Invita "a redescubrir la rica herencia apostólica compartida mediante el diálogo"

Papa llama a a Chipre a ser "puente entre Oriente y Occidente"

"Que el Espíritu Santo pueda iluminar nuestras mentes y robustecer nuestra determinación"

Redacción, 04 de junio de 2010 a las 17:14


 

Benedicto XVI ha participado en la celebración ecuménica que ha tenido lugar en la iglesia de Agia Kiriaki Chrysopolitissa, un lugar de culto ortodoxo que también está abierto a católicos y anglicanos desde 1987, gracias al actual arzobispo de Chipre, Su Beatitud Crysostomos II. En su discurso, marcadamente ecuménico, el Papa ha exhortado "a redescubrir la rica herencia apostólica compartida por Oriente y Occidente, y, mediante un diálogo paciente y sincero, encontrar los caminos para volver a acercarnos los unos a los otros, superando las controversias del pasado y mirando a un futuro mejor".

Y en este proceso de reconciliación, el Santo Padre ha reconocido la gran contribución dada por la Iglesia en Chipre "puente entre Oriente y Occidente". "El camino que conduce al objetivo de la plena comunión -ha subrayado el Pontífice- no será ciertamente escaso de dificultades, pero la iglesia Católica y la iglesia Ortodoxa de Chipre están comprometidas en avanzar en el camino de diálogo y de la cooperación fraterna".

"Que el Espíritu Santo pueda iluminar nuestras mentes y robustecer nuestra determinación, para que juntos podamos llevar el mensaje de la salvación a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, los cuales están sedientos de aquella verdad que trae libertad autentica y salvación (cfr Jn 8,32), la verdad cuyo nombre es Jesucristo".

Además el Papa ha elogiado a esta Iglesia de Chipre, que "con razón puede estar orgullosa de la propia unión directa con la predicación de Pablo, Bernabé y Marcos y de la comunión en la fe apostólica". Una comunión, real, si bien imperfecta, ha reconocido el Papa, que nos impulsa a superar nuestras divisiones y a luchar por reestablecer la plena unión visible". En el mismo contexto Benedicto XVI ha recordado que todo cristiano, mediante el bautismo, está "reservado" para que lleve testimonio profético del Señor resucitado y de su evangelio de reconciliación, de misericordia y de paz.

"En ese contexto, la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, que se reunirá en Roma en próximo mes de octubre, reflexionará sobre el papel vital de los cristianos en toda la región, los estimulará en su testimonio del Evangelio y los ayudara a promover mayor diálogo y cooperación entre cristianos en toda la región".

DISCURSO COMPLETO

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

"Η χάρις και η ειρήνη ας είναι πλούσια μαζί σας" (1 Pe 1,2). Με μεγάλη μου χαρά χαιρετώ εσάς που αντιπροσωπεύετε τις διάφορες χριστιανικές κοινότητες παροόσες στην Κύπρο. ("A vosotros gracia y paz en abundancia" (1Pe 1,2). con gran gozo os saludo a vosotros que representáis a las comunidades cristianas presentes en Chipre).

Agradezco a su Beatitud Crisóstomo II por las amables palabras de bienvenida, a Su Eminencia Jorge, metropolita de Pafos, que nos acoge, y a todos aquellos que se han empeñado en hacer posible este encuentro. Me es grato además saludar cordialmente a los cristianos de otras confesiones aquí presentes, incluidos aquellos que pertenecen a las comunidades armenia, luterana y anglicana.

En verdad, es una gracia extraordinaria para nosotros estar reunidos en oración en esta iglesia de la Agia Kiriaki Chrysopolitissa (iglesia de la Santísima Señora Recubierta de Oro). Hemos apenas escuchado la lectura de los Hechos de los Apóstoles, que nos ha recordado cómo Chipre fue la primera etapa en los viajes misioneros del Apóstol Pablo (cfr Hc 13, 1-4). Reservados para sí por el Espíritu Santo, Pablo, junto a Bernabé, oriundo de Chipre, y a Marcos, el futuro evangelista, llegaron primero a Salamina, donde iniciaron a proclamar la palabra de Dios en las sinagogas. Atravesando la isla, llegaron a Pafos, donde, justamente cerca de este lugar, predicaron en presencia del procónsul romano Sergio Pablo. Fue por tanto desde este lugar que el mensaje del Evangelio empezó a difundirse en todo el imperio y la Iglesia, fundada sobre la predicación apostólica, fue capaz de echar raíces en todo el mundo en ese entonces conocido.

La Iglesia en Chipre puede con razón estar orgullosa de la propia unión directa con la predicación de Pablo, Bernabé y Marcos y de la comunión en la fe apostólica, que la liga a todas a aquellas Iglesias que custodian la misma regla de la fe. Esta es la comunión, real, si bien imperfecta, que ya ahora nos une, y que nos impulsa a superar nuestras divisiones y a luchar por reestablecer la plena unión visible, que es querida por el Señor para todos sus discípulos. Porque en palabras de Pablo, "uno es el cuerpo, uno el espíritu, como una es la esperanza a que han sido llamados, un sólo Señor, una sola fe, un solo bautismo".

(Ef 4, 4-5)

La comunión eclesial en la fe apostólica es un don y un llamamiento a la misión. En el versículo de los Hechos que hemos escuchado, vemos una imagen de la unidad de la Iglesia en la oración, en la apertura a los impulsos del Espíritu hacia la misión. Como Pablo y Bernabé, todo cristiano, mediante el bautismo, está "reservado" para que lleve testimonio profético del Señor resucitado y de su evangelio de reconciliación, de misericordia y de paz. En ese contexto, la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, que se reunirá en Roma en próximo mes de Octubre, reflexionará sobre el papel vital de los cristianos en toda la región, los estimulará en su testimonio del Evangelio y los ayudara a promover mayor diálogo y cooperación entre cristianos en toda la región.

Significativamente, los trabajos del Sínodo serán enriquecidos por la presencia de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades cristianas del área, como signo del compromiso común al servicio de la palabra de Dios y de nuestra apertura a la potencia de su gracia que reconcilia.

La unidad de todos los discípulos de Cristo es un don de implorar del padre, en la esperanza que ello refuerce el testimonio del Evangelio en el mundo de hoy. El Señor ha orado por la santidad y la unidad de sus discípulos justamente para que el mundo crea (cfr Jn 17,21). Justamente hace más o menos cien años, en la Conferencia Misionera de Edimburgo, la aguda conciencia que las divisiones entre cristianos eran un obstáculo para la difusión del Evangelio dio origen al movimiento ecuménico moderno. Hoy debemos estar agradecidos al Señor, el cual mediante su espíritu, nos ha conducido- especialmente en los últimos decenios- a redescubrir la rica herencia apostólica compartida por Oriente y Occidente, y, mediante un diálogo paciente y sincero, a encontrar los caminos para volver a acercarnos los unos a los otros, superando las controversias del pasado y mirando a un futuro mejor.

 

La Iglesia en Chipre, que se demuestra ser como un puente entre Oriente y Occidente, ha contribuido mucho a este proceso de reconciliación. El camino que conduce al objetivo de la plena comunión no será ciertamente escaso de dificultades, pero la iglesia Católica y la iglesia Ortodoxa de Chipre están comprometidas en avanzar en el camino de diálogo y de la cooperación fraterna. Que el Espíritu Santo pueda iluminar nuestras mentes y robustecer nuestra determinación, para que juntos podamos llevar el mensaje de la salvación a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, los cuales están sedientos de aquella verdad que trae libertad autentica y salvación (cfr Jn 8,32), la verdad cuyo nombre es Jesucristo.

Queridos hermanos y hermanas, no puedo concluir sin evocar la memoria de los Santos que han engalanado la iglesia en Chipre, en particular san Epifanio, obispo de Salamina. La santidad es el signo de la plenitud de la vida cristiana, de un profunda docilidad interior al Espíritu Santo que nos llama a una conversión y a una renovación constantes, mientras nos esforzamos por conformarnos cada vez más a Cristo nuestro salvador, Conversión y santidad son también los medios privilegiados mediante los cuales abrimos las mentes y los corazones a la voluntad del Señor por la unidad de su Iglesia.

Mientras damos gracias por el encuentro de hoy y por el fraternal afecto que nos une, pidamos a los santos Bárbara y Epifanio, a los santos Pedro y Pablo, y a todos lo Santos de Dios, bendecir nuestras comunidades, preservarnos en la fe de los apóstoles y guiar nuestros pasos en los caminos de la unidad, de la caridad y de la paz.

(RD/RV)