2.06.10
En el asunto de Gaza conviene estar, siempre, con el hermano
“¡Aviso a navegantes!: seguramente, este artículo no es muy políticamente correcto. Pero es lo que hay.
Al parecer, y por ahora, da la impresión de que se ha terminado el último conflicto acaecido entre judíos y musulmanes radicales. Pero, seguramente, es por ahora porque la contumacia del mal es así: contumaz.
A mí me gustaría decir, ahora que parece que todo se calma, esto:
Nuestro Maestro era judío.
María, Madre de Dios y Madre nuestra, era judía.
José, padre adoptivo de Jesús, era judío.
Los Apóstoles eran judíos.
El pueblo elegido por Dios era el puedo judío.
Y así podríamos seguir hasta, casi, el infinito.
Eso nos lleva a poder decir, con toda seguridad espiritual, que los cristianos, al fin y al cabo, también somos judíos”.Esto lo escribí en un artículo hace, ya, algún tiempo.
Ahora, lo que ha sucedido con la famosa flotilla de “pacifistas” que querían acercarse a Gaza para llevar provisiones humanitarias y alguna que otra cosa poco humanitaria, todo el mundo ya lo ha visto.
La diplomacia vaticana ha dicho lo que ha tenido por conveniente porque es bien cierto que el recurso a la violencia no tiene razón de ser siempre que no se trate, lógicamente, de legítima defensa.
Por otra parte, tratar de esconder la verdad de las cosas no suele dar buenos resultados y, la mayor de las veces, acaba por pudrir aquello de lo que tratamos porque lo que aquí pasa también tiene que ver con la fe y con la defensa que, de ella, se hace.
Desconocer que se trata, sobre todo, de un conflicto (el que existe entre el Estado de Israel y los terroristas islámicos (pensemos en Hamas) de carácter eminentemente religioso es querer marear la perdiz y, así, llevar el agua al molino palestino.
Como, por tanto, trátase de un problema de tal jaez también tenemos que tomar posición basándonos en lo que somos unos y otros. Otra forma es actuar como si en vez de personas fuéramos (quien así lo haga) avestruces que esconden la cabeza bajo tierra para no ver lo que pasa aunque pase.
Tampoco hay que ser muy espabilado ni nada por el estilo para saber qué tipo de personas pueden apoyar acciones a favor determinada parte del pueblo palestino que no es, precisamente, la más pacífica: nada que ver con personas que apoyarían la religión que dice que Dios es el Creador y que Jesucristo es su Mesías.
Tenemos, por lo tanto, dos puntos sobre los que apoyar nuestra posición:
1.-Cuestión de fe por ser judíos las personas afectadas.
2.-Cuestión de defensa de nuestra fe por la implicación de personas de raíz izquierdista cuando no ultra de tal opción política.
Entonces… ante lo aquí planteado tenemos que tomar partido porque no vale mirar para otro lado.
Particularmente sólo puedo decantarme a favor de Israel porque, además de tratarse de la nación reiteradamente atacada por los terroristas islamistas está constituida, en su misma raíz, por hermanos nuestros. Muchas veces se les llama hermanos mayores pero, en resumidas cuentas, hermanos.
Y hacer otra cosa es, con franqueza lo digo, darle al Mal oportunidades que no merece.
Eleuterio Fernández Guzmán