28.09.10

20% de los gays tienen sida

 

Noticias tremendas y descorazonadoras.

  • El día 23 de septiembre, el CDCCenters for Disease Control and Prevention, Centros para el Control de Enfermedades y Prevención—, publicaba un estudio de epidemiología del SIDA en la 21 principales ciudades de USA: el 20% de los varones homosexuales tienen SIDA.

    No sólo eso. Suponen más de la mitad de nuevos enfermos, y teniendo en cuenta el ínfimo porcentaje de la población que representan, arroja un dato pavoroso que conmociona a los homosexualistas más recalcitrantes.

  • Exactamente dos semanas antes, The Lancet, publicaba otro demoledor estudio de incidencias, que alerta alarmantemente de países como Francia, en el que «la transmisión del VIH afecta desproporcionadamente a ciertos grupos de riesgo, y parece estar fuera de control en la población de homosexuales». Certifica, una vez más, que también allí la mitad de los nuevos casos de SIDA se dan entre varones homosexuales.

Los hechos son lo suficientemente elocuentes como para que el «colectivo» homosexualista afronte la realidad de sus actos de una vez, y no propongan medidas tan peregrinas como criminalizar a los seropositivos —dos tercios de los varones homosexuales estadounidenses están a favor—. Siento lo de «colectivo», así se autodenominan.

Sólo dos breves consideraciones colaterales:

  1. Batalla del lenguaje. El lobby homosexualista es maestro en la manipulación del lenguaje. En el estudio del CDC, a los sodomitas, que siempre son considerados orgullosamente como «gays» ahora no son más que: «hombres que tienen sexo con hombres» (MSM, men who have sex with men, y así, abreviado, para que pase desapercibido). Enternecedor, ¡qué puristas!,…¡qué jetas!. Pero así está en su manual, disociar el término de gay con situaciones poco guays.

    Está todo escrito en el vademecum homosexualista After the Ball (Kirk & Madsen, 1989) y en la teoría de las distancias cognitivas. El primer nombre propuesto para el SIDA, en 1982, era GRID (Gay-related immune deficiency). La Gay Men's Health Crisis (GMHC), con puras técnicas de «gaystapo», consiguió intimidar a la comunidad científica para que no prosperase la denominación.

    Desgraciadamente el virus no habla y los hechos son los que son.

  2. La culpa de la Iglesia. El lobby homosexualista se caracteriza por criminalizar calumniosamente a la Iglesia como propagadora del SIDA por «oponerse» a los preservativos. Deberían hacérselo mirar. Que alguien a estas alturas de la película, crea que la propagación del sida entre los homosexuales, se debe a la extraordinaria adhesión a las enseñanzas del Evangelio, es de chiste.

    La propuesta AB (abstinencia y fidelidad) de la Iglesia es siempre la más eficaz, pero en este caso de modo absoluto. Pero, claro, una persona con inclinaciones homosexuales que decide ser casto (como recuerda el Catecismo), para los «gay-guay» no es más que un reprimido.