ZENIT
El mundo visto desde Roma
Servicio diario - 9 de junio de 2010
Especial
Carta inédita de Pío XII a Roosevelt para evitar bombardeos a Roma
Santa Sede
El Papa mostró su satisfacción por el viaje a Chipre
Benedicto XVI a los cristianos de Oriente Medio: tened esperanza
El Papa a los católicos de Chipre: trabajad por la unidad de los cristianos
Llamamiento a los sacerdotes a la conversión al concluir su año
Cardenal Cañizares: “En el sacerdote, no hay lugar para una vida mediocre”
“El sacerdote, llamado a la nueva evangelización”
Encuentro sacerdotal en el Vaticano muestra “la belleza” del celibato
Fray Esteban Nehmé, próximo beato libanés
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Argentina: Organizaciones recogen firmas en defensa de la familia
España: Concentración ante el Tribunal Constitucional a favor de la vida
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Publicado un libro sobre “mártires olvidados” de la revolución mexicana
Audiencia del miércoles
Benedicto XVI: “He sentido en Chipre latir un solo corazón”
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Especial
Carta inédita de Pío XII a Roosevelt para evitar bombardeos a Roma
Aparecida en los archivos de los Caballeros de Colón
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Se ha publicado una carta, hasta ahora inédita, de Pío XII al presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, en la que pedía evitar los bombardeos contra Roma e Italia, pues esa nación se encontraba "completamente encadenada".La misiva se ha presentado en una exposición sobre los 90 años de la presencia en Roma de los Caballeros de Colón, albergada por los Museos Capitolinos, e inaugurada en la tarde de este miércoles por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado; Gianni Alemanno, alcalde de Roma; y el Caballero Supremo, Carl Anderson.
Pío XII escribió la carta a Roosevelt el 30 de agosto de 1943, después de las trágicas semanas que siguieron al primer bombardeo de Roma.
El Papa explicó al presidente que en esos momentos no tenía sentido discutir sobre qué política podría seguir Italia, pues no tenía ninguna capacidad de reacción.
La carta, escrita con tonos de imploración para evitar más lutos, se encontraba custodiada en el archivo de los Caballeros de Colón y ha sido publicada con titulares en primera página por "Il Messaggero", que la acompaña por un análisis de Franca Giansoldati, vaticanista de ese diario romano.
La carta está escrita tras el desembarque de los Aliados en Sicilia. "La capital se encontraba bajo shock por las consecuencias de 200 cazabombarderos en algunos barrios. El resultado era durísimo: tres mil muertos y once mil heridos".
Cuando la céntrica plaza de Roma de San Lorenzo fue bombardeada, el Papa salió del Vaticano para dar ánimos en ese mismo lugar con la población aterrorizada.
En este contexto devastador, Pío XII tomó papel y pluma para dirigirse personalmente a los Estados Unidos. Pedía que se ahorraran a Roma ulteriores bombardeos, evitando además golpear las estructuras eclesiásticas, que eran las únicas que seguían ofreciendo asistencia a la población.
No es casualidad el que la carta haya aparecido en los archivos de los Caballeros de Colón, el movimiento católico con el mayor número de miembros en el mundo, presente en Italia desde 1920 por voluntad de Benedicto XV.
"En el frente diplomático, la sede romana de los Caballeros de Colón, durante la guerra desempeñó un papel decisivo, llenando la ausencia de relaciones diplomáticas entre el Vaticano y los Estados Unidos", explica Giansoldati.
Publicamos la misiva que aprece en las páginas 156 y 157 del catálogo de la exposición sobre la historia de los Caballeros de Colón en Roma, que lleva por título "Everybody welcome, everything free", lema de esta comunidad cuando llegó a Italia por primera vez durante la primera guerra mundial.
* * *
Excelencia:
Los recientes acontecimientos han centrado naturalmente la atención del mundo sobre Italia y se ha dicho y escrito mucho sobre la política que podría o debería seguir el país según sus intereses. Demasiado. Tenemos miedo de que se haya dado por su puesto el que el país sea totalmente libre para seguir la política de su elección. Nos deseamos expresar a Su Excelencia que tenemos la convicción de que eso está muy alejado de la realidad. No Nos cabe la menor duda sobre el deseo de paz y su realización a través de la conclusión de la guerra, pero en presencia de fuerzas excepcionales que se oponen a esta solución, incluso a la declaración oficial de este deseo, Italia está totalmente encadenada, sin los medios necesarios para defenderse.
Si en estas circunstancias Italia se viera todavía obligada a soportar los golpes devastadores contra los que está prácticamente indefensa, Nos deseamos y rezamos para que los jefes militares hagan lo posible para ahorrar a los civiles inocentes, en particular a las iglesias e instituciones religiosas, las devastaciones de la guerra. Ya tenemos que contar con profundo dolor y pesar estas imágenes muy evidentes de las ruinas de las ciudades italianas más importantes y pobladas.
Pero el mensaje de garantía que nos ha dirigido Su Excelencia sostiene nuestra esperanza en que, incluso ante las experiencias más amargas, las iglesias y las casas construidas por la caridad cristiana para los pobres, los enfermos y los abandonados de la grey de Cristo, puedan sobrevivir al terrible ataque. Que Dios, en su piedad y amor misericordiosos escuche el llanto universal de sus hijos y les permita escuchar la voz de Cristo que grita: "¡Paz!".
Con alegría manifestamos nuevamente a Su Excelencia nuestros mejores y sinceros deseos.
Vaticano, 30 de Agosto de 1943
Pío PP XII
Artículo y traducción de Jesús Colina
Santa Sede
El Papa mostró su satisfacción por el viaje a Chipre
Ha sido un “acontecimiento histórico”, afirmó
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- “Gracias a Dios, esta visita pastoral ha ido muy bien, porque ha conseguido felizmente sus objetivos”. Así resumió el Papa Benedicto XVI su balance e impresiones de su reciente visita apostólica a Chipre.
Como es su costumbre después de un viaje apostólico, el Papa dedicó la siguiente Audiencia General a compartir con los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, los momentos más significativos.
De este viaje, el Pontífice destacó que “ya de por sí constituía un acontecimiento histórico; de hecho, nunca antes el Obispo de Roma se había dirigido a esa tierra bendecida por el trabajo apostólico de san Pablo y san Bernabé, y tradicionalmente considerada parte de Tierra Santa”.
En efecto, subrayó, este viaje a Chipre “por muchos, aspectos se pone en continuidad con los precedentes de Tierra Santa y Malta”.
De los diversos encuentros mantenidos, el Papa destacó la “cordial acogida” que le dispensaron todas las autoridades religiosas de la isla, y subrayó también su alegría por poder “abrazar con afecto fraterno” al arzobispo ortodoxo de Chipre, Crisóstomo II.
En Paphos, afirmó el Papa, “me sentí envuelto en una atmósfera que parecía casi la síntesis perceptible de dos mil años de historia cristiana. Los hallazgos arqueológicos allí presentes son el signo de una antigua y gloriosa herencia espiritual, que aún hoy mantiene un fuerte impacto sobre la vida del país”.
Respecto al encuentro en la escuela primaria “San Marón”, explicó que fue para él “ uno de los momentos más sugestivos del encuentro con la comunidad católica de Chipre, en sus componentes maronita y latina, y me ha permitido conocer de cerca el fervor apostólico de los católicos chipriotas”.
“Fue un momento alegre y de fiesta, animado por el entusiasmo de numerosos niños, chicos y jóvenes”, destacó.
El Papa manifestó su aprecio por las dos comunidades católicas presentes en la Isla, la de rito maronita y la de rito católico. De la primera subrayó su paciencia en las dificultades, a lo largo de la historia.
Los maronitas “fueron a menudo duramente probados para permanecer fieles a su específica herencia cristiana, cuyas memorias históricas y artísticas constituyen un patrimonio cultural para toda la humanidad”, afirmó.
En este sentido, subrayó, “fue particularmente significativa” la presencia de algunos católicos maronitas originarios de cuatro pueblos de la parte de la Isla bajo dominio turco, “donde los cristianos son un pueblo que sufre y espera; a ellos quise manifestar mi comprensión paterna por sus aspiraciones y dificultades”.
También se dirigió a los de rito latino, admirando su “compromiso apostólico” y su “actividad caritativa”.
“A todos, latinos y maronitas aseguré mi recuerdo en la oración, animándoles a dar testimonio del Evangelio también mediante un paciente trabajo de confianza legitima entre cristianos y no cristianos, para construir una paz duradera y una armonía entre los pueblos”.
“En la noble tierra chipriota he podido ver la obra apostólica de las diversas tradiciones de la única Iglesia de Cristo y he podido casi escuchar tantos corazones latir al unísono. Precisamente como afirmaba el tema del viaje: Un corazón, un alma".
Concluyó afirmando haber vuelto al Vaticano “con el alma llena de gratitud hacia Dios y con sentimientos de sincero afecto y estima por los habitantes de Chipre, de los cuales me he sentido escuchado y comprendido”.
“Que el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico, y anime en el mundo entero la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos el Evangelio de la verdad, del amor y de la paz”, añadió.
Benedicto XVI a los cristianos de Oriente Medio: tened esperanza
“No cedáis a la desilusión y a la tentación de emigrar”
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI aprovechó la Audiencia General de hoy, en la Plaza de San Pedro, para enviar un mensaje de aliento a los cristianos de Oriente Medio.
Durante su intervención, como es su costumbre después de un viaje apostólico, quiso reflexionar sobre su reciente peregrinación a Chipre y, especialmente, sobre la entrega del Instrumentum Laboris a los patriarcas y obispos católicos de Oriente Medio, de cara al Sínodo que tendrá lugar en octubre en Roma.
Este momento, tras la Misa celebrada en el Palacio de los Deportes Eleftheria de Nicosia, fue “seguramente el momento culminante del viaje”, subrayó.
En él “tomaron parte los patriarcas y obispos de las diversas comunidades eclesiales de Oriente Medio”, así como el pueblo, “entre cantos de júbilo y alabanza de una muchedumbre en fiesta, como dice el Salmo”.
En esa celebración, el Papa recordó su “llamamiento apremiante a todos los católicos de Oriente Medio para que, a pesar de las grandes pruebas y las bien conocidas dificultades, no cedan a la desilusión y a la tentación de emigrar”.
La presencia de los cristianos en Oriente Medio, afirmó el Papa, “constituye un signo insustituible de esperanza”.
“Les garanticé, y especialmente a los sacerdotes y a los religiosos, la afectuosa e intensa solidaridad de toda la Iglesia, como también la incesante oración para que el Señor les ayude a ser siempre presencia viva y pacificadora”.
De hecho, explicó, el tema de la Asamblea sinodal para Oriente Medio “habla de comunión y de apertura a la esperanza”.
“El importante acontecimiento se configura de hecho como una reunión de la cristiandad católica en ese área, en sus diversos ritos, pero al mismo tiempo como búsqueda renovada de diálogo y de valor para el futuro”.
Este Sínodo “estará acompañado por el afecto orante de toda la Iglesia, en cuyo corazón Oriente Medio ocupa un lugar especial, en cuanto que es precisamente allí donde Dios se ha dado a conocer a nuestros padres en la fe”.
También advirtió que la Asamblea será objeto de “la atención de otros sujetos de la sociedad mundial, especialmente de los protagonistas de la vida pública, llamados a operar con constante empeño para que esa región pueda superar las situaciones de sufrimiento y de conflicto que aún la afligen y de volver a encontrar finalmente la paz en la justicia”.
Por último, tuvo un recuerdo a monseñor Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal Turca, asesinato en la vigilia de su viaje a Chipre: “su muerte improvisa y trágica nos ha dejado doloridos y consternados”, añadió.
El Papa a los católicos de Chipre: trabajad por la unidad de los cristianos
Destaca la buena acogida por parte del arzobispo ortodoxo Crisóstomo II
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI destacó hoy la importancia de que los católicos de Chipre busquen el acercamiento con las demás confesiones cristianas y especialmente con los ortodoxos, como parte fundamental de su vocación en Oriente Medio.
Así lo hizo al dedicar a su balance del reciente viaje a esta isla mediterránea, durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, en presencia de miles de peregrinos de todo el mundo.
“Tras las huellas del Apóstol de los gentiles me he hecho peregrino del Evangelio, ante todo para reafirmar la fe de las comunidades católicas, minoría pequeña pero vivaz en la Isla, animándolas también a proseguir el camino hacia la unidad plena entre los cristianos, especialmente con los hermanos ortodoxos”.
En este sentido, subrayó la importancia del primero de los encuentros mantenidos, a su llegada a la Isla, en la iglesia de Santa Ciriaca Chrysopolitissa, lugar de culto ortodoxo abierto también a los católicos y a los anglicanos, ubicado dentro en el lugar arqueológico donde según la tradición fue flagelado san Pablo.
En esta celebración ecuménica, que el Papa definió como “conmovedora”, “con el arzobispo ortodoxo Crisóstomo II y los representantes de las comunidades armenia, luterana y anglicana, hemos renovado fraternalmente el recíproco e irreversible compromiso ecuménico”.
De hecho, durante su intervención, destacó el cordial recibimiento recibido del arzobispo, Su Beatitud Crisóstomo II, así como del Santo Sínodo, cuando acudió a su encuentro del sábado en la residencia del prelado ortodoxo.
“Durante el encuentro he constatado cuánto la Iglesia ortodoxa de Chipre está ligada a la suerte del pueblo chipriota”, subrayó.
Sin embargo, “este arraigo en la tradición no impide a la comunidad ortodoxa estar comprometida con decisión en el diálogo ecuménico en unión con la comunidad católica, animadas ambas por el sincero deseo de recomponer la comunión plena y visible entre las Iglesias de Oriente y de Occidente”, añadió.
“En la noble tierra chipriota he podido ver la obra apostólica de las diversas tradiciones de la única Iglesia de Cristo y he podido casi escuchar tantos corazones latir al unísono”, reconoció el Papa.
En este sntido, alabó el que la comunidad católica chipriota, en sus expresiones maronita, armenia y latina, “se esfuerce incesantemente en ser un solo corazón y una sola alma, tanto dentro de sí como en las relaciones cordiales y constructivas con los hermanos ortodoxos y con las demás expresiones cristianas”.
“A todos, latinos y maronitas aseguré mi recuerdo en la oración, animándoles a dar testimonio del Evangelio también mediante un paciente trabajo de confianza legitima entre cristianos y no cristianos, para construir una paz duradera y una armonía entre los pueblos”.
Llamamiento a los sacerdotes a la conversión al concluir su año
El cardenal Meisner les invita a acudir al sacramento de la confesión
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La primera jornada del encuentro internacional de sacerdotes más numeroso de la historia ha quedado marcada por el llamamiento a la conversión y a acercarse al sacramento de la Reconciliación con Dios.
Ante los diez mil presbíteros que ya han llegado a la ciudad eterna para participar en la clausura del Año Sacerdotal, el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, recordó que así como la "Iglesia siempre debe ser reformada" ("Ecclesia semper reformanda"), del mismo modo el obispo y el sacerdote "siempre debe ser reformado" ("semper reformandus").
En la meditación que ofreció en la mañana de este miércoles, antes de la celebración de la misa en la basílica romana de San Pablo Extramuros, reconoció que los sacerdotes, al igual que Pablo en el camino a Damasco, "tienen que caer de nuevo del caballo, para caer en los brazos de Dios misericordioso".
Por este motivo, "no es suficiente que en nuestro trabajo pastoral hacer correcciones sólo a las estructuras de nuestra Iglesia para que sea más atractiva. ¡No es suficiente! Lo que hace falta es un cambio de corazón, de mi corazón".
"Sólo un Pablo convertido pudo cambiar el mundo, no un ingeniero de estructuras eclesiásticas", aclaró al iniciar el congreso internacional de sacerdotes convocado por Benedicto XVI y organizado por la Congregación vaticana para el Clero, que culminará este viernes, día del Sagrado Corazón de Jesús, con una misa en la plaza de San Pedro del Vaticano en la que se esperan a unos quince mil presbíteros.
Importancia de la confesión
El cardenal Meisner reconoció que "una de las pérdidas más trágicas" que la Iglesia ha sufrido en la segunda mitad del siglo XX ha sido "la pérdida del Espíritu Santo en el sacramento de la Reconciliación".
La escasa participación en este sacramento, comentó, "constituye la raíz de muchos males en la vida de la Iglesia y en la vida del sacerdote".
"Cuando fieles cristianos me preguntan: '¿Cómo podemos ayudar a nuestros sacerdotes?', entonces siempre respondo: 'Id a confesaros con ellos'".
Según el purpurado alemán, "allí donde el sacerdote deja de confesar, se convierte en un agente social religioso" y "cae en una grave crisis de identidad".
"Un sacerdote que no se encuentra, con frecuencia, de un lado o del otro de la rejilla del confesionario, sufre daños permanentes para su alma y su misión".
"Un confesionario en el que está presente un sacerdote, en una iglesia vacía, es el símbolo más impresionante de la paciencia de Dios que espera".
Confirmación del amor de Dios
En el confesionario, continuó, "el sacerdote puede echar un vistazo a los corazones de muchas personas y de ahí surgen motivaciones, aliento, aspiraciones para el propio seguimiento de Cristo".
La confesión, observó el cardenal, "nos permite acceder a una vida en la que sólo se puede pensar en Dios".
"Ir a confesarse significa hacer que el amor de Dios sea algo más cordial, escuchar y experimentar eficazmente, una vez más, que Dios nos ama".
"Confesarse significa recomenzar a creer, y al mismo tiempo a descubrir que hasta ahora no nos hemos fiado de una manera suficientemente profunda de Dios y que, por este motivo, hay que pedir perdón".
Dada la importancia de la confesión, el purpurado consideró que desde su punto de vista "la madurez espiritual de un candidato al sacerdocio para recibir la ordenación sacerdotal se hace evidente en el hecho de que reciba regularmente --al menos una vez al mes-- el sacramento de la Reconciliación".
De hecho, en este sacramento se encuentra "al Padre misericordioso con sus dones más preciosos, es decir, su entrega, el perdón y la gracia", concluyó.
Por Roberta Sciamplicotti
Cardenal Cañizares: “En el sacerdote, no hay lugar para una vida mediocre”
Intervención en un congreso celebrado en Roma
ROMA, miércoles, 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- En el debate sobre el sacerdocio, es necesario reconocer "la indiscutible necesidad de que toda forma de existencia sacerdotal tenga un contenido profundo, nítido, vibrante y no adulterado: Cristo conocido, Cristo vivido, Cristo comunicado", considera el cardenal Antonio Cañizares Llovera.
El prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, intervino con estas palabras en el congreso "A imagen del Buen Pastor", que se celebró este martes en el Ateneo Pontificio "Regina Apostolorum" de Roma, en la víspera del congreso mundial de presbíteros que clausura el Año Sacerdotal.
Si en el fundamento del sacerdocio tiene que estar Cristo, aclaró, entonces "en el sacerdote no hay lugar para una vida mediocre".
"No debería haber lugar nunca y mucho menos en el momento actual, en el que es tan necesario mostrar la identidad de lo que somos y dar así razón de la esperanza que nos anima".
"El sacerdote debe ser como Cristo. Debe ser santo. La santidad sacerdotal no es un imperativo exterior, es la exigencia de lo que somos". De hecho, sin la santidad sacerdotal "todo se derrumba".
El Año Sacerdotal, bendición de Dios
Para el purpurado español, el Año Sacerdotal ha sido "un gran don, una bendición de Dios".
"En el futuro constataremos los frutos de la deseada renovación: la fuerza del Espíritu Santo renovador y santificador, impetrada con tanta oración y ayuno en todo lugar, no será vana si se muestra en un testimonio sacerdotal vigoroso y gozoso, renovado y evangélico, que contribuya a la tan necesaria renovación de la humanidad de nuestro tiempo", aseguró.
Si bien este año se ha celebrado "en medio de una tormenta mundial, en la que se ha manifestado la debilidad de sacerdotes", esto "no ofusca ni mucho menos el reconocimiento del inmenso don que representan los sacerdotes".
Los presbíteros, "presencia sacramental de Cristo, sacerdote y Buen Pastor de nuestra vida", "son de por sí un don de Dios a los hombres" y "ofrecen a Cristo en persona que es el Camino, la Verdad y la Vida, Luz que ilumina nuestros pasos, Amor que no tiene límites y que ama hasta el final".
"Nos anuncian y nos ofrecen su palabra, que es vida, fuerza de salvación para quienes creen, buena noticia que llena de esperanza; nos conceden de parte de Dios el perdón y la gracia de la reconciliación".
"En particular, nos dan a Dios, sin el cual no podemos nada y no podemos esperar nada. Son gesto y señal del amor irrevocable de Dios, que no abandona a los hombres".
"Los sacerdotes no son sólo algo conveniente para que la Iglesia 'funcione' bien; más bien hay que reconocer que los sacerdotes son necesarios simplemente para que la Iglesia exista".
Ejemplos de virtud
El cardenal expresó "admiración, reconocimiento y gratitud a los sacerdotes", recordando a los que le han ayudado "a ser lo que soy y que de ningún modo merezco ser: un sacerdote, sencilla y gozosamente un sacerdote".
"Doy las gracias, por ejemplo, a ese gran santo sacerdote de mi pueblo, durante 45 años, que entre las numerosas manifestaciones de su caridad de buen pastor fue capaz de dejar su casa a los apestados", "y cargó a espaldas a los muertos para darles digna sepultura".
"Doy las gracias al sacerdote ejemplar y apostólico que me llevó al seminario y me orientó a través de ese camino que ha llenado de alegría mi vida".
"Quiero dar las gracias a tantos sacerdotes que están dedicando toda su vida a las misiones, a los países más pobres y al servicio de los más pobres, de los que nadie se preocupa", "los numerosos sacerdotes que trabajan en el anonimato de las ciudades, que tienen que afrontar dificultades generadas por una corriente de secularización fortísima, y cambios de mentalidad debidos a una nueva cultura".
Su reconocimiento se extendió también a los presbíteros que "desempeñan su propia tarea y servicio pastoral en los suburbios y pueblos, que con frecuencia tienen la sensación de ser olvidados y estar aislados, de no saber qué hacer, pero que muestran siempre que Dios se encuentra en lo que es pequeño y en lo que no cuenta a los ojos del mundo".
"No os echéis para atrás ante el duro trabajo del Evangelio --dijo a los sacerdotes--. Nuestra vida sacerdotal vale la pena; somos necesarios. ¡Animo! ¡Adelante!".
"¡Amad vuestro sacerdocio! ¡Sed fieles hasta el final! Sabed ver en él ese tesoro evangélico por el que vale la pena darlo todo. Y a todos los demás pido reconocimiento, ayuda, comprensión, colaboración y oración por los sacerdotes".
“El sacerdote, llamado a la nueva evangelización”
Homilía del cardenal Cláudio Hummes en la clausura del Año Sacerdotal
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Este Año Sacerdotal quiere ser una ocasión para renovar en los sacerdotes la conciencia de su misión evangelizadora, afirmó el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en la homilía de la Misa con la que iniciaron hoy los actos de clausura de este Año, en la Basílica de San Juan de Letrán.
“El gran objetivo del Año Sacerdotal ha sido renovar en cada presbítero la conciencia y la actuación concreta de su verdadera identidad sacerdotal y de su específica espiritualidad con el fin de continuar de nuevo la misión en forma renovada”, afirmó el purpurado.
Ante los miles de presbíteros procedentes de todo el mundo y llegados a Roma para el Encuentro Internacional de la clausura, el cardenal Hummes afirmó la urgencia “de la misión ad gentes y la nueva evangelización misionera en las tierras ya evangelizadas”.
“Esto significa que es urgente levantarse e ir en misión. Es esto que el Espíritu Santo, en este encuentro internacional, quiere renovar en todos nosotros”, explicó.
“Debemos ser muy conscientes de la actual urgencia misionera. Sintámonos una vez más convocados por el Señor y enviados. Es necesario que nos levantemos y que vayamos en misión por todos los lugares”.
Por un lado, la “descristianización de los países de antigua evangelización”, por otro, “la nueva evangelización, que muchas veces deberá ser una verdadera primera evangelización, más allá del primer anuncio de Jesucristo en los países y en los ambientes en sentido estricto llamados tierras y ámbitos de misión ad gentes”.
El prefecto de la Congregación para el Clero recordó que “los medios para vivir y actuar su vocación y su misión, el presbítero los encuentra, sobre todo, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y en la oración”.
“El contacto diario con la Palabra de Dios, en particular, en la forma de la lectio divina y del estudio de la teología es indispensable para profundizar su adhesión a Jesucristo y alimentar el contenido de su evangelización”.
A su vez, la Eucaristía “es centro y culmen de la vida de la Iglesia y, de esta manera, de la vida del presbítero”.
Todo el ministerio del presbítero “está ordenado a la Eucaristía y parte de la Eucaristía para la misión. La misión busca de llevar nuevos discípulos a la mesa del Señor y de la mesa eucarística los discípulos parten de nuevo para la misión”, concluyó.
Encuentro sacerdotal en el Vaticano muestra “la belleza” del celibato
El cardenal Bertone a presbíteros de 70 países
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Los sacerdotes son hermanos de todo hombre y mujer, de este modo se explica "la belleza" del celibato, ha asegurado el cardenal Tarcisio Bertone SDB, ese miércoles por la tarde, en el Aula Pablo VI, en un encuentro de testimonios y reflexión dedicado a los presbíteros.Los sacerdotes "son esencialmente hermanos entre los hermanos, en los cuales reconocen el rostro de Cristo. Hermanos de toda persona, de los hombres y mujeres, a los que deben amar y servir con total entrega, sin ningún apego, sin buscar el propio interés", explicó el secretario de Estado de Benedicto XVI.
"Se comprende así la actualidad y la belleza del celibato --ha añadido--. Y en vosotros esta belleza resplandece ese amor incondicional que siempre ha sido sumamente valorado por la Iglesia, como signo y estímulo de la caridad y como un manantial especial de fecundidad e el mundo".
La Iglesia y la humanidad "tienen necesidad de sacerdotes de este temple, de auténticos 'profetas de un mundo nuevo', ese mundo que comenzó con la venida de Cristo, en continuo devenir, en continua formación", aseguró.
El encuentro, en el que participaron miles de sacerdotes procedentes de 70 países, tenía por tema "Sacerdotes hoy", y ha sido organizado por sacerdotes del Movimiento de los Focolares, del Movimiento de Schoenstatt, de la Renoación Carismática Católica Internacional, y de otros movimientos eclesiales.
En el encuentro, se escuchó el testimonio de un sacerdote de Irlanda sobre la fidelidad a la vocación en este país que tanto ha sufrido a causa de los escándalos provocados por sacerdotes. Un sacerdote alemán testimonió la manera en que ha podido superar el alcoholismo gracias a la ayuda de su comunidad.
Luego resonó el testimonio teológico del cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo de Chile, junto a la evocación de algunas páginas escritas por Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, y el padre Josef Kentenich, fundador de Schoenstatt.
El encuentro, que formaba parte de las celebraciones conclusivas del Año Sacerdotal que han comenzado este miércoles y continuarán el viernes, se dividió en tres momentos que buscaban presentar el perfil del sacerdote de hoy: hombre de Dios; hermano entre los hermanos en el único pueblo; profeta de un mundo nuevo.
Cada una de estas tres etapas fue introducida por pasajes de un vídeo del encuentro que mantuvo Benedicto XVI con sacerdotes el 25 de julio de 2005 en Aosta.
La intervención del cardenal Bertone cobró un carácter testimonial cuando reconoció que "en este tiempo, hemos tenido que cargar con el dolor por la infidelidad, en ocasiones grave, de algunos miembros del clero, que han tenido una influencia sumamente negativa en la credibilidad de la Iglesia".
Por este motivo, recordó, cuando Benedicto XVI conversó con los periodistas en el vuelo que le llevaba a Portugal habló "de una 'persecución' que nace dentro de la misma Iglesia" (Cf. 11 de mayo de 2010).
"De este dolor surge una toma de conciencia providencial --añadió Bertone citando la Carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda--: es necesario vivir 'una época de renacimiento y renovación espiritual', seguir 'con valentía el camino de la conversión, la purificación y la reconciliación', 'encontrar nuevos modos para transmitir a los jóvenes la belleza y la riqueza de la amistad con Jesucristo en la comunión de su Iglesia'".
Fray Esteban Nehmé, próximo beato libanés
Será beatificado el 27 de junio en Kfifan, en el Líbano
ROMA, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El venerable Esteban (en el siglo Youssef) Nehmé, religioso profeso de la orden libanesa de los maronitas, será beatificado el 27 de junio en el Líbano, en Kfifan, en una celebración presidida, en nombre del Papa, por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, monseñor Angelo Amato, SDB.
Fray Esteban era un hombre de oración y un “discípulo de la tierra”, esa tierra que para él era “escuela de santidad” y “fuente de espiritualidad”.
Nació en marzo de 1889 en la localidad de Léhféd-Jbeil y era el más pequeño de una familia de siete hijos.
Estudió en la escuela Nuestra Señora de las Gracias dirigida por la orden libanesa maronita, donde aprendió a leer y a escribir.
Se cuenta que un día, Youssef, que se encontraba en el campo haciendo pastar los animales de la granja de su padre, vio un pequeño tejón entrar en una gruta subterránea.
Tras notar la presencia de rastros de agua, empezó a cavar y vio el agua brotar del fondo de la gruta hasta formar una fuente. Actualmente esta fuente se conoce como la “fuente del tejón”.
En 1905, dos años después de la muerte de su padre, entró en el noviciado de la orden libanesa maronita, en el monasterio de los santos Cipriano y Justina de Kfifan.
El 23 de agosto de 1907 pronunció sus votos de monje, tomando el nombre de Esteban, nombre del santo patrón de su localidad natal.
Convertido en fraile, Esteban pasó su vida en diversos monasterios de la orden, trabajando en el campo y los jardines, y consagrándose a diversos trabajos de carpintería y de construcción.
Siempre y en todas partes sabía transmitir a sus hermanos la Buena Nueva, gracias a una intensa vida de oración, fiel a las constituciones y a la espiritualidad de la orden.
Su espíritu generoso, su prudencia de juicio y su compasión por las dificultades de los demás, le hicieron merecer el respeto y el amor de sus colaboradores.
En la espiritualidad de fray Esteban emerge la conciencia de la presencia constante del Señor en cada instante de su vida, que él mismo resumía repitiendo a menudo: “Dios me ve”.
En las adversidades de la Primera Guerra Mundial, supo cargar la cruz, renunciando a sí mismo y siguiendo al Señor con confianza y valentía.
Toda su vida puede definirse como un gran acto de amor, un don total de todo su ser a Dios y una peregrinación ininterrumpida hacia el cielo.
Murió el 30 de agosto de 1938 a la edad de 49 años y fue enterrado en el monasterio de Kfifan, donde su cuerpo permanece intacto.
El Papa Benedicto XVI reconoció sus virtudes heroicas el 17 de diciembre de 2007. Tras los santos Charbel, Rafqa y Nimatullah, éste es el cuarto hijo de la orden libanesa maronita que será proclamado beato.
Mundo
Argentina: Organizaciones recogen firmas en defensa de la familia
Ante la ley que permite el “matrimonio homosexual”
BUENOS AIRES, miércoles, 9 junio 2010 (ZENIT.org).- La Cámara de Diputados del Congreso de Argentina aprobó una ley que permite el matrimonio de homosexuales incluyendo la posibilidad de adoptar de los mismos. Actualmente el Senado discute la media sanción. Distintas organizaciones presentarán con miles de adhesiones una Declaración Ciudadana por la Vida y la familia.
La Declaración Ciudadana por la Vida y la Familia señala que los firmantes se adhieren a una serie de “principios y valores fundamentales para la convivencia social”.
La primera parte de la Declaración está dedicada a la dignidad de la vida humana que “debe ser protegida sin distinciones de ningún tipo desde su concepción hasta la muerte natural”.
En su segunda parte, la Declaración afirma que “el Estado y la sociedad tienen el deber de proteger el matrimonio, comunidad de vida y amor entre un varón y una mujer”.
“El matrimonio –añade- se funda en el vínculo, libre, permanente y exclusivo entre un varón y una mujer, en orden a la ayuda mutua y a la procreación y educación de los hijos. Conforma un auténtico bien para la sociedad. El vínculo matrimonial responde a un dato fundamental de la realidad humana: su condición sexuada. No es fruto del arbitrio humano, ni se puede reconfigurar según las épocas, culturas o intereses de grupos particulares”.
Indica también que “la íntima vinculación entre amor y vida que caracteriza al matrimonio, y que da origen a la familia, hace de él una realidad de una enorme relevancia social. El matrimonio es el ámbito privilegiado donde no sólo se genera la vida humana, sino también se la acoge, gesta, fortalece y humaniza. Allí la persona se capacita para entablar vínculos interpersonales y para desempeñarse en la sociedad desplegando sus dones y capacidades”.
“El matrimonio –añade- es una institución social con perfiles jurídicos precisos. Cumple con vitales funciones sociales, por lo que merece protección del Estado. Las uniones entre personas del mismo sexo son esencialmente distintas e incompatibles con la institución matrimonial fundada en la unión de varón y mujer. Tales uniones no prestan la misma función social ni pueden ser equiparadas al matrimonio”.
La Declaración recuerda que “la Constitución Nacional promueve la familia fundada en el matrimonio (cf. artículos 14 bis y 20 de la Constitución Nacional). A la luz de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, la noción constitucional de matrimonio refiere a la unión de varón y mujer. Cualquier modificación del Código Civil (art. 172) que eliminara el requisito de heterosexualidad para la celebración del matrimonio sería inconstitucional”.
Indica también que “las funciones sociales del matrimonio suponen una responsabilidad para sus miembros, en la que deberían ser ayudados por la sociedad. La autoridad civil, ha de considerar como deber prioritario el reconocimiento de la verdadera naturaleza del matrimonio y la familia. Es necesario desarrollar políticas tendientes a fortalecer y ayudar a la perdurabilidad de los lazos. El matrimonio debe ser protegido y ayudado con políticas de fomento, seguridad social, económicas y tributarias (Art. 14 bis CN y Tratados Internacionales concordantes)”.
Afirma que “los niños tienen derecho a crecer en una familia fundada en la unión estable entre varón y mujer y a ser educados según las convicciones de sus padres”.
“La familia integrada por un padre y una madre –añade- es el mejor ámbito para el desarrollo pleno del niño. Con ese fin el Estado ha de adoptar medidas de promoción y consolidación del matrimonio. Es importante establecer redes de contención para las parejas en conflicto y ayudar a los padres para que puedan ellos a su vez estar a la altura del don maravilloso de la paternidad y maternidad”.
La Declaración señala que “el niño tiene derecho a ser educado por su padre y su madre, quienes a su vez, tienen la responsabilidad de guiar la educación de sus hijos conforme a sus convicciones. La Constitución Nacional y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos reconocen la responsabilidad primaria e indelegable del padre y la madre en lo concerniente a la educación de sus hijos (cf. artículo 75 inc. 19 Constitución Nacional y tratados con jerarquía constitucional)”.
“En los casos en que, por diversas circunstancias debidamente justificadas –añade--, el niño se encuentra en situación de desamparo, la adopción se presenta como una institución privilegiada para garantizar al niño su derecho a crecer en el seno de una familia formada por un padre y una madre. La pretensión de adopción por parte de dos personas del mismo sexo desdibuja la finalidad de esta institución, que deja de estar en función del interés superior del niño”.
Ante las situaciones de particular vulnerabilidad de la niñez y la familia –concluye la Declaración--, “es necesario el apoyo de la sociedad y la autoridad política, a fin de garantizar la dignidad y derechos fundamentales de cada ser humano”.
Para adherirse a la Declaración: http://www.uca.edu.ar/index.php/formularios/declaracion_ciudadana/es/universidad/facultades/buenos-aires/matrimonio-y-familia/declaracion-ciudadana-por-la-vida-y-la-familia/.
Por Nieves San Martín
España: Concentración ante el Tribunal Constitucional a favor de la vida
El 3 de julio, ante la entrada en vigor de la ley del aborto
MADRID, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Más de sesenta entidades han convocado una concentración ante el Tribunal Constitucional el próximo 3 de julio, ante la entrada en vigor de la nueva ley del aborto.
Los manifestantes pedirán al Tribunal Constitucional que resuelva urgentemente los recursos presentados contra esta ley y, mientras tanto, suspenda cautelarmente la entrada en vigor de la ley, informó a ZENIT una de las entidades convocantes, la Federación Española de Asociaciones Provida.
El lema de la concentración -¡25 bastan!- expresa el rechazo al aborto, despenalizado en España bajo tres supuestos el 25 de julio de 1985 y más facilitado con la nueva ley que entra en vigor el 5 de julio.
“Basta de legitimar la muerte de inocentes, basta de que la discapacidad sea equivalente a pérdida del derecho a la vida, basta de que la mujer embarazada se sienta abandonada y empujada al aborto o que tenga sólo la ayuda de unos voluntarios que no son apoyados por las instituciones públicas”, señalaron los convocantes.
Y añadieron: “Basta de que haya quien se lucre con el sufrimiento ajeno y con total impunidad, basta de disfrazar la verdad con eufemismos y mentiras”.
Según los convocantes, esta nueva ley “tiene claros indicios de ser inconstitucional y si así se declara, el daño es irreversible, ya que las vidas humanas no pueden recuperarse ni las mujeres borrar de sus vidas las secuelas que deja el aborto”.
La concentración servirá también para pedir apoyo institucional para las mujeres embarazadas en dificultades y la valoración de la maternidad como un valor personal y social.
También se pedirá “ayuda institucional para la curación del síndrome postaborto de las personas que lo sufren”, indica un comunicado publicado tras la rueda de prensa de presentación de la convocatoria, celebrada este martes en Madrid.
Entre otras peticiones, se exigirá al Gobierno “que no instrumentalice la escuela al servicio de la difusión de su peculiar y perversa ideología sobre la sexualidad y que respete el derecho de los padres a educar en libertad a sus hijos en esta materia”.
La concentración está prevista para el sábado 3 de Julio a las 12 h en la calle Doménico Scarlatti de Madrid. Según los convocantes, en manos del Tribunal Constitucinal está “exigir al legislador el pleno respeto del artículo 15 de la Constitución, que dice que todos tienen derecho a la vida”.
Entre las entidades que se han unido a la convocatoria se encuentran ADEVIDA, la Asociación Católica de Propagandistas, la Asociación Sanitaria Democrática, el Centro Jurídico Tomás Moro, el Consejo de Laicos de Madrid, E-Cristians, el Foro Español de la Familia y SOS Familia.
Entrevistas
Publicado un libro sobre “mártires olvidados” de la revolución mexicana
La mayor parte, mujeres católicas
ROMA, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org – El Observador).- El Padre Luis Alfonso Orozco es un especialista en la historia de México. Nacido en León, Guanajuato, fue ordenado sacerdote en 1996. Pertenece a la congregación de los Legionarios de Cristo. Hizo su tesis doctoral sobre el tema del martirio en México durante la persecución religiosa de la primera mitad del siglo XX. Acaba de publicar “Héroes sin gloria. Semblanzas de algunos mártires y heroínas de nuestro tiempo” (Librosenred.com, 2010).
-Padre Luis Alfonso, ¿existen héroes sin gloria?
P. Luis Alfonso Orozco: Se trata de personas ejemplares cuyas vidas no las registra la historia oficial, pero que merecen ser contadas por el admirable testimonio de su fortaleza, de su fe y por lo que hicieron en bien del prójimo. La gloria humana vale bien poco delante de los méritos que obtiene el mártir o los santos, que ya se encuentran en el cielo, pero a todos nos ayuda conocer sus ejemplos de vida para estimularnos en la conquista de la virtud. En todas las épocas los héroes con o sin gloria siempre nos han estimulado en la lucha por el bien.
-Entonces, ¿cuál es el fin del volumen que acaba de publicar?
P. Luis Alfonso Orozco: Dar a conocer las historias de estas personas, en particular de algunas mujeres valientes, cuyos actos heroicos son casi desconocidos al gran público. Ponerlas ante los ojos del lector para que conozca unos hechos de vida muy positivos, donde el amor a Dios y al prójimo triunfan por encima de los peligros y de la desmedida atención que tantas veces prestamos a lo que nos ocurre en este mundo.
-En su libro, se nota un gran aprecio hacia la mujer. La mayoría de casos de martirio y de comportamientos heroicos que usted. narra se refieren a mujeres de México. ¿Por qué esta opción?
P. Luis Alfonso Orozco: México es el país de América que cuenta con más beatos y santos, pero de ellos sólo hay una mujer ya canonizada, santa María de Jesús Venegas de la Torre (conocida como la “Madre Naty”). Casi siempre se habla en los libros y narraciones acerca de mártires o de héroes, pero en cambio a la mujer se le tiene casi en el olvido. Yo he querido rescatar algunas de esas historias poco conocidas sobre heroínas y mártires, que son mujeres mexicanas grandes por su amor a Dios y al prójimo. Son recientes, vivieron durante el siglo pasado y llevan nuestros mismos apellidos, pero se les conoce poco.
-Hay una historia que destaca por su belleza humana: el caso de María Romo (“Quica”), hermana de santo Toribio Romo. ¿Qué encuentra usted en Quica para incluirla entre los héroes sin gloria?
P. Luis Alfonso Orozco: La grandeza humana que está detrás de la sencillez y discreción de Quica. Si Toribio Romo y su hermano Román llegaron al sacerdocio, humanamente en buena parte se debe a la abnegación oculta y desinteresada de María “Quica”, su hermana mayor, quien se sacrificó para ayudarles. Acostumbrada como estaba a la austeridad y pobreza de su rancho natal, Quica no pensaba en sí misma sino en cómo amar a Dios y ayudar a sus semejantes. Las virtudes cristianas eran en ella valores sociales, pues dichos valores se respiraban de modo natural en las familias numerosas y católicas de entonces.
Ayudó a sus hermanos menores a llegar al sacerdocio y continuó ayudando a seminaristas pobres hasta su santa muerte en Guadalajara, en 1959. La vocación de esta admirable mujer fue de ser hermana de dos sacerdotes, uno de ellos mártir y santo, y madrina de muchos seminaristas en su camino hacia el sacerdocio. Es una historia que merece ser contada, valorada. Los restos mortales de María “Quica” Romo descansan junto a los de su hermano Toribio, en la capilla de Santa Ana de Guadalupe, Jalisco.
-De las otras historias que Ud. narra, ¿cuál es la que más le ha impresionado y por qué?
P. Luis Alfonso Orozco: La historia de Candelaria Borjas y María Ortega, dos jóvenes colimenses que fueron miembros de las Brigadas Santa Juana de Arco, porque la suya es una historia martirial de heroísmo y de fidelidad a Dios y a sus conciencias. Nuevamente aquí tenemos el caso de dos valientes muchachas cuyos nombres son casi desconocidos; ellas han pasado por la historia “sin gloria” humana, pero al hacerles un justo homenaje en este libro se propone su testimonio como modelo de vida y virtud para los jóvenes de hoy, que afrontan retos y desafíos para la fe similares a los de ayer.
-Para las celebraciones de este año 2010 en México, año en que se celebra el bicentenario de la Independencia y el centenario de la revolución de 1910, ¿qué puede ofrecer su libro?
P. Luis Alfonso Orozco: Al menos unos pocos datos fehacientes para recuperar la memoria sobre personajes que no gozando de reconocimiento oficial –“sin gloria”—vivieron la aventura de su vida con amor, fueron fieles a Dios y sirvieron desinteresadamente a su prójimo, durante las duras circunstancias que les cupo vivir pues eran los años de la persecución religiosa. Los ejemplos positivos siempre nos estimulan en el camino y nos alientan en las luchas y trabajos que a cada quien nos toca afrontar. Grandes calamidades padeció México durante los años de la revolución, pero también vivieron cristianos valientes que estuvieron a la altura de las circunstancias y dejaron una huella de amor y fe.
-Y para la juventud, ¿qué enseñanza dejan los “héroes sin gloria” que aparecen en el libro?
P. Luis Alfonso Orozco: Su lectura interesante vale para todos los públicos, pero de manera particular desearía que llegue a las manos de los jóvenes, para que conozcan algunos ejemplos de vida cercanos a ellos y les estimulen en el camino hacia la virtud. Los jóvenes y quienes tienen corazón joven son los constructores del futuro de una nación.
(Para adquirir el libro, http://tinyurl.com/2g8o6nl).
Por Jaime Septién
Audiencia del miércoles
Benedicto XVI: “He sentido en Chipre latir un solo corazón”
Hoy durante la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la intervención del Papa Benedicto XVI, hoy durante la Audiencia General, en la que habló sobre su viaje a Chipre ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
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Queridos hermanos y hermanas
Hoy deseo detenerme sobre mi viaje apostólico a Chipre, que por muchos aspectos se pone en continuidad con los precedentes de Tierra Santa y Malta. Gracias a Dios, esta visita pastoral ha ido muy bien, porque ha conseguido felizmente sus objetivos. Ya de por sí constituía un acontecimiento histórico; de hecho, nunca antes el Obispo de Roma se había dirigido a esa tierra bendecida por el trabajo apostólico de san Pablo y san Bernabé, y tradicionalmente considerada parte de Tierra Santa. Tras las huellas del Apóstol de los gentiles me he hecho peregrino del Evangelio, ante todo para reafirmar la fe de las comunidades católicas, minoría pequeña pero vivaz en la Isla, animándolas también a proseguir el camino hacia la unidad plena entre los cristianos, especialmente con los hermanos ortodoxos. Al mismo tiempo, he querido abrazar idealmente a todas las poblaciones medioorientales y bendecirlas en el nombre del Señor, invocando de Dios el don de la paz. Experimenté una cordial acogida, que se me reservó en todas partes, y aprovecho con agrado esta ocasión para expresar nuevamente mi viva gratitud en primer lugar al arzobispo de Chipre de los maronitas, monseñor Joseph Soueif, y a Su Beatitud monseñor Fouad Twal, en unión con sus colaboradores, renovando a cada uno mi aprecio por su acción apostólica. Mi sentido reconocimiento va también al Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa de Chipre, especialmente a Su Beatitud Crisóstomo II, arzobispo de Nueva Justiniana y de toda Chipre, a quien tuve la alegría de abrazar con afecto fraterno, como también al Presidente de la República, a todas sus Autoridades civiles y a cuantos de varias formas se han prodigado laudablemente para el éxito de esta visita pastoral mía.
Ésta comenzó el 4 de junio en la antigua ciudad de Paphos, donde me sentí envuelto en una atmósfera que parecía casi la síntesis perceptible de dos mil años de historia cristiana. Los hallazgos arqueológicos allí presentes son el signo de una antigua y gloriosa herencia espiritual, que aún hoy mantiene un fuerte impacto sobre la vida del país. Ante la iglesia de Santa Ciriaca Chrysopolitissa, lugar de culto ortodoxo abierto también a los católicos y a los anglicanos, ubicado dentro del sitio arqueológico, tuvo lugar una conmovedora celebración ecuménica. Con el arzobispo ortodoxo Crisóstomo II y los representantes de las comunidades armenia, luterana y anglicana, hemos renovado fraternalmente el recíproco e irreversible compromiso ecuménico. Estos sentimientos manifesté sucesivamente a Su Beatitud Crisóstomo II en el cordial encuentro en su residencia, durante el cual he constatado cuánto la Iglesia ortodoxa de Chipre está ligada a la suerte de ese pueblo, conservando devota y agradecida memoria del arzobispo Macario III, comúnmente considerado padre y benefactor de la nación, al cual quise yo también rendir homenaje deteniéndome brevemente ante el monumento que lo representa. Este arraigo en la tradición no impide a la comunidad ortodoxa estar comprometida con decisión en el diálogo ecuménico en unión con la comunidad católica, animadas ambas por el sincero deseo de recomponer la comunión plena y visible entre las Iglesias de Oriente y de Occidente.
El 5 de junio, en Nicosia, capital de la Isla, comencé la segunda etapa del viaje dirigiéndome en visita al Presidente de la República, que me acogió con gran cortesía. Al encontrar a las Autoridades civiles y el Cuerpo diplomático, reafirmé la importancia de fundar la ley positiva sobre los principios éticos de la ley natural, con el fin de promover la verdad moral en la vida pública. Ha sido un llamamiento a la razón, basado en los principios éticos y lleno de implicaciones exigentes para la sociedad de hoy, que a menudo ya no reconoce la tradición cultural sobre la que está fundada.
La Liturgia de la Palabra, celebrada en la escuela primaria “San Marón”, representó uno de los momentos más sugestivos del encuentro con la comunidad católica de Chipre, en sus componentes maronita y latina, y me ha permitido conocer de cerca el fervor apostólico de los católicos chipriotas. Éste se expresa también mediante la actividad educativa y asistencial con decenas de estructuras, que se ponen al servicio de la colectividad y son apreciadas por las autoridades gubernamentales, como también por toda la población. Fue un momento alegre y de fiesta, animado por el entusiasmo de numerosos niños, chicos y jóvenes. No faltó el aspecto de la memoria, que hizo perceptible de forma conmovedora el alma de la Iglesia maronita, la cual celebra precisamente este año los 1600 años de la muerte de su Fundador san Marón. Al respecto, fue particularmente significativa la presencia de algunos católicos maronitas originarios de cuatro pueblos de la Isla donde los cristianos son un pueblo que sufre y espera; a ellos quise manifestar mi comprensión paterna por sus aspiraciones y dificultades.
En esa misma celebración pude admirar el compromiso apostólico de la comunidad latina, guiada por la solicitud del Patriarca latino de Jerusalén y por el celo pastoral de los Frailes Menores de Tierra Santa, que se ponen al servicio de la gente con generosidad perseverante. Los católicos de rito latino, muy activos en el ámbito caritativo, reservan una atención especial hacia los trabajadores y los más necesitados. A todos, latinos y maronitas aseguré mi recuerdo en la oración, animándoles a dar testimonio del Evangelio también mediante un paciente trabajo de confianza legitima entre cristianos y no cristianos, para construir una paz duradera y una armonía entre los pueblos.
Quise repetir la invitación a la confianza y a la esperanza en el transcurso de la Santa Misa, celebrada en la parroquia de la Santa Cruz en presencia de los sacerdotes, de las personas consagradas, de los diáconos, de los catequistas y de los exponentes de asociaciones y movimientos laicales de la Isla. Partiendo de la reflexión sobre el misterio de la Cruz, dirigí un llamamiento apremiante a todos los católicos de Oriente Medio para que, a pesar de las grandes pruebas y las bien conocidas dificultades, no cedan a la desilusión y a la tentación de emigrar, en cuanto que su presencia en la región constituye un signo insustituible de esperanza. Les garanticé, y especialmente a los sacerdotes y a los religiosos, la afectuosa e intensa solidaridad de toda la Iglesia, como también la incesante oración para que el Señor les ayude a ser siempre presencia viva y pacificadora.
Seguramente el momento culminante del viaje apostólico fue la entrega del Instrumentum Laboris de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos. Este acto tuvo lugar el domingo 6 de junio, en el Palacio de Deportes de Nicosia, al término de la solemne Celebración eucarística, en la que tomaron parte los patriarcas y obispos de las diversas comunidades eclesiales de Oriente Medio. La participación del Pueblo de Dios fue nutrida, “entre cantos de júbilo y alabanza de una muchedumbre en fiesta”, como dice el Salmo (42,5). Hicimos experiencia concreta de ello, también gracias a la presencia de muchos inmigrantes, que forman un grupo significativo en la población católica de la Isla, donde se han integrado sin dificultad. Juntos rezamos por el alma del llorado obispo monseñor Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal Turca, cuya muerte improvisa y trágica nos ha dejado doloridos y consternados.
El tema de la Asamblea sinodal para Oriente Medio, que tendrá lugar en Roma el próximo mes de octubre, habla de comunión y de apertura a la esperanza: "La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio". El importante acontecimiento se configura de hecho como una reunión de la cristiandad católica en ese área, en sus diversos rito, pero al mismo tiempo como búsqueda renovada de diálogo y de valor para el futuro. Por tanto, estará acompañado por el afecto orante de toda la Iglesia, en cuyo corazón Oriente Medio ocupa un lugar especial, en cuanto que es precisamente allí donde Dios se ha dado a conocer a nuestros padres en la fe. No faltará, con todo, la atención de otros sujetos de la sociedad mundial, especialmente de los protagonistas de la vida pública, llamados a operar con constante empeño para que esa región pueda superar las situaciones de sufrimiento y de conflicto que aún la afligen y de volver a encontrar finalmente la paz en la justicia.
Antes de despedirme de Chipre pude visitar la catedral maronita de Nicosia – donde estaba presente también el cardenal Pierre Nasrallah Sfeir, patriarca de Antioquía de los maronitas. Renové mi sincera cercanía y mi ferviente comprensión a cada comunidad de la antigua Iglesia maronita dispersa en la Isla, a cuyas orillas los maronitas llegaron en varios periodos y fueron a menudo duramente probados para permanecer fieles a su específica herencia cristiana, cuyas memorias históricas y artísticas constituyen un patrimonio cultural para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, he vuelto al Vaticano con el alma llena de gratitud hacia Dios y con sentimientos de sincero afecto y estima por los habitantes de Chipre, de los cuales me he sentido escuchado y comprendido. En la noble tierra chipriota he podido ver la obra apostólica de las diversas tradiciones de la única Iglesia de Cristo y he podido casi escuchar tantos corazones latir al unísono. Precisamente como afirmaba el tema del viaje: “Un corazón, un alma". La comunidad católica chipriota, en sus expresiones maronita, armenia y latina, se esfuerza incesantemente en ser un solo corazón y una sola alma, tanto dentro de sí como en las relaciones cordiales y constructivas con los hermanos ortodoxos y con las demás expresiones cristianas. Que el pueblo chipriota y las demás naciones de Oriente Medio, con sus gobernantes y los representantes de las distintas religiones, puedan construir juntos un futuro de paz, de amistad y de fraterna colaboración. Y oramos para que, por intercesión de María Santísima, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico, y anime en el mundo entero la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos el Evangelio de la verdad, del amor y de la paz.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
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¡Gran celebración en Querétaro, México.
La ciudad de Querétaro en México, se vestirá de fiesta la semana del 12 al 18 de julio.
El día 12 de julio dará inicio el XXXIII Retiro Nacional de Sacerdotes, con la participación del Cardenal Oscar Rodríguez Madariaga.
La celebración Eucarística del 16 de julio, para finalizar el Retiro Sacerdotal, será también el inicio del festejo del XXV Jubileo del Encuentro Nacional de Jóvenes en el Espíritu Santo, donde se espera la participación de 20,000 jóvenes.
¡Sacerdote!¡Joven! No puedes faltar a esta fiesta en el Señor.
Para mayor información ingrese a la página http://www.renovacion.com.mxhttp://www.renovacion.com.mx/index_archivos/Page2289.htm
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