7.06.10

Animalismo: Amor desproporcionado a los animales

A las 12:33 PM, por Joan Antoni
Categorías : General
 

Ofrezco hoy una breve reflexión a propósito de una consulta que me ha llegado a Cataluña Cristiana. Los lectores pueden aportar sus reflexiones.

Pregunta

¿Qué consideración moral merece la actitud de algunas personas que derrochan ingentes cantidades de dinero para sus mascotas? Una vecina compra carísimos “modelitos” para su perrito ( valen más de doscientos euros) y ya no le digo los gastos de “peluquería” del can… A mí me escandaliza y más en los tiempos que corren cuando muchas personas y familias lo están pasando verdaderamente mal…

Respuesta

Comparto su indignación. Hay que tratar correctamente a los animales, evitarles sufrimientos innecesarios, cuidar su alimentación y otras cosas elementales, pero de ahí a lo que me cuenta hay un verdadero abismo.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:

2416 Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri.
2417 Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas.
2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.

Yo ya hace tiempo que estoy diciendo que gran parte de nuestra sociedad padece de una grave desviación del pensamiento respecto a los animales. A este modo de pensar me gusta llamarlo “animalismo”. Consiste en atribuir la dignidad propia y exclusiva del ser humano a los animales. Se les considera sujetos de pensamiento, inteligencia y voluntad cual se tratara de personas humanas. Hace poco oía por la radio un programa en que se hablaba de “la amistad” y “virtudes” de los animales. También que, no sé en qué lugar, se había hecho el primer concierto de música clásica exclusivamente para perros. ¿Cómo hemos podido perder el juicio de esta manera? Conozco de personas que tributan más amor a sus animales que a las personas que les rodean. Lo que usted comenta clama al cielo. ¿Qué pensara un pobre mendigo que está pidiendo limosna para malvivir cuando ve que pasa delante suyo un perrito con un vestidito de doscientos euros? ¡Tendrá ganas de comérselo! Es un tema moral que hay que tratar en la catequesis y en la predicación, pues el sentido común y la fe que en otros tiempos eran patrimonio común de los habitantes de nuestro país, hoy escasean en muchísimas personas. Recuerdo que el año 2008 recorté una noticia de un periódico donde se demostraba que, sólo en Cataluña, el abandono de animales costaba al erario público casi ciento cuarenta mil euros al día. Hoy seguro que es mucho más. Y pensaba en mi interior: ¡la cantidad de personas necesitadas que podríamos alimentar cada día con este dinero! ¡Casi veinticinco millones de las antiguas pesetas cada día! ¿No sería mejor dedicar toda esta inversión de recursos pecuniarios y humanos a atender a las personas pobres? Muy mal vamos cuando se ama más a los animales que a nuestro prójimo. Es obvio decir que hoy muchas especias animales están más protegidas por las legislaciones que la persona humana. Sería bueno que le recordara a esta vecina suya la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón y que procure compensar con caridad generosa.