ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 2 de junio de 2010

Santa Sede

Entre la razón y la fe existe una armonía natural, afirma el Papa

El Papa muestra su solidaridad a Guatemala

Gaza: llamamiento del Papa a la paz y la reconciliación

El Papa alienta a anunciar a Cristo en el mundo digital... y real

Mundo

Sospechas sin fundamento contra el presidente del episcopado alemán

La Iglesia en Cuba logra el traslado de seis presos políticos

La Iglesia católica ve con esperanza un Concilio Panortodoxo

Por primera vez el superior de los Padres Blancos es africano

Latinoamérica está mayormente en contra del aborto

La experiencia del sufrimiento, un abandono en la confianza

Actualidad

Sacerdote polaco martirizado en 1984 será beatificado este domingo

Pontificado de Pío XII: el cardenal Kasper informa de las investigaciones

Foro

El Monte Athos, símbolo de la Grecia cristiana

Audiencia del miércoles

Benedicto XVI: Santo Tomás, el “Doctor angélico”


Santa Sede


Entre la razón y la fe existe una armonía natural, afirma el Papa
Comentario a la obra de santo Tomás de Aquino

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La obra de santo Tomás de Aquino fue “de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología, para la historia de la cultura”, al mostrar que “entre la fe cristiana y la razón subsiste una armonía natural”.

Así introdujo hoy el Papa Benedicto XVI, retomando su ciclo de catequesis sobre pensadores cristianos, la figura de santo Tomás de Aquino, que para la Iglesia es “maestro de pensamiento y modelo del modo recto de hacer teología”.

Al tomar la palabra tras las lecturas, en la Plaza de San Pedro, el Papa trazó brevemente la historia del Aquinate, desde su nacimiento en Roccasecca hasta su muerte, camino del Concilio Ecuménico de Lyon.

La gran intuición de Tomás de Aquino, en línea con su predecesor y maestro san Alberto Magno, fue preparar a la cultura europea a la recepción de las obras del pensador pagano Aristóteles, propiciando una síntesis entre la fe y la razón, que uno de los pilares de la cultura europea.

De hecho, las obras de Aristóteles, que llegaron a las universidades medievales de manos de sus comentaristas árabes, especialmente Averroes y Avicena, causaron un revuelo y conmocionaron el saber de la época.

“Era toda una visión completa del mundo llevada a cabo sin y antes de Cristo, con la pura razón, y parecía imponerse a la razón como 'la' visión misma; era, por tanto, una fascinación increíble para los jóvenes ver y conocer esta filosofía”.

Tomás, explicó el Pontífice, “estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes”, distinguiendo en sus obras “lo que era válido de lo que era dudoso o rechazable del todo”, mostrando “la concordancia con los datos de la Revelación cristiana y utilizando amplia y agudamente el pensamiento aristotélico en la exposición de los escritos teológicos que compuso”.

Esta, subrayó el Papa, “es la gran obra de Tomás, que en aquel momento de enfrentamiento entre dos culturas – ese momento en que parecía que la fe tuviese que rendirse ante la razón – mostró que ambas van juntas, que cuando aparecía la razón incompatible con la fe, no era razón, y cuanto parecía fe no era fe, si se oponía a la verdadera racionalidad”.

De esta forma, “creó una nueva síntesis, que formó la cultura de los siglos sucesivos”.

Otros detalles que el Papa quiso resaltar del santo fue su “alma exquisitamente eucarística”, como lo muestran los textos litúrgicos que el papa Urbano IV le encargó la composición de los textos litúrgicos para la fiesta del Corpus Domini.

También se refirió a su forma de hacer teología, faceta que acompañó de la predicación directa al pueblo, subrayando que “es verdaderamente una gracia grande cuando los teólogos saben hablar con sencillez y fervor a los fieles”.

“El ministerio de la predicación, por otra parte, ayuda a los mismos expertos en teología a un sano realismo pastoral, y enriquece de estímulos vivaces su investigación”.

Pero sobre todo, Benedicto XVI quiso mostrar la humildad del santo, en uno de los últimos episodios de su vida.

“En diciembre de 1273 llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle su decisión de interrumpir todo trabajo, porque durante la celebración de la Misa había comprendido, a raíz de una revelación sobrenatural, que cuanto había escrito hasta entonces era solo 'un montón de paja'".

“Es un episodio misterioso, que nos ayuda a comprender no sólo la humildad personal de Tomás, sino también el hecho de que todo aquello que llegamos a pensar y a decir sobre la fe, por elevado y puro que sea, es infinitamente superado por la grandeza y por la belleza de Dios, que nos será revelada en plenitud en el Paraíso”, añadió.



 

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El Papa muestra su solidaridad a Guatemala
 

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI muestra su pena por las víctimas y los daños provocados por el huracán Agatha a su paso por Guatemala, y pide a los cristianos “sentimientos de ardiente caridad” hacia los damnificados.

Así lo expresa un telegrama hecho público hoy por la Santa Sede, firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, y dirigido al nuncio apostólico en Guatemala, monseñor Paul Richard Gallagher.

En él, el Papa se muestra “profundamente apenado al conocer los desastres naturales que están afectando a esta amada nación, ocasionando víctimas, heridos y numerosos daños materiales, y dejando sin hogar a muchas familias”.

Tras mostrar su cercanía y sus oraciones de consuelo, el Papa pide que se incrementen “en la comunidad cristiana sentimientos de ardiente caridad, para claborar en la reconstrucción de las zonas devastadas”.

También exhorta a la comunidad internacional y a las autoridades guatemaltecas a que, “movidos por la solidaridad fraterna, presten una ayuda eficaz a ese país para superar estos difíciles momentos”.

El huracán Agatha, que ha afectado en las últimas horas a varios países de Centroamérica, ha tenido consecuencias muy graves en Guatemala. Hasta ahora el Gobierno informa de 152 muertos, más de 100 desaparecidos y más de 120.000 evacuados. En total, 200.000 afectados.

Además, el país, que ya se encontraba afectado desde el pasado jueves por la erupción del volcán Pacaya, cerca de la capital, ha tenido graves pérdidas en el sector agrícola. Concretamente, las autoridades informan que podría haberse perdido el 60% de la cosecha de café, principal recurso económico del país.

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Gaza: llamamiento del Papa a la paz y la reconciliación
Durante la Audiencia General

ROMA, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org) – Benedicto XVI ha lanzado un llamamiento por la paz y la reconciliación en Gaza, durante la audiencia general del miércoles, en la Plaza de San Pedro.

“Con profunda inquietud sigo los trágicos acontecimientos sucedidos en la proximidad de la Franja de Gaza”, confió el Papa en italiano al concluir la audiencia.

“Siento la necesidad de expresar mi sentidas condolencias por las víctimas de estos dolorosísimos acontecimientos, que preocupan a cuantos importa la paz en esa región”.

“Una vez más repito con ánimo oprimido que la violencia no resuelve las controversias, sino que acrecienta sus dramáticas consecuencias y genera otra violencia”, insistió el Papa.

Así, lanzó un llamamiento “a cuantos tienen responsabilidades políticas a nivel local e internacional para que busquen incesantemente soluciones justas a través del diálogo, de forma que se garantice a las poblaciones de la zona mejores condiciones de vida, en concordia y serenidad”.

A los peregrinos presentes, el Papa les invitó a unirse a él “en la oración por las víctimas, por sus familiares y por cuantos sufren”.

“Que el Señor sostenga los esfuerzos de aquellos que no se cansan de trabajar por la reconciliación y la paz”, terminó.

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El Papa alienta a anunciar a Cristo en el mundo digital... y real
Mensaje a la Convención de los Medios Católicos que se celebra en Nueva Orleans
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha alentado a los comunicadores católicos a hacer de Internet un lugar de encuentro y testimonio de Cristo en el mensaje que dirigió este miércoles a la Convención de los Medios Católicos de Estados Unidos y Canadá, que se celebra en Nueva Orleans.

Al final de la audiencia general de este miércoles, en la plaza de San Pedro, el pontífice tomó la palabra en inglés para comentar el tema del encuentro que reúne a delegados de la Asociación Católica de Prensa (http://www.catholicpress.org) y que en español podría traducirse como "Anunciar la Buena Noticia, octeto tras octeto".

El argumento, reconoció, "subraya la extraordinaria capacidad de los nuevos medios de comunicación para atraer la atención del gran público al mensaje de Cristo y la enseñanza de su Iglesia".

"Para que vuestra misión sea verdaderamente efectiva, para que vuestras palabras toquen los corazones, comprometan la libertad de las personas y cambien sus vidas, tenéis que llevarles a un encuentro con personas y comunidades que testimonian la gracia de Cristo con su fe y sus vidas", siguió diciendo.

En este sentido, el Papa deseó que la reunión de Nueva Orleans refresque "vuestro entusiasmo común por el Evangelio". Y ante "los numerosos desafíos" que ahora afrontan los comunicadores católicos, les recordó la promesa de Cristo al final de su Evangelio: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo".

La Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá, fundada en 1911, reúne a 600 medios de comunicación que se distribuyen entre 26 millones de personas.

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Mundo


Sospechas sin fundamento contra el presidente del episcopado alemán
Acusado de encubrimiento de un caso de abuso sexual acaecido en los años sesenta
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Carecen de fundamento las sospechas de encubrimiento de un caso de abuso sexual cometido por un sacerdote cisterciense en las que se basa una denuncia contra el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, monseñor Robert Zollitsch, arzobispo de Friburgo, explica un comunicado de esa arquidiócesis remitido por la Oficina de Información de la Santa Sede.

La acusación, presentada ante la Fiscalía de Friburgo, asegura que el prelado habría encubierto un caso de abuso sexual cometido por un sacerdote en los años sesenta en el monasterio de Birnau, lugar de peregrinaciones, y que habría asignado nuevos encargos a ese mismo sacerdote en la arquidiócesis.

Sin embargo, "la acusación sobre un comportamiento condenable de monseñor Zollitsch no tiene fundamento", afirma el portavoz de la arquidiócesis alemana.

La arquidiócesis de Friburgo revela que tuvo conocimiento de ese caso acaecido en los años sesenta a finales del año 2006 e informó a la Orden Cisterciense competente inmediatamente.

Por otra parte, no es posible acusar al arzobispo de haber dado nuevos encargos al sacerdote acusado, que se reicorporó en la vida de la comunidad cisterciense, pues sobre esta comunidad la jurisdicción corresponde al abad y no al arzobispo, según dispone el Código de Derecho Canónico.

Según el comunicado, "la arquidiócesis de Friburgo está en contacto con la Fiscalía de Friburgo para poder documentar rápidamente la inconsistencia de las acusaciones contra el arzobispo Zollitsch. La arquidiócesis durante los meses pasados ha mostrado que, después de haber tenido conocimiento de las acusaciones contra el sacerdote cisterciense en cuestión, reaccionó inmediatamente. Asimismo informó a la Orden y recordó a la Orden de los Cistercienses las consiguientes acciones que debía emprender".

La arquidiócesis en su comunicado lamenta el que la denuncia se haya presentado simultáneamente a la Fiscalía y la prensa, "lo que muestra la intención de provocar el interés de los medios con una acusación sensacionalista de 'colaboración en abuso sexual' lanzada contra un arzobispo".

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La Iglesia en Cuba logra el traslado de seis presos políticos
Agradecimiento de las Damas de Blanco
LA HABANA, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La mediación de la Iglesia católica en Cuba ha permitido el traslado de seis presos políticos a prisiones en sus provincias de residencia, motivo por el cual sus familiares, las Damas de Blanco, han manifestado agradecimiento.

"El cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, ha sido informado por parte de las autoridades de que se ha procedido al traslado de seis prisioneros hacia sus provincias de residencia", revelaba en la tarde de este martes el portavoz de la arquidiócesis Orlando Márquez Hidalgo. El comunicado arquidiocesano fue publicado literalmente por Prensa Latina, la agencia cubana de noticias.

La mediación de los representantes de la Iglesia ha permitido acercar a sus localidades a Félix Navarro, José Luis García, Iván Adolfo Hernández, Diosdado González, Arnaldo Ramos y Antonio Ramón Díaz. Se trata de seis de los más de doscientos presos políticos que, según numerosas fuentes, se encuentran detenidos en Cuba.

Los prisioneros forman parte del grupo de 75 opositores encarcelados en el año 2003 durante la campaña de detenciones realizada por las autoridades cubanas, conocida como "Primavera Negra" cubana.

Familiares de estos detenidos, conocidas como las Damas de Blanco, han reconocido el papel "histórico" de la Iglesia católica en Cuba en su mediación con el Gobierno de Raúl Castro.

"Las Damas de Blanco estamos muy agradecidas a la intervención como mediadora de la Iglesia católica", explicó este martes a periodistas la dirigente de ese grupo, Laura Pollán.

La Dama de Blanco reveló que el cardenal Ortega, llamó personalmente a las esposas de González Marrero y de Ramos Lauzurique para comunicarles la noticia, lo cual valoró como un gesto "muy importante".

En 51 años, añadió, "el Gobierno nunca había tenido esas conversaciones con la Iglesia y ya la está escuchando. Creo que eso nos va a abrir no una pequeña abertura, creo que es una ventana, y posiblemente sea una puerta", añadió Pollán.

El acercamiento de los detenidos políticos tiene lugar casi dos semanas después de que el presidente cubano, Raúl Castro, se reuniera con la jerarquía de la Iglesia católica de la isla, en concreto, el cardenal Ortega y el presidente de la Conferencia de Obispos Cubanos, monseñor Dionisio García (Cf. ZENIT, 21 de mayo de 2010).

Pollán anunció nuevas marchas en la isla, pues "mientras quede un solo preso, las Damas de Blanco seguirán reclamando su libertad".

Por su parte, Orlando Márquez, ha declarado: "Ante las especulaciones generadas en los últimos días en relación con este proceso, les comunico que toda información fidedigna al respecto será generada o confirmada exclusivamente por una fuente del arzobispado de La Habana".



 

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La Iglesia católica ve con esperanza un Concilio Panortodoxo
Anunciado por el patriarca de Constatinopla al visitar Rusia
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica ven como un motivo de esperanza para la unidad de los cristianos la preparación de un Concilio Panortodoxo (de todas las Iglesias ortodoxas), anunciado por el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.

"Hemos decidido facilitar el progreso de convocatoria del santo y gran Concilio de todas las Iglesias ortodoxas", afirmó el patriarca en una entrevista a la cadena de televisión rusa "Vesti 24", desde San Petersburgo este domingo, tras haberse reunido con el patriarca ortodoxo de Moscú, Kiril I.

La visita de diez días del patriarca ecuménico a Rusia ha servido para superar distancias y divergencias de años pasados entre ambos patriarcados.

Explicó que el Concilio es uno de los grandes objetivos que se ha planteado desde que fue elegido patriarca de Constantinopla, pues tendrá "un gran impacto en todo el mundo ortodoxo".

Según afirmó, la agenda para el evento "ya ha sido presentada y es bien conocida por la comunidad ortodoxa", abarcando diez puntos principales, entre los que se encuentran los principios para la declaración de la autonomía de las Iglesias ortodoxas (proclamación del carácter autocéfalo), así como los "dípticos", es decir, el orden en el que se mencionan a las Iglesias durante la liturgia .

Nuestra Iglesia Ortodoxa busca continuamente de ponerse al día con los tiempos, evitando hacer concesiones en su enseñanza, pero al mismo tiempo respondiendo al espíritu de los tiempos para ayudar a los creyentes a permanecer firmes en el mundo actual", afirmó el patriarca Bartolomé I en su entrevista.

El primer trabajo preparatorio del Concilio comenzó en los años sesenta, aunque la idea ya había surgido a inicios del siglo XX. El Concilio Panortodoxo es precedido por reuniones de la Conferencia Panortodoxa Preconciliar, que ya se han celebrado en años pasados y de la Comisión Interortodoxa Preparatoria.

Por su parte, el 31 de mayo, el patriarca Kirill de Moscú y de todas las Rusias confirmó que las relaciones entre las Iglesias de Rusia y Constantinopla avanzan positivamente.

Este encuentro ha sido decisivo para la futura convocatoria del Concilio, pues si bien el patriarcado de Constantinopla tiene un lugar simbólico entre las Iglesias ortodoxas, tan sólo cuenta con 3,5 millones de fieles. En el mundo, hay sin embargo unos 225 millones de fieles ortodoxos, de los cuales 140 millones pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Rusa.

El acercamiento entre Constantinopla y Moscú ha sido visto con buenos ojos por parte de la Iglesia católica, pues la unidad ortodoxa permitirá el avance en la búsqueda de la unidad plena con la Iglesia católica. En el pasado reciente, las divisiones entre Moscú y Constantinopla han frenado este movimiento ecuménico.

Monseñor Eleuterio Fortino, quien sigue en el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos la relaciones con las Iglesias ortodoxas, ha considerado como un motivo de alegría el anuncio de la preparación del Concilio Panortodoxo.

Este acontecimiento, explica, "daría una contribución decisiva a la comunión y cooperación de las Iglesias ortodoxas en nuestro tiempo. En el proyecto de ese Concilio también se encuentra la cuestión de la actitud de las Iglesias ortodoxas hacia el mundo cristiano".

"Como católico ve todo lo que está sucediendo entre las Iglesias con simpatía e interés. La vitalidad de las Iglesias ortodoxas es importante para la Iglesia de Cristo en el mundo. Pero es también positiva para el restablecimiento de la unidad entre católicos y ortodoxos, en particular, para la superación de sectores críticos o reticentes que se dan en las diferentes Iglesias ante las relaciones ecuménicas", concluye monseñor Fortino.

El interés de la Iglesia católica por el Concilio Panortodoxo ha quedado también demostrado por el positivo artículo publicado por "L'Osservatore Romano", diario de la Santa Sede, en su edición diaria del 2 de junio.

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Por primera vez el superior de los Padres Blancos es africano
El padre Richard Baawobr, originario de Ghana
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Reunidos en Roma del 10 al 12 de junio, los representantes de la Sociedad de los Misioneros de África, más conocidos como Padres Blancos, han elegido el 31 de mayo por primera como superior general a un africano, el padre Richard Baawobr, de 51 años, originario de Ghana.

El sacerdote, que sustituye al francés Gérard Chabanon, era su primer asistente general, de manera que conoce bien los desafíos que tendrá que afrontar en su nueva misión. Será el superior general número 14 tras el fundador, el cardenal Charles Lavigerie, quien inició la sociedad en Argel el año 1868, en pleno Magreb musulmán.

El padre Rochard Baawobr nació en Namdom-Lawra (Ghana), el 21 de junio de 1959. Entró en la sociedad de los misioneros de África, realizando su noviciado en Fribourg entre 1981 y 1982. Después fue enviado a Totteridge, Londres, para cursar estudios de Teología. Emitió el "juramento misionero" (los Padres Blancos no profesan los votos religiosos, pues son una sociedad de sacerdotes) el 5 de diciembre de 1986 y fue ordenado sacerdote en Ko, Ghana, el 18 de julio de 1987. Su primer destino en África fue Livulu, en la diócesis de Kinshasa, en la República Democrática del Congo, donde permaneció cuatro años.

Después fue a Roma para cursar estudios de las Sagradas Escrituras, 4 años, después a Châtelard, en Lyón, Francia, para formación en espiritualidad ignaciana. Fue nombrado miembro del equipo del año espiritual de Kahangala, en Tanzania, (1996 - 1999).

Desde octubre de 1999, estuvo a cargo de los estudiantes de teología en Toulouse. Tomó un año sabático en 2002-2003, para continuar trabajando en su doctorado sobre la Sagradas Escrituras (que obtuvo con éxito en noviembre de 2004). Asistió al capítulo de 2004 como delegado de la provincia de Francia, y fue elegido primer consejero general (2004-2010).

En el mundo hay unos 1.600 Misioneros de África (de los cuales 1.448 son sacerdotes), originarios de todos los continentes. Se preparan para ser misioneros 360 jóvenes repartidos en diferentes casas de formación. Los Padres Blancos se encuentran particularmente activos en el Líbano, en Jerusalén, en Argelia, Túnez, Chad, Níger, Malí, Burkina Faso, Mauritania, Sudán, Kenia y Tanzania.

Los Misioneros de África son conocidos como "Padres Blancos" por la túnica blanca de los argelinos que el cardenal Lavigerie adoptó como hábito para sus sacerdotes.

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Latinoamérica está mayormente en contra del aborto
Un estudio desmitifica que este tema sea un “clamor social”

CIUDAD DE MÉXICO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org El Observador).- Un estudio de opinión pública realizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) reveló que en cuatro países de la región, la mayoría de ciudadanos se opone a despenalizar el aborto. En Brasil, Chile, México y Nicaragua no hay respaldo ciudadano a una legalización total del aborto.

Entre el 66 y 81 % de los encuestados rechazó la legalización del aborto en sus países. Se les pidio elegir del 1 al 10, donde el uno era la ley más restrictiva y el 10 la liberalización total y el promedio en todos los países fue de 4,5, una respuesta que se inclina a una oposición a la interrupción del embarazo.

Haciendo un análisis más fino tenemos que del 56 al 69 % de los habitantes de estas naciones consideran que la vida del feto está por encima de todas las cosas. Los que consideran que el aborto deja traumas psicológicos y secuelas físicas en la mujer (del 64,4% al 80%) y que una legalización total haría menos responsables a las personas sobre su sexualidad, pues al bajar las sanciones aumenta el número de abortos.

También se les pidió su opinión sobre la objeción de conciencia, la mayoría de las personas de todos los países están de acuerdo en que los profesionales de la salud la usen. En las cuatro naciones encuestadas, las mujeres se manifestaron en contra de legalizar el aborto con los siguientes porcentajes: México (50%); Brasil (58%); Chile (62%) y Nicaragua (53%).

Destacaron que el estudio presentó cinco motivos por los cuales las mujeres se realizarían un aborto y en el caso de Brasil (30%) y Nicaragua (23,7) consideraron como principal razón por la que la mujer se realiza un aborto es la falta de recursos económicos en el caso de México (28,5) y Chile (26,7%) la violación fue ubicada como la principal causa. Las investigadoras mencionaron que la opción de “porque fue decisión libre de la mujer” apenas alcanzó un 0,5%.

El estudio tuvo una muestra promedio de 1.200 personas mayores de 18 años, con un error muestral de más menos 2 % y un nivel de confianza del 95%.

En una pregunta abierta está de acuerdo o en contra de la legalización del aborto, en México el 70,8 % dijo estar en desacuerdo; lo mismo sucedió en Nicaragua con el 81,6%; Brasil con 72,7% y Chile 66,2%.

Esta investigación auspiciada por un instituto de investigación con tendencias pro abortistas, corrobora que no es un clamor social en latinoamerica la despenalización del aborto.

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La experiencia del sufrimiento, un abandono en la confianza
Intervención de monseñor Zimowski en las Jornadas genovesas de cultura cristiana

ROMA, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La experiencia de la debilidad y del sufrimiento es “un itinerario espiritual humano, pero no sólo, ya que Cristo va al encuentro del hombre enfermo”, declaró el miércoles pasado el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, monseñor Zygmunt Zimowski.

Intervino en las Jornadas genovesas de cultura cristiana, celebradas en Roma del 26 al 29 de mayo, en el gran complejo hospitalario del Santo Spirito in Sassia y en el policlínico Agostino Gemelli.

Las Jornadas tenían como tema Yo soy Yahve, el que te sana (Ex 15,26). Enfermedad versus religión entre antigüedad y modernidad.

Monseñor Zimowski explicó que “la enfermedad es más que un hecho clínico que se puede identificar médicamente”.

“Quien sufre está sujeto fácilmente a sentimientos de temor, dependencia y desaliento”, afirmó, y “a causa de la enfermedad y el sufrimiento, su confianza en la vida, pero también su fe en Dios y en su amor de Padre son sometidas a una dura prueba”.

Tras explicar la relación entre la enfermedad y el pecado personal presente en la Biblia, monseñor Zimowski puso en evidencia un punto específico de la enseñanza y de la práctica mesiánica de Jesús.

“Cuando Jesús cura a un leproso o proclama la parábola del buen samaritano, demuestra compasión por los que sufren, pero hay todavía más: su gesto anuncia la nueva vida del reino, la curación total y permanente de la persona humana en todas sus dimensiones y relaciones”, dijo.

“Quien está curado puede caer enfermo de nuevo -añadió-; Lázaro, vuelto a la vida, todavía morirá. Pero queda la certeza definitiva de la victoria sobre la muerte y sobre la enfermedad”.

“Esto no quiere decir que la enfermedad y la muerte deban desaparecer del mundo, sino que la fuerza divina que las vencerá en el eschaton ya se ha manifestado en el tiempo presente”, destacó.

“La curación de los enfermos constituye un elemento del mandato que Cristo, tras su resurrección, confía a sus discípulos, ordenándoles ir a predicar el Evangelio por todo el mundo”, recordó.

Por tanto, representa “el mandato de Jesús a su Iglesia, pero con perspectivas que van más allá de los aspectos físicos de la enfermedad: la curación es conversión”.

El representante de la Santa Sede trazó después los límites del itinerario espiritual del enfermo cristiano.

“La enfermedad no es objeto de una libre elección” y luchar contra sus causas y consecuencias, y adaptar la vida espiritual a lo que parece inevitable, deben ser las características de la actitud que hay que tener ante ella”.

“El primer deber del enfermo es, por tanto, buscar curarse, aceptando la propia situación de vida -añadió-. Así se santifica cumpliendo la voluntad de Dios”.

Pero la enfermedad es al mismo tiempo “necesaria y urgente para realizar un viaje interior” que “obliga a afrontar los propios miedos, a tomar conciencia y a buscar recomponer la propia unidad interior: sólo entonces será posible la curación”.

“El sufrimiento no contradice el amor de Dios, pero revela sus misterios profundos: se trata de una situación providencial que descifrar, permitiendo también al enfermo purificar su propio conocimiento de Dios, y poder decir como Job: 'Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos' (Jb 42,5)”.

“Desde una perspectiva cristiana, el sufrimiento tiene por tanto en sí un poder de santificación: para ser más precisos, no el sufrimiento que, como tal, es un mal, sino el sufrimiento y el don de sí al mismo tiempo”.

Junto a la distintas perspectivas que se ofrecen al enfermo, “el cristianismo habla de la solidaridad de la cruz, donde Dios se da a conocer bajo los rasgos de quien ha sufrido por amor, un hombre que ha participado en el destino del hombre y lo comparte”.

“Así, aprender a sufrir desde una perspectiva cristiana significa elevar el propio dolor al compartirlo con Dios, más que rebajarlo bajo una cruz falsamente y solamente comprendida como un yugo de la existencia cristiana”, añadió.

Y cuando aparece la desesperación y las palabras parecen “vacías”, “reconociendo las 'manos de Dios' en la presencia y el gesto de un profesional o de un agente pastoral” “Dios puede ser nuevamente reconocido y amado”.

“El tiempo de la enfermedad puede así convertirse en el tiempo de una relación más profunda con Dios, un abandono, una liberación, una aceptación de lo que es definitivo”, prosiguió monseñor Zimowski.

Pero “llegar a superar la propia enfermedad” no representa más que una parte de la acción purificadora cristiana”, explicó.

Y ello, porque “si nos detenemos ahí, con una interpretación así de la curación, no se reconocería más que la curación de la enfermedad, casi se podría decir que Dios no acepta más que a personas de buena salud”.

Mientras que al contrario, precisó, “volver a encontrar la salud desde una perspectiva cristiana no es obtener la curación del propio cuerpo, aun cuando ésta, repetimos, entra en los objetivos de la terapia cristiana. Es ser capaz de reconquistar 'la fuerza de ser un hombre o una mujer', o dicho de otra manera, la fuerza de afrontar y manejar la situación de la propia vida, amenazada por el sufrimiento, la invalidez, la muerte”.

“De esta manera -concluyó monseñor Zimowski-, tras un doloroso trabajo de madurez espiritual, el enfermo podrá sentir el consuelo de la acción de Dios, el consuelo prometido por Jesús: 'Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso' (Mt 11,28)”.



 

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Actualidad


Sacerdote polaco martirizado en 1984 será beatificado este domingo
Más de 18 millones de personas han visitado su tumba

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org) El padre Jerzy Popieluszko, testimonio y mártir del pueblo polaco, contribuyó a la derrota del partido comunista en su país con las armas del amor y el Evangelio.

El joven sacerdote, muerto a los 37 años, será beatificado este domingo en Varsovia, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en representación del Papa Benedicto XVI.

El pasado viernes 28 de mayo fue presentada en las instalaciones de Radio Vaticano una película del director Rafal Wieczynski denominado “Popieluszko. Non si può uccidere la speranza”. (Popieluszko: no se puede asesinar la esperanza n.d.t) del director Rafal Wieczynski.

Amar hasta dar la vida

El padre Jerzy Popieluszko nació el 14 de septiembre en Okopy, provincia de Bialystok al nororiente de Polonia. Fue ordenado sacerdote por el cardenal Stefan Wyszynsky el 28 de mayo de 1972 en Varsovia. Además del trabajo parroquial, en la Iglesia de San Stanislao Kostka, desarrollaba su ministerio entre los trabajadores organizando conferencias y encuentros de oración. Igualmente asistía a los enfermos, los pobres y perseguidos.

Por su valentía, la defensa de los derechos humanos, la petición de libertad y justicia, la capacidad de amar también a quienes le perseguían, este sacerdote se convirtió rápidamente en una amenaza para el régimen dictatorial.

El padre Popieluszko ayudaba a todos los trabajadores, les alentaba, les educaba en el amor fraterno, les invitaba a no reaccionar de manera vengativa cuando alguno era lastimado, les administraba el sacramento de la confesión y se convirtió en un apoyo para sus familias. Les enseñaba a responder con oraciones y cantos sagrados y patrióticos ante las amenazas y las agresiones que pudieran recibir. Sostenía el movimiento Solidarnosc (Solidaridad en español) en sus batallas, para garantizar mejores condiciones sociales para la libertad, la justicia y el progreso.

De muchas maneras el régimen comunista intentó amenazarlo y asustarlo. Asesinaron a los hijos y los parientes de las personas más cercanas. Incluso uno de sus colaboradores creía en las amenazas y se convirtió en un espía de los servicios secretos. Pero el padre Popieluszko, no creyó nunca en estas provocaciones. Nunca tuvo sentimientos de odio.

Una de las escenas de la película muestra cuando el padre Popieluszko descubrió que había sido traicionado: llevado por el miedo, uno de sus amigos no aguantó más la opresión y el terror. Entonces el sacerdote pronunció esta frase: “combato el pecado, mas no a sus víctimas”.

Esta capacidad de amar a todos cristianamente, fue lo que le hizo más libre e invencible. Pero el régimen no sabía qué cosa hacer. Buscaron desacreditarlo y acusarlo de conspiración política, pero el padre Popieluszko nunca habló de política.

Así, el 19 de octubre de 1984 cuando regresaba de un servicio pastoral de Bydgosszcz a Gorsk cerca a Torun fue secuestrado por tres funcionarios del ministerio del Interior, fue salvajemente golpeado y torturado.

Aunque se encontraba atado, intentó escapar. Los persecutores le tomaron preso de nuevo y le golpearon de manera aún más violenta. Le ataron entre la boca y las piernas para que no pudiera desatarse sin asfixarse. Le pusieron una roca en los pies y lo echaron al Vístula cuando todavía estaba vivo. Tenía 37 años.

Ha muerto un mártir

El régimen pensó que había silenciado el más valiente de sus opositores pero, al contrario, esta fue la señal de su final. De allí no sólo Polonia quedó libre, sino que todo el sistema comunista colapsó.

A pesar de las amenazas y de la violencia, más de medio millón de personas estuvieron presentes en el funeral del padre Popieluszko.

Entre jóvenes que desfilaron orantes, estaba el director Rafal Wieczynski quien reveló en Radio Vaticano: “tenía 16 años cuando participé de los funerales del padre Popieluszko, junto a 600.000 personas logré percibir los sentimientos de la gente en ese momento”.

“Se ha convertido en una especie de maestro. Quería que la nueva generación probara las sensaciones de aquellos tiempos, cuando la gente estaba unida, formándose en los valores del Evangelio”, dijo el director.

Desde entonces la tumba del padre Popieluszko, que se encuentra junto a la iglesia de San Stanislao Kostka en Varsovia, es la meta continua de decenas de peregrinaciones de fieles provenientes de Polonia otras diócesis europeas. En estos 26 años, unos 18 millones de peregrinos la han visitado. Allí oró también el papa Juan Pablo II durante su viaje a Polonia en 1987.

En diálogo con ZENIT, el director de esta película dijo que en Polonia “la producción ha sido vista por 1.300.000 personas. Es muy importante el hecho de que se ha visto en las escuelas donde los estudiantes nunca han sabido qué cosa era la dictadura comunista”.

Antes de la proyección que se realizó en Radio Vaticana, Hanna Suchocka, ex primer ministra de Polonia, miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales y actual embajadora ante la Santa Sede, explicó que “en la Iglesia no son amenazados hombres y mujeres que han testimoniado a Cristo hasta el fin”. Y dijo que la figura del padre Popieluszko es “excepcional porque es un héroe contemporáneo que ha testimoniado cómo se puede vencer el mal con el bien”.

“El padre Jerzy Popieluszko era, sobre todo, un testimonio de Cristo – subrayó Suchocka, - un sacerdote que vivía y trabajaba por los hombres”.

“Quizás ahora – agregó – cuando nos acercamos a la conclusión del Año Sacerdotal, vale la pena recordar a la figura del padre Popieluszko”, dijo. Y retomó un aspecto más del padre Jerzy afirmando que “era una persona libre interiormente, a pesar de las presiones que se ejercitaban en su contra de parte de las autoridades, de su ambiente y de sus colaboradores”.

“Quizás es esta la libertad que sus asesinos querrían sofocar – agregó –. Pero su sacrificio no fue en vano, Polonia fue liberada y su recuerdo ha permanecido vivo en la memoria y en los polacos”.

En el film aparecen algunos fragmentos del noticiero en blanco y negro, cuando fue divulgada la noticia de su muerte. Aunque nunca se denuncia de manera explícita a la dictadura comunista, la película es uno de los testimonios más fuertes sobre la crueldad y lo inhumano de este régimen.

Así como La lista de Schindler, denuncia el horror del régimen nazista, el film Popieluszko. No se puede asesinar la esperanza, muestra los horrores de los regimenes socialistas.

En ambos casos, gana la humanidad que de frente a los peores horrores de la historia, logra sobrevivir cuando se cree y se confía en Dios.

Por Antonio Gaspari, traduccción del italiano por Carmen Elena Villa

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Pontificado de Pío XII: el cardenal Kasper informa de las investigaciones
Las declaraciones del Vaticano II sobre el judaísmo, “irrevocables”

LIVERPOOL, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La apertura de los archivos del Vaticano sobre el pontificado de Pío XII anunciada por la Santa Sede se producirá dentro de seis años, indicó el cardenal Walter Kasper en una conferencia en la universidad Hope de Liverpool.

También afirmó que las declaraciones del Vaticano II sobre el judaísmo son “irrevocables”.

El presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos, que también preside la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo, recordó que la Iglesia no tiene “nada que ocultar” ni “nada que temer”.

Quiso referirse “brevemente” al presunto “silencio” de Pío XII, destacando que “muchas cuestiones todavía están abiertas y requieren más investigación”.

Traducimos íntegramente este fragmento del discurso sobre el pontificado de Pío XII.

“Pío XII fue papa (1938-58) en una de las épocas más difíciles del papado, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Roma estaba bajo la dominación de Mussolini y más tarde ocupada por Alemania. La evaluación que sus contemporáneos han realizado de su pontificado durante la Segunda Guerra Mundial ha sido bastante positiva. En su mensaje de radio de la Navidad de 1942, el papa fue muy claro y los nazis comprendieron muy bien lo que quería decir. El New York Times, que no es conocido como un diario favorable a la Iglesia, publicó ya en 1941 un editorial que hablaba del papa como la única voz [escuchada] en el silencio y en las tinieblas, y de su valentía al alzar la voz. Tras la deportación de más de mil judíos de Roma (sólo sobrevivieron 15), en octubre de 1943, ordenó a la Iglesia ofrecer un asilo general en todos los conventos y casas eclesiásticas, incluyendo los del Vaticano y Castel Gandolfo. Estimaciones autorizadas indican que fueron ocultados 4.500 judíos”.

“Tras la muerte del papa, la entonces ministra de Asuntos Exteriores y primera ministra de Israel, Golda Meir, agradeció al papa con cálidas palabras todo lo que había hecho en una época de sombra para el pueblo judío. Al mismo tiempo, el entonces gran rabino Herzog de Jerusalén, elogió al papa por su actuación. Éstos son sólo algunos testimonios de personas de alto rango y bien informadas, que eran muy conscientes de lo que había pasado y que pueden apelarse como testimonios de la época”.

“Con la imaginativa obra de teatro de Hochhut El Vicario (1963), la percepción cambió radicalmente. Desde entonces, el reproche por el silencio sobre el exterminio de los judíos se ha extendido largamente. Hochhut no era historiador y actualmente está comprobado que dependía de fuentes comunistas. Uno de los primeros que defendieron a Pío XII fue un judío polaco, Joseph Lichten, un diplomático que, después, como director del departamento de Asuntos internacionales de la Liga anti-difamación de la B'nai B'rith, desempeñó una función eminente en el diálogo interreligioso. La reciente investigación histórica seria es mixta. Todavía hay judíos que defienden hoy a Pío XII y, por otra parte, hay autores católicos que critican su actitud. No hay, entonces, una frontera clara entre judíos y católicos, aunque la mayoría de judíos, especialmente en Israel, sean siempre críticos. ¿Se trata de una falta de información sobre el trabajo de investigación histórica más reciente? Dejo la cuestión abierta”.

“El problema principal es el acceso a las fuentes. La petición de apertura de archivos del Vaticano es una petición legítima. Desde el 2003, el acceso es posible hasta el final del pontificado de Pío XI, en 1939, un periodo durante el cual el futuro Pío XII era secretario de Estado. El material ya accesible actualmente prueba que Pío XII nunca fue el papa de Hitler (como lo ha pretendido John Cornwell, 1999); al contrario, fue el colaborador más próximo del papa Pío XI en la publicación de la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente inquietud, n.d.t.) (1937), que hace una ardiente condena de la ideología racial nazi. Los archiveros trabajan actualmente bajo una intensa presión sobre el proyecto de preparar el acceso al pontificado de Pío XII, pero el registro y la preparación de millones de documentos de manera profesional, como debe hacerse, requiere tiempo y se archivarán en unos 5 o 6 años, tras los cuales, se permitirá el acceso a los investigadores. Porque creemos que no tenemos nada que esconder ni ningún motivo para tener miedo a la verdad”.

“Once volúmenes con los documentos de la Santa Sede han sido ya publicados y recientemente a través de otras muchas fuentes se han hecho disponibles. Pero conocer los hechos no es más que un aspecto, ya que la historia no es sólo una cuestión de hechos, sino también de la interpretación histórica de los hechos: en este caso, de hechos que se produjeron hace más de medio siglo en un contexto no sólo políticamente sino también mentalmente radicalmente diferente al nuestro, y difícil de comprender para una generación que ha tenido la suerte de no haber tenido una experiencia como esa”.

“La cuestión fundamental es el debate entre los que habrían preferido una declaración más profética y los que están de acuerdo con la actitud del papa de juicio prudencial. Pío XII no era un hombre de gestos proféticos; era un diplomático y decidió no guardar silencio pero ser moderado en sus declaraciones públicas porque sabía que palabras más fuertes no harían mejorar absolutamente nada; al contrario, habrían provocado una venganza brutal y empeorado la situación. Decidió por consiguiente no actuar con palabras, sino ayudar prácticamente a cuantos más pudo. De esta manera, sólo en Roma, salvó miles de vidas judías”.

“Fue un juicio de conciencia en una situación histórica extrema, que debe ser evaluado considerando la situación de entonces, la información entonces disponible y las posibilidades que había entonces, y no sólo a partir de las perspectivas y las posibilidades de hoy. Este punto es importante para la cuestión de una posible beatificación. Si avanzara, no sería un juicio histórico sino un discernimiento espiritual sobre la cuestión de saber si el papa, en su situación, siguió su propia conciencia, y realizó la voluntad de Dios así como la entendió, en esa situación. Por lo tanto, la eventualidad de una beatificación no excluiría nuevas investigaciones e interpretaciones históricas, ni excluiría ya la idea de que otras personas, con un carácter diferente, hubieran podido llegar a conclusiones diferentes y hubieran podido actuar de manera diferente”.

“Repito: no soy historiador; supongo que la controversia sobre la interpretación va a continuar y que la cuestión histórica continuará estando abierta, con diferentes interpretaciones, incluso tras la apertura de los archivos y podría ser que la discusión continuara abierta hasta el fin de los tiempos. Ya que, ¿quién osaría decir la última palabra sobre un acontecimiento tan monstruoso como el Holocausto? La única respuesta adecuada podría ser la vergüenza y el arrepentimiento, por el hecho de que los católicos no reaccionaran con más fuerza, y la metanoia, es decir, una nueva manera de pensar, y un nuevo comportamiento, hoy, para construir nuevas relaciones con el pueblo judío”.

Para consultar el texto del cardenal Kasper en inglés, cf. el Times online



 

[Por Anita S. Bourdin, traducción del francés por Patricia Navas]




 

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Foro


El Monte Athos, símbolo de la Grecia cristiana
 

Por el padre Piero Gheddo*

ROMA, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- En la dramática crisis económico-política-social que está atravesando Grecia, país cercano y hermano de nuestra Italia, me viene a menudo a la mente el Monte Athos, que visité hace más de cuarenta años. Es la famosa república de los monjes cristiano-bizantinos, donde cerca de 1700 monjes (entonces eran tantos, hoy son 1500) viven aislados en una estrecha y larga península en el mar Egeo, donde es difícil entrar. Prohibida a las mujeres, pero dedicada a María, porque según una antigua tradición, la Virgen Madre y san Juan encontraron allí refugio en una tempestad del mar circundante.

No es fácil visitar el Monte Athos, se necesitan permisos especiales, porque esta república de monjes, aunuqe territorialmente pertenece a Gracia, que mantiene allí un gobernador (nombrado por el Ministro de Exteriores griego), está reconocida como una “entidad teocrática independiente”, que depende directamente del Patriarca de Costantinopla; y Grecia defiende rigurosamente esta independencia y los límites del territorio monástico.

Antes de ir con dos sacerdotes españoles que encontré en Atenas, pensaba que se trataba de un monasterio más o menos como los nuestros. En cambio no, es una verdadera “república teocrática”. Un vasto territorio a lo largo de la pequeña península (45 km y el límite con Grecia al pincipio), con bosques, campos cultivados, carreteras, montañas, mercado, poblados donde viven monjes, pero también laicos que sirven a los monjes, con la familia y las esposas a pocos kilómetros, en Grecia. La península en el límite con Grecia es montañosa y boscosa, llena de acantilados. Más adelante se abaja hacia el mar y es casi desértica.

En el centro está la Meghisti Làvra (la gran làvra), el monasterio fundado por san Atanasio en 963. Làvra significa “camino estrecho”, e incluye las celdas monásticas, la iglesia, el horno, los almacenes, la hospedería y otros servicios. Los monasterios cenobíticos (el cenobio es donde los monjes viven una vida comunitaria) son veinte. Después están también los monjes que viven individualmente y proveen con el trabajo a sus necesidades personales, participan en la liturgia del monasterio del que dependen y comen con los monjes en las grandes fiestas litúrgicas. Hay monjes que viven en grutas aisladas, otros en cumbres de montañas de difícil accesso y a quienes de vez en cuando se les abastece de comida desde abajo con una cesta.

A la república monástica se accede sólo por mar y, aparte del viaje en autobús que conduce del pequeño puerto a la gran Làvra y para algún recorrido más largo, para visitar el territorio se hacen horas a pie, entre bosques, colinas y montes, siempre en un paisaje encantador, con el mar azul oscuro que a veces se ve desde ambas partes de la estrecha península. Los permisos de residencia son de 3-4 días, pero prorrogables, y hay que quedarse en la hospedería de un monasterio. La gran Làvra, suspendida entre el cielo, la tierra y el mar, es el lugar principal de este “monte santo” consagrado a María y a la contemplación de Dios y de la naturaleza. Recuerdo haber vivido tres días en una atmósfera llena de oraciones, cantos, trabajos y renuncias, pero con el ánimo alegre porque te encuentras en contacto con la naturalza y sobre todo con Dios. Todo transpira a Dios, todo habla de Dios, que se revela llenando el corazón de alegría. Si se visita el Monte Athos, es necesario ir con el alma abierta a la contemplación, de lo contrario no se resiste.

Los monjes proceden desde varias partes del mundo ortodoxo, desde Rusia e incluso desde los griegos en América, y en su vida recorren la “Escala del paraíso”, descrita por san Juan Clímaco (s. VII), que es su modelo: combatir las propias pasiones y alcanzar la apathìa, la indiferencia espiritual, para entrar en la “vida evangélica”. En el refectorio de la gran Làvra, a la derecha están pintados al fresco los ángeles que ayudan y confortan a los monjes que suben la difícil escala hacia Cristo; a la izquierda, los demonios tentadores que devoran a los monjes que caen de la escala porque son incapaces de vencer las tentaciones.

Recordando esa breve experiencia y en los breves diálogos (se hablaba francés) con un joven monje que me acompañaba en las visitas (entre los monjes hay licenciados, médicos, ingenieros), me pareció comprender la diferencia entre el Occidente y el Oriente cristiano (una de las tantas). Nosotros privilegiamos, en la formación de los sacerdotes y también en la predicación, el estudio especulativo y teórico de la teología, pensando quizás que conocer de manera profunda equivale a vivir; allí en el monte Athos no hacen tantos razonamientos y distinciones, todo está dirigido a la búsqueda de Dios, a recorrer un camino espiritual que te conduce a Dios. Nosotros queremos conocer a Dios, ellos tienden a encontrarle para dejarse transfigurar por Él.

El Monte Athos, como todos los conventos de clausura, es un lugar simbólico del cristianismo, que está arraigado en la tierra pero tiende al cielo. Es una escala hacia el Paraíso, la Jerusalén del cielo transformada en monasterio, anticipación de los “cielos nuevos y tierra nueva” del Reino de Dios. Simboliza también, para nosotros Iglesia latino-occidental, la riqueza litúrgica y espiritual del Oriente cristiano. Y nos invita a rezar por la unidad de las Iglesias cristianas, porque sólo así Cristo podrá ser testimoniado y anunciado de modo creíble a todos los pueblos y culturas del mundo.

“¿Qué Cristo anunciamos a los no cristianos?” se preguntaba el beato padre Paolo Manna, uno de los máximos profetas del ecumenismo católico del siglo XX. Y añadía: “Los no cristianos nos dicen: os escucharemos cuando os hayáis puesto de acuerdo”. Era uno de los tormentos en el alma del misionero y debería ser también el nuestro.



 

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*El padre Piero Gheddo (www.gheddopiero.it), antes director de Mondo e Missione y de Italia Missionaria, fue uno de los fundadores de la Emi (1955), de Mani Tese (1973) y de Asia News (1986). Como misionero ha viajado por las misiones de todos los continentes, y ha escrito más de 80 ibros. Dirigió en Roma la Oficina histórica del Pime y ha sido postulador de causas de canonización. Hoy reside en Milán.

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Audiencia del miércoles


Benedicto XVI: Santo Tomás, el “Doctor angélico”
Hoy durante la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 2 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el texto de la catequesis que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General, con los peregrinos congregados de todo el mundo en la Plaza de San Pedro.

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Queridos hermanos y hermanas,

tras algunas catequesis sobre el sacerdocio y mis últimos viajes, volvemos hoy a nuestro tema principal, es decir, a la meditación sobre algunos grandes pensadores de la Edad Media. Habíamos visto últimamente la gran figura de san Buenaventura, franciscano, y hoy quisiera hablar de aquel que la Iglesia llama el Doctor communis: es decir santo Tomás de Aquino. Mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo II, en su encíclica Fides et ratio recordó que santo Tomás “ha sido siempre propuesto por la Iglesia como maestro de pensamiento y modelo del modo recto de hacer teología” (n. 43). No sorprende que, después de san Agustín, entre los escritores eclesiásticos mencionados en el Catecismo de la Iglesia Católica, santo Tomás sea citado más que ningún otro, ¡hasta sesenta y una veces! Fue llamado también Doctor Angelicus, quizás por sus virtudes, en particular la sublimidad de su pensamiento y la pureza de su vida.

Tomás nació entre 1224 y 1225 en el castillo que su familia, noble y rica, poseía en Roccasecca, en las cercanías de Aquino, cerca de la célebre abadía de Montecassino, adonde fue enviado por sus padres para recibir los primeros elementos de su instrucción. Algún año después se trasladó a la capital del Reino de Sicilia, Nápoles, donde Federico II había fundado una prestigiosa Universidad. En ella se enseñaba, sin las limitaciones vigentes en otros lugares, el pensamiento del filósofo griego Aristóteles, al cual el joven Tomás fue introducido, y cuyo gran valor intuyó en seguida. Pero sobre todo, en aquellos años transcurridos en Nápoles, nació su vocación dominica. Tomás fue de hecho atraído por el ideal de la orden fundada no muchos años antes por santo Domingo. Con todo, cuando se revistió el hábito dominico, su familia se opuso a esta elección, y fue obligado a dejar en convento y a transcurrir algún tiempo en familia.

En 1245, ya mayor de edad, pudo retomar su camino de respuesta a la llamada de Dios. Fue enviado a París para estudiar teología bajo la guía de otro santo, Alberto Magno, sobre el que hablé recientemente. Alberto y Tomás estrecharon una verdadera y profunda amistad y aprendieron a estimarse y a apreciarse, hasta el punto que Alberto quiso que su discípulo le siguiera también a Colonia, donde él había sido enviado por los superiores de la orden a fundar un estudio teológico. Tomás mantuvo entonces contacto con todas las obras de Aristóteles y de sus comentaristas árabes, que Alberto ilustraba y explicaba.

En aquel periodo, la cultura del mundo latino estaba profundamente estimulada por el encuentro con las obras de Aristóteles, que habían estado ignoradas por mucho tiempo. Se trataba de escritos sobre la naturaleza del conocimiento, sobre ciencias naturales, sobre metafísica, sobre el alma y sobre la ética, ricas de informaciones y de intuiciones que parecían válidas y convincentes. Era toda una visión completa del mundo llevada a cabo sin y antes de Cristo, con la pura razón, y parecía imponerse a la razón como "la" visión misma; era, por tanto, una fascinación increíble para los jóvenes ver y conocer esta filosofía. Muchos acogieron con entusiasmo, incluso con entusiasmo acrítico, este enorme bagaje del saber antiguo, que parecía poder renovar ventajosamente la cultura, abrir totalmente nuevos horizontes. Otros, sin embargo, temían que el pensamiento pagano de Aristóteles estuviese en oposición a la fe cristiana, y rechazaban estudiarlo. Se encontraron dos culturas: la cultura pre-cristiana de Aristóteles, con su racionalidad radical, y la cultura clásica cristiana. Ciertos ambientes eran llevados al rechazo de Aristóteles también por la presentación que de este filósofo hacían los comentaristas árabes Avicena y Averroes. De hecho, fueron éstos los que transmitieron al mundo latino la filosofía aristotélica. Por ejemplo, estos comentaristas habían enseñado que los hombres no disponen de una inteligencia personal, sino que hay un único intelecto universal, una sustancia espiritual común a todos, que opera en todos como "única": por tanto, una despersonalización del hombre. Otro punto discutible transmitido por los comentaristas árabes era aquel según el cual el mundo es eterno como Dios. Se desencadenaron comprensiblemente disputas sin fin en el mundo universitario y en el eclesiástico. La filosofía aristotélica se iba difundiendo incluso entre la gente sencilla.

Tomás de Aquino, en la escuela de Alberto Magno, llevó a cabo una operación de fundamental importancia para la historia de la filosofía y de la teología, diría que para la historia de la cultura: estudió a fondo a Aristóteles y a sus intérpretes, procurándose nuevas traducciones latinas de los textos originales en griego. Así no se apoyaba ya solo en los comentaristas árabes, sino que podía leer personalmente los textos originales, y comentó gran parte de las obras aristotélicas, distinguiendo en ellas lo que era válido de lo que era dudoso o rechazable del todo, mostrando la concordancia con los datos de la Revelación cristiana y utilizando amplia y agudamente el pensamiento aristotélico en la exposición de los escritos teológicos que compuso. En definitiva, Tomás de Aquino mostró que entre la fe cristiana y la razón subsiste una armonía natural. Y esta es la gran obra de Tomás, que en aquel momento de enfrentamiento entre dos culturas – ese momento en que parecía que la fe tuviese que rendirse ante la razón – mostró que ambas van juntas, que cuando aparecía la razón incompatible con la fe, no era razón, y cuanto parecía fe no era fe, si se oponía a la verdadera racionalidad; así él creó una nueva síntesis, que formó la cultura de los siglos sucesivos.

Por sus excelentes dotes intelectuales, Tomás fue llamado a París como profesor de teología en la cátedra dominica. Aquí comenzó también su producción literaria, que prosiguió hasta su muerte, y que tiene algo de prodigioso: comentarios a la Sagrada Escritura, porque el profesor de teología era sobre todo intérprete de la Escritura, comentarios a los escritos de Aristóteles, obras sistemáticas poderosas, entre las que sobresale la Summa Theologiae, tratados y discursos sobre diversos argumentos. Para la composición de sus escritos, era ayudado por algunos secretarios, entre ellos su hermano Reginaldo de Piperno, que le siguió fielmente y al que estuvo ligado por una amistad sincera y fraterna, caracterizada por una gran confianza. Esta es una característica de los santos: cultivaban la amistad, porque ésta es una de las manifestaciones más nobles del corazón humano y tiene en sí algo de divino, como Tomás mismo explicó en algunas quaestiones de la Summa Theologiae, en la que escribe: “La caridad es la amistad del hombre con Dios principalmente, y con los seres que Le pertenecen" (II, q. 23, a.1).

No permaneció durante mucho tiempo y de forma estable en París. En 1259 participó en el Capítulo General de los Dominicos a Valenciennes, donde fue miembro de una comisión que estableció el programa de estudios en la orden. De 1261 a 1265, después, Tomás estuvo en Orvieto. El Pontífice Urbano IV, que sentía por él una gran estima, le encargó la composición de los textos litúrgicos para la fiesta del Corpus Domini, que celebramos mañana, instituida después del milagro eucarístico de Bolsena. Tomás tuvo un alma exquisitamente eucarística. Los bellísimos himnos que la liturgia de la Iglesia canta para celebrar el misterio de la presencia real del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la Eucaristía se atribuyen a su fe y a su sabiduría teológica. Entre 1265 y 1268 Tomás residió en Roma, donde, probablemente, dirigía un Studium, es decir, una Casa de Estudios de la Orden, y donde comenzó a escribir su Summa Theologiae (cfr Jean-Pierre Torrell, Tommaso d’Aquino. L’uomo e il teologo, Casale Monf., 1994, pp. 118-184).

En 1269 fue llamado de nuevo a París para un segundo ciclo de enseñanzas. Los estudiantes – se comprende – estaban entusiasmados con sus lecciones. Un ex-alumno suyo declaró que una grandísima multitud de estudiantes seguía los cursos de Tomás, tanto que las aulas no conseguían contenerles, y añadía, con una anotación personal, que "escucharle era para él una felicidad profunda". La interpretación de Aristóteles dada por Tomás no era aceptada por todos, pero incluso sus adversarios en el campo académico, como Godofredo de Fontaines, por ejemplo, admitían que la doctrina de fray Tomás era superior a otras por su utilidad y valor y servía de corrección a las de todos los demás doctores. Quizás también para sustraerle de las vivaces discusiones en curso, los superiores lo enviaron una vez más a Nápoles, para ponerse a disposición del rey Carlos I, que quería organizar los estudios universitarios.

Además del estudio y la enseñanza, Tomás se dedicó también a la predicación al pueblo. Y también el pueblo iba de buen grado a escucharle. Diría que es verdaderamente una gracia grande cuando los teólogos saben hablar con sencillez y fervor a los fieles. El ministerio de la predicación, por otra parte, ayuda a los mismos expertos en teología a un sano realismo pastoral, y enriquece de estímulos vivaces su investigación.

Los últimos meses de la vida terrena de Tomás permanecen rodeados de una atmósfera particular, diría misteriosa. En diciembre de 1273 llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle su decisión de interrumpir todo trabajo, porque durante la celebración de la Misa había comprendido, a raíz de una revelación sobrenatural, que cuanto había escrito hasta entonces era solo “un montón de paja". Es un episodio misterioso, que nos ayuda a comprender no sólo la humildad personal de Tomás, sino también el hecho de que todo aquello que llegamos a pensar y a decir sobre la fe, por elevado y puro que sea, es infinitamente superado por la grandeza y por la belleza de Dios, que nos será revelada en plenitud en el Paraíso. Algún mes después, cada vez más absorto en una meditación pensativa, Tomás murió mientras estaba de viaje hacia Lyon, donde se dirigía para tomar parte en el Concilio Ecuménico proclamado por el Papa Gregorio X. Se apagó en la Abadía cisterciense de Fossanova, tras haber recibido el Viático con sentimientos de gran piedad.

La vida y la enseñanza de santo Tomás de Aquino se podría resumir en un episodio recogido por los antiguos biógrafos. Mientras el santo, como era su costumbre, estaba en oración ante el crucifijo, por la mañana temprano en la Capilla de san Nicolás en Nápoles, Domingo de Caserta, el sacristán de la iglesia, sintió desarrollarse un diálogo. Tomás preguntaba, preocupado, si cuanto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto. Y el Crucifijo respondió: “Tu has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?". Y la respuesta que Tomás dio es la que también nosotros, amigos y discípulos de Jesús, quisieramos decir siempre: “¡Nada más que a Ti, Señor!" (Ibid., p. 320).

[En español dijo]

Saludo a los grupos de lengua española, en particular a las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires y a los peregrinos venidos para la Beatificación de María Pierina de Micheli, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. A todos os invito a participar con profunda piedad y veneración en la próxima Solemnidad del Corpus Christi, para experimentar así constantemente en nosotros los frutos de la Redención. Muchas gracias.

[Llamamiento final]

Con profunda inquietud sigo los trágicos acontecimientos sucedidos en la proximidad de la Franja de Gaza. Siento la necesidad de expresar mi sentidas condolencias por las víctimas de estos dolorosísimos acontecimientos, que preocupan a cuantos importa la paz en esa región. Una vez más repito con ánimo oprimido que la violencia no resuelve las controversias, sino que acrecienta sus dramáticas consecuencias y genera otra violencia. Hago un llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas a nivel local e internacional para que busquen incesantemente soluciones justas a través del diálogo, de forma que se garantice a las poblaciones de la zona mejores condiciones de vida, en concordia y serenidad. Os invito a uniros a mí en la oración por las víctimas, por sus familiares y por cuantos sufren. Que el Señor sostenga los esfuerzos de aquellos que no se cansan de trabajar por la reconciliación y la paz.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]



 

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