalidad. Se ha pasado de dar un énfasis cuasi exclusivo a la sexualidad matrimonial como instrumento para tener “los hijos que Dios nos dé", dejando en un segundo nivel el aspecto de gozo legítimo de los cónyuges, a poner el énfasis casi de forma exclusiva en el aspecto “lúdico” del acto sexual, separándolo por completo de la apertura a la vida, que en no pocas ocasiones se ve como una consecuencia indeseable de las relaciones entre el esposo y la esposa. Ni se puede pretender que cada vez que los cónyuges se unen en el lecho estén buscando tener un hijo, ni es sano que se produzca una disociación tan radical entre la sexualidad sana y la vida.

Explicaciones aparte, los hechos son los que son. El futuro que le estamos dejando a nuestros hijos y, sobre todo, a nuestros nietos, tiene muy poco que ver con el que hemos heredado de nuestros padres y nuestros abuelos. Nuestra descendencia va camino de ser minoría en medio de una sociedad europea cada vez más islamizada. Y no es precisamente el Islam el paraíso para los derechos de las minorías y de, paradojas de la vida, las mujeres. Lo que no consiguieron los ejércitos de hombres armados, lo conseguirán las hijas de Alá. La bota del Islam sobre Europa llegará como consecuencia de la traición que el viejo continente está cometiendo contra los valores que forjaron su civilización. Lástima que no sea esta generación la que pague las consecuencias. O quizás sí llegue a ver el resultado de su miseria. Es lo que se merece.

Luis Fernando Pérez