17.09.10

El Ministro Gabilondo tiene razón

A las 10:56 AM, por Luis Fernando
Categorías : Cristianos en la vida pública, Actualidad, Sociedad siglo XXI
 

El Ministro de Educación ha dicho que “no hay asuntos educativos exclusivos de la familia” porque la educación afectiva, de sentimientos, sexual, “la tenemos que hacer conjuntamente entre las familias y la comunidad educativa“. Y yo creo que tiene razón. Efectivamente, dado que nuestros hijos pasan una gran parte de sus vidas en los centros escolares, es necesario que los mismos sean instrumentos eficaces para su educación. Es decir, en el colegio no sólo deben aprender conocimientos, sino también a convivir en grupo, a respetar al prójimo, etc.

Ahora bien, la Constitución española dice lo siguiente en su artículo 27.3: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones“. Es decir, aunque la comunidad educativa debe de contribuir a la educación de nuestros hijos, dicha educación no puede moverse ni medio milímetro de los valores que nosotros queremos para ellos. Si el Estado pretende dictaminar cuál es la formación moral que deben recibir nuestros niños en cuestiones como la sexualidad, está vulnerando nuestro derecho constitucional. De hecho, el artículo 26.3 de la Declaración de los Derechos Humanos dice que “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos“.

El problema es que el socialismo que nos gobierna tiene alma dictatorial, alma totalitaria, alma masónica, alma anticlerical, alma anticristiana. Zapatero y los suyos no están dispuestos a que los padres cristianos tengan la última palabra en la educación de sus hijos en temas como las relaciones sexuales, el aborto, el divorcio, el matrimonio gay, la ideología de género, etc. A ellos no les basta con imponernos sus leyes. Quieren dominar nuestras almas y, sobre todo, las almas de nuestros hijos.

Ante semejante panorama, el camino que queda debería ser el de la rebelión civil. Debería, sí, pero no será. Gran parte de los centros educativos en España están en manos de órdenes religiosas católicas. Unos cuantos incluso en manos de las diócesis. Sólo los ingenuos pueden pensar que esos centros van a oponerse al totalitarismo socialista. En primer lugar, porque en no pocos casos, los responsables de esos colegios no están del todo en desacuerdo con el ideario socialista. En segundo lugar, porque el concierto económico los tiene secuestrados. Hay miedo a perderlo si se planta cara de verdad al totalitarismo zapateril.

Conclusión. A menos que no se produzca una reacción radical desde la jerarquía católica española que, por esta y por otras razones, denuncie sin ambages la ilegitimidad del actual sistema político que sufrimos en España, imponga a la escuela católica una línea pastoral clara y rotunda de oposición al totalitarismo socialista y haga un llamamiento nítido y claro a los católicos españoles a luchar hasta el fin para defender nuestros derechos y nuestros valores, el mal seguirá avanzando a buen paso, de manera que antes de que nos demos cuenta, la educación de nuestros hijos estará totalmente en manos de los enemigos de Cristo y de la Cruz. Sinceramente me gustaría equivocarme, pero creo que eso, y no otra cosa, es lo que ocurrirá. Los padres católicos objetores a EpC, abandonados a su suerte, salvo excepciones, por los pastores que en su día les animaron a objetar, saben bien de lo que hablo.

Luis Fernando Pérez